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La larga lucha de Egipto contra la mutilación genital

Redacción: Público/20-02-2019

El país árabe es el lugar del mundo con más casos de mutilación genital, pero décadas de esfuerzo por parte de la sociedad civil están logrando disminuir la cifra.

Para Fátima aquella mañana arrancó con el júbilo propio de un día de boda. Buena parte de su extensa familia se había reunido en un pueblo cercano a Tanta, en el norte de Egipto, y el entusiasmo para celebrar aquel evento les inundaba a todos. Ella tenía apenas 10 años, y poderse encontrar con sus ocho primas de más o menos su misma edad no era algo que sucediese a menudo. Pero aquel día la familia de Fátima no las había congregado para celebrar el matrimonio de nadie, aunque eso las pequeñas ya lo sabían. Aquel día se habían dado cita para practicarles la circuncisión genital a todas ellas.

“Nadie en la familia lo estaba ocultando”, explica a Público, a sus 37 años, la joven egipcia, “al contrario, decíamos que íbamos a realizar la operación sin más”.

Una vez en casa de uno de los familiares, llegaron las comadronas. Dos mujeres que Fátima recuerda grandes y fuertes. Una de ellas se ocupaba de retener a las pequeñas para que no se moviesen demasiado, mientras que la otra, armada con una cuchilla de afeitar, se encargaba de proceder con la operación en una cirugía abierta.

“Si la operación la realiza un doctor, puede que solo corte una pequeña parte del órgano”, detalla Fátima refiriéndose al clítoris, pero “la comadrona cree que se trata de una cuestión de limpieza, de higiene, por lo que cortan todo el órgano”. En su caso, la joven aún fue afortunada y no sufrió ninguna complicación durante la operación, en las que no son inusuales fuertes desangramientos, infecciones o complicaciones múltiples.

«Si la operación la realiza un doctor puede que solo corte una pequeña parte del órgano, pero la comadrona cree que se trata de una cuestión de limpieza, de higiene, por lo que cortan todo el órgano»

La mutilación genital femenina (MGF) engloba cualquier procedimiento que lesione o extirpe parcial o totalmente los genitales femeninos externos por motivos no médicos, y existen cuatro tipos según la parte intervenida. En Egipto, donde la práctica se conoce como khitan (circuncisión), los tipos más comunes pasan por la extirpación parcial o total del clítoris, a lo que a veces se suman también de los labios menores de la vulva.

“[En nuestro caso] era una cuestión de tradición”, recuerda Fátima, puesto que “si tenías a una hija que no había sido operada, nadie aceptaría casarse con ella”.

Como en el caso de su familia, la mayoría de circuncisiones femeninas en Egipto, que las practican musulmanes y cristianos, se realizan por motivos de tradición y, en menor medida, religiosos. Aun así, en el fondo de la cuestión se encuentra la percepción del clítoris como origen del deseo y de incontrolables impulsos sexuales.

Según la última encuesta de demografía y salud que se hace eco de la prevalencia de esta práctica, elaborada en 2014, hasta el 92% de las mujeres casadas de entre 15 y 49 años la han sufrido, lo que convierte a Egipto en el país con más casos del mundo.

A pesar de ello, las estadísticas muestran que la frecuencia de la circuncisión entre las nuevas generaciones es cada vez menor, y de acuerdo con la encuesta de 2014, la cifra anterior caía hasta un 61% en las chicas de entre 15 y 17 años. Para las organizaciones trabajando en la materia, este último porcentaje es el que merece mayor atención.

“En comparación con el 75% recogido en la encuesta de 2008, [el 61% actual] significa que las familias egipcias están siendo convencidas de que la mutilación genital femenina es dañina y que las campañas [en contra de la práctica] están teniendo éxito”, interpreta a Público Vivian Fouad, acreditada experta en cuestiones de circuncisión femenina.

«Yo he sufrido mucho por culpa de la operación, por lo que no quiero repetir el mismo error»

Uno de estos casos es precisamente el de Fátima. Madre de una niña, la joven, que se casó a los 17 años, tuvo claro desde el principio que no operaría a su pequeña. “Yo he sufrido mucho por culpa de la operación, por lo que no quiero repetir el mismo error”, justifica la egipcia, claramente ultraconservadora, señalando que también su marido lo rechaza.

Detrás de este progreso se encuentran las organizaciones de la sociedad civil que durante décadas han luchado por poner fin a esta práctica, y en la vanguardia de este frente se sitúa el Grupo de Trabajo Nacional contra la MGF, una red establecida en 1994 que aglutina a 14 organizaciones en representación de más de 120 ONG.

Entre los grandes logros del Grupo de Trabajo figuran el hecho de haber colocado el asunto en la agenda política y social, y así, conseguir que se abra el debate y que Egipto empiece a legislar al respecto y sus grandes instituciones religiosas a tomar posiciones.

“El salto de la sociedad civil al Estado fue un cambio muy importante porque se concedió a la mutilación genital un mayor alcance”, señala Fouad, hasta hace poco portavoz del programa de MGF del Consejo Nacional de Población egipcio. “Si esta cuestión fuera solo debatida entre círculos de activistas o incluso de gobierno tampoco sería un éxito; el éxito es que se discute entre gente ordinaria”.

En este sentido, el Parlamento egipcio acuñó en 2008 su principal ley contra esta práctica, que, tras ser enmendada en 2016, define la circuncisión y criminaliza su desempeño y la petición de realizarla. Asimismo, las más importantes instituciones religiosas del país, como la mezquita Al Azhar, el centro de la investigación jurídica islámica (Dar Al-Iftaa) y la Iglesia ortodoxa, se han posicionado en contra, negándole legitimidad religiosa.

A pesar de ello, los retos con los que se enfrenta la sociedad civil para acabar con esta práctica siguen siendo importantes. En esta línea, denuncian que la ley aún tiene lagunas y que los discursos extremistas de círculos islamistas también desafían su narrativa.

Otro reto mayúsculo con el que deben lidiar es el proceso de medicalización que la circuncisión ha experimentado en los últimos años. Hoy en día, el 82% de las operaciones las realiza personal médico, y el 72% son doctores, lo que aporta una apariencia de condición médica a una práctica que no lo es.

“Ahora trabajamos desde la idea de que el cuerpo de la mujer es suyo y que tenemos que dejarlas decidir” cuenta a Público la ginecóloga Randa Fakhr, directora ejecutiva de la Fundación Nueva Mujer y líder de la Coalición de ONG contra la MGF, que añade: “no hablamos de las vertientes físicas y sexuales ni de las complicaciones [de la operación], sino que nos centramos en la perspectiva de los derechos humanos.”

«La mutilación genital forma parte del sistema de control patriarcal sobre la mujer, y eso es muy difícil de erradicar, ya que busca controlar el cuerpo de la mujer y su sexualidad desde el día que nacen»

“La mutilación genital forma parte del sistema de control patriarcal sobre la mujer, y eso es muy difícil de erradicar, [ya que] busca controlar el cuerpo de la mujer y su sexualidad desde el día que nacen”, reflexiona a Públicouna experta en cuestiones de género en condición de anonimato.

Por otro lado, las estadísticas exponen que las mujeres que viven en zonas rurales, con un nivel educativo bajo y unos padres con pocos estudios tienen unas posibilidades notablemente más elevadas de ser circuncidadas, lo que para algunos debería conducir al gobierno a abrir su margen de acción. “Estas diferencias son muy importantes”, destaca Fouad, por lo que “debemos vincular la cuestión de la mutilación genital con toda la cuestión del desarrollo humano.”

Para Fátima, otros de los canales por los que se debería seguir apostando a la hora de concienciar a los egipcios son los medios de comunicación, así como las instituciones religiosas. “Cuando los medios hablan sobre algún tema y luego la religión lo aprueba, este pasa a ser completamente aceptado”.

Casi 27 años después de su operación, la joven egipcia refuta con contundencia una práctica que considera “estúpida”. “Nos decían que si no nos circuncidaban tendríamos problemas y acabaríamos yendo por el mal camino”, achaca. “Mi hija acaba de cumplir 16 años y es una chica fuerte. Nada de aquello era verdad, todo salió mal y solo acabó afectándonos a nosotras”.

Fuente: https://www.publico.es/internacional/mutilacion-genital-larga-lucha-egipto-circuncision-femenina.html

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Francia: La mujer que encarcela a quienes mutilan los genitales de las niñas

Entrevista/Francia/07 Febrero 2019/Fuente: El país

Mientras que en Europa los casos de ablación condenados en los tribunales son muy pocos, Francia ha tenido más de 40. El mérito es de la abogada Linda Weil-Curiel

Hawa Gréou era la maman (madre) más famosa de toda Île-de-France. Cientos de familias malienses, senegalesas, guineanas y marfileñas llamaban a la puerta de su piso de París pidiendo a la matrona de Mali que «preparase» a sus hijas con el rito que, para algunas etnias africanas, constituye el sello necesario de la pureza femenina: la mutilación genital. Hawa era hábil y rápida. Con su cuchillo, ninguna niña moría de hemorragia.

Un día, su vecina la denunció por alteración del orden público. Los gritos que se escapaban a través de su puerta eran estremecedores, pero no ocurrió nada. Para que fuese detenida fue necesario el valor de una de sus víctimas, una joven que quiso salvar a sus hermanas pequeñas del rito de sangre y explicó a un fiscal los horrores que sucedían en aquel lugar. Hizo falta la testarudez de una abogada para condenar a la maman a ocho años de cárcel, en un juicio histórico que sacudió Francia y abrió los ojos definitivamente a las ablaciones clandestinas. Este año se cumple el vigésimo aniversario de aquel proceso.

La letrada de la causa es Linda Weil-Curiel, presidenta de la Asociación Cams(Comisión para la Abolición de las Mutilaciones Sexuales), que desde la década de los ochenta ha defendido a las víctimas en otros 40 procesos y ha logrado condenar a más de 100 personas entre mutiladoras y padres de niñas mutiladas. Aunque Francia es el único de los países europeos con una fuerte presencia de inmigrantes africanos que no dispone de una ley específica contra la mutilación genital femenina, registra el mayor número de condenas en estos casos. En Italia, a partir de la promulgación de la ley de 2006, se ha dictado solo una; en España y en Suecia, dos; en Reino Unido se ha emitido una única sentencia de condena hace unos días, a pesar de que la ley existe desde 1985.

«Los Parlamentos de media Europa me invitan para que explique por qué en Francia funciona la justicia contra la ablación y en otros países no», dice sonriendo Weil-Curiel en su despacho de Saint-Germain-des-Prés, en pleno centro de París, «y siempre insisto en que una norma específica es inútil y, además, un error. Basta con el Código Penal, que en cualquier Estado castiga las lesiones permanentes. Además, una ley específica abre la puerta al relativismo cultural al clasificar las mutilaciones sexuales entre africanos como tradición y no simple y llanamente como un delito».

P: Según los datos del Ministerio de Sanidad de su país, entre 2007 y 2015 el número de mujeres residentes en Francia que han sido mutiladas ha pasado de 61.000 a 53.000. ¿Cree que hay que atribuir el mérito a su línea dura?

R: En parte sí. Sin duda, la sensibilización de las comunidades de inmigrantes es fundamental, pero también tienen que ser conscientes de que si mutilan a las niñas irán a la cárcel.

P: ¿Cómo empezó a apasionarse por este tema?

R: En 1982, una amiga feminista (Annie Sugier, cofundadora con Simone de Beauvoir de la Liga Internacional por los Derechos de las Mujeres) me trajo un artículo de un periódico que informaba de que un padre había mutilado a una niña de tres meses y que esta se había salvado por poco de la muerte. La niña se llamaba Bintou. Con mi asociación, me personé como actor civil en el proceso, y allí empezó mi primera batalla, consistente en que estos casos no se siguiesen dirimiendo en los tribunales ordinarios, sino en los órganos judiciales de máximo rango, es decir, en las Salas de lo Penal de los Tribunales Superiores de Justicia.

Los jueces, por su parte, le quitaban importancia, aduciendo que eran inmigrantes, personas que no hablaban francés, y que eran sus tradiciones. Yo les respondía preguntándoles si no pondrían el grito en el cielo si le amputasen los genitales a una niña blanca francesa, y clamando que la ley es igual para todas las personas que viven en Francia. Así fue como conseguimos que el delito se juzgase en el Tribunal de lo Penal. Luego, cuando muchas familias empezaron a mutilar a sus hijas llevándolas a sus países de origen para eludir la justicia francesa, conseguimos ampliar el Artículo 222 del Código Penal a las ablaciones llevadas a cabo en el extranjero por ciudadanos franceses o residentes en Francia. No obstante, los casos resultaron más complejos.

P: ¿Por qué?

R: Los padres no revelaban los nombres de las mujeres que practicaban la ablación. En el seno de las comunidades africanas, las protegen. Las madres contaban que, en el autobús, una mujer las vio con su bebé en brazos, les preguntó si ya la habían operado y las invitó a su casa, pero que no saben cómo se llama. Cuentan historias inverosímiles.

P: Hasta que, en 1999, estalló el caso Gréou…

R: Una investigación que duró 18 meses y un gran juicio de 15 días. Después de que la chica presentase la denuncia, la policía puso bajo vigilancia la casa de Hawa Gréou, pero ella había tomado precauciones y practicaba las escisiones en otro sitio. Hasta que le intervinieron el teléfono, la verdad no salió a la luz. Gréou organizaba sesiones de mutilación en masa, normalmente en época de vacaciones, cuando había menos gente que lo pudiese oír. Se interrogó a todas las personas que aparecían en su agenda.

El fiscal pidió siete años de cárcel, y yo ocho. Gané yo.

P: Cuando Gréou salió de la cárcel, se hicieron amigas y escribieron conjuntamente el libro Exciseuse [mutiladora] (editorial City). ¿Cómo fue posible esta colaboración entre culpable y acusadora?

R: Durante el juicio, tuve siempre a Hawa enfrente de mí, y pude darme cuenta de su inteligencia. Me enteré de que el oficio de mutiladora se lo había impuesto su abuela. Las mujeres de su familia lo practicaban desde hacía generaciones y era un papel de prestigio en la comunidad porque daba dinero, telas valiosas, jabón… Hawa no tenía opción. Salió antes de la cárcel por buena conducta y me llamó por teléfono diciéndome: «Soy maman«. Estaba sola, su marido había tomado otras mujeres y quería mandarla a Mali. Ella iba de un lado a otro con un carrito de la compra lleno de ropa porque las otras mujeres le robaban todo, y con el carrito a cuestas, en zapatillas y cubierta con el velo vino a verme. Yo era la única persona con la que podía hablar francamente porque sabía que la entendía. Así nos fuimos acercando. Incluso llevé a su marido ante los tribunales y lo obligué a pagarle una pensión alimenticia.

P: Háblenos del último caso que ha llevado.

R: Actualmente tengo dos casos abiertos, pero el último fue el año pasado. Un caso muy triste. A la chica, nacida en Francia, le practicaron la ablación durante unas vacaciones en Guinea, y luego los padres la obligaron a casarse con un hombre mucho mayor que ella. Ella no quería y sus padres le pegaron brutalmente. La chica puso una denuncia, pero los jueces decidieron actuar solo por las palizas y no por la mutilación, y mi apelación fue rechazada por un defecto de forma. La chica me decía que ella era francesa y que no tenían derecho a hacerle eso. Francia no le ha hecho justicia.

P: ¿Por qué en otros países europeos que incluso han adoptado leyes específicas contra la mutilación genital femenina es tan difícil que se dicte una condena?

R: Es más eficaz seguir el Código Penal que crear normas nuevas que siempre resultan difíciles de aplicar. No hace falta una ley especial para establecer que cortar una oreja o una mano es un delito. ¿Por qué no debería pasar lo mismo con los genitales? En Reino Unido, por ejemplo, hay nada menos que tres leyes contra la mutilación genital femenina, la primera de 1985, pero están llenas de puntos débiles, como el hecho de que una asociación no pueda intervenir como actor civil. En Estados Unidos también es difícil aplicar la legislación federal, como ha demostrado el caso reciente de una clínica de Detroit donde una secta india practicaba ablaciones. El juez del Estado de Michigan rechazó la ley federal sobre la mutilación genital en nombre de la libertad religiosa y de otros argumentos que han puesto de manifiesto la fragilidad de la norma.

P: Se calcula que en Europa hay 500.000 mujeres inmigrantes que han sido sometidas a mutilación genital. Aparte de la vía judicial, ¿qué otras acciones piensa que son útiles para erradicar esta práctica?

R: Los pediatras tienen que controlar los genitales de las niñas que provienen de países en los que la ablación es una tradición, sobre todo cuando acaban de estar allí de vacaciones, e informar de la mutilación a los servicios sociales. Después hay que transferirles a estos la gestión de los subsidios estatales que recibe la familia. En Francia, un centro de protección a la infancia ha aplicado esta medida con buenos resultados. Las niñas tienen derecho a un desarrollo normal. La ley nos otorga los medios para protegerlas y no debemos tener miedo de utilizarlos.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/02/04/planeta_futuro/1549285616_641917.html

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Desciende drásticamente la tasa de mutilación genital de niñas en África

Por: Sinc

La prevalencia de mutilación genital de niñas de hasta 14 años se ha reducido considerablemente en la mayoría de las regiones africanas. Sin embargo, en países como Yemen e Irak esta práctica sigue realizándose e incluso ha aumentado, según un estudio observacional que abarca casi tres décadas.

La revista BMJ Global Health publica hoy un estudio que apunta a un gran descenso de las prácticas de mutilación genital femenina (MGF) en la mayoría de los países africanos. El trabajo, liderado por Kandala Ngianga-Bakwin, un experto en bioestadística en la Universidad de Northumbria (Reino Unido), desvela también que las tasas de reducción varían ampliamente según el país.

La práctica se ha reducido en la mayoría de los países africanos, pero ha aumentado en Irak y en Yemen

El equipo ha basado sus hallazgos en un análisis de los datos de la Encuesta de Salud Demográfica y la Encuesta de  Indicadores Múltiples desde 1990 hasta 2017 en 29 países de África y en dos países de Asia occidental: Irak y Yemen. Los sondeos incluyeron datos de 208.195 niñas hasta los 14 años para un análisis de tendencias en el tiempo.

Los resultados mostraron que el descenso de esta práctica fue más pronunciado en África oriental, seguido de África del norte y occidental.

En concreto, la prevalencia disminuyó del 71,4% en 1995 al 8% en 2016 en África oriental; desde poco menos del 58% en 1990 a poco más del 14% en 2015 en el norte de África; y del 73,6%  en 1996 al 25,4% en 2017 en África occidental.

Sin embargo, el estudio advierte que la práctica de MGF en Asia occidental –en países como Irak y Yemen– aumentó en un 1% en 1997 y en casi el 16% en 2013.

“Si bien estas tendencias apuntan al éxito general de las iniciativas nacionales e internacionales para reducir la práctica en las últimas tres décadas, todavía hay motivos de preocupación importantes”, señala Ngianga-Bakwin.

Factores de riesgo

«Los factores de riesgo aún prevalecen, lo que aumenta la probabilidad de una tendencia inversa en algunos países», agrega. «Estos factores incluyen la pobreza, la falta de educación, la cultura de género y la percepción de que la MGF es beneficiosa para el ‘mercado’ matrimonial».

Los autores aclaran que se trata de un estudio observacional y que, como tal, “no se pueden extraer conclusiones firmes acerca de sus hallazgos, a lo que se suma que la información de las encuestas está basada en contribuciones personales, a menudo afectadas por el analfabetismo, la pobreza y las sensibilidades culturales”.

Más de tres millones de niñas en África corren riesgo cada año de ser sometidas a mutilación genital

Sin embargo, el equipo recalca que el análisis ha incluido muchos países y que se han utilizado métodos de muestreo sólidos para las encuestas. La conclusión principal es que más de tres millones de niñas en Áfricacorren riesgo cada año de ser sometidas a MGF.

Además, añaden los investigadores, la práctica no se limita a África y Oriente Medio, sino que también ocurre en India, Indonesia, Israel, Malasia, Tailandia, algunos países europeos, así como en Norteamérica del Sudamérica.

«Si el objetivo es garantizar que se elimine esta práctica, se necesitan con urgencia más esfuerzos e intervenciones y planificación. Esto significa: legislación, defensa, educación, comunicación y forjar asociaciones con líderes religiosos, comunitarios y trabajadores de la salud”, concluyen los autores.

Referencia bibliográfica:

Kandala Ngianga-Bakwin et al. “Secular trends in the prevalence of female genital mutilation/cutting among girls: a systematic analysis”. BMJ Global Health (noviembre, 2018). 

Fuente: https://www.agenciasinc.es/Noticias/Desciende-drasticamente-la-tasa-de-mutilacion-genital-de-ninas-en-Africa

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A pesar de que cifras de Yemen e Irak continúan en aumento, disminuye el número de niñas sometidas a mutilación genital en África

Redacción: El Espectador

Tras analizar datos de dos grandes encuestas aplicadas en 29 países de África y en dos países de Asia occidental, investigadores ingleses revelaron la tendencia de esta práctica en los últimos 27 años. El resultado fue una reducción considerable en la mayoría de la región.

La revista BMJ Global Health publica un estudio que apunta a un gran descenso de las prácticas de mutilación genital femenina (MGF) en la mayoría de los países africanos. El trabajo, liderado por Kandala Ngianga-Bakwin, un experto en bioestadística en la Universidad de Northumbria (Reino Unido), desvela también que las tasas de reducción varían ampliamente según el país. (Lea: Indígenas Embera-Chamí se comprometen a abolir la mutilación genital de sus niñas)

El equipo ha basado sus hallazgos en un análisis de los datos de la Encuesta de Salud Demográfica y la Encuesta de  Indicadores Múltiples desde 1990 hasta 2017 en 29 países de África y en dos países de Asia occidental: Irak y Yemen. Los sondeos incluyeron datos de 208.195 niñas hasta los 14 años para un análisis de tendencias en el tiempo.

La práctica se ha reducido en la mayoría de los países africanos, pero ha aumentado en Irak y en Yemen.

Los resultados mostraron que el descenso de esta práctica fue más pronunciado en África oriental, seguido de África del norte y occidental. En concreto, la prevalencia disminuyó del 71,4% en 1995 al 8% en 2016 en África oriental; desde poco menos del 58% en 1990 a poco más del 14% en 2015 en el norte de África; y del 73,6%  en 1996 al 25,4% en 2017 en África occidental.

Sin embargo, el estudio advierte que la práctica de MGF en Asia occidental –en países como Irak y Yemen– aumentó en un 1% en 1997 y en casi el 16% en 2013. “Si bien estas tendencias apuntan al éxito general de las iniciativas nacionales e internacionales para reducir la práctica en las últimas tres décadas, todavía hay motivos de preocupación importantes”, señala Ngianga-Bakwin.

Factores de riesgo

«Los factores de riesgo aún prevalecen, lo que aumenta la probabilidad de una tendencia inversa en algunos países», agrega. «Estos factores incluyen la pobreza, la falta de educación, la cultura de género y la percepción de que la MGF es beneficiosa para el ‘mercado’ matrimonial».

Los autores aclaran que se trata de un estudio observacional y que, como tal, “no se pueden extraer conclusiones firmes acerca de sus hallazgos, a lo que se suma que la información de las encuestas está basada en contribuciones personales, a menudo afectadas por el analfabetismo, la pobreza y las sensibilidades culturales”.

Más de tres millones de niñas en África corren riesgo cada año de ser sometidas a mutilación genital

Sin embargo, el equipo recalca que el análisis ha incluido muchos países y que se han utilizado métodos de muestreo sólidos para las encuestas. La conclusión principal es que más de tres millones de niñas en África corren riesgo cada año de ser sometidas a MGF. Además, añaden los investigadores, la práctica no se limita a África y Oriente Medio, sino que también ocurre en India, Indonesia, Israel, Malasia, Tailandia, algunos países europeos, así como en Norteamérica del Sudamérica.

«Si el objetivo es garantizar que se elimine esta práctica, se necesitan con urgencia más esfuerzos e intervenciones y planificación. Esto significa: legislación, defensa, educación, comunicación y forjar asociaciones con líderes religiosos, comunitarios y trabajadores de la salud”, concluyen los autores.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/salud/disminuye-el-numero-de-ninas-sometidas-mutilacion-genital-en-africa-articulo-822485

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La lucha contra la mutilación genital femenina en Tanzania: de los mapas a las abuelas conversas

Tanzania/21 de Abril de 2018/Público

Aunque fue legalmente prohibida en 1998, hay amplias zonas del país, especialmente en las tierras masái que se extienden hasta Kenia, donde la ley tiene poco que decir.

Aunque la ley y el Gobierno se empeñen en decir lo contrario, en Mugumu, una de esas aldeas que rodean el parque nacional del Serengeti, la mutilación genital femenina (FGM) sigue siendo una hemorragia generacional. No hay cifras oficiales, pero en la comunidad masái todavía son mayoría las jóvenes que son sometidas a esta práctica antes de contraer matrimonio. Lo que sí es seguro es que hay 250 menos de las que podría haber habido.

“En tres meses hemos rescatado alrededor de 250 mujeres”, asegura en conversación telefónica Janet Chapman, una de las responsables de la casa de acogida instalada en el pueblo desde 2014. A esta modesta construcción pensada inicialmente para 40 mujeres pero por la que el último año pasaron más de un centenar llegan cada pocos días chicas de toda la región “desesperadas” y “aterrorizadas” ante la mutilación.

Aunque fue legalmente prohibida en 1998, hay amplias zonas del país, especialmente en las tierras masái que se extienden hasta Kenia, donde la ley tiene poco que decir. “A nivel local la ley todavía necesita ser implementada”, asegura Jean-Paul Murunga, uno de los responsables de proyectos de la ONG Equality Now, que trabaja para erradicar la FGM en la zona. En las llanuras del Serengeti la tradición sigue mandando, y la tradición dice que las niñas tienen que ser cortadas antes de convertirse en mujeres.

Martha Daub tenía 14 años cuando fue sometida a este ritual. En aquel momento ni siquiera se lo cuestionó. Era lo que le tocaba a todas las chicas de su edad en la región del Kilimanjaro. “Por aquel entonces era obligatorio hacer el corte a todas las niñas antes del matrimonio y yo incluso me alegré de que me lo hicieran porque me quería casar. En nuestra cultura creen que si la mujer no es mutilada no encontrará marido”.

“No quería que dijesen que era una cobarde”

Aunque los dolores se prolongaron por más de un mes y pasó tres sin salir de casa, Martha no se quejó en ningún momento. “No quería que dijesen que era una cobarde”, relata en el testimonio recogido por Equality Now. Años después, cuando apenas contaba con 30 años, las ancianas de la comunidad le ofrecieron ser ella una de las mujeres que llevaba a cabo las mutilaciones. “Entonces lo vi como un gran honor”. Hacerlo le reportaba estatus y 30.000 chelines tanzanos, algo más de 10,7 euros, pero mucho dinero en un país donde el 70% de la población continúa viviendo con menos de dos dólares al día. 

 Martha utilizaba este utensilio para verter leche sobre las chicas tras completar la mutilación (Equality NowTara Carey)

“Es difícil saber a cuantas chicas mutilé en total”, reconoce. Hoy que tiene 59, ya es abuela y trabaja para que no haya ni una más. Acude a la escuelas y a las comunidades para explicarles los riesgos y consecuencias que supone la FGM. “Les digo a las estudiantes que se resistan a ser mutiladas. Les hablo de los problemas que trae al dar a luz, de que pueden sangrar tanto que pueden morir o perder el bebé. También se lo digo a mis hijos: ¡no mutiléis a vuestras hijas”. Aunque la han amenazado por ello, Martha no se aparta de su camino. Ella es una de las abuelas conversas que predican contra la ablación. “Conozco los efectos de la FGM y no puedo dejar de luchar”.

Se estima que alrededor de 7,9 millones de mujeres han sido mutiladas en Tanzania, aunque la prevalencia ha ido bajando desde el 18% de 1996 al 15% recogido en el último informe de Unicef de 2013 en el que se concluye que las niñas tanzanas de entre 15 y 19 años tienen tres veces menos posibilidades de sufrir la FGM que las mujeres de entre 45 y 49.

“La ley ha ayudado a reducir el número de mutilaciones porque la gente tiene miedo de ser arrestada”

“La ley ha ayudado a reducir el número de mutilaciones porque la gente tiene miedo de ser arrestada”, señala Martha quien, junto a otras voluntarias de la Network Against Female Genital Mutilation (NAFGEM), sostiene una plataforma social para denunciar a quien continúa realizando ablaciones y ayudar a las jóvenes que huyen de sus casas ante el temor a ser mutiladas.

El apoyo comunitario se ha revelado como la herramienta más efectiva contra la FGM en esta región de Tanzania. Por eso, además de la casa de acogida, en Mugumu han puesto en marcha el proyecto Crowd2Map, una iniciativa para llenar los infinitos huecos blancos de la cartografía local. “Tener mapas permite a los activistas saber donde está chicas, especialmente durante la temporada de ablaciones”, señala Chapman. Hace unos meses, relata, recibimos un aviso de que una chica iba a ser mutilada, “si no tuviéramos el mapa llegar a la aldea es muy difícil”.

Rhobi es una de las voluntarias en el proyecto para cartografíar en el norte de Tanzania (Crowd2map)

Rhobi es una de las voluntarias en el proyecto para cartografíar en el norte de Tanzania. Crowd2map

En apenas dos años han conseguido cartografía más de 70.000 metros cuadrados, 1,8 millones de edificios, 105.000 carreteras, 649 asentamientos, 1.240 escuelas y 348 hospitales. Más de 2.000 voluntarios de todo el mundo participan en el proyecto, más de 200 en el propio norte de Tanzania. Sirviéndose de software libre, los voluntarios internacionales van creando un ‘mapa base’ con los accidentes más relevantes, como ríos o montañas, que después los colegas locales van completando.

“En las áreas rurales no es fácil encontrar gente con teléfonos y los que lo suelen tener son sobre todo hombres. Nosotros”, prosigue Chapman, “queremos involucrar a las mujeres. Es la manera de empoderarlas. La idea es combatir los matrimonios infantiles y la ablación, pero también de empujar el desarrollo de las mujeres en estas comunidades”.

Gracias al apoyo de la Humanitarian OpenStreetMap y de algunas otras entidades internacionales han conseguido 60 teléfonos para repartir entre las voluntarias locales. Aunque en muchas zonas no hay electricidad y el transporte es a menudo un problema adicional, han conseguido cubrir ya el equivalente al 6% del territorio rural de Tanzania. El reto es ir más allá, “hasta cartografía toda Tanzania”, asegura Chapman. Si lo consiguen, el fin de la FGM estará un paso más cerca.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/lucha-mutilacion-genital-femenina-tanzania-mapas-abuelas-conversas.html

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¡No más violencia en contra de la mujer!

Por: EducaBolivia

En este encuentro también se denunciaron temas sobre violencia hacia la mujer relacionadas con la tortura y abusos sufridos por haber sido prisioneras políticas.

Fue República Dominicana la que trabajo la idea ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y este planteamiento tuvo el apoyo de 60 gobiernos. El movimiento internacional empujo a que se plasme un documento que tenga como objetivo el que gobiernos y población acaben  con la Violencia de Genero no sólo en Latinoamérica y el Caribe sino en el mundo.
Entendiendo el concepto: violencia contra la mujer
Los medios de comunicación, en especial hoy en día, difunden esta frase casi de forma cotidiana. Pero qué debemos entender como “violencia contra la mujer”. La respuesta es concreta: se la entiende como todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer.
No se considera como violencia contra la mujer al hecho concreto como tal; el sólo hecho de amenazar ya se debe considerar un hecho violento. La coacción o la privación de libertad, junto a la violencia domestica son ejemplos muy negativos de este tipo de violencia en contra de la mujer. Otros delitos a considerar son los cometidos por cuestiones de honor, los crímenes pasionales y la trata de mujeres y niñas.
A lo anterior debemos mencionar como algo muy negativo a la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y el infanticidio de niñas, los ataques con ácido y por supuesto toda violencia relacionada con la explotación sexual y económica.
Una mujer tiene que estar informada si está viviendo una situación de violencia
En un momento crítico es sencillo saberlo, pero difícil aceptarlo. Toda mujer debe saber que cuando lesionan su integridad física, emocional y sexual ya está, lamentablemente, en una situación de violencia.
Si ya se dan manifestaciones agresivas como: empujones, jalones de cabello, pellizcos, etc. ya se está en situación de violencia.
El hecho de escuchar  descalificaciones como por ejemplo “estas gorda”, “esta comida no sirve”; además los gritos, las amenazas y humillaciones también son formas de violencia.
¿Puede llegar a justificarse la violencia?
Nada pero absolutamente nada justifica la violencia. No existe ninguna conducta de la mujer que justifique ejercer violencia en contra de ellas. Queda claro que la violencia es de plena responsabilidad de quien la ejerce.
Muchos argumentan actos violentos contra la mujer a causa del consumo de alcohol y drogas. Definitivamente no es justificativo, sólo se puede concluir que su consumo contribuye en gran manera a que esta violencia aparezca o se incremente.
El lugar del hombre es la calle y el de la mujer la casa
En otras ocasiones argüimos que la sociedad y la cultura nos empujan a realizar y a aceptar acciones machistas. El ser humano acepta frases tales como que el hombre debe ser siempre el fuerte, el que controla, y el que provee. Por el contrario la mujer es vista como la débil, la dominada y es sólo un ser reproductor.
El ser humano, hombre o mujer, no es de ningún lugar. Todas y todos podemos realizar en mayor o menor medida las mismas actividades con iguales responsabilidades.
Si eres víctima de violencia, ¿qué puedes hacer?
Lo primera acción por realizar es romper el silencio y recurrir a alguna persona y contarle la situación por la que pasas. En caso de emergencia hay que acudir inmediatamente a la policía, o a un centro hospitalario, o a una amistad conocida de mucha confianza.
Si tu situación de violencia en tu hogar lo amerita, debes considerar un plan de seguridad. Considera vías de escape, teléfonos de emergencia memorizados y lugares a donde recurrir.
En nuestro país tienes instrumentos que te amparan 
Bolivia ha promulgado la “Ley contra la Violencia en la Familia y/o doméstica” el año 1995. Esta norma establece políticas ordenando sanciones contra los agresores y promueve medidas protectoras en favor de la mujer en ámbitos físico, moral y sexual.
La realidad de hoy en día es un tanto triste ya que faltan acciones y políticas que lleven a la práctica esta Ley que protege a la mujer boliviana respecto de cualquier acto de violencia en su contra.
Los centros de denuncia en nuestro país son varias: Brigadas de Protección a la Familia, Servicios Legales Integrales Municipales (SLIMS), Policía Nacional, Defensoría de la Niñez y Adolescencia o el Ministerio Público.

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Materiales publicados por el Ministerio de Educación:
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Más de 18.000 niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital en España

Por: Jessica Mouzo Quintáns

Un tercio de las menores residen en Cataluña, según un estudio de la Fundación Wassu-UAB.

Unas 18.400 niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital femenina (MGF) en España. Son menores de 14 años residentes en territorio español pero originarias de países donde esta práctica está arraigada. La Fundación Wassu UAB, una organización científica que actúa para promover el abandono de la mutilación genital, publicó ayer una actualización del Mapa de la MGF en España con datos de 2016 y constató que el número de niñas en riesgo ha crecido un 63,85% entre 2008 y 2016, aunque ha bajado ligeramente con respecto al mapa de 2012. La organización alerta de la necesidad de aplicar estrategias preventivas y formar a los profesionales de la salud para concienciar a las familias de que abandonen esta práctica, con importantes consecuencias para la salud.

Según el estudio de Wassu UAB, en España hay cerca de 70.000 mujeres que proceden de países donde se practica la mutilación genital femenina. Se trata de un 5,2% más que en 2012. Esta práctica está extendida por 28 países del África subsahariana, Oriente Próximo y Asia. Según Unicef, 200 millones de mujeres en el mundo han sido mutiladas y tres millones de niñas están en riesgo de ser sometidas a esta intervención, considerada en muchas culturas como un ritual de pureza e iniciación a la vida adulta.

TIPOS DE MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación genital femenina (MGF) son todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos. La OMS diferencia cuatro tipos:

Tipo I (Clitoridectomía).Eliminación del prepucio del clítoris, con o sin amputación parcial o total del clítoris. En el mundo islámico se equipara a la circuncisión masculina.

Tipo II (Escisión). Resercción parcial o total del clítoris y los labios menores y, a veces, también los mayores.

Tipo III (Infibulación). Ablación del clitoris, labios menores y mayores, con sutura o estrechamiento de los lados de la vulva. Es la intervención más agresiva anatómicamente.

Tipo IV. La OMS recoge aquí todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, desde piercing, cauterizaciones, raspados, etc.

Cataluña es la comunidad donde residen más niñas en riesgo: 6.295, el 34% del total de España. Esta cifra, no obstante, es inferior a la registrada en 2012 (6.699). Madrid ocupa el segundo lugar con 2.128 menores y Andalucía, con 1.741, está en tercer lugar. La mayoría de estas menores proceden de Nigeria, Senegal, Gambia y Malí.

Entre 2012 y 2016, el número de menores en riesgo dentro del territorio español se ha reducido ligeramente (0,35%). Pero este dato no necesariamente es una buena noticia, apuntan desde Wassu UAB. Adriana Kaplan, artífice del mapa y directora de la fundación, sostiene que la crisis económica ha derivado en que “vengan menos mujeres por reagrupación familiar, por lo que la tasa de fecundidad, baja”. Además, agrega, se ha perdido información de muchas niñas que, aunque sus padres sean originarios de alguno de los países donde se practica la MGF, ellas ya han nacido en España. Como el estudio se ha hecho a partir del padrón municipal, si las menores nacen en España, no se puede saber el origen familiar con este registro.

Pero la investigadora advierte de que hay otro elemento a tener en cuenta: “Nos consta que hay muchas niñas que han regresado a su país”. Solo en Cataluña, detalla Kaplan, han retornado a su país de origen unas 400 menores gambianas. La investigadora lo achaca, en buena medida, a la acción “coercitiva y punitiva” de los Mossos d’Esquadra.

Mal uso del protocolo

Pese a que Cataluña cuenta con un protocolo de atención y prevención de la MGF, la investigadora alerta de que “no se está aplicando bien”. El documento prioriza una formación y seguimiento de los profesionales de la salud para abordar las situaciones en riesgo y, en último caso, si fallan todas las otras medidas preventivas, la intervención policial. Sin embargo, agrega, los mossosestán actuando como primer eslabón de la cadena. “Retiran pasaportes antes de viajar, hacen actuaciones punitivas… Sospechamos que las niñas han sido enviadas a África de nuevo para evitar la retirada del pasaporte”, apunta. Según la fundación, se han realizado 357 intervenciones policiales preventivas (retirada de pasaportes antes de un viaje a sus países de origen) en Cataluña desde 2008. En el resto de España, dice Kaplan, ninguna. “No hay voluntad política. Hay una voluntad represora y se están cometiendo delitos uniformados”, denuncia.

Wassu UAB dispone de un observatorio transnacional a medio camino entre Barcelona y Gambia (donde la prevalencia de la mutilación es del 76%) y ha desarrollado una metodología para abordar la lucha contra esta práctica en los países de origen a través de la llamada “cascada de conocimiento”, haciendo llegar la evidencia científica a todos los estratos sociales, desde gobernantes hasta parteras tradicionales y líderes culturales. “Hicimos estudios en los que demostramos que esta práctica tiene consecuencias para la salud a corto plazo (infecciones, sangrados) y a largo plazo, en cuanto a morbilidad y mortalidad maternoinfantil. Las mujeres mutiladas tienen cuatro veces más posibilidades de sufrir complicaciones en el parto”, avisa Kaplan.

Fuente: https://elpais.com/ccaa/2017/11/22/catalunya/1511359078_457060.html

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