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Izquierdas en Latinoamérica hoy

Por: Marcelo Colussi

  • Sabiendo que “izquierda” es un término demasiado amplio, impreciso incluso, permítasenos usar aquí para dar a entender las fuerzas políticas y/o sociales que bregan por un cambio respecto al sistema capitalista. Entra allí, por tanto, un muy extendido abanico de opciones y alternativas, desde grupos alzados en armas hasta partidos políticos que se pliegan a la institucionalidad vigente, desde movimientos sociales más o menos sistematizados o espontáneos hasta grupos académico-intelectuales. La característica común que une a toda esa amorfa masa es el deseo de transformar el modelo socio-económico vigente, aunque haya profundas diferencias en la forma de buscarlo.
  • América Latina no es pobre. Por el contrario, como sub-continente es uno de los lugares con mayor riqueza natural del planeta. Inconmensurables tierras fértiles, agua dulce al por mayor, enormes selvas tropicales, petróleo (ahí están las mayores reservas mundiales), gas y vastos recursos minerales (en cuenta los principales yacimientos de materiales cada vez más necesarios para las industrias de punta), litorales marítimos plagados de vida, energía hidroeléctrica en cantidades fabulosas, todo ello la convierten en un “paraíso”. Pero curiosamente, pese a esa riqueza, las diferencias entre quienes más poseen y los más desposeídos son de las más grandes del mundo (se diría un “infierno”). Conviven ahí magnates extravagantes con riquezas incalculables junto a poblaciones terriblemente empobrecidas. Junto a barrios ultramodernos en las principales urbes hay poblaciones viviendo en situaciones de Siglo XIX en áreas rurales, o apiñadas en tugurios urbanos de inusitada pobreza y violencia. Regímenes militares en prácticamente todas sus naciones durante el pasado siglo hicieron de Latinoamérica una tierra de represión marcada a sangre y fuego. Las frágiles democracias existentes actualmente, con apenas unas décadas de existencia, no logran -ni lo pretenden, en realidad, más allá de pomposas declaraciones- terminar con las desmesuradas asimetrías económico-sociales reinantes.
  • Producto de una furiosa y sangrienta represión vivida en las últimas décadas del siglo XX y de un bombardeo ideológico-cultural inmisericorde, dado a través de medios masivos de comunicación y las actuales redes sociales, el discurso dominante que se ha impuesto con fuerza apabullante es de derecha, conservador, entronizando el libre mercado, denostando todo lo estatal, criminalizando la protesta social al par que estimulando un grosero individualismo casi hedonista, logrando de ese modo reemplazar en la ideología del día a día cualquier intento de cambio. La invasión de sectas neopentecostales completa el cuadro, anestesiando la protesta y las cabezas.
  • Las políticas neoliberales impuestas desde hace al menos 40 años desde los centros imperiales, acatadas mansamente por los gobiernos nacionales, fueron reconfigurando el paisaje político-económico y social. De esa cuenta, los grandes capitales crecieron en forma exponencial, mientras las grandes mayorías populares ahondaron su empobrecimiento. Las políticas sociales que impulsaban los Estados hacia mediados del siglo XX fueron siendo barridas, y hoy día, en todos los países, las estructuras estatales son precarias, brindando muy deficitariamente, o no brindando, los servicios básicos a sus poblaciones.
  • Las grandes mayorías trabajadoras (urbanas, rurales, amas de casa) están más desprotegidas que nunca. Los derechos laborales están conculcados en forma bochornosa, y las prácticas de explotación alcanzan niveles no vistos antes. El movimiento sindical combativo de otrora está casi extinguido; sobrevivieron solamente sindicatos burocratizados y plegados a las patronales, los que no constituyen focos reales de reivindicación y/o mejoramiento de las condiciones laborales, más allá de ocasionales declaraciones formales.
  • En el medio de esa marea de retroceso del campo popular, con un ataque enorme de los capitales (nacionales y, fundamentalmente, internacionales) sobre la masa trabajadora y los pueblos en general, las izquierdas, en tanto elemento fundamental de lucha antisistémica, no encuentra los caminos. La gran mayoría de movimientos armados se han desmovilizado, y los que aún continúan, no se ven como verdadero elemento transformador, pues el contexto se los impide. Las iniciativas políticas en el ruedo de las democracias parlamentarias burguesas no alcanzan a constituirse en verdaderos desafíos sistémicos. Las veces que la izquierda logró ganar el Poder Ejecutivo en los distintos países, no pudieron pasar de administrar el neoliberalismo vigente con un poco más de sentido social, pero sin lograr transformar de raíz el sistema capitalista.
  • En el inicio del siglo, en muy buena medida alentada por la Revolución Bolivariana en Venezuela encabezada por Hugo Chávez, los mandatarios de varios países de la región (Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Paraguay, El Salvador, Honduras) comenzaron tímidamente a desarrollar políticas que, sin superar el capitalismo, presentaron un carácter más moderado, con cierta preocupación por los sectores históricamente postergados. En todos ellos, llegados a las casas de gobierno por elecciones dentro del marco de la institucionalidad capitalista y no por procesos de revolución popular, no se tocaron los resortes básicos del sistema: propiedad privada de los medios de producción, reforma agraria, nuevo Estado socialista, ideología revolucionaria desmontando la anterior cultura, reemplazo de las antiguas fuerzas armadas por milicias populares y un nuevo ejército plegado a las dirigencias de izquierda. En síntesis: se asistió a procesos asistenciales que no modificaron de cuajo las estructuras vigentes.
  • Luego de un período de crecimiento y cierto esplendor económico (ligado en parte al fabuloso despegue económico de la República Popular China, principal comprador de las materias primas latinoamericanas), la relativa prosperidad no pudo mantenerse, y lentamente (no sin la intervención de Estados Unidos y la presión interminable de las propias oligarquías nacionales) esos gobiernos de corte social-popular fueron cayendo. En el caso de Bolivia, y en cierta forma también en Honduras, a través de cruentos golpes militares al mejor estilo de los que se conocieron durante todo el siglo XX, siempre de la mano de los ejércitos, que siguen siendo fuerzas de ocupación, preparados en la Doctrina de Seguridad Nacional impulsada por la Casa Blanca (aunque ahora se nombre de otra manera, con pretendido énfasis en la defensa de derechos humanos).
  • Al día de hoy solo Cuba se mantiene en un proyecto claramente socialista, sin retroceder ni hacer concesiones, pese al bloqueo y a los interminables problemas heredados. Los elementos capitalistas que puedan darse hoy en la isla (que, definitivamente, se dan a un nivel de micro-empresa) no alcanzan a torcer el rumbo socialista del Estado. Pueblo, gobierno y fuerzas armadas siguen ese derrotero, resistiendo los embates del capitalismo global.
  • Otros países que pueden nombrarse socialistas, presentan innumerables cuestionamientos a ese ideario. Nicaragua, con un discurso pretendidamente anti-imperialista, presenta un populismo asistencial centrado en la figura de un aprendiz de dictador rodeado de una nueva burguesía ascendente que nada tiene de revolucionaria. México (con Andrés Manuel Pérez Obrador en la presidencia) y Argentina (con un nuevo planteo peronista), con gobiernos llegados a través del voto popular (en buena medida “voto castigo” a los terribles planes neoliberales que pauperizaron en forma creciente a las ya paupérrimas mayorías), abren esperanzas, las cuales no pasan de administraciones no tan marcadamente antipopulares, pero que no cuestionan en absoluto la primacía del capital y del papel hegemónico de Estados Unidos en la región (“capitalismo serio”, pudo decir la actual vicepresidenta del país sudamericano).
  • El caso de la República Bolivariana de Venezuela merece una mención aparte. Habiendo surgido allí un primer grito anticapitalista con la figura carismática de Hugo Chávez, lo novedoso de ese movimiento (se volvía a hablar de “socialismo” y “antiimperialismo” luego de décadas de silencio) abrió enormes expectativas en las fuerzas de izquierda, no solo latinoamericanas, sino a nivel mundial. Seguramente porque la caída del campo popular en todo el planeta -luego de la desintegración del bloque socialista europeo y la adopción por parte de China de mecanismos de mercado- fue tan dura que un discurso que ponía de nuevo en el tapete un ideario caído en el olvido, permitía volver a soñar, a tener esperanzas. De todos modos, desde el inicio de ese proceso se vio que lo que se vivía en Venezuela no era una revolución socialista; era, en todo caso, una mejor y más equitativa repartición de la renta petrolera, pero que no tocaba los fundamentos de la empresa privada. Muerto Chávez (o asesinado por el imperialismo), la burocracia que siguió dirigiendo el proceso mostró que en su ADN constitutivo no había “revolución socialista”. Sumando a ello la brutal agresión de Washington, la situación actual del país caribeño es sumamente compleja. Las fuerzas de izquierda del continente no pueden dejar de defender el proceso emancipatorio venezolano, pero queda la pregunta -con sabor amargo- de hasta qué punto eso es un auténtico proceso emancipatorio. Obviamente, hay que seguir defendiendo la autodeterminación de Venezuela y condenando enérgicamente la intromisión imperialista (de Estados Unidos o de cualquier potencia que intente saquear los recursos del país). De todos modos, no puede dejarse de considerar que estos “socialismos sin socialismo” dan pie a la derecha para mostrar la ineficacia de estos planteos (la situación de Venezuela es mostrada como la patencia de lo imposible del socialismo).
  • El Movimiento Zapatista, una opción de izquierda centralizada en el sureño estado mexicano de Chiapas, no pudo constituirse en un modelo de autogestión popular replicable en todo el país o en otros contextos fuera de México, y si bien en sus territorios se mueve con una lógica anticapitalista, está absolutamente condicionado por el contexto nacional e internacional, no pasando de ser una interesante experiencia, pero sin posibilidad real de profundizarse y construir una alternativa socialista autónoma (como Cuba, por ejemplo).
  • Las principales protestas antisistémicas provienen de movimientos sociales en sentido amplio: campesinos, movimientos de pueblos originarios, desocupados urbanos, estudiantes, amas de casa. En muchos de ellos no hay una clara agenda socialista, con proyecto sistemático de construcción de un modelo superador del capital privado. De todos modos, las movilidad político-social que van teniendo estas iniciativas abre nuevas esperanzas. En los comités populares de base, en esas experiencias de democracia real, participativa, de espontáneo carácter solidario y comunitario, puede encontrarse el verdadero camino para la transformación social. Las recientes protestas (puebladas) que se dieron en distintos países latinoamericanos son una fuente para estudiar y sacar conclusiones: ¿por qué esas rebeliones populares no pudieron constituirse en verdaderos procesos revolucionarios?
  • Las fuerzas políticas de izquierda que podríamos llamar “formales” o “sistemáticas” (fuerzas políticas, bloques legislativos, partidos comunistas herederos de la dinámica de la Guerra Fría con un referente en la Unión Soviética) no están de momento a la altura de esas protestas espontáneas. Si bien pueden tener cercanía con las masas en protesta, aún no se constituyen en vanguardias que puedan liderar ese descontento enfocando la lucha anticapitalista. Podrán serlo en un mediano plazo, pero todo indica que no lo son de momento. Tema importante a trabajar, por tanto.
  • Ese desfasaje habla de la historia reciente (Guerra Fría, contienda ideológica donde el ganador claramente fue el campo capitalista), de las terribles represiones a que se vieron sometidos los pueblos en lucha (las montañas de cadáveres y los ríos de sangre no se olvidan: la “pedagogía del terror” sigue presente), de la desideologización promovida (desideologización de contenidos de izquierda), del continuo bombardeo ideológico-cultural al que se somete a las poblaciones. Todo lo cual hace que cunda un sentimiento de miedo/desconfianza con los planteos de izquierda en las mayorías populares, manipuladas hasta el hartazgo con mensajes conservadores, de derecha, en muchos casos religiosos, adormecedores.
  • Las izquierdas (digámoslo en primera persona plural, porque si no, pareciera que altaneramente quien lo pone en tercera persona queda al margen de la autocrítica) NO ENCONTRAMOS de momento los caminos para seguir adelante la lucha. Lo cual no significa que la lucha haya terminado. Estamos, en todo caso, en un período de resistencia y reformulación. Las causas que motivaron que haya una opción de izquierda (es decir: un planteamiento anticapitalista) no desaparecieron. En ese sentido, no es posible que desaparezca la izquierda, aunque hoy día esté algo desorientada, cooptada por el discurso “políticamente correcto” de la llamada cooperación internacional y enredada en ese raro engendro que son las ONG’s. ¿Qué queda por hacer entonces? ¡No perder las esperanzas y seguir aportando granitos de arena!

Fuente: https://rebelion.org/izquierdas-en-latinoamerica-hoy/

Imagen: https://pixabay.com/photos/soldier-the-war-the-army-conflict-4763672/

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Venezuela: Gremio de docentes plantea una huelga nacional

América del Sur/ Venezuela/ 01.03.2020/ Fuente: elsiglo.com.ve.

Henri Medina, presidente de SUMA Aragua, informó que en la última reunión de la integremial de docentes en la entidad, llegaron a la conclusión de convocar asambleas en cada institución educativa para tomar una decisión definitiva sobre las acciones reivindicativas, ya que lo único que ha ofertado el Ministerio de Educación en cuanto a la deuda que se tiene con los profesores es un pago del 10%.

“Esto no es seguro, ellos iban a ver si conseguían los recursos para poder cancelarlo, cuando la misma supera un 280%, ya que el contrato no ha sido cumplido en 95% y estamos a las puertas que el mismo se venza, por eso nos declaramos en emergencia e inicio de la hora cero para una posible huelga nacional del Magisterio”.

Medina indicó que esperan que el próximo jueves se lleve a cabo una asamblea de docentes a la cual están invitando a dos profesores de cada centro educativo estadal y nacional, “ellos deberán traer la información de los resultados de sus deliberaciones en los centros educativos sobre la posibilidad de ir a la huelga nacional como última medida para exigir al Gobierno el cumplimiento de la educación”.

Asimismo, resaltó que la pérdida de clases de los alumnos no es motivada a la huelga, sino a la indiferencia que ha mostrado el patrono, “la educación de calidad es un derecho fundamental para los niños, pero se debe tener un trato digno a los trabajadores de la educación, así como a todos los que forman parte del sector educativo”.

Finalmente, Medina indicó que a diario muchos niños se desmayan en las escuelas por falta de alimento, “los pequeños no cuentan ni con uniformes ni útiles escolares y que sus padres no tienen dinero para comprarlo y esa es una de las razones por las cuales faltan a clases”.

Fuente de la noticia: https://elsiglo.com.ve/2020/02/27/gremio-de-docentes-plantea-una-huelga-nacional/

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Colombia: El Comité Ejecutivo de Fecode en unidad invita a sumarse al Paro Nacional del 21 de noviembre

América del Sur/Colombia/17-11-2019/Autor(a): Comité Ejecutivo de Fecode/Fuente: www.youtube.com

El Comité Ejecutivo de Fecode en unidad invita a sumarse al Paro Nacional del 21 de noviembre, contra la reforma pensional, reformal laboral, el holding financiero, por la defensa del derecho a la vida y el cumplimiento de los acuerdos firmados entre Fecode y el Gobierno Nacional.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=qvfRaVvt4_I

Imagen: http://www.adebogota.org/index.php/actualidad/comunicados/6687-fecode-rechaza-atentado-y-cualquier-acto-de-violencia

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Huelga bananera en Panamá para reclamar mejoras laborales

América Central/Panamá/04-10-2019/Autor y Fuente: www.prensa-latina.cu
La huelga por violaciones de acuerdos sobre condiciones laborales en fincas de banano del noroccidente de Panamá entró hoy en su segundo día, informó el Sindicato Industrial de Trabajadores de Productores Bananeros Independientes (Sitrapbi).
El litigio surgió por incumplimiento reiterado de lo pactado en mayo de 2016 con la empresa Ilara Holding Inc, respecto a introducir el acarreo mecanizado en los campos para humanizar las labores, que ahora deben hacer manualmente los trabajadores, dijeron fuentes sindicales.

La medida de fuerza se estableció luego de agotar las dos prórrogas contempladas en el Código de Trabajo para que las partes llegaran a un acuerdo sobre la implementación de los derechos laborales aprobados por las partes, cuyo completamiento debió terminar en enero de 2018.

Gilberto Becker, del Sitrapbi, informó a los periodistas que el esfuerzo extra produce serias afectaciones a la salud de los obreros, quienes se quejan de dolores musculares; pero no lograron acuerdo hasta el momento, a pesar de que desde el miércoles hubo diálogos sindicato-empresa con la mediación del Ministerio del Trabajo.

A través de un riel aéreo, los agrícolas deben tirar mediante una cuerda de una pesada hilera de grandes racimos de banano, para trasladarlos desde los lugares de cosecha hasta las plantas de beneficio, labor para lo cual tradicionalmente se utiliza tracción mecánica o en su defecto animal.

Están en paro unos mil trabajadores de cinco centros de empaque ubicados en la provincia Bocas del Toro, principal zona bananera panameña destinada a la exportación del fruto que se verá afectado en la medida de la extensión del paro.

Changuinola fue escenario en junio de 2018 de otra huelga de unos cuatro mil quinientos trabajadores de 21 fincas bananeras, quienes exigían un pliego de 12 peticiones, entre las cuales estaban mejoras en la seguridad laboral, justicia en el pago de horas extras, implementos adecuados para su labor y restitución de trabajadores expulsados.

En esta zona son recurrentes los conflictos laborales por abusos cometidos por las bananeras, desde épocas de la tristemente célebre la estadounidense United Fruit Company a finales del siglo pasado y sus herederas de estos tiempos.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=310315&SEO=huelga-bananera-en-panama-para-reclamar-mejoras-laborales
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Red de monitoreo y denuncia de violación de los derechos en el sector educación en América Latina

El Comité Regional de la Internacional de la Educación de América Latina en su reunión realizada en La Plata, Argentina, en abril del presente año, definió iniciar un proceso para la organización de una Red que monitoree y denuncie la violación de los derechos en el sector educación en América Latina.

El antecedente de esta decisión ha sido la escalada de violación de derechos humanos, sindicales, laborales y profesionales que el sector de la educación de América Latina enfrenta de manera acentuada hace al menos 4 años. Como conocemos, esta región ha enfrentado un tránsito a partir del 2015, de gobiernos progresistas a gobiernos conservadores de derecha, los cuales han asumido el poder a partir de golpes de estado, con el concurso de sectores judiciales del mismo signo político, la complicidad de la prensa monopólica en cada país, así como con la intervención de las Embajadas de los Estados Unidos; quienes se proponen retomar la influencia política en la región latinoamericana, perdida para los Estados Unidos con la caída del ALCA como proyecto económico de control norteamericano. Dicha política tiene como antecedente de su partida el golpe de Estado propiciado por los militares en Honduras en el año 2009 y los sucesivos en Paraguay y Brasil.

El movimiento sindical de la educación ha sido un protagonista social que se ha opuesto a dicha política y ha venido defendiendo, no solo la educación publica como modelo educativo, el cual debe ser garantizado y financiado por el Estado, sino que también ha desarrollado una estrategia en toda la región para impedir el avance de las políticas privatizadoras y comercializadoras promovidas y asumidas por los sectores empresariales privados nacionales e transnacionales, en asocio con el Banco Interamericano para el Desarrollo, el Banco Mundial y con el aval de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

En tal sentido, en particular el movimiento sindical del sector educación, se ha convertido en un obstáculo para las instancias mencionadas en aras de lograr el desprestigio de lo público y la utilización del dinero público para el lucro privado en la educación. Dicho contexto ha tenido como consecuencia la acentuación de una estrategia antisindical, violatoria de todo derecho. Aunque esta tendencia no dista de lo que ha vivido el movimiento sindical en América Latina durante décadas, lo cierto es que a partir del 2015 se acentúa la violación de los derechos humanos, sindicales y consecuentemente la estrategia antisindical.

Entre el 5 y 6 de setiembre el Comité Regional de la Internacional de la Educación América Latina, procedió a convocar a la Presidencia y/o Secretaría General de cada organización afiliada en América Latina, junto a abogadas, abogados que de manera permanente trabajan para las organizaciones, con el objetivo de iniciar el proceso de organización de la red para monitorear y denunciar la violación de derechos en el sector educación.

En dicha actividad participaron las siguientes organizaciones:

CTERA/Argentina, CONADU/Argentina, CEA/Argentina, CNTE/Brasil, PROIFES/Brasil, FUMTEP/Uruguay, FENAPES/Uruguay, OTEP-A/Paraguay, UNE-SN/Paraguay, SUTEP/Perú, FECODE/Colombia, ASPU/Colombia, ADP/Republica Dominicana, FAPROUASD/Republica Dominicana, COPRUMH/Honduras, COLPROSUMAH/Honduras, ANDES 21 Junio/El Salvador, ANDEN/Nicaragua, SEC/Costa Rica, ANDE/Costa Rica, MPU/Panamá.

El 6 de setiembre quedó constituida la Red con las organizaciones mencionadas. La Oficina Regional de la Internacional de la Educación para América Latina (IEAL) articulará con sus organizaciones afiliadas las acciones de monitoreo y denuncia que promoverá la red indicada. Para tal efecto, se habilitará una sección en la página web de la IEAL y se enviará una comunicación oficial con las informaciones por organizaciones y abogados participantes.

De igual manera, las organizaciones que han iniciado la red enviarán a la Oficina Regional las informaciones que serán solicitadas con el objetivo de elaborar un documento que muestre el estado de situación de violación de los derechos en el sector de la educación en América Latina.  Una vez el documento elaborado, será presentado a las instancias correspondiente que tratan el tema de la violación de los derechos humanos y sindicales en América Latina y el mundo.

Fuente de la Información: https://www.ei-ie-al.org/noticias/red-de-monitoreo-y-denuncia-de-violacion-de-los-derechos-en-el-sector-educacion-en-america

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La declaración del Centenario de la OIT y los derechos maltrechos de los trabajadores

Por: Eduardo Camín

Nunca han coexistido tantas normas, instituciones, autoridades encargadas de proteger la dignidad humana de los trabajadores a lo largo y ancho del planeta. Y sigue siendo una de las paradojas más desafiantes de nuestro tiempo la contradicción entre el bienintencionado discurso sobre los derechos laborales que producen las instituciones internacionales y los Estados nacionales y la desdichada realidad que prevalece en la mayoría de los países.

 

El pasado 8 de agosto se dio a conocer públicamente la declaración del Centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para el futuro del trabajo adoptado por la conferencia en su centésimo octava reunión, en Ginebra el 21 de junio de 2019.

 

Como único organismo tripartito de las Naciones Unidas, la OIT esta reúne a representantes de gobiernos, empleadores y trabajadores de 187 Estados Miembros para establecer normas internacionales, elaborar políticas y diseñar programas para promover el trabajo decente.

 

En estos documentos no se dan directivas precisas, son una serie de recomendaciones, plenas de buenas intenciones, pero no que necesariamente presupongan que la OIT es competente en materia de política económica y financiera internacional.

 

Asimismo, en el primer periodo de sesiones del Comité Preparatorio sobre la festividad del centenario de la (OIT), la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo, anunció desarrollar su enfoque del futuro del trabajo centrado en las personas, tomando en consideración las profundas transformaciones en el mundo del trabajo.

 

Resaltando que el diálogo social (la conciliación de clases), incluida la negociación colectiva y la cooperación tripartita, es un fundamento esencial de todas las actividades de la OIT y contribuye al éxito de la elaboración de políticas y la toma de decisiones en sus miembros.

 

En realidad, se ha redactado este documento que publicamos parcialmente en consonancia con el espíritu de la Declaración de Filadelfia según el cual “incumbe” a la OIT examinar y considerar cualquier programa o medida internacional de carácter económico o financiero con arreglo al objetivo fundamental de la justicia social.

 

La necesidad de actuar

 

Este año, en el que la OIT ha celebrado su centenario, era una oportunidad única para recordar que los derechos de los trabajadores son sistemáticamente violados en muchas partes del mundo. De hecho, algunos Estados hacen letra muerta de los convenios y recomendaciones de la OIT. Incluso en países que los han ratificado, sin olvidar que la OIT se enfrenta a la uberización del mundo del trabajo, una nueva economía basada en un sistema salvaje de derechos de los trabajadores.

 

Pero, en nuestros días, el trabajo se ha convertido para centenares de millones de personas en un bien escaso; un sufrimiento o un peligro para aquellos que tienen “la suerte” de trabajar.

 

Sin embargo, después de un siglo, el derecho al trabajo (relaciones y condiciones de trabajo) está codificado y las políticas laborales se elaboran en el seno de la OIT. Ciertamente, sus reglamentos han hecho posible una cierta mejora de las condiciones laborales en ciertas regiones del mundo, en particular en Europa durante el período siguiente a la II Guerra.

 

Pero hay que constatar que ni esa región del mundo escapa ya a los problemas citados y que sus países se encuentran en plena regresión en estos temas

 

Es necesario buscar el origen de todos estos problemas en la organización de la producción y la orientación de las políticas económicas. Además, tres decenios de política neoliberal, aplicada a nivel planetario y la llamada mundialización, han exacerbado las crisis.

 

Al poner a competir no sólo a los trabajadores sino también a los Estados entre ellos, y al excluir aún más la economía del campo político, esta mundialización neoliberal ha provocado una regresión en las legislaciones que regulan las relaciones de trabajo y ha debilitado aún más al ya desorientado movimiento sindical.

 

En este contexto, si bien el derecho laboral es conocido por todo el mundo, el derecho al trabajo no lo es tanto. Por supuesto, la reglamentación de las relaciones de trabajo es extremadamente importante, pero hay que gozar previamente de un empleo del que poder beneficiarse, algo nada fácil hoy en día.

 

El derecho al trabajo, que es reconocido a nivel internacional y en la mayor parte de las legislaciones, responde a esta condición previa. Como derecho humano que es, aporta al tratamiento de estas cuestiones una dimensión que rara vez se pone por delante y no es tenido en cuenta en la elaboración de las políticas y las estrategias de lucha contra el desempleo y el subempleo.

 

En todo el mundo, los derechos de los trabajadores están disminuyendo gradualmente. Más que nunca, es esencial luchar para garantizar que todos los que trabajan -en cualquier lugar del mundo- puedan hacerlo con dignidad, al tiempo que reciban un salario decente.

 

El trabajo es esencial para todas las personas en la organización de la sociedad actual. Contribuye no sólo a la formación de los individuos, sino que también es necesaria para que cada uno pueda hacer frente a sus necesidades y a las de su familia, entablar y mantener vínculos sociales y cumplir con sus deberes para con la sociedad.

 

¿Qué clase de trabajador requiere nuestra sociedad para poder funcionar bien? Las clases dominantes ya lo tienen claro. En realidad, se necesitan hombres que cooperen dócilmente en grupos numerosos con salarios paupérrimos, que deseen consumir más y más y cuyos gustos estén estandarizados y puedan ser influidos fácilmente.

 

Es decir, hacer lo previsto por el sistema.

 

Anexo: La declaración del Centenario

 

La Conferencia declara que:

 

i) asegurar una transición justa a un futuro del trabajo que contribuya al desarrollo sostenible en sus dimensiones económica, social y ambiental;

 

ii) aprovechar todo el potencial del progreso tecnológico y el crecimiento de la productividad, inclusive mediante el diálogo social, para lograr trabajo decente y desarrollo sostenible y asegurar así la dignidad, la realización personal y una distribución equitativa de los beneficios para todos;

 

iii) promover la adquisición de competencias, habilidades y calificaciones para todos los trabajadores a lo largo de la vida laboral como responsabilidad compartida entre los gobiernos y los interlocutores sociales a fin de:

 

— subsanar los déficits de competencias existentes y previstos;

 

— prestar especial atención a asegurar que los sistemas educativos y de formación respondan a las necesidades del mercado de trabajo, teniendo en cuenta la evolución del trabajo, y

 

— mejorar la capacidad de los trabajadores de aprovechar las oportunidades de trabajo decente;

 

iv) formular políticas eficaces destinadas a crear empleo pleno, productivo y libremente elegido y oportunidades de trabajo decente para todos y en particular facilitar la transición de la educación y la formación al trabajo, poniendo énfasis en la integración efectiva de los jóvenes en el mundo del trabajo;

 

v) fomentar medidas que ayuden a los trabajadores de edad a ampliar sus opciones, optimizando sus oportunidades de trabajar en condiciones buenas, productivas y saludables hasta la jubilación, y permitir un envejecimiento activo;

 

vi) promover los derechos de los trabajadores como elemento clave para alcanzar un crecimiento inclusivo y sostenible, prestando especial atención a la libertad de asociación y la libertad sindical y al reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva como derechos habilitantes;

 

vii) lograr la igualdad de género en el trabajo mediante un programa transformador, evaluando periódicamente los progresos realizados, que:

 

— asegure la igualdad de oportunidades, la participación equitativa y la igualdad de trato, incluida la igualdad de remuneración entre mujeres y hombres por un trabajo de igual valor;

 

— posibilite una repartición más equilibrada de las responsabilidades familiares;

 

— permita una mejor conciliación de la vida profesional y la vida privada, de modo que los trabajadores y los empleadores acuerden soluciones, inclusive en relación con el tiempo de trabajo, que tengan en cuentan sus necesidades y beneficios respectivos, y

 

— promueva la inversión en la economía del cuidado;

 

viii) asegurar la igualdad de oportunidades y de trato en el mundo del trabajo para las personas con discapacidad, así como para otras personas en situación de vulnerabilidad;

 

ix) apoyar el papel del sector privado como fuente principal de crecimiento económico y creación de empleo promoviendo un entorno favorable a la iniciativa empresarial y las empresas sostenibles, en particular las microempresas y pequeñas y medianas empresas, así como las cooperativas y la economía social y solidaria, a fin de generar trabajo decente, empleo productivo y mejores niveles de vida para todos;

 

x) apoyar el papel del sector público como empleador relevante y proveedor de servicios públicos de calidad;

 

xi) fortalecer la administración y la inspección del trabajo;

 

xii) asegurar que las modalidades de trabajo y los modelos empresariales y de producción en sus diversas formas, también en las cadenas nacionales y mundiales de suministro, potencien las oportunidades para el progreso social y económico, posibiliten el trabajo decente y propicien el empleo pleno, productivo y libremente elegido;

 

xiii) erradicar el trabajo forzoso y el trabajo infantil, promover el trabajo decente para todos y fomentar la cooperación transfronteriza, inclusive en áreas o sectores de alta integración internacional;

 

xiv) promover la transición de la economía informal a la economía formal, prestando la debida atención a las zonas rurales;

 

xv) adoptar y ampliar sistemas de protección social que sean adecuados y sostenibles y estén adaptados a la evolución del mundo del trabajo;

 

xvi) profundizar e intensificar su labor sobre migración laboral internacional en respuesta a las necesidades de los mandantes y asumir una función de liderazgo en materia de trabajo decente en la migración laboral, y

 

xvii) intensificar la participación y cooperación en el sistema multilateral a fin de reforzar la coherencia de las políticas, en consonancia con el reconocimiento de que:

 

— el trabajo decente es clave para el desarrollo sostenible, así como para reducir la desigualdad de ingresos y acabar con la pobreza, prestando especial atención a las zonas afectadas por conflictos, desastres y otras emergencias humanitarias, y

 

— en un contexto de globalización, la no adopción por un país de condiciones de trabajo humanas constituiría más que nunca un obstáculo al progreso en todos los demás países.

 

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/201599

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