Por: Prensa Latina
‘Canadá es el único país que no tiene un ministerio nacional’, dice Paul Cappon, director ejecutivo del Consejo.
La principal razón, de acuerdo con el reporte, es que ‘nuestro gobierno ha fallado en trabajar unido para desarrollar las políticas necesarias y ha fallado en lograr un liderazgo político colectivo en la materia’.
El sector educativo recae en los gobiernos provinciales, con una limitada participación del federal, pero Cappon asevera que la relación no debería estar separada, pues se trata del bienestar de los canadienses. Indica que lo mismo ocurre con la dinámica del sistema de salud.
‘Lo disfuncional del sistema de salud genera pérdida de vidas, cada semana y cada mes’, advierte Cappon. ‘Esa misma disfuncionalidad en la educación y el sistema de aprendizaje le cuesta a Canadá prosperidad, oportunidades para los jóvenes y para los que no lo son, así que, por supuesto, solo puedes superarlo generando políticas para lograrlo’.
La dinámica federal-provincial disminuye la calidad de la educación en el país desde el sistema de aprendizaje temprano hasta las escuelas post secundarias, aborígenes y para adultos, según el Consejo.
Se requiere un cambio para hacer que los gobiernos participen en conjunto en todos los niveles y así evitar que haya mayores caídas en el desenvolvimiento de los estudiantes.
‘Canadá está cayendo respecto a la curva internacional’, indica el reporte, cuyo título es What is the Future of Learning in Canada?
Asimismo el informe asevera que no hay forma de medir la calidad de los servicios ofrecidos por las instituciones post secundarias y que el 42 por ciento de los adultos canadienses caen bajo el estándar de alfabetización internacional requerida para ser productivos en una sociedad envejecida, según los test extranjeros estandarizados en los que el país participa.
El Consejo estima que habrá más de 3 millones de canadienses que estarán bajo ese nivel en 20 años.
Indica que para hacer algo al respecto tiene que haber una estrategia, pensar ‘esta es nuestra meta. Ver solo una proporción de la gente que debería estar bajo ese nivel. Esto es lo que vamos a hacer’.
Igualmente solicita un consejo de ministros de educación, representado por las autoridades federales, provinciales y territoriales, que se encargue de monitorear el progreso de aprendizaje en todo el territorio nacional.
Sería un organismo independiente y reportaría solo al consejo y al público.
En la actualidad se estudia la posibilidad de extender a toda la nación un proyecto ya puesto en marcha en la provincia de Ontario, donde a los profesores se les contrata en función de las necesidades del colegio. De acuerdo con los reportes emitidos al respecto, no hay oposiciones, son los directores de los centros los que determinan cuántos docentes necesitan cada curso y para qué asignaturas.
Si después de dar una clase ante un comité de expertos y de pasar una entrevista personal son elegidos, se les contrata y pasan a ser funcionarios.
Así, durante los dos primeros años, el director de la institución revisará su trabajo y, si se ajusta a los estándares, volverá a enfrentarse a ese control cada cinco años.
A los 54 años de edad, ese instructor podrá jubilarse y su pensión será una de las más altas del cuerpo de funcionarios de Ontario.
Los estudios destacan que la principal deficiencia en este tema detectada en varios países radica en la forma en la que se selecciona al profesorado.
En Ontario, donde el 94 por ciento de los alumnos están matriculados en centros públicos, cuando los estudiantes cumplen 14 años pueden elegir las asignaturas que más les interesan y crear su propio itinerario.
Además, pueden escoger entre tres niveles de dificultad para cada una de esas materias: académico (que les permite acceder a la Universidad), applied level (que les conduce al llamado college) o locally developed (pensado para una rápida incorporación al mercado laboral). La educación obligatoria es hasta los 16 años.
‘Nuestro sistema no es academicista; no se basa en memorizar contenidos de libros de texto, sino en la aplicación práctica’, explica Bruce Rodrigues, ministro de Educación de Ontario, que concentra el 40 por ciento de la población total de Canadá.
‘Estamos identificando las nuevas narrativas que usan los alumnos; ahí está la innovación’, asegura el titular.
De acuerdo con Rodrigues, se miden además los hábitos de trabajo, el autocontrol, la responsabilidad, la organización, la colaboración y la iniciativa propia.
‘Son los indicadores del éxito en la vida adulta del alumno’, precisa.