Europa/España/14 de enero de 2016/Fuente: el mundo
El menor, que ha cumplido en este tiempo los 13 años, ni siquiera habla con sus padres, no mejora y tampoco reacciona al tratamiento farmacológico.
Alejandro está a punto de cumplir los cuatro meses recluido en su casa con una grave depresión, provocada por el último episodio de acoso escolar que sufrió a principios de curso en el instituto de Olula del Río. En este mundo interior en el que sigue sumergido ha cumplido los 13 años, aunque no pudo celebrarlo como en otras ocasiones. De hecho, ni siquiera habla con sus padres, ni con la maestra que acude a darle clases tres días por semana, con quienes se relaciona solo con signos.
Serán cuatro meses sin acudir al IES, pero también sin prácticamente salir de su casa, salvo para recibir atención médica. Los últimos informes psiquiátricos no son nada optimistas, y revelan que su severa depresión continúa, hasta el punto de que hace poco le han recetado fármacos más potentes -al no reaccionar a los anteriores-, que en el caso de los niños solo están indicados para cuadros depresivos graves.
Estos informes apuntan que, lejos de mejorar, el menor cada vez ha mostrado una actitud más depresiva, retraída y mutista, por lo que a principios de noviembre del año pasado se decidió su ingreso en el hospital de día de la unidad de salud mental infanto juvenil del Hospital Torrecárdenas de Almería, para una intervención más intensiva.
Allí, los psiquiatras detectaron que Alejandro, que padece un retraso cognitivo leve, se encontraba consciente y orientado, y que no presenta ninguna patología de tipo psicótico, ni alteraciones en la percepción sensorial. En cambio, en el plano afectivo el cuadro es mucho más preocupante, pues encontraron en él hipotimia, baja autoestima, irritabilidad, tendencia a la clinofilia, actitud mutista, dificultad para concentrarse, verbalizaciones relacionadas con la muerte, sobre todo ante la posibilidad de volver al instituto, y reacciones de sobresalto frecuentes.
Asimismo, los últimos informes constatan que sigue padeciendo insomnio, enuresis nocturna y frecuentes pesadillas, así como «episodios repetidos de vivenciar la situación estresante de hace unos meses, con sensación de ansiedad y angustia, y conductas de tipo evitativo ante la idea de tener que salir de su domicilio».
Su madre, Inmaculada Rivas, no cesa de expresar su preocupación por el estado de su hijo: «Estamos desesperados, porque Alejandro no mejora y no sabemos qué hacer. En el plano educativo, aunque estamos muy contentos con la maestra que viene a casa, no hemos vuelto a tener noticias de la Junta y el IES; nadie dice nada. Y los médicos creen que todavía es mejor que siga en casa, porque el siguiente paso sería su ingreso permanente en la unidad de salud mental, que a su entender no le vendría bien para su depresión». Inmaculada está especialmente preocupada por la obsesión de su hijo con la muerte, una sensación que le lleva a la angustia cuando conoce casos como el del reciente suicidio de una niña en Murcia, que presuntamente había sido víctima de bullying.
La próxima semana, Alejandro deberá acudir a los juzgados de Purchena para ser reconocido por el médico forense, cuyo resultado será aportado al expediente de la denuncia por acoso escolar contra otro menor de 14 años. Se trata del niño que le agredió el pasado 21 de septiembre en clase, durante los primeros días de curso, que le provocó lesiones en la espalda y el cuello.
Según la víctima y su familia, sin embargo, los episodios de acoso escolar se venían repitiendo, por parte de este y otros menores, desde que Alejandro tenía ocho años. Además de la denuncia al agresor, los familiares han decidido interponer también una reclamación por dejación de funciones contra el IES Rosa Navarro y la Consejería de Educación, al entender que no pusieron las medidas necesarias, a pesar de que conocían perfectamente los antecedentes, después de que fueran advertidos reiteradamente sobre el riesgo al que se enfrentaba el menor. Y es que en el primer día de curso, Alejandro se encontró en clase con tres de sus acosadores. Uno de ellos, repetidor, fue el que le agredió.
Fuente: http://www.elmundo.es/andalucia/2017/01/13/5877e1b9ca47414b308b4571.html
Imagen: https://pbs.twimg.com/media/C2DlqZqWEAAlZ8O.jpg