Alyssa Pukkila, defensora de los estudiantes con discapacidades de aprendizaje: Estadísticamente, los niños con discapacidades de aprendizaje tienen más probabilidades de recurrir a las drogas y el alcohol para automedicarse. 

Por DEVIN WEEKS/ dweeks@cdapress.com

Conozca a Alyssa Pukkila, una apasionada defensora de los estudiantes con discapacidades de aprendizaje. Su impulso para comprender cómo aprende el cerebro y la neurociencia detrás de esos procesos le da una perspectiva única sobre la educación que pone a Post Falls en el mapa de la educación innovadora.

Generación: Soy un Gen Xer de pensamiento progresivo que todavía disfruta de la celebración de un periódico y ama la música de los años 80.

Participación en la carrera y en la comunidad: He trabajado durante los últimos 15 años como terapeuta educativa en Post Falls, trabajando con estudiantes con discapacidades de aprendizaje. Espero traer un cambio positivo a nuestra comunidad con la apertura de Wired2Learn Academy. Estadísticamente, los niños con discapacidades de aprendizaje tienen más probabilidades de recurrir a las drogas y el alcohol para automedicarse. Corren un mayor riesgo de abandonar la escuela, el encarcelamiento, el suicidio y convertirse en una carga para nuestra sociedad. Espero cambiar eso para nuestra comunidad.

Estado paterno: He estado casado con un hombre maravilloso durante 27 años y tengo cuatro hijos y un nieto.

1. ¿Por qué eligió dedicarse a ayudar a los niños con discapacidades de aprendizaje?

Comenzó con mi hijo. A mi segundo hijo le diagnosticaron dislexia en tercer grado. No pudimos encontrarle ayuda. Fue muy difícil ver a mi hijo muy brillante perder la autoestima y pensar que era estúpido porque no podía leer. Se destacó en matemáticas y ciencias, pero estaba leyendo en un nivel de jardín de infantes.

Mientras me educaba, me di cuenta de muchos niños como mi hijo. Brillantes, maravillosos niños que se daban por vencidos. Creo que los niños con discapacidades de aprendizaje deberían tener la oportunidad de ser grandes y encontrar la alegría. Finalmente, terminé mi trabajo de posgrado en psicología y escribí mi tesis sobre la dislexia. Estoy dedicado a estos niños porque merecen la oportunidad de tener éxito.

2. ¿Hay diferentes formas de aprender?

En realidad, diferentes estilos de aprendizaje es lo que llamamos un «neuromyth». Es una idea popular con buenas intenciones, pero puede ser perjudicial para los estudiantes. Lo que la investigación muestra es que los humanos nacen con una capacidad asombrosa de aprender. Entendemos que aprender implica cambiar el cerebro (neuroplasiticy) y eso requiere una cantidad moderada de estrés. El cerebro funciona como un todo integrado. Lo que sabemos es que el aprendizaje activo estimula múltiples áreas del cerebro y promueve el aprendizaje.

3. ¿Cómo haces que la educación sea divertida y efectiva para estos niños?

Le hice esta pregunta a uno de mis alumnos hoy. Ella dijo que la escuela en W2LA es divertida porque es práctica y le gusta «ensuciarse las manos». Dijo que ha aprendido más en W2LA porque «sus entrenadores de aprendizaje toman tiempo para ayudarla a conseguirlo». Creo que el aprendizaje activo es Lo que lo hace divertido y efectivo.

4. ¿Qué es algo que la gente se sorprendería de saber sobre ti?

Que era un estudiante de intercambio en Finlandia y estoy casado con mi novia de la escuela secundaria finlandesa. Me encanta Finlandia y estudié en Helsinki durante la universidad. De hecho, mi título universitario es en relaciones internacionales con menores en comunicaciones interculturales y en finlandés.

5. Si fueras un animal por un día, ¿cuál serías?

Creo que me gustaría ser un delfín. ¡Son extremadamente inteligentes, orientados a la familia, leales y alegres! Sería increíble ser parte de ese tipo de comunidad y poder nadar gratis.

Fuente: https://www.cdapress.com/local_news/20190717/alyssa_pukkila_has_a_dedication_to_education

Comparte este contenido:

El anuncio de España: Gobierno de traspasar a aulas ordinarias a 37.000 alumnos con discapacidad divide a la comunidad educativa

Europa/España/24 Enero 2019/Autor: Daniel Sánchez Caballero/Fuente: El diario la Educación 

Profesionales y familias no se ponen de acuerdo en la idoneidad de esta medida: con carácter general se acepta la inclusión, pero muchos profesores objetan que no hay recursos suficientes para atender correctamente a los pequeños

El debate está tan polarizado que, si no cambian las circunstancias, difícilmente se vislumbra una solución que vaya a satisfacer a las dos partes. El Gobierno quiere traspasar a la inmensa mayoría de los 37.136 alumnos matriculados en centros de educación especial, según datos del Ministerio de Educación, a los llamados centros ordinarios. Así obliga un acuerdo firmado con la ONU y que por ahora no se ha cumplido.

“Ya era hora, debe hacerse”, vienen a algunos expertos, la ley y algunas familias. “Es un disparate, no hay recursos y algunos pequeños están mejor atendidos en los centros especiales”, replican otros padres y maestros.

La dicotomía viene a ser esa. Con carácter teórico, casi todo el mundo estaría de acuerdo con la inclusión bien practicada. Pero luego está la realidad, dibujada con pocos recursos materiales y humanos, clases atestadas (¿se puede atender bien a un chico con necesidades educativas especiales en un aula de 30 alumnos?) y profesores con pocos recursos, motivación e incluso formación, a decir de algunas expertos.

En este sentido,  un estudio de la doctora en Pedagogía de la Universidad de Jaén Marta Medina establecía que el 50% de los profesores son “indiferentes” a la atención a la diversidad y uno de cada seis (el 16%) está en desacuerdo con la inclusión.

La medida

La ministra anunció sus planes en el Senado en diciembre. Isabel Celaá explicó que el Gobierno pretende convertir los centros de educación especial en “centros sectoriales de apoyo a la inclusión que brinden el asesoramiento y la ayuda necesarios para que el alumnado que esté actualmente escolarizado en estos centros específicos pueda incorporarse progresivamente a los centros ordinarios”.

Poco más se conoce con detalle. El Ejecutivo no ha detallado si dispone de alguna partida presupuestaria específica para llevar a cabo la medida ni qué plazos concretos maneja para implementarla. Observando los Presupuestos Generales del Estado, los montantes destinado a Educación Primaria, Educación Secundaria, Educación Compensatoria o Inversiones en Centros Educativos, las partidas a priori donde debería enmarcarse esta propuesta, son básicamente iguales a las del año anterior.

También es cierto que con las competencias en Educación transferidas a las comunidades autónomas, sería a estas a las que correspondería asumir el grueso del cambio.

Esta circunstancia, a su vez, plantea paradojas, según explica Iris Carabal, maestra de Primaria con especialidad en Pedagogía Terapeuta en la Comunidad Valenciana. “Es una contradicción lo que se hace aquí con lo que quiere hacer el Gobierno. En Valencia están sacando a los niños adolescentes con problemas de salud mental y problemas de conducta graves a unidades dentro de centros específicos, las llamadas Unidad Educativa Terapéutica / Hospital de Día. Y el Gobierno hace lo contrario, no tiene sentido”.

Carabal también expresa sus dudas con los detalles de la implementación. “Necesitamos más apoyos, un plan. ¿Cómo se va a hacer esto? En Valencia, cuando se hicieron más aulas específicas de comunicación y lenguaje para alumnado con trastorno del espectro autista se notó en las oposiciones. Hubo un boom de plazas de maestros AL (de Audición y Lenguaje). No sé cómo quieren encauzar un cambio tan grande”. Y recuerda que hay muchas modalidades de escolarización (a tiempo completo en un centro ordinario, a tiempo completo en un centro específico, escolarizaciones combinadas entre ambos, aulas específicas para alumnos con necesidades dentro de centros ordinarios…).

El panorama

Primero, la fotografía fija. En España hay 37.136 alumnos matriculados en centros de educación especial este curso. El número ha subido un 1,9% respecto al anterior (700 estudiantes más). Sin embargo, hay dos colegios menos: los 473 del curso 2017-18 pasaron a ser 471 este año. Estos 37.000 alumnos son el 17% de los menores con diversidad funcional. El resto ya está matriculado en el sistema ordinario.

El sector tiene unos porcentajes de educación privada (concertada sobre todo) superiores a la media en un país que ya tiene más educación privada que su entorno. Además, aunque el sector público es más pequeño que el privado, acoge a más alumnos. Así, el 59,6% de los alumnos de educación especial están matriculados en centros públicos, aunque estos suponen un 40% del total de los existentes.

A nivel normativo, la ley es bastante clara. La Convención Internacional sobre Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU, ratificado por España en 2008 y por tanto de obligado cumplimiento (en la jerarquía normativa, los tratados internacionales solo quedan por debajo de la Constitución), establece que todos los niños deben ser matriculados en centros ordinarios.

El artículo 24 de dicho texto expone en su punto 2: “Las personas con discapacidad no queden excluidas del sistema general de educación por motivos de discapacidad, y que los niños y las niñas con discapacidad no queden excluidos de la enseñanza primaria gratuita y obligatoria ni de la enseñanza secundaria por motivos de discapacidad”.

“La escuela no es inclusiva”

Pero la ley no se cumple. Lo dijo la ONU en una reciente visita a España y lo defienden muchos profesionales consultados. “El sistema educativo paralelo establecido para aquellos estudiantes con discapacidades que no encajan en las escuelas generales se convierte en trayectorias paralelas de la vida escolar, el empleo y más tarde la residencia, lo que lleva a resultados de vida muy diferentes”, señaló Theresia Degener, presidenta del Comité de la ONU sobre los derechos de las personas con discapacidad.

“Estructuralmente, la escuela no es inclusiva aunque nos llenemos la boca de decirlo”, valora Ignacio Calderón, profesor en el departamento de Teoría e Historia de la Educación en la Universidad de Málaga y autor de varios libros sobre la cuestión. “La escuela inclusiva es una escuela en la que todas las personas están juntas y se educan juntas. En el momento en el que se hacen escolarizaciones que no lo hacen, la escuela deja de ser inclusiva”, argumenta.

La Justicia también se ha pronunciado sobre la cuestión recientemente. En los últimos años han salido por todo el Estado  varias sentencias favorables a familias que han peleado los dictámenes de la administración educativa que enviaban a sus hijos a centros especiales.

Uno de estos casos llegó al Tribunal Supremo (TS), que estableció que los niños con necesidades educativas especiales deben ser matriculados sí o sí en centros ordinarios, excepto casos muy excepcionales, y que debe mantenerse así, realizando las “modificaciones y adaptaciones (…) necesarias y adecuadas”, excepto si resultan una “carga desproporcionada o indebida”, que en ningún caso significa agotar las medidas disponibles sino las posibles.

Llevad los recursos a los niños y no los niños a los recursos, viene a decir la Justicia. En estos parámetros se mueve la propuesta del Gobierno: vaciar los centros de educación especial de alumnos no significa eliminar sus recursos materiales y humanos; significa reasignarlos al sistema general, que ganaría en profesionales y medios.

Los defensores de la inclusión aducen varios motivos para serlo. “Está contrastado que aprendemos de la diferencia”, explica Calderón. “¿Cómo te preparas para una sociedad intercultural si no a través de la interculturalidad?”, se pregunta.

Medina, doctora en Pedagogía, añade: “Si no conviven, si el chico sin discapacidad no sabe que existen chicos con otras necesidades, estamos muy lejos de conseguir el modelo social al que aspiramos. La educación tiene un papel importantísimo en conseguir este modelo. Esa es la magia de la educación inclusiva, aporta más a los chicos sin discapacidad que a los que la tienen”.

La realidad es la que es

Pero hay muchas familias y profesionales que no lo ven. “En el documento [de la visita de la ONU a España] no consta que (…) visitaran ningún centro de educación especial, lo que sin duda les habría dado una visión más completa y ajustada a la realidad”, explican desde la Plataforma Educación Inclusiva Sí, Especial También.

“La realidad es que no hay dos sistemas, sino un único sistema donde los niños con necesidades educativas especiales son atendidos bajo diversas modalidades de escolarización. Los centros de educación especial son centros especializados que dan una respuesta personalizada y garantizan los apoyos necesarios a cada niño. El derecho a no ser discriminado no supone tratar a todos igual, sino tratar a cada uno como necesita”, concluyen.

Carabal, maestra de Pedagogía Terapéutica, explica su realidad: “El sistema educativo actual en centros ordinarios no es capaz de evaluar al alumnado con dificultades específicas del aprendizaje e intervenir de manera efectiva, y pretenden que se asuma la atención a alumnado con necesidades de carácter grave y permanente”.

“Soy la primera a la que le encantaría una mayor inclusión educativa y social”, matiza, “pero faltan recursos. Y también debemos aceptar las limitaciones de cada necesidad. Las personas que se encuentran en ciertos perfiles funcionales (autismo, Síndrome de Down, daño cerebral adquirido, etc.) tienen un estilo de vida distinto que merece ser respetado”, elabora.

De Portugal a Nueva Escocia

El proyecto del Gobierno sigue los pasos de Portugal, donde los alumnos con discapacidad matriculados en centros especiales son la gran minoría. En la región estadounidense de Nueva Escocia se llevó esta práctica hasta el final: no existen centros de educación especial. Y el sistema no ha colapsado, recordaba Gordon Porter, el ideólogo de esta medida, durante una visita reciente a Madrid.

¿La inclusión es una cuestión de recursos nada más? “En un sentido estricto, no. La inclusión es que los niños vayan al colegio que les toque. La esencia es que pasen cinco horas al día, cinco días a la semana, año tras año, con chicos de su edad y entorno. Este es el elemento más importante”, sostiene Porter en base a su experiencia.

Pero sí admite que quien mucho abarca, poco aprieta: “No podríamos haber hecho esto [un sistema educativo sin colegios especiales] si no dedicáramos todo el dinero a la inclusión. Tienes colegios ordinarios y colegios especiales. Nadie tiene dinero para financiar ambos. Nadie. Así que cogimos todo el dinero de un sitio y lo pusimos en el otro”, explica.

Fuente e imagen: http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2019/01/21/el-anuncio-del-gobierno-de-traspasar-a-aulas-ordinarias-a-37-000-alumnos-con-discapacidad-divide-a-la-comunidad-educativa/

Comparte este contenido: