Entrevista a Luis Guillermo Patiño: ‘Queremos que todos los niños tengan educación de calidad’

29 Diciembre 2017/ Fuente: El Tiempo /Autor: Heidi Tamayo Ortiz
Tres grandes programas constituyen los mayores logros en educación en Medellín. Uno busca erradicar la deserción escolar. Otro, que las escuelas y las comunidades sean entornos protectores para los estudiantes. El último, que cada vez haya mejor calidad académica.

Luis Guillermo Patiño, secretario de Educación de la ciudad, los calificó como los aciertos más importantes de este año, pero también habló de otras iniciativas y retos para seguir cerrando las brechas entre educación pública y privada.

¿Cuántos niños lograron llevar a las aulas con ‘En el colegio contamos con vos’?

Luis Guillermo Patiño: con ese programa escolarizamos más de 1.991 niños que estaban en la calle. Fuimos a los barrios, tocamos las puertas, hablamos con los papás y los cuidadores, los escolarizamos. El 95 por ciento de ellos terminaron el año escolar muy bien y están en proceso de matrícula para el siguiente año.

Fue muy bonito porque eran niños que perdieron la esperanza por estudiar que habían salido del ámbito educativo, que estaban en las esquinas y las calles expuestos a muchos problemas. El resultado es que la tasa de deserción pasó de 3,4 en 2015 a 3,1.

Y crearon una estrategia para la permanencia…

L. G. P: creamos ‘Escuela, entorno protector’ y la llevamos a las 228 instituciones educativas oficiales, a más de 291.000 niños. El programa busca la formación integral de los estudiantes, con sicólogos, con pedagogos y artistas. Por primera vez tenemos un sicólogo en cada colegio para acompañar a los padres de familia, los estudiantes y los maestros.

Hemos generado estrategias para evitar el bullying, el embarazo adolescente, el reclutamiento. Hemos atendido más de 9.000 familias y 12.000 alumnos. Esto redunda en que hemos mejorado el ambiente escolar, el respeto, la convivencia y la seguridad para los estudiantes. En lugares con problemáticas serias como Castilla, Altavista o Robledo ampliamos de escuelas protectoras a comunidades protectoras.

¿Hay otras estrategias para evitar la deserción?

L. G. P: estos se suman a otros programas como 240.000 chicos de colegios oficiales que cuentan con alimentación escolar y más de 12.000 niños que tienen transporte escolar contratado por la Alcaldía para que en caso de que no vivan cerca del colegio puedan ir y regresar sin dificultad.

¿Cómo les fue en calidad?

L. G. P: también logramos consolidar la estrategia para el mejoramiento de la calidad: ‘SaberEs’, que busca formar a los estudiantes y a los profesores en competencias académicas para que mejoren el rendimiento. Ingresan a plataformas virtuales, en las que todos los niños de los diferentes grados acceden a simulacros, se les hacen recomendaciones y retroalimentación. También hay dos megaulas, para mejorar competencias en lectoescritura y matemáticas.

Cerrar las brechas entre colegios públicos y privados es una de las metas en educación en Medellín.

¿Se notaron los resultados?

L. G. P: Medellín, durante estos dos últimos años, ha logrado mejorar en el global de Pruebas Saber 11, de 264 a 272 puntos. Lo más bonito es que el mejoramiento ha sido liderado por los colegios oficiales, el 88 por ciento de estos subieron en pruebas estandarizadas.

En 2015, el 55 por ciento de los colegios estaban en las categorías más altas (B, A y A+), pero en 2017 tenemos el 64 por ciento de los oficiales en estas categorías. Las pruebas abren oportunidades, muchos más van a acceder a una de las becas de Sapiencia o a las 10.000 becas pertinentes.

También hubo muchos más pilos este año…

En los dos últimos años, hemos tenido 1.005 ser pilos paga y el 75 por ciento son de colegios oficiales. Somos la segunda ciudad, después de Bogotá. Este año superamos a Barranquilla.

¿Se han cerrado las brechas entre instituciones privadas y públicas?

L. G. P: la gran apuesta es el fortalecimiento de la educación oficial, de las grandes ciudades del país, los que más tenemos educación pública somos nosotros, con el 80 por ciento. Queremos darles los mejores proyectos a los chicos, sin importar de cuál zona son para que vean que por medio de la educación tienen oportunidades.Sabemos que hay privados con resultados muy importantes, pero queremos mejorar cada vez más.

Con ‘Escuela, entorno protector’, hemos generado estrategias para evitar el ‘bullying’, el embarazo adolescente, el reclutamiento”

¿Y la formación a docentes?

L. G. P: vamos a entregar en enero el gran centro de formación del maestro en la zona de innovación, al frente de Ruta N, soñado y pensado para maestros, con un valor de 30.000 millones de pesos. Son más de 20.000 metros cuadrados de salones para que puedan ir a formarse en las diferentes disciplinas, para que tengan experiencias pedagógicas y tecnológicas. También están las 300 becas de maestría para docentes. Hemos entregado 205 y esperamos entregar el próximo año las otras 95.

¿Cómo va la renovación de infraestructura educativa?

L. G. P: en Medellín tenemos un gran reto, el mantenimiento de más de 420 sedes educativas, muchas construidas en los 70 y 80, que requieren atención especial. En dos años hemos invertido cerca de 50.000 millones de pesos que han logrado llegar a más de 115 instituciones educativas en malas condiciones locativas.

¿Y las que faltan?

L. G. P: para 2018 logramos tener otros 24.000 millones que nos van a permitir llegar a 80 instituciones educativas para mejorar restaurantes, baños y problemas estructurales. También hay dos grandes proyectos con el Gobierno Nacional. 

Uno es la Ley 21, un convenio para infraestructura educativa, entre Ministerio de Educación, Municipio de Medellín y Área Metropolitana. Son cerca de 50.000 millones de pesos entre los tres, que van a permitir reformar y fortalecer infraestructura en 11 colegios para tener cerca de 100 aulas nuevas para jornada única.

El otro es el primero del país de alianza público privada para infraestructura educativa. Fue aprobada por el Concejo de Medellín y estamos esperando aprobación definitiva de parte de Planeación Nacional. Buscamos reponer o construir 15 colegios con una inversión de 253.000 millones de pesos.

Medellín, durante estos dos últimos años, ha logrado mejorar en el puntaje global de Pruebas Saber 11, de 264 a 272 puntos

A propósito, ¿cómo va el plan de la jornada única?

L. G. P: hay cerca de 35 colegios con jornada única. Cuando llegamos en 2015 encontramos cerca de 3.000 estudiantes en jornada única y ya hay 17.000. Queremos llegar a 30.000, pero nos falta muchísimo todavía. Hay que seguir pensando en grandes proyectos de infraestructura porque el gran problema es que tenemos dos jornadas en la mayoría de colegios en una sola sede.

¿Cómo quedó el presupuesto para 2018?

L. G. P: la secretaría que más recursos tiene para 2018 es la de Educación. Iniciaremos con 980.000 millones de pesos, pero en el año entran más recursos. El año pasado empezamos con 930.000 millones de pesos. En educación se invierte el 25 por ciento del presupuesto del municipio.

Hablemos finalmente de ese gran logro con la Unesco…

L. G. P: desde septiembre, Medellín fue designada la primera ciudad del aprendizaje de Colombia por la Unesco, por estos programas que se desarrollan y otros que hay desde hace muchos años y que hemos fortalecido. Reconocieron que el Estado juega un papel importante para que una inmensa mayoría de los niños de los barrios tengan el derecho a la educación y que esta trasciende las aulas, porque hay muchos aliados: empresas, instituciones, academia.

Fuente de la entrevista:http://www.eltiempo.com/colombia/medellin/permanencia-escolarizacion-y-proteccion-logros-en-el-2017-en-educacion-de-medellin-165546

Fuente de la imagen:

http://images.etn.eltiempo.digital/files/article_main/files/crop/uploads/2017/12/27/5a43a5c3c6164.r_1514388275295.0

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Hasta un finlandés se da cuenta.

El derecho a una educación de calidad para los más vulnerables es infinitamente más importante que el mantenimiento de una paz sindical que, por más renuncias que se realicen en su nombre, igual será quebrada.

Por: www.elpais.

El contrato suscrito entre el gobierno y UPM incluye una condición por demás significativa: «luego de la fecha de la DFI (Decisión Final de Inversión), ROU deberá organizar y financiar programas para brindar apoyo a las personas de la región de influencia, para mejorar su capacidad de completar los estudios educativos básicos».

Resulta involuntariamente humorístico que una multinacional exija algo que no es más que una obvia y elemental función de cualquier Estado democrático.

El problema no radica, como se ha dicho, en que UPM reclame contraprestaciones. Lo grave es que entre estas se haya colado una que revela la renuncia del Estado a cumplir con una de sus funciones básicas.

Como ha escrito Martín Aguirre en su columna del domingo pasado, «que un presidente uruguayo necesite que vengan empresarios extranjeros a decirle que tiene que invertir en rutas y en educación porque así el país no funciona, puede ser triste. Pero en todo caso, la culpa es nuestra, no de ellos».

Es una culpa compartida por autoridades de gobierno, omisas en sus más elementales responsabilidades, y por corporaciones que se oponen a la equidad educativa y ejercen presión para obstaculizarla.

El viernes pasado, el presidente del Codicen, Wilson Netto, declaró a radio Espectador que en su visita a Finlandia apreció similitudes entre las políticas educativas de ese país y el nuestro. Ante una falta de autocrítica tan inquietante y bochornosa, no es de extrañar que tenga que venir una multinacional a exigir que las cosas cambien.

En tanto, la iniciativa ciudadana Eduy 21 realizó una nueva presentación de sus aportes al futuro «Libro blanco» para el cambio educativo. Allí, el experto argentino Bernardo Blejmar realizó atinadas advertencias sobre el tema.

Dijo entre otras cosas, que dicho cambio solo será posible si se emprende a partir de un liderazgo fuerte, que necesariamente deberá ser polémico: «donde el líder no es conflictivo, pasa a ser un mero administrador de la realidad».

La verdad es que no podía definir de mejor manera la actual conducción educativa del país. Blejmar citó la célebre frase de Maquiavelo, tan sorprendentemente actual: «Nada hay más difícil de emprender ni más peligroso de conducir que tomar la iniciativa en la introducción de un nuevo orden de cosas. Porque la innovación tropieza con la hostilidad de todos aquellos a quienes les sonrió la situación anterior y solo encuentra tibios defensores en quienes esperan beneficios de la nueva».

Hay sectores reaccionarios de una mal llamada izquierda que son hostiles al cambio, porque el inmovilismo actual los beneficia. Ya sabemos quiénes son y los padecemos todos los días. Son los que prefieren que la gente joven haga cola en las farmacias para comprar porros, en lugar de evitar que deserte de secundaria.

Pero también hay que cuestionar la defensa tibia de los otros, los que pregonan la necesidad del cambio pero nada hacen para concretarlo. Los que en plan de conseguir votos, recorrieron el país mostrando a Fernando Filgueira y a Juan Pedro Mir como sus expertos en educación, pero al llegar al poder, no dudaron en sacarlos del medio por minúsculos, mezquinos acuerditos sectoriales. Los mismos que embarran el debate con retórica anticapitalista pero, a la hora de defender su gestión, se ufanan del crecimiento del consumo.

El sistema político tendrá que jugársela de una vez por todas: la reforma pasa inevitablemente por irritar a las corporaciones. El derecho a una educación de calidad para los más vulnerables es infinitamente más importante que el mantenimiento de una paz sindical que, por más renuncias que se realicen en su nombre, igual será quebrada.

Resulta revelador contrastar la mesura con que en este aspecto se expresan los técnicos de Eduy 21, en comparación con el calibre grueso que se emplea para atacarlos desde la trinchera contraria. Un docente ha escrito en el diario La Juventud que «si algo hay que reconocerle a Eduy 21 es su gran capacidad para haber podido articular orgánicamente a todas las derechas en un único programa educativo». Algunos pueden pensar que esta es una expresión marginal y de escasa influencia. No es así. Refleja un estado de opinión que está plenamente vigente en un sector movilizado del gremio docente, que privilegia sus derechos por sobre los de los estudiantes y alimenta el complejo de culpa de las autoridades, más preocupadas por no lucir «de derecha» que por cumplir su función. Así, la combinación entre un gobierno prescindente y un sindicalismo corporativo, conduce al peor de los resultados. No es necesario ser finlandés para darse cuenta.

Fuente: https://www.elpais.com.uy/opinion/editorial/finlandes-da-cuenta.html

Imagen: http://edudemic.com/wp-content/uploads/2012/08/finland-education.jpg

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