Eric Toussaint: Obstaculos para la acumulación de capital industrial.

Eric Toussaint: La deuda y otras formas de transferencia de la Periferia hacia el Centro, como la fuga de capitales, el saqueo de los recursos naturales (incluido el material genético), la fuga de cerebros, entre otros, impide la acumulación de capital industrial

Febrero por Alejandro Zegada/ En la Europa precapitalista, “la miseria campesina condujo a la proletarización masiva del campesinado y a la formación del capital industrial, a la creciente extensión de las manufacturas, y posteriormente a las empresas industriales”. |1|

CC – Flickr – Jimmy Harris

Así fue como se industrializaron y se desarrollaron esos países, destaca Eric Toussaint, profesor de la Universidad de Lieja (Bélgica) y portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM).

Sin embargo, “para numerosos países de la Periferia solamente se reprodujo la primera parte del proceso. La segunda parte se realizó de manera parcial e insuficiente. ¿Por qué?”, se pregunta el experto.

La teoría económica neoclásica considera que la clave está simplemente en el crecimiento, que se logra a través de un elevado nivel de ingreso, que a su vez genera un ahorro suficiente que permita los niveles de inversión necesarios para ese objetivo.

Sin embargo, el teórico alemán Ernest Mandel demostró en 1968 que el problema no está tanto en la insuficiencia del capital-dinero (ahorro) sino en las condiciones socioeconómicas del conjunto de la economía-mundo y en la estructura de clases de los países subdesarrollados, siendo factores que traban la movilización y las inversiones productivas.

En este aspecto coincide Toussaint, quien observa que “la acumulación primitiva del capital-dinero prosigue en el Tercer Mundo. Aunque una parte de ese capital se pierda para el país, hay en el Tercer Mundo capitalistas locales que podrían financiar un proceso de industrialización. No obstante, en la mayoría de países no lo hacen, o muy parcialmente”.


Desventajosa inserción en el mercado mundial

Según el experto, los países pobres fueron incluidos en el mercado mundial por el interésdel capital occidental (Europa, Estados Unidos, Canadá, a los cuales se agregó Japón a partir de fines del siglo XIX) en las materias primas complementarias a sus procesos industrializadores, generándose así una división del trabajo enmarcada en el mercado mundial capitalista.

“Una parte de la plusvalía producida en el Tercer Mundo es realizada en el mercado mundial” por la burguesía extranjera “y no por la burguesía local”, agrega Toussaint.

Toussaint observa que además, la deuda y “otras formas de transferencia de la Periferia hacia el Centro” como “la fuga de capitales, el saqueo de los recursos naturales (incluido el material genético), la fuga de cerebros”, entre otros, impide la acumulación de capital industrial.

“Señalemos que esta pérdida de acumulación primitiva del capital industrial es ampliamente superior a la Ayuda Oficial al Desarrollo, que en realidad constituye una ayuda a las empresas del norte industrializado”, advierte.


La ley del valor en la globalización

La globalización, diseñada especialmente para facilitar la movilidad del capital, acentúa las diferencias de productividad y de intensidad de trabajo entre los países.

Toussaint explica: “el trabajo del país que posee la productividad de trabajo más elevada será valorizado fuertemente, es decir que el producto de una jornada de trabajo en eses país será intercambiada contra el producto de más de una jornada de trabajo de un país menos industrializado”.

A su vez, “si un país cuya productividad es inferior a la media mundial produce mercaderías exclusivamente para la exportación, el valor de esas mercaderías no será realmente determinado por el trabajo suministrado, el país sufre una pérdida de valor por la exportación: recupera a cambio de la cantidad de trabajo suministrado para esa exportación el equivalente de una cantidad de trabajo menor”.

Esto ocasiona que ese país se empobrece relativamente en relación a los países más desarrollados.

En una investigación de 2012, los economistas bolivianos Carlos Gustavo Machicado, Osvaldo Nina y Luis Carlos Jemio, encontraron que la productividad total de los factores (PTF) permite explicar el bajo crecimiento de Bolivia durante 20 años y en toda su historia económica moderna.

Según define el expresidente del Banco Central de Bolivia, Juan Antonio Morales, la PTF es “el aporte al crecimiento que no resulta directamente del aumento de la cantidad de factores productivos, como el capital y el trabajo”.

Así, la PTF mide la eficiencia con que los factores de producción son transformados en producto final. Según los investigadores, si se hubiese cerrado la brecha de productividad con países de economía avanzada, se hubiese producido una mayor acumulación de capital, ya que la productividad y la inversión actúan sinérgicamente.

La productividad no es, entonces, un tema tangencial. “Debido a la diversidad de valores de las mercancías y de la productividad de los países integrados en el mercado mundial capitalista, los países menos desarrollados” se ve obligados “a una especialización que les es desfavorable”, advierte Toussaint.

Y si a pesar de todo intentan comprometerse en la producción de mercancías industriales avanzadas, “están condenados a venderlas a pérdida en el mercado interior, puesto que la diferencia de costes de fabricación con respecto a los países industrializados supera la diferencia entre el valor en el mercado nacional y el valor en el mercado de los países exportadores”.

La trampa de la ley del valor está servida. Toussaint considera que la única forma de afrontar este problema es que los países subdesarrollados se protejan “mediante barreras arancelarias y no arancelarias, y ayuda a los productores nacionales. Es lo que hicieron y continúan haciendo Corea del Sur, Taiwan y China”.

Fuente : El País eN

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Rechazamos el avance de las negociaciones del Tratado de Libre Comercio Mercosur-Unión Europea

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Publicado por cadtm.org Marzo 2016

Desde ATTAC Argentina, integrantes de la Red CADTM – AYNA, manifestamos nuestro rechazo a las negociaciones para firmar un Tratado de Libre Comercio entre los países del Mercosur y la Unión Europea, recientemente relanzadas por el gobierno de Mauricio Macri.

En la reciente visita del presidente francés François Hollande, que llegó al país con una comitiva de 30 empresarios, un punto de la agenda bilateral fue el pedido argentino para que Francia destrabe las negociaciones del tratado, frenadas desde el año 2004. En ese entonces, tanto Brasil como Argentina, entre otros países del Sur, exigían la apertura del sector agrícola de los países europeos a cambio de abrir el sector de servicios y de manufacturas que pretenden los países del Norte. El actual pedido es que el gobierno francés intervenga para destrabar las negociaciones, con el fin de firmar el acuerdo.

Esta postura del gobierno argentino no nos toma por sorpresa. Desde la campaña presidencial del frente Cambiemos se hablaba abiertamente de que Argentina debía “ingresar en el siglo XXI e intercambiar economía y cultura”. De allí el impulso del nuevo gobierno para converger hacia acuerdos regionales como la Alianza del Pacífico, establecer acuerdos bilaterales con los Estados Unidos y profundizar las relaciones comerciales con la Unión Europea.

La firma de TLC con la UE no es nueva en América Latina. El bloque europeo ya ha firmado tratados con México, Perú, Colombia, Chile y Ecuador, además de varios países centroamericanos. En todos los casos, las negociaciones se realizaron sin permitir la participación de la sociedad civil y del poder legislativo, negando cualquier acceso a los borradores de negociación. Una vez firmados los acuerdos y dados a publicidad, se hace evidente porqué se produce esta total falta de transparencia: los tratados firmados generaron resultados negativos considerables, mientras que muchos de los beneficios prometidos nunca se han materializado. Para los países latinoamericanos, los acuerdos implicaron dejar de lado cualquier protección de las cadenas productivas nacionales, de su industria y sus pequeñas y medianas empresas, así como abandonar la posibilidad de existencia de empresas estatales que garanticen la provisión de, por ejemplo, servicios públicos como educación y salud. Asimismo,los efectos sobre las y los trabajadores han sido altamente negativos, teniendo en cuenta la pérdida de empleos y la ampliación de una economía de servicios que deja a miles afuera del acceso al empleo. En estos tratados no se tiene en cuenta las grandes asimetrías que estos países tienen con respecto a la UE, partiendo de que ésta es considerada a nivel global como la principal potencia comercial.

Los TLC en general se basan en la premisa de que el libre comercio por sí solo es motor de desarrollo económico y social. Pero así como hace 10 años denunciamos el significado del ALCA, también hoy debemos hacerlo con otras variantes de libre comercio, como los TLC impulsados por la Unión Europea. Por ello, exigimos el retiro del gobierno argentino de la mesa de negociaciones para este acuerdo.

Desde ATTAC declaramos nuestra oposición al avance librecambista en la región, y llamamos a discutir y avanzar en formas de organización autónoma y democráticapara la construcción de propuestas alternativas de integración regional que favorezcan los intereses de los pueblos.
¡NO a los TLC!
¡No al Tratado de libre comercio Mercosur – Union europea!
¡SÍ a la integración de los pueblos!
¡El mundo no es una mercancía!

Contactos:
Luciana Ghiotto (011) 15 4023-9677 / luciana.ghiotto chez gmail.com
Javier Echaide (011) 15 4023 9299 / jechaide chez hotmail.com

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Se presentó en Madrid la Conferencia europea contra la austeridad y la deudocracia

 

“Un Plan B para Europa es la autoorganización popular y desobedecer a los acreedores»

febrero de 20|6 / por Enric Llopis. Del portal del CADTM

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Editores OVE: Dado el impacto de la deuda externa en el futuro de los sistemas educativos a partir de hoy estaremos incluyendo noticias, informes y propuestas para avanzar, desde una perspectiva ciudadana a la solución de esta problemática

 

“¿Cómo hemos llegado hasta aquí y por qué necesitamos un Plan B para Europa?” Más de 200 personas previamente inscritas y un aluvión de periodistas abarrotaron ayer la Nave «Terneras» del Centro Matadero de Madrid, durante la presentación de las jornadas contra la austeridad y por una Europa democrática que se celebran en el recinto cultural madrileño entre el 19 y el 21 de febrero. Música trepidante, un vídeo de agitación y palabras movilizadoras saludaron a los activistas en la Conferencia Europea contra la austeridad: “Ellos tienen un plan, pero nosotros también; esta es una iniciativa desde abajo, de los pueblos de Europa; somos ecologistas, feministas, los que acogemos a los refugiados y llevamos años parando desahucios; también los que luchamos por la auditoría ciudadana de la deuda”. Y tal vez el titular definitorio: “Somos gente normal”. O también: “El Plan B es un proyecto financiado desde abajo y gracias a la gente”.

No intervino en la presentación de las jornadas -lo hará hoy a las 10,00 horas en el primer foro, titulado “La Unión Europea como campo de batalla”-, pero el exministro de finanzas griego e impulsor del movimiento DIEM 25, Yanis Varoufakis, fue ayer uno de los más ovacionados. Se presentó a Varoufakis como “el primero que le plantó cara a la Troika, y nos estaba representando a todos”. A los aplausos de la militancia, el economista heleno respondió con la señal de la victoria. El 21 de febrero intervendrá en la clausura de las jornadas al aire libre, en la explanada Madrid Río, junto al eurodiputado de Podemos, Miguel Urbán, la eurodiputada de Izquierda Unida, Marina Albiol, y activistas de Ecologistas en Acción, Movistar en Lucha y Attac, entre otros.

Las limitaciones de Syriza y las renuncias de Tsipras ante el rodillo de la Troika planearon durante las dos horas de presentación. Una de las oradoras que apeló de modo más directo fue la expresidenta del Parlamento Griego y una de las impulsoras del Comité por la Verdad sobre la Deuda helena, Zoé Konstantopoulou. “No fue derrotado el pueblo de Grecia, sino los liderazgos que no merecieron su confianza”, afirmó. Recuerda el “golpe de estado” y el “acto de guerra” que supuso el ultimátum planteado al país por los funcionarios europeos y la Troika. “Nos amenazaban con un desastre humanitario”.

En Grecia se convocó un referéndum en julio de 2015, en el que el 62,5% de la población votó contra las condiciones del “rescate” de la Troika. “La gente demostró que tenía mucho más coraje que su gobierno”. Pero unos días después de la consulta, Tsipras le dijo al Parlamento que votara “lo contrario de lo que el pueblo había rechazado”, destaca la expresidenta del parlamento. Tampoco aceptó promover una auditoría de la deuda del país, pese a que una comisión concluyó que esta era “ilegítima” y “odiosa”. Tras su reelección en septiembre de 2015, el actual presidente está aplicando un memorándum de entendimiento “peor que los dos anteriores”, opina Zoé Konstantopoulou. “Absolutamente neoliberal”.

En los cuatro foros, plenarios y 17 talleres que integran las jornadas estarán presentes activistas como Eirc Toussaint, portavoz del Comité por la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) y miembro del Consejo Científico de Attac. Participó además en el Comité por la Verdad sobre la Deuda griega, que calificó ésta de “ilegal”, “ilegítima” y “odiosa”. En casi perfecto castellano rebusca antecedentes que animen el Plan B presentado ayer. Cuenta que en 1994 se convocó en Madrid una gran manifestación contra el FMI y el Banco Mundial, en su 50 aniversario. El foro alternativo se denominó “Las otras voces del planeta”, y tuvo un gran éxito, recuerda.

En la cumbre “Enlazando alternativas” entre España y América Latina, Toussaint participó en un mitin para advertir que la deuda se convertiría en un elemento central en Europa, igual que lo fue en las décadas de los 80 y 90 para los pueblos de África, Asia y Latinoamérica. A partir de 2010, “la deuda se convirtió en un “instrumento coercitivo de los gobiernos para imponer políticas brutales y destruir conquistas sociales”. Eric Toussaint ha planteado la necesidad de medidas “fuertes”: suspensión del pago de la deuda mientras se realiza una auditoría; controles sobre los intercambios y transferencias de capital; socialización de los bancos, entre otras. ¿Qué significa un Plan B para Europa? “Desobedecer a los acreedores y la autoorganización del pueblo”, resume.

Antecedentes más lejanos ha señalado la eurodiputada de Izquierda Unida y portavoz de Izquierda Plural en Parlamento Europeo, Marina Albiol: la Revolución Francesa, la Comuna de París, la Europa que derrotó al fascismo y la de las Brigadas Internacionales. “Pero ésta no es la actual Unión Europea, construida por los mercaderes e hija del capitalismo y el tratado de Maastricht”. La consecuencia son 123 millones de personas en riesgo de pobreza en el viejo continente, realidad que convive con la de 342 milmillonarios. “Aumenta el número de ricos y la venta de productos de lujo”, advierte la eurodiputada valenciana, quien anticipa preguntas que se abordarán en los talleres: ¿Son posibles las políticas “alternativas” a la austeridad dentro del capitalismo y de la actual UE? ¿Hay que luchar por un proceso constituyente europeo? ¿Se trata de volver al estado-nacional, a un “sálvese quien pueda”, o ha de defenderse una alianza de los pueblos de Europa? Lo cierto es que sólo una propuesta socialista y solidaria podrá atajar al fascismo y la extrema derecha, “que avanzan en Europa”, concluye.

Claude Girod, de Vía Campesina en Francia, organización que apuesta por la soberanía alimentaria y la agroecología, denuncia las perversiones de la Política Agraria Común (PAC). “Es productivista, dice que hay que racionalizar, producir más barato y modernizarse, pero no pensando en los consumidores”. Además, cada vez son mayores los márgenes para los intermediarios, la distribución y los especuladores, critica. Por ello considera los 50 años de Política Agraria Común como “desastrosos”. Argumenta razones como las siguientes: cada tres minutos desaparece una granja en Europa y un campesino entra en bancarrota; se conocen los efectos nocivos de los pesticidas, pero se continúan utilizando y la competencia es cada vez mayor entre los agricultores de todo el mundo, “pero para producir peor y tener peores excedentes”. La Unión Europea apunta cada vez más al modelo estadounidense, “con granjas de mil vacas y explotaciones monstruosas, además de una agricultura industrial que respeta cada vez menos el medio ambiente”.

Pablo Sainz trabaja desde septiembre en la red de solidaridad y acogida con los refugiados que llegan a Madrid. El primer inmigrante muerto llegó al estado español en 1988, pero el Mar Mediterráneo se ha convertido en una enorme “fosa común” con más de 25.000 fallecidos en los últimos 15 años. Pablo Sainz destaca que en la red solidaria prefieren llamarse “vecinos” a “ciudadanos”, ya que este concepto deja fuera a las personas migrantes. En el acto de presentación del Plan B para Europa, ha recordado el punto de partida global: en el mundo existen 60 millones de personas desplazadas. Ante esta realidad inapelable, “somos conscientes de que un viejo sueño europeo consiste en militarizar la frontera sur, es más, a Europa nunca le importó que la gente se muera, pero a poder ser un poco más lejos”.

Pero hoy los inmigrantes se mueren en la puerta de nuestras casas, añade Pablo Sainz. El activista se lamenta de la pasividad ciudadana, ya que en Madrid se han producido “redadas” y detenciones de personas inmigrantes por parte de la policía, «y no hacíamos nada”. Tampoco se reaccionaba ante un Centro de Internamiento para Extranjeros (CIE), como el de Aluche (Madrid), permanentemente masificado. Por eso, concluye, el Plan B tal vez tenga que ver con “poner al ser humano en el centro”. Colectivos como la PAH o “Yo sí sanidad universal” han empezado a hacerlo, al no distinguir entre inmigrantes y españoles a la hora de ofrecer ayuda.

Hoy tendrán lugar en las jornadas por un Plan B los foros titulados “La Unión Europea como campo de batalla”; “Igualdad de derechos en un planeta finito”; “¿Una economía para construir otra Europa?” y Transformar las instituciones y nuevas formas de democracia”. Ayer Carolina Genschel, de Blockupy Alemania, subrayó la necesidad de organizarse “frente al miedo y a la austeridad”. Tanto las jornadas de Madrid como las próximas cumbres y foros, por ejemplo el “Alter Summit”, han de servir para promover las luchas a escala europea. Asimismo ha lanzado la propuesta de celebrar una Cumbre Europea en la primavera de 2017, con creatividad, grandes manifestaciones y actos de desobediencia civil. Ha anunciado esta fecha porque en 2017 se celebrarán elecciones legislativas en Alemania, y Blockupy considera que el reto es hacer entender que en los comicios se decidirá el destino de Europa. “A pesar de que los candidatos sólo hablen de cuestiones internas”, remata.

Eurodiputada de Podemos desde mayo de 2014, Lola Sánchez se ha convertido en un “azote” para los propulsores de grandes acuerdos de comercio, inversiones y servicios, por ejemplo el TTIP y el TISA. Nunca antes de esta elección había militado en partidos políticos, por eso, su entrada en el Parlamento Europeo fue como “nacer y de inmediato aprender a ser adulta”, explica. Recuerda las palabras de Varoufakis: “La Unión Europea es un cártel dedicado a defender los intereses de unos pocos”. Ella agrega que es “como una casa en la que viven dentro los lobbies”. Se inspira asimismo en los adagios de Gandhi: “No podemos cambiar el mundo si no nos cambiamos a nosotros mismos”. Estira esta idea para concluir que se ha de feminizar la política, y que la revolución “será feminista o no será”. No anda lejos de estas reflexiones la reivindicación de la cooperación frente a la competitividad capitalista. “El adversario no es el hermano con el que compartimos trinchera, sino el poder económico”, aclara, y termina: “Hemos de ganar las instituciones pero nos hace falta el apoyo de la calle; es necesario que la gente nos vigile y exija”.

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