Enseñanza para el éxito (Parte III)

Por: Salvador Paiz.

 

Los mejores sistemas escolares alrededor del mundo reclutan a los mejores estudiantes para ser maestros. Ese es el primer paso en esta política docente. A mediados de la década de los 2000, había escasez de educadores en China. Así que comenzaron a ofrecer formación docente gratuita a buenos estudiantes. Los que deciden ser parte de este programa, están exentos de pago de matrícula y alojamiento, y reciben subsidios de manutención. Sin embargo, ello va de la mano de un compromiso. Al aceptar esta ayuda, deben trabajar como maestros durante los siguientes diez años después de su graduación.

Firmar el compromiso es solo una parte. En Shanghái los requisitos para ingresar a la profesión docente son estrictos, exigen al menos un título de educación terciaria para primaria (tres años) y una licenciatura para educación secundaria (cuatro años), lo cual contrasta con las exigencias del sistema de nuestro país (dos años de formación inicial a nivel diversificado más tres años de profesorado en educación). Además, atraviesan entrevistas en las que deben demostrar sus habilidades pedagógicas y, previo a graduarse, es obligación realizar seis meses de práctica docente. Luego deben adquirir un certificado de profesor, para lo cual son evaluados en habilidades escritas. Una vez con este certificado, pueden ser reclutados por escuelas. Aun y con tantos requisitos, la competencia es fuerte.

Los salarios de docentes también son competitivos relativo al mercado y varían según su rendimiento. De hecho, estos salarios son similares a los de otros funcionarios públicos e incluyen beneficios médicos y de jubilación. En Shanghái el salario de maestros tiene dos partes: por antigüedad y según su desempeño (30 por ciento). En cambio, en Centroamérica el único requisito que existe para un incremento salarial es la antigüedad y no existe un sistema basado en méritos. Es imposible entonces asegurar la calidad de los docentes.

En Shanghái los maestros cuentan con un gran apoyo para mejorar en su desempeño. Esta región invierte siete por ciento de su gasto operativo total en desarrollo profesional docente. El gobierno ofrece capacitaciones a lo largo del año, lo cual se complementa con otras opciones de desarrollo profesional (grupos de enseñanza e investigación y observaciones de clase). Ello los expone a las mejores prácticas pedagógicas dentro de un ambiente cola borativo. En ese sentido, se han enfocado en apoyar a escuelas en comunidades rurales. Un ejemplo es la iniciativa Guopei, un programa de capacitación en línea a maestros en áreas retiradas, en dónde aún hay escasez de profesores. Ellos eligen el plan de estudio, la hora, el tiempo, método de instrucción, según sean sus necesidades. Con ello se ha logrado capacitar a 3 mil docentes,  beneficiando a escuelas de 23 provincias.

En Guatemala, y en todo el mundo, ser maestro debe ser uno de los más grandes honores. Pero no podemos dejarlos solos en esta tarea, necesitamos dignificar la profesión. Recordemos que su función es fundamental para el desarrollo de la sociedad. No se trata únicamente de enseñar, se trata de formar y de inspirar. Sin duda Shanghái tiene mucho que enseñarnos. Ojalá algún día lo logremos.

Fuente del artículo: https://elperiodico.com.gt/opinion/2018/11/22/ensenanza-para-el-exito-parte-iii/

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