Simulacros democráticos argentinos

Por: Emilio Caffasi

Esta semana la política argentina ha vuelto a dar una verdadera exhibición de sus miserias. El jueves venció el plazo para presentar sellos partidarios para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), aunque sin candidatos ya que el procedimiento establece que serán formalizados 10 días después. A última hora se presentaron exclusivamente todas las opciones de alianzas y alternativas electorales que constituyen cientos en todo el país. Se trata de la primera escala hacia las próximas elecciones legislativas que renovarán parcialmente las cámaras. Sin embargo, el hecho de que se trate de nominaciones partidarias, antiguas unas y novedosas otras, no oculta los nombres de dirigentes que las proponen y organizan, ni los probables encabezamientos de las listas que se propondrán a la ciudadanía en menos de dos semanas. Una primera mirada necesariamente superficial de las alianzas conformadas en cada distrito, dejaría un sedimento de perplejidad ante la diversidad de competencias entre fuerzas que en otras regiones se presentan aliadas. Sólo exponerlas para el conjunto del país, ocuparía todo el espacio de esta página y no haría más que sumar desconcierto. Prefiero intentar comprender las razones de la movilidad a partir de la propia concepción de ciudadanía y representación que esta arquitectura política conlleva.

Las PASO se proponen una intervención del conjunto del electorado nacional en las internas partidarias convertidas en algo muy similar a las “primarias” estadounidenses, aunque aquí tienen un carácter obligatorio. Resultan un “paso” obligado hacia niveles mayores de simulación democrática. Lejos de democratizar los partidos, de garantizar la participación decisoria de sus afiliados y adherentes en la selección de candidatos, se le propone a la ciudadanía, optar por candidatos decididos en transacciones y pactos a puertas cerradas. Su objetivo es disimular (mediante la obligatoriedad y la consecuente disolución del militante informado y comprometido en una masa plebiscitaria indefinible y no vinculante) la crisis de legitimidad y la credibilidad en el sistema. No sólo no amplían la democraticidad del dispositivo electoral, ni partidario ni estatal, sino que alientan la manipulación publicitaria y la ilusión participativa produciendo una suerte de refuerzo imaginario de la legitimidad de los postulantes. El sistema obliga a la “mayoría silenciosa”, a acompañar dócil y pasivamente, todos los entuertos de las oligarquías partidarias. Los partidos dejan de ser colectivos, para ser clientes de los personalismos. La salvedad que podría hacerse es que la obligatoriedad es sólo formal, ya que al menos hasta ahora, si bien están previstas sanciones económicas, no conozco caso en que se hayan efectivizado. Personalmente jamás participé de este simulacro, ya que no milito en -ni adhiero a- partido argentino alguno, sin consecuencia a la vista. Si la tuviera, tampoco lo haría.

Los partidos argentinos conservan ya muy poco de la influencia masiva y participación activa que poseyeron en los años ´70 e inclusive a la salida de la dictadura. Desde la última década del siglo pasado y en todo el actual, sólo mantienen la estructura clientelística con dirigentes “punteros”, asistida por lo que el politólogo italiano Sartori denominó “videopolítica”, estrucurada por la fuerte presencia de los mass-media y sus circuitos oligopólicos. Pero además, la evolución de los partidos sintetizada líneas arriba, ha confluido en esta dinámica. Inducidos a captar electoralmente la mayor masa posible que les posibilite acceder a los cargos, fueron homogeneizando discursos para satisfacer a la mayor proporción posible del mercado electoral. De este modo, se han ido desideologizando progresivamente, lo que se traduce en un tipo de discurso difuso y generalizador, orientado más bien hacia la estrategia seductiva del eslogan que hacia la construcción ideológico–programática de un proyecto de gobierno. Ciertamente no se verifica sólo en el sistema representativo argentino sino que aquí “evoluciona” rápidamente hacia lo que a mediados del siglo pasado el filósofo alamán Leibholz llamaba “democracia plebiscitaria”, en la que predomina el elemento simbólico–personal del líder o en otros términos la opción por el quién gobierna, en la que quedan considerablemente atenuados los restantes contenidos sustantivos de la representación: el qué y el cómo. De este modo, el contenido programático de las propuestas de gobierno de los partidos decae frente a la designación de la confianza en las personas, las estrategias de imagen y los discursos cosmético-simbólicos. Nada de esto resulta en provecho de la democraticidad, sino exclusivamente de la élite política.

Justamente la pregunta sobre “quién” articulará la oposición al devastador gobierno de Macri, resulta el protagonista excluyente de la insólita ingeniería electorera. La principal interesada en encabezarla es la ex presidenta Cristina Kirchner aunque tímidos dirigentes de su propio partido, el “Justicialista” (PJ), se muestran dubitativos cuando buena parte de sus ex ministros han construido otras alternativas. Ante el aparente resquebrajamiento de su otrora indiscutido liderazgo y con el único objeto de evitar cualquier posible competencia, ha presentado una insólita variante propia por fuera de la estructura partidaria que construyó a lo largo de una década: el Frente para la Victoria (FPV) al interior del PJ. Tan sólo para eludir la confrontación con su ex ministro Randazzo (con quién pergeñó, impulsó e implementó este engendro de las PASO) ante la voluntad del último de postularse. El lema llamado “Unidad Ciudadana” (UC) para la provincia de Buenos Aires, es una suerte de frente familiar, integrado por la agrupación “La Cámpora” liderada por su hijo Máximo Kirchner, “Kolina” en manos de su cuñada, la actual gobernadora de la provincia de Santa Cruz, Alicia Kirchner, el “Nuevo Encuentro”, pequeño grupo de un ex intendente antiguamente crítico cooptado durante su gobierno, un partido vecinal del conurbano bonaerense y otro provincial de escasa densidad poblacional. En otras regiones, sin insinuaciones de competencia, se presentan los logos del PJ y FPV unificados.

El quién o posteriormente quiénes, no expresa sólo la disputa caudillista ni el desenfreno de las vanidades, sino que las bancas traen consigo fueros parlamentarios, que si bien no constituyen un reaseguro de plena impunidad ante condena con sentencia firme, complementan la presión sobre el poder judicial, como de hecho sucedió y sucede con el ex presidente Menem, que para obtenerlos y eludir la justicia obtuvo el cargo de senador por el kirchnerismo, habiendo sido su más firme opositor y competidor en la elección de 2003. No es despreciable en un país atravesado por la corrupción pasada y presente.

Lo cierto es que las PASO fueron implementadas por la ex presidenta con el fin, según su ex ministro del interior, al que hoy pretende eludir con su nuevo sello, como un “sistema de selección participativo que va a mejorar muchísimo la calidad de la democracia, la calidad de las instituciones y la calidad de los dirigentes que conducen esas instituciones”. Sin embargo nunca se sometió a él y sólo permitió que en su espacio político se implementara en contados casos provinciales, cuando ambos competidores reconocían su liderazgo. Debe recordarse además que impidió dirimir la última candidatura presidencial por este medio, vetando directamente al hoy pretendido competidor Randazzo para digitar la candidatura de Scioli, con la consabida derrota posterior.

Es así que las PASO sólo fueron utilizadas por la derecha (el PRO, partido del Presidente Macri) mediante la competencia por la candidatura a Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires y por la izquierda radical del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT). Aunque no pueda aseverarse hasta que no sean presentados los candidatos, todo indicaría que en esta oportunidad, el paso de las PASO será sólo una formalidad.

El arreo de la ciudadanía hacia un estéril e ilusorio ejercicio seudo participativo profundizará aún más el mayoritario desinterés por la política. Será llamada a intervenir carente de información sobre los debates políticos internos o las caracterizaciones ideológicas, depositando una boleta en la urna. De este modo, sólo podrá dar cuenta de una ligazón emocional, carismática y personalizada.

Yo paso.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=228072&titular=simulacros-democr%E1ticos-argentinos-

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Cumbre de Países No alineados es el respaldo a la  autodeterminación de los pueblos en ser libres

Por Marcel Alejandro Doubront Guerrero

La instalación de la XVII Cumbre del Movimiento de Países no alineados en el estado Nueva Esparta,  representa un encuentro de más de 120 naciones que marcan su posición irreversible de ser soberanas ante las presiones del imperialismo Norteamericano y el acoso de grupos económicos por el arrebato de sus recursos naturales  sin importar cuantas sociedades sean destruidas mientras sacien la sed de consumo de los explotadores como actualmente ocurre en el medio oriente evidenciado no solo en la guerra e invasiones, sino en los miles de desplazados que buscan escapar del horror y del hambre sembrada por la avaricia imperial

No estaba equivocado nuestro libertador  cuando en 1812 en el manifiesto de Cartagena expreso que solo la unión de nuestras naciones permitirán defender nuestra libertad e independencia  “Yo soy del sentir y del pensar que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, nuestros enemigos obtendrán las ventajas más completas; seremos envueltos indefectiblemente en los horrores de las disensiones civiles y conquistados vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infectan nuestras comarcas» aunque Bolívar en este postulado se refería a la América, guarda mucha relación con lo expresado por quien indudablemente fue un gran Bolivariano y luchador por  el derecho de  la libertad de los pueblos  Ernesto  Che Guevara  “o luchamos juntos o nos mataran por separados”

No es poca cosa decir que en esta cumbre está representada el 55% de la población mundial, mucho menos que el intento de  banalización  de este importante evento  por parte de partidos políticos de derecha y de masivos de medios comunicación es sin duda alguna la mayor muestra de desespero del Imperialismo Norteamericano al ver la desintegración de la campaña internacional contra la patria de Bolívar, donde además es importante hacer referencia que la República Bolivariana de Venezuela asumirá la presidencia de esta organización durante 3 años lo que sin duda contrasta  el respaldo de 120 naciones progresistas y firmes en su posición del no arrodillamiento, con la conspiración en el Mercosur por parte de los gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay, serviles indiscutiblemente a los lineamientos del departamento de estado y no a las voluntades de sus pueblos.

 Para muchos no es tan fácil explicar  sobre todo los que financiados por la CIA que hablan de crisis humanitarias  en Venezuela por distintos países del mundo sin explicar de dónde sale el financiamiento de estos  millonarios lobbys  internacionales o los que hablan de derechos humanos pero son los autores intelectuales de más de 43 asesinatos en una acción terrorista denominada “La Salida” de  como una nación asediada por más de 17 años  donde  se incluye un golpe de estado en 2002  que intento hacer  en menos de 48 horas lo que Pinochet hizo en más de 15 años, un sabotaje petrolero donde se perdieron más de 14 mil millones de dólares por intentar derrocar un gobierno legítimamente electo, la matanza de dirigente sociales de la revolución  a través del sicariato entre ellos el Diputado Joven Robert Serra, una operación media luna contra Venezuela como fase superior a la operación tenaza  bajo el formato de una guerra  aunque no convencional tiene  un enemigo público como el gobierno de los Estados Unidos el cual nos declaró como amenaza a su seguridad.

Para los revolucionarios la explicación de estar resistiendo de manera digna como seguramente lo harían nuestros libertadores, es la conciencia de que este es el precio que paga toda nación que opto por vivir de pie y no de rodilla, que entiende que en revolución el hijo del obrero tiene derecho a la educación universitaria, que la doctrina del joven soldado es para defender la patria y no para traicionar al pueblo como se le enseñaba a nuestra oficialidad en los manuales de la escuela de las Américas que más de un millos de viviendas y más de tres millones de pensiones, el subsidio de los servicios públicos y la gratuidad de la educación serían imposibles en un sistema capitalista.

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

Imagen tomada de: http://www.elinformador.com.ve/wp-content/uploads/2016/08/mnoal.jpg_1689854194-550×274.jpg

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Asalto al poder en Brasil

michel_temerPor Atilio Boron

Una pandilla de bandidos tomó por asalto la presidencia de Brasil. La integran tres actores principales: por un lado, un elevado número de parlamentarios (recordar que sobre unas dos terceras partes de ellos pesan gravísimas acusaciones de corrupción), la mayoría de los cuales llegó al Congreso por una absurda legislación electoral que permite que un candidato que obtenga apenas unos pocos centenares de votos acceda a una banca gracias a la perversa magia del “cociente electoral”.

Tales eminentes naderías pudieron destituir provisionalmente a quien llegó al Palacio del Planalto con el aval de 54 millones de votos. Segundo, un Poder Judicial igualmente sospechoso por su connivencia con la corruptela generalizada del sistema político y repudiado por amplias franjas de la población del Brasil. Pero es un poder del Estado herméticamente sellado a cualquier clase de contraloría democrática o popular, profundamente oligárquico en su cosmovisión y visceralmente opuesto a cualquier alternativa política que se proponga construir un país más justo e igualitario.

Para colmo, al igual que los legisladores, esos jueces y fiscales han venido siendo entrenados a lo largo de casi dos décadas por sus homólogos estadunidenses en cursos supuestamente técnicos pero que, como es bien sabido, tienen invariablemente un trasfondo político que no requiere de mucho esfuerzo para imaginar sus contornos ideológicos.

El tercer protagonista de esta gigantesca estafa a la soberanía popular son los principales medios de comunicación de Brasil, cuya vocación golpista y ethos profundamente reaccionario son ampliamente conocidos porque han militado desde siempre en contra de cualquier proyecto de cambio en uno de los países más injustos del planeta. Al separar a Dilma Rousseff de su cargo (por un plazo máximo de 180 días, en el cual el Senado deberá decidir por mayoría de dos tercios si la acusación en contra de la mandataria se ratifica o no), el interinato presidencial recayó sobre un oscuro y mediocre político, un ex aliado del PT convertido en conspicuo conspirador y, finalmente, infame traidor: Michel Temer.

El PMDB puede tener con Michel Temer, ex-vicepresidente de Dilma, su tercer presidente de la República, sin el voto ciudadano. El primero fue José Sarney, vice de Tancredo Neves, elegido indirectamente por el Congreso. Itamar Franco, asumió después del proceso de juicio político contra Fernando Collor. Temer, es hoy el ilícito e ilegítimo “presidente interino” luego del golpe contra la Presidente Dilma Rousseff. Desgraciadamente, todo hace suponer que en poco tiempo más el Senado convertirá la suspensión temporal en destitución definitiva de la gobernante, porque en la votación que la apartó de su cargo los conspiradores obtuvieron 55 votos, uno más de los exigidos para destituirla. Y eso será así pese a que, como Rousseff reconoció al ser notificada de la decisión senatorial, pudo haber cometido errores pero jamás crímenes. Su límpido historial en esa materia resplandece cuando se le contrasta con los prontuarios delictivos de sus censores, torvos personajes prefigurados en la Ópera del Malandro, de Chico Buarque, cuando se burlaba del “malandro oficial, el candidato a malandro federal y el malandro con contrato, con corbata y capital”. Ese malandraje hoy gobierna Brasil.

La confabulación de la derecha brasileña contó con el apoyo de Washington –¡imaginen como habría reaccionado la Casa Blanca si algo semejante se hubiera tramado en contra de alguno de sus peones en la región! En su momento Barack Obama envió como embajadora en Brasil a Liliana Ayalde, experta en promover golpes blandos, porque antes de asumir su cargo en Brasilia, en el cual se sigue desempeñando, seguramente que de pura casualidad había sido embajadora en Paraguay, en vísperas del derrocamiento institucional de Fernando Lugo. Pero el imperio no es omnipotente y para viabilizar la conspiración reaccionaria en Brasil suscitó la complicidad de varios gobiernos de la región, como el argentino, que definió el ataque que sus amigos brasileños estaban perpetrando en contra de la democracia como un rutinario ejercicio parlamentario y nada más. En suma, lo ocurrido en Brasil es un durísimo ataque encaminado no sólo a destituir a Rousseff, sino también a derrocar a un partido, el PT, que no pudo ser derrotado en las urnas, y a abrir las puertas para un proceso contra el ex presidente Lula da Silva que impida su postulación en la próxima elección presidencial. En otros términos, el mensaje que los malandros enviaron al pueblo brasileño fue rotundo: ¡no se les vuelva a ocurrir votar por el PT o una fuerza política como el PT!, porque aunque ustedes prevalezcan en las urnas nosotros lo hacemos en el Congreso, la judicatura y en los medios, y nuestro poderío combinado puede mucho más que sus millones de votos.

Grave retroceso para toda América Latina, que se suma al ya experimentado en Argentina y que obliga a repensar qué fue lo que ocurrió, o preguntarnos, en línea con el célebre consejo de Simón Rodríguez, dónde fue que erramos y por qué no inventamos, o inventamos mal. En tiempos oscuros como los que estamos viviendo, guerra frontal contra el gobierno bolivariano en Venezuela, insidiosas campañas de prensa en contra de Morales y Correa, retroceso político en Argentina, conspiración fraudulenta en Brasil. En tiempos como esos, decíamos, lo peor que podría ocurrir sería que rehusáramos efectuar una profunda autocrítica que impidiera recaer en los mismos desaciertos. En el caso de Brasil, uno de ellos, tal vez el más grave, fue la desmovilización del PT y la desarticulación del movimiento popular que comenzó en los primeros tramos del gobierno de Lula y que, años después, dejaría a Rousseff indefensa ante el ataque del malandraje político. El otro, íntimamente vinculado con el anterior, fue creer que se podía cambiar a Brasil sólo desde los despachos oficiales y sin el respaldo activo, consciente y organizado del campo popular. Si las tentativas golpistas ensayadas en Venezuela (2002), Bolivia (2008) y Ecuador (2010) fueron repelidas, fue porque en esos países no se cayó en la ilusión institucionalista que, desgraciadamente, se apoderó del gobierno y del PT desde sus primeros años.

Tercer error: haber desalentado el debate y la crítica al interior del partido y del gobierno, apañando, en cambio, un consignismo facilista que obstruía la visión de los desaciertos e impedía corregirlos antes de que, como se comprobó ahora, el daño fuera irreparable. Por algo Maquiavelo decía que uno de los peores enemigos de la estabilidad de los gobernantes era el nefasto rol de sus consejeros y asesores, siempre dispuestos a adularlos y, por eso mismo, absolutamente incapacitados para alertar de los peligros y acechanzas que aguardaban a lo largo del camino. Ojalá que los traumáticos eventos que se produjeron en Brasil en estos días nos sirvan para aprender estas lecciones.

Tomado de http://www.jornada.unam.mx/2016/05/14/opinion/018a1mun

Fuente de la imagen: http://i1.wp.com/www.conelmazodando.com.ve/wp-content/uploads/2016/05/La-presidenta-de-Brasil-Dilma-Rousseff-izda.-y-su-vicepresidente-Michel-Temer..jpg?resize=480%2C240

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