Colombia: Una de las primeras huelgas en Colombia tuvo rostro de mujer

Una de las primeras huelgas en Colombia tuvo rostro de mujer

Por: María Antonieta Cano Acosta, Integrante del equipo nacional de la Secretaría de Género, Inclusión e Igualdad de Fecode.

Mi papá me regaló un libro el año pasado en navidad. Lo había leído y estaba seguro de que me iba a gustar. Lo recibí entusiasmada, con la expectativa que me despierta siempre un nuevo libro, pero además porque la autora es mujer, Ángela Becerra, y también porque confío en el gusto de mi padre. Lo empecé a hojear y apenas leo la contraportada, ¡qué grata sorpresa!, la protagonista se llamaba Betsabé Espinal, ¿ah?, nada menos que Betsabé Espinal, la mujer que dirigió la primera gran huelga obrera en Colombia por allá hacia 1920.

Y me embarqué en esta maravillosa lectura sobre la vida de una de las mujeres que más admiración me han causado. Su historia y su valentía han sido faros cuando mis energías se ven un poco diezmadas y me atrevo a confesar que es por esta razón por la que me nace escribir estas palabras. Como a mí, conocer la vida y lucha de mujeres como Betsabé quizás les sirva a tantas mujeres que en medio de la adversidad continúan con las banderas en alto por nuestra dignidad.

Saber que una mujer de unos veintitantos años fue capaz hace cien años de rebelarse contra a sus patronos es un hecho que a mí me llena de orgullo y que me hincha el pecho de admiración reconociéndome del mismo género de esta mujer, la gran Betsabé Espinal. Las condiciones socio-culturales en que estaba sumida Colombia hacían muy difícil la vida de las mujeres. De ahí que sea mucho más meritoria su valentía al lograr que seiscientas personas que trabajaban con ella, mujeres en su gran mayoría, se embarcaran en una huelga que pasaría a la historia como uno de los acontecimientos más importantes de la época, por ser la primera gran huelga general obrera de la que se tuviera noticia en nuestro país.

El desarrollo de la industria capitalista en el mundo se afianza sobre la base de la superexplotación de la masa trabajadora haciendo que sobrevivir una familia con su prole sólo sea posible uniendo los ingresos salariales de varios miembros del hogar. El cambio trajo consigo dos efectos: uno, que a las mujeres, hasta entonces confinadas a las cuatro paredes de la casa, se les abriera toda una gama de posibilidades surgiendo así la mano de obra femenina y, dos, que con en el trabajo asalariado las mujeres encontraran oportunidades de autonomía, autorrealización e independencia.

Este proceso, contradictorio en sí mismo, que llevó a la vinculación de millones de mujeres al trabajo agrícola e industrial en condiciones sumamente adversas, condujo a que surgieran movimientos organizativos de mujeres trabajadoras, a que poco a poco las obreras fueran conscientes de su condición, de sus posibilidades, de sus necesidades, de lo que ya tenían al haberse liberado de las cuatro paredes pero de lo que también significaba estar trabajando en condiciones de obreras, muchísimo más adversas de las que ya sufrían sus propios compañeros.

Y esto, para ellas, tarde o temprano tendría que cambiar. Se organizan, primera reacción casi instintiva del ser humano cuando se ve en condiciones de opresión, descubren que si no es con acciones conjuntas no lograrán nada, y pelean porque también aprenden que sólo mediante luchas organizadas lograrán las conquistas. Así, en un arduo proceso que lleva años, van llegando las asambleas a las fábricas, las reuniones clandestinas, las luchas individuales y grupales, No era sólo contra el patrón contra el que tenían que luchar. No, también debían rebelársele a sus padres, esposos y hermanos que no querían ceder en la tutela que ejercían sobre ellas y que miraban con miedo y recelo el grito libertario y el poder que las mujeres juntas iban logrando. Muchas fueron acalladas, maltratadas, vulneradas, pero nada ni nadie impidió que esa fuerza que se forjaba en las entrañas de la sociedad capitalista llegara a las grandes revueltas femeninas, a las marchas y mítines y a que por allá hacia 1857, el sindicato de trabajadoras del sector textil organizara una huelga en la empresa Lower East Side de Nueva York, para escribir uno de los capítulos más memorables de las luchas por los derechos laborales de las mujeres.

En Colombia, la incipiente industrialización nos llegó en los albores del siglo XX y fue esta emergente clase obrera la que entre 1919 y 1920 libró 33 paros. Sobresalen el de los artesanos de Bogotá, los mineros de Segovia, los ferroviarios del Magdalena y los zapateros de Manizales, Medellín y Bucaramanga. En ellos la dirección de mujeres como María Cano fue absolutamente relevante.

En medio de esta efervescencia surge el paro de las obreras textileras de Bello, Antioquia, el primero que se califica a sí mismo con el rótulo de huelga. Para 1920, el 73% de la fuerza laboral estaba conformada por mujeres solteras pues para la Iglesia la fábrica era “enemiga de la familia y de las buenas costumbres”.

La industria colombiana, principalmente textil y de zapatos, se aprovechó de las mujeres campesinas que llegaban a ciudades como Medellín en busca de mejores oportunidades. Las condiciones de trabajo eran inhumanas. Laboraban doce, trece, catorce horas diarias con salarios de hambre, enormes multas por retrasos y descuentos por el daño de las máquinas y sometidas al acoso sexual y laboral repulsivo que ejercían contra ellas patronos y capataces. Fue hace más de cien años, pero parece que estuviéramos hablando de la realidad actual.

Los gerentes de Coltejer y Fabricato no admitían mujeres con marido ni madres solteras y en otras factorías, como en la fábrica en la que trabajaba Betsabé, los directivos obligaban a las trabajadoras a asistir descalzas dizque para facilitar su desplazamiento en los barrizales que llevaban a los talleres.

Para 1920, cuando estalla la huelga, de la que fuera dirigente indiscutible Betsabé Espinal, en la fábrica trabajaban unas cuatroscientas mujeres y niñas y unos 110 hombres. Mientras ellas ganaban entre 0.40 y un peso a la semana, los hombres percibían por el mismo oficio entre uno y dos pesos semanales, una diferencia salarial que aún persiste, sustentada en la idea de que el salario de las mujeres es un ingreso familiar complementario para el sustento del hogar, excusa que se cae por su propio peso pero que mantiene en pleno siglo XXI una brecha salarial entre los géneros de entre el 13% y el 23%.

Los puntos del pliego eran: igualdad salarial, el cese del acoso sexual, el cese de las multas, la reducción de una hora en la jornada laboral para el almuerzo, acabar con las ofensivas requisas –¡cómo serían las tales requisas!– y el derecho a usar zapatos. Todo se ganó a los cuatro meses. ¿Se imaginan una huelga en la Colombia de 1920, librada por mujeres y dirigida por una mujer joven, que durara cuatro meses y que se coronara con la victoria? ¿Cómo acertaron a resistir ciento veinte días? Pues sí, existió, y no es sólo poesía por lo bello del acontecimiento sino que fue real y contundente.

En la actualidad, a veces olvidamos lo que han costado nuestros derechos. Creemos que por ir a una marcha el Primero de Mayo o participar en una jornada de protesta ya hicimos suficiente y ya cumplimos con nuestra cuota de movilización. Pues no. Si perdemos de vista que el enemigo sigue vivo, que está latente y nos sigue golpeando, seremos derrotadas. Ese enemigo contra el que otrora lucharon las generaciones anteriores está ahí queriéndonos conculcar lo poco que tenemos.

Mujeres, pongámonos de acuerdo en que sólo si el país avanza, avanzaremos nosotras, sólo si hay progreso nacional, conquistaremos derechos laborales dignos, sólo si hay avance social, lograremos el reconocimiento pleno de nuestros derechos ciudadanos, políticos, sexuales y reproductivos. De lo contrario, seguiremos siendo una nación atrasada y una neocolonia de Estados Unidos, con una economía semifeudal, con todo su rezago cultural, y la herencia patriarcal, tan arraigada en nuestra sociedad, será mucho más difícil de erradicar.

Miremos hacia delante, emulemos a las María Cano, a las Betsabé Espinal y a las miles de mujeres que con sus luchas nos legaron un mundo menos hostil. Impregnémonos de su temple, de su energía, de su coraje, de su alegría, recojamos las banderas que ellas enarbolaron y las que nos impone el momento y, sin desestimar el debate, tan necesario siempre en todos los procesos reivindicativos, cumplamos con la historia, miremos hacia delante siempre, porque esta lucha por los derechos de las mujeres es imparable y porque sabemos que nos asiste la razón. Protejamos el legado de las luchas pasadas, asumamos las reivindicaciones actuales y preparémonos con sororidad para las batallas venideras, juntémonos con el conjunto de la sociedad y luchemos por un mundo en donde la dignidad se vuelva costumbre, donde la tierra será el paraíso bello de la humanidad. La lucha continúa.

Fuente de la Información: https://www.fecode.edu.co/index.php/una-de-las-primeras-huelgas-en-colombia-tuvo-rostro-de-mujer.html

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Argentina: #VotoFemenina. Un hecho que marcó la historia de lucha de las mujeres en el país.

Se cumplen 72 años de la ley del voto femenino en Argentina. Quiénes fueron las imprescindibles. Pasado y presente de un derecho que se convirtió en un hito de nuestra lucha.

Un día como hoy, pero de 1947, Eva Perón daba la noticia, desde la Plaza de Mayo, de la promulgación de la Ley 13.010, que once días después de su sanción en el recinto habilitaba el sufragio femenino en el país y, con ello, la participación de las mujeres en el Congreso, en las dos Cámaras.

Fue también la antesala del reconocimiento de otros derechos, como la patria potestad (1949) y el divorcio (1954), pero aunque se promulgó en 1947, las mujeres argentinas van a ejercer este derecho recién cuatro años después, en noviembre de 1951, cuando ya habían pasado 35 años de la sanción de la Ley Saenz Peña, que habilitaba a los varones nacidos en el país a ejercer este derecho desde los 18 años.

Según esa ley, de 1912, el voto era hasta ese momento «obligatorio», secreto y “universal”. Sin embargo, el sufragio estaba restringido a los varones y, salvo algunas excepciones, las mujeres tenían prohibido elegir cualquier cargo electoral.

La primera en votar, de hecho, fue Julieta Lanteri, el 26 de noviembre de 1911, cuando aún restaban 28 años de intensa lucha para conquistar que el Estado nos reconociera esta demanda. Julieta pudo votar después de varias presentaciones legales y varios intentos previos, pero eso no se extendió a todas las mujeres.

De hecho, luego de su gesto «arrebatado», se sancionó una ordenanza que prohibía explícitamente el voto de las mujeres, con el argumento que para empadronarse era necesario realizar el registro del servicio militar. Por eso, junto a muchas otras luchadoras, Julieta alzó su voz y ese grito colectivo fue mucho más allá.

La organización del Partido Feminista Nacional, que la llevaría a Julieta como candidata a diputada, es parte de esa historia. “En el parlamento, una banca me espera, llevadme a ella”, invitaba en los carteles que plasmaron su campaña en las calles.

Militantes del Partido Socialista en campaña electoral

Aunque estuvo dirigida a los varones y mujeres del país, y especialmente a la clase trabajadora, ella ya era la candidata de las mujeres y su plataforma ya proponía que “las obreras (pudieran) dejar de concurrir a las fábricas o talleres hasta los 30 días subsiguientes al alumbramiento, debiendo entre tanto guardarles el puesto”. También “un máximo de 6 horas de trabajo para las mujeres, jubilación y pensión para todos los obreros e igualdad salarial para mujeres y varones”, algo por lo que aun hoy seguimos luchando.

La conquista del derecho al voto femenino, durante el gobierno peronista, quedó por eso popularmente asociada a la figura de Eva Perón, quien fue la encargada de anunciar, en 1947, el reconocimiento a esta demanda. Sin embargo, la historia da enormes testimonios de organización y de lucha de las militantes socialistas y feministas, mucho tiempo antes, en Argentina y en el mundo, para arrancar este derecho.

El nombre de Julieta Lantieri solo es uno, porque desde principios del siglo XX, militantes feministas y socialistas participaron en común de la lucha por la conquista de éste y otros derechos civiles y laborales, como las condiciones de trabajo de las mujeres, el derecho al divorcio, o contra la injerencia de la Iglesia en la vida privada.

Junto a ella, estuvo por ejemplo Alicia Moreau de Justo, con quien Julieta fundó el Centro Feminista, una de las primeras organizaciones que lucharon abiertamente por los derechos de las mujeres. Alicia, de hecho, fue autora de uno de los primeros proyectos que exigían este derecho, y por eso también fue crítica de la ley que finalmente, después de muchos años, se sancionó bajo el peronismo.

Fuente de la Información: http://www.laizquierdadiario.com/VotoFemenino-un-hecho-que-marco-la-historia-de-lucha-de-las-mujeres-en-el-pais

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Piden en Haití empoderamiento de la mujer rural

Redacción: Prensa Latina

El Colectivo de Organizaciones para la Defensa de los Derechos de Migrantes y Repatriados (Coddemir), hizo un llamado hoy para que la lucha por el empoderamiento de las mujeres sea inclusivo.

A propósito del día de la Mujer Rural, celebrado el pasado 15 de octubre, Coddemir lamentó que a pesar de los esfuerzos realizados en Haití por organizaciones nacionales e internacionales, aún las féminas que residen en los campos están alejadas de esta lucha.

‘La mayoría de la población no tiene acceso a servicios básicos y las condiciones de vida de estas mujeres son aún peores, afectadas por la pobreza y la exclusión, pero siguen siendo el pilar de las familias haitianas’, señalaron en un comunicado.

Asimismo, enfatizaron que estas féminas, jóvenes y más experimentadas, pasan la mayor parte del día lidiando con las tareas domésticas y el cuidado de sus familias, por lo que ni siquiera tienen tiempo para educarse.

‘Esto en el futuro creará más desigualdades’, acota el texto.

De igual manera, subraya que en zonas remotas del país, deben viajar varios kilómetros para recoger agua, mientras que el riesgo de muerte durante el parto es muy alto debido a la inaccesibilidad de la atención médica.

La ausencia de condiciones higiénicas (agua potable, inodoros higiénicos) pone a estas mujeres en un gran riesgo de contraer enfermedades infecciosas, deplora la organización.

Coddemir solicita al Gobierno de Haití que establezca estructuras capaces de brindar educación, atención médica e independencia económica a estas mujeres, e invita a las organizaciones de derechos humanos y al Ministerio de la Condición Femenina a continuar trabajando para su empoderamiento efectivo.

Las mujeres representan más del 50 por ciento de la población del país, sin embargo aún enfrentan grandes desafíos como una mayor inclusión política, igualdad salarial y reivindicación de la violencia de género.

Fuente: https://www.prensa-latina.cu/index.php?o=rn&id=220768&SEO=piden-en-haiti-empoderamiento-de-la-mujer-rural
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Islandia y Alemania aprueban ley de igualdad salarial

Islandia/08 de Enero de 2018/Tele Sur

Islandia es el primer país en aprobar una ley que exige a empresas pagar igual a hombres y mujeres, mientras que Alemania buscará contrarrestar la desigualdad con la nueva ley de transparencia salarial.

Este jueves en Islandia entro en vigencia una resolución legal que exige a las empresas de ese país pagar salarios igualitarios a hombres y mujeres, como parte de la la lucha de igualdad de género que se lleva en el país europeo desde 1961.

La nueva resolución fue aprobada de forma unánime por el Parlamento de Islandia en junio de 2017 y entró en vigencia este 2018, debido a la desigualdad de género que enfrenta al país con respecto a ingresos laborales,  donde una mujer ganaba entre 14 y 20 por ciento menos que un hombre.

Asimismo, el decreto establece que las diferencias salariales sólo deberán existir por factores como: nivel educativo, rendimiento y cualidades profesionales.

Las corporaciones que tienen más de 25  empelados deberán cumplir con el requisito o documento de auditoría de sueldos para verificar el nuevo cumplimiento, además presentar y justificar  que las diferencia salariales estén dentro de los factores legítimos establecidos.

La grandes organizaciones empresariales tendrán hasta finales del 2018 para adquirir el permiso, mientras que las pequeñas empresas el plazo será hasta 2021.

Alemania también comienza a consolidar pasos para erradicar la desigualdadentre hombres y mujeres en el ámbito laboral con la aprobación de una legislación que entrará en vigor el próximo 6 de enero de 2018 que prevé que empresas con más de 200 trabajadores, deberán pagar a las mujeres que ocupen puestos similares a los hombres, el sueldo medio  como sus compañeros.

«Si una mujer está segura de que está cobrando menos que un hombre, podrá reclamar jurídicamente su derecho a recibir una misma remuneración por un mismo trabajo», explicó la ministra socialdemócrata de la Mujer Katarina Barley.

Al igual que Islandia, que es el primer país en el mundo en aprobar una ley de igualdad salarial por género, en Alemania las empresas con más de 500 empleados deberán presentar informes periódicos internos, para velar por el cumplimiento de los pagos igualitarios de los trabajadores y trabajadoras.

La denominada ley de la transparencia salarial es la segunda resolución de igualdad de géneros  en Alemania aprobada por congresistas socialdemócratas . Foto: @katarinabarley

Las trabajadoras alemanas ganan 21.6 por ciento menos que los hombres  ya que no son empleadas a tiempo completo ni ocupan cargos directivos, según datos del Ministerio de Asuntos Sociales del 2016.

Diferentes países en Europa tienen grandes brechas salariales entre hombres y mujeres, entre ellos Alemania quien ocupa el tercer lugar, seguido por Estonia, donde las mujeres perciben un 28.3 por ciento menos de sueldo básico y Austria, donde la diferencia es de un 22.9 por ciento con respecto al ingreso salarial de un hombre.

https://www.telesurtv.net/news/Islandia-y-Alemania-aprueba-ley-de-igualdad-salarial–20180104-0063.html

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Suiza (WEF): La igualdad salarial entre hombres y mujeres no se hará realidad hasta 2186 (estudio)

Europa/Suiza(Foro Económico Mundial)/28 de octubre de 2016/www.lainformacion.com

La igualdad salarial entre hombres y mujeres no se hará realidad hasta 2186, dentro de 170 años, indica el Foro Económico Mundial (WEF) en un informe sobre la paridad entre hombres y mujeres difundido el miércoles.

Islandia encabeza la clasificación de países con mayor igualdad entre hombres y mujeres, en la cual Nicaragua ocupa un honroso décimo lugar, establecida por el informe.

El año pasado el informe auguraba que «sólo» harían falta 118 años para alcanzar la igualdad salarial, dijo a la AFP Saadia Zahidi, una de las responsables de este informe anual.

En 2016 la diferencia de salarios entre hombres y mujeres alcanzó el 59%, según el estudio sobre 144 países, que también evalúa las diferencias entre sexos en materia de educación, salud y emancipación política.

En concreto si un hombre gana 100, una mujer sólo gana 59 por el mismo trabajo y en la mayoría de casos trabajando más horas.

En 2008 la diferencia salarial era 58,3% y en 2013, el mejor año de este índice que existe desde 2006, fue de 59,9%.

Por países los diez más igualitarios son Islandia, Finlandia, Noruega, Suecia, Ruanda, Irlanda, Filipinas, Eslovenia, Nueva Zelanda y Nicaragua.

En Islandia, que encabeza la lista por octavo año consecutivo, las hombres cobran sólo un 13% más que las mujeres.

Por regiones, Europa occidental va en cabeza, seguida por América del Norte, América Latina y el Caribe, Europa Oriental y Asia Central. Le sigue el este de Asia y el Pacífico, el África Subsahariana, el sur de Asia y Medio Oriente y África del Norte

A nivel global, un 80% de hombres tiene una actividad, frente al 54% de las mujeres, mientras que el número de mujeres que ocupan cargos de responsabilidad sigue siendo muy bajo.

En sólo cuatro países existe igualdad entre hombres y mujeres a nivel de dirigentes empresariales, a pesar de que en cerca de 100 países la tasa de mujeres con diplomas universitarios es igual o superior al de los hombres.

En 2016 los avances más importantes en igualdad salarial tuvieron lugar en el sector de la educación, donde la diferencia entre hombres y mujeres se redujo un 1%.

Tomado de: http://www.lainformacion.com/mano-de-obra/salarios-y-pensiones/igualdad-salarial-mujeres-realidad-estudio_0_966204309.html

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