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Frei Betto: “Fallamos en la educación política del pueblo”

Redacción: Caras y Caretas

Carlos Alberto Libânio Christo, más conocido como Frei Betto, es uno de los máximos exponentes actuales de la teología de la liberación. Es autor de más de 50 libros, entre ellos, Fidel y la religión, una larguísima conversación con el líder histórico de la Revolución cubana.

Amigo del propio Fidel, del expresidente brasileño Lula da Silva y del exmandatario venezolano Hugo Chávez, pasó por Montevideo para asistir a un conversatorio sobre Izquierda, soberanía y globalización junto al expresidente José Mujica y la vocera del Bloque Nacionalista Galego, Ana Pontón.

En entrevista con Caras y Caretas, Betto analizó la actualidad brasileña tras la victoria de Jair Bolsonaro y algunas de las causas que la provocaron. Además, habló de los errores de la izquierda, de la corrupción, de la resistencia y del pecado capital durante estos años de gobiernos progresistas: “No educamos políticamente al pueblo y estos son los resultados”.

¿Cuál es la valoración que hace de la coyuntura actual de Brasil?

Es muy difícil. Varios han sido los factores que permitieron la elección de un hombre de extrema derecha como lo es Jair Bolsonaro. Este militar está montando un gobierno que no es propiamente militar, pero es un gobierno de militares. Incluso funciones que desde hace muchos años fueron asumidas por civiles ahora están siendo asumidas por militares. Incluso ministerios, como el de Defensa, que desde 1999 y hasta febrero de este año, tenían titulares civiles, vuelven a tener jerarquías militares. Ya con Temer volvieron a poner allí a un general y ahora eligieron a otro. Estamos delante de un gobierno con muchas características fascistas, por las amenazas de represión, de censura, de expulsión de gente, incluso lo que ha pasado ahora con el programa Mais médicos y los médicos cubanos, a los que Bolsonaro ofendió terriblemente, llamándolos como trabajadores en situación análoga a la esclavitud. El gobierno de Cuba respondió de forma clara y digna y llamó de vuelta a esos médicos y eso se comprende desde el punto de vista de la defensa de la dignidad del pueblo de Cuba y sobre todo desde la integridad moral de esos médicos. Pero el pueblo quedó sin asistencia por culpa del gobierno de Temer y por culpa de la presión que hace Bolsonaro sobre el gobierno de Temer de no asumir el compromiso de seguir asegurando a la gente más vulnerable, más pobre, que vive en las zonas más remotas, como los indígenas o los descendientes de esclavos a los que llamamos quilombolas. Esa gente quedó sin ninguna asistencia médica. En todo Brasil tenemos actualmente 5.700 municipios, de los cuales 3.628 tenían solamente presencia de médicos cubanos y ahora no tienen ningún médico. Se estableció ahora una suerte de alistamiento de nuevos médicos brasileños; teóricamente se dice que ya hay más de 5.000 anotados pero quiero ver si están dispuestos a ir a estas áreas más remotas y pobres. Habrá que ver qué hace este nuevo gobierno, que es un gobierno rabioso, que emana odio, que trata a la oposición como enemiga, que les dice a los que están en contra que se vayan de Brasil o irán a la cárcel. Dependemos mucho de la solidaridad internacional para presionar para que se respete el juego democrático. Bolsonaro fue elegido democráticamente, como Hitler, en Alemania, en 1933, hace 85 años. Espero que no pase lo mismo que pasó en Alemania. Estamos tratando de denunciar el carácter fascista de este gobierno y al mismo tiempo de fortalecer la resistencia y esa resistencia va a depender de los apoyos que logremos conseguir.

Brasil venía de cuatro gobiernos del Partido de los Trabajadores (PT) y da un giro radical con la elección de Bolsonaro. ¿Cómo se explica?

Primero hay que decir que hay un antipetismo muy fuerte. Ese antipetismo se ha creado por varios factores. El PT en los dos mandatos de Lula y durante el primero de Dilma ha sido muy exitoso, ha hecho unos muy buenos gobiernos. Pero el segundo mandato de Dilma fue un desastre,. Incluso el hecho de poner la economía en mano de Joaquim Levy, que es un economista ultraliberal que ahora vuelve con Bolsonaro, fue una decisión muy mala. Eso creó una inestabilidad económica muy fuerte, lo que facilitó el golpe de Temer y desde ahí la operación Lava Jato trató de encarcelar a Lula para evitar que pudiera ser presidente o candidato a presidente este año porque todos sabíamos que si él se presentaba, ganaba. Porque tenía ganada la elección, estaba garantizada. Tenía 39% de apoyo entre los electores. La prueba de que fue encarcelado por razones políticas es que el juez Sergio Moro ahora aceptó por parte de Bolsonaro el premio por los servicios prestados y será ministro de Justicia con amplios poderes. Ahora bien, es cierto que hubo casos de corrupción dentro del PT, no de todos, pero sí de importantes dirigentes. Y hasta ahora no se han hecho autocríticas sobre estas cosas, nadie ha hecho una investigación interna para saber si los compañeros son culpables o no de haber traspasado los límites éticos y eso creó un gran descreimiento en el partido. De los 57 millones de votos de Bolsonaro, creo que una buena parte no son por Bolsonaro, sino que son para que el PT no vuelva. A pesar de eso, el PT logró formar la mayor bancada de diputados federales, que son 56, seguido por la bancada del partido de Bolsonaro, que son 52.

¿En qué medida la falta de autocrítica del PT posibilitó este ascenso de Bolsonaro y de la ultraderecha en Brasil?

Yo estoy convencido de que eso influyó mucho. El PT debería haber tenido la humildad de reconocer sus errores, sus equivocaciones, no solamente en el tema de la ética, sino otros errores que también ha cometido en la conducción de la política brasileña, porque, por ejemplo, han sido 13 años de gobierno y no se pudo hacer ninguna reforma estructural, no se hizo la reforma agraria, no se hizo la reforma tributaria, no se hizo la reforma política y hoy el partido es víctima de la reforma política que no hizo. Hubo alguna pequeña reforma en las pensiones de los funcionarios federales, la única, pero las reformas importantes no se hicieron. El PT, además, cometió otro error, el priorizar el acceso de la gente a los bienes personales, como los teléfonos, los autos, los viajes, electrodomésticos, televisores. Pero debió priorizar el acceso a los bienes sociales, como la salud, educación, saneamiento, transporte. Creó mucha más conciencia de consumo que de protagonismo político.

¿Los gobiernos del PT desvalorizaron la batalla ideológica?

Sí, claro. El trabajo que yo llamo de alfabetización política no se hizo. Y eso se vio en pequeñas cosas. La publicidad del gobierno se le daba más a los medios opositores al gobierno que a los que apoyaban. Por ejemplo, las radios y televisoras comunitarias no tuvieron apoyos del gobierno, a no ser en el primer momento con Lula; cuando el ministro de comunicaciones era Miro Texeira, que no era del PT, pero fue lo mejor que tuvimos, que impidió que estas radios fueran sancionadas. Radios que la prensa grande llamaba piratas, pero que no tenían nada de piratas, sino que eran de sindicatos, comunitarias, de movimientos sociales. Esa competencia que se podía dar no interesó y esos medios y ese sistema no tuvieron apoyo e incluso muchas veces fueron reprimidas por la misma Policía Federal, que también las llamaba piratas.

¿Se puede avanzar en la democratización de la sociedad si no se atiende este factor de educación política?

No, no se puede. La democratización depende de educación, de cultura y del arte. Ahí, para avanzar en ese plano, debemos pasar por los medios de comunicación, por las escuelas y por un incremento de las iniciativas artísticas. Tenemos que enseñar a la gente a pensar, a tener pensamiento crítico. Aprender a tener opciones para que la gente sencilla se torne sujeto. Para eso Brasil tiene un patrimonio inestimable que es la metodología de Paulo Freire, pero eso no se aplicó sistemáticamente. Esta tarea, que yo llamo de alfabetización política, no se trató, no se discutió con seriedad. Sí se tomaron algunas iniciativas, creamos una red de educación ciudadana que en realidad era una red de educación popular dentro de los gobiernos de Lula y Dilma, pero nunca con mucho apoyo. Siempre como iniciativa de algunos compañeros que trabajaban en esos planos, pero no con apoyo real desde el gobierno.

¿Cómo espera que sea el trato del futuro gobierno frente a los movimientos sociales?

Las manifestaciones de Bolsonaro fueron bien claras: para él son movimientos terroristas y se aplicará la ley antiterrorista y tenemos que decir que esta ley es del gobierno de Dilma. Estamos esperando mucha represión y espero que también haya mucha resistencia del pueblo, que se mantiene organizado en defensa de sus líderes y de sus derechos constitucionales. Desde que Temer asumió vivimos en Brasil un momento de mucha turbulencia, de mucha agitación interna, y vamos a seguir en eso, no hay dudas.

¿La persecución de los movimientos sociales y políticos se puede irradiar al resto del continente, teniendo en cuenta la dimensión del Brasil?

Posiblemente sí, porque hay un avance de la derecha en el mundo. Eso, además, ha sido favorecido por el control de los medios digitales. Nosotros somos ingenuos. Yo no sabía que internet era una invención militar de los años 40, que sólo tenían las fuerzas armadas de Estados Unidos y la Unión Soviética. Internet llegó a nosotros en los años 80, cuando dejó de ser un secreto militar. Pero es ingenuo pensar que esas grandes empresas, como Microsoft, Facebook o Google no controlan nuestras agendas personales, nuestros gustos, nuestras preferencias. Lo controlan porque están al servicio del mercado y no de nuestros intereses o para facilitar nuestros diálogos interpersonales a larga distancia. Esto es utilizado por este señor Steve Bannon para influir en elecciones en más de 50 países. Efectivamente, el resultado de toda esa utilización es positivo para ellos; han logrado la elección de Trump, han logrado el brexit, han logrado la elección de Bolsonaro. Yo mismo recibí en mi WhatsApp personal una transmisión desde Estados Unidos que pude identificar por el código, era de Massachusetts, y venía en portugués, como si fuera desde Brasil. Fue un plan muy bien orquestado para influir en las elecciones. E influyeron.

¿Usted cree que hubo una influencia externa en las elecciones brasileras?

No tengo ninguna duda, hubo un ataque cibernético muy bien hecho. Un ataque que llegó a cerca de 50 millones de teléfonos. Nosotros tenemos más de 100 millones de teléfonos en Brasil y ellos llegaron a la mitad.

¿Hasta qué punto la democracia que conocemos está en riesgo si las elecciones que le dan sentido pueden ser manipuladas desde el exterior, con campañas tecnológicas?

Para mí es muy preocupante. En Brasil en las últimas décadas se creó una serie de medidas para reducir la movilización electoral. Por ejemplo, no se pueden hacer actos con música, no se pueden hacer manifestaciones en la calle en determinadas circunstancias, todo muy estricto. Ese tipo de cosas restringen la libertad y favorecen ese tipo de comunicación directa, vía teléfono o por intermedio de su red personal de computadores que es lo que ellos controlan. Hay que pensar mucho cómo se enfrenta esto, porque son nuevos datos los que hay, nuevas realidades muy significativas que necesitan ser repensadas.

¿Para repensar estas cosas, ¿qué papel deben asumir las academias, los intelectuales?

Así como en la escuela nosotros aprendemos a hacer análisis de texto, tenemos que aprender a hacer análisis de imágenes. Estamos en esa era, la de la imagen. Habría que educar a los niños, a los jóvenes, para tener una mirada crítica de esos medios de comunicación, sobre todo de esos medios digitales. Mucha gente depende de esos medios, es una enfermedad, es gente que no logra desconectarlo en la noche, no logra dormir bien, tiene incluso dificultad para el diálogo interpersonal y entonces recurre al diálogo virtual porque de esa manera hasta puede mentir sobre sí misma. Son fenómenos que nosotros tenemos que analizar bien, porque es un cambio no sólo personal, sino en la vida política. La sociedad en la que vivimos es una sociedad controlada por robots, por algoritmos, por la inteligencia artificial.

¿Cómo ve la situación actual de América Latina?

Estamos pasando un momento difícil en el continente. Los gobiernos progresistas están en crisis, todos, y hay que hacer una evaluación de las causas. Creo que cometimos algunos errores, el primero de los cuales es no haber hecho educación política, formación política del pueblo. Mucha veces confiamos más en los acuerdos con otros partidos que en asegurar la gobernabilidad con el pueblo organizado y movilizado. El segundo factor es que confiamos mucho en las exportaciones de commodities. Cuando yo estaba en la primaria, se decía que Brasil era exportador de materias primas y hoy hablamos de commodities, pero es lo mismo. Éramos y somos una economía muy dependiente de las exportaciones y no hemos logrado crear un mercado interno más robusto, más fuerte. Hemos cometido errores con la corrupción, casos de corrupción que no hemos investigado profundamente ni sancionado. Eso crea una desmoralización muy fuerte. No hemos priorizado el combate a la desigualdad social, no hemos trabajado ni creado una cultura política de proyecto de país. Muchos de nosotros cambiamos nuestra cabeza por un proyecto de poder y no por un proyecto de país. Abandonamos un proyecto de país por uno de poder. Vencer en las próximas elecciones pasó a ser más importante que ir adelante por reformas estructurales que respaldaran un proyecto de país. Todo esto es una lástima porque las víctimas de todos estos errores son los más pobres. Con ellos y para ellos debemos gobernar. Pero muchas veces eso no pasó. Nos dedicamos a administrar un proyecto dentro de una estructura capitalista globocolonizada. No hay globalización sino globocolonización, que es la idea de colonizar el planeta con un solo modelo, el consumista y hedonista.

¿Se puede avanzar en nuestras sociedades sin cuestionar ese modelo?

No, no es nada fácil avanzar dentro de este mundo capitalista y neoliberal. Pero hay que avanzar en cualquier caso desde las bases, creando alternativas desde abajo y muchas veces pensamos que si llegamos al gobierno, hacemos nuevas leyes y por milagro todo va a cambiar. No, no todo va a cambiar. En los medios de comunicación no hemos creado alternativas más interesantes que los medios que nos educan para ser capitalistas y burgueses. Ellos tienen una hegemonía planetaria. Hay muchos desafíos por delante. Por ejemplo, con la ecología. Muchas veces los sectores de izquierda o progresistas tenían prejuicios con el tema ecológico y ese es un tema explosivo porque abarca todas las clases sociales, los pobres, los ricos, los niños, los viejos. De alguna manera, todos somos afectados por la degradación ambiental. El papa Francisco hizo una encíclica, la única socioambiental que hizo, Laudato si se llama. Allí no sólo habla de las víctimas, de los efectos de la devastación ambiental, sino que también habla de al causas y en general en la historia de la ecología los documentos no apuntan a las causas. No hemos sabido trabajar con nuestras propias contradicciones. Teóricamente hablamos de defender la naturaleza, pero hemos permitido la devastación del Amazonas, hemos permitido la quema de la flora, la contaminación de ríos. En los acuerdos firmados internacionalmente muchas veces no fuimos coherentes internamente con la defensa de las tierras indígenas, con la valoración de su manera de vivir, de la que podemos aprender mucho. Yo estoy convencido de que de ese buen vivir podemos aprender mucho. Todavía nuestra lógica es al revés, queremos vivir bien, con una vida burguesa, cómoda, egoísta y no con el buen vivir comunitario de los pueblos originarios de América Latina. Ahí tenemos que dar muchos pasos. Pero tenemos que darlos.

FIDEL
Fidel sigue vivo con su ejemplo, su resistencia, su esperanza. Hemos sido muy amigos, él me concedió una entrevista que tuvo mucha repercusión mundial y de ese encuentro resultó un libro, Fidel y la religión. Desde ahí nos mantuvimos muy amigos, él siempre me llamaba a su casa. La última vez que nos vimos fue el día de su cumpleaños 90 el 13 de agosto de 2016. Y Estuvimos juntos en su casa y después nos fuimos al teatro Karl Marx en La Habana porque le hacían un homenaje por su cumpleaños y después de eso no regresé a Cuba, a no ser luego de su muerte. Fidel era una persona que debe ser enseñada a las nuevas generaciones. En todo fue un ejemplo de vida. Incluso ahora, que no está entre nosotros, siguió siendo un ejemplo al pedir que su nombre no sea colocado en calles, ni avenidas, ni escuelas ni edificios. Un acto de humildad tan grande que recuerda aquella idea de José Martí: toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. Es justamente la frase que está en su tumba.
Lula
Yo lo visité en la cárcel, ahora debo nuevamente ir antes de la navidad. Él está bien, hace gimnasia, lee mucho, vive en una celda de quince metros cuadrados y sale dos horas diarias a un patio para tomar un poco de sol. Pero claro que está muy indignado porque no hay pruebas consistentes contra él. El propio promotor del juicio dice que no tiene pruebas, sino convicciones. Es una prisión política claramente. Él está como un león guardado en un zoológico, enojado, porque no puede volver a su campo de libertad. Estamos luchando fuerte, pero ahora con el gobierno de Bolsonaro, francamente no sabemos qué puede pasar. Pero psicológicamente está muy bien.

 Fuente: https://www.carasycaretas.com.uy/frei-betto-fallamos-en-la-educacion-politica-del-pueblo/

 

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Frei Betto en Luján: debates sobre la universidad pública y la organización popular

Argentina / 15 de junio de 2018 / Autor: Josefina De Mattei / Fuente: Ladran Sancho

El intelectual brasileño visitará nuestra ciudad para brindar diversas charlas en la Universidad Nacional de Luján y en el Centro Cultural y Social José Artigas el martes 12 y miércoles 13 de junio.

El reconocido educador popular y teólogo de la liberación Frei Betto llega a diferentes sedes de la Universidad Nacional de Lujan (UNLu) para reflexionar sobre la actualidad que atañe a la universidad pública, organizaciones y educación popular durante el martes 12 y miércoles 13 de junio.

El ciclo de charlas surge a raíz de la visita de Frei Betto a la Argentina invitado por la Cooperativa de Educadores e Investigadores Populares (C.E.I.P.) y organizado junto al Departamento de Educación de la UNLu. El escritor brindará una semana de conferencias que inician en Buenos Aires en la fábrica recuperada IMPA.

Frei Betto es co-autor con Paulo Freire del libro “Esa escuela llamada vida” y con Fidel Castro de “Fidel y la Religión”. De origen brasileño, el intelectual estuvo y continúa comprometido en la vida política de su país, cercano a los procesos de lucha de su pueblo: desde los movimientos eclesiales de base, los movimientos obreros y populares pos dictatoriales. Además, colaboró en la fundación del Partido de los Trabajadores (PT), su llegada al gobierno y encabezó el programa contra el hambre en el gobierno de Lula da Silva.

“Como educador e intelectual crítico y comprometido, Betto ha desarrollado la capacidad de ser un profundo analista de los procesos sociales, un sistematizador de los aprendizajes colectivos de los movimientos populares y un problematizador de los dogmatismos de diverso signo. Por ese motivo estamos invitando entusiastamente con la certeza de que se trata de una oportunidad para pensar juntos sobre aspectos sustanciales de nuestra actividad profesional y política”, expresaron desde la institución.

En Luján el primer encuentro comenzará el martes 12 de junio a las 14:00 en el Centro Cultural José Artigas, Mitre 846. El tema será “Actualidad latinoamericana y desafíos para la organización popular”, orientado a organizaciones y cooperativas de nuestro partido y ciudades cercanas con el objetivo de intercambio y reflexión entre el público y el escritor.

En el contexto del centenario de la Reforma universitaria, escenario que dio lugar a la democratización del acceso y a la corriente de pensamiento latinoamericano, el desfinanciamiento que sufre la universidad pública y las declaraciones de María Eugenia Vidal repudiados por la alta casa de estudios de nuestra ciudad, Frei Betto brindará conferencias en distintas sedes de la UNLu sobre la universidad pública en la actualidad.

El martes 12 de junio a las 18:00 en el auditorio de la Sede Central, Ruta 5 y Avenida Constitución, la actividad tratará de “Universidad Pública y Educación Popular”. En la delegación de San Fernando, ubicada en Avenida del Libertador 1700, el miércoles 13 de junio a las 10:00 brindará una charla sobre la “Educación popular en América Latina hoy”.

Finalmente, culminará su exposición el miércoles 13 de junio a las 18:00 en el Centro Regional San Miguel, Avenida Balbín ex-Mitre esquina Farías, orientado a “100 años de la reforma: universidad pública y desafíos populares”.

Fuente de la Noticia:

Frei Betto en Luján: debates sobre la universidad pública y la organización popular

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Inicio y fin de clases en América Latina

México / 22 de abril de 2018 / Autor: Juan Carlos Yáñez / Fuente: El Diario de la Educación

En estas semanas comenzaron las clases en el Cono Sur, mientras, el resto del continente nos acercamos al último tramo del año lectivo.

No hay momentos insignificantes en la vida escolar, pero es indudable que impactan más los de apertura y clausura, cuando se reavivan ilusiones, también algunas frustraciones, se encienden esperanzas y confirman augurios, cuando se cierran ciclos formativos y se abren las puertas de las escuelas para los nuevos ingresantes; cuando llegan los profesores a su primer día en el oficio y otros dicen adiós luego de muchos años.

La escuela pública es depositaria de la mayor cantidad de estudiantes en América Latina. Por ellas transitamos distintos caminos: unos, afortunados, tiempos más largos y exitosos, otros pisarán sus aulas por un tiempito y luego serán expulsados del paraíso escolar, víctimas de sistemas sociales crónicamente injustos con los que menos tienen.

A las escuelas las recordamos con amargura o cariño. Frei Betto, en su interesante diálogo con Paulo Freire, en Esa escuela llamada vida, confiesa haber sufrido más los años de la escuela secundaria que los años en la cárcel. A otros, cuando volvemos, nos rebrota la nostalgia y evocamos tiempos idos, como fotografías antiguas deslizándose lentamente.

La escuela es la segunda casa, el sitio donde más aprendemos después del cobijo familiar, al amparo de unos maestros más o menos calificados, más o menos comprometidos, con directores diligentes y sensibles, o autoritarios y demagógicos. En muchas escuelas, el director es también el profesor, el asistente, el que afana pisos, el que elabora oficios, quien trabaja con uno, dos, tres o todos los grados escolares.

La escuela pública en nuestro continente es expresión de su diversidad y heterogeneidad, de inequidad e injusticia. Hay escuelas y escuelas. Escuelas públicas para las élites (colegios privados al margen), escuelas buenas, escuelas mediocres y malas escuelas, escuelas repletas de carencias, o “no escuelas”, porque carecen de edificios, servicios y mobiliarios básicos. Centros de primera, de segunda, de tercera.

Las escuelas latinoamericanas son como los países: como ellos, palpitan y albergan lo más valioso del presente y futuro de sus pueblos. Los centros escolares no redimirán del pecado de la pobreza, la humillación del hambre, de la impunidad o el cinismo de la clase política, pero son semilla de la cual germinan vidas distintas.

La escuela pública es, de México a la Patagonia, símbolo de la esperanza de millones y millones de latinoamericanos, pese a las carencias, a políticas con frecuencia desatinadas, con financiamientos crónicamente insuficientes, a veces empantanadas o convertidas en botines políticos.

No todo es negro. Hay progresos en América Latina. Es indudable. Ecuador o México, por ejemplo, extendieron la escolaridad y ya es obligatoria desde preescolar hasta la enseñanza media: a 15 años de educación tienen derecho los habitantes de esos países; y en otros la tendencia avanza en ese rumbo. Luego los resultados caminan más lento o dispares: no ingresan todos, no todos los que ingresan terminan, y entre los que concluyen, a veces la calidad de aprendizajes es pobre.

América Latina es un continente en sí mismo. Contraste puro. Cuba es ejemplar en sus niveles de calidad educativa, sin las brechas oprobiosas de casi todos los demás. Brasil, el gigante convulsionado por la corrupción gubernamental y el cinismo, patenta doctores como brotan futbolistas geniales de sus playas y favelas; sus universidades están entre las mejores de nuestro subdesarrollo.

El gran reto educativo en América Latina, el derecho a la educación con calidad, no se puede desligar jamás del derecho a asistir a la escuela y aprender para la vida, asignatura suspendida todavía. Y cada inicio de clases, o cada fin de ciclo, son momentos propicios para recordarnos progresos, pero también urgencias, para acelerar el paso con firmeza y certidumbre, con esperanza, como enseñara Paulo Freire.

Fuente del Artículo:

http://eldiariodelaeducacion.com/blog/2018/04/13/inicio-y-fin-de-clases-en-america-latina/

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La Teología de la liberación: Leonardo Boff y Frei Betto.

Por: Michael Löwy.

Los cristianos comprometidos socialmente son uno de los componentes más activos e importantes del movimiento altermundista; particularmente, pero no sólo, en América Latina y muy especialmente en Brasil, país que acogió las primeras reuniones del Foro Social Mundial (FSM). Uno de los iniciadores del Foro, Chico Whitaker, miembro de la “Comisión Justicia y Paz” de la CNBB (Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños), pertenece a esta esfera de influencia, lo mismo que el sacerdote belga François Houtart, amigo y profesor de Camilo Torres, promotor de la revistaAlternatives Sud, fundador del “Centro Tricontinental” (CETRI) y una de las figuras intelectuales más influyentes del Foro.

Podemos fechar el nacimiento de esta corriente, que podríamos denominar como “cristianismo de la liberación”, a principios de los años 60, cuando la Juventud Universitaria Cristiana brasileña (JUC), alimentada de cultura católica francesa progresista (Emmanuel Mounier y la revista Esprit, el padre Lebret y el movimiento “Economía y Humanismo”, elKarl Marx del jesuita J.Y. Calvez), formula por primera vez, en nombre del cristianismo, una propuesta radical de transformación social. Este movimiento se extiende después a otros países del continente y encuentra, a partir de los años 70, una expresión cultural, política y espiritual en la “Teología de la Liberación”.

Los dos principales teólogos de la liberación brasileños, Leonardo Boff y Frei Betto están, por tanto, entre los precursores e inspiradores del altermundismo; con sus escritos y sus palabras participan activamente en las movilizaciones del “movimiento de los movimientos” y en los encuentros del Foro Social Mundial. Si su influencia es muy significativa en Brasil, donde muchos militantes de los movimientos sociales como sindicatos, MST (campesinos sin tierra) y movimientos de mujeres, provienen de comunidades eclesiásticas de base (CEB) que se reconocen en la Teología de la Liberación, sus escritos también son muy conocidos entre los cristianos de otros países, tanto de América Latina como del resto del mundo.

Si hubiera que resumir la idea central de la Teología de la Liberación en una sola frase, sería “opción preferente para los pobres”.

¿Cuál es la novedad? ¿La Iglesia no estuvo siempre caritativamente atenta al sufrimiento de los pobres? La diferencia -capital- es que el cristianismo de la liberación ya no considera a los pobres como simples objetos de ayuda, compasión o caridad, sino como protagonistas de su propia historia, artífices de su propia liberación. El papel de los cristianos comprometidos socialmente es participar en la “larga marcha” de los pobres hacia la “tierra prometida” -la libertad- contribuyendo a su organización y emancipación sociales.

El concepto de “pobre” tiene obviamente un profundo alcance religioso en el cristianismo, pero corresponde también a una realidad social esencial en Brasil y América Latina: la existencia de una inmensa masa de desposeídos, tanto en las ciudades como en el campo, que no son todos proletarios o trabajadores. Algunos sindicalistas cristianos latinoamericanos hablan de “pobretariado” para describir a esta clase de desheredados que no sólo son víctimas de la explotación sino, sobre todo, de la exclusión social pura y simple.

El proceso de radicalización de las culturas católicas de Brasil y América Latina que desembocó en la creación de la Teología de la Liberación no va desde la cumbre de la Iglesia para irrigar su base ni de la base popular hacia la cumbre (dos versiones que se encuentran a menudo en los planteamientos de los sociólogos o historiadores del fenómeno), sino de la periferia hacia el centro. Las categorías o sectores sociales del ámbito religioso que serán el motor de la renovación son todos, de alguna forma, marginales o periféricos con relación a la institución: movimientos laicos de la Iglesia y sus capellanes, expertos laicos, sacerdotes extranjeros, órdenes religiosas. En algunos casos el movimiento alcanza el “centro” y consigue influir en las conferencias episcopales (particularmente en Brasil), en otros casos se queda bloqueado en los “márgenes” de la institución.

Aunque existen divergencias significativas entre los teólogos de la liberación, en la mayoría de sus escritos encontramos repetidos los temas fundamentales que constituyen una salida radical de la doctrina tradicional y establecida de las Iglesias católica y protestante:

  • Una implacable acusación moral y social contra el capitalismo como sistema injusto e inicuo, como forma de pecado estructural.
  • El uso del instrumento marxista para comprender las causas de la pobreza, las contradicciones del capitalismo y las formas de la lucha de clases.
  • La opción preferente a favor de los pobres y la solidaridad con su lucha de emancipación social.
  • El desarrollo de comunidades cristianas de base entre los pobres como la nueva forma de la Iglesia y como alternativa al modo de vida individualista impuesto por el sistema capitalista.
  • La lucha contra la idolatría (y no el ateísmo) como enemigo principal de la religión, es decir, contra los nuevos ídolos de la muerte adorados por los nuevos faraones, los nuevos Césares y los nuevos Herodes: El consumismo, la riqueza, el poder, la seguridad nacional, el estado, los ejércitos; en pocas palabras, “la civilización cristiana occidental “.

Examinemos más de cerca los escritos de Leonardo Boff y de Frei Betto, cuyas ideas contribuyeron sin duda a la formación de la cultura político-religiosa del componente cristiano del altermundismo.

El libro de Leonardo Boff -en la época miembro de la orden franciscana- Jesús Cristo libertador, (Petropolis, Vozes, 1971), puede considerarse como la primera obra de la Teología de la Liberaciónen Brasil. Esencialmente se trata de una obra de exégesis bíblica, pero uno de los capítulos, posiblemente el más innovador, que se titula “Cristología desde América Latina”, expresa el deseo de que la Iglesia pueda “participar de manera crítica en el arranque global de liberación que conoce hoy la sociedad sudamericana”. Según Boff, la hermenéutica bíblica de su libro está inspirada por la realidad latinoamericana, lo que da como resultado “la primacía del elemento antropológico sobre el eclesiástico, del utópico sobre el efectivo, del crítico sobre el dogmático, del social sobre el personal y de la ortopraxis sobre la ortodoxia”; aquí se anuncian algunos de los temas fundamentales de la Teología de la Liberación[2].

Personaje carismático, con una cultura y una creatividad enormes, al mismo tiempo místico franciscano y combatiente social, Boff se convirtió enseguida en el principal representante brasileño de esta nueva corriente teológica. En su primer libro ya encontramos referencias al “Principio Esperanza” de Ernst Bloch, pero progresivamente, en el curso de los años 70, los conceptos y temas marxistas cada vez aparecen más en su obra hasta convertirse en uno de los componentes fundamentales de su reflexión sobre las causas de la pobreza y la práctica de la solidaridad con la lucha de los pobres por su liberación.

Rechazando el argumento conservador que pretende juzgar el marxismo por las prácticas históricas del llamado “socialismo real”, Boff constata no sin ironía que lo mismo que el cristianismo no se identifica con los mecanismos de la Santa Inquisición, el marxismo no tiene porqué equipararse a los “socialismos” existentes, que “no representan una alternativa deseable a causa de su tiranía burocrática y el ahogo de las libertades individuales”. El ideal socialista puede y debe tomar otras formas históricas[3].

En 1981 Leonardo Boff publica el libro Igreja carisma e poder, una vuelta de tuerca en la historia de la Teología de la Liberación: por primera vez desde la Reforma protestante, un sacerdote católico pone en entredicho, de manera directa, la autoridad jerárquica de la Iglesia, su estilo de poder romano-imperial, su tradición de intolerancia y dogmatismo –simbolizada durante varios siglos por la Inquisición-, la represión de toda crítica venida de abajo y el rechazo de la libertad de pensamiento. Denuncia también la pretensión de infalibilidad la Iglesia y el poder personal excesivo de los papas, que compara, no sin ironía, con el del secretario general del Partido Comunista soviético.

Convocado por el Vaticano en 1984 para un “coloquio” con la Santa Congregación para la Doctrina de la Fe (antes el Santo Oficio), dirigida por el Cardenal Ratzinger, el teólogo brasileño no agacha la cerviz, se niega a plegarse, permanece fiel a sus convicciones y Roma le condena a un año de “silencio obsequioso”; finalmente, frente a la multiplicación de las protestas en Brasil y otros lugares, se le redujo la sanción a varios meses. Diez años más tarde, cansado del hostigamiento, las prohibiciones y las exclusiones de Roma, Boff abandona la orden de los franciscanos y la Iglesia sin abandonar, no obstante, su actividad de teólogo católico.

A partir de los años 90 se interesa cada vez más por las cuestiones ecológicas, que aborda a la vez con un espíritu de amor místico y franciscano por la naturaleza y con una perspectiva de crítica radical del sistema capitalista. Será el objeto del libro Dignitas Terrae. Ecologia: grito da terra, grito dos pobres, (S. Paulo, Atica, 1995) y escribe innumerables ensayos filosóficos, éticos y teológicos que abordan esta problemática. Según Leonardo Boff, el encuentro entre la Teología de la Liberación y la ecología es el resultado de una constatación: “La misma lógica del sistema dominante de acumulación y la organización social que conduce a la explotación de los trabajadores, lleva también al pillaje de naciones enteras y finalmente a la degradación de la naturaleza”.

Por tanto, la Teología de la Liberación aspira a una ruptura con la lógica de este sistema, una ruptura radical que apunta a “liberar a los pobres, los oprimidos y los excluidos, las víctimas de la voracidad de la acumulación injustamente distribuida y liberar la Tierra, esta gran víctima sacrificada por el pillaje sistemático de sus recursos, que pone en riesgo el equilibrio físico, químico y biológico del planeta como un todo”. El paradigma opresión/liberación se aplica, pues, para ambas: las clases dominadas y explotadas por un lado y la Tierra y sus especies vivas por otro[4].

Amigo próximo de Leonardo Boff (publicaron algunos libros juntos), Frei Betto es sin duda uno de los teólogos de la liberación más importantes de Brasil y América Latina y uno de los principales animadores de los CEB (movimientos cristianos de base). Dirigente nacional de la Juventud estudiante cristiana (JEC) a principios de los años 60, Carlos Alberto Libânio Christo (su verdadero nombre) comenzó su educación espiritual y política con Santiago Maritain, Emmanuel Mounier, el padre Lebret y el gran intelectual católico brasileño Alceu Amoroso Lima, pero, durante su actividad militante en el movimiento en que estudiaba, la Unión Nacional de los Estudiantes (UNO), descubrió El Manifiesto Comunista y La Ideología Alemana. Cuando entró como novicio en la orden de los dominicos en 1965, en aquella época uno de los principales focos de elaboración de una interpretación liberacionista del cristianismo, ya había tomado firmemente la resolución de consagrarse a la lucha de la revolución brasileña[5].

Impresionado por la pobreza del pueblo y por la dictadura militar establecida en 1964, se incorpora a una red de dominicos que simpatizan activamente con la resistencia armada contra el régimen. Cuando la represión se intensificó en 1969, socorrió a numerosos militantes revolucionarios ayudándolos a esconderse o a cruzar la frontera para alcanzar Uruguay o Argentina. Esta actividad le costó cinco años de prisión, de 1969 a 1973.

En un libro fascinante publicado en Brasil y reeditado más de diez veces, Batismo de Sangue. Os dominicanos e a morte de Carlos Marighella (Río de Janeiro, Ed. Bertrand, 1987), traza el retrato del dirigente del principal grupo revolucionario armado, asesinado por la policía en 1969, así como el de sus amigos dominicos atrapados en las ruedas de la represión y destrozados por la tortura. El último capítulo está consagrado a la trágica figura de Frei Tito de Alencar, tan cruelmente torturado por la policía brasileña que jamás recobró su equilibrio psíquico: liberado de la prisión y exiliado en Francia, sufrió una aguda manía persecutoria y acabó por suicidarse en 1974.

Las cartas de prisión de Betto, publicadas en 1977, muestran su interés por el pensamiento de Marx, a quien designaba, para burlar la censura política, “el filósofo alemán”. En una carta de octubre de 1971 a una amiga, abadesa benedictina, observaba: “la teoría económico-social del filósofo alemán no habría existido sin las escandalosas contradicciones sociales provocadas por el liberalismo económico, que lo condujeron a percibirlas, analizarlas y establecer principios capaces de sobrepasarlas”[6].

Después de su liberación de prisión en 1973, Frei Betto se consagró a la organización de las comunidades de base. Durante los años siguientes publicó varios folletos que, en un lenguaje simple e inteligible, explicaban el sentido de la Teología de la Liberación y el papel de las CEB. Muy pronto se convirtió en uno de los principales dirigentes de los encuentros intereclesiásticos nacionales, donde las comunidades de base de todas las regiones de Brasil intercambiaban sus experiencias sociales, políticas y religiosas. En 1980 organizó el 4º Congreso internacional de los teólogos del tercer mundo.

Desde 1979 Betto es responsable de la Pastoral obrera de Sao Bernardo do Campo, ciudad industrial del suburbio de Sao Paulo donde nació el nuevo sindicalismo brasileño. Sin adherirse a ninguna organización política, no escondía sus simpatías por el Partido de los Trabajadores (PT). Tras la victoria electoral del candidato del PT, Luis Inacio Lula da Silva, en 2001, fue designado por el nuevo presidente para dirigir el programa “Hambre Cero“; sin embargo, descontento con la orientación económica del gobierno, prisionero de los paradigmas neoliberales, dimitió de su puesto dos años después.

Mientras algunos teólogos intentan reducir el marxismo a una “mediación socio-analítica”, Betto defiende, en su ensayo de 1986, Cristianismo e Marxismo, una interpretación mucho más amplia de la teoría marxista que incluye la ética y la utopía: “el marxismo es, sobre todo, una teoría de la praxis revolucionaria (…). La práctica revolucionaria sobrepasa el concepto y no se agota en análisis estrictamente científicos, porque necesariamente incluye dimensiones éticas, místicas y utópicas (…). Sin esta relación dialéctica teoría-praxis, el marxismo se esclerosa y se transforma en una ortodoxia académica peligrosamente manipulable por los que controlan los mecanismos del poder”. Esta última frase es sin duda una referencia crítica a la URSS y a los países del socialismo real que constituyen, a sus ojos, una experiencia deformada por su “óptica objetivista”, su “tendencia economicista” y sobre todo, su “metafísica del Estado”.

Betto y Boff, como la inmensa mayoría de los teólogos de la liberación no aceptan la reducción, típicamente liberal, de la religión a un “asunto privado” del individuo. Para ellos la religión es un asunto eminentemente público, social y político. Esta actitud no es necesariamente una oposición a la laicidad; de hecho, el cristianismo de la liberación se sitúa en las antípodas del conservadurismo clerical:

Predicando la separación total entre la Iglesia y el Estado y la ruptura de la complicidad tradicional entre el clero y los poderosos.

Negando la idea de un partido o un sindicato católico y reconociendo la necesaria autonomía de los movimientos políticos y sociales populares.

Rechazando toda idea de regreso al “catolicismo político” precrítico y su ilusión de una “nueva cristiandad”.

Favoreciendo la participación de los cristianos en los movimientos o partidos populares seglares.

Para la Teología de la Liberación no hay contradicción entre esta exigencia de democracia moderna y seglar y el compromiso de los cristianos en el ámbito político. Se trata de dos enfoques diferentes de la relación entre religión y política: desde el punto de vista institucional es imprescindible que prevalezcan la separación y la autonomía pero en el ámbito ético-político el imperativo esencial es el compromiso.

Teniendo en cuenta esta orientación eminentemente práctica y combativa no es de extrañar que muchos de los dirigentes y activistas de los movimientos sociales más importantes de los últimos años –desde 1990-, se formasen en América Latina en las ideas de la Teología de la Liberación. Podemos poner como ejemplo el MST (Movimiento de los Campesinos sin Tierra), uno de los movimientos más impresionantes de la historia contemporánea de Brasil por su capacidad de movilización, su radicalismo, su influencia política y su popularidad (y además una de las principales fuerzas de la organización del Foro Social Mundial). La inmensa mayoría de los dirigentes y activistas del MST proceden de las CEB o de la Pastoral de la Tierra: su formación religiosa, moral, social y, en cierta medida, política, se efectuó en las filas de “la Iglesia de los pobres”. Sin embargo, desde su origen en los años 70, el MST se quiso un movimiento laico, seglar, autónomo e independiente con relación a la Iglesia. La inmensa mayoría de sus militantes son católicos pero también hay evangélicos y no creyentes (pocos). La doctrina (¡socialista!) y la cultura del MST no hacen referencia al cristianismo, pero podemos decir que el estilo de militancia, la fe en la causa y la disposición al sacrificio de sus miembros, de los que muchos han sido víctimas de asesinatos y hasta de matanzas colectivas durante los últimos años, tienen probablemente fuentes religiosas.

Las corrientes y los militantes cristianos que participan en el movimiento altermundista son muy diversos -ONG, militantes de los sindicatos y partidos de izquierda, estructuras próximas a la Iglesia- y no comparten las mismas elecciones políticas. Pero la inmensa mayoría se reconocen en las grandes líneas de la Teología de la Liberación tal como la formularon Leonardo Boff, Frei Betto, Clodovis Boff, Hugo Assmann, D. Tomas Balduino, D. Helder Câmara, D. Pedro Casaldaliga, y tantos otros conocidos y menos conocidos, y comparten su crítica ética y social del capitalismo y su compromiso por la liberación de los pobres.

Traducción por Caty R.

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BIBLIOGRAFÍA

Leonardo Boff, Jesus Christ Libérateur, Paris, Cerf, 1985.

  1. Boff, Eglise, Charisme et Pouvoir, Bruxelles, Lieu Commun 1985.
  2. Boff, O caminhar da Igreja com os oprimidos, Petropolis, Vozes, 1988, 3a ediçâo, prefacio de Darcy Ribeiro.
  3. Boff, “Je m’explique” (entrevistas con C. Dutilleux), Paris, Desclée de Brouwer, 1994.
  4. Boff, Dignitas Terrae. Ecologia: grito da terra, grito dos pobres, S.Paulo, Atica, 1995.
  5. Boff, “Libertaçâo integra: do pobre e da terra”, en A teologia da libertaçâo. Balanço e Perspectivas, S.Paulo, Atica, 1996.

Fr. Fernando, Fr. Ivo, Fr. Betto, O canto na fogueira. Cartas de três dominicanos quando em carcere politico, Petropolis, Vozes, 1977.

Frei Betto, Cristianismo e Marxismo, Petropolis, Vozes, 1986.

Frei Betto, Batismo de Sangue. Os dominicanos e a morte de Carlos Marighella, Río de Janeiro, Editora Bertrand, 1987.

Théologies de la libération. Documents et debats, Paris, Le Cerf, 1985.

Michael Löwy, La guerre des dieux. Religion et politique en Amerique Latine, Paris, Ed. du Felin, 1998.

[1] Löwy, M. (8 de Agosto de 2016). www.rebelion.org. Obtenido de www.rebelion.org: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=48447

[2] L. Boff, Jesus Christ Libérateur, París, Cerf, 1985, pp. 51-55. Ibid. p. 275.

[3] L.Boff, “Libertaçâo integra: do pobre et da terra”, en A teologia da libertaçâo. Balanço e Perspectivas, S.Paulo, Atica, 1996, pp. 115, 124-128.

[4] Entrevista de Frei Betto con el autor, 13-09-1988.

[5] Fr. Fernando, Fr. Ivo, Fr. Betto, O canto na fogueira. Cartas de três dominicanos quando em carcere politico, Petropolis, Vozes, 1977, pp. 39 e 120.

[6] Frei Betto, Cristianismo e Marxismo, Petropolis, Vozes, 1986, pp. 35-37.

 

Fuente: http://insurgenciamagisterial.com/la-teologia-de-la-liberacion-leonardo-boff-y-frei-betto/

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