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Francia: La mujer que encarcela a quienes mutilan los genitales de las niñas

Entrevista/Francia/07 Febrero 2019/Fuente: El país

Mientras que en Europa los casos de ablación condenados en los tribunales son muy pocos, Francia ha tenido más de 40. El mérito es de la abogada Linda Weil-Curiel

Hawa Gréou era la maman (madre) más famosa de toda Île-de-France. Cientos de familias malienses, senegalesas, guineanas y marfileñas llamaban a la puerta de su piso de París pidiendo a la matrona de Mali que «preparase» a sus hijas con el rito que, para algunas etnias africanas, constituye el sello necesario de la pureza femenina: la mutilación genital. Hawa era hábil y rápida. Con su cuchillo, ninguna niña moría de hemorragia.

Un día, su vecina la denunció por alteración del orden público. Los gritos que se escapaban a través de su puerta eran estremecedores, pero no ocurrió nada. Para que fuese detenida fue necesario el valor de una de sus víctimas, una joven que quiso salvar a sus hermanas pequeñas del rito de sangre y explicó a un fiscal los horrores que sucedían en aquel lugar. Hizo falta la testarudez de una abogada para condenar a la maman a ocho años de cárcel, en un juicio histórico que sacudió Francia y abrió los ojos definitivamente a las ablaciones clandestinas. Este año se cumple el vigésimo aniversario de aquel proceso.

La letrada de la causa es Linda Weil-Curiel, presidenta de la Asociación Cams(Comisión para la Abolición de las Mutilaciones Sexuales), que desde la década de los ochenta ha defendido a las víctimas en otros 40 procesos y ha logrado condenar a más de 100 personas entre mutiladoras y padres de niñas mutiladas. Aunque Francia es el único de los países europeos con una fuerte presencia de inmigrantes africanos que no dispone de una ley específica contra la mutilación genital femenina, registra el mayor número de condenas en estos casos. En Italia, a partir de la promulgación de la ley de 2006, se ha dictado solo una; en España y en Suecia, dos; en Reino Unido se ha emitido una única sentencia de condena hace unos días, a pesar de que la ley existe desde 1985.

«Los Parlamentos de media Europa me invitan para que explique por qué en Francia funciona la justicia contra la ablación y en otros países no», dice sonriendo Weil-Curiel en su despacho de Saint-Germain-des-Prés, en pleno centro de París, «y siempre insisto en que una norma específica es inútil y, además, un error. Basta con el Código Penal, que en cualquier Estado castiga las lesiones permanentes. Además, una ley específica abre la puerta al relativismo cultural al clasificar las mutilaciones sexuales entre africanos como tradición y no simple y llanamente como un delito».

P: Según los datos del Ministerio de Sanidad de su país, entre 2007 y 2015 el número de mujeres residentes en Francia que han sido mutiladas ha pasado de 61.000 a 53.000. ¿Cree que hay que atribuir el mérito a su línea dura?

R: En parte sí. Sin duda, la sensibilización de las comunidades de inmigrantes es fundamental, pero también tienen que ser conscientes de que si mutilan a las niñas irán a la cárcel.

P: ¿Cómo empezó a apasionarse por este tema?

R: En 1982, una amiga feminista (Annie Sugier, cofundadora con Simone de Beauvoir de la Liga Internacional por los Derechos de las Mujeres) me trajo un artículo de un periódico que informaba de que un padre había mutilado a una niña de tres meses y que esta se había salvado por poco de la muerte. La niña se llamaba Bintou. Con mi asociación, me personé como actor civil en el proceso, y allí empezó mi primera batalla, consistente en que estos casos no se siguiesen dirimiendo en los tribunales ordinarios, sino en los órganos judiciales de máximo rango, es decir, en las Salas de lo Penal de los Tribunales Superiores de Justicia.

Los jueces, por su parte, le quitaban importancia, aduciendo que eran inmigrantes, personas que no hablaban francés, y que eran sus tradiciones. Yo les respondía preguntándoles si no pondrían el grito en el cielo si le amputasen los genitales a una niña blanca francesa, y clamando que la ley es igual para todas las personas que viven en Francia. Así fue como conseguimos que el delito se juzgase en el Tribunal de lo Penal. Luego, cuando muchas familias empezaron a mutilar a sus hijas llevándolas a sus países de origen para eludir la justicia francesa, conseguimos ampliar el Artículo 222 del Código Penal a las ablaciones llevadas a cabo en el extranjero por ciudadanos franceses o residentes en Francia. No obstante, los casos resultaron más complejos.

P: ¿Por qué?

R: Los padres no revelaban los nombres de las mujeres que practicaban la ablación. En el seno de las comunidades africanas, las protegen. Las madres contaban que, en el autobús, una mujer las vio con su bebé en brazos, les preguntó si ya la habían operado y las invitó a su casa, pero que no saben cómo se llama. Cuentan historias inverosímiles.

P: Hasta que, en 1999, estalló el caso Gréou…

R: Una investigación que duró 18 meses y un gran juicio de 15 días. Después de que la chica presentase la denuncia, la policía puso bajo vigilancia la casa de Hawa Gréou, pero ella había tomado precauciones y practicaba las escisiones en otro sitio. Hasta que le intervinieron el teléfono, la verdad no salió a la luz. Gréou organizaba sesiones de mutilación en masa, normalmente en época de vacaciones, cuando había menos gente que lo pudiese oír. Se interrogó a todas las personas que aparecían en su agenda.

El fiscal pidió siete años de cárcel, y yo ocho. Gané yo.

P: Cuando Gréou salió de la cárcel, se hicieron amigas y escribieron conjuntamente el libro Exciseuse [mutiladora] (editorial City). ¿Cómo fue posible esta colaboración entre culpable y acusadora?

R: Durante el juicio, tuve siempre a Hawa enfrente de mí, y pude darme cuenta de su inteligencia. Me enteré de que el oficio de mutiladora se lo había impuesto su abuela. Las mujeres de su familia lo practicaban desde hacía generaciones y era un papel de prestigio en la comunidad porque daba dinero, telas valiosas, jabón… Hawa no tenía opción. Salió antes de la cárcel por buena conducta y me llamó por teléfono diciéndome: «Soy maman«. Estaba sola, su marido había tomado otras mujeres y quería mandarla a Mali. Ella iba de un lado a otro con un carrito de la compra lleno de ropa porque las otras mujeres le robaban todo, y con el carrito a cuestas, en zapatillas y cubierta con el velo vino a verme. Yo era la única persona con la que podía hablar francamente porque sabía que la entendía. Así nos fuimos acercando. Incluso llevé a su marido ante los tribunales y lo obligué a pagarle una pensión alimenticia.

P: Háblenos del último caso que ha llevado.

R: Actualmente tengo dos casos abiertos, pero el último fue el año pasado. Un caso muy triste. A la chica, nacida en Francia, le practicaron la ablación durante unas vacaciones en Guinea, y luego los padres la obligaron a casarse con un hombre mucho mayor que ella. Ella no quería y sus padres le pegaron brutalmente. La chica puso una denuncia, pero los jueces decidieron actuar solo por las palizas y no por la mutilación, y mi apelación fue rechazada por un defecto de forma. La chica me decía que ella era francesa y que no tenían derecho a hacerle eso. Francia no le ha hecho justicia.

P: ¿Por qué en otros países europeos que incluso han adoptado leyes específicas contra la mutilación genital femenina es tan difícil que se dicte una condena?

R: Es más eficaz seguir el Código Penal que crear normas nuevas que siempre resultan difíciles de aplicar. No hace falta una ley especial para establecer que cortar una oreja o una mano es un delito. ¿Por qué no debería pasar lo mismo con los genitales? En Reino Unido, por ejemplo, hay nada menos que tres leyes contra la mutilación genital femenina, la primera de 1985, pero están llenas de puntos débiles, como el hecho de que una asociación no pueda intervenir como actor civil. En Estados Unidos también es difícil aplicar la legislación federal, como ha demostrado el caso reciente de una clínica de Detroit donde una secta india practicaba ablaciones. El juez del Estado de Michigan rechazó la ley federal sobre la mutilación genital en nombre de la libertad religiosa y de otros argumentos que han puesto de manifiesto la fragilidad de la norma.

P: Se calcula que en Europa hay 500.000 mujeres inmigrantes que han sido sometidas a mutilación genital. Aparte de la vía judicial, ¿qué otras acciones piensa que son útiles para erradicar esta práctica?

R: Los pediatras tienen que controlar los genitales de las niñas que provienen de países en los que la ablación es una tradición, sobre todo cuando acaban de estar allí de vacaciones, e informar de la mutilación a los servicios sociales. Después hay que transferirles a estos la gestión de los subsidios estatales que recibe la familia. En Francia, un centro de protección a la infancia ha aplicado esta medida con buenos resultados. Las niñas tienen derecho a un desarrollo normal. La ley nos otorga los medios para protegerlas y no debemos tener miedo de utilizarlos.

Fuente e imagen: https://elpais.com/elpais/2019/02/04/planeta_futuro/1549285616_641917.html

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Desciende drásticamente la tasa de mutilación genital de niñas en África

Por: Sinc

La prevalencia de mutilación genital de niñas de hasta 14 años se ha reducido considerablemente en la mayoría de las regiones africanas. Sin embargo, en países como Yemen e Irak esta práctica sigue realizándose e incluso ha aumentado, según un estudio observacional que abarca casi tres décadas.

La revista BMJ Global Health publica hoy un estudio que apunta a un gran descenso de las prácticas de mutilación genital femenina (MGF) en la mayoría de los países africanos. El trabajo, liderado por Kandala Ngianga-Bakwin, un experto en bioestadística en la Universidad de Northumbria (Reino Unido), desvela también que las tasas de reducción varían ampliamente según el país.

La práctica se ha reducido en la mayoría de los países africanos, pero ha aumentado en Irak y en Yemen

El equipo ha basado sus hallazgos en un análisis de los datos de la Encuesta de Salud Demográfica y la Encuesta de  Indicadores Múltiples desde 1990 hasta 2017 en 29 países de África y en dos países de Asia occidental: Irak y Yemen. Los sondeos incluyeron datos de 208.195 niñas hasta los 14 años para un análisis de tendencias en el tiempo.

Los resultados mostraron que el descenso de esta práctica fue más pronunciado en África oriental, seguido de África del norte y occidental.

En concreto, la prevalencia disminuyó del 71,4% en 1995 al 8% en 2016 en África oriental; desde poco menos del 58% en 1990 a poco más del 14% en 2015 en el norte de África; y del 73,6%  en 1996 al 25,4% en 2017 en África occidental.

Sin embargo, el estudio advierte que la práctica de MGF en Asia occidental –en países como Irak y Yemen– aumentó en un 1% en 1997 y en casi el 16% en 2013.

“Si bien estas tendencias apuntan al éxito general de las iniciativas nacionales e internacionales para reducir la práctica en las últimas tres décadas, todavía hay motivos de preocupación importantes”, señala Ngianga-Bakwin.

Factores de riesgo

«Los factores de riesgo aún prevalecen, lo que aumenta la probabilidad de una tendencia inversa en algunos países», agrega. «Estos factores incluyen la pobreza, la falta de educación, la cultura de género y la percepción de que la MGF es beneficiosa para el ‘mercado’ matrimonial».

Los autores aclaran que se trata de un estudio observacional y que, como tal, “no se pueden extraer conclusiones firmes acerca de sus hallazgos, a lo que se suma que la información de las encuestas está basada en contribuciones personales, a menudo afectadas por el analfabetismo, la pobreza y las sensibilidades culturales”.

Más de tres millones de niñas en África corren riesgo cada año de ser sometidas a mutilación genital

Sin embargo, el equipo recalca que el análisis ha incluido muchos países y que se han utilizado métodos de muestreo sólidos para las encuestas. La conclusión principal es que más de tres millones de niñas en Áfricacorren riesgo cada año de ser sometidas a MGF.

Además, añaden los investigadores, la práctica no se limita a África y Oriente Medio, sino que también ocurre en India, Indonesia, Israel, Malasia, Tailandia, algunos países europeos, así como en Norteamérica del Sudamérica.

«Si el objetivo es garantizar que se elimine esta práctica, se necesitan con urgencia más esfuerzos e intervenciones y planificación. Esto significa: legislación, defensa, educación, comunicación y forjar asociaciones con líderes religiosos, comunitarios y trabajadores de la salud”, concluyen los autores.

Referencia bibliográfica:

Kandala Ngianga-Bakwin et al. “Secular trends in the prevalence of female genital mutilation/cutting among girls: a systematic analysis”. BMJ Global Health (noviembre, 2018). 

Fuente: https://www.agenciasinc.es/Noticias/Desciende-drasticamente-la-tasa-de-mutilacion-genital-de-ninas-en-Africa

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A pesar de que cifras de Yemen e Irak continúan en aumento, disminuye el número de niñas sometidas a mutilación genital en África

Redacción: El Espectador

Tras analizar datos de dos grandes encuestas aplicadas en 29 países de África y en dos países de Asia occidental, investigadores ingleses revelaron la tendencia de esta práctica en los últimos 27 años. El resultado fue una reducción considerable en la mayoría de la región.

La revista BMJ Global Health publica un estudio que apunta a un gran descenso de las prácticas de mutilación genital femenina (MGF) en la mayoría de los países africanos. El trabajo, liderado por Kandala Ngianga-Bakwin, un experto en bioestadística en la Universidad de Northumbria (Reino Unido), desvela también que las tasas de reducción varían ampliamente según el país. (Lea: Indígenas Embera-Chamí se comprometen a abolir la mutilación genital de sus niñas)

El equipo ha basado sus hallazgos en un análisis de los datos de la Encuesta de Salud Demográfica y la Encuesta de  Indicadores Múltiples desde 1990 hasta 2017 en 29 países de África y en dos países de Asia occidental: Irak y Yemen. Los sondeos incluyeron datos de 208.195 niñas hasta los 14 años para un análisis de tendencias en el tiempo.

La práctica se ha reducido en la mayoría de los países africanos, pero ha aumentado en Irak y en Yemen.

Los resultados mostraron que el descenso de esta práctica fue más pronunciado en África oriental, seguido de África del norte y occidental. En concreto, la prevalencia disminuyó del 71,4% en 1995 al 8% en 2016 en África oriental; desde poco menos del 58% en 1990 a poco más del 14% en 2015 en el norte de África; y del 73,6%  en 1996 al 25,4% en 2017 en África occidental.

Sin embargo, el estudio advierte que la práctica de MGF en Asia occidental –en países como Irak y Yemen– aumentó en un 1% en 1997 y en casi el 16% en 2013. “Si bien estas tendencias apuntan al éxito general de las iniciativas nacionales e internacionales para reducir la práctica en las últimas tres décadas, todavía hay motivos de preocupación importantes”, señala Ngianga-Bakwin.

Factores de riesgo

«Los factores de riesgo aún prevalecen, lo que aumenta la probabilidad de una tendencia inversa en algunos países», agrega. «Estos factores incluyen la pobreza, la falta de educación, la cultura de género y la percepción de que la MGF es beneficiosa para el ‘mercado’ matrimonial».

Los autores aclaran que se trata de un estudio observacional y que, como tal, “no se pueden extraer conclusiones firmes acerca de sus hallazgos, a lo que se suma que la información de las encuestas está basada en contribuciones personales, a menudo afectadas por el analfabetismo, la pobreza y las sensibilidades culturales”.

Más de tres millones de niñas en África corren riesgo cada año de ser sometidas a mutilación genital

Sin embargo, el equipo recalca que el análisis ha incluido muchos países y que se han utilizado métodos de muestreo sólidos para las encuestas. La conclusión principal es que más de tres millones de niñas en África corren riesgo cada año de ser sometidas a MGF. Además, añaden los investigadores, la práctica no se limita a África y Oriente Medio, sino que también ocurre en India, Indonesia, Israel, Malasia, Tailandia, algunos países europeos, así como en Norteamérica del Sudamérica.

«Si el objetivo es garantizar que se elimine esta práctica, se necesitan con urgencia más esfuerzos e intervenciones y planificación. Esto significa: legislación, defensa, educación, comunicación y forjar asociaciones con líderes religiosos, comunitarios y trabajadores de la salud”, concluyen los autores.

Fuente: https://www.elespectador.com/noticias/salud/disminuye-el-numero-de-ninas-sometidas-mutilacion-genital-en-africa-articulo-822485

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La lucha contra la mutilación genital femenina en Tanzania: de los mapas a las abuelas conversas

Tanzania/21 de Abril de 2018/Público

Aunque fue legalmente prohibida en 1998, hay amplias zonas del país, especialmente en las tierras masái que se extienden hasta Kenia, donde la ley tiene poco que decir.

Aunque la ley y el Gobierno se empeñen en decir lo contrario, en Mugumu, una de esas aldeas que rodean el parque nacional del Serengeti, la mutilación genital femenina (FGM) sigue siendo una hemorragia generacional. No hay cifras oficiales, pero en la comunidad masái todavía son mayoría las jóvenes que son sometidas a esta práctica antes de contraer matrimonio. Lo que sí es seguro es que hay 250 menos de las que podría haber habido.

“En tres meses hemos rescatado alrededor de 250 mujeres”, asegura en conversación telefónica Janet Chapman, una de las responsables de la casa de acogida instalada en el pueblo desde 2014. A esta modesta construcción pensada inicialmente para 40 mujeres pero por la que el último año pasaron más de un centenar llegan cada pocos días chicas de toda la región “desesperadas” y “aterrorizadas” ante la mutilación.

Aunque fue legalmente prohibida en 1998, hay amplias zonas del país, especialmente en las tierras masái que se extienden hasta Kenia, donde la ley tiene poco que decir. “A nivel local la ley todavía necesita ser implementada”, asegura Jean-Paul Murunga, uno de los responsables de proyectos de la ONG Equality Now, que trabaja para erradicar la FGM en la zona. En las llanuras del Serengeti la tradición sigue mandando, y la tradición dice que las niñas tienen que ser cortadas antes de convertirse en mujeres.

Martha Daub tenía 14 años cuando fue sometida a este ritual. En aquel momento ni siquiera se lo cuestionó. Era lo que le tocaba a todas las chicas de su edad en la región del Kilimanjaro. “Por aquel entonces era obligatorio hacer el corte a todas las niñas antes del matrimonio y yo incluso me alegré de que me lo hicieran porque me quería casar. En nuestra cultura creen que si la mujer no es mutilada no encontrará marido”.

“No quería que dijesen que era una cobarde”

Aunque los dolores se prolongaron por más de un mes y pasó tres sin salir de casa, Martha no se quejó en ningún momento. “No quería que dijesen que era una cobarde”, relata en el testimonio recogido por Equality Now. Años después, cuando apenas contaba con 30 años, las ancianas de la comunidad le ofrecieron ser ella una de las mujeres que llevaba a cabo las mutilaciones. “Entonces lo vi como un gran honor”. Hacerlo le reportaba estatus y 30.000 chelines tanzanos, algo más de 10,7 euros, pero mucho dinero en un país donde el 70% de la población continúa viviendo con menos de dos dólares al día. 

 Martha utilizaba este utensilio para verter leche sobre las chicas tras completar la mutilación (Equality NowTara Carey)

“Es difícil saber a cuantas chicas mutilé en total”, reconoce. Hoy que tiene 59, ya es abuela y trabaja para que no haya ni una más. Acude a la escuelas y a las comunidades para explicarles los riesgos y consecuencias que supone la FGM. “Les digo a las estudiantes que se resistan a ser mutiladas. Les hablo de los problemas que trae al dar a luz, de que pueden sangrar tanto que pueden morir o perder el bebé. También se lo digo a mis hijos: ¡no mutiléis a vuestras hijas”. Aunque la han amenazado por ello, Martha no se aparta de su camino. Ella es una de las abuelas conversas que predican contra la ablación. “Conozco los efectos de la FGM y no puedo dejar de luchar”.

Se estima que alrededor de 7,9 millones de mujeres han sido mutiladas en Tanzania, aunque la prevalencia ha ido bajando desde el 18% de 1996 al 15% recogido en el último informe de Unicef de 2013 en el que se concluye que las niñas tanzanas de entre 15 y 19 años tienen tres veces menos posibilidades de sufrir la FGM que las mujeres de entre 45 y 49.

“La ley ha ayudado a reducir el número de mutilaciones porque la gente tiene miedo de ser arrestada”

“La ley ha ayudado a reducir el número de mutilaciones porque la gente tiene miedo de ser arrestada”, señala Martha quien, junto a otras voluntarias de la Network Against Female Genital Mutilation (NAFGEM), sostiene una plataforma social para denunciar a quien continúa realizando ablaciones y ayudar a las jóvenes que huyen de sus casas ante el temor a ser mutiladas.

El apoyo comunitario se ha revelado como la herramienta más efectiva contra la FGM en esta región de Tanzania. Por eso, además de la casa de acogida, en Mugumu han puesto en marcha el proyecto Crowd2Map, una iniciativa para llenar los infinitos huecos blancos de la cartografía local. “Tener mapas permite a los activistas saber donde está chicas, especialmente durante la temporada de ablaciones”, señala Chapman. Hace unos meses, relata, recibimos un aviso de que una chica iba a ser mutilada, “si no tuviéramos el mapa llegar a la aldea es muy difícil”.

Rhobi es una de las voluntarias en el proyecto para cartografíar en el norte de Tanzania (Crowd2map)

Rhobi es una de las voluntarias en el proyecto para cartografíar en el norte de Tanzania. Crowd2map

En apenas dos años han conseguido cartografía más de 70.000 metros cuadrados, 1,8 millones de edificios, 105.000 carreteras, 649 asentamientos, 1.240 escuelas y 348 hospitales. Más de 2.000 voluntarios de todo el mundo participan en el proyecto, más de 200 en el propio norte de Tanzania. Sirviéndose de software libre, los voluntarios internacionales van creando un ‘mapa base’ con los accidentes más relevantes, como ríos o montañas, que después los colegas locales van completando.

“En las áreas rurales no es fácil encontrar gente con teléfonos y los que lo suelen tener son sobre todo hombres. Nosotros”, prosigue Chapman, “queremos involucrar a las mujeres. Es la manera de empoderarlas. La idea es combatir los matrimonios infantiles y la ablación, pero también de empujar el desarrollo de las mujeres en estas comunidades”.

Gracias al apoyo de la Humanitarian OpenStreetMap y de algunas otras entidades internacionales han conseguido 60 teléfonos para repartir entre las voluntarias locales. Aunque en muchas zonas no hay electricidad y el transporte es a menudo un problema adicional, han conseguido cubrir ya el equivalente al 6% del territorio rural de Tanzania. El reto es ir más allá, “hasta cartografía toda Tanzania”, asegura Chapman. Si lo consiguen, el fin de la FGM estará un paso más cerca.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/lucha-mutilacion-genital-femenina-tanzania-mapas-abuelas-conversas.html

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¡No más violencia en contra de la mujer!

Por: EducaBolivia

En este encuentro también se denunciaron temas sobre violencia hacia la mujer relacionadas con la tortura y abusos sufridos por haber sido prisioneras políticas.

Fue República Dominicana la que trabajo la idea ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y este planteamiento tuvo el apoyo de 60 gobiernos. El movimiento internacional empujo a que se plasme un documento que tenga como objetivo el que gobiernos y población acaben  con la Violencia de Genero no sólo en Latinoamérica y el Caribe sino en el mundo.
Entendiendo el concepto: violencia contra la mujer
Los medios de comunicación, en especial hoy en día, difunden esta frase casi de forma cotidiana. Pero qué debemos entender como “violencia contra la mujer”. La respuesta es concreta: se la entiende como todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer.
No se considera como violencia contra la mujer al hecho concreto como tal; el sólo hecho de amenazar ya se debe considerar un hecho violento. La coacción o la privación de libertad, junto a la violencia domestica son ejemplos muy negativos de este tipo de violencia en contra de la mujer. Otros delitos a considerar son los cometidos por cuestiones de honor, los crímenes pasionales y la trata de mujeres y niñas.
A lo anterior debemos mencionar como algo muy negativo a la mutilación genital femenina, el matrimonio forzado y el infanticidio de niñas, los ataques con ácido y por supuesto toda violencia relacionada con la explotación sexual y económica.
Una mujer tiene que estar informada si está viviendo una situación de violencia
En un momento crítico es sencillo saberlo, pero difícil aceptarlo. Toda mujer debe saber que cuando lesionan su integridad física, emocional y sexual ya está, lamentablemente, en una situación de violencia.
Si ya se dan manifestaciones agresivas como: empujones, jalones de cabello, pellizcos, etc. ya se está en situación de violencia.
El hecho de escuchar  descalificaciones como por ejemplo “estas gorda”, “esta comida no sirve”; además los gritos, las amenazas y humillaciones también son formas de violencia.
¿Puede llegar a justificarse la violencia?
Nada pero absolutamente nada justifica la violencia. No existe ninguna conducta de la mujer que justifique ejercer violencia en contra de ellas. Queda claro que la violencia es de plena responsabilidad de quien la ejerce.
Muchos argumentan actos violentos contra la mujer a causa del consumo de alcohol y drogas. Definitivamente no es justificativo, sólo se puede concluir que su consumo contribuye en gran manera a que esta violencia aparezca o se incremente.
El lugar del hombre es la calle y el de la mujer la casa
En otras ocasiones argüimos que la sociedad y la cultura nos empujan a realizar y a aceptar acciones machistas. El ser humano acepta frases tales como que el hombre debe ser siempre el fuerte, el que controla, y el que provee. Por el contrario la mujer es vista como la débil, la dominada y es sólo un ser reproductor.
El ser humano, hombre o mujer, no es de ningún lugar. Todas y todos podemos realizar en mayor o menor medida las mismas actividades con iguales responsabilidades.
Si eres víctima de violencia, ¿qué puedes hacer?
Lo primera acción por realizar es romper el silencio y recurrir a alguna persona y contarle la situación por la que pasas. En caso de emergencia hay que acudir inmediatamente a la policía, o a un centro hospitalario, o a una amistad conocida de mucha confianza.
Si tu situación de violencia en tu hogar lo amerita, debes considerar un plan de seguridad. Considera vías de escape, teléfonos de emergencia memorizados y lugares a donde recurrir.
En nuestro país tienes instrumentos que te amparan 
Bolivia ha promulgado la “Ley contra la Violencia en la Familia y/o doméstica” el año 1995. Esta norma establece políticas ordenando sanciones contra los agresores y promueve medidas protectoras en favor de la mujer en ámbitos físico, moral y sexual.
La realidad de hoy en día es un tanto triste ya que faltan acciones y políticas que lleven a la práctica esta Ley que protege a la mujer boliviana respecto de cualquier acto de violencia en su contra.
Los centros de denuncia en nuestro país son varias: Brigadas de Protección a la Familia, Servicios Legales Integrales Municipales (SLIMS), Policía Nacional, Defensoría de la Niñez y Adolescencia o el Ministerio Público.

Enlaces relacionados:
Materiales publicados por el Ministerio de Educación:
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Más de 18.000 niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital en España

Por: Jessica Mouzo Quintáns

Un tercio de las menores residen en Cataluña, según un estudio de la Fundación Wassu-UAB.

Unas 18.400 niñas están en riesgo de sufrir mutilación genital femenina (MGF) en España. Son menores de 14 años residentes en territorio español pero originarias de países donde esta práctica está arraigada. La Fundación Wassu UAB, una organización científica que actúa para promover el abandono de la mutilación genital, publicó ayer una actualización del Mapa de la MGF en España con datos de 2016 y constató que el número de niñas en riesgo ha crecido un 63,85% entre 2008 y 2016, aunque ha bajado ligeramente con respecto al mapa de 2012. La organización alerta de la necesidad de aplicar estrategias preventivas y formar a los profesionales de la salud para concienciar a las familias de que abandonen esta práctica, con importantes consecuencias para la salud.

Según el estudio de Wassu UAB, en España hay cerca de 70.000 mujeres que proceden de países donde se practica la mutilación genital femenina. Se trata de un 5,2% más que en 2012. Esta práctica está extendida por 28 países del África subsahariana, Oriente Próximo y Asia. Según Unicef, 200 millones de mujeres en el mundo han sido mutiladas y tres millones de niñas están en riesgo de ser sometidas a esta intervención, considerada en muchas culturas como un ritual de pureza e iniciación a la vida adulta.

TIPOS DE MUTILACIÓN GENITAL FEMENINA

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mutilación genital femenina (MGF) son todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos. La OMS diferencia cuatro tipos:

Tipo I (Clitoridectomía).Eliminación del prepucio del clítoris, con o sin amputación parcial o total del clítoris. En el mundo islámico se equipara a la circuncisión masculina.

Tipo II (Escisión). Resercción parcial o total del clítoris y los labios menores y, a veces, también los mayores.

Tipo III (Infibulación). Ablación del clitoris, labios menores y mayores, con sutura o estrechamiento de los lados de la vulva. Es la intervención más agresiva anatómicamente.

Tipo IV. La OMS recoge aquí todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, desde piercing, cauterizaciones, raspados, etc.

Cataluña es la comunidad donde residen más niñas en riesgo: 6.295, el 34% del total de España. Esta cifra, no obstante, es inferior a la registrada en 2012 (6.699). Madrid ocupa el segundo lugar con 2.128 menores y Andalucía, con 1.741, está en tercer lugar. La mayoría de estas menores proceden de Nigeria, Senegal, Gambia y Malí.

Entre 2012 y 2016, el número de menores en riesgo dentro del territorio español se ha reducido ligeramente (0,35%). Pero este dato no necesariamente es una buena noticia, apuntan desde Wassu UAB. Adriana Kaplan, artífice del mapa y directora de la fundación, sostiene que la crisis económica ha derivado en que “vengan menos mujeres por reagrupación familiar, por lo que la tasa de fecundidad, baja”. Además, agrega, se ha perdido información de muchas niñas que, aunque sus padres sean originarios de alguno de los países donde se practica la MGF, ellas ya han nacido en España. Como el estudio se ha hecho a partir del padrón municipal, si las menores nacen en España, no se puede saber el origen familiar con este registro.

Pero la investigadora advierte de que hay otro elemento a tener en cuenta: “Nos consta que hay muchas niñas que han regresado a su país”. Solo en Cataluña, detalla Kaplan, han retornado a su país de origen unas 400 menores gambianas. La investigadora lo achaca, en buena medida, a la acción “coercitiva y punitiva” de los Mossos d’Esquadra.

Mal uso del protocolo

Pese a que Cataluña cuenta con un protocolo de atención y prevención de la MGF, la investigadora alerta de que “no se está aplicando bien”. El documento prioriza una formación y seguimiento de los profesionales de la salud para abordar las situaciones en riesgo y, en último caso, si fallan todas las otras medidas preventivas, la intervención policial. Sin embargo, agrega, los mossosestán actuando como primer eslabón de la cadena. “Retiran pasaportes antes de viajar, hacen actuaciones punitivas… Sospechamos que las niñas han sido enviadas a África de nuevo para evitar la retirada del pasaporte”, apunta. Según la fundación, se han realizado 357 intervenciones policiales preventivas (retirada de pasaportes antes de un viaje a sus países de origen) en Cataluña desde 2008. En el resto de España, dice Kaplan, ninguna. “No hay voluntad política. Hay una voluntad represora y se están cometiendo delitos uniformados”, denuncia.

Wassu UAB dispone de un observatorio transnacional a medio camino entre Barcelona y Gambia (donde la prevalencia de la mutilación es del 76%) y ha desarrollado una metodología para abordar la lucha contra esta práctica en los países de origen a través de la llamada “cascada de conocimiento”, haciendo llegar la evidencia científica a todos los estratos sociales, desde gobernantes hasta parteras tradicionales y líderes culturales. “Hicimos estudios en los que demostramos que esta práctica tiene consecuencias para la salud a corto plazo (infecciones, sangrados) y a largo plazo, en cuanto a morbilidad y mortalidad maternoinfantil. Las mujeres mutiladas tienen cuatro veces más posibilidades de sufrir complicaciones en el parto”, avisa Kaplan.

Fuente: https://elpais.com/ccaa/2017/11/22/catalunya/1511359078_457060.html

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El horror de la mutilación genital en Kenia

Kenia/30 octubre 2017/Fuente: Página Siete

«Cuando tenía 5 años me llevaron a casa de mi abuela, en Kenia. Era el día de purificación. Yo era una niña feliz y creí que algo importante iba a pasar en mi vida. La noche de antes estaba nerviosa, no podía dormir. Mi madre me levantó temprano, me bañó, me puso un vestido muy corto y me dijo que cuando abrieran la tienda fuese a comprar una cuchilla». Al volver, la madre de Asha Ismail, su abuela y una señora desconocida estaban esperándola alrededor de un agujero cavado en el suelo. «Me entró pánico. Me quitaron la ropa interior, mi abuela me agarró y separó mis piernas». Lo recuerda la mujer keniana durante una entrevista en el documental La manzana de Eva, del director José Manuel Colón, ganador de varios premios y candidato al Goya, que pronto podrá verse en la plataforma Netflix.

Normalmente, la mutiladora practica un corte a lo largo del labio menor y luego elimina, raspando, la carne del interior del labio mayor. La operación se repite al otro lado de la vulva. La madre, así como las otras mujeres, verifican el trabajo, algunas veces introduciendo los dedos. La cantidad de carne raspada depende de la habilidad de la cortadora. En ocasiones, como le ocurrió a Fátima Djarra en Guinea Bissau, la operación ha de realizarse rápido, «porque éramos 300 niñas en el bosque, 25 de mi propia familia. Mientras seis mujeres me sujetaban, otras bailaban y cantaban alrededor. Yo gritaba, llamaba a mi papá». Dos niñas fallecieron «y las escondieron para que no nos enterásemos. Yo, que era muy curiosa, las vi. Los mayores me dijeron que lo que pasaba en el bosque no salía del bosque, que si las niñas habían muerto era porque Dios así lo había querido».

Según un informe de Amnistía Internacional hay 120 millones de mujeres mutiladas en el mundo, y tres millones de niñas cada año son sometidas a esta práctica. Los motivos son peregrinos, pero fielmente seguidos por miles de tribus no solo en África. La movilidad humana ha logrado exportar esta tortura y ya en España hay 57.000 mujeres sometidas a la ablación genital. «La creencia firme es que si tiene clítoris, tiene placer, querrá estar con más hombres y terminará siendo una prostituta. Además, es una ceremonia de paso para que la niña sea casadera, porque un hombre –normalmente 40 o 50 años mayor– no quiere casarse con una chica que no está cortada, y por consiguiente, esa familia no tendrá la dote de una vaca o una cabra, algo que supone en muchas ocasiones la diferencia entre dar o no de comer a los hijos», explica desde Kenia Mónica Batán, de la ONG Mundo Cooperante, en el documental.

«La primera vez que tuve que atender a una niña mutilada vino en un estado irreversible. Tenía 3 añitos y lo que vi fue tan terrible que me asusté. Le hicieron un corte increíble, no se veía nada del órgano genital, tan solo había un hueco», recuerda Gelson Reyes, ginecólogo cubano que trabaja en Gambia. No pudieron salvarla. «Ejecutan los cortes con elementos muchas veces infectados, no suturan con aguja estéril e hilo, sino que utilizan espinas de matas y luego aplican una pasta hecha con hojas de plantas», añade Yamisel Mejías, médico y profesora universitaria.

Las niñas que sobreviven a las infecciones no tienen un horizonte muy halagüeño. «Durante mucho tiempo intentar orinar era terrible. Me hacía pis encima porque no quería pasar por aquel dolor», explica Asha Ismail. «Pero la noche de bodas fue, sin duda, el recuerdo más aterrador. A los 20 años me casaron con un señor que no había visto nunca. Tras la ceremonia tenía que cumplir como marido, pero como mi cicatriz era muy cerrada, no podía hacer nada. Las familias habían preparado a una señora, que esperaba fuera, por si él no podía consumar. La señora entró y me cortó, y él terminó su labor. Había escuchado historias de chicas que se habían quemado vivas con bidones de gasolina durante la noche de bodas, nunca había entendido el porqué hasta entonces. Y mientras todo el mundo bailando fuera, feliz».

Hace escasos años que en Gambia son conscientes de que las muertes durante el parto y los problemas de infertilidad por los que pasan muchas mujeres están relacionados con la mutilación genital femenina. Las infecciones afectan en muchas ocasiones al aparato reproductor; además, «las mujeres no logran retener el semen porque aquello es un orificio abierto. Y aquí, si la mujer no pare, es discriminada y el hombre se busca otra», recalca el ginecólogo Gelson Reyes.

Fátima Djarra estuvo 15 años sin poder tener hijos. «Me decían que era como una calabaza seca; otros, que era mala y por eso no quería quedarme embarazada. Yo amaba a mi marido, y mientras estaba en Bélgica estudiando una beca, él falleció en un accidente de coche. No pude ir a despedirme de mi amor, no me esperaron para el funeral. Su familia dijo que no teníamos hijos, así que yo no podía estar allí». Fátima nunca relacionó su infertilidad con la mutilación. Hasta que llegó a España. «Mi principal objetivo ahora es que ninguna niña esté desinformada sobre la ablación, que ninguna más muera», cuenta en la película.

Las estadísticas señalan que en 2030 podría haber 90 millones de niñas en riesgo de sufrir esta mutilación. Aunque en diciembre de 2012 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó una resolución unánime sobre su eliminación, algo que supone «un tremendo avance que ha logrado que haya una caída importante en varios países», como reconoce en el documental Michelle Bachelet, presidenta de Chile y primera directora de la ONU Mujeres, «es una lacra que aún persiste. Se necesita a mucha gente que escudriñe la raíz cultural de cada pueblo y vea cuáles son las medidas y argumentos que generen el cambio».

Guinea Conakri fue el primer país que prohibió la mutilación genital femenina en 1984. Pero «han pasado 33 años y todavía hay un 92 % de mujeres mutiladas. Solo ha descendido un 4 %. Para llegar a cero mutilaciones tendrían que pasar 1.000 años», afirma José Manuel Colón, director del documental. «En Kenia, por ejemplo, hay una pena de diez años para los mutiladores, pero ¿cuántos son encarcelados? Hay prohibiciones que están escritas, pero no se aplican».

La unanimidad de la Unión Africana contra esta práctica, desde 2016, ha supuesto un antes y un después. Omar Sey, ministro de Sanidad de Gambia, reconoce ante las cámaras que «con conocimientos, hemos aprobado la ley contra la mutilación; ahora hay que ejecutarla». Esta ley, añade Adriana Kaplan, de la Fundación Wassu, «no va a cambiar la realidad, pero es un marco jurídico importantísimo».

El ministro gambiano ha dado en el clavo. La formación que se imparte en el país a enfermeras, médicos y comadronas ha supuesto un cambio. La educación es el motor del desarrollo. Lo saben las 40 de Tasaru, un centro keniano donde estas 40 niñas, que huyeron de noche, corriendo solas por la sabana para no ser mutiladas, reciben educación. «Voy a probar que no es cierto lo que dicen, que las chicas podemos hacer cosas importantes, que somos fuertes», sostiene Silvia. Su padre la amenazó de muerte y la echó de casa cuando se negó a ser cortada.

Fuente: http://paginasiete.bo/miradas/2017/10/27/horror-mutilacion-genital-kenia-157313.html

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