Normalismo rural y ecologismo de los pobres

Por: Luis Hernández Navarro

Durante tres días de 1980, dos maestros rurales de Misantla, Veracruz, recorren la ciudad y sus alrededores narrando su historia y describiendo sus problemas. Más allá del infame cacicazgo, el agua potable es –dicen– escasa y de pésima calidad. Y la única carretera por la que se puede llegar o salir, comunica (es un decir) con Martínez de la Torre y está destrozada.

Los profesores Gregorio Roque Garay, que estudió en las normales rurales de El Mexe, y en la de Misantla y Perote, y Alejandro Garrido Molina, Cuco, egresado de El Mexe, explican cómo se formó la Coordinadora de Asambleas Populares, un consejo ciudadano de lucha para exigir la solución de estas broncas. Antes, Roque había impulsado la formación de la Unión de Ejidos de Misantla. En la coordinadora participan también otros maestros, como Norberto Fernández Galicia, egresado de la normal rural de Xocoyucán, Tlaxcala (desparecida por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz).

Previamente, la movilización popular había cosechado triunfos. Por ejemplo, en 1969-70 logró impedir que la compañía Citrofrut, en Martínez de la Torre, cruzara sus tuberías por el municipio de Misantla, contaminando tierras y aguas.

La jornada termina con un almuerzo a la orilla el río. Allí preparan un suculento caldo de camarón y pequeños pescados. Roque, Cuco y el resto de los anfitriones, lamentan que son cada vez más escasos y es difícil atraparlos. Hacen responsable de la desaparición de la fauna acuática a la contaminación de las aguas provocada por los deshechos que el ingenio Independencia lanza al cauce, y a los fertilizantes químicos con que se abonan cañaverales y cafetos. Durante los próximos años, su lucha buscará poner fin a esta lacra. Más de cuatro décadas después de aquel encuentro, las reivindicaciones por la justicia ambiental de los maestros rurales siguen vivas.

No es inusual que normalistas rurales impulsen luchas contra la devastación ambiental. Hay una larga tradición de este tipo de iniciativas. Organizan a pueblos y comunidades para enfrentar talamontes; cuidan el agua de ríos, lagos y manantiales; buscan expulsar basureros y rechazan megaproyectos. Los ejemplos abundan. La biografía del profe Gregorio muestra cómo maestros rurales se transforman en promotores de la justicia ambiental.

Roque nació en Chapulhuacán, en la Huasteca hidalguense. Huérfano de padre a muy temprana edad, trabajó en el campo para apoyar a su madre. Comenzó a estudiar la primaria a los 10 años. Seis años después, por influencia de sus maestros, egresados de la Normal Rural de El Mexe (https://bit.ly/36rc2Pr), entró a esa escuela a cursar la secundaria y el magisterio. El internado, con cama, alimentos y material escolar gratuitos, le permitió seguir sus estudios.

El profesor José Santos Valdés era, desde 1955, director de la normal (https://bit.ly/3LhzfCj). Sostenía que educar es promover la formación humana; es integrar una personalidad con base en conocimientos, habilidades, pero sobre todo, es transmitir valores que tienen que convertirse en normas de conducta, de trabajo personal. Según él, el arquetipo de maestro es, a un tiempo, un luchador social con ideas firmes, incorruptible, un gran educador. Su relación con la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México fue tan cercana, que redactó sus primeros estatutos.

Gregorio se formó política e ideológicamente con la federación. Siempre ha estado orgulloso de su militancia allí. Entabló una estrecha relación con Santos Valdés, tanto así que, cuando en la escuela un grupo se opuso al director, exigiendo su salida por, supuestamente, dividir a la organización, él jaló con el lagunero. El pulso lo ganaron los opositores y el autor de Amelia y unos 60 muchachos salieron de esa normal. Los estudiantes fueron reubicados en la de Misantla, que luego se trasladó a Perote. Allí Roque participó en una huelga.

Durante años militante de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria , Roque ha sido profesor de excelencia comprometido con sus alumnos, formidable organizador campesino, incansable ecologista de los pobres y relevante dirigente magisterial democrático. Su papel, primero en la Comisión Nacional de Maestros Coordinadores de Telesecundarias, y después en la fundación de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) en Veracruz, fue medular.

Gracias a la labor del profe Gregorio, en 2008 un decreto presidencial reconoció el Área Natural Protegida, Cerro de Espaldilla. Y, en 2014, se decretó la Reserva Natural Protegida del Cerro del Algodón, enclave fundamental de la generación de agua para el municipio. En dos ocasiones, (2001-04 y 2011-13), fue director de Ecología y Medio Ambiente de Misantla.

Fiel a sus orígenes de normalista rural, jubilado y delicado de salud, el profesor sostiene que “las escuelas normales rurales forjan una gran conciencia social, a la vez que preparan a excelentes educadores, lo que las convierte en instituciones vitales para preservar la soberanía nacional”.

Continuador del legado de José Santos Valdés, la vida y trayectoria del maestro rural Gregorio Roque Garay muestran que, en México, el ecologismo de los pobres ha defendido desde hace décadas los recursos ambientales comunitarios frente a la voracidad de consorcios, empresarios y políticos.

Fuente de la información: https://www.jornada.com.mx

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“Basura Cero”: un tema de agenda nacional

Por: Héctor Rodríguez Cruz

Una buena gestión de residuos sólidos es mucho más  que contar con una ciudad limpia. La verdadera solución al problema no se logra solamente reaccionando al desastre que ocasiona su desbordamiento.

Nunca será suficiente denunciar y gritar la peligrosidad y toxicidad de la basura.  La alerta tiene sentido porque la basura daña considerablemente el medio ambiente y la salud física y mental de la población, especialmente los más vulnerables: niños, embarazadas, población adulta mayor y población en extrema pobreza.

La basura no conoce de límites municipales. Los desechos de un municipio se convierten en una seria amenaza para los habitantes del propio municipio y los demás  municipios formando así una tétrica cadena de peligros.

Ante el fracaso de los gobiernos municipales para solucionar la problemática de la basura se hace necesario asumirla como un tema de la agenda nacional. Bien haría al país el que el actual gobierno la asumiera con ese carácter.

Una buena gestión de residuos sólidos es mucho más  que contar con una ciudad limpia. La verdadera solución al problema no se logra solamente reaccionando al desastre que ocasiona su desbordamiento  o para acallar los justos reclamos y las protestas de los habitantes frente a la crisis.

Sin un buen sistema de gestión de residuos sólidos no se puede aspirar a construir una ciudad sostenible ni habitable. Pero no se trata únicamente de soluciones técnicas. Existen impactos climáticos, de salud y de seguridad, así como otras consideraciones sociales importantes que exigen una respuesta responsable.

Existen ya respuestas adecuadas y probadas. BASURA CERO es una de ellas. Una  iniciativa mundial  que surge a partir de la problemática ambiental generada por el aumento descontrolado de residuos que se depositan o se incineran diariamente en los rellenos sanitarios del mundo.

La definición de BASURA CERO fue adoptada por la Alianza Internacional Basura Cero: “Basura Cero es la conservación de todos los recursos a través de la producción y el consumo responsables, la reutilización y recuperación de todos los productos, envases y materiales sin incinerarlos y sin generar emisiones al suelo, agua o aire que supongan una amenaza para el ambiente o la salud humana.” (ZWIA, 2018).

BASURA CERO es un objetivo y un plan de acción. Dirigidos tanto a conservar y proteger los recursos naturales y el medio ambiente como al logro de la justicia ambiental y social, la regeneración, la equidad y el respeto por la naturaleza poniendo fin al tratamiento de los  residuos en incineradores, vertederos y rellenos sanitarios.

Propone la educación como el  centro  de una cultura del consumo consciente y responsable, de la clasificación de residuos y de su aprovechamiento, con lo cual  se contribuye a mejorar el ambiente y avanzar en la aplicación de nuevas tecnologías.

BASURA CERO  integra a toda la ciudadanía, en tanto como consumidora de bienes y servicios y generadora de basura. Los fabricantes y comerciantes, por su condición de productores y proveedores Las autoridades, por su condición de responsables del saneamiento.

BASURA CERO comprende acciones de estímulo a la producción de bienes de consumo reutilizables o biodegradables, construcción de una cultura de separación de residuos en la fuente, recolección separada, procesos industriales de reciclaje y aprovechamiento final y minimización de la disposición en relleno sanitario.

Al diseñar e implementar planes BASURA CERO  a nivel local, los municipios deben respetar e involucrar a todos los sectores que componen el ecosistema de los residuos, incluyendo comunidades y trabajadores formales y de la economía popular.

Sin embargo, hay que considerar que las operaciones del modelo BASURA CERO son costosas. En muchos de los países en vías de desarrollo, la gestión de residuos sólidos puede llegar a consumir del 20% al 50% del presupuesto de un municipio.

Desde el año 2000, los préstamos del Banco Mundial para proyectos de gestión de residuos sólidos han alcanzado los  USD $4,500 millones y apoyado 329 programas de residuos sólidos alrededor del mundo.

También existen otras salidas convergentes. La República Dominicana (RD) ha asumido  el compromiso con la consecución de los objetivos del Acuerdo de París bajo la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (UNFCCC), en el proceso de mejora y actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada de RD 2020 (NDC-RD 2020). ¡La iniciativa requiere ser difundida”

Con la  propuesta del PLAN BASURA CERO no sólo se trata de anunciar  una idea nueva para mirarla y acariciarla de lejos. Se trata de  una clara invitación al cambio responsable por parte de los gobiernos locales y del gobierno nacional.

En todos los municipios y en el país debemos  mirar con ojos nuevos la agobiante y riesgosa situación de la basura. Apuremos el paso o llegaremos tarde.

Hagamos caso a la advertencia que Albert Einstein nos hace a todos: “No pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo”.

Fuente: https://acento.com.do/opinion/basura-cero-un-tema-de-agenda-nacional-8971246.html

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