Por: Mardelis Huizi/Otras Voces en Educación
Vivir la modernidad occidental implica necesariamente la asimilación de una carga conceptual y emocional, más cuando se trata de ecología y educación. Actualmente, cuando hablamos de naturaleza, la mayoría de las veces lo hacemos basados en el principio del método científico cartesiano y a la relación sujeto– objeto; nos asumimos como sujetos y la naturaleza como el objeto, objeto que está a nuestra disposición y al que podemos arrebatarle lo que se nos antoje. No obstante, la seguridad que implicaba esta relación a mediados del siglo XX, hoy pareciera ser uno de nuestros más grandes errores, esto podemos apreciarlo en informes como Planeta Vivo 2018, publicado por el Fondo Mundial para la Naturaleza; en éste observamos que ha habido una disminución del 60% en las poblaciones de especies vertebradas (de 1974 a 2014), una disminución del 80% en las poblaciones de especies de agua dulce desde 1970 y el 75% de la superficie de la tierra ha sido sometida al impacto humano. Estas cifras son una alarma de la crítica situación que está viviendo nuestro planeta en nuestros días, y como parte de él tenemos la responsabilidad de movilizarnos y de transformar nuestra relación con el entorno por otra que tenga mayor respeto por la vida y que conserve el equilibrio.
La modernidad nos hizo creer que los saberes de nuestros pueblos originarios eran retrógrados y que estaban descontextualizados de nuestra realidad. Según Atawallpa Oviedo Freire (2007) «por más 50.000 años, los seres humanos se sintieron unidos a la naturaleza concibiéndose como parte de una gran familia cósmica. Sabían que eran fuego, tierra, aire, agua». Los pueblos originarios de nuestro continente tenían una relación sumamente cercana con la naturaleza, ellos se sentían parte de ella, de hecho, para ellos era su Madre, existía una relación de profundo amor y respeto hacia ella, el mismo que permitía mantener el equilibrio y la armonía entre los seres humanos y las demás especies.Valdría la pena preguntarse ahora, si los saberes de estos pueblos realmente están descontextualizados de nuestra realidad o si por el contrario sería conveniente retomar parte de este saber para ponerlo en práctica en nuestra vida diaria. De ser así, el espacio ideal para recuperar esta relación con nuestro entorno es la escuela.
La escuela es la responsable de educar y formar a la sociedad, es el espacio por excelencia para la producción de ideas nuevas y para la generación de pensamiento crítico, por ello, es que sea aquí donde empiece el trabajo de construir una sociedad más consciente, responsable y respetuosa con su entorno.
Un tema tan emocional como lo es la ecología, necesariamente debe abordarse en la escuela desde la sensibilidad y la empatía; valores que el sistema dominante -capitalista- desprecia y también nos hace despreciarlos trayendo como consecuencia la desconexión con nuestro entorno y la falsa creencia y apariencia de que estamos por encima de él. Por esta razón, como docentes es nuestra responsabilidad ser líderes de esta transformación social. Debemos iniciar la tarea de cultivar estos valores desde las aulas de clases, es necesario hacer ver a nuestros niños y niñas que la naturaleza forma parte de nosotros y nosotros formamos parte de ella, y si la misma sigue siendo violentada como lo hemos hecho hasta ahora, también nos estamos violentando a nosotros mismos y muy pronto será imposible el desarrollo de la vida en la Tierra.
En Otras Voces en Educación estamos conscientes de esta responsabilidad,por lo tanto, desde aquí hacemos un llamado a colegas, maestras, maestros, profesores, profesoras, docentes, ya las y los investigadores en materia educativa a que desarrollen nuevas iniciativas en el marco de una educación más respetuosa y sensible con nuestro planeta. Sabemos que existen muchas ideas, iniciativas y proyectos que se están llevando a cabo desde la escuela para lograr dicha meta. Por esta razón, queremos que nos hagan llegar sus experiencias en este ámbito, ¿qué iniciativas están llevando a cabo para consolidar una educación ecológica? ¿cómo ha sido la receptividad? ¿Qué han logrado?
Todo lo antes expuesto pueden hacérnoslo llegar en forma de artículo a nuestro correo contacto@otrasvoceseneducacion.org para que nuestra plataforma sea eco de sus experiencias. También pueden compartirnos sus experiencias a través de nuestra página de Facebook: https://www.facebook.com/ovemundo/ y seguirnos a través de Twitter @ovemundo e Instagram ove.mundo
No dejes de escribirnos. Nos interesa conocer tus experiencias.
Es el momento de transformar nuestro entorno, pues como dice el Director General del Fondo Mundial para la Naturaleza Marco Lambertini:
«Tenemos ya el conocimiento y los medios para redefinir nuestra relación con el Planeta. No hay excusas para no hacer nada. No podemos seguir ignorando las señales de alerta; ignorarlas sería a riesgo propio. Lo que necesitamos ahora es la voluntad para actuar –y actuar de inmediato».
Referencias:
- Oviedo, A. (2007). Caminantes del Arcoiris. Ediciones Abya Yala. Quito, Ecuador
- WWF. (2018). Informe Planeta Vivo – 2018: Apuntando más alto. Grooten, M. y Almond, R.E.A. (Eds). WWF, Gland, Suiza.
*Elaborado para Otras Voces en Educación
Imagen tomada de: https://www.sudamericarural.org/images/madretierra.jpg