Belleza desarreglada

Por Alba Carosio

La exigencia de una belleza adaptada a las normas sociales imperantes ha sido a lo largo de la historia una cárcel para las mujeres. Recordemos a nuestras abuelas presas en corsés, nuestras hermanas chinas sometidas al culto de los pies pequeños, los aros de metal para alargar el cuello en África y Asia, etc. Exigencias de belleza siempre muchas para las mujeres, porque en las sociedades patriarcales de su belleza se hace depender su valía.

En la sociedad de clases, las mujeres exentas del trabajo se convierten en el centro de la del ideal femenino. Las mujeres ociosas pueden ser consideradas mujeres hermosas, porque gracias al tiempo libre y a los recursos económicos de los que disponían, pudieron dedicarse a maquillarse, depilarse, a peinarse con sofisticadas técnicas, a usar adornos y joyas. En el siglo XX, la belleza como máxima femineidad invade la vida cotidiana y se propone como máxima aspiración para todas las mujeres. Se llega al paroxismo de los concursos de belleza, que van imponiendo una estética rígida como proyecto de vida.

La belleza femenina se ha convertido en una industria que mueve millones, siempre convenciéndonos de que tenemos defectos que “arreglar”, siempre hay vello que eliminar, rollitos que disolver, celulitis que machacar, alguna parte del cuerpo que achicar o agrandar, etc. Constantemente la publicidad nos convence de buscar la imperfección para corregirla, para ajustarse a un único tipo de belleza.

Muchas se vuelven investigadoras incansables de su propio cuerpo, para modificarlo constantemente, atentas a cualquier signo de flacidez, de adiposidad, a cualquier arruga, no se permiten envejecer. Siempre a la caza del último tratamiento, de la última novedad estética.

El problema de la industria de la belleza no es el costo, la energía y el tiempo que se invierte, sino el costo psicológico que produce, el consumo de artificios estéticos nunca se satisface a sí mismo.

En definitiva se trata de una permanente insatisfacción consigo misma, alimentada de la obsesión creada por la cultura mediática, que plantea que las mujeres de hermosura fabricada son también felices y exitosas.

Mientras tanto mujeres reales, las “desarregladas”, trabajan y crean todos los días una vida para ellas, para sus familias, para sus comunidades, para su país. ¡Son bellas porque luchan, son bellas porque construyen, son bellas porque derriban mitos!, decimos las feministas.

Fuente: http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/belleza-desarreglada-opinion/

Imagen tomada de: http://elartedelasprofes.blogspot.es/cache/media/files/00/145/733/2014/02/mujeres.jpg

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¿Qué supone en la práctica el aprendizaje sobre derechos sexuales y reproductivos?

De: Maryam Hamami, Sabri Yazidi, Camille Roch

Poder tomar tus propias decisiones en cuanto a tu salud, cuerpo y vida sexual es un derecho básico. Sin embargo, ¿cómo se puede reivindicar ese derecho cuando todas las personas que te rodean piensan que es un tema tabú? En Túnez, un grupo de activistas ha desarrollado iniciativas para romper el silencio sobre temas de los que nadie habla.

“Cuando me involucré por en la campaña Mi Cuerpo Mis Derechos, cada vez que sacaba el tema de los derechos sexuales y reproductivos mis amigos me paraban o se negaban a escucharme”, dice Sabri, de 23 años, activista de Amnistía Internacional en Túnez.

“Por la influencia de la religión, por las costumbres… porque es algo de lo que simplemente no se habla.”

Abogar por los derechos sexuales y reproductivos en Túnez supone un gran desafío. Tratar temas sexuales, informar sobre casos de violencia y abusos o acceder a información todavía se ve mayoritariamente como un tabú.

Por el contrario, la violencia y la discriminación contra las mujeres siguen estando muy presentes. En 2010 una encuesta del gobierno mostraba que casi la mitad de las mujeres en Túnez había experimentado violencia al menos una vez en su vida. La legislación sigue sin prevenirla y a las víctimas de violencia sexual se les dice con demasiada frecuencia que lo asuman.

Así que, ¿cómo se puede romper el silencio sobre la discriminación y los derechos sexuales y reproductivos cuando nadie quiere hablar de ello?

El colectivo de activistas de Amnistía Internacional en Túnez ha conseguido cambiar las cosas a través de la educación y ha compartido tres casos que ilustran cómo la formación en derechos humanos los ayuda a desarrollar nuevos proyectos sobre educación y llegar a otros y otras jóvenes.

Los derechos sexuales y reproductivos en pantalla

Los y las activistas han organizado cursos de formación para estudiantes en universidades de todo el país para que desarrollen un pensamiento crítico sobre los derechos sexuales y reproductivos.

En los talleres de realización de cortos se utilizan imágenes que ayudan al grupo de estudiantes a expresar en la pantalla lo que ven que ocurre en la vida real y a usar la ficción para representar lo que significa la discriminación en sus vidas.

“Creemos que es una buena manera de hacer que el estudiantado se exprese sobre los derechos sexuales y reproductivos. Las películas, que están dirigidas por y para estudiantes, muestran sus preocupaciones sobre temas como el acoso sexual, las violaciones que han sufrido o por qué las mujeres sienten que no pueden ejercer los mismos derechos que los hombres”, explica Sabri.

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Un grupo de estudiantes de la universidad asiste a la primera edición del festival de cine sobre derechos humanos en Gafsa, Túnez, febrero de 2016. © Amnesty International

Seif, de 23 años, es uno de los monitores. Ha podido observar el impacto que ha tenido este tipo de formación en el grupo de estudiantes de las ciudades de Gafsa y Túzar:

“Estamos intentando crear un sitio seguro en el que la gente pueda hablar sobre el tema de los derechos sexuales y reproductivos, algo que supone un desafío por diferentes factores, como que la mayoría de personas son conservadoras o por la influencia de la religión. Después de la sesión, vimos cómo la gente joven cambiaba de actitud y de manera de comportarse respecto a los derechos sexuales y reproductivos y cómo hablaban con los demás y cambiaban el comportamiento de sus amistades y familiares.”

El conjunto de estudiantes que participó en los seminarios dirigió en total 19 cortos que se emitieron en la primera edición del festival de cine sobre derechos humanos, creado para apoyar su trabajo.

La igualdad de género a escena

En las zonas periféricas de Túnez, la capital, se ha formado a 120 profesores y profesoras en más de 20 escuelas para que realicen obras de teatro sobre temas entre los cuales se incluyen los derechos sexuales y reproductivos y los derechos de las mujeres.

En Cartago, 480 estudiantes de escuelas primarias participaron en obras que se centran en mensajes como el derecho de los niños y niñas a decidir sobre sus cuerpos, dónde recibir ayuda y cómo tratar temas tabú en las escuelas.

Tratar estos temas a través del teatro facilita el proceso de aprendizaje de los niños y niñas, pero también promueve la participación de sus progenitores:

“Intentamos centrarnos en la igualdad de género en vez de en la sexualidad, ya que se ve como algo menos problemático cuando se tratan temas difíciles o tabú. Con este método hemos observado que el estudiantado se involucra más en temas como la ciudadanía o los derechos sexuales en la escuela y en su entorno familiar. También son más comunicativos entre sí y entre géneros. Esto hace que se cree un ambiente de confianza y apertura en la clase, así como un mayor entendimiento”, dice Bechir Manai, activista e inspector de escuela primaria.

A principios del próximo año, se extenderá este método a las regiones del norte del país para llegar a más escuelas.

Los derechos de las mujeres en los medios de comunicación

La labor de sensibilización acerca de los derechos de las mujeres debe ir más allá de la educación formal y llegar a personas de todo el país.

Para hacerlo posible, Amnistía Internacional Túnez ha estado proporcionando formación a profesionales de los medios de comunicación en Medenine para reforzar sus conocimientos sobre derechos sexuales y reproductivos. Periodistas, blogueros y blogueras han participado en sesiones que se centran en la defensa de los derechos humanos en los medios de comunicación y en enviar mensajes claros al público.

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En los dos días que dura la formación, el grupo de profesionales estudia maneras de informar mejor sobre las violaciones de derechos humanos y los derechos de las mujeres, Medenine, Túnez, marzo de 2016. © Amnesty International

“Después de la revolución, se ha producido un gran auge en el periodismo, tanto en el número de periodistas como en el número de reportajes sobre temas que antes se consideraban tabú; pero también ha crecido la preocupación sobre el impacto que los medios de comunicación pueden tener a la hora de conformar la opinión pública.”

“Hemos visto que cuando se informa sobre violaciones de derechos humanos o de derechos de las mujeres no se hace un uso adecuado del lenguaje. Hemos organizado sesiones de formación para elaborar una carta de conducta con periodistas y establecer nuevas maneras de pensar e informar sobre estos temas”, dice Monem Khaskhoussi, coordinador sobre educación en derechos humanos de Amnistía Internacional Túnez.

Tras la formación, el grupo de periodistas que ha participado en las sesiones firma un código de conducta por el que se comprometen a poner de relieve los derechos de las mujeres y mejorar su trabajo en el ámbito de los derechos sexuales y reproductivos.

En Túnez, la formación de activistas es parte del programa Educación – Empoderamiento –  Justicia (EEJ), que tiene como objetivo reforzar los derechos humanos y contribuir a una mayor justicia a través de la educación en derechos humanos e iniciativas de empoderamiento, en concreto aquellas que combaten la violencia contra las mujeres en Túnez y sensibilizan sobre los derechos sexuales y reproductivos.

*Publicado primeramente en: https://www.amnesty.org/es/latest/education/2016/04/what-difference-does-learning-about-your-sexual-and-reproductive-rights-make-in-practice/

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