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Aprender de la mentira .

Por: Francisco Guerrero Aguirre.

Desarrollar la capacidad crítica de los ciudadanos es un deber cívico que debería acompañar a todas las democracias. Distinguir entre la verdad y la mentira es un elemento crucial para decidir entre propuestas y candidatos, en un entorno inundado por marejadas de información de dudosa procedencia.

Como lo describe Roberto Armocida, en Reforma hace unos días, llama la atención la campaña educativa implementada en Italia contra las fake news. La idea de fondo es dotar de herramientas a los jóvenes para identificarlas y combatirlas.

Esta peculiar estrategia se ha impuesto el reto de educar a los adolescentes dotándolos de instrumentos para dilucidar entre lo falso y lo verdadero.

Desarrollar desde la escuela una capacidad  analítica frente a los millones de datos, imágenes y videos que ofrece la red es la única alternativa para construir una sociedad sana con cánones de veracidad mínimos.

El modelo es impulsado por la Secretaría de Educación y la Cámara de Diputados. Basta Bufale (Ya Basta de Engaños) visita las escuelas dotando a los estudiantes, de entre 11 y 15 años, de herramientas útiles para diferenciar entre lo falso y lo verdadero en las noticias que fluyen en la red.

Los jóvenes digitalizados de hoy pueden pasar hasta diez horas diarias conectados a internet. La percepción que se construye en su entorno depende casi de manera total de la información que llega a sus computadoras y teléfonos inteligentes.

Expertos en el tema han indicado que los jóvenes del siglo XXI usan internet y las nuevas tecnologías de manera intensiva para comunicar, aprender y socializar.

Lo anterior genera la necesidad de asimilar, de forma responsable y reflexionada, cuáles son los riesgos relacionados al uso de internet, sabedores de que la red es un “oasis” donde se abreva por conocimiento sin supervisión de padres o maestros.

El maestro se dirige a la clase proponiendo una reflexión sobre la manipulación de las imágenes y las fotos ilusorias, algo presente constantemente en la red, explicando al grupo cuáles pueden ser los instrumentos para detectarlas.

Los estudiantes interactúan con el profesor a través de sus computadoras portátiles, enlazadas en internet con el pizarrón electrónico del propio salón.

Se parte de la convicción de que las noticias falsas pueden provocar daños irreversibles al tejido social y facilitar que intereses inconfesables y oscuros lastimen a la comunidad al edificar monumentos a la falsedad y la mentira.

En la pared del salón de clases hay un decálogo, entregado a las escuelas secundarias del país como parte de esta campaña. Se trata de una especie de tabla de la ley, compuesto por ocho artículos. Los dos faltantes son añadidos por los alumnos como parte de sus propias experiencias.

Balance 

Este proyecto busca despertar la conciencia crítica de las nuevas generaciones a través de búsquedas cruzadas para averiguar la legitimidad de una información y, si la noticia resulta ser falsa o no convence, buscar que los lectores la ignoren por completo al revisar el origen y la fuente correspondiente. Aprender de las mentiras estimula el aprecio de la verdad.

Las contiendas políticas de las próximas décadas se desarrollarán en un ambiente cargado por la desinformación y la guerra sucia en internet. Rescatar del lodo de la descalificación propuestas útiles para resolver problemas complejos dependerá de nuevos ciudadanos con capacidad crítica, dispuestos a ignorar las mentiras y las trampas. Proyectos como Basta Bufale son el camino a seguir.

Fuente: http://www.excelsior.com.mx/opinion/francisco-guerrero-aguirre/2017/12/13/1207504

Imagen: https://encrypted-tbn0.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcSW5rFBNjrnS2H-U-yQSCoxBgz7vEn5NxG9tRjEBcOlglfi4SCH

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