Militarismo, privatización y recorte de recursos en Educación

Por: Brasil de Fato/Cristiane Sampaio

Si la década de 2000 y los años de 2010 estuvieron marcados por la expansión de la educación pública en Brasil, con aumento de cupos en las universidades, multiplicación de becas de investigación, estructuración y consolidación de instituciones federales, el año de 2019 cierra la década teniendo como rasgos la inestabilidad institucional y una retracción en la inversión pública en el sector.

La inconstancia que dictaría el ritmo de la cartera a lo largo del período dio señales ya en los primeros meses del año, con un constante cambio de nombres que figuraban en el nivel jerárquico superior del Ministerio de Educación (MEC). El escenario tuvo como destaque la situación del Instituto Nacional de Estudios y Investigaciones Educativas Anísio Teixeira (INEP), que responde, entre otras cosas, por el Examen Nacional de Educación Media (ENEM).

Por lo menos 14 despidos fueron registrados en cargos estratégicos de la institución, como es el caso del propio presidente, Marcus Vinicius Rodrigues. Un decreto firmado por el entonces gestor deflagró una crisis en el primer semestre del año, relacionada con el Sistema de Evaluación de la Educación Básica (SAEB), debido a la medición de índices de la alfabetización infantil en el país.

El análisis había sido hecho en 2013, 2014 y 2016 y pasó a ser previsto solamente para 2021.

Al abrir un hiato histórico entre las diferentes evaluaciones, el decreto coleccionó críticas de diferentes lados, principalmente de especialistas. El episodio inflamó la relación entre Marcus Vinicius Rodrigues y el entonces ministro de Educación, Vélez Rodríguez, que revocó la medida al día siguiente a la publicación del texto, después de una discusión con el presidente del instituto.

Marcus Vinicius Rodrigues se despidió de la institución con duras críticas a Vélez y acusando al mandatario de nombrar a personas con posiciones ideológicas inapropiadas para la cartera.

Mientras Rodrigues saludaba al ala militar de la gestión, el ministro tenía vinculación con el astrólogo Olavo de Carvalho, autoproclamado filósofo que es considerado el «gurú ideológico» del gobierno Bolsonaro.

Cambios continuos

Entre idas y venidas, el resultado de los pulsos indicó lo que se fortalecería en el MEC a lo largo de 2019: una crisis institucional marcada sobre todo por disputas de poder entre militares, gestores con perfil técnico y discípulos olavistas.

En abril, la tríada implosionó: los desacuerdos y el agitado juego de poder interno llevaron al despido del propio ministro, cuya exoneración fue anunciada por el presidente de la República vía redes sociales. Vélez dejó la cartera después de un conjunto de medidas polémicas.

Entre ellas, estaba una promesa de que cambiaría los libros didácticos del país para revisar la forma como la dictadura militar y el golpe de 1964 son abordados y también llegó a pedir a las escuelas que filmaran a los estudiantes cantando el himno nacional y pasaran el material al MEC.

En ese momento, la coordinadora del Foro Estadual de Educación de Paraná, Andréa Caldas, afirmó a Brasil de Fato que el mandatario venía demostrando “enorme desconocimiento sobre la educación brasileña y sobre el aparato del Estado”.

Lógica privatizadora y corte de recursos

Con la despedida de Vélez, Bolsonaro nombró para el ministerio al economista y profesor Abraham Weintraub, que tiene una trayectoria ligada al mercado financiero y había participado del equipo de transición del gobierno para tratar del tema de las pensiones.

El perfil privatizador del actual ministro es el rasgo principal de la gestión del economista, que ha conducido el MEC con base en medidas como el llamado “Future-se”, programa que ayuda a sedimentar el camino de la iniciativa privada dentro de la educación pública por medio del incentivo a la búsqueda de recursos propios por parte de las instituciones de educación superior (IES).

La medida está directamente relacionada con otro problema que se destacó a lo largo del año: la asfixia presupuestaria promovida por el gobierno Bolsonaro en el sector.

Ya afectado directamente por el Techo de Gastos, aprobado en el gobierno de Temer (2016-2018), el segmento vio la pesadilla aumentar en este primer año de la nueva gestión.

Datos oficiales muestran que hubo una retención total de 1.700 millones de reales del presupuesto de las universidades, lo que equivale a casi 25% de los gastos discrecionales y 3,43% del presupuesto total de las IES.

Weintraub utilizó como escudo, entre otras cosas, el argumento de que la retención estaría respaldada por la Ley de Responsabilidad Fiscal (LRF), que impone reglas a los gastos públicos. Convocado para aclarar sus declaraciones al Congreso, afirmó que Brasil «gasta demás» en educación, generando nuevas y duras reacciones.

En ese momento, llegó a sugerir una negociación, afirmando que la liberación de los recursos del área estaría sujeta a la aprobación de la impopular reforma de las Pensiones de Bolsonaro y Guedes. “Estamos viviendo un momento muy extraño, en que todo es medio que en base a un chantaje no republicano”, dijo al ministro, en la ocasión, el senador Jean Paul Prates (Partido de los Trabajadores -estado de Rio Grande do Norte).

Convulsión social

El recorte oxigenó la insatisfacción popular, llevando a una serie de protestas nacionales en defensa de la educación pública y contra el intento de ideologización del área, utilizado por Weintraub como arma contra las críticas. Entre otras cosas, el ministro acusó las universidades de promover lo que llamó de “algazara”, en referencia a la supuesta existencia “de gente desnuda” dentro de los campus y otras prácticas.

“Universidades que, en vez de procurar mejorar el desempeño académico, estuvieran haciendo algazara, tendrán sus recursos reducidos”, dijo el ministro, dando a la retórica de los recortes un bies ideológico y generando una ola de críticas.

La declaración generó reacciones de trabajadores del área, estudiantes, especialistas y otros diferentes sectores de la clase media brasileña. Fue el llamado “tsunami de la educación”.

La tijera del gobierno en educación provocó reducción de los gastos de agua, luz, funcionarios tercerizados, manutención de equipamientos y otros.

La producción científica también fue afectada en este primer año de gobierno, con la caída en el presupuesto del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPQ) y de la Coordinación de Perfeccionamiento de Personal de Nivel Superior (CAPES), sobre los cuales pesa aún una amenaza de fusión que ayuda a endosar las críticas a la gestión de Bolsonaro.

«Rector no es gerente de banco»

También se destacó a lo largo del año el nombramiento de rectores que no figuraban en primer lugar en la terna enviada por la comunidad académica, como era tradición desde 2003. De los 11 rectores nombrados por el presidente de la República hasta septiembre, por ejemplo, seis no fueron los más votados.

Críticos de la medida denunciaron la existencia de una tentativa de cercenamiento de la autonomía de las instituciones por el hecho de que Bolsonaro atropelló la terna y alineó nombramientos por cuenta propia. «No se puede confundir rector con gerente de banco. (…) No hay que hablar de personas tomando decisiones de forma aislada”, dijo el vice-presidente de la Asociación Nacional de Dirigentes de Instituciones Federales de Educación Superior (ANDIFES), Edward Madureira Brasil.

También tuvo realce la creación, en noviembre, de una tarjeta de estudiante virtual, con el propósito de estrangular las recursos que ayudan a mantener entidades como la Unión Nacional de Estudiantes (UNE). “Es un intento de desmovilizar al movimiento estudiantil”, atribuyó Lucas Reinehr, de la dirección de la organización, cuando la medida aún no había sido oficializada, pero ya provocaba movilizaciones contraria.

Educación militar

En paralelo a los recortes e intervenciones en la educación pública convencional, la gestión de Bolsonaro comenzó además un programa de expansión de las escuelas cívico-militares en el país, con una inyección de 54 millones de reales (13,2 millones de dólares) en cada una de las unidades del proyecto piloto, que será implantando en 2020.

Además de poner al sector como prioridad en la canalización de los recursos públicos, el presidente han sido blanco de críticas de especialistas y opositores que apuntan una tentativa de precarización intelectual y cercenamiento de las libertades individuales en la educación pública por medio de la adopción de la doctrina militar en las escuelas.

Escuela sin partido

Al final del año, la política de avance del autoritarismo sobre el área de educación mostró nuevamente las garras con a volta de la comisión del proyecto de ley (PL) conocido como “Escuela sin Partido”, que fue reinstalada en la Cámara de Diputados a comienzos de diciembre, después de articulación de parlamentarios conservadores. El tema es una de las banderas que moviliza a actores políticos vinculados a Bolsonaro.

El PL estaba archivado desde diciembre de 2018, cuando cerró el último cuadrienio parlamentario sin votación en la comisión especial por falta de acuerdos. A pesar de el presidente de la Casa, Rodrigo Maia (DEM-RJ), ter anticipado que no hay compromiso de votar el texto en el plenario, a volta de la propuesta deberá lanzar gasolina en los debates sobre a educación en 2020.

Traducción: Pilar Troya, para Brasil de Fato.

Fuente e imagen: https://rebelion.org/noticia.php?id=264309

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Lecciones de lealtad para los «pequeños soldados rojos» de China

China/ 03 de marzo de 2017/Autor: AFP

Desde 2007 se han abierto alrededor de 150 escuelas del Ejército Rojo, financiadas por la «nobleza roja» conformada por los comandantes comunistas de la era de la revolución y sus familias.

sus uniformes azul cielo engalanado con estrellas rojas, podrían ser camaradas comunistas de la guerra civil China, pero en realidad estos jóvenes son el blanco de una moderna campaña para ganar sus mentes y sus corazones, y el aula de clase es el campo donde se libra esa batalla.

«Somos la nueva generación de guerreros del Ejército Rojo», cantan los niños, con chaquetas y cinturones como los que usaban las tropas de Mao Tse-Tung cuando marcharon a través de China. «Marchamos hacia adelante con firmeza sin igual.»

Estudiantes se reúnen para la ceremonia de izar la bandera, en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes se reúnen para la ceremonia de izar la bandera, en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

El himno del Ejército Rojo de la Escuela Primaria de Beichuan se enseña al mismo tiempo que la historia de la revolución china, un ejemplo extremo de la «educación patriótica» que impulsa el gobernante Partido Comunista para potenciar su legitimidad, pero que para sus críticos es casi peor que un lavado de cerebro.

Las escarpadas montañas del condado de Beichuan, en la provincia de Sichuan, alguna vez fueron refugio de la retirada comunista frente al embate de los opositores nacionalistas en la década de 1930. Ahora, en esas mismas montañas repercute el eco de decenas de escolares que cantan «La estrella roja parpadea y nosotros haremos aún más fuerte a nuestra patria».

Estudiantes, haciendo "ejercicios de los ojos" para relajarse después de un intenso trabajo en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, haciendo «ejercicios de los ojos» para relajarse después de un intenso trabajo en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

La apretada formación se desarma en medio de la algarabía cuando los chicos pasan corriendo rumbo a clase frente a imágenes enmarcadas de Mao Tse-Tung y su sucesor actual, el presidente Xi Jinping.

«Miren esta foto del Ejército Rojo en los pantanos», dice el maestro Tang Jinping, mientras opera un pizarrón electrónico.

«Qué sienten por las generaciones mayores y por el Abuelo Mao?», les pregunta a los niños a su cargo.

Estudiantes,durante una presentación en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes,durante una presentación en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

Veloz como un combatiente de la guerrilla, un alumno de 12 años levanta la mano. «Siento que el Ejército Rojo es grandioso», exclama el chico. «¡Tenemos que estudiar su espíritu revolucionario!»

«Una humillación que no debemos olvidar»

Estas escuelas, que a veces llevan el nombre de prominentes ancianos líderes del Partido, fueron levantadas en «antiguas zonas revolucionarias» que fueron cuna de la rebelión comunista pero que suelen seguir contándose entre las más pobres del país.

El proyecto no está directamente vinculado al Ejército de Liberación del Pueblo, pero según su sitio web, su doble objetivo es «corregir el atraso de las condiciones educativas» en esas zonas y al mismo tiempo «difundir el espíritu del Ejército Rojo».

Estudiantes, haciendo cola para almorzar en su aula, en la escuela escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, haciendo cola para almorzar en su aula, en la escuela escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

Los nombres de los fundadores que figuran online son las esposas de los ex líderes políticos Li Ruihuan y del mariscal He Long.

Según el sitio web, la esposa del ex líder Deng Xiaoping donó 100.000 yuanes (16.000 dólares), y Qi Xin, madre del actual presidente, contribuyó con 150.000 yuanes.

«Hoy que el afán de dinero se ha extendido a todos los rincones de la vida, inculcar el idealismo revolucionario es más importante que nunca», dice la página web del proyecto.

Y agrega: «Las escuelas contribuirán a difundir la historia del Partido y a educar a los jóvenes a través de los tradicionales métodos revolucionarios».

Estudiantes,durante una presentación en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes,durante una presentación en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

Tras la época de declive que siguió a los diez años de la «revolución cultural» de Mao, en las décadas recientes China ha vuelto a reforzar la educación ideológica una vez más.

Después de la trágica represión de la protesta estudiantil de 1989 en la Plaza Tiananmen, el entonces presidente chino Jiang Zemin pidió que en las escuelas primarias e incluso en los jardines de infantes se pusiera un renovado énfasis en la enseñanza de la historia nacional.

Estudiantes, hacen su tarea en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, hacen su tarea en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

La ocupación parcial del territorio chino por parte de las potencias europeas durante el siglo XIX está en el centro del programa de historia escolar, y uno de los típicos libros de texto de las escuelas primarias contiene un capítulo titulado «Una humillación que no debemos olvidar».

Lo mismo ocurre con el relato de la resistencia comunista contra los invasores japoneses en la década de 1940, mientras que el predominio del Partido es presentado exclusivamente como un periodo de crecimiento y fortalecimiento nacional.

«Recordando el siglo de las humillaciones, comenten su idea de la grandeza de la nueva China», sugiere un libro de texto para chicos de 12 años de edad.

Estudiantes, durante una la clase de lectura en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, durante una la clase de lectura en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

Zheng Wang, experto de la universidad norteamericana Seton Hall, dice que «El gran mensaje de la campaña es que el Partido salvó al país».

«Su principal objetivo es dar mayor legitimidad al Partido después de las revueltas estudiantiles y el colapso de la Unión Soviética», dice Wang, y agrega que Xi Jinping, que asumió el poder en 2012, parece «más entusiasmado» con esta campaña que sus predecesores.

La campaña es la «bestia negra» de los liberales chinos, quienes aseguran que es una «lavada de cara» de la violenta historia del Partido y que se propone fogonear el fervor nacionalista.

Estudiantes, hacen su tarea en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, hacen su tarea en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

«En cierto sentido, el Ejército Rojo de las escuelas primarias es una continuación de los intentos del Partido por engañar a la gente común y hacerla esclava del Partido», dice Li Xinai, autor exiliado que ha escrito contra ese engaño.

«Derrotar a los demonios»

El ingreso medio rural en el condado de Beichuan es de apenas 540 yuanes mensuales, lo que impulsa a los padres de la mayoría de los chicos a buscar mejores salarios en ciudades que se encuentran a cientos de kilómetros.

Estudiantes, hacen ejercicios en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, hacen ejercicios en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

La directora de la escuela de Beichuan, Li Guilan, dice que sumarse a las escuelas del Ejército Rojo en 2012 les trajo beneficios educativos, como los 200.000 yuanes de fondos extras y mejores salarios para los docentes.

Li Guilan dice que el espíritu revolucionario implica «unirnos todos», y cita la filosofía política del ex presidente Hu Jintao: «Lo primero que tiene que hacer alguien es amar a su país, y crear una sociedad armoniosa».

En esta escuela-internado no todo es disciplina, y los estudiantes cuentan que sus hobbies son el fútbol y los comics. Pero tienen una visión de la historia muy inculcada.

Estudiantes, hacen su tarea en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, hacen su tarea en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

«El Ejército Rojo derrota a los demonios», dice un nene de ocho años apelando al término peyorativo usado habitualmente para referirse a los soldados japoneses. «El Ejército Rojo es bueno porque ama al pueblo.»

Un estudiantes, regresan a sus casas de la escuela escuela primaria del "ejército rojo"
Un estudiantes, regresan a sus casas de la escuela escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

Otro alumno muestra un poema que escribió en honor a un revolucionario de la localidad. «Sin miedo al barro combatió con valentía / y mató a 40 bandas de enemigos», dice el poema.

El chico levanta la cabeza de la hora y dice: «Entiendo que el Ejército Rojo es el Partido Comunista».

Estudiantes, hacen ejercicios en la escuela primaria del "ejército rojo"
Estudiantes, hacen ejercicios en la escuela primaria del «ejército rojo». Foto: AFP / Fred DUFOUR

Fotos: Fred Dufour / AFP

Textos: AFP

Traducción: Jaime Arrambide

Edición Fotografica: Alfredo Sánchez

Fuente de la Noticia:

http://www.lanacion.com.ar/1986862-lecciones-de-lealtad-para-los-pequenos-soldados-rojos-de-china

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Polonia: Alumnos estudiarán importancia de la OTAN para su país

Europa/Polonia/19 Junio 2016/Fuente y Autor:Mundo.Sputniknews

Conferencias y seminarios, juegos de rol y actividades deportivas, así como picnics militares para toda la familia son algunos de los eventos que se han implementado en la educación secundaria polaca en vísperas de la cumbre de la Alianza Atlántica en Varsovia, que va a celebrarse entre el 8 y 9 de julio, informó Frankfurter Allgemeine.

Las autoridades de Polonia pusieron el foco en los escolares para convencer a la población del país de los beneficios de la presencia militar de la OTAN en su territorio. En el curso de dos meses antes de la cumbre de la Alianza en Varsovia, se reparten clases de cuatro horas por semana dedicados a la ‘materia’.

Los institutos del país eslavo han recibido instrucciones de dar clases temáticas, que abarcarán aspectos como la participación del Ejército polaco en las operaciones de la OTAN en Afganistán o la elaboración del escenario de despliegue de la base militar en el territorio.

En el marco de esta iniciativa, los estudiantes participan en manifestaciones anticomunistas y ‘reconstrucciones’ del imaginario histórico, donde los polacos luchan contra los «ocupantes» soviéticos y los últimos, lógicamente, son doblegados.

Los cursos tienen elementos tanto interactivos como prácticos y estéticos. Los escolares diseñan carteles para la Alianza Atlántica y mapas de las operaciones del bloque militar.

El programa está basado en el manual didáctico elaborado por el viceministro de Defensa polaco, Robert Kupiecki, involucrado activamente en la preparación de la cumbre de la OTAN.

Fuera de las aulas, las familias toman parte en picnics militares en los que uno puede probar su fuerza como soldado en diferentes tipos de tropas.

Las clases especiales de la OTAN corren el riesgo de llevar a «una especie de glorificación de la organización militar», ha destacado un estudiante de 18 años, Michal Korkosz.

Los críticos de la iniciativa sostienen que dichos seminarios no hacen otra cosa que agravar las percepciones de incertidumbre y agresión en la sociedad.

Fuente de la noticia:http://mundo.sputniknews.com/politica/20160523/1059944431/polonia-escuelas-importancia-otan.html

Fuente de la imagen:http://cdn1.img.mundo.sputniknews.com/images/105739/74/1057397456.jpg

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Estados Unidos: Veteranos merecen una oportunidad en la universidad, no un pase gratis.

América del Norte/Estados Unidos/Mayo 2016/Autor:Alexander McCoy/Fuente:http://www.nytimes.com/

Mis seis años en el cuerpo de marina me enseñaron la importancia de aprender los conceptos básicos. Cuando los marines enseñan una joven recluta para disparar, no se saltan partes de la formación. Si usted nunca ha tocado un arma en su vida o creció caza cada fin de semana, los marines se profundiza en cómo calmar sus monumentos, dominar su respiración y el retroceso de control. Cada recluta se enseña y luego probado en los fundamentos de la puntería antes de que él o ella avanza en la formación básica.

La educación universitaria no debe ser diferente.

Pero gracias a un esfuerzo equivocado para reconocer la experiencia militar de los miembros del servicio ‘a través de ellos la concesión de créditos para la universidad, muchos veteranos se les permite saltar lecciones básicas cuando empiezan la educación superior. El resultado es una educación que vende corta los veteranos que trabajaron tan duro para ganarlo.

Más de un millón de veteranos han inundado en las aulas de la universidad de los Estados Unidos gracias a la Ley GI Post-9/11. Para ayudar a evitar que tener que empezar de cero, el Consejo Americano de Educación, una organización que representa a más de 1,700 colegios y universidades, ha desarrollado un sistema que evalúa la experiencia militar de los veteranos y hace recomendaciones a las universidades para otorgar estos estudiantes-veteranos de Transferencia de Créditos para su formación. La ACE es un actor central de la política de educación en los Estados Unidos.

La transición del servicio militar a las aulas de la universidad es a menudo difícil, y el deseo de dar una mano a los veteranos es comprensible. Pero en la prisa por reconocer las lecciones que las personas aprenden durante el servicio militar, el ACE ha ido demasiado lejos, a menudo exagerar la importancia de la formación militar a un plan de estudios de la universidad de una manera que hace flaco favor tanto a los veteranos en el salón y para los empleadores que esperan contratar a ellos después de que se gradúen.Estas políticas también han ayudado depredadora fines de lucro colegios explotan los veteranos y sus familias.

Muchas de las recomendaciones de crédito de transferencia de la ECA credulidad. Por ejemplo, de acuerdo con la ACE, Infantería de Marina formación básica es el equivalente a ocho créditos universitarios: dos en «artes marciales básicas (PE),» dos en «la ciencia militar básico,» tres en «navegación terrestre / operaciones tácticas» y una en la «orientación / aventura.» Mi experiencia en el campo de entrenamiento a los 19 años era toda una aventura, pero lo que he aprendido no se parecía muy poco a nada se enseña en un aula de la universidad.

Otro entrenamiento recomendado para crédito universitario incluye cursos que se ofrecen a través del programa del Instituto de Infantería de Marina de Educación a Distancia. Estos cursos, que se ofrecen en línea y que abarque temas como «Semper Fit: físico básico,» por lo general se puede completar en una sola tarde. Para superar la asignatura, el miembro del servicio recibe tres oportunidades al tomar una sola prueba de opción múltiple que requiere una puntuación de más que 65 por ciento. De acuerdo con las directrices de crédito de transferencia de la ECA, estos cursos pueden valer hasta cinco semestre horas cada una.

políticas demasiado generosas de la ECA han dado lugar a los veteranos que ofrecen algunas universidades ‘hasta 60 horas semestrales de créditos de transferencia antes de que se inscriben en un solo curso de la universidad.Esto permite que muchos veteranos para evitar tomar cualquier educación o cursos electivos generales, que son partes importantes de una educación universitaria, o para saltar cursos de nivel introductorio en su especialización.

Incluso cuando parece que hay una clara relación entre la experiencia y los cursos, tales como ex médico del ejército en busca de un grado de enfermería, otros veteranos me dicen que el material cubierto en el entrenamiento militar es poco probable que coincida con el programa del curso en el que los cursos más avanzados se acumulan.

Para estar seguros, colegios y universidades tienen la libertad de decidir cómo conceder créditos transferidos. Sin embargo, algunas universidades acreditadas bajar sus estándares académicos para los veteranos. De hecho, de acuerdo con un censo tomada por Veterans of America Student, sólo el 36 por ciento de los estudiantes veteranos recibe ninguna transferencia de créditos para el servicio militar en absoluto.

Sin embargo, entre algunos colegios, directrices dudosos de la ECA han creado de hecho una carrera hacia el fondo. universidades de baja calidad, sobre todo en línea y con fines de lucro, que de otro modo estarían violando la ley federal al depender demasiado de los fondos federales de ayuda estudiantil, tienen un incentivo financiero para contratar a los veteranos, cuyos beneficios contar con fondos no federales como gracias a un vacío legal. recomendaciones de crédito de la ECA proporcionan estos colegios con la justificación para ofrecer crédito fácil, alentando a los veteranos para inscribirse con la publicidad que dice que sus políticas de crédito de transferencia son veteranos de usar. veteranos incautos se sienten atraídos por la promesa de un acceso directo a un grado, sin darse cuenta de que el recibir una educación parcial paralizará ellos cuando se aplican para los trabajos escolares de grado o del sector privado.

Mis seis años en los marines me prepararon para el aula debido a la iniciativa, la integridad y la capacidad de recuperación que me inculcaron, no el conocimiento específico que adquirí. Veteranos como yo aún debe obtener un título universitario. Espantando una fracción significativa de la educación universitaria a través de créditos de libre elección en los estudios «militares» nos vende corto, y beneficia a los falsos estereotipos de veteranos como no inteligentes y centrada estrechas.

La ACE debe reformar significativamente sus recomendaciones crédito de la transferencia, y la comunidad militar debe reconocer que los accesos directos a un grado puede ser más perjudicial para los veteranos que beneficioso. organizaciones de veteranos y legisladores deberían presionar a la ACE para detener la incitación a la explotación de los veteranos por los colegios depredadores. La primera y más importante forma en que una universidad puede ser veterano de usar es el de proporcionar una educación excelente, no abreviada.

Fuente:

Imagen: https://static01.nyt.com/images/2016/05/30/opinion/30mccoy/30mccoy-superJumbo.jpg

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The presence of the military in our public schools.

William Ayers

 

Nota en español por OVE Editores: Para el Profesor William Ayers la educación pública en una democracia tiene como objetivo preparar ampliamente la juventud para la plena participación en la sociedad civil para que puedan tomar decisiones informadas sobre sus vidas y el futuro de la sociedad en su conjunto. El Departamento de Defensa tiene como objetivo limitar drásticamente esto en nuestras escuelas: influir en los estudiantes a «elegir» una carrera militar. El ejército exige sumisión y aceptación sumisa a la autoridad, mientras que una amplia educación para la vida democrática enfatiza la curiosidad, el escepticismo, la diversidad de opinión, investigación, iniciativa, coraje para tomar una posición impopular, y mucho más. Ayers aborda el tema en este artículo y señala que las anteriores generaciones enfrentaron los intentos del sistema para imponer una visión militarizada de la educación pública

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Ayers

 

 1. Public education is a civilian, not a military, system.

Public education in a democracy aims to broadly prepare youth for full participation in civil society so that they can make informed decisions about their lives and the future of society as a whole. The Department of the Defense has a dramatically more constrained  goal in our schools: influencing students to “choose” a military career. The military requires submissiveness and lock-step acquiescence to authority, while a broad education for democratic living emphasizes curiosity, skepticism, diversity of opinion, investigation, initiative, courage to take an unpopular stand, and more. This distinction—of a civilian, not a militarized, public education system—is one for which earlier generations fought.

During WW I, national debates took place over whether or not to include “military training” in secondary schools.  Dr. James Mackenzie, a school director, argued, in a remarkably resonant piece  published in the New York Times in 1916: “If American boys lack discipline, by all means, let us supply it, but not through a training whose avowed aim is human slaughter.” In 1917 a report issued by the Department of the Interior pointed out that “in no country in the world do educators regard military instruction in the schools as a successful substitute for the well-established systems of physical training and character building.” And in 1945 high school students in New York held public discussions about “universal military training” in schools, where some, an article noted, expressed “fears that universal military training would indicate to the world that we had a ‘chip on our shoulders.’”

 

  1. Military programs and schools are selectively targeted.

Professor Pauline Lipman of the University of Illinois at Chicago has documented that Chicago’s public military academies, along with other schools offering limited educational choices, are located overwhelmingly  in low income communities of color, while schools with rich curriculums including magnet schools, regional gifted centers, classical schools, IB programs and college prep schools are placed in whiter, wealthier communities, and in gentrifying areas. In other words, it’s no accident that Senn High School was forced to house a military school, while a nearby selective admission high school was not. This is a Defense Department strategy—target schools where students are squeezed out of the most robust opportunities, given fewer options, and  perceived, then, as more likely to enlist; recruit the most susceptible  intensively, with false promises and tactics that include bribes,  gifts, home visits, mailings, harassment,  free video games promoting the glories of war and offering chances to “kill,” and more. Indeed, the Defense Department spends as much as $2.6 billion each year on recruiting.

 

  1. Military schools and programs promote obedience and conformity.

Mayor Daley’s  claim that “[military programs] provide… students with the order and discipline that is too often lacking at home” taps into and fuels racialized perceptions and fears of unruly black and brown families and youth. They must be controlled., regulated, and made docile for their own good and for ours. An authentic commitment to the futures of these kids would involve, for a start, offering exactly what the most privileged youngsters have: art education, including dance, music instruction, theater and performance, and the visual arts,  sports and physical education, clubs and games, after-school opportunities, science and math labs, lower teacher-student ratios, smaller schools, and more. . Instead, to take one important example, a recent study by the Illinois Arts Council reports that in the city of Chicago, arts programs are distributed in the same way as the other rich educational offerings —white, wealthy communities have them, while low income communities of color have few or none.

A 16 year old student attending the naval academy in Chicago said in an interview in the Chicago Tribune: “When people see that we went to a military school, they know we’re obedient, we follow directions, we’re disciplined.”  She understood and accurately described the qualities her school aims to develop—unquestioning  rule-following.

 

  1. Military schools and programs promote and practice discrimination.

Although the Chicago Board of Education, City of Chicago, Cook County, and the State of Illinois all prohibit discrimination based on sexual orientation, the United States Military condones discrimination against lesbians, bisexuals, and gay men. Promoters of these schools and programs are willfully ignoring the fact that queer students attending these schools can’t access military college benefits or employment possibilities, and that queer teachers can’t be hired to serve as JROTC instructors in these schools. This double standard should not be tolerated. Following the courageous examples of San Francisco and Portland, Chicago should refuse to do business with organizations that discriminate against its citizens.

Military schools and programs  depend on logics of racism, conquest,  misogyny and homophobia. Military schools need unruly youth of color to turn into soldiers, and they need queers and girls as the shaming contrasts against which those soldiers will be created. In other words, soldiers aren’t sissies and they aren’t pussies, either. These disparagements are used as behavior regulators in military settings. Military public schools are a problem, not simply because  “don’t ask don’t tell” policies restrict the access of queers to full participation in the military, but because these schools require the active, systematic, and visible disparagement and destruction of queerness and queer lives. We reject the idea that queers should organize for access to the military that depends on our revilement for its existence, rather than for the right to privacy, the right to public life, and the right to life free from militarism.

We live in a city awash in the randomly, tragically spilled blood of our children. We live, all of us, in a violent nation that is regularly spilling the blood of other children, elsewhere. It sickens us to think of students marching and growing comfortable with guns.

 

 

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