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Ucrania: ACNUR acelera la entrega de asistencia después del repunte de los combates en el este del país

Europa/Ucrania/10 de febrero de 2017/Fuente: ACNUR

Los continuos combates y los daños en la infraestructura crítica podrían provocar una nueva ola de desplazamiento.

ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está aumentando su asistencia humanitaria para ayudar a los civiles afectados por la reciente intensificación de los combates y las difíciles condiciones invernales en el este de Ucrania.

Los violentos enfrentamientos de las últimas dos semanas han causado bajas civiles y daños en hogares y escuelas en la ciudad de Avdiivka, controlada por el Gobierno. Después de un descenso en las hostilidades durante el fin de semana, 20 familias perdieron sus hogares debido a los bombardeos del lunes por la noche. En total, cerca de 150 casas y 30 apartamentos quedaron dañados o destruidos por los bombardeos y las luchas en Avdiivka durante la semana anterior.

El jueves anterior, ACNUR entregó 40 toneladas de materiales para albergue y artículos de primera necesidad a 2.000 personas en la ciudad, como parte de una respuesta liderada por el Gobierno. Estos artículos incluyen mantas, sets de ropa de cama y toallas, bidones, baldes y ropa de invierno.

A pesar de que ya se restauraron los servicios de electricidad, agua y calefacción en casi toda la ciudad de Avdiivka, las personas que viven en casas cercanas a las líneas de contacto continúan sin servicios.

Cerca de 300 personas, incluyendo a 135 niños, fueron evacuadas voluntariamente de Avdiivka la semana anterior. Sin embargo, los continuos combates y los daños en la infraestructura crítica podrían provocar una nueva ola de desplazamiento entre las más de 800.000 personas que aún viven en la zona de conflicto.

De acuerdo con una de nuestras agencias socias, cerca de 46 niños no acompañados llegaron a la ciudad vecina de Slovyansk, algunos de ellos sin documentación alguna. ACNUR está trabajando con las autoridades locales y demás socios para brindarles asistencia legal y artículos de primera necesidad, incluyendo mantas, sets de ropa de cama y chaquetas de invierno.

Acogemos el rol más activo que el Gobierno de Ucrania está empezando a jugar en la coordinación de la asistencia humanitaria, tanto a nivel provincial como de Gobierno Central.

Los combates también han impactado a los civiles que viven en Mariupol, al sureste de Ucrania, y sus alrededores. Durante el fin de semana, la ciudad de Mariupol, la cual alberga a medio millón de personas, quedó sin electricidad durante varias horas, mientras que cerca de 70 casas quedaron destruidas en aldeas vecinas.

Los renovados combates también están afectando a las áreas no controladas por el Gobierno. Las comunidades que viven a lo largo de la línea de contacto cerca de la ciudad de Donetsk están particularmente afectadas, y más de 20 aldeas aún no tienen electricidad, a pesar de que se espera que las temperaturas caigan por debajo de los 20° bajo cero esta semana.

De acuerdo con las autoridades de facto de la región de Donetsk, cerca de 500 personas han sido desplazadas desde el surgimiento de los combates a finales de enero, la mayoría de las cuales están albergadas en centros colectivos.

ACNUR ha distribuido lonas plásticas y artículos de primera necesidad a las personas más vulnerables, así como a aquellas que están alojadas en los centros colectivos en Donetsk. Cerca de 2.000 familias vulnerables también recibieron carbón como parte de nuestro programa de invierno en las áreas no controladas por el Gobierno.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/ucrania-acnur-acelera-la-entrega-de-asistencia-despues-del-repunte-de-los-combates-en-el-este-del-pais/

Imagen: www.acnur.org/fileadmin/_processed_/csm_02.2017.07_Ucrania_a76f52479e.jpg

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Alto Comisionado se reúne con personas desplazadas en Homs durante su visita a Siria

Asia/Siria/3 de febrero de 2017/Fuente: ACNUR

Filippo Grandi presenció la “inmensa” escala de las urgentes necesidades humanitarias y de reconstrucción de la ciudad.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, presenció hoy de primera mano lo que él llamó una inmensa escala de las urgentes necesidades humanitarias y de reconstrucción en Homs, Siria, durante su reunión con personas desplazadas en la ciudad, en el segundo día de su primera visita a ese país.

“Es urgente que la paz llegue para que la reconstrucción pueda iniciar”, dijo Grandi a su llegada a Homs. “Las personas tienen frío, están desempleadas y sin hogar. Las necesidades son inmensas”, añadió él.

Los combates en Homs pasaron una gran factura, dejando la Antigua Ciudad en ruinas, antes de su final en abril del 2014. Desde entonces, los residentes han vuelto para iniciar la reconstrucción de sus vidas.

El Alto Comisionado visitó dos proyectos, financiados por el ACNUR, dirigidos para los retornados en El-Hamedia.

«Lo perdí todo. No puedo costear ni comprar ni alquilar».

El primero, el Centro de Bienestar Social El-Birr, ofrece a los desplazados internos y a sus familias formación profesional, cursos educativos, cuidado infantil y orientación psicosomática. El segundo es un albergue para los retornados cuyas casas fueron destruidas.

En el albergue, implementado por Child Care Society y uno de los tres que operan en Homs, viven 34 familias en un edificio residencial. Los residentes dicen que las condiciones aquí son mejores que en las escuelas donde fueron forzados a buscar un albergue temporal.

“Perdí todo, no puedo costear ni comprar ni alquilar, estoy bien aquí por ahora”, fue como Rabii, un anciano, describió su situación a Grandi.

Tanto él como Bara’a, de 28 años, describieron cómo fueron desplazados de la antigua ciudad de Homs a principios de la crisis y tuvieron que pasar varias veces antes de llegar finalmente al albergue.

La visita se produce en medio de un creciente debate sobre el establecimiento de “zonas seguras” en Siria.

“En lugar de planificar las llamadas zonas seguras en Siria, los gobiernos deben centrarse en la paz viable y luego en la reconstrucción”, enfatizó Grandi. “Entonces los refugiados regresarán”.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/alto-comisionado-se-reune-con-personas-desplazadas-en-homs-durante-su-visita-a-siria/

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Después de los combates, los residentes de Alepo ansían volver a trabajar

Asia/Siria/31 de enero de 2017/Fuente: ACNUR

Residentes desplazados de la ciudad destrozada por la guerra, buscan formas de auto emplearse como un primer paso para regresar a la vida normal.

Cuando la batalla final por el control del este de Alepo rugió con furia a su alrededor, Abo Ahmad y su familia se sintieron afortunados por haber escapado con vida.

Pero ahora que las armas se han silenciado, él es parte de los más de 50.000 residentes de la antigua ciudad de Siria, que actualmente están desplazados en el oeste de la ciudad. Y él está deseoso de volver a trabajar.

“Quiero retomar nuestras vidas, y empezar a trabajar para poder proveerle a mi familia sin depender de nadie”, dijo Ahmad, quien ha estado buscando trabajo, sin éxito hasta el momento, desde que llegó al albergue Al Salat en diciembre junto con su esposa y cuatro hijos.

“Quiero retomar nuestras vidas, y empezar a trabajar para poder proveerle a mi familia sin depender de nadie”.

“Ahora que hemos cruzado a la seguridad, quiero volver a ser productivo. Este no es el tipo de vida que quiero, esperando en las filas de ayuda humanitaria”, agregó.

En total, más de 120.000 personas están desplazadas en Alepo, una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo, y la cual solía ser la ciudad más poblada y el principal centro comercial de Siria, antes de que el país entrara en conflicto en 2011.

El ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados y sus socios en el albergue colectivo Al Salat y en Alepo están promoviendo empleos y medios de vida como parte clave del esfuerzo para ayudar a la ciudad y a su población a recuperarse de casi seis años de guerra. Entre los servicios que se ofrecen se encuentran los cursos de capacitación profesional y las subvenciones para la formación de empresas.

“Muchas de las familias que conocemos están ansiosas por recomenzar sus vidas, la mayoría de las peticiones son sobre oportunidades de medios de vida y el establecimiento de escuelas para sus hijos”, dijo Sajjad Malik, Representante del ACNUR en Siria, durante una visita reciente a Alepo.

La brutal lucha por el control de Alepo duró más de cuatro años, antes de que las fuerzas gubernamentales restablecieran el control de toda la ciudad en diciembre, provocando un asedio en los vecindarios orientales durante un mes.

Los comerciantes del dañado mercado de la ciudad también esperan volver y comenzar de nuevo. Entre ellos Mohamad, quien es dueño de seis tiendas allí. “Lentamente voy a arreglar y reparar las cosas aquí”, dijo durante una visita a una calle flanqueada de tiendas con las persianas arrancadas y los interiores llenos de escombros. “Vamos a trabajar juntos y reconstruir esto para que podamos trabajar aquí de nuevo”, agregó.

“Quiero empezar a trabajar tan pronto como pueda… pero necesito ayuda, ya que las herramientas que tengo ahora no son suficientes”.

Omar, un herrero de 43 años que se especializa en diseños árabes tradicionales, es otro ex residente de Alepo oriental, que actualmente está desplazado en el oeste de la ciudad. Fue capaz de seguir trabajando para mantener a su familia durante gran parte de los últimos cuatro años, pero finalmente se vio obligado a detenerse en julio cuando el este de la ciudad entró en estado de sitio.

Omar huyó al oeste con su esposa y cuatro hijas después de que su único hijo muriera en un ataque con mortero. Cuando huyeron, se llevó las herramientas restantes con él para reanudar el trabajo tan pronto como fuera posible.

“Quiero empezar a trabajar de nuevo tan pronto como pueda, pero me doy cuenta de que necesito ayuda, ya que las herramientas que tengo ahora no son suficientes”, dijo. Omar estima que tendrá que gastar alrededor de 150.000 libras sirias ($300 dólares) para comprar las nuevas herramientas que necesita. “De esa cantidad, ahora solo tengo 10 dólares”, añadió con tristeza.

“En mi condición actual, no puedo encontrar un plan para el futuro”, dijo Omar. “Todo lo que puedo hacer ahora es quedarme en este albergue y sobrevivir con mi familia, dependiendo de la ayuda humanitaria que recibamos”.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/despues-de-los-combates-los-residentes-de-alepo-ansian-volver-a-trabajar/

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‘Desesperación creciente’ se apodera de los refugiados somalíes ‘olvidados’, advierte ACNUR

África/Somalía/10 de enero de 2017/Fuente: ACNUR

El Enviado Especial del ACNUR Mohamed Abdi Affey advirtió de que casi un millón de desplazados somalíes se enfrenta a una creciente desesperación, mientras se estancan las donaciones.

Un representante de alto nivel del ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, advirtió de que casi un millón de somalíes en los campamentos de refugiados en el Cuerno de África y la región colindante se enfrenta a una creciente desesperación, tras décadas de desplazamiento y de cara a un estancamiento de las donaciones.

“Hay una creciente sensación de desesperación en los campamentos, porque la gente se siente olvidada”, dijo Mohamed Abdi Affey, Enviado Especial del ACNUR para la situación de los refugiados somalíes.

La situación de los refugiados somalíes, ahora en su tercera década, está entre las más prolongadas del mundo, con una tercera generación de refugiados nacidos en el exilio. Casi un millón de somalíes están desplazados en la región limítrofe y otros 1,1 millones están desplazados dentro de la misma Somalia.

Affey dio su declaración desde Ginebra, de regreso de una visita a Somalia y a los campamentos de refugiados en Yibuti, Kenia, Etiopía y Uganda, donde 905.060 refugiados somalíes viven un interminable exilio desde la década de 1990. El mes pasado Affey visitó Yemen, donde fue testigo de las condiciones cada vez más desesperanzadoras a las que se enfrentan los refugiados en ese país asolado por la guerra.

“Hay cada vez más desesperación y la gente está perdiendo la paciencia”.

El Enviado Especial hizo hincapié en que la atención de los donantes se está concentrando en otras emergencias, como Siria y Sudán del Sur.

“La atención está disminuyendo… por el hecho de ser una situación prolongada. El mundo está concentrado en otros escenarios, olvidándose de una población muy importante”, advirtió.

“Mientras tanto aumenta el hambre, aumenta la frustración, hay cada vez más desesperación y la gente está perdiendo la paciencia”.

En una situación que se arrastra desde hace décadas, Affey lamentó que los refugiados en los campamentos tienen que enfrentarse a desafíos que van de la disminución de las raciones de comida, con la sequía que avanza por toda África Oriental, al escaso acceso a la educación y la capacitación vocacional, especialmente para los jóvenes.

“Los refugiados deberían recibir capacitación suficiente, una formación que los prepare a un eventual retorno, para que puedan participar a la reconstrucción de su país y no tengan que volver, después de 30 años, sin competencias. En los campamentos tenemos que crear estas condiciones y oportunidades”.

Tras seis años en Dadaab, la refugiada somalí Amal ha decidido retornar a Somalia con sus mellizas de tres años Fawzan y Furad. © ACNUR/ Assadullah Nasrullah

Desde que el ACNUR comenzó a apoyar la repatriación voluntaria de los refugiados somalíes en Kenia en 2014, un total de 39.316 refugiados retornaron a su país.

Aun reconociendo que las condiciones socioeconómicas y de seguridad en muchas partes de Somalia no sean aptas para retornos en gran escala, Affey ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que se redoblen los esfuerzos para traer estabilidad al país, que se ha visto afectado por casi veinticinco años de conflicto armado.

“Se han registrado algunos avances reales en Somalia en los últimos meses, como la exitosa realización de las elecciones en el país. Lo que se necesita ahora es construir las infraestructuras necesarias en todo el país para que los refugiados no sufran a la hora de retornar”, dijo Affey, que fue viceministro de relaciones exteriores en Kenia.

“Nadie quiere ser un refugiado por siempre”.

Para conseguir apoyo internacional para los refugiados somalíes, el ACNUR está patrocinando una cumbre internacional que será dirigida por la Autoridad Intergubernamental sobre el Desarrollo de África Oriental en marzo de 2017, con el objetivo de encontrar soluciones duraderas para los refugiados somalíes.

“Nadie quiere ser un refugiado por siempre”, dijo Affey. “Una solución regional es la solución más viable para la situación de Somalia”.

En el marco de una respuesta regional, se continuará a brindar protección a los 262.000 refugiados somalíes en el complejo de campamentos de Dadaab, en el noreste de Kenia, que ha acogido a la gente que huía de la violencia en la vecina Somalia durante más de dos décadas.

Después de la decisión del Gobierno de Kenia de cerrar el campamento de refugiados de Dadaab en 2016, el ACNUR ha presentado un plan de acción en la reunión de una Comisión Tripartita compuesta por Kenia, Somalia y el ACNUR, en virtud del cual se ha logrado un acuerdo con el Gobierno de Kenia para aplazar el cierre.

El ACNUR ha reiterado su continuo compromiso para apoyar al Gobierno de Kenia en la protección de los refugiados somalíes, al tiempo que se exploraban otras opciones para encontrar soluciones duraderas para acabar con el desplazamiento prolongado de los refugiados, entre ellas, la repatriación voluntaria a Somalia.

Por Alex Court.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/desesperacion-creciente-se-apodera-de-los-refugiados-somalies-olvidados-advierte-acnur/

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Libios desplazados por segunda vez hacen un urgente llamado de ayuda

Asia/Libano/8 de diciembre de 2016/Fuente: ACNUR

Desplazados de sus hogares por la lucha primero 2011 y de nuevo este año, los residentes de Sirte se enfrentan a una extrema necesidad, incluso a medida que su ciudad es retomada de las milicias.

– Mohmed, un sirio desplazado y padre de tres, quiere retornar a su hogar en la ciudad costera de Sirte, pero la destrucción causada por las dos feroces batallas que lo llevaron a huir dos veces ha sido completa.

Golpeada por los bombardeos, los morteros y los cohetes en 2011 y de nuevo en este año, durante las brutales luchas en las calles, la ciudad que una vez fue próspera y donde vivían 100.000 personas, está ahora en las ruinas y las calles están repletas de bombas sin explotar, y los servicios e infraestructura básicos clave están destruidos.

“Es una ciudad destruida y demolida”, dijo Mohmed. “Si no se eliminan las minas y los explosivos, se perderán muchas vidas. También necesitamos ayuda para reconstruir la infraestructura de la ciudad”.

Después de más de cinco años de convulsión en Libia, los cuales comenzaron con la insurgencia que quitó del poder al gobernante Muammar Gaddafi en 2011. Un estimado actual del número de hombres, mujeres y niños que han sido desarraigados por la convulsión está cerca de los 313.000. Sin embargo, los residentes de Sirte, como Mohmed, han tenido una situación más difícil que la mayoría.

La primera ola de destrucción para ocupar la ciudad de amplios bulevares, lujosos hoteles, centros de conferencias y bloques de apartamentos, se desató en 2011 cuando las milicias rebeldes lucharon calle por calle para derrocar a Gadafi, quien era de la ciudad y que tuvo su sangriento final allí.

«Es una ciudad destrozada y demolida. Si no se limpian todas las minas y los explosivos, se perderán muchas vidas».

La recuperación gradual de Sirte se estancó en junio del año pasado, cuando los extremistas, aprovechando la inestabilidad de Libia, se apoderaron de la ciudad. Once meses más tarde, el grupo leal al gobierno de unidad respaldado por la ONU en Trípoli, lanzó un asalto total con artillería y apoyo aéreo, retomando, finalmente, la ciudad en la semana pasada.

Esta vez, los residentes y las autoridades de Sirte, que se encuentra en la costa mediterránea, a medio camino entre Trípoli y Bengasi, dicen que la destrucción es peor y el desplazamiento mayor.

Según el ayuntamiento, unas 19.000 familias han huido solo desde junio de 2015. Los residentes ahora están dispersos en 18 ciudades alrededor del país, la mayoría en Tarhuna, Bani Walid, y Misurata, mientras que 4.000 familias ahora están viviendo en Trípoli, muchas en condiciones terribles.

“Es realmente trágico. Te vas a otra ciudad como una persona desplazada, y luego el alquiler y los gastos, es realmente difícil”, dice un empleado estatal de Taher, que se escapó de Sirte con su esposa y su joven hija en medio de “bombardeos al azar”, y ahora lucha para pagar el alquiler en un apartamento en la capital libia.

Muchos residentes desarraigados de Sirte viven con miembros de la familia, a menudo en condiciones de sobrepoblación. Entre ellos está Mokhtar, quien dice que él y su familia también se enfrentaron al ridículo público por someterse al gobierno de los extremistas en Sirte, muchos de ellos extranjeros de Siria e Irak. “Teníamos que escapar”, dice. “Sabíamos que era mejor enfrentar los insultos de la gente de aquí que enfrentar la guerra y la muerte”.

Con poca o ninguna ayuda de las autoridades, algunos residentes no vieron otra opción que regresar a sus casas a las afueras de la ciudad afectada, incluso cuando la milicia progubernamental golpeó a los extremistas con artillería y pelearon de casa en casa para controlar el centro.

“Las familias en las afueras están sufriendo de una grave falta de atención médica, gasolina, gas de cocina y no reciben dinero, lo cual es una crisis nacional”, dijo Mohamed Al Amien, miembro del consejo local de Sirte.

Al Amien también dijo que el consejo está movilizando convoyes médicos para ayudar a las familias retornadas con suministros de Misurata, una ciudad que se encuentra a 250 kilómetros al oeste de Sirte.

“Estamos preparando reuniones con organizaciones internacionales para obtener ayuda con reparaciones rápidas en escuelas, hospitales y edificios gubernamentales una vez que la guerra haya terminado”, dijo en una entrevista reciente.

Para los residentes que han sido desplazados dos veces, como Mohmed, y que no cuentan con medios para mantener a sus familias y que dependen de sus parientes, esa ayuda no puede llegar lo suficientemente pronto.

“Necesitamos asistencia inmediata”, dice. “Creo que la comunidad internacional debe ayudarnos en estas solicitudes porque el estado libio es incapaz de hacerlo ahora”.

“A medida que pasa el tiempo, las necesidades de protección de estas familias son cada vez más críticas”.

El ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, está particularmente preocupado por el deterioro de las expectativas de miles de familias desarraigadas por el conflicto en curso en Sirte, algunas de ellas desplazadas por la fuerza varias veces.

“Con el paso del tiempo, las necesidades de protección de estas familias son cada vez más críticas», dijo Samer Hadaddin, Jefe de Misión del ACNUR en Libia. «El costo de la renta para los libios desplazados en su propio país sigue aumentando, junto con la hiperinflación y la liquidez de los bancos libios. Al mismo tiempo, las oportunidades de empleo son escasas para todos. La vida es cada vez más difícil para la gente de Libia”.

Con el socio Mercy Corps, el ACNUR está llevando a cabo una rápida evaluación de necesidades en Sirte con el fin de identificar las necesidades de los desplazados internos y las familias que regresan. A medida que los remanentes de explosivos y los artefactos explosivos improvisados hacen que gran parte de Sirte sea inaccesible y dificulten la reconstrucción, la prioridad más apremiante sigue siendo la remoción de minas.

Durante los meses de verano, el ACNUR, junto con Libaid, distribuyó mantas, bidones, lámparas solares y juegos de cocina a más de 3.000 personas desplazadas de Sirte a Bengasi. 500 familias afectadas se encontraban entre las más vulnerables, sin tener vínculos familiares en su área de desplazamiento y viviendo en alojamientos improvisados.

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Jóvenes, abandonados y en fuga

6 de diciembre de 2016/Fuente: ACNUR

Abandonados por sus padres y huyendo de las pandillas de El Salvador, tres hermanos navegan en el proceso de asilo en México con el apoyo del ACNUR.

TAPACHULA, México, (ACNUR) – Para llegar a la escuela todos los días, los hermanos salvadoreños Anderson, de 17 años y Jairo, de 14, tenían que tomar el bus en el territorio de una pandilla para llegar al controlado por otra pandilla rival, corriendo riesgo de asalto, asesinato o ser obligados a unirse a sus líneas.

Cuando las pandillas intensificaron el acoso, estremeciendo la pizzería de la familia en su barrio natal en el sureste de El Salvador, los dos chicos, su padre y su hermano mayor huyeron para salvar sus vidas. En ese momento, las cosas se pusieron complicadas.

Su madre los abandonó cuando aún eran niños. Después, mientras pasaban por el proceso de asilo en México, su padre y su nueva novia desaparecieron de pronto, cortando todo contacto con los hermanos.

“Si volvíamos allí, creo que nos hubieran matado”, dijo Anderson. “Las pandillas nos dijeron que nos uníamos o moríamos”.

Sin sus padres para cuidarlo y sin posibilidades de volver a su hogar, Moisés, el hermano mayor, que tiene 20 años, se hizo cargo como cabeza del hogar. Actuando como guardián legal de sus hermanos menores, él hace todo lo posible para ayudarles a empezar de nuevo en México.

Jóvenes como los hermanos Sánchez llamaron la atención de todo el mundo en 2014, cuando decenas de miles de niños no acompañados huyeron de la violencia de las pandillas en sus ciudades, y terminaron en la frontera sur de los Estados Unidos.

“Si volvíamos allí, creo que nos hubieran matado. Las pandillas nos dijeron que nos uníamos o moríamos”.

A pesar de que la cantidad de titulares sobre el tema ha disminuido para el 2016, miles de jóvenes continúan realizando los viajes desde El Salvador, Honduras y Guatemala, países convulsos por el incremento de la violencia, hacia el norte.

“El flujo de niños no acompañados continúa siendo muy alto”, dijo Cynthia Pérez, directora de atención y vinculación institucional de la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR). “Diferentes agencias han sido capacitadas para asegurar que identificamos a todos los niños que han sufrido violencia, con el fin de ofrecerles la oportunidad de solicitar asilo”, añadió.

Los países del llamado Triángulo Norte de Centroamérica son de los más peligrosos en el mundo, ya que la Mara Salvatrucha y su rival, Barrio 18, luchan para hacer crecer sus imperios criminales, convirtiendo las calles en zonas de guerra, y a los jóvenes en mercenarios.

Las pandillas realizan actos criminales que van desde asaltos, extorsiones y secuestros, hasta tráfico y venta de droga. Los jóvenes atrapados en este caos enfrentan acosos, agresiones y reclutamiento forzado para sus filas.

“Huir es la única opción si no quieres unirte a la pandilla”, dijo Anderson. Las promesas que hacen las pandillas de buena paga y protección, rápidamente se convierten en amenazas. Y los hermanos Sánchez tuvieron la mala suerte de vivir en un barrio controlado por una pandilla, mientras que la escuela a la que asistían estaba en el territorio controlado por otra. Su viaje a la escuela significaba que ellos traicionarían no solo a una, sino que a las dos pandillas.

“Yo me matriculé en una escuela secundaria, pero nunca asistí”, dijo Anderson. “No quería cruzar de una zona a la otra. Era muy peligroso”.

Mantener la cabeza baja y evadir a las pandillas tampoco garantiza la seguridad.

“Solíamos ir al campo de fútbol para jugar”, dijo Anderson. “Pero una vez los pandilleros nos vieron y nos siguieron a casa, así que no pudimos volver a jugar fútbol en el campo”.

Pero ahora pueden respirar más tranquilos en su nuevo hogar temporal, en un barrio tranquilo a las afueras de Tapachula. La ciudad del sur, cerca de la frontera con Guatemala es una plataforma para los refugiados que vienen de Centroamérica. Es aquí donde ellos supieron de su derecho a solicitar asilo en México con COMAR.

Las solicitudes de asilo en México aumentaron en un 152 por ciento en la primera mitad de 2016 en comparación con años anteriores. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, espera que México reciba más de 8.000 solicitudes este año, 95 por ciento de estas provenientes de El Salvador, Guatemala y Honduras.

La solicitud de asilo de los hermanos Sánchez se volvió más complicada cuando su padre los abandonó.

“COMAR me dijo que sin un guardián legal, Anderson y Jairo podrían ir a servicios infantiles”, dijo Moisés. “Pero no puedo dejar que los separen de mí”.

A pesar de que México ha mejorado las condiciones para los refugiados y les da más alternativas, muchos menores que buscan asilo, aún terminan en centros de detención. ACNUR hace un llamado para que esta práctica pare por completo. Mientras se trabaja en esta cuestión, Moisés lucha por quedarse con sus hermanos. Él pudo reclamar la custodia legal de sus hermanos para poder quedarse los tres juntos.

En agosto, a los hermanos se les concedió el asilo en México. Fue un momento de mucha alegría y alivio, pero para los tres hermanos que ahora están solos, aún queda mucho camino por delante.

“Los menores no acompañados no solo necesitan acceso al asilo en México, sino…también el acceso a servicios de educación, salud y psicología”.

“Los menores no acompañados no solo necesitan acceso al asilo en México, sino que se les asegure también el acceso a servicios de educación, salud y psicología”, dijo Mark Manly, representante del ACNUR en México.

Ellos son parte de los 2.500 solicitantes de asilo en México que recibieron apoyo financiero y de otros tipos en la primera mitad de 2016, por parte de ACNUR. Pero Moisés aún trabaja casi todos los días, y gana 700 pesos, un equivalente a $37 dólares, por semana. Él espera poder ahorrar para poder empezar una nueva vida con sus primos, que están en el norte de México.

“Quiero que ellos puedan estudiar y estar a salvo, seguros en casa. Ha pasado mucho tiempo desde que tuvieron eso”, dijo Moisés.

Ni Anderson ni Jairo han podido asistir a la escuela en más de un año. Ellos pasaron los días paseando por las tranquilas calles, disfrutando el poder estar afuera de nuevo.

Cuando tienen 15 pesos, $0.80 dólares para gastar, su lujo es jugar Xbox durante media hora en un centro de juegos. Ellos pasan el resto del tiempo con sus teléfonos en la esquina de una calle, donde encontraron señal de WiFi. Ellos se ríen de videos e imágenes cómicas.

“El internet viene de la escuela pública. Pero como nosotros no tenemos tarjetas de residencia, no podemos ir a la escuela por el momento”, dijo Anderson, señalando el patio de la escuela al otro lado de la calle.

Puede que los hermanos encontraran algo de paz en México, pero todavía tienen un largo camino por recorrer.

Fuente: http://www.acnur.org/noticias/noticia/jovenes-abandonados-y-en-fuga/

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