China: Universities the biggest winners from China’s top 100 philanthropists

China/Junio de 2017/Fuente: The Sydney Morning Herald

Resumen: Los multimillonarios de China han estado tan ocupados haciendo dinero que no han tenido tiempo de gastarlo – y las universidades están ganando de un boom resultante de la caridad. La lista de filántropos top 100 de China 2017 muestra la tendencia de los promotores inmobiliarios más ricos del país, la financiación y los magnates de la tecnología para hacer grandes donaciones de caridad. Casi la mitad (44 por ciento) de las donaciones en 2017 se hicieron a las universidades, frente a un tercio (27 por ciento) hace tres años, según la Lista de Filantropía Hurun 2017.El hombre más rico de China, el fundador de Alibaba, Jack Ma, ocupó el puesto 18 en la lista, por su donación de 26 millones de dólares a la Universidad de Newcastle en Australia.

China’s billionaires have been so busy making money that they haven’t had time to spend it – and universities are winning from a resulting boom in charity.

China’s 2017 top 100 philanthropist list shows the trend for the country’s wealthiest property developers, finance and technology tycoons to make big charitable donations is gathering pace.

Almost half (44 per cent) of donations in 2017 were made to universities, up from a third (27 per cent) three years ago, according to the Hurun Philanthropy List 2017.

China’s richest man, Alibaba founder Jack Ma, ranked 18th on the list, for his $26 million donation to the University of Newcastle in Australia.

Chen Yidan, co-founder of the Chinese social media platform WeChat, ranked as the top education donor with $US320 million ($424 million), after establishing the world’s richest educational grant, the $US8million Yidan Prize.

China’s second-richest man, Wang Jianlin, whose company Dalian Wanda owns the Hoyts cinema chain in Australia, donated $US92 million to rank sixth.

Hurun Report founder Rupert Hoogenwerf said: «There has been so much wealth created in China in the last decade, it is the fastest creation of wealth in the history of the world. Now people are looking at how to use it.»

«There was a huge boom in interest in people buying property overseas, particularly Australia, and Sydney Harbour. Now they are looking to do a lot of legacy building,» he said.

He said China’s billionaires, often from modest backgrounds, felt they could make a difference to society through education, whereas donations to medicine or the environment had greater difficulty in showing results or risked being caught in government red tape.

«Universities are very prestigious. On Wednesday we had the ‘Gao kao’, the Chinese university entrance exam, and across the country, that is all anyone was talking about. The Chinese central examination system is very much associated with social mobility,» he said.

«In China, to be allowed to have a building at a university named after you is a huge honour. If you are a top alumni from Peking University orTsinghua University, and your gift is accepted to do something amazing, that gives you a platform deep into the roots of the top leadership.»

He said most of the education philanthropists donated to their own alma mater, although a new trend of making donations to specific university research fields, such as neuroscience, was beginning to emerge.

Mr Ma made the largest philanthropic donation in the University of Newcastle’s history in February in honour of the Morley family from Newcastle, who had encouraged him to strive for university after meeting him as a child in China.

Property developer Evergrande’s chief Xu Jiayin ranked third, donating $US180 million, including a smaller amount to Harvard University. Mr Xu was forced to sell his $30 million Sydney home by the Australian government in 2015 for breaching foreign buyer laws.

But the biggest donations are being made to Chinese universities. This week, it was reported the chief executive of online shopping business JD.com, Liu Qiangdong, had donated a record $US44 million to Renmin University in Beijing.

Australian citizen Chau Chak Wing, who ranked 29 last year after making a $US11million donation to the University of Sydney to expand its museum, fell off the list.

Dr Chau had previously donated $20 million to the University of Technology, Sydney, in 2012 to build a business school, because his son Eric was a graduate.

Mr Hoogenwerf said there were more rich Chinese at the top making bigger donations than ever before.

The threshold to make the top 100 list rose 20 per cent to 15 million Chinese yuan ($2.9 million). A total of $US2.35 billion was donated to charity by the top 100, with the average donated amount of $US23 million.

Overall, donations fell 45 per cent compared to a year earlier because of the massive, $US2.15 billion donation Tencent founder Pony Ma made in 2015.

Fuente: http://www.smh.com.au/world/universities-the-biggest-winners-from-chinas-top-100-philanthropists-20170608-gwnco3.html

 

Comparte este contenido:

Entrevista: Los que llegan a la educación terciaria en Uruguay son escandalosamente pocos

Por Magdalena Cabrera

Entrevista a José Rilla

En su 60º aniversario, el Claeh fue reconocido como universidad por el Ministerio de Educación y Cultura
José Rilla
El historiador e investigador José Rilla es decano de la Facultad de Cultura del Centro Latinoamericano de Economía Humana (Claeh), que días atrás fue reconocido como universidad por el Ministerio de Educación y Cultura (MEC). El reconocimiento coincide con el festejo de su 60º aniversario. En conversación con El Observador, Rilla señaló que lo importante de este proceso es que la institución primero fue reconocida por la sociedad y luego por la autoridad. El historiador se mostró preocupado por la situación que atraviesa la educación y manifestó que el mayor obstáculo para el cambio es la falta de voluntad política.
¿Qué significa para la institución haber sido reconocida como universidad y qué debería significar para el país?
Creo que la palabra reconocimiento es una palabra que, más allá de su significado legal, tiene un significado más profundo. El Claeh primero es reconocido por la sociedad a la que pertenece y luego, como resultado, es reconocido jurídica y legalmente por el Ministerio de Educación y Cultura. La educación en todos sus niveles es algo de la sociedad. Nosotros quisiéramos ser identificados como parte de la sociedad y por eso reconocidos legalmente y jurídicamente. Venimos a ser parte de los actores universitarios con una vocación de complementación, con una vocación de servicio y con una vocación de integrar. El Claeh quiere hacer su contribución original.
¿Cuál sería esa contribución?
Parte de esa contribución original tiene que ver con la propia historia de la institución, con los 60 años de existencia. Una institución que trabaja en la tradición humanista y personalista, que no concibe las ciencias como una creación intelectual aislada de la sociedad sino como un compromiso con ella. Es una institución autónoma y absolutamente independiente. No tenemos otro respaldo que la sociedad.
¿Como historiador cómo observa la situación de la educación en Uruguay?
Estamos en problemas severos. Creo que la educación tiene problemas en el mundo. Tiene problemas en lo que refiere al sentido, a la orientación, a la utilidad, al modo en cómo la ve la gente, al modo en cómo la ven los mercados de trabajo.
Fuera de eso, creo que en Uruguay tenemos algunos indicadores especialmente graves, en lo que tiene ver con rendimientos, capacidad de retención y vínculos entre la educación, escuela y grupos familiares. También tenemos un problema serio en las instituciones, sobre todo en educación media. Egresar de bachillerato y llegar a la universidad en Uruguay es una hazaña.
Siempre le digo a mis estudiantes, tanto en el Claeh como en la Universidad de la República, que los que estamos aquí somos privilegiados porque los que llegan a la educación terciaria en Uruguay son escandalosamente pocos. Si el panorama de secundaria sigue como está, muy probablemente en muy pocos años, la mitad de la población no va a tener la secundaria completa. No lo digo yo, lo dice el Instituto Nacional de Evaluación Educativa.
¿No le parece que cambie en el corto plazo?
Creo que hay problemas de carácter político. Aquí estoy opinando en términos casi personales. Hay dos cosas de las que no estoy seguro. Por un lado, dudo que exista voluntad política de hacer una transformación de envergadura. No tenemos problemas técnicos porque cuando los que saben de estas cosas se reúnen, rápidamente llegan a un acuerdo. Es un problema político que tiene que ver con las convicciones, con la voluntad y con el liderazgo para encarar esa transformación. Por otro lado, no estoy muy seguro de que la educación sea un problema que le preocupe demasiado a la gente.
¿En algún momento Uruguay realmente sobresalió por su sistema educativo como se dice?
Hubo momentos en los que las políticas públicas se adelantaron a lo que la sociedad iba a necesitar. Los primeros gobiernos del siglo XX en Uruguay armaron la red de liceos departamentales, que se anticipó a una demanda social muy importante. Hacia fines de los años de 1950, donde la sociedad siguió haciendo transformaciones, pero el sistema educativo empezó a mostrar signos de estancamiento. Desde entonces las novedades más positivas vinieron con la reforma de los años de 1990, que logró darle un giro a la educación técnica, con sus bachilleratos tecnológicos. Esto fue tan importante que hoy la demanda social se vuelca allí y la educación técnica no tiene capacidad de satisfacerla.
 
¿Cuáles son los desafíos actuales para la educación terciaria en Uruguay?
Todavía tiene que institucionalizarse como sistema de cooperación y competencia. Después tiene un desafío de renovación de su sistema de enseñanza y aprendizaje. Me parece que hay un déficit en educación superior en lo que es la formación de los docentes. Es un déficit muy grande. Parte del fracaso de los estudiantes en la universidad se debe a la incapacidad docente. Les falta formación, plasticidad, apertura, reelaborar su profesión. El tercer desafío es más pesado para el sector privado que para el público y es avanzar en el campo de la investigación. La sociedad nos tiene que ayudar a que nosotros podamos poner todo el esfuerzo en eso
¿Qué piensa de la propuesta de algunos sectores del Frente Amplio de limitar los beneficios tributarios que obtienen las empresas al donar a las universidades?
A mí me parece que es parte de un hostigamiento innecesario, contraproducente e injusto. El Claeh ha recibido muy poco de esa legislación. Ese dinero se recibe a partir de la presentación de proyectos que son evaluados en el Ministerio de Economía y son destinados a acciones de carácter universitario, ya sea investigación o promoción, como el sistema de becas. Sin un sistema de becas es muy difícil mantener estas instituciones. No reclamo apoyo para la oferta, sí reclamo un apoyo a la demanda, a aquellos que dicen yo quiero estudiar acá. No es un apoyo a la institución, es un apoyo al alumno.

Uruguay en 30 años

José Rilla llamó a cuidar «el jardín de las instituciones políticas». «El equilibrio entre los poderes, las garantías, el valor del debate y la deliberación política, la importancia que tienen las mayorías y las minorías, todo ese frente de batalla lo tenemos desatendido», advirtió.
Señaló que el uruguayo está tranquilo porque al lado de Brasil y Argentina estamos «demasiado bien».
«Pero si descuidamos esto, no nos podemos sorprender si algún día nos levantamos con alguna sorpresa. Yo no sé si en 30 años Uruguay va a tener firmeza institucional», sentenció.
Fuente de la Entrevista:
http://www.elobservador.com.uy/los-que-llegan-la-educacion-terciaria-uruguay-son-escandalosamente-pocos-n1074133
Comparte este contenido: