Page 1 of 3
1 2 3

Uruguay: Escuela de nutrición de la Udelar emite comunicado por situación de la alimentación escolar

América del Sur/Uruguay/06-08-2021/Autor:Fuente: www.republica.com.uy

Desde la Escuela de Nutrición de la Udelar se emitió un comunicado en donde se explica que «comer saludablemente cuesta una cinco veces más que una comida rica en grasa» en relación a lo acontecido por la alimentación en las escuelas.

Desde el Observatorio del Derecho a la alimentación de la Escuela de Nutrición de la Udelar se expresó que «la obesidad es «multicausal». En referencia a loa acontecido por la alimentación en las escuelas.

En la misiva se sostiene que «la obesidad como otros problemas que están presentes en nuestra sociedad como la pobreza como la violencia es multicausal».

Posteriormente en la misiva se agrega que «no solo se trata de un problema de decisiones y voluntades individuales»

Más adentrado en el comunicado añade que «una factor principal del problema a de la malnutrición, y en especial en países en desarrollo es el aumento de la brecha social».

Ante esta situación «los mas favorecidos restringen el acceso a los alimentos más saludables, en especial a partir de la pandemia del Covid-19».

La Escuela de Nutrición sobre «comer saludablemente»

En el comunicado se esgrime que «comer saludablemente cuesta una cinco veces más que una comida rica en grasa, calorías y azúcar».

«La obesidad es un problema complejo y estructural y se encuentra vinculado a aun ambiente obesogénico que promueve una alimentación no saludable y una vida más sedentaria».

Agrega que «avanzar es mejorar los entornos alimentarios en donde los niños y las niñas nacen, crecen y se desollarán debería ser la meta sobre las que se solventen las decisiones en materia de política alimentaria».

El camino debería estar centrado en mejorar el acceso a alimentos saludables en términos de disponibilidad y precios» Expresa el comunicado.

Fuente e Imagen: https://www.republica.com.uy/escuela-de-nutricion-de-la-udelar-emite-comunicado-por-situacion-de-la-alimentacion-escolar-id1377/

Comparte este contenido:

Interrupción del año escolar: ¿Cuáles son sus causas y cómo afecta a los estudiantes? Perú

América del Sur/Perú/28-05-2021/Autor(a) y Fuente: rpp.pe

La interrupción escolar afecta en mayor medida a estudiantes de zonas rurales, a quienes hablan lenguas originarias y a niñas y adolescentes mujeres. Algunas razones detrás del abandono son los problemas económicos, familiares y el embarazo adolescente.

La educación es un eje pendiente de cara al Bicentenario y uno de sus puntos débiles es el que se refiere a la interrupción escolar. Aunque en el Perú la tasa de deserción escolar mostraba una tendencia a la baja en los últimos años; con la pandemia, las cifras han aumentado en ciertos niveles educativos.

Según cifras del Ministerio de Educación, se calcula que unos 300 000 estudiantes dejaron de ir al colegio en 2020. En el periodo interanual de 2018-2019 a 2019-2020, las cifras de deserción escolar aumentaron en inicial de 2,2% a 4,4% y en primaria de 1,3% a 2,1%. Por su parte, en secundaria la cifra se redujo de 3,5% a 2,9%. En el mismo periodo, la deserción de los servicios privados aumentó en primaria de 1.2% a 3.1% y en secundaria de 2% a 2.8%.

La interrupción escolar —también conocida como deserción escolar— afecta en mayor medida a estudiantes de zonas rurales, a aquellos que hablan lenguas originarias y a niñas y adolescentes mujeres. El Banco Mundial subraya que, “en los países con ingresos bajos, menos de dos tercios de las niñas termina la escuela primaria y solo 1 de cada 3 completa el primer ciclo de la escuela secundaria”.

El ministro de educación Ricardo Cuenca, ya ha mencionado que la interrupción en las áreas rurales es un problema recurrente en nuestro sistema educativo y que sus indicadores duplican los de zonas urbanas. Asimismo, ha resaltado que, aunque se acostumbra a usar la palabra “deserción” o “abandono”, en realidad lo correcto sería llamarlo “interrupción de estudios”, ya que “la responsabilidad no es solo de los estudiantes y además porque siempre estará abierta la posibilidad de retomar los estudios”.

Los principales motivos por los que los escolares abandonan la educación básica regular son los problemas económicos, familiares y la falta de interés.
Los principales motivos por los que los escolares abandonan la educación básica regular son los problemas económicos, familiares y la falta de interés. | Fuente: Shutterstock

¿Por qué razones los escolares abandonan los estudios?

Datos de la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), al segundo trimestre de 2020, indican que los principales motivos por los que los escolares abandonan la educación básica regular son los problemas económicos (75.2%), los problemas familiares (12.3%) y la falta de interés (4%). En el caso de los escolares de secundaria, un factor adicional es la necesidad de trabajar.

De acuerdo con Quentin Wodon, economista del sector educación del Banco Mundial, en el caso de las niñas y adolescentes mujeres, algunas razones por las que no pueden acabar la escuela, además del aspecto económico, son el matrimonio precoz, el embarazo adolescente y el escaso aprendizaje en las clases. Asimismo, resalta que “las normas sociales y los roles de género afectan también la capacidad de las niñas de permanecer en la escuela”.

Sumado a esto, hay que tener en cuenta los problemas de conectividad a Internet, la falta de equipos para el acceso, así como la carencia de TV y radio a nivel nacional; sobre todo en el contexto actual en el que la estrategia Aprendo en Casa se da principalmente por estos medios. Aunque se pretende que con ella la educación a distancia sea una realidad para que ningún estudiante pierda el año escolar, esto no necesariamente se cumple por la falta de recursos.

El documento “Predictores de la deserción escolar en el Perú” publicado por GRADE en julio de 2020, explica que las características de los estudiantes que han abandonado la escuela o que están en riesgo de hacerlo son “haber repetido de grado una o más veces, estar en situación de pobreza o pobreza extrema, mostrar bajo rendimiento educativo y pertenecer a un grupo indígena”. De igual manera, explica que, si un mismo estudiante cumple más de una de estas características, tiene mayor riesgo de dejar la educación básica.

Algunas consecuencias de interrumpir los estudios son el incremento de los niveles de pobreza y una mayor probabilidad de que los escolares sufran el trabajo infantil.
Algunas consecuencias de interrumpir los estudios son el incremento de los niveles de pobreza y una mayor probabilidad de que los escolares sufran el trabajo infantil. | Fuente: Shutterstock

Estudios interrumpidos: ¿Cómo afecta a los estudiantes?

Interrumpir los estudios tiene consecuencias negativas para los estudiantes. Por un lado, se incrementan los niveles de pobreza y existe una mayor probabilidad de que los escolares sufran el trabajo infantil. Julián Suárez, vicepresidente de Desarrollo Sostenible del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF) señala que los estudiantes que abandonan la escuela suelen pasar más tiempo desempleados y son más propensos a conseguir empleos informales a futuro, sin derechos ni beneficios laborales y con ingresos mínimos.

Asimismo, tienen menos herramientas para los desafíos que aparecen durante y después de su educación. Según el estudio de GRADE, mientras más temprano se produce el abandono escolar, mayor efecto se observa en las habilidades a los 19 años. De igual forma, la interrupción escolar eleva el riesgo de embarazo adolescente y hace que los niños, niñas y adolescentes sean más propensos a sufrir violencia, incluso en la vida adulta.

Avances para frenar la interrupción de estudios escolares

Aunque las cifras se han tornado negativas por motivo de la pandemia, sobre todo para inicial y primaria, también se han dado buenas noticias. El Minedu señala que la deserción escolar en Lima Metropolitana se redujo a la mitad en el año 2020, ya que se pudo lograr un retorno de 52.8% en las instituciones educativas con mayores índices de interrupción de los estudios, así como el regreso de cerca de 39 000 estudiantes a la Educación Básica Regular.

Por parte del Gobierno, se han puesto en marcha diversas estrategias como la iniciativa “La educación no para”, de la Dirección Regional de Educación de Lima Metropolitana (DRELM), que, con un equipo de voluntarios, logró el acercamiento a los estudiantes y sus familias para evitar la interrupción de los estudios.

Por su parte, el Minedu ha implementado “Alerta Escuela”, una herramienta para los directores de instituciones educativas, a la que pueden acceder a través de la página web del Sistema de Apoyo a la Gestión de la Institución Educativa (SIAGIE). Esta muestra el riesgo de interrupción de estudios de cada estudiante según su sección y grado diferenciándolos con tres colores: verde (bajo riesgo), amarillo (riesgo medio) y naranja (alto riesgo). Así, se puede identificar a estudiantes con más riesgo de dejar la escuela y establecer estrategias junto con los docentes.

Se debe trabajar para reducir las brechas geográficas, socioeconómicas, en lengua materna y de género en la educación.
Se debe trabajar para reducir las brechas geográficas, socioeconómicas, en lengua materna y de género en la educación. | Fuente: El Peruano

Desafíos pendientes para reducir las tasas de interrupción escolar

Las “Propuestas del Bicentenario – Educación” de Videnza Consultores, explican y desarrollan diversos desafíos de la educación peruana. Entre ellos, resaltan que se debe trabajar para reducir las brechas geográficas, socioeconómicas, en lengua materna y de género, así como por la conclusión oportuna en la educación básica. Otro punto pendiente es mejorar el acceso a Internet y a dispositivos de conexión a nivel nacional.

Por su parte, el estudio de GRADE hace hincapié en que se debe identificar a los estudiantes que estén en riesgo de abandonar los estudios o que ya lo han hecho, así como a sus familias, con el fin de trabajar con ellos. Además, los programas a implementar deberían considerar las aspiraciones educativas de los mismos, por lo que pueden funcionar campañas que resalten las ventajas futuras de culminar la educación básica. Finalmente, subraya que se debe considerar que cada estudiante que abandona la escuela presenta una historia única que debe ser comprendida y atendida.

La interrupción escolar no solo afecta al estudiante, sino también a toda su familia. Es urgente crear estrategias que tomen en cuenta las necesidades particulares de cada estudiante y que brinden el seguimiento y apoyo necesario para que todos los peruanos y peruanas puedan acceder a educación de calidad y culminar sus estudios básicos de forma oportuna. “Integración al Bicentenario: Construyamos un país mejor”, es organizado por RPP con el apoyo de Enel y Movistar.

Fuente e Imagen: https://rpp.pe/campanas/valor-compartido/interrupcion-del-ano-escolar-cuales-son-sus-causas-y-como-afecta-a-los-estudiantes-desercion-escolar-brecha-educativa-noticia-1338709

Comparte este contenido:

Semipresencialidad en Madrid: jaque a la igualdad de oportunidades

Europa/España/eldiariolaeducacion.com

  • El formato semipresencial está asestando un duro golpe a la equidad educativa. La atención online al alumno varía enormemente según sea su hogar y el centro al que acude. Miles de estudiantes siguen sin poder sacar provecho alguno del aprendizaje remoto, que en condiciones ideales ya ofrece numerosas dudas. El alejamiento del aula podría suponer para muchos chavales su condena definitiva al fracaso. Analizamos el caso de Madrid.

Pensemos, por ejemplo, en Julián. Demos nombre ficticio a un alumno prototípico en la cuerda floja del abandono. Julián lleva sobre sí el peso de la adversidad. Recibe escaso apoyo familiar y en su barrio no abundan los referentes de éxito en los estudios. Con casi 18 años, no tiene aún la ESO y está matriculado en FP Básica. El último trimestre sin clase del pasado curso frenó en seco su creciente implicación escolar. Antes del cerrojazo le gustaba, por primera vez en su vida, ir a clase.

Este curso ha vuelto a su instituto con ganas. Pero pasa la mitad de su tiempo lectivo en casa, sin wifi ni dispositivos con que realizar el sucedáneo práctico que le envía el centro. Una idea ronda su cabeza: buscarse la vida con lo puesto.

Son muchas las caras de la semipresencialidad, modelo que impera a partir de 3º de ESO en Madrid. Para la mayoría de chavales supone un intermitente alto en el camino. Tienen clase cuando acuden al centro y se limitan a hacer tareas a mansalva desde casa. Algunos afortunados notan menos sus efectos: desde sus habitaciones se conectan —manteniendos horarios— a lecciones virtuales que retransmite en streaming el colegio o instituto. Para otros, sin embargo, podría representar el punto de inflexión que marcó su futuro con el estigma del fracaso.

Centros, sindicatos y asociaciones de familias no se cansan de alertar sobre el tremendo retroceso para la igualdad de oportunidades que conlleva este formato. La experiencia híbrida, denuncian, varía enormemente según el contexto socioeconómico del alumno. Y un mantra emerge diáfano: a menor tiempo de escuela, mayor relevancia de la variable hogar.

El factor suerte también se extiende al centro. “Dependiendo de dónde esté el alumno matriculado, de la dedicación de profesores y equipo directivo, así será la atención educativa que reciba”, subraya Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Giner de los Ríos. Máxima eterna que la distancia y su consiguiente necesidad de soluciones creativas acrecientan.

Al sesgo de partida y las dudas pedagógicas de base (menor concentración y motivación), se une un rosario de escollos técnicos y logísticos. Algunos inevitables. Otros, al parecer, derivados de la falta de previsión de la Consejería. “Estamos agotados. Han sido unas semanas de locura. Si todo esto se hubiera empezado a preparar en julio, el comienzo de curso hubiera sido mucho más fácil”, lamenta Marian González Martín, directora del IES Juan de Mairena, en San Sebastián de los Reyes.

Mundo feliz en la concertada

Las diferencias en el impacto educativo del modelo mixto dependen también de la titularidad del centro. Muchos privados se las están apañando para sortear la semipresencialidad y aun así garantizar los estrictos protocolos sanitarios. En principio, la exigencia de alternancia para los centros financiados con fondos públicos no les atañe. Con claustros abudantes y amplias instalaciones, están en condiciones de conjugar presencialidad plena y distancia social.

Aunque no es un todo homogéneo, la concertada procura transmitir a las familias una sensación de armonía y control. “Asegura que todo les funciona genial. Te hablan de un mundo feliz en el que ningún estudiante tiene problemas de conexión”, afirma Esteban Álvarez León, presidente de ADIMAD, la asociación de directores de la pública en la Región. Al frente del IES Sierra de Guadarrma, en Soto del Real, Álvarez León ve en este mensaje una cierta operación cosmética. Pero ante todo la constatación de un hecho: la pública escolariza en Madrid a la inmensa mayoría del alumnado más vulnerable.

Los directores del Juan de Mairena y el Sierra de Guadarrama admiten que, dentro de la red pública, parten con ventaja. Sus institutos se ubican en zonas de clase media, con madres y padres por lo general comprometidos y tecnología decente en los hogares. La semipresencialidad, aseguran, supone un trastorno sobrellevable para sus comunidades educativas. La directora González Martín cifra en un 10% su población estudiantil vulnerable. “Ya durante el confinamiento conseguimos salvar la brecha digital. Colaborando con el AMPA y las administraciones, hicimos llegar portátiles a todos los alumnos. La brecha social es más difícil de abordar, aunque también procuramos llevar a cabo un seguimiento y prestar ayuda personalizada”.

Ambos IES cuentan además con un parque tecnológico adecuado para seguir enseñando a distancia. Tras un gran esfuerzo, mezcla de planificación y ensayo-error, están simultaneando sus sesiones presenciales con la retransmisión en directo para los chicos y chicas a los que ese día o franja les toca casa. El Sierra de Guadarrama apostó fuerte por las TIC hace años, incluida una potente red wifi. De forma que ha logrado una transición suave hacia los nuevos formatos impuestos por la pandemia y su gestión educativa desde arriba. “Somos la excepción”, destaca el presidente de ADIMAD, “pocos institutos cuentan con infraestructura para soportar 20 clases en streaming al mismo tiempo”. Así que recurren a la fórmula habitual: presencialidad + deberes.

González León cuenta que su centro vive semanas gloriosas de colaboración docente. Mediante la formación en cascada, los profesores más tecnófilos comparten conocimiento con sus compañeros menos duchos en competencias digitales. Intercambian soluciones imaginativas y de aplicación directa. “La oferta de la Consejería es escasa y excesivamente teórica”, afirma. Tampoco ayuda, en su opinión, “el empeño de la Administración por centralizar la actividad online desde el portal EducaMadrid, que ha mejorado pero sigue mostrando importantes deficiencias”. Otras comunidades (Canarias, Extremadura, Cantabria…) sí han alcanzado acuerdos con gigantes como Google o Microsoft, que canjean afán promocional por libre acceso a sus productos y servicios educativos. Estos funcionan soportados por servidores “con los que la Consejería no puede competir”, añade el director del Sierra de Guadarrama.

Por su parte, el Juan de Mairena sí ha precisado de una reconversión de urgencia, un poco a matacaballo. Ha adquirido portátiles y cámaras en tiempo récord, rebuscando en un mercado al borde del agotamiento. Las conexiones empiezan a fluir sin contratiempos, pero siguen cogidas con alfileres. “Este fin de semana [la entrevista se produjo el pasado viernes] vienen unos padres a revisar el wifi”, destaca su directora.

Redes de solidaridad

El panorama se antoja muy distinto en amplias zonas del sur de la capital y la región. Allí se concentra la mayoría de familias madrileñas con recursos escasos. Los institutos gueto, con carencias socioeducativas de toda índole, son moneda común.

Desde que empezó la crisis en marzo, el imperativo tecnológico se eleva sobre el resto. Y es condición sine qua non para los alumnos con mayor desventaja. Sin equipamiento TIC, el tiempo lectivo que el chaval pasa en casa es tiempo perdido. “Durante el confinamiento se repartieron unos 3.000 portátiles a cuenta del MEC, un número totalmente insuficiente. Para el resto, solo quedó la opción de recurrir a las redes de solidaridad, muchas veces promovidas por las AMPA, que han hecho un trabajo excelente”, explica Isabel Galvín, secretaria de Enseñanza en CCOO.

Cuando se decantó a última hora por la semipresencialidad, con el inicio de curso a tiro de piedra, la Consejería prometió 70.000 dispositivos. “Nos comunicó el consejero [Enrique Ossorio] que empezarían a repartirse gradualmente en octubre, pero aún no ha llegado ninguno”, destaca Álvarez León. Galvín se sorprende de la contradicción surgida tras la reciente prohibición de usar el móvil en las aulas madrileñas: “No permites utilizarlo en clase pero a miles de chavales no les dejas otra alternativa que hacerlo para aprovechar algo el tiempo que se quedan en casa”.

Con la semipresencialidad en Madrid, llueve doblemente sobre mojado. Los formatos a distancia ensanchan, como en cualquier otro lugar, el inmenso tajo que abrieron los tres meses de confinamiento el pasado curso. Y lo hace en una región especialmente golpeada por la desigualdad, “tal y como atestiguan recientes informes de Save the Children o el mismo PISA”, dice Galvín. Según Morillas, el propio consejero Ossorio sabe que la presencialidad es la única opción para un sistema que aspira a la igualdad de oportunidades: “Lo dijo en la última Comisión de Educación en la Asamblea de Madrid del 15 de septiembre”.

Galvín y Morillas enfatizan su preocupación por el alumnado de FP Básica. “Son el eslabón más débil, más de la mitad no promocionan. Necesitan enfoques integrales que solo puede garantizar la escuela presencial”, sostiene Morillas. Como Julián, nuestro alumno ficticio, unos 12.000 estudiantes madrileños caminan sobre el alambre, aferrándose al estudio en este programa salvavidas esencialmente práctico. Si la semipresencialidad se prolonga durante meses, quizá vean pasar —víctimas de la desidia y la indiferencia— al último tren.

Fuente: https://eldiariodelaeducacion.com/2020/10/13/semipresencialidad-en-madrid-jaque-a-la-igualdad-de-oportunidades/

Comparte este contenido:

Pobreza, educación y tecnología

Por: Elisabeth de Puig

Una pregunta difícil es la de saber cómo se desarrollarán las competencias de los alumnos de familias que “no saben de letras” o tienen una educación mínima, y que no podrán recurrir a tutores durante las horas de docencia virtual de las cuales no sabemos cuánto tiempo durarán.

Las nuevas autoridades educativas han tenido que afrentar rápidamente algo así como la cuadratura del círculo, o mejor dicho, la resolución de un problema sin soluciones satisfactorias para todos los involucrados.

El optimismo que ha generado en ciertos sectores el anuncio de la virtualización de la educación para el año escolar entrante, que permitiría cerrar la brecha digital existente en nuestro país, no logra esconder el miedo que sacude a otros frente a las modalidades reales de aplicación de un regreso a clase virtual en la situación actual.

Si bien existe la férrea voluntad política de lograr un cambio y la imperativa necesidad de buscar soluciones al inicio del año escolar, al igual que se está haciendo en los demás paises afectados por la pandemia, no deja de preocupar la aplicación de estas medidas en los hechos y sus implicaciones en la República Dominicana, donde las brechas social y educativa son ampliamente marcadas.

En las clases acomodadas, los hijos e hijas son inscritos en colegios privados que ya han experimentado la enseñanza virtual durante la cuarentena. Estas familias manejan computadoras, tabletas, IPads y Smart phones.

Según datos de la CEPAL, el 61% de los niños y niñas de estas familias tienen computadoras de escritorio, 57% computadoras portátiles y 56% tablets. Además, los hogares están equipados de Wifi y ofrecen suficiente espacio para que los alumnos y alumnas puedan aislarse comodamente para trabajar.

La encuesta Enhogar 2018 señala la relación positiva que hay entre el mayor nivel académico alcanzado por el jefe o jefa de hogar y el acceso a las TICs; sin embargo, son muchos los padres y madres que no tienen tiempo ni formación pedagógica para apoyar a sus hijos e hijas.

Para esos fines ya se están promoviendo ofertas de tutores a domicilio que proponen trabajar junto a los niños, para que estos puedan seguir las clases durante las horas que los padres estén fuera de casa trabajando, evitar conflictos intra familiares, asegurar la disciplina y lograr que los niños estudien realmente en línea frente a una pantalla.

Los problemas de la escolaridad virtual se plantean de otra manera y con diversos grados de intensidad en los sectores vulnerables, donde las nuevas tablets que entregarán a los niños escolarizados se afrentarán a varios obstáculos, entre ellos el hacinamiento, el ruido intenso y continuo, los ladronzuelos y las plagas.

Cuando más de 5 personas duermen en una pieza de 15m2, lo que suele ser a menudo la realidad que viven nuestros niños, niñas, adolescentes y sus familias, los espacios de vida no están bien delimitados y de la misma manera que la cafetera puede facilmente voltearse sobre un cuaderno podría hacerlo sobre la tablet.

Por otro lado, no hay escapatoria al ruido intenso y continuo del vecindario y esta maravilla de la tecnología se volverá rápidamente objeto de deseo, tanto del vecino como del hermano tecato que vendería su padre o su madre para comprar “piedra”.

Sin contar que muchas de estas familias conviven a menudo con roedores cuyos estragos, además de la leptopirosis, pueden sorprender a muchos, como se puede apreciar en este testimonio.

D…10 años Villas Agrícolas

(Llorando) No quiero ir a la escuela. Le tengo miedo a la maestra. Se va a quillar. Pero no es mi culpa… son los ratones. Comieron mi mochila y mi cuaderno de sociales se puso feo. No tiene borde. Va a decir que es un descuido.

Cuando mi papá estaba vivo y se emborrachaba mucho, se quedó dormido en el piso con comida y los ratones le mordieron los dedos. Mi mama le dijo de todo, pero hubo que llevarlo al hospital…

Una pregunta difícil es la de saber cómo se desarrollarán las competencias de los alumnos de familias que “no saben de letras” o tienen una educación mínima, y que no podrán recurrir a tutores durante las horas de docencia virtual de las cuales no sabemos cuánto tiempo durarán.

Con este sistema, impuesto por las circunstancias, nuestros niños y niñas estarán desprovistos de protección contra la violencia intrafamiliar muchas veces detectada por las psicólogas y trabajadores sociales de las escuelas y contra la violencia barrial, cuando los padres salgan a trabajar.   

Otra preocupación enunciada por diversos sectores es la de saber si habrá tiempo hasta el inicio de la docencia, el 2 de noviembre, para mejorar las infraestructuras digitales deficientes y las restricciones existentes a la conectividad en sectores rurales y urbanos marginados, tomando en cuenta que en los hogares de más bajos ingresos el 89% de los niños entre 5 y 12 años no están conectados al internet, según el informe especial de la CEPAL “Universalizar el acceso a las tecnologías digitales para enfrentar los efectos del COVID-19”.

Como lo confirma la CEPAL, según las condiciones socio económicas de las familias, las edades y el lugar de residencia, las diferencias entre las posibilidades que se ofrecen a nuestros alumnos y alumnas son muy amplias y deberán ser tomadas en cuenta con correctivos.

¿Qué hacer para que el año escolar 2020/21 no sea un año perdido para un amplio sector de la población en edad de ser escolarizada? ¿Qué hacer dentro del marco anunciado por el Ministerio de Educación para que por causa de pandemia no se refuerce aun más el sistema vigente de una educación a varias velocidades?

Algunas vías de solución podrían estar en la hibridación de sistemas, en el uso de estrategias innovadoras combinadas con estrategias más tradicionales como la utilización de la radio y la enseñanza a pequeños grupos. De lo que se trata es de no perder el lazo con los alumnos y alumnas, evitar la deserción escolar y el trabajo infantil, así como darles seguimiento a las familias cuyos niños y niñas están desprotegidos.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/pobreza-educacion-y-tecnologia-8856308.html

Comparte este contenido:

La escuela, salvavidas contra el coronavirus para los más pobres de Sudáfrica

África/Sudáfrica/lavanguardia.com

«¿Qué habéis oído nuevo sobre el coronavirus?», preguntan los maestros al comenzar cada día en la escuela Streetlights, ubicada en uno de los barrios más conflictivos de Johannesburgo. La pregunta es simple, pero efectiva contra el miedo que se ve sobre las mascarillas, en los ojos de los alumnos.

«Yo he oído que encontraron una cura contra el virus en América»; «En Rusia liberaron leones porque la gente no cumplía las normas» o «No puedes verlo, pero puede matarte» son algunas de las respuestas que se oyen una mañana de mediados de agosto, en el aula de los niños de 8 años.

Las clases de este centro privado, que funciona como proyecto sin ánimo de lucro en el barrio de Jeppestown, se han partido en grupos de 15 alumnos y, pese al devastador efecto de la pandemia en Sudáfrica, estos días comienzan puntuales a las 07.15 de la mañana, con una pequeña sesión de preguntas y respuestas sobre el coronavirus.

Antes, con cara de sueño, mascarilla y pantalla protectora (obsequio de uno de los donantes de la escuela), los estudiantes llegan con margen de tiempo a la puerta de la escuela para que les desinfecten los zapatos y las manos, les tomen la temperatura y les anoten en la lista de entrada.

Cada uno lleva un «cuaderno de bienestar» en el que apuntan como se encuentran físicamente y de ánimo en este contexto extraño. Tan extraño que, al llegar al colegio, en este invierno austral no hay bullicio, ni risas, ni pasos de carreras.

«Cuando empezamos a traer a los niños de vuelta a las primeras clases (en junio pasado), nos quedamos atónitos. Era nuestro grado 5 (unos 9 años) y son un grupo bastante animado. Pero cuando volvieron después del confinamiento, todo lo que podías ver en sus ojos era tristeza. Tristeza y miedo», explica a Efe Tatenda Mafodya, directora de Streetlights School.

«Durante nuestras sesiones de la mañana empezamos a tener conversaciones con ellos y hablamos sobre cuánto miedo tienen, qué pasa si contraen el virus, si pueden morir o si lo pueden llevar a casa y contagiárselo a alguien que quieren», detalla la educadora.

Con esta y otras medidas, especialmente de aforo e higiene, esta escuela sudafricana se las ha arreglado para ir reincorporando de manera progresiva a sus alumnos en las últimas semanas.

Es un logro que no pueden adjudicarse muchos otros centros de la nación más desarrollada de África -epicentro de la pandemia en el continente-, para los que 2020 será prácticamente un curso perdido.

«Los niños ricos y las escuelas privadas se fueron a internet y no han perdido casi nada de aprendizaje, casi no ha habido problemas para ellos. Pero la grandísima mayoría de los estudiantes sudafricanos, el 87 % de los niños, están en el sistema público y no han recibido casi enseñanza en este periodo», lamenta Melanie Smuts, fundadora del proyecto Streetlights School, en conversación con Efe.

MUCHO MÁS QUE PERDER CLASE

Como todos los colegios sudafricanos, Streetlights tuvo que cerrar a mediados de marzo cuando el Gobierno ordenó la suspensión de las clases y, poco después, el confinamiento de toda la población.

En el distrito donde está esta escuela -Jeppestown, uno de los barrios más desfavorecidos y conflictivos de Johannesburgo-, las clases virtuales no eran realmente una opción: los responsables del centro se encontraron con que los padres tenían para ofrecer, como mucho, un móvil con datos suficientes para WhatsApp.

A los 300 alumnos, además, el confinamiento les despojaba no solo de su educación, sino de las dos comidas diarias que la escuela les proporciona y de su espacio seguro para socializar y crecer.

«Lo que realmente importa para los niños que vienen de hogares complicados es la pérdida de ese lugar al que pueden ir cada día que es seguro y predecible, donde los adultos cuidan de ellos y tienen amigos. No tener ese espacio causa un efecto enorme», afirma Smuts.

Durante los meses iniciales del confinamiento, los profesores de esta escuela se organizaron como pudieron con los padres para mandar notas de audio por WhatsApp con las lecciones y los deberes, a fin de que los estudiantes pudieran seguir avanzando.

Poco a poco, también empezaron a mandar paquetes de comida a las familias, a las que las órdenes de confinamiento habían dejado sin recursos para subsistir.

Sólo en junio, la flexibilización de las restricciones permitió empezar a planear una estrategia de retorno a las clases, basada en las experiencias de otras escuelas y de otros países.

Había que evitar a toda costa no sólo que este 2020 fuera un año completamente perdido en lo educativo, sino también devolver a los niños de Jeppestown su «espacio seguro».

LA PANDEMIA SACA A LA LUZ LAS GRIETAS DEL SISTEMA EDUCATIVO

A los países del hemisferio austral, la pandemia les sorprendió con el curso escolar 2020 apenas comenzado y, mientras el norte debate la «vuelta al cole» en septiembre, el sur acumula ya más de cinco meses de interrupciones e incertidumbre.

En Sudáfrica, un país que ostenta el desagradable honor de ser una de las naciones más desiguales del mundo, la crisis ha reventado las costuras de un sistema educativo deficiente que aún lidia con la herencia del pasado de opresión racista del «apartheid» (1948-1990).

Hay niños que estudian con tabletas último modelo en colegios con campo de rugby propio y hay otros cuyas escuelas únicamente tienen letrinas en baños sin agua corriente.

«Las primeras veces que yo visité escuelas con estudiantes pobres tuve una fuerte impresión de que el ‘apartheid’ había terminado políticamente, pero no en el sistema educativo. Es un asunto fundamental de justicia social y si no deshaces de forma activa ese legado, ese legado continúa», opina Smuts

«La crisis (en Sudáfrica) ha hecho lo que en muchos sitios: no es tanto nuevos problemas como que pone un foco en lo que ya estaba ahí. Y cuando miramos al sistema educativo en Sudáfrica, lo que estaba ahí es una tremenda desigualdad», completa.

La escuela Streetlights es, en cierta medida, un puente entre dos mundos. Con instalaciones hechas a base de materiales reciclados, el colegio echó a andar en 2016 como proyecto sin ánimo de lucro.

La escuela se financia a través de donaciones privadas y subsidios estatales y ofrece educación de élite, a nivel de las mejores escuelas privadas, pero en uno de los barrios más conflictivos y pobres de Johannesburgo.

«La mayoría de los alumnos viven en los edificios, si podemos llamarlos así, de alrededor. Son edificios ocupados en los que se han construido pequeñas habitaciones utilizando cajas de cartón», explica a Efe Mafodya.

«A veces, en una habitación muy pequeña hay hasta cuatro miembros de una familia viviendo. De ahí es de donde vienen la mayoría de nuestros niños», resalta la directora de la escuela.

El coste para los padres es mínimo, unos 35 euros al mes, e incluye materiales, uniformes y dos comidas diarias. Este año, ni siquiera se paga eso porque el colegio tuvo que perdonar las cuotas al ver que la mayor parte de los padres se quedaba sin trabajo.

«Nuestros niños -afirma la directora- realmente quieren estar en la escuela. Hemos creado un espacio para ellos y se dan cuenta de que cuando están en la escuela este es un lugar seguro».

«Cuando les trajimos de vuelta, al principio, los padres estaban inseguros: ¿les llevamos otra vez? ¿les dejamos en casa? Decían que preferían dejarlos en casa hasta que vieron lo que habíamos puesto en marcha para protegerlos. Ahora tenemos un alto volumen de padres que dicen ‘los llevo, de hecho, porque van a estar mucho más seguros en la escuela'», asegura Mafodya.

Al final de la jornada, padres y alumnos saben que, de cara al futuro pospandemia, la educación es la única vía para que los niños de Jeppestown puedan, algún día, vivir mejor que sus padres.

Fuente: https://www.lavanguardia.com/vida/20200820/482913990394/la-escuela-salvavidas-contra-el-coronavirus-para-los-mas-pobres-de-sudafrica.html

Comparte este contenido:

El debate de la ‘vuelta al cole’ en Estados Unidos se convierte en un barrizal político

América del norte/Estados Unidos/13 Agosto 2020/elpais.com

Las vacaciones terminan sin un consenso nacional sobre el regreso o no a las aulas, tras una primavera de clases virtuales que ahondaron las desigualdades, y el debate se tiñe de batalla electoral

Condado de Montgomery, Maryland, uno de los 13.506 distritos escolares en los que se divide Estados Unidos. Después de más de un mes debatiendo, consultando a padres, profesores y profesionales médicos, la autoridad educativa decide que los colegios públicos cerrarán y todas las clases serán virtuales. Los centros privados, en cambio, se disponen a abrir. Semanas después la autoridad del condado les dice que no pueden. El gobernador del Estado le corrige y dice que sí pueden abrir. Las instrucciones confusas, las tensiones, se repiten por todo el país. “¡Los colegios deben abrir en otoño!”, tuitea el presidente Trump, desesperado por cualquier señal que indique un regreso a la normalidad en un país devastado, económica y socialmente, por la pandemia. El Congreso, atascado en la negociación de un segundo paquete de rescate a la economía, no aprueba los fondos que legisladores de uno y otro partido coinciden en que son necesarios para la reapertura segura de las aulas. Los Centros de Control de Enfermades (CDC) urgen a abrir, entre acusaciones de haber sucumbido a las presiones de la Casa Blanca. Anthony Fauci, prestigioso epidemiólogo del equipo de trabajo del coronavirus en el Gobierno, defiende que la opción por defecto debe ser abrir las aulas. El secretario general de la ONU defiende que cerrar los colegios puede causar “una catástrofe generacional”. La mayoría de los padres dice que prefiere que sus hijos vuelvan a clase, pero a medias. Y el arranque del curso escolar en Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia del coronavirus, se hunde en un barrizal de campeonato.

Las vacaciones de verano terminan sin nada parecido a un consenso nacional sobre cómo afrontar el inicio del curso escolar en medio de la pandemia, y la ansiedad crece en las familias. El equilibrio entre los riesgos del coronavirus y el impacto académico, económico y social de mantener las escuelas cerradas se ha convertido en el último gran tema que polariza al país y, con elecciones presidenciales en noviembre, se ha ensuciado rápidamente con tintes políticos.

Se supo cómo cerrar las aulas, pero nadie parece tener idea de cómo abrirlas. El curso ha empezado ya en algunas partes del país y en otros muchos distritos aún no se ha tomado la decisión final sobre cómo hacerlo. En el condado de Cherokee, en Georgia, la semana pasada abrieron los colegios y se detectaron 13 casos de covid entre los alumnos, lo que obligó a imponer cuarentenas a más de 300 menores. “Nuestros padres querían una elección para sus hijos, y se la ofrecimos. No es perfecta, y lo sabemos, pero la perfección no es posible en una pandemia”, resumía el viernes la autoridad escolar en un mensaje a la comunidad.

Hasta la fecha, de los 20 mayores distritos escolares de enseñanza primaria y secundaria, 17 planean abrir solo en modo remoto, según un estudio de Education Week, un sitio independiente de noticias de educación. Pero la ciudad de Nueva York, que constituye de lejos el distrito más grande del país con más de un millón de alumnos, anunció la semana pasada que planea un sistema híbrido.

La enseñanza remota abre una brecha social evidente. Las familias con más recursos buscan profesores particulares para sus pequeños o los trasladan a centros privados; las más pobres se preocupan por cómo podrán seguir sus hijos las clases online, quién se quedará con ellos en casa y cómo podrán alimentarlos sin las comidas escolares. “La ausencia de opciones educativas presenciales perjudica desproporcionadamente a los niños con pocos ingresos, a los pertenecientes a minorías y a aquellos con discapacidades”, reconocían los CDC en un informe de finales de julio.

Otra brecha se abre entre distritos rurales y urbanos: el 55% de los segundos, frente al 4% de los primeros, planea empezar las clases de manera enteramente virtual. También hay contrastes de color político: las escuelas en territorios republicanos tienden más a abrir sus aulas, y las de territorios demócratas tienden a optar por fórmulas no presenciales. De 153 distritos en los que ganó Hillary Clinton en 2016, contemplados en el estudio de Education Week, el 67% planea un arranque de curso enteramente virtual. De los 307 distritos estudiados en los que ganó Trump, el 58% planea abrir entera o parcialmente las aulas.

“Todos los colegios pueden abrir. Si alguien puede hacerlo, somos nosotros, que tenemos la mejor tasa de infecciones del país”, dijo el demócrata Andrew Cumo, gobernador del Estado de Nueva York, que fue el más golpeado por la pandemia pero ahora presenta una tasa de pruebas positivas respecto a las totales del 1%. La Organización Mundial de la Salud recomienda abrir los colegios en distritos que registren una tasa menor del 5% durante dos semanas, y ese es el umbral que han adoptado muchos distritos escolares. Pero los gobernadores de otros Estados, como los republicanos Ron DeSantis y Greg Abbot, de Florida y Texas, han ido más allá y han animado a los colegios a abrir aunque la pandemia siga sin controlarse.

Ante las tres opciones disponibles, según un sondeo de The Washington Post llevado a cabo entre el 24 y el 31 de julio, el 44% de los padres prefiere que sus escuelas ofrezcan una mezcla de clases online y presenciales; el 39% prefiere todo virtual, y el 16% elige todo presencial. Los sindicatos de maestros insisten en que no es seguro abrir las aulas y el segundo más grande del país, la Federación Estadounidense de Profesores, ha publicado una resolución de apoyo a eventuales huelgas contra órdenes de volver a las aulas.

Las presiones de Trump y su Administración, cuya sintonía con la comunidad de educadores es escasa, ha endurecido la resistencia de muchos profesores a volver a las aulas. Pero crece también la presión a los sindicatos desde otros frentes: todos saben que la reactivación de la economía y la vuelta al trabajo requerirán que el sistema escolar funcione. A nadie se le escapa tampoco que la experiencia esta primavera con la enseñanza remota ha estado lejos de ser satisfactoria para muchas familias y ha profundizado las desigualdades sociales y económicas. Y en un verano que muchos centros han dedicado a diseñar la reapertura de las clases o sistemas híbridos, muchos señalan que se ha hecho poco por mejorar la calidad de la enseñanza online para este nuevo curso

Fuente: https://elpais.com/educacion/2020-08-10/el-debate-de-la-vuelta-al-cole-en-estados-unidos-se-convierte-en-un-barrizal-politico.html

Comparte este contenido:

Computadores e Internet para garantizar el derecho a la educación

Por: Ángel Pérez Martínez. 

 

Sin estos dos bienes no se garantizará el derecho a la educación y se ampliará la brecha social. 

Con la pandemia, las escuelas cerradas y el confinamiento, el peso de la familia y las condiciones donde viven y estudian los niños cobró renovada importancia. La riqueza material e inmaterial (cultura, formación, tipo de trabajo e intercambios sociales) de la familia y el tiempo que puedan destinar los padres de familia, la calidad de estos acompañamientos y las capacidades para involucrarse en el proceso educativo de los hijos en la casa, ahora, resultan imprescindibles. 

Desde los años setenta del siglo pasado Pierre Bourdieu y otros señalaron que gran parte de la vida y de la forma como nos involucramos en la sociedad, así como las oportunidades de desarrollo de las personas dependen del capital económico, el capital cultural y el capital social de las familias (entorno) en el que nacen los seres humanos y transcurre su vida.  

Esta es una de las razones por la que sociólogos, economistas y educadores han insistido que en el ordenamiento social los niños con desventajas económicas, culturales o sociales tienen menos oportunidades educativas que su contraparte, los niños que nacen o provienen de familias con mayor riqueza.

Luego, en países como Colombia, donde existe una altísima concentración de los ingresos y de la riqueza, no hay nada nuevo cuando se afirma que una minoría de niños tienen mayores recursos (materiales e inmateriales) para aprender, y que, si la sociedad y el Estado no buscan compensar estas inequidades con los otros niños, a través, por ejemplo, de un sistema educativo de buena calidad para todos, estas desventajas se ampliarán en el tiempo.

Estas desventajas de los niños, a futuro, se legitimarán por la vía del mérito, porque en aparentes condiciones de igualdad, competirán unos y otros para acceder a instituciones educativas de educación superior de calidad o para acceder al mercado laboral, mediante concursos, donde se vincula el conocimiento con habilidades profesionales o personales.  

El sociólogo y pedagogo Emile Durkheim, desde comienzos del siglo pasado, sustentó la necesidad de considerar la educación como un hecho social, donde la escuela es una institución que permite a la humanidad un método privilegiado de integración, de socialización y de aprendizaje. En este proceso, los países desarrollados, de manera especial los europeos, después de la segunda guerra mundial, enfatizaron en la inversión y calidad de los sistemas educativos, como una forma de cerrar brechas sociales y de luchar contra la pobreza y las inequidades que producen no solo la riqueza material, sino la pobreza cultural y las interacciones sociales de las familias.  

La cantidad y calidad de los recursos materiales que los hogares destinen para apoyar el proceso educativo en casa del niño o adolescente pasan por: destinar un lugar y un escritorio o mesa donde el estudiante pueda concentrarse y realizar las labores educativas, con o sin virtualidad; contar con libros y otros utensilios educativos, de acuerdo con el grado escolar y las necesidades que determine el docente y; tener acceso a Internet y a un computador, por lo menos. Los padres que trabajan en casa y tienen un hijo, o más, saben que un solo computador no resuelve el problema. 

Sobre los recursos materiales en casa para estudiar, diversos estudios muestran que los niños con desventajas económicas durante el encierro están muy afectados. Como lo mencioné en el artículo anterior, una encuesta aplicada en Inglaterra por investigadores del Institute for Fiscal Studies a 4.000 padres de familia de estudiantes entre 4 y 15 años encontró que los niños, ubicados en la quinta parte de ingresos más altos de las familias pasan 5,8 horas al día en actividades educativas, 75 minutos más que sus pares, en el quinto más pobre de los hogares 4,5 horas al día.

También, el estudio señaló que 58% de los niños más pobres, de primaria, no cuentan con un espacio donde estudiar en casa. En Chile otra encuesta del proyecto Educación 2020 encontró que el 67% de los estudiantes no tienen materiales para realizar tareas y el 63% no tienen un espacio cómodo para estudiar.  

En Colombia los datos del DANE señalan que mientras el 97% de las familias estrato 5 y 6 tienen conexión a Internet, solo el 17% de las familias que pertenecen al estrato 1 acceden a este servicio. Además, se conoce que cerca de 5 millones de estudiantes de los colegios oficiales no tienen en sus casas ni conexión a Internet, ni computadores. Este dato nos permite afirmar que más del 60% de los estudiantes más pobres hoy no tienen posibilidades de recibir de los colegios oficiales y de sus maestros enseñanza en línea, de manera virtual. 

Con pandemia o sin pandemia, la sociedad y el Gobierno deben reconocer que sin computadores y sin Internet de buena velocidad no existen posibilidades reales de educación de buena calidad para los niños más pobres.  

Por fortuna el país empieza a reaccionar para solucionar este problema de inequidad y de exclusión. En el último mes el MEN anunció la compra de 101.771 portátiles a $526.416 cada uno. La ministra de las TIC sostuvo que el país comprometerá recursos en los próximos 10 años por $2,1 billones para lograr conectar a 10.000 sedes educativas rurales, con la ventaja adicional que se beneficiarán las familias que viven en el entorno. Además, varias secretarías de educación ya anunciaron esfuerzos similares. 

Destaco el caso de Bogotá que adquirió 100.000 computadores con su respectivo acceso a Internet para suplir las necesidades de 300.000 estudiantes en la ciudad, y lo más importante, de manera complementaria, convocó a una Donatón (entre el 29 de junio y el 31 de julio) a los empresarios, a las cooperativas y en general a los ciudadanos que estén en capacidad de hacerlo, para que donen dinero, o computadores nuevos o usados (en buen estado), de tal manera que se puedan entregar equipos a una mayor parte  de los 200.000 niños de la ciudad que aún no cuentan con computador. ¡Invito a ser solidarios en favor de los niños de la ciudad!

Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/computadores-e-internet-para-garantizar-derecho-a-la-educacion-por-angel-perez/292420

Comparte este contenido:
Page 1 of 3
1 2 3