Pedagogía Trump

Por María Acaso

Nos lamentamos de lo ocurrido, no damos crédito, no lo entendemos. Nadie sabe muy bien por qué un hombre como Donald Trump ha llegado a donde ha llegado, ni cómo una mujer de las características de Melania puede ser la primera dama. Y su hijo Barron, sentado en su león de peluche, también nos sorprende, aunque menos que los vídeos en los que su padre sale imitando a los jugadores de lucha libre y aporreando a quien parece ser un miembro del público. El presidente de los Estados Unidos aporreando a alguien; la primera dama, posando desnuda; uno de sus hijos, sentado en un león de peluche. Eso es lo que tenemos. Es real. No es una película de Hollywood, es algo que está ocurriendo en un lugar del planeta.

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La clave, una vez más, no está solo en la política, en la economía o en la sociología: está en la educación. Y sería interesante reflexionar en la dirección adecuada: no hay que echarse las manos a la cabeza porque ahora Trump vaya a desarrollar una pedagogía del miedo, es la pedagogía del miedo la que nos ha traído a Trump. Una pedagogía que empieza en el 2001 y que tiene unos objetivos claros y concisos; una pedagogía que, por encima de todo, interpone nuestras diferencias como los lugares comunes, atiende la diversidad desde la uniformidad, percibe lo distinto desde una igualdad que todos sabemos que es imposible. Una pedagogía que, tras quince años de trabajo, está recogiendo sus frutos.

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Desde las escuelas, las universidades y los museos, pero también desde la programación televisiva, las series, el fútbol o la prensa del corazón, esta pedagogía nos dice a todas horas qué debemos comer, a qué equipo debemos gritar, qué tamaño de culo debemos tener. Una pedagogía insana, que nos insta a mantener vínculos con personas a las que no queremos y que nos aleja de las que deberíamos querer, que mantiene nuestro cerebro narcotizado a través de drogas mediatizadas por rituales de consumo, en apariencia banales y frívolos, pero cuya potencia nos perfora con la misma intensidad que cualquier otra adicción. Una pedagogía donde lo perverso, la mentira y la psicosis operan como estamentos de verdad, inmovilizando nuestra capacidad de respuesta, imposibilitando nuestra voluntad de acción.

Y esta pedagogía empieza a los pocos días de vida, cuando nuestras madres se ven obligadas a separarse de nosotros porque deben regresar a los trabajos que necesitan para sobrevivir. Los niños y las niñas de pocos meses entran así ya en la rueda de los horarios y las rutinas frías, desconociendo los afectos y las peticiones a demanda. Se trata de una pedagogía que teme los riesgos físicos (encender un fuego, utilizar un cuchillo, escalar una montaña), pero que no nos prepara para los riesgos virtuales, para el acoso en la red, para los deseos compulsivos, para el bullying de cualquier tipo.

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Demos la bienvenida a Trump en el poder, porque esta va a ser la única manera posible de des-articular, no sus formas de hacer, sino las formas de hacer que le han llevado a representarnos; las maneras de entender el mundo desde una óptica hipercapitalista, donde los Estados han hecho un trabajo impecable al relegar la educación al último confín, diseñando leyes absurdas, pagando a los profesores lo menos posible y transformando la universidad en un lugar infame, donde en vez de generar conocimiento se venden certificaciones. Las maneras que han hecho real un sistema estandarizado en el que los test de inteligencia lógica rigen las vidas de millones de alumnos que estudian planteándose como único objetivo la necesidad de aprobarlos. Maneras de hacer que inviabilizan las artes, el pensamiento crítico y la autonomía, y nos embadurnan de información desconectada de lo que ocurre en la realidad social.

Maneras de hacer que no es que nieguen el cuerpo, sino que, precisamente porque reconocen su potencialidad, se han asegurado de atarlo a una silla incómoda y fea durante ocho horas al día para desactivar el poder transformador del cuerpo en libertad. Maneras de hacer que nos impiden desear cualquier alimento más allá de la comida basura, ver cualquier producto de ocio más allá de lomainstream, desear cualquier opción vital más allá del conformismo. Maneras de hacer que sitúan la alfabetización visual en la periferia, que solo fomentan la pasión vinculada al consumo, la empatía relacionada con Kim Kardashian, la libertad en conexión con la libertad de compra.

El triunfo de Trump es más que necesario: es la única manera que tenemos de permitirnos vernos a nosotros mismos reflejados en él; de darnos un espacio desde el que pensar lo que somos, de lo individual a lo social, para reflexionar sobre el sí al brexit, sobre el no a la paz en Colombia o sobre los nueve meses de desgobierno en España y unos resultados electorales que muestran un dramático paralelismo con la Pedagogía Trump.

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Sí, este es el momento que estábamos esperando, un momento en el que el asombro nos brinda el espacio que necesitábamos para pensar, para preocuparnos y, quizá desde hacía mucho tiempo, reflexionar sobre cómo es posible que pase lo que está pasando.

Porque lo que está pasando está pasando gracias a mí. Nosotros somos los únicos responsables de lo que les hemos dejado hacer a los gobiernos con la educación. Lejos de ser un descuido y una ausencia, es más bien la consolidación de un intenso y devastador programa para que votemos a Trump, votemos sí al brexit, votemos no a la paz.

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Ahora no toca preguntarnos cómo ha sido posible que Trump haya llegado al poder. Ahora es el momento de que juntos reflexionemos y encontremos otras pedagogías que nos lleven a votar de manera diferente a como lo hemos hecho durante estos últimos quince años.

Fuente: http://www.mariaacaso.es/pedagogia-trump/#more-1730

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Como leer el modelo educativo.

Por: Miguel Ángel Pérez .
Lo primero que salta a la vista cuando se lee el Modelo educativo 2016 son tres cuestiones básicas:

La primera tiene que ver con el modelo. Un modelo, dice el diccionario, es un estándar o patrón que sirve como base para ser imitado, reproducido o copiado, y que sirve de base para nuevas elaboraciones. Desde su nombre, el Modelo 2016 tiene una aspiración hegemonista, no se llama Lineamientos o líneas de discusión para conformar un modelo, no, es el Modelo, lo demás que se diga girará en torno a él, estará en favor o en contra, pero este es el (verdadero) modelo; no hay otro.

Este primer componente va ligado a un segundo aspecto: el Modelo 2016 tiene una pretensión abarcativa de cubrir a toda costa a todo el sistema nacional, pero descuida las variables culturales, asimetrías sociales y territoriales y las regiones pobres del país. Su contenido sesga hacia una visión urbana de la educación, para escuelas de organización completa (recuérdese que 43 por ciento de la escuelas primarias de México son de carácter multigrado). Esta visión hegemónica y unificadora no es gratuita, tiene el sesgo de invisibilizar a las diversidades. Desde la lógica del modelo se afirma a esto a lo que se aspira o aquí está el deseo de lo que pretendemos.

El tercer componente introductorio tiene que ver con que el modelo descontextualiza la realidad educativa del país. Todas las escuelas de prescolar, primaria y secundaria urbanas, rurales o indígenas están en un contexto específico y dicho contexto va determinando el estilo de práctica de los y las educadores y la tradición educativa de cada lugar y en cada región. El Modelo 2016, sus afirmaciones sin contexto, se tornan en abstracciones de un sistema educacional que termina siendo ajeno al nuestro.

Junto a lo anterior y ya en el contenido, dicho documento ignora gran parte de la historia para incluir pequeñas fichas de la historia que conviene contar. Se trata de que el inconsciente coloque en el mismo nivel a Vasconcelos y Torres Bodet con Nuño Mayer, válgame qué afrenta, y por razones políticamente obvias se dejan de lado a otros personajes que también han ocupado la SEP, como Manuel Bartlett, Josefina Vázquez, Víctor Bravo Ahuja, Agustín Yáñez, Fernando Solana Morales, Miguel Limón, etcétera. En el fondo se demuestra que la figura de titular de la SEP se ha devaluado a tal grado que cualquiera llega a tan importante cargo; los dos nombres má recientes son claro ejemplo de ello.

El Modelo educativo 2016 rescata algunas ideas valiosas, sin dar crédito a sus autores de origen, como las propuestas de Michael Fullan y Andy Hargreaves en La escuela que queremos, y en general todo el aporte de la escuela canadiense que ha contribuido al cambio en educación y a la escuela como centro del cambio, y de Inés Aguerrondo. Sin embargo, no cita adecuadamente las referencias ni las ideas que han tomado, aunque sea de sentido. ¿Será acaso que también se quieren sumar a algo que está de moda que es la incultura del plagio académico?

El Modelo 2016 carece de una fundamentación o un sustento que le dé soporte y solidez teórica y le permita aspirar a la legitimidad pedagógica. Su elaboración consiste en una serie de ideas sueltas a partir de una especie de eclecticismo vulgar, ya que se rescatan aportes (casi todos fragmentados) de las recientes avances en pedagogía, pero no se hace referencia a las aportaciones universales de autores clásicos, como Paulo Freire, J. Dewey, Montessori, Rousseau, Makárenko, Piaget, Freinet, Vygotsky, etcétera. ¿Desde la nueva SEP ya son caducos estos personajes, ya han sido superados completamente sus aportaciones? Se habla sin mencionarlo correctamente por su nombre de teorías y meta-teorías que ponen el énfasis en el aprender, en la sociedad informacional, en el uso de las tecnologías de la información y la comunicación, en el manejo del inglés, etcétera.

El Modelo 2016 no da claridad acerca del curso de acción de sus aspiraciones, no tiende puentes entre las sugerencias y las acciones y prácticas que realizan los docentes en las escuelas. Pareciera que más bien se pretende distraer la atención para no ocuparse de las cosas importantes, como las implicaciones políticas del Servicio Profesional Docente y de la movilización magisterial.

Por último, la parte más pobre que debería ser la más importante es lo referente a los docentes, educadores y profesores frente a grupo. Es a ellos y ellas a quien va dirigido dicho documento. Se trata de que los maestros y maestras lean el Modelo 2016 y lo conviertan en una herramienta para su trabajo. Sin embargo, cuando se habla de los maestros o las referencias que se incluyan acerca de los docentes mexicanos, se refiere a una figura distante que no existe en nuestro país, ni tampoco en muestra realidad educativa. Al decir esto me acuerdo de mis primeros años de trabajo en educación primaria, en comunidades como Tlachichilco o Cuitzeo, en el municipio de Poncitlán o en el poblado de Toluquilla. En zonas rurales o semiurbanas, los docentes, cada maestro o maestra que vive su concreción mediada por la protesta, la movilización y la rebeldía gremial, como respuesta natural ante la ofensiva de evaluación punitiva, ¿qué tipo de lectura se espera que hagan del multicitado Modelo 2016?

El Modelo 2016 no deja claro si aspira a formar al mexicano del siglo XXI, o al ciudadano global que se incorporará a las maquiladoras de las grandes empresas trasnacionales o que será formado como lo dictan los organismos internacionales. El documento se queda a la mitad, no aclara el carácter nacional de la educación ni los fines y objetivos de la formación de ciudadanos para el siglo XXI.

El Modelo 2016 se olvidará muy pronto por su intrascendencia o por la ausencia de relevancia en el plano educativo, pedagógico y cultural, debido a que no es una referencia que permita vincularse con los maestros de escuela ni tampoco con su realidad educacional.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/como-leer-el-modelo-educativo/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/08/noticiasatiempo.jpg

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Académicos debaten en Cuba, sobre coyuntura actual latinoamericana.

El panorama latinoamericano y caribeño marcado por la crisis económica, injerencia, intereses estratégicos de Estados Unidos se encuentra en el centro del debate en esta conferencia.

Por: Laura Bécquer Paseiro.

El panorama latinoamericano y caribeño marcado por la crisis económica, injerencia, intereses estratégicos de Estados Unidos, así como los errores y oportunidades no aprovechadas por los distintos procesos, centra los debates de la XIII Conferencia de Estudios Americanos Realidades y perspectivas de los procesos progresistas y de izquierda en Nuestra América que se desarrolla hasta el viernes 21 en el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI) en la capital cubana.

El presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas de Argentina, Julio César Gambina, sostuvo que más allá de los matices de cada proceso, la región está entrando en una etapa de desaceleración y recesión que impacta en la calidad de vida de nuestros pueblos.

Por muchos años confundimos crecimiento económico con una situación de «no crisis», sostuvo el profesor de Economía Política para quien esto conllevó a muchos errores.

Al presentar su ponencia Crisis mundial, ofensiva capitalista y el papel de los pueblos de Nuestra América, el economista ejemplificó con que el Banco Mundial en su último informe vuelve a decirle a la región que su perspectiva de desarrollo es la inserción internacional, cuando en realidad lo que hace falta es satisfacer las necesidades de los pueblosempobrecidos.

Para ello, el modelo económico no puede ser el de la inserción subordinada para el crecimiento, ese no es el objetivo, dijo el académico quien agregó que la crisis capitalista lo que propone es un nivel mayor de liberalización.

Si bien la ofensiva capitalista de los años 70 fue contra la acumulación de poder popular en todo el mundo, la de ahora es la de un momento de crisis de «alternativa civilizatoria» donde no está claro, como en otros tiempos, que lo opuesto al capitalismo es el socialismo, destacó el también miembro del Comité Directivo del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales.

Saludó en ese sentido la experiencia de la Revolución Cubana, a su juicio el mejor ejemplo en cuanto a anticapitalismo.

En otro momento ofreció un balance del proceso de cambios que experimentó la región desde finales del Siglo XX y a comienzos del Siglo XXI. Dijo al respecto que no compartía la idea defendida por muchos del «fin de ciclo» de la lucha de clases en América Latina.

«El cambio político se originó en el movimiento popular. Es un error pensar los procesos desde los liderazgos, hay que mirarlos en los sujetos sociales, políticos y económicos que constituyen el cambio y la perspectiva transformadora», enfatizó.

Gambina manifestó también que la democracia es clave en el debate de la experiencia socialista, pero no la del sentido burgués tradicional; sino la que incluye a la participación popular en la toma de decisiones.

Otro de los académicos que intervinieron en la sesión inaugural de la XIII Conferencia de Estudios Americanos —en la cual participan 114 personas de 19 países, incluyendo a 79 de Cuba— fue Luis Suárez Salazar.

Momentos antes de iniciar su exposición el politólogo cubano dijo a Granma que la idea «fin de ciclo» de los gobiernos progresistas era parte de un enfoque fatalista y de una construcción ideológica que se ha venido haciendo por intelectuales orgánicos a la clase dominante, la cual tiene una profusa difusión.

No se habla de un ciclo, sino de una etapa dentro del ciclo abierto por la Revolución Cubana que es el proceso que instala el carácter socialista de otros procesos en América Latina, sostuvo.

Como parte de su ponencia La dinámica entre la revolución y la contrarrevolución en Nuestra América: ¿Un nuevo ciclo o una nueva etapa?el profesor titular del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI) dijo que a pesar de que no son los mismos procesos en la región, en todos sí se han cometido errores.

Ello, unido a la ofensiva de Estados Unidos y sus aliados ha creado situaciones difíciles que en algunos casos se ha acrecentado porque sectores populares están sirviendo de base de sustentación de la derecha, dijo Suárez.

Todos tienen en común en que la derecha no tiene en estos momentos una fórmula de recambio ya que no posee un nuevo proyecto de país, expresó.

En esa misma línea se manifestó el profesor Darío Salinas Figueredo de la Universidad Iberoamericana de México, quien en su conferencia: América Latina y el Caribe: objetivos estratégicos en pugna, recomposición hegemónica y cambios en el mapa político regional defendió la idea de que aun en el momento complicado por el que atraviesa la región ha aprendido a remontar una situación extremadamente difícil.

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/academicos-debaten-en-cuba-sobre-coyuntura-actual-latinoamericana/

Imagen: http://insurgenciamagisterial.com/wp-content/uploads/2016/10/granma1.jpg

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