Another brick in the wall

Por: Eduardo Hernández de la Rosa

La migración forzada hacia lo virtual que se ha experimentado por parte de la educación como parte de las estrategias de continuidad educativa frente a un confinamiento crónico, se ha convertido en un espacio para prolongar la modelación cívico técnica que desarrolla la educación para la incorporación de las juventudes dentro del contexto laboral.

Esta migración “caería como anillo al dedo” ante los vaticinios de las megatendencias de automatización y digitalización que se planteaban por parte de la OCDE, no obstante, estos procesos traen consigo resistencias por parte de las juventudes que han mostrado la necesidad de realizar críticas y mostrar el desacuerdo existente sobre las formas de mantener la formación y las claras deficiencias de los sistemas educativos para hacer frente a la pandemia.

Así, la migración a lo virtual además de forzada y accidentada, también se convirtió en “otro ladrillo más en el muro” que acrecentó no solo las desigualdades estructurales, sino también las que corresponden a las distancias entre la juventud y el mundo adulto.

Recordemos que con la aparición de la universidad como institución que promovía el conjunto de procesos que alargaban la estancia del joven en su condición de imperfección y que buscaban dotar de una “función” práctica y útil a la sociedad a través de las “carreras universitarias” la institución educativa parcializó y se especializó aún más la modelación de las subjetividades juveniles generando campos en dónde se asignaron los talentos para beneficio de la sociedad.

Es por ello que la universidad es también un espacio que permite a ciertos sectores sociales, la emergencia de la juventud como condición social diferenciada respecto de la juventud en general, en tanto hay jóvenes no universitarios, la categorización de joven universitario inclusive expresa tensiones de clase y de consumos culturales, que dan cuenta de su identidad y su propia experiencia, por lo que un contexto universitario privado o un público  influyen en las experiencias juveniles, así como el contexto político-social donde se manifieste.

Recientemente, hemos podido constatar cómo es que los movimientos juveniles han causado ecos que impulsan la difusión de ideas o la pugna por acciones que a juicio de los movimientos deben realizarse encausados por manifestaciones de diferentes racionalidades y estéticas.

Si bien la juventud fue un efecto no deseado de la tecnología del biopoder expresado en la escolarización tanto en sus elementos masivos-biopolíticos, como en los disciplinarios-anatompolíticos, ha sido justo la omisión de la adaptación que ha dejado ver, que las experiencias juveniles desarrollan lo que Maffesoli propone como “socialidad” y que otorga cohesión entre los jóvenes más allá de la modelación de subjetividades que impulsa la socialización.

El escenario de la socialidad manifiesta procesos fraternos y que engloban un aprendizaje experiencial horizontal en detrimento de lo vertical. Así aún cuándo existen comportamientos que son disciplinados por pare de la tecnología del poder y que se expresan en la escolarización por medio del Curriculum, el Cuerpo y el Espacio.

La virtualidad provocó que  el Curriculum fuera dosificado en lo virtual, que el cuerpo se acoplara a los mecanismos de comunicación, tal como lo son las redes socioditales, al comportamiento se le disciplina mediante los requerimientos de poder mirar al cuerpo en determinados horarios y con determinadas posturas frente a los dispositivos de conectividad para “asegurar” la transferencia de los procesos de modelación formativa en lo cívico y en lo técnico, finalmente en el espacio, emergen la necesidad del profesor de observar a todos los miembros de su clase conectados desde una sola pantalla a modo de proceso de vigilancia panópticos que doten del cumplimiento de su labor modeladora para los dispositivos institucionales.

En este sentido, desde la juventud, las redes sociodigitales aparecen como una expresión que engloba un territorio y, con ello, una forma de ser y estar con otros, socialidad en la que aparece todo un lenguaje, una forma de atender, entender, comprender e interpretar, todo ello impulsa alcanzar una identidad dentro de la vivencialidad que otorgan las relaciones expresadas por la criptografía de la red, las identidades construidas, asimismo, se piensan las emociones, las relaciones y todo lo que nos construye como parte de una organización armoniosa pero efímera en la red, dejando entrever la posibilidad de la vida en lo artificial, de la emoción en los códigos y del cuerpo en virtualidad.

Esto trajo consigo la comprensión de los limites entre las redes sociodigitales institucionales y las privadas, cuyos limites eran impuestos al menos en dos sentidos, el primero, el juicio personal y de pugna al rechazar la comunicación institucional dejando “en visto” la información sin responder en el caso de aquellas que mostraban la entrega de la información, como lo puede ser whatsapp y telegram, pero también aparecen los limites por el tiempo, al mantener un cerco que ayudará a frenar lo coercitivo de la institución y sus tiempos desmedidos en la comunicación con las personas, al suponer que al mantenerse en confinamiento se mantiene una disponibilidad permanente.

Estas son dos manifestaciones de las resistencias establecidas por la juventud, las cuales tienen un impacto en las transformaciones e intercambios de los consumos culturales que los jóvenes realizan durante la pandemia y que permitieron la exploración de la experiencia juvenil desde lo íntimo, en los hogares.

No obstante, resta por analizar las tensiones que aplican los dispositivos institucionales a la cotidianidad escolar y su flexibilidad, la cual tuvo como principal propósito asegurar la continuidad de matricula y su consecuente egreso para insertarse en el cuerpo laboral.

Las adaptaciones que se hacen dentro del contexto familiar durante la pandemia y postpandemia serán dimensiones de análisis que deberán revisarse para efectos de conocer los impactos que se han tenido por la acción prolongada del confinamiento y la tensión por medio de las redes sociodigitales institucionales. De igual forma, esta migración generó estéticas para la comunicación entre pares y las relaciones estudiante-docente.

Con este panorama, pensar en la educación será también pensar en los efectos que tiene este proceso de modelación dentro de una migración forzada hacia los espacios de las redes sociodigitales, esperando por supuesto, encontrar más que que solo un simple ladrillo mas en el muro.

Comparte este contenido:

Despidos y migración es negativo para la educación nica

Centro América/ Nicaragua/ 12.11.2018/ Fuente: www.elnuevodiario.com.ni.

Aunque el Gobierno asegura que solo el 8% de las escuelas resultaron afectadas por la crisis sociopolítica, organismos no gubernamentales y especialistas en el sector educación, consideran que la suspensión de las jornadas escolares en ese período fue notoria y que la percepción de inseguridad por los actos de represión también fue evidente.

Pero los especialistas también señalan como parte del impacto negativo en el sector, el despido de unos 60 docentes en diferentes partes del país, lo que ha afectado la atención directa de los niños en las aulas de clases.

Alex Reyes Guevara, técnico de proyecto Foro de Educación y Desarrollo Humano de la Iniciativa por Nicaragua (FEDH – IPN), explicó que al inicio del año, el calendario académico fue criticado por contener menos de los días de clases establecidos en la Ley General de Educación (Ley 582), además que el mismo contenía afectaciones por festividades, simulacros, entre otras actividades.

“Para entonces no se sospechaba de la insurrección cívica que estamos experimentando en este momento, pero siempre se planteaba la interrogante de la calidad en los contenidos, pues temas que necesitan mayor tiempo de atención, fueron resumidos significativamente y si a esto le sumamos la irregularidad de la asistencia a los centros escolares después del 19 de abril. ¿Habrá mejorado la ejecución?”, se preguntó.

Añadió Guevara que lamentablemente en la educación nicaragüense, importa más cumplir con planes que asegurarse que el estudiantado ha adquirido las herramientas y conocimientos suficientes en determinados temas.

Despidos y migración

Alex Bonilla, investigador y especialista en Educación del Instituto de Estudios Estratégicos y Políticas Públicas (Ieepp), afirma que lo primero que se debe considerar es la afectación en tiempo del año lectivo, ya que la suspensión de las jornadas escolares por la percepción de inseguridad fue superior a la estimada por el Gobierno, que considera que solo el 8% de las escuelas se vieron afectadas.

También considera negativo el despido de los cerca de 60 maestros, que además de perjudicar la atención a la niñez, crea una situación de inestabilidad laboral y educacional vistos desde perspectivas jurídicas.

Según el especialista del Ieepp, tomando en cuenta lo establecido en la Ley de Carrera Docente, los maestros despedidos han sido afectados bajo el margen de las causales de ley, “sin embargo, no se trata del asidero jurídico, hay que verlo desde la perspectiva de la calidad educativa: la memoria de la pedagogía docente ante sus años de experiencia y en la atención misma de los docentes, pues incide en la calidad con la que los estudiantes aprenden. Al despedirlos, el Gobierno atenta contra el interés superior de la niñez de recibir educación de calidad”, enfatizó Bonilla.

Bonilla también menciona como aspecto negativo, la falta de voluntad política del Gobierno para resolver la crisis por la vía pacífica, porque esto  afecta a todo el quehacer institucional, incluyendo al sistema educativo.

Como ejemplo, mencionó que desde el punto de vista presupuestario se aprecia la reducción del 25% para 2019 en el programa de desarrollo y formación profesional docente respecto a lo planificado.

“Esto quizás sea parte de la evidencia de que no se cuentan con los recursos para solventar la crisis y por eso los despidos”, manifestó Bonilla.

Además, consideró que la salida de muchos nicaragüenses al  extranjero debido a la violencia e inseguridad, representa una clara violación del derecho fundamental a la educación de todos a mediano y largo plazo, y representará una baja significativa en la tasa de escolaridad del país.

“Eso significa que el promedio de años de escolaridad real en la población de entre 6 y 21 años se reducirá como efecto de la diáspora nacional frente a la violencia contra la ciudadanía nicaragüense”, opinó Bonilla.

Transformación de escuelas

Alex Reyes Guevara, técnico de FEDH-IPN, consideró que hay muchos retos y desafíos para el sector, pero que es necesaria la transformación de las escuelas normales en institutos pedagógicos superiores, para elevar la calificación académica de los docentes, para pasar de una titulación de técnico medio a una de nivel de licenciatura, como requisito para impartir clases en Preescolar y Primaria, y de Maestría para Educación Secundaria.

“Tenemos a las puertas el 2019, el cuarto Estudio Regional Comparativo y Evaluativo para América Latina y el Caribe (ERCE 2019), en el que Nicaragua participa, aunque Nicaragua presentó mejoras en sus resultados, siguen siendo el menor avance en términos porcentuales, (aumentó 2%) y continúa por debajo de la media para la región”, precisó.

“Entonces, con menores días en el calendario escolar, la crisis migratoria y social del país, ponen en una posición bastante delicada al sistema educativo en Nicaragua”, detalla Alex Reyes.

Fuente de la noticia: https://www.elnuevodiario.com.ni/nacionales/479120-despidos-migracion-educacion-crisis-nicaragua/

Comparte este contenido: