¿Cuál es la relación del Derecho con la sociedad

Por: Heriberto Rivera

Partiendo de la premisa, de que el hombre por definición es un ser social y por lo tanto se desenvuelve a través de un fenómeno social básico y fundamental: la convivencia social, proceso social que se presenta como necesario, inmediato y universal al hombre; luego si se entiende que el Derecho ha sido una formación elaborada y desarrollada a partir de la practica cultural del hombre y si se acepta que la cultura es una herencia social que se integra por conocimiento, creencias, costumbres, las influencias de la sociedad y desde el mismo origen de la vida, el hombre tiene la necesidad natural de establecer relaciones con sus semejantes.

Así mismo si la vida social y la relación de entre seres con las organizaciones sociales que representan al Estado, son escenarios donde se generan conflictos, bien sea por la complejidad del hombre, debido a su espiritualidad, su sensibilidad, emotividad, racionalidad, conciencia, instintos, sociabilidad, hacen que surjan situaciones de desencuentros, por la interacción de manifestaciones y voluntades contrarias.

En ese contexto anteriormente citado, el Derecho se hace presente con la finalidad de regular las relaciones sociales de diferente índole; entendiendo que el Derecho es la expresión de un orden social determinado, el cual se legitima a través de un orden jurídico.

En consecuencia, desde el mismo momento en que existe la sociedad también se establece la ley, el orden jurídico, que le permite sostenerse a lo largo del tiempo, estableciéndose lo que el Doctor Damiani en su conferencia afirma “no existe derecho sin poder legal es decir sin poder del Estado”.

Si se sabe que el Estado surge precisamente para ser el ente regulador entre las contradicciones de clases, es de suponer que el Estado, regula ese poder a través del derecho que tiene una determinada expresión ideológica, regula el pacto social, pero en función de una clase dominante.

En ese mismo sentido, dentro de la sociedad a la cual se regula, en la misma se ejerce la hegemonía desde el lugar del Derecho, es decir éste es el instrumento para ejercer el dominio de una case social, es lo que en términos marxistas se denomina dictadura como forma de Estado; se puede afirmar que la relación entre derecho y sociedad es una relación de poder.

El Derecho como la expresión de un poder, legitima una hegemonía a través de diversos instrumentos de reproducción social como la educación, los medios de comunicación, la religión y la familia entre otros.

En ese orden, se puede afirmar, que la universidad como representante de un sector privilegiado de la sociedad, construye una concepción del mundo, es un espacio de legitimación del saber, de establecer relaciones de poder.

El patrón de universidad que se tiene hoy día se fundamenta en un modelo tecnocrático y mercantilista de la educación, y ésta es según Damiani una “zona de conflicto social” y si la educación tiene una política claramente establecida, entonces dicha política educativa nos debe conducir a la discusión del modelo social que actualmente impera en Venezuela.

En consecuencia, ese modelo debe ser sometido a evaluaciones desde la relación entre Derecho y sociedad; tomando en cuenta que el Derecho como conjunto de normas no es abstracto aunque el positivismo jurídico se encarga de presentarlo como tal, el orden jurídico que se tiene hasta ahora ha sido un factor determinante- como obstáculo- para avanzar en el desarrollo de las diferentes políticas sociales diseñadas por el proceso revolucionario.

En este sentido, según Damiani, la educación universitaria y entre ellos los estudios de la ciencias jurídicas y el Derecho son determinantes para avanzar, pues sin cambiar el orden jurídico arcaico y anacrónico que se tiene, es un obstáculo social para los cambios necesarios.

De allí que se hace necesario operar la transformación partiendo desde lo epistemológico, desde el marco epistémico que vaya mas allá de lo administrativo; el cambio debe darse desde el pensamiento y que según Gramsci citado por Damiani, “la hegemonía es la efectiva dirección de la sociedad; no es lo cuantitativo, es lo cualitativo lo fundamental”; no es asunto sólo de carácter científico, es político y a su vez filosófico.

Así mismo, se afirma que las estructuras del conocimiento no se pueden desligar de las relaciones de poder, de allí que se deben asumir estructuras de un conocimiento integral, no fragmentado, que permita visualizar las contradicciones en el campo de las ideas y del conocimiento en general.

Se debe superar la memorización, avanzar a la integración teórica y practica hacia la interdisciplinariedad la cual crea una instancia que posibilita la interpretación conceptual conjunta, comprensiva y descriptiva de esa realidad estudiada.

Por otro lado es importante señalar que se tiene pendiente una deuda con el proceso revolucionario, ya Bolívar, en el Congreso de Angostura hecho las bases para lograr un orden jurídico original, propio, que sea la concreción de nuestras realidades; por ello esta pendiente elaborar y diseñar un nuevo constitucionalismo latinoamericano, pues a la par de esto, existe la necesidad de un nueva formación del Derecho, una nueva pedagogía y nueva forma de enseñanza del Derecho.

Es necesario realizar una praxis jurídica que promueva una nueva cultura del trabajo jurídico, que incentive a la formación de un abogado, que no sea tal cual es hoy un reproductor de las relaciones del sistema tradicional contrario a la Revolución Bolivariana; debemos formar un abogado que vaya mucho mas allá de la simple aplicación de la normatividad positivista, un abogado y jurista que estudie la teoría jurídica que permita producir nuevos conocimientos.

Es imprescindible trascender la educación memorística del Derecho hacia un educación contextualizada del mismo; trascender el positivismo jurídico, pues mas allá de las normas jurídicas está una sociedad que aspira y espera una regulación adaptada a los nuevos tiempos; el jurista no puede limitarse al estudio formal que de las normas, despreocupándose de su instrumentalidad social concreta sino que una apreciación lúcida de su función propia lo lleve a abrirse hacia lo social para ajustarlo y preñarlo de la realidad social así como a un sistema mas humanizado de valores. No se debe olvidar que el Derecho es una de las tantas formas en que se manifiesta la praxis social, y como tal praxis debe ser capaz de iniciar su transformación de todos los miembros de la sociedad, pues el Derecho es un ejercicio que lo ejerce la ciudadanía en pleno al demandar sus derechos que como ciudadano le corresponde.

Referencias:

Damiani, L. Relación entre Derecho y Sociedad, video –foro. UBV

Trazegnies, F. Marcuse y el Derecho Unidimensional.

Vizcaino, M et al (2009). Introducción al estudio del Derecho. Universidad de Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

heristo50@gmail.com

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Las amenazas a los profes y la perpetuación de la violencia en Colombia

Por Ángel Pérez Martínez 

A través de un audio que grabó una valiente profesora de lenguaje de un colegio oficial, nos enteramos de cómo se conmina a la docente Deyanira Ballestas a que salga del municipio de San Pablo (Bolívar), si no quiere aparecer muerta. Amenaza que terminó con el desplazamiento forzado de la profesora.

Los violentos, allí donde no existen razones ni argumentos humanos, amenazan y atentan contra los docentes de la educación básica y media oficial para callarlos y evitar que formen a sus alumnos con un sentido crítico y enfrenten con su conocimiento y proyectos pedagógicos entornos violento e ilegales. Al final de esto se trata —así el país no lo quiera ver—, a estos grupos no les interesa que los estudiantes desarrollen opiniones críticas frente a temas muy complejo como los cultivos ilícitos y producción de drogas, corrupción, inequidades sociales, destrucción del medio ambiente y los desmanes del poder. Por eso amenzan a profes.

Cuando los docentes son amanazados y/o desplazados vienen traslados o miedos que inciden en el desarrollo normal del aula de clase. Con ello quienes ejercen poder a través de la violencia logran acercar a los jóvenes a sus ejércitos del mal, perpetuando condiciones inhumanas como el subdesarrollo y la pobrezac. Es esto lo que sucede en el sur del departamento de Bolívar, y otros lugares de Colombia, en donde la violencia no permite discusiones éticas sobre lo que conviene o no conviene a las personas y al desarrollo social y económico del territorio.

En este sentido, la violencia contra los docentes es un fenómeno social muy grave. No sólo ocurre en los territorios donde de manera tradicional se mantienen acciones armadas y la consecuente condición de vida en medio de la zozobra y el miedo, también ocurre en las grandes ciudades, sin que la política pública, la justicia y los medios valoren en su real dimensión el daño que implica para los niños y adolescentes, así como para el desarrollo de la profesión docente.

Los datos que entrega la Federación Colombiana de Trabajadores de la Educación (Fecode) son para preocuparse: entre los años 1977 y 2015 asesinaron más de 1.000 docentes y más de 10.000 fueron amenazados. Como se expuso en un especial de El Espectador: “Fecode tiene registros de años en los que fueron asesinados más de 50 profesores en Colombia. Por ejemplo, en 1988 fueron asesinados 60; en el 2000, 74, en 2001, 60, y en 2017 se presentaron 6 casos de asesinatos este año van 4 los reportes de esa organización indican que los departamentos que más asesinatos revelan son Antioquia, con 350 docentes; Caquetá más de 200, Córdoba, con 110, y Caldas, con 70. Esta cifra no representa el total de los profesores asesinados, ya que la base de datos que tiene Fecode solamente registra los delitos en contra de docentes sindicalizados”.

Ahora bien, como se expuso anteriormente, en Bogotá y en las grandes ciudades también amenazan y atentan contra los docentes. Basta recordar que en el año 2007 un joven estudiante de 16 años ingresó a la Oficina del rector José Jaime Rojas y lo asesinó, en el entonces Colegio Distrital Naciones Unidas. Miguel Ángel Pardo, presidente de la Asociación Distrital de Educadores, me informó que, durante los dos últimos años, 317 docentes de colegios distritales han recibido amenazas contra sus vidas y cerca del 10% de ellos han sido valorados con alto riesgo por parte de la Unidad Nacional de Protección.

Sin embargo, vale la pena aclarar que en las grandes ciudades los riesgos para los docentes no son los mismos que en las zonas de alta violencia en el país.  En Bogotá, en el Concejo se sostuvo que según datos de la Secretaria de Educación de Bogotá las principales causas de amenazas o agresiones de los profesores son:

  1. Estudiantes que reclaman por haber sido presuntamente mal evaluados.
  2. Pérdida de asignaturas.
  3. Problemas de convivencia o de disciplina de estudiantes.
  4. Denuncias de consumo o porte de alucinógenos.
  5. Intervención en enfrentamientos entre pandillas donde hay estudiantes.
  6. Atracos en entornos escolares.

Los lectores se podrán imaginar qué piensa y siente un docente que asiste a una aula escolar cohibido frente a un grupo de adolescentes, donde no se puede usar el conocimiento de manera crítica, donde predomina el miedo y no las razones o los argumentos; allí no existe la búsqueda de la verdad, tampoco autoridad y liderazgo por parte del profe. También podemos preguntarnos, ¿cómo cambiar culturas violentas e ilegales si no es a través, precisamente, de la educación?

A manera de conclusión, las amenazas y atentados contra los docentes de la educación oficial en las zonas donde perdura la violencia y la pobreza impiden la libertad de catedra, y debilitan la autonomía académica de los docentes y de las instituciones escolares. Con ello se perpetúan en algunos territorios, quizás sin darnos cuenta, valores y principios que en nada se relacionan con el propósito fundamental de la educación: ayudar a formar buenos seres humanos y ciudadanos con un sentido crítico frente a su proyecto de vida y al de su entorno más cercano. Sólo así podemos cambiar.

Nadie con algún sentido humano puede aceptar la atrocidad de amenazar o matar a un docente o un líder social, ellos son personas que tienen el valor, en sus regiones, sus ciudades y su aula de clase, de enfrentar gran parte de los males de Colombia.

Fuente del artículo: https://www.dinero.com/opinion/columnistas/articulo/amenazas-a-profesores-y-la-violencia-en-colombia-por-angel-perez/260114

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