Puerto Rico: Cámara aprueba Carta de Derechos para la comunidad escolar sorda

Puerto Rico/12 de Diciembre de 2017/Metro

Busca disponer sobre sus derechos y beneficios ante la sociedad puertorriqueña.

La Cámara de Representantes de Puerto Rico aprobó hoy, a viva voz, el P.C. 335 que busca establecer la «Carta de Derechos de la Comunidad Escolar Sorda en Puerto Rico«.

La medida, de la autoría de María Milagros Charbonier Laureano, dispone sobre los derechos y beneficios de la comunidad ante la sociedad puertorriqueña.

Entre los objetivos del proyecto de ley se encuentra «garantizar el acceso oportuno a la educación a las personas sordas, en la modalidad que hayan escogido libremente».

Asimismo, busca garantizar que las personas sordas «participen en los servicios educativos que favorezcan mejor su condición y desarrollo con el apoyo profesional y ayudas técnicas requeridas. Promover la formulación de programas que atiendan las necesidades educativas de las personas con sordera. Garantizar que las personas sordas alcancen su máximo desarrollo y su plena participación social».

Según el Artículo 4 de la medida, se le reconocerá «el derecho de libre opción de las personas sordas al aprendizaje del lenguaje oral y utilización de los medios de apoyo a la comunicación oral, así como el aprendizaje, conocimiento y uso del lenguaje de señas».

Además, el Departamento de Educación tendrá que disponer todo lo necesario para facilitar el aprendizaje del lenguaje oral y de señas que requiera el estudiante.

«Las autoridades educativas, las universidades públicas y privadas y las entidades asociativas, fomentarán la creación de carreras técnicas y profesionales; así como cursos de capacitación para el personal que atiende a las personas sordas. Deberán incluir en su currículo cursos de lenguaje de señas y de estrategias para el aprendizaje del lenguaje oral y uso de las ayudas técnicas», se desprende de la medida.

Asimismo, las agencias del gobierno quedan «obligadas» a prestar recursos humanos, técnico y económicos para hacer valer la Carta de Derechos.

Las autoridades educativas, también, tendrán que promover planes y programas de formación para los docentes que atiendan a los alumnos sordos.

El P.C. 335 fue radicado el 3 de enero de este año y pasará al Senado para su discusión.

De aprobarse y ser firmada por el gobernador Ricardo Rosselló Nevares, toda institución pública o privada sujeta a estas disposiciones tendrán tres años para comenzar la prestación de los servicios.

Fuente: https://www.metro.pr/pr/noticias/2017/12/08/camara-aprueba-carta-derechos-la-comunidad-escolar-sorda.html

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Uruguay: La exclusión de sordos de la educación: Un reclamo que pocos escuchan

Uruguay/10 de Abril de 2017/El País

Los 14 alumnos con sordera que están inscriptos en el liceo 75 se quedaron sin intérpretes de lenguaje de señas. Secundaria les anunció esta semana que será imposible cubrir esa demanda por “ausencia de recursos humanos”. De las discapacidades, la auditiva es la más relegada en la educación. Los que han llegado a la universidad apenas llenan un aula.

Sandra Ferreira jamás escuchó el llanto de su hija cuando era bebé, ni el «waka-waka» repetido de PacMan mientras movía su mandíbula, ni el grito enronquecido de Kesman al anunciar un gol de Uruguay. La sordera de nacimiento la privó del acceso al mundo auditivo y, también, la apartó de la educación ni bien terminó la escuela, hace 37 años. Su padre, con la intensión de que su hija no se frustrara, la fue convenciendo de que no tenía sentido ingresar al liceo. Por poco más de tres décadas ella aceptó —o se convenció— de que ese era el precio que debía pagar por ser «extranjera» en su propia tierra. Pero en el curso de profesorado de lengua de señas, que empezó ya de adulta, le exigieron tener terminado hasta cuarto de secundaria. Ese fue el impulso necesario para sumergirse en una promesa incumplida. Como ella misma reconoce: «Puede que jamás escuche, pero me prometí terminar de estudiar».

Esta podría ser una historia más de una persona que, pese a los obstáculos y sin importar la edad, logra cumplir sus sueños. Pero es más que eso. Hace un año, por sugerencia de una directora, Sandra se inscribió en el liceo 75 del Prado. Este no es un centro especializado en personas sordas —como sí los son el 32, el 8 en horario nocturno, o el 35 en el segundo ciclo—, pero sí está enfocado en el trabajo con adultos. Y a ella le importaba esa facilidad de clases más cortas, en horario vespertino, que le permitía trabajar en una curtiembre en la mañana y estudiar el profesorado de lengua de señas por la noche.

Para su sorpresa, dice, no fue la única persona con dificultades auditivas que tuvo esta idea: otros ocho compañeros también se habían inscripto en ese primer año. Y todos, salvo una alumna que desistió, salvaron con buen desempeño, fueron bien acogidos y recibieron la ayuda de intérpretes contratados. Hasta esta semana. Cereso, el centro que administra los recursos para sordos en Secundaria, les avisó que por este año no habrá intérpretes. Al menos en este liceo.

La razón, dice la coordinadora de Cereso, María Eugenia Rodino, es que «faltan recursos humanos». No hay «suficientes» intérpretes profesionales, y los que hay en ejercicio deben repartirse en tres liceos a la misma hora. Pero la justificación, por más objetiva que parezca, cayó como un baldazo de agua fría en el alumnado, más aún luego de que ante la «buena recepción» del año pasado se sumaran dos estudiantes más en segundo, tres en primero y uno en tercero.

Para Rodino no es solo una cuestión de intérpretes, sino que es necesario el complemento de material específico y la posibilidad de que los estudiantes sean evaluados en su lengua: el lenguaje de señas.

Pero Sebastián Bonda, profesor de Matemática del liceo 75 y uno de los docentes comprometidos con la causa que vienen sosteniendo sus alumnos, dice que son estudiantes adultos que tienen «su derecho» a estar entre pares y no en clases con adolescentes que van a otro ritmo. Al mismo tiempo, explica, la opción del liceo 8 (nocturno) no se ajusta a las necesidades de una persona con dificultades auditivas, porque «a esa hora es más peligroso para ellos la movilidad en la ciudad».

Tanto la alumna Ferreira como el profesor Bonda coinciden en que lo «más doloroso» de este proceso fue el «manoseo»: un día prometen una cosa y al día siguiente hacen lo contrario, se quejan. Luego de que el año pasado los estudiantes anunciaran que querían seguir estudiando en el liceo 75, la dirección del centro hizo gestiones desde octubre para que Secundaria garantizara las horas de intérpretes. Hasta el comienzo de clases no hubo respuesta.

Una vez iniciados los cursos, y sumado al aumento del alumnado de sordos, el liceo anunció que eran necesarias cubrir 93 horas de intérpretes y que las 15 que ya se habían adjudicado no eran suficientes. En una visita de las autoridades de Secundaria, recuerdan los involucrados, se prometió «que se iban a incrementar estas horas». Pero el domingo una alumna recibió un mensaje de texto en que, desde Cereso, se les pedía una reunión urgente para el pasado el lunes. El objetivo era anunciarles cara a cara que no se iba a destinar siquiera una hora de especialistas en lenguaje de señas.

Los apartados.

Dentro de las discapacidades, la auditiva es la más relegada en la educación. De las más de 320 personas que ingresaron desde 1996 a liceos públicos accesibles para sordos, solo 24 se graduaron. Y apenas el 0,3% de esta población estudia en la universidad, según datos del censo nacional de 2011.

A pesar de que uno de cada 20 uruguayos declara tener una dificultad auditiva (incluyendo la sordera absoluta), los estudios estadísticos sobre esta población son marginales y las pocas actualizaciones dependen exclusivamente de la sociedad civil. Por iniciativa de la Asociación de Sordos se sabe que hace un año cinco de los 36 no oyentes inscriptos en UdelaR tuvieron que abandonar los cursos.

El jueves se presentó un nuevo protocolo de trabajo con personas con discapacidad dentro de la enseñanza formal, sin necesidad de una separación del resto de la sociedad. Esta iniciativa se suma a la conquista lograda en 2001, cuando por ley se reconoció al lenguaje de señas como lengua oficial de los sordos. Sin embargo, la formación de los docentes y el interés por el estudio bilingüe no fue acompañando el cambio de normativa.

En el interior del país, por ejemplo, no hay intérpretes profesionales y se basan en la buena voluntad de quienes hayan aprendido en forma autodidacta, reconoce la coordinadora de Cereso. Por eso este centro hizo el año pasado un llamado a interesados en capacitarse. De los 16 sordos que estudian en liceos fuera de Montevideo, hay cuatro que acuden a clases como cualquier oyente, sin siquiera tener alguien delante que les explique de qué trata lo que el profesor está enseñando.

«Es muy difícil seguir una clase sin los intérpretes», dice Ferreira. «Cuando el profesor se da vuelta para anotar algo en el pizarrón, uno se pierde de leer los labios». Esa complicación se agudiza aún más, señala esta alumna, en las asignaturas más abstractas, como matemática y física, en las que la explicación es fundamental para comprender el tema.

Según la coordinadora Rodino, «así como la mayoría de los sordos llega al liceo con un nivel muy básico del español, muchos han adquirido un contacto tardío con el lenguaje de señas», por lo que es «necesario el trabajo en comunidad y el complemento en la formación». Insiste en que la «experiencia demuestra que los liceos adaptados y con equipos multidisciplinarios son los que han dado mejores resultados». Pero dada la pequeña demanda de esta población, es «muy difícil abrir centros especializados por todos lados».

Lejos de casa.

A la escuela 197, la única en Montevideo que Primaria destina exclusivamente a la población sorda, acuden niños de todos los barrios de la capital. La hija de Alexandra, que tiene 10 años y vive en la Cruz de Carrasco, es una de ellas. Cada día debe trasladarse los siete kilómetros que separan su casa del centro educativo, si es que tiene cómo llegar.

Desde que comenzó el año, los alumnos no tienen una camioneta —que paga Primaria— para ir y venir de la escuela. Eso hace que 16 padres estén reclamando esta inversión, porque si no sus hijos pierden el año por inasistencias, como ya le ocurrió a la hija de Alexandra cuando cursaba el primer año de escuela.

«Tengo niños chicos, y si tengo que arrimar a mi hija en ómnibus, debo pagarle a alguien para que se quede cuidando a los pequeños», dice Alexandra, que aclara que ella se dedica a las tareas del hogar y su esposo «hace changas».

Alexandra cuenta que el año pasado había una camioneta, pero que este año ningún particular quiso asumir ese servicio. Según comentan los padres, «Primaria paga poco y por lo general lo hace cada seis meses». Si ellos mismos organizaran una colecta privada, saliéndose de los beneficios de la educación gratuita, un vehículo de este tipo les costaría a cada uno entre $ 5.800 y $ 6.000 por mes.

Esta disyuntiva, argumentan, hace que no se cumpla el artículo 68 de la Constitución, por el que todo padre tiene el derecho a elegir el tipo de educación que quiere para sus hijos. Este es otro de los reclamos al que algunos prefieren hacer oídos sordos.

Fuente:  http://www.elpais.com.uy/que-pasa/reclamo-que-pocos-escuchan.html

 

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Puerto Rico: Abogan por el lenguaje de señas

Puerto Rico/03 de Abril de 2017/El Nuevo Dia

Proyecto de ley busca incluir este modo de comunicación en aulas públicas y privadas.

Los obstáculos que enfrentan las personas sordas no se limitan al ámbito académico, sino que son parte de un esquema que incluye falta de integración y orientación al público en general para facilitar y garantizarle una vida digna a esta población.

Así salió a relucir ayer en un encuentro del senador Juan Dalmau con representantes de organizaciones que representan a esta comunidad.

“Es una forma de integrarlos al proceso”, dijo Dalmau sobre el propósito principal del conversatorio.

Esto, a tono con el Proyecto del Senado 338, de la autoría del legislador de minoría, que busca “incluir cursos de lenguaje de señas en el currículo de las instituciones educativas de Puerto Rico a nivel elemental, así como fomentar la integración de este lenguaje en cursos regulares”.

Dalmau precisó que la medida busca uniformar el lenguaje de señas, romper barreras y fomentar empatía, sensibilidad y apertura a esta población.

“Es un paso necesario que tiene que tomar el sistema público”, dijo, y añadió que el proyecto también intenta incorporar los cursos a nivel privado.

 Mildred Gómez, del Movimiento para el Alcance de Vida Independiente, lamentó cómo la comunidad sorda ha sido y continúa siendo discriminada y marginada por la sociedad en general. Como ejemplo, mencionó que el Censo Poblacional más reciente no incluye una contabilidad de esta comunidad. Sin embargo, comentó que el Censo del 2000 había registrado 150,000 sordos en el País, datos que, estimó, deben haber variado bastante en los últimos 17 años.

Gómez recalcó que, aunque hay leyes que garantizan derechos hacia esta población, falta que se refuerce su cumplimiento. Entre estas, mencionó la Ley 136 de 1996, que estipula que “todas las agencias de gobierno deben proveer un intérprete para que asista a personas con impedimentos auditivos”.

 Marta Rodríguez, de American Sign Language Educational Services, recomendó que la oficina del secretario de Educación les ordene a los directores escolares que, junto a una persona sorda, evalúe al personal que trabaja con las destrezas de comunicación de señas.

Jorge Santiago O’Neill, del Registro de Sordos e Intérpretes de Señas, sugirió que el lenguaje de señas sea elevado a un lenguaje oficial del País.

Mariela Pratts, con su madre Sandra Rodríguez Cotto, explicó el proyecto de feria científica que trabajó recientemente, el cual concluyó la habilidad que tienen niños pequeños, de hasta cinco años, de aprender lenguaje de señas. “Este es un lenguaje con oportunidad de crecimiento”, opinó Rodríguez Cotto.

Fuente: http://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/aboganporellenguajedesenas-2305663/

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