Más de 300.000 mujeres mueren durante el embarazo, el parto o el puerperio cada año, el 99% en países pobres. Una investigación encuentra que casi el 40% se debe a fallos en el diagnóstico
Querían esclarecer de qué mueren las mujeres embarazadas, qué las mata durante el parto e inmediatamente después de él. Solo así se podría saber si era posible salvarlas. Más de 300.000 fallecen cada año, el 99% en países pobres donde, además, más difícil es conocer las causas. Por eso, un grupo de expertos inició en 2003 una línea de investigación en Mozambique. Diez años después repitieron la experiencia y los resultados que se acaban de publicar en Lancet Global Health revelan que en casi el 40% de las muertes hubo un error diagnóstico clínico importante y que, con la atención adecuada, muchas podrían haberse evitado.
«La mejor manera de resolver las causas de mortalidad materna era haciendo autopsias completas y en el Hospital Central de Maputo se hacen de rutina», explica Clara Menéndez, directora de la Iniciativa de Salud Materna, Infantil y Reproductiva en ISGlobal —centro impulsado por la fundación laCaixa—, y primera autora del estudio. Entre noviembre de 2013 y marzo de 2015, 136 madres murieron en este centro sanitario, 91 fueron investigadas por un equipo de patólogos que determinaron que el 45% fallecieron por causas obstétricas y el 56% por otras complicaciones indirectas, la mayoría de ellas infecciones.
Los investigadores del equipo liderado por el patólogo del Hospital Clínic e investigador de ISGlobal Jaume Ordi compararon sus resultados con los diagnósticos clínicos y encontraron «discrepancias», escriben en su estudio. En el trabajo de 2003, en más del 60% de los casos. «Diez años después comprobamos con frustración que las cosas no habían cambiado mucho, pues el porcentaje de errores era del 40%», detalla Menéndez por teléfono. «Muchas que llegaban con convulsiones se trataban como eclampsia [el estado más grave de la enfermedad hipertensiva del embarazo] y en realidad eran infecciones de otro tipo, malaria, VIH, meningitis… Si se hubiera acertado en el diagnóstico, se habrían podido salvar», afirma.
«El creciente número de mujeres embarazadas que dan a luz en instalaciones de salud en países de ingresos bajos y medios, que ha pasado del 58% en 1990 al 78,3% en 2016, no resultó en la reducción esperada en la mortalidad materna», anotan los investigadores en su publicación. Las causas de que tantos miles de mujeres todavía fallezcan en el proceso de dar a luz son diversas, incluidas demoras en la decisión de buscar atención o por la tardanza en llegar a un centro de salud. «No solo se trata de que más acudan a los hospitales, sino de que te atiendan bien», agrega Menéndez.
No pasa nada por reconocer errores. En medicina es como se aprende
CLARA MENÉNDEZ, ISGLOBAL
Que este nivel de error suceda en un hospital como el de Maputo, con profesionales formados y herramientas diagnósticas, en opinión de Menéndez, se debe a que no se pone la suficiente atención en conocer las verdaderas causas de muerte y usar esa información para mejorar la atención. «No es una cuestión solo de que estos países son pobres; con pocos medios se puede cambiar, pero hay que ser conscientes del problema», insiste la investigadora.
Los resultados, considera Menéndez, son extrapolables a otros países. Aunque reconoce que en otros no son posibles este tipo de estudios por falta de patólogos, cree que conocer los errores es el primer paso para salvar la vida de muchas de esas mujeres. Pero reconocer los fallos es muy difícil y darlos a conocer no siempre es conveniente políticamente, abunda la experta. Pero solo así, repite, se podrá aprovechar «el enorme margen de mejora para evitar muertes maternas, porque muchas son evitables con pocos medios económicos».
«Lo que desanima es que no se recoja esta información, que llegue a quien tiene que llegar y se tomen las decisiones correctas». Y termina: «No pasa nada por reconocer errores. En medicina es como se aprende».
Fuente e imagen tomadas de: https://elpais.com/elpais/2020/07/14/planeta_futuro/1594734493_668490.html
Centro América/ Panamá/ 02.01.2020/ Fuente: www.telemetro.com.
La mortalidad materna, un problema de salud pública que buscas reducir en Panamá. Ilustrativa SPOG
Nimay González •
Cifras del Ministerio de Salud (Minsa) arrojan que la tasa de muertes maternas en Panamá al cierre del año 2017 fue de 35.44 por cada 100 mil nacimientos vivos, mientras que el informe preliminar del año 2018 refleja un incremento para llegar a 47.6.
Ante esta realidad la Sociedad Panameña de Obstetricia y Ginecología (SPOG) informa que ha puesto en marcha el Safe Abortion Advocacy Project (SAAP) 2019-2022, consistiendo en una iniciativa comunicacional/educativa que busca dar a conocer los riesgos del aborto incompleto e inseguro para la vida de la mujer, así como las causales que permitirían el acceso a los servicios legales de aborto en Panamá y en consecuencia, al aborto seguro.
El proyecto incluye la capacitación en derecho y comunicación asertiva dirigida a los diferentes profesionales de la salud que podrían estar vinculados con la educación sexual y el aborto, tales como como médicos ginecólogos, médicos especialistas en medicina general, dermatología, cardiología, medicina crítica y psiquiatría; enfermeras y representantes de la sociedad civil.
Esta capacitación comprenderá temas como las causas del aborto (espontáneo o inducido); los riesgos del aborto incompleto e inseguro para la vida de la madre; y las excepciones que permitirían la realización de un aborto seguro y legal en el país.
La SPOG explica que en Panamá el aborto está penalizado según lo estipulado en el Código Penal; sin embargo, este último puede realizarse amparado en un marco legal y con autorización previa de un comité multidisciplinario, sólo bajo tres condiciones específicas: porque pone en peligro la vida de la madre, porque existe un diagnóstico fetal incompatible con la vida o porque es producto de un delito social y sexual como la violación.
“La mortalidad materna es uno de los problemas de salud pública que enfrenta Panamá y el aborto incompleto e inseguro es una de sus principales causas”, señala el organismo en un comunicado.
Por otro lado, indica que el tercer objetivo de la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas es “Garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos y todas, en todas las edades”, siendo una de las metas reducir la razón de mortalidad materna mundial a menos de 70 por 100 mil nacimientos vivos y lograr que ningún país tenga una mortalidad materna que supere el doble de la media mundial.
Además la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala en una nota descriptiva que “muchas mujeres mueren de complicaciones que se producen durante el embarazo y el parto o después de ellos. La mayoría de esas complicaciones aparecen durante la gestación y la mayoría son prevenibles o tratables; otras pueden estar presentes desde antes del embarazo, pero se agravan con la gestación, especialmente si no se tratan como parte de la asistencia sanitaria a la mujer”.
Añade que las principales complicaciones que causan el 75% de las muertes maternas, son: hemorragias graves (en su mayoría tras el parto); infecciones (generalmente tras el parto); hipertensión gestacional (preeclampsia y eclampsia); complicaciones en el parto; y los abortos peligrosos.
Cabe mencionar que el el Safe Abortion Advocacy Project (SAAP) 2019-2022 es impulsado con el apoyo de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO), el Ministerio de Salud (Minsa) y la Caja de Seguro Social (CSS).
Fuente de la noticia: https://www.telemetro.com/nacionales/2019/12/30/buscan-reducir-mortalidad-materna-abortos/2393120.html
En Argentina, cada día, se producen 258 nacimientos producto del embarazo de niñas y adolescentes: un parto cada seis minutos. De esos embarazos, 7 de cada 10 no fueron planificados. Además, por día nacen siete bebés de niñas menores de 15 años. Falta de información, de anticonceptivos o de acceso a la salud son algunos elementos que explican el fenómeno.
En el marco de la Semana de la Prevención del embarazo no planificado en Argentina, que se celebra del 21 al 28 de septiembre, una decena de organizaciones no gubernamentales, con el apoyo de UNICEF, llevan adelante la campaña ‘Puedo decidir’. Se busca visibilizar el tema y concientizar a jóvenes e instituciones.
Y es que solamente en 2017, en Argentina nacieron 94.000 hijos de madres adolescentes, el 13,4 % de todos los niños y niñas que nacieron ese año. Con más detalle: 91.586 adolescentes de 15 a 19 años y 2.493 niñas menores de 15 años tuvieron un hijo o hija.
En 2013 el Ministerio de Salud realizó la Encuesta Nacional de Salud Sexual y Reproductiva. De ahí surgió que el 4,2 % de las adolescentes relataba haber sufrido ‘algún tipo de coerción en su primera relación sexual’. A eso se suma otro dato: según la Sociedad Argentina de Ginecología Infanto Juvenil, el 34,4 % de los y las adolescentes no usaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual.
La mayoría, por falta de información o incluso por contar con información errónea. Por eso, parte de la campaña tratará de derribar mitos.
«La maternidad y paternidad no planificadas en la adolescencia se vinculan con la vulneración de derechos, dificultad para acceder a servicios de salud, no contar con información y acceso a métodos anticonceptivos, insuficiente educación sexual en las escuelas, prejuicios, estereotipos y mandatos sociales, abuso y violencia sexual», aseguran desde la campaña.
Además, el tema pone sobre la mesa las claras brechas de desigualdad en el país: el embarazo en la adolescencia y su no intencionalidad está más presente en las provincias del norte del país. En Chaco, Formosa y Misiones, 1 de cada 4 nacimientos son producto de embarazos adolescentes.
Educación sexual y reproductiva
La información sobre reproducción y sexualidad es un derecho al que debería poder acceder todo ciudadano y ciudadana. Es lo que marcan los tratados internacionales –Convención sobre Derechos del Niño, Convención para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales– y la legislación local: la ley de Educación Sexual Integral (conocida como ‘ESI’), la 25.673 de creación del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable y la 26.061 de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes, entre otras.
La ESI, en particular, vigente desde 2006, establece un programa nacional mediante el que se debería proveer de dicha formación en ‘establecimientos públicos, de gestión estatal y privada ya sean de jurisdicción nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma o municipal’. Sin embargo, todavía hay falencias en su aplicación en todo el país, una situación sobre la cual advierten cotidianamente los colectivos feministas y representantes de la comunidad educativa.
Además, la ley de Salud Sexual y Procreación Responsable también debería garantizar métodos anticonceptivos y proveer de información a adolescentes y al personal de atención para poder lidiar correctamente con la temática.
Entre adolescentes de 15 a 19 años, alrededor del 60 % de los embarazos fueron no planificados. Y el porcentaje sube a 8 de cada 10 cuando se trata de niñas de menos de 15 años. La mayoría de los embarazos es consecuencia de situaciones de abuso sexual y violación.
Por eso el Plan Nacional de prevención del embarazo no intencional en la adolescencia en su versión 2017-2019 prevee tres áreas de acción: acceso a la información para poder tomar ‘decisiones libres e informadas’, acceso a los métodos anticonceptivos y un abordaje intersectorial para abordar el abuso.
Porque además de la falta de posibilidades de decidir, hay más problemas: según un estudio realizado por la Fundacion Para Estudio E Investigacion De La Mujer (FEIM) «las complicaciones por embarazo y parto a edad temprana son las principales causas de muerte de niñas de entre 15 y 19 años en los países en desarrollo».
La región
América Latina y el Caribe todavía es la subregión con la segunda tasa más alta en el mundo de embarazos adolescentes. El dato es de un informe de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), UNICEF y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Cada día se producen 258 nacimientos de niñas y adolescentes e. 7 de cada 10 no fueron planificados.
A días de la Semana de Prevención del Embarazo No Planificado en la Adolescencia,
Mientras la tasa mundial de embarazo adolescente es de 46 nacimientos por cada 1.000 niñas de entre 15 y 19 años, en la región esta cifra sube a 66,5.
Además, la mortalidad materna es una de las principales causas de muerte en las adolescentes y jóvenes en la región. «A modo de ejemplo, en 2014, fallecieron cerca de 1900 adolescentes y jóvenes como resultado de problemas de salud durante el embarazo, el parto y el posparto», cita la Organización Panamericana de Salud. Cada año, 3 millones de niñas o adolescentes se someten a abortos peligrosos.
Este año, particularmente en Argentina, hubo un caso paradigmático: le negaron un aborto a una niña de 12 años violada y –en cambio– le realizaron una cesárea. El caso llegó a la ONU.
La realidad es que en la mayor parte de los países de la regiónno existe el aborto legal, seguro y gratuito aunque sí forma parte de la agenda de debate.
Fuente de la Información: https://actualidad.rt.com/actualidad/327991-puedo-decidir-campana-busca-prevenir-embarazo-no-planificado-argentina
Cuando Alice Ogbara reveló los detalles de su cesárea a un grupo de mujeres, no estaba simplemente compartiendo su experiencia entre amigos: estaba haciendo algo que muchos considerarían arriesgado.
Y es que Ogbara hablaba de una cirugía que algunas mujeres se niegan a aceptar aunque sepan que les puede salvar la vida.
«Cuando entré [en el quirófano] y vi todo el material que iban a usar, me puse a llorar», dijo Ogbara.
Explicó que tenía miedo de que le quedaran secuelas irreparables.
Le pusieron una sábana sobre el vientre. «Lo siguiente que oí fue el llanto de mi bebé», recordó, lo que desencadenó un aplauso por parte de las mujeres que la rodeaban.
Fuera de este patio en Lagos (Nigeria), es posible que Ogbara no esté tan predispuesta a compartir su historia.
Y es que en este país las cesáreas estén estigmatizadas. ¿Por qué? Por las dudas sobre la seguridad de la cirugía y por factores religiosos y sociales.
Esto hace que muchas mujeres se resistan a aceptar la cesárea, o la oculten cuando se someten a una.
Ogbara incluso ocultó su cesárea a los miembros de su familia.
La reunión a la que asistió para explicar su experiencia estaba dirigida por una organización nigeriana sin fines de lucro llamada Mamalette, que apoya a las mujeres embarazadas y lucha para reducir las tasas de mortalidad materna en Lagos.
Parte de ese esfuerzo consiste en abordar los estigmas alrededor del parto que obstaculizan el acceso de las mujeres a una asistencia que les puede salvar la vida.
En todo Nigeria unas 58.000 mujeres mueren en el parto cada año. Se trata de la cuarta tasa de mortalidad materna más alta del mundo.
Parte del problema es la baja tasa de cesáreas que se practican en el país: solo un 2%, mientras que la tasa global es del 21%.
Además, en Nigeria solo hay un médico por cada 6.000 personas.
El objetivo de Mamalette es proporcionar a las mujeres lo que unos trabajadores de la salud con escasos recursos a menudo no pueden: educación sanitaria y la disposición a escuchar sus preocupaciones.
Y aunque está teniendo éxito, esta pequeña organización se enfrenta a unos retos considerables.
Diferencias entre países
En un contexto global en el que la tasa de cesáreas que se realizan aumenta rápidamente, las cifras de Nigeria sorprenden.
Entre los años 2000 y 2015, el número de cesáreas casi se duplicó en todo el mundo. En países como República Dominicana, las mujeres se someten a esta cirugía en más del 50% de los casos. En América del Norte, lo hace el 32,6%, y en Reino Unido, el 26,2%.
Sin embargo, en África Occidental solo el 4,1% de los nacimientos se dan por cesárea, y en Nigeria esta tasa baja a la mitad.
Para prevenir la mortalidad materna, la tasa de cesáreas de un país no debería estar por debajo del 5%, según la Organización Mundial de la Salud.
Y es que las cesáreas son esenciales para solucionar el parto obstruido en los casos en los que la pelvis de la mujer es demasiado pequeña y también si el bebé viene en posición de nalgas o es demasiado grande para salir por el canal de parto.
Ante estas complicaciones, si no se interviene el bebé puede romper el útero o causar desgarros que deriven en hemorragias.
Pros y contras de las cesáreas
«Creo que las cesáreas son el indicador de salud con más disparidad entre un uso excesivo y un uso insuficiente», afirma Carine Ronsmans, epidemióloga de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres y autora de informes recientes sobre el aumento global de las cesáreas.
Que se practique un número muy alto de cesáreas puede ser preocupante porque esta cirugía puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades como la placenta previa, que puede causar hemorragias severas.
Pero, al mismo tiempo, «muchas mujeres todavía mueren por no tener acceso a la cesárea», explica Ronsmans. «Y no podemos permitirnos el lujo de olvidar a estas mujeres».
En Nigeria los obstáculos para acceder a la cesárea son especialmente altos en las zonas rurales, donde aproximadamente el 58% de los partos se llevan a cabo con parteras no calificadas.
En los centros urbanos, donde hay más hospitales, el costo y el estigma que conlleva son las principales barreras para aceptar la cesárea.
El estigma se debe a la creencia de que el parto vaginal forma parte de la condición de mujer mientras que las cesáreas no, una idea que es común también en países como Reino Unido.
Y en Nigeria esta idea se ve reforzada por la religión: para las mujeres cristianas dar a luz por vía vaginal como una «mujer hebrea» es un signo de fortaleza.
Este concepto nace de un pasaje de la Biblia que cuenta la historia de mujeres hebreas «vigorosas» que dan a luz estoicamente sin parteras.
Esa capacidad mítica de dar a luz por vía vaginal -y sin atención médica- se ha mantenido como un símbolo de la virtud materna en Nigeria.
«Se trata de un país profundamente religioso, y todo está muy espiritualizado», explica Adepeju Jaiyeoba, fundador de la Fundación Brown Button de Nigeria, que trabaja para reducir la mortalidad materna.
Los hospitales se encuentran habitualmente con mujeres que, por temor a avergonzar a sus familias, rechazan la cesárea.
Además, a menudo las mujeres tienen un control limitado sobre su propio parto.
Un estudio de un hospital nigeriano reveló que en el 90% de los casos las mujeres creían que eran los hombres los que debían firmar el formulario de consentimiento para la cesárea, lo que implica dejar la decisión en manos masculinas.
El derecho a elegir
También en otros países, como Reino Unido y Estados Unidos, las mujeres aún son víctimas del estigma si se someten a una cesárea, aunque la situación no es tan extrema.
Además, una atención obstétrica de alta calidad no se traduce necesariamente en unas condiciones idóneas para las mujeres embarazadas.
En 2018, Birthrights, una organización benéfica por los derechos maternos, descubrió que casi tres cuartas partes de los hospitales públicos de Reino Unido no tienen una política clara que permita a las mujeres solicitar cesáreas planificadas, lo que contraviene las pautas médicas del país.
Según Amy Gibbs, la directora ejecutiva de la organización, esto tiene un efecto estigmatizador, especialmente cuando las mujeres tienen razones específicas para evitar el parto vaginal, como un historial de agresión sexual o problemas de salud mental.
«Las mujeres deberían ser las encargadas de tomar las decisiones sobre el parto. El derecho a elegir lo que le sucederá a tu cuerpo es fundamental», añade Gibbs.
Y eso es por lo que lucha Mamalette en Nigeria.
Defensores de la salud
Justo al lado de una transitada y caótica calle se encuentra la tranquila oficina de Mamalette, donde está Anike Lawal. La sede está situada en el tecnológico vecindario de Yaba, en Lagos.
Lawal, con voz suave, explica que lanzó Mamalette como una comunidad online donde las madres se pudieran apoyar entre ellas.
«No me propuse intentar salvar la vida de nadie», asegura. Pero esa comunidad de mujeres le hizo ver el riesgo que corren las madres, incluso en zonas urbanas, durante el parto.
«Cuando se habla sobre la mortalidad materna, nunca se piensa en mujeres que viven en ciudades, en mujeres que tienen smartphones y Facebook», añade.
En 2017 Lawal comenzó a buscar madres para que ayudasen a las mujeres de sus comunidades durante el embarazo.
Actualmente estas mentoras, que reciben formación de matronas, enfermeras y médicos, trabajan en 20 comunidades urbanas pobres de Lagos y en una de la ciudad de Ibadan, y atienden a más de 300 personas en visitas domiciliarias.
Se aseguran de que las mujeres asistan a las clases prenatales y se registren en los hospitales para dar a luz en vez de recurrir a las parteras tradicionales.
Además, Mamalette también crea espacios seguros donde las mujeres pueden hablar de temas tabú sobre el parto, como las cesáreas.
En las comunidades en las que trabajan a menudo son la única referencia para las mujeres que quieren compartir sus inquietudes.
«Mamalette es como un intermediario entre el sistema de salud y la gente», dice Blessing Kolade, una antigua mentora que ahora trabaja en el equipo directivo de Mamalette.
«El sistema de salud está tan colapsado que los trabajadores no tienen tiempo para desglosar la información. Las mujeres no pueden abrirse, no pueden hacer ninguna pregunta», asegura.
Eso significa que en la práctica siguen vigentes algunos conceptos erróneos y que no se abordan los estigmas. De hecho, muchas mujeres que necesitan una cesárea se lo plantean por primera vez cuando ya están de parto.
En ese momento es menos probable que acepten la cirugía, ya que pesan las arraigadas creencias de que avergonzarán a sus familias.
«Por culpa de este estigma puedes ver a alguien a punto de morir y que sigue negándose a aceptar la cesárea, porque no quiere pasar por todo eso», dice la mentora Oluchi Anumni.
Mamalette intenta abordar estos problemas antes de que llegue el momento del parto.
Las mentoras, especialmente entrenadas para desmentir los conceptos erróneos en torno a las cesáreas, explican claramente los motivos por los cuales las mujeres pueden necesitar esta cirugía, como tener una pelvis pequeña o afecciones médicas como la preeclampsia.
Esto elimina la vergüenza de la ecuación y proporciona a las mujeres unos datos que les dan munición contra las críticas que podrían recibir.
El valor del ejemplo
En Mamalette han notado que las miembros de su grupo son mucho más receptivas a las cesáreas.
La mentora Adenike Lasisi-Opaleye dice que invita a mujeres que se sometieron a cesáreas a mostrar a las mujeres sus cicatrices abdominales para disipar mitos.
«Su percepción era que las cesáreas eran muy peligrosas. Ahora se les informa de que no son una sentencia de muerte«, dice Lasisi-Opaleye.
La información que recopila Mamalette también muestra que la mayoría de las mujeres bajo su cuidado ahora dan a luz en centros sanitarios, según Lawal.
«Puedo decir con orgullo que muchas mujeres evitaron la muerte gracias a lo que aprendieron», agrega Anumni.
Soluciones complejas
Pero cuando se trata de salud materna, no solo hay que luchar contra los estigmas culturales y sociales que conllevan las cesáreas.
Unas investigaciones recientes revelaron que, en África subsahariana, las cesáreas son hasta 50 veces más mortales que en los países con ingresos altos.
Eso se debe principalmente a hemorragias no tratadas y a anestesias fallidas, según Salome Maswime, obstetra, ginecóloga y profesora de la Universidad de Witwatersrand, que participó en la investigación.
«Como médico, creo que el acceso a una buena atención sanitaria es lo primero que hay que garantizar. Pero no es lo único que hay que cambiar», dice Maswime. «Necesitamos prestar atención a la calidad de la atención quirúrgica que tienen las mujeres».
Maswime cree que si la atención mejorase, también disminuirían los estigmas asociados con la cirugía: «No creo que sea tan simple como asesorar a las mujeres», dice Maswime. «Se trata de un problema complejo que requiere soluciones complejas».
El costo de la atención médica también es un obstáculo para acceder a la cirugía en Nigeria. De hecho, algunos países como Malí y Benin trataron de mejorar este aspecto haciendo que las cesáreas sean gratis. Y en Nigeria se están produciendo cambios similares.
Hay algo más que hay que cambiar, según los expertos: escuchar a las mujeres.
En Reino Unido, un enfoque similar está ayudando a los hospitales a aumentar el acceso de las mujeres a las cesáreas planificadas.
En lugar de prohibir totalmente las cesáreas planificadas, como Birthrights descubrió que era sorprendentemente común en el 15% de los hospitales británicos, algunos centros dicen ahora que si las mujeres cuentan con la información necesaria, su decisión de tener una cesárea planificada se respetará.
La mujer, protagonista
Ya sea en Nigeria o Reino Unido, el problema y la solución fundamentales son lo mismo, dice Amy Gibbs, de Birthrights. «A menudo, se pierde el derecho de la mujer a elegir lo que le sucede», asegura. «La manera de hacerlo bien es poner a las mujeres en el centro de las decisiones sobre su salud».
En Mamalette reconocen que la tarea a la que se enfrentan es demasiado grande para una organización pequeña que trabaja solo en unas cuantas comunidades. Pero creen que empoderando a las mujeres están contribuyendo a un tipo de cambio más duradero.
«Intentamos que las mujeres sepan que tienen que defenderse y ser atrevidas. Que no dejen que la sociedad las defina», dice la ex mentora de Mamalette Olamide Ekpenyong.
Alice Ogbara dice que su perspectiva cambió. Ahora su hija tiene 1 año y ya no es tan cautelosa al explicarle a la gente cómo dio a luz.
«Se lo cuento a la gente que me rodea, comparto mi experiencia con ellos», cuenta. Es prudente y aconseja a las mujeres que, si necesitan una cesárea, vayan solo a hospitales de confianza, por ejemplo.
Pero también las anima. «Una cesárea no es algo malo», le dice a la gente. «Es solo otra manera de dar a luz».
Una educación de calidad, el empoderamiento y el acceso a métodos anticonceptivos seguros y confiables son algunas de las medidas que pueden contribuir a prevenir el embarazo adolescente en Honduras, que afecta al 24 por ciento de la población de 15 a 19 años.
La representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en Honduras, Cecilia Maurente, dijo que la planificación familiar es un “eje central para el desarrollo” y “un elemento fundamental” para salvar la vida de mujeres.
Señaló que el derecho a la planificación familiar voluntaria constituye “un elemento central del desarrollo sostenible” y su pleno acceso contribuiría a reducir los costes de la atención sanitaria y la mortalidad materna, si bien reconoce que Honduras ha avanzado en la temática.
“Los costos de una muerte materna son costos sociales que no los podemos medir en términos solamente económicos, ya que tienen un gran impacto”, explicó Maurente.
Subrayó que la planificación familiar es “una estrategia ya probada para salvar vidas de mujeres, sobre todo, vinculadas a la mortalidad materna”.
Las estrategias para prevenir el embarazo en la adolescencia deben permitir el “acceso a información científica con evidencia y educación” a los jóvenes, añadió.
Destacó la importancia de que los padres “estén educados” para que los jóvenes puedan “estar plenamente capacitados para poder acceder a las oportunidades, ya sea de educación superior, un empleo digno y también decidir o no formar una familia”.
Señaló que cuando las jóvenes son empoderadas, tienen acceso a educación y a un empleo pueden “ejercer una influencia muy positiva no solamente para ellas mismas como personas sino también para su propia familia, para sus comunidades y, por ende, para los países”.
El embarazo temprano es “la trampa de la pobreza” aseguró, y lamentó que muchas adolescentes “no tienen información adecuada, no cuentan con acceso a servicios de salud, particularmente salud sexual y reproductiva que sean de calidad”.
Maurente ve necesario que las jóvenes reciban la atención médica necesaria, ya que ese grupo tiene “mayor riesgo” de morir durante el embarazo o parto, al igual que sus hijos antes de cumplir el primer año.
Dijo que es necesario que los prestadores de servicios de salud estén “realmente capacitados para brindar orientación e información de manera adecuada y oportuna a los adolescentes y jóvenes” sobre los factores que pueden influir en un embarazo temprano y en la prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Señaló que es necesario, además, que los jóvenes sexualmente activos tengan acceso a “métodos anticonceptivos que sean seguros y confiables” para prevenir los embarazos tempranos.
La funcionaria del Unfpa indicó que el impacto del embarazo temprano “es mucho mayor” en las jóvenes pobres y con menos educación.
Agregó que Honduras, donde uno de cada cuatro partos es de una mujer menor de 19 años, es el segundo país de Centroamérica con más embarazos adolescentes, con 101 nacimientos por cada 1.000 mujeres de 15 a 19 años, solo superado por Nicaragua.
Maurente indicó que los adolescentes con menos grados de escolaridad y de grupos indígenas o afrodescendientes tienen “menos acceso a información adecuada” y a métodos anticonceptivos.
Enfatizó que Honduras debe invertir en “educación y salud” aprovechando que cuenta con un cambio demográfico de población mayoritariamente joven para que el país logre en el futuro “saltos cualitativos y cuantitativos”.
“Invertir en este momento en adolescentes y jóvenes resulta clave para cuando estos jóvenes se conviertan en adulto y en las nuevas generaciones”, explicó.
Honduras ha sido un país “pionero” en formular un Plan Multisectorial en América Latina para prevenir los embarazos tempranos, que además requieren un “abordaje multidimensional”.
La funcionaria del Unfpa instó al Gobierno, sociedad civil, comunidad internacional y padres de familia a promover el acceso a “la información y servicios de forma adecuada sobre la prevención del embarazo temprano”, porque tiene consecuencias “realmente muy negativas”.
Fuente del articulo: http://www.latribuna.hn/2018/07/14/educacion-empoderamiento-estrategia-embarazos-tempranos-honduras/
Día a día miles y miles de mujeres y niñas sufren violaciones y abusos sexuales dentro de una sociedad que no cuenta con políticas de salud pública y educativa que pueda protegerlas. El Paraguay, sin duda alguna, es uno de los mayores países afectados con esta problemática, que demanda un cambio radical o medidas alternativas para tratar de convivir y desarrollar un país más sano.
“La semana pasada una niña de 14 años murió dando a luz en Paraguay. Quedó embarazada al ser violada por un hombre de 37 años, y falleció mientras los médicos le practicaban una cesárea de emergencia, en un intento desesperado por salvar su vida y la del bebé, luego de haber pasado varias semanas en el hospital por complicaciones relacionadas con el embarazo. “Su cuerpo no estaba preparado para un embarazo”, manifestó el director del hospital. El bebé sobrevivió”.
Paraguay es uno de los países con mayores tasas de mortalidad a consecuencia de abortos ilegales practicados por mujeres menores de edad, cuyo promedio registra un 23 por ciento en el país, aunque es difícil asegurar una estadística concreta, ya que muchas de las muertes por abortos clandestinos suelen incluirse dentro de las causadas por toxemias –toxinas en la sangre–, hemorragias, sepsis –infección generalizada–, etc. Además, según un informe de Tasas de Mortalidad Materna (TMM) en Latinoamérica, “el aborto es la primera causa de muerte materna”, con una TMM de 170 por cada 100.000 nacidos vivos.
Las malas acciones judiciales reflejan la pésima acción de los fiscales y los desentendimientos en los organismos de protección y factores como la institucionalidad indebida e innecesaria hacia las niñas que en vez de protegerlas, las aíslan y obligan a tener embarazos forzados por violación.
Gran parte de la sociedad está siendo egoísta con mantener la ideas conservadoras que siguen perdurando y no nos damos cuenta de los ajustes y necesidades que demanda. Sé que muchas personas no estarán de acuerdo, pero es necesario manifestarse y mirar qué alternativas tenemos.
“Ninguna niña debe ser madre”
Considero que ninguna niña adolescente debe ser madre. Estoy de acuerdo y apoyo el “Derecho a la vida” como lo señala el Art. Nº4 de nuestra Constitución Nacional donde en un punto dice: “que toda persona será protegida por el Estado en su integridad física y psíquica”.
Este apartado sin lugar a duda es pisoteado y en contra partida, día tras día se destrozan las condiciones de vida y sobrepasa la autonomía de ellas. No existe ninguna atención integral o protocolos que garanticen que la vida de una niña está primero. La voluntad de ellas son sometidas al yugo de lo que se cree correcto.
En las grandes sociedades del mundo no autorizan a matar niños, apuestan a salvar madres. Dice el científico Alberto Kornbilt que no es correcto decir que un embrión es una persona, desde el punto de vista biológico y social, ya que antes de las 14 semanas no hay actividad encefalográfica y tampoco siente dolor.
La Organización Mundial de la Salud dice que hay 47 mil mujeres que mueren por año por esta causa, donde el amplio porcentaje se da en los países tercermundistas. Los más desarrollados, son las naciones que superaron las necesidades básicas y donde tienen el consenso de que “toda mujer debe tener derecho a interrumpir voluntariamente su embarazo en las primeras 14 semanas de gestación”, política establecida en cuanto a sustento científico y derechos humanos.
Estas naciones cuentan con políticas de salud pública donde además se busca prevenir, proteger, reparar y erradicar las violencias en todas sus formas. Curiosamente en los países que adoptaron el aborto legal, seguro y gratuito; bajó drásticamente la mortalidad de las madres.
En contra de lo que todavía mucha gente cree, las tasas de aborto son más elevadas en aquellos países donde las leyes son más restrictivas y punitivas.
Las tasas de aborto son de 29 por mil mujeres en edad reproductiva en África y 32 por mil en América Latina, regiones en donde el aborto está severamente restringido en casi todos los países. En cambio, la tasa de aborto es de 12 por mil en Europa Occidental, donde existe un amplio acceso tanto al aborto como a la anticoncepción.
Penalizar el aborto no evita su práctica, pero sí provoca un aumento de ingresos hospitalarios por complicaciones y de muertes derivadas de procedimientos clandestinos e inseguros. En América Latina, por ejemplo, el 95% de los abortos se llevan a cabo en condiciones inseguras, con graves consecuencias para la salud de la mujer en términos de morbilidad y mortalidad.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio realizado por investigadores del Instituto Guttmacher y la Organización Mundial de la Salud, publicado en The Lancet. A nivel mundial, el porcentaje de abortos realizados en condiciones de inseguridad sanitaria y jurídica ha aumentado de 44% en 1995 a 49% en 2008 –aunque solo suponen el 6% en el mundo desarrollado–. La OMS estima que las complicaciones derivadas de abortos en condiciones inseguras causan 47.000 muertes anuales y representan un 13% del total de muertes maternas en el mundo.
Las referencias muestran que en los países donde el aborto es legal la cifra de abortos que se hacen no es mayor que la de los países donde es ilegal, es decir, no aumentan por ser legales. La gran diferencia es que en esos países se ha reducido drásticamente la mortalidad materna. Con esto comparto absolutamente el lema: “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto legal para no morir”.
En controversia se maneja que el aborto no es correcto porque sería asesinar una vida, además de los daños psicológicos que conllevan posteriormente. Concuerdo que “La autonomía está primero y es un derecho inviolable” (argumento establecido contra la despenalización del aborto en Colombia). En cuanto a lo psicológico podría ser más simple, en otros estados donde se garantiza la pluralidad, no es el dedo de un tercero el que te juzga, si no un juez, ni se impone un pensamiento donde se las tildan como asesinas y en contra de la vida.
Es tanto el conflicto social que organismos internacionales como el internacionalHuman Rights Watch dio la alerta al Paraguay sobre la prevalencia del abuso sexual contra niñas paraguayas e insta a derogar leyes que criminalizan el aborto.
Si bien es cierto que legalizar el aborto tendría todo un proceso de maduración, hasta ahora nos hemos cruzado de brazos. De la solución que tanto plantean: ¿Se habla de educación sexual en la familia y a nivel escolar? Pues no, continuamos escuchándo el clásico “Mi hijo, de eso no se habla”. Este ‘tabú’ es el silencio de una imposición tácita marcada que pide a gritos un derecho de libertad para que puedan ser dueñas de sus vidas.
El Icefi considera que el Congreso no debe aprobar el dictamen, mientras que la Comisión plantea que son ajustes con justificaciones claras.
La reducción de Q3.3 millardos en el techo de gasto para el próximo año significaría recortes en los programas escolares, de prevención de la mortalidad materna y la desnutrición infantil, que significarán retrocesos para alcanzar los compromisos que el país ha asumido.
Así lo explicó Ricardo Barrientos, economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), al exponer que es mejor “no aprobar el Presupuesto que dictaminó la Comisión de Finanzas” del Congreso, pues los cambios que se hicieron pueden ser perjudiciales.
Sin embargo, el presidente de la Comisión de Finanzas del Congreso, Adim Maldonado, comentó que los recortes en algunos programas se acordaron porque no se tienen los préstamos aprobados para financiar esos gastos. El diputado también ha señalado que se tienen normas de transparencia del gasto.
Según el análisis del Icefi, se hizo un ajuste en el techo global y se aplicaron recortes sin una referencia a resultados o metas y en el caso del Ministerio de Educación (Mineduc) aunque se aumentan Q449.5 millones para cumplir con la Ley de Alimentación Escolar se reducen en Q426.9 millones los recursos para programas desde preprimaria hasta diversificado y extraescolares. Además se tiene un incremento de Q766.1 millones para administración institucional, monto que podría ser utilizado para compromisos salariales del pacto colectivo del Magisterio.
La Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia es otra de las entidades a las que se les aplicó una disminución de Q50 millones, lo que según Barrientos “es ignorar la tragedia que ocurrió en marzo pasado en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción” y profundiza el descuido de los niños institucionalizados.
En el caso de la readecuación en el Ministerio de Salud de acuerdo con Enrique Maldonado, economista sénior del Icefi, se ven afectados los programas de prevención de la mortalidad materna, la desnutrición crónica y la mortalidad infantil y el modelo incluyente de salud. De esta manera se regresa al esquema de equipo e infraestructura, que favorecen el esquema de compras que ha sido cuestionado.
Barrientos lamentó que en el dictamen se incremente el presupuesto del Registro de Información Catastral (RIC) en Q35 millones. El RIC ha sido vinculado en administraciones pasadas a hechos de corrupción.
Además se le hacen recortes al Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda (CIV) por Q1.3 millardos, a la Universidad de San Carlos, Q200 millones, y a la Contraloría General de Cuentas de la Nación, Q30 millones.
Maldonado indicó que en el caso del Mineduc se recortó el financiamiento del préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo que aún está en gestión para el mejoramiento, cobertura y calidad educativa, y que no se pueden cambiar para financiar los programas de alimentación escolar, pues la ley asigna como fuente de financiamiento recursos del Impuesto al Valor Agregado.
El diputado descartó que en el dictamen se incluya una asignación para cubrir el incremento salarial del Magisterio, y explicó que la asignación del Ministerio de Salud se mantiene como la envió el Ejecutivo, con excepción del programa de recuperación de la salud que tenía Q3.6 millardos y en el dictamen se dejó Q2.9 millardos, pero que en la modificación se respetó el diseño del Ministerio.
El Icefi también señaló que existe un grave problema de transparencia al dejar una “pre autorización” para ampliar el Presupuesto del próximo año, para cubrir las obras de arrastre de 2017 que establezcan los Consejos Departamentales de Desarrollo.
Agujero fiscal
De acuerdo con Abelardo Medina, economista sénior del Icefi, este año sin las exoneraciones que aplicó la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) la brecha en los ingresos alcanzaría los Q3 millardos, situación que compromete alcanzar la meta del próximo año. La Comisión de Finanzas mantuvo la meta de Q63 millardos para los ingresos tributarios de 2018 y redujo de Q14.9 millardos a Q12.5 millardos la colocación de Bonos del Tesoro y dejó en Q2.3 millardos los desembolsos de préstamos, es decir Q973 millones menos que lo previsto por el Ministerio de Finanzas. Con ese escenario, “se espera que la recaudación crezca 16 por ciento el próximo año, esa es una situación que nunca se ha dado en la SAT”, dijo Medina.
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Centro América/ Panamá/ 02.01.2020/ Fuente: www.telemetro.com.