Entrevista realizada a cargo de Luz Palomino y Luis Bonilla-Molina, en exclusiva para el portal de los y las maestras “Otras Voces en Educación” (OVE)
Hoy le traemos la conversación que sostuvimos Abdiel Rodríguez Reyes, quien es profesor de la Universidad de Panamá, activista en el Polo Ciudadano y esta vinculado institucionalmente al Centro de Investigaciones de la Facultad de Humanidades.
- Abdiel, Panamá vive un momento de especial turbulencia con las propuestas de reforma constitucional. Explícanos que implicaciones tienen estas propuestas en la dinámica universitaria.
Se quiso reformar la Constitución en detrimento de la autonomía universitaria y su gestión pública. La comunidad universitaria viendo sus intereses inmediatos afectados protestó contra esas reformas, logrando que se derogaran los artículos referentes a la Universidad. Sin embargo, la comunidad universitaria no se debe limitar a esos artículos. Debe apostar por una nueva Constitución en la que participen todos y todas, desde abajo. Sin duda estas reformas buscan un nuevo pacto social, en el mejor de los casos para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Pero estos cambios no van más allá de una matriz neoliberal. La postura política crítica del Polo Ciudadano, por ejemplo, es: ¡NO a las reformas por su carácter inconsulto e impopular!
- Y ¿Cuál es el nivel de organización de las resistencias a esta ofensiva neoliberal?
No podemos idealizar las protestas coyunturales. Lo que hay hoy es una hibridez de jóvenes de capas medias y sectores populares protestando por distintos motivos. El objetivo común es el rechazo a las reformas electorales. Los más visibles actores colectivos son los jóvenes. Pero eso puede cambiar si otros actores como los profesores, obreros o indígenas entran en la arena política. Los grupos estudiantiles de la Universidad de Panamá son una minoría en resistencia contra la ofensiva neoliberal y de hecho son los que se oponen a las reformas en ese sentido, los sectores de las capas medias no hacen énfasis en ese tipo de problemas, y otro tercer sector de estudiantes más allegados al Gobierno son más bien legitimadores, o como diría Marx (en el 18 Brumario…)“aventureros…y de equivoca procedencia”. Otros sectores como los aglutinados en el SUNTRACS y FRENADESO son quienes tienen un discurso más fuerte contra el neoliberalismo. Trataron de incursionar en los procesos electores pero sin ningún éxito. En la coyuntura se manifiestan de forma intermitente.
- ¿Existe movimiento social en Panamá? ¿Cómo están organizados? ¿Qué expresa esta realidad?
El movimiento social en Panamá está diezmado, de hecho no tiene ningún partido político que exprese sus intereses en la Asamblea Nacional y eso es una gran debilidad del movimiento, tiene que ser autocrítico en ese sentido. Otros podrán decir que su arena política es la calle y no la Asamblea, eso también es válido. El movimiento social en Panamá no tiene la capacidad de articularse como movimiento potente, ni pasar de movimiento a partido. Lo que existe es cada vez más un número plural de pequeñas organizaciones que no se ponen de acuerdo entre sí. Los sectores con mayor potencia de movilización se caracterizan por el sectarismo y el liderazgo abyecto, cuando se rompa esa dominación de un sector sobre los otros, podremos empezar hablar propiamente de unidad del movimiento social.
- Abdiel, tú también eres un joven cientista social. ¿Cuál es el estado actual de las ciencias sociales panameñas?
Panamá está pasando por un momento interesante en cuanto a la gestión del conocimiento, eso incluye por supuesto a las ciencias sociales y a las humanidades también. Es interesante también cierto fetichismo de las instituciones a las ciencias naturales y al positivismo. En las ciencias sociales veo un sesgo hacia el positivista y el estructural funcionalismo, un poco al margen también vetas del pensamiento crítico que se abren espacios. Tenemos instituciones como la SENACYT que apenas empiezan abrir espacios para las ciencias sociales y menos aún para las humanidades. El Sistema Nacional de Investigación tiene un número muy limitados de científicos sociales y humanistas que no llega a los veinte, eso indica la primacía de las ciencias naturales, a eso nos referimos como el fetichismo. Hay un cierto mito en el cual toda investigación científica (de las ciencias naturales) nos lleva al progreso, pero si no lo pasamos por un prisma crítico y humanista no llegaremos a buen puerto.
- Desde tu perspectiva ¿cuál es el impacto de la revolución científico tecnológica en las ciencias sociales?
En nuestro contexto inmediato es muy ínfimo. No está impactando porque no comprendemos sus lógicas. Al menos no en mi campo de acción inmediato. Creo que deberíamos usar más las herramientas que nos brinda la cuarta revolución industrial, en particular la Big Data. Mi visión de la 4T es muy limitada, vinculada a mi campo inmediato de investigación y reflexión. Hay herramientas básicas como Trends o Ngram que nos brinda Google que no incorporamos en nuestros análisis, al menos no en lo habitual, estas nos podrían ayudar a tener una visión prospectiva y eso en el siglo XXI es fundamental. El acceso abierto a la información científica apenas es consultada, se está iniciando con las plataformas de revistas científicas e indexadas en OJS. Lo hacemos de forma artesanal.
Un aspecto importante sería pensar en una universidad (Universidad de Panamá) inteligente y autosostenible. Creo que existe el conocimiento para hacerlo, pero siempre es difícil su aplicación. Otro tema es la voluntad, pero si empezamos a discutir el tema por lo menos empezaría a estar en el ambiente. La 4T es un medio, tiene un aspecto comercial, pero podemos darle un giro y que el fin sea para el desarrollo pleno de la vida.
- Para culminar, nos gustaría que le dirigieras un mensaje a los y las jóvenes cientistas sociales de América Latina y el Caribe.
Estamos en una época de transición. Si hacemos un breve recuento de nuestros principales pensadores nos daremos cuenta que muchos están muertos, para mencionar a algunos y algunas: Rodolfo Stavenhagen, Immanuel Wallerstein y Marta Harnecker. Esa es una señal de cambio generacional y es un vacio que están dejando muy difícil de llenar.
Ante tanto bullicio debemos poner los pies sobre la tierra y hacernos cargo de nuestra realidad. Tanto desde el punto de vista práctico como teórico. Ya no podemos seguir reproduciendo la antinomia. Una cosa se complemente con la otra en un movimiento que da luces para un pensamiento crítico emancipador. Si no bregamos en esa dirección no somos la solución, más bien seríamos parte del problema.
Muchas gracias a Otras Voces en Educación