Pandemia del coronavirus acentúa las desigualdades en Brasil

América del Sur/Brasil/04-10-2020/Autor(a) y Fuente: www.telesurtv.net

El país suramericano es el segundo en el mundo en cuanto a contagios y tercero en número de fallecidos.

Brasil llegó este viernes a 4.880.523 contagios acumulados de Covid-19 y 145.388 muertes causadas por la pandemia desde que el primer caso de detectó en ese país suramericano a finales de febrero. Dentro de estas estadísticas resalta la población de menos ingresos.

Aunque el coronavirus no escoge a sus víctimas, la seguridad socioeconómica y sanitaria es determinante para discernir por qué algunas poblaciones han sido más perjudicadas que otras a partir de la propagación del virus y de la paralización económica que generó.

En el caso de Brasil, segundo en el mundo en cuanto a contagios de Covid-19 y tercero en número de fallecidos, los mas vulnerables ha sufrido estas y otras afectaciones.

 

Incremento de desempleo

La tasa de desempleo subió al 13,3 por ciento en el trimestre abril-junio, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas (IBGE). Debido a la pandemia, se perdieron en ese periodo 8,9 millones de puestos de trabajo.

De esta cifra, 6 millones correspondieron a trabajadores informales, que a mediados de agosto sumaban 29 millones en todo el país, documentó el Ibge (con ello, la tasa de informalidad subió al 34,1 por ciento).

La paralización de la economía obligó a 1,5 millones de brasileños a acudir al seguro de desempleo, cuyas solicitudes crecieron entre marzo y abril un 31 por ciento con respecto a igual período de 2019, informó el Ministerio de Economía. En total, 12,8 millones de personas buscaban empleo en Brasil a inicios de septiembre.

Pérdida de ingresos

Aquellos trabajadores que no perdieron su empleo, pasaron a un régimen de jornada y salario reducidos en el que permanecen más de 7 millones de trabajadores, según el Ministerio de Economía.

A finales de mayo, el Gobierno de Jair Bolsonaro aprobó una ley de rescate para proveer fondos a estados y municipios, pero congeló por dos años aumentos de salario de trabajadores del sector público, condición impuesta por el Ministerio de Economía.

El Ejecutivo creó una ayuda de emergencia para cubrir algunas necesidades básicas durante la pandemia. Su monto inicial proyectado fue 200 reales mensuales (35,19 dólares). Tras el rechazo social, el Congreso la elevó a 600 reales (111 dólares), aunque en meses sucesivos fue reducida. A inicios de septiembre, Bolsonaro anunció que la extenderían hasta finales de año, pero pagando solo 300 reales (55 dólares).

Según el Instituto de Investigación Económica Aplicada (Ipea), la ayuda de emergencia fue el único ingreso que recibieron en el mes de julio cerca de 4,4 millones de hogares brasileños (6,5 por ciento de todos los hogares del país).

En el caso de los hogares muy pobres sin otra entrada financiera regular, ese fondo ayudó a que los ingresos de sus integrantes llegaran al 124 por ciento de lo que habitualmente pueden llevar a casa, declaró dicha entidad.

Deficiente acceso a servicios de salud

Según un reporte de la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) a partir de la situación sanitaria de Río de Janeiro, la tasa de letalidad de la Covid-19 es dos veces más alta (19,5 por ciento) en regiones con alta y muy alta concentración de favelas en comparación con barrios sin ellas (9,2 por ciento).

Una indagación de esa entidad arrojó que los primeros casos de la pandemia se detectaron en barrios de mayor tamaño y mejores condiciones socioeconómicas, pero con el tiempo los casos migraron a barrios periféricos y de bajos ingresos.

Fiocruz comprobó que los vecindarios de mayores ingresos, con sistemas de salud estructurados, ofrecen más acceso a pruebas diagnósticas y pueden proveer atención más rápida a los infectados de Covid-19, evitando que lleguen tardíamente a los hospitales y desarrollen los síntomas más graves.

Un estudio similar de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, mostró que la letalidad por Covid-19 es un 60 por ciento mayor en los barrios pobres de esa ciudad.

Además de la escasa red hospitalaria, muchas zonas pobres están superpobladas, las viviendas están muy próximas y no permiten cumplir con la distancia social, y poseen deficientes redes de agua y saneamiento básico, lo que obstaculiza mantener la higiene.

De acuerdo con el Ibge, 31,5 millones de brasileños (15 por ciento de la población) no tiene acceso a agua potable a través de la red de abastecimiento, 75 millones (36 por ciento) vive en áreas sin alcantarillado y 6 millones no tienen baño en su casa.

Fuente e Imagen: https://www.telesurtv.net/news/brasil-pandemia-coronavirus-acentua-desigualdades-20201002-0029.html

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OPINIÓN | Allá en la sierra de Guerrero, donde la vida no vale nada

Por: Tlachinollan

Abel Barrera Hernández

Para Teodomira y Manuel,

quienes han acompañado hasta el último rincón de la sierra

a las familias desplazadas por la violencia.

Toda nuestra solidaridad en estos momentos de prueba.

Nuestro reconocimiento por mantenerse a lado de los hombres, mujeres

y los niños que sobreviven en un territorio minado por la metralla.

La metralla no cesa en la sierra de Guerrero. La disputa por el control territorial es encarnizada entre dos grupos antagónicos conocidos como el Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (FUPCEG), que está conformado por grupos asentados en los municipios de Heliodoro Castillo, Cuetzalan del Progreso, Teloloapan y Apaxtla, principalmente. De la otra parte, se encuentra el grupo conocido como el cartel del Sur, que tiene como su centro de operaciones en el municipio de Leonardo Bravo. Es una batalla campal en este corredor serrano que abarca los municipios de Heliodoro Castillo, Leonardo Bravo, Eduardo Neri y Chilpancingo, donde gran parte de la población pobre tiene como principal actividad la siembra de la amapola. La crisis causada por el fentanilo desfondó la economía serrana, dejando en total desamparo a las familias campesinas de la sierra. Las concesiones mineras que existen en la región han despertado una mayor codicia en estos grupos, que no cesan en sus incursiones armadas en las comunidades aledañas, para avanzar en su estrategia de control territorial y sometimiento de la población.

Varios pobladores de la sierra que han sido desplazados por esta violencia, recuerdan que el 4 de octubre del 2013 se suscitaron varios enfrentamientos en comunidades de Leonardo Bravo, provocando la huida de decenas de familias. Lo más grave ha sido que las autoridades federales y estatales solo suban a la sierra para replegar momentáneamente a los civiles armados, dejando crecer la ola delincuencial.

Comentan que otra de las balaceras más fuertes se registró el 5 de septiembre de 2018. Duró más de 9 horas, en los poblados de Puentecillas y Ranchito. A pesar de que fue un enfrentamiento que causó muchas muertes, las autoridades se mantuvieron al margen. Los mismos militares comentaron a la gente que no podían intervenir porque se trataba de un conflicto entre dos grupos. Desde ese año, se dio a conocer el Frente Unido de las Policías Comunitarias de Guerrero.

Las familias desplazadas señalan que el 11 de noviembre del 2018, llegaron personas armadas de varios lados. Entraron primero a la comunidad de Corralitos y después a Puentecillas. Ante esta incursión la gente se salió de sus comunidades y se concentró en la comunidad Campo de Aviación. Creyeron que las autoridades iban a prestarles auxilio, sin embargo, nunca llegaron. No tuvieron otra alternativa que refugiarse en la comunidad de los Morros, porque ahí se encontraba un destacamento militar. La gente notó que el ejército se mantuvo indiferente ante la irrupción de los grupos armados de la sierra, desplazándose hacia otro lugar. Las familias decidieron bajar a la cabecera municipal de Chichihualco, con el fin de pedir auxilio al presidente municipal. Se concentraron en el auditorio, y después de varios días, lograron establecer un acuerdo con las autoridades, para programar su retorno el 17 de noviembre. A pesar de que iban escoltados por militares y varios cuerpos de la policía del estado, un grupo de civiles armados empezó a disparar después de que habían pasado la comunidad de los Morros. Ante la balacera que procedía de varios cerros obligó a que los más de 100 carros que iban en la caravana, regresaran a Chichihualco.

Desde esa fecha más de 200 familias se han mantenido en calidad de desplazadas y han sido acompañadas principalmente por Manuel Olivares y Teodomira Rosales, del Centro Morelos. En contrapartida no han encontrado en el gobierno del estado eco a sus demandas, y más bien los han dejado en total indefensión.

El 28 de diciembre del 2019 cuando la defensora Teodomira Rosales Sierra y el defensor Manuel Olivares Hernández acompañaron a estas familias asentadas en Chichihualco, para emplazar al grupo de la policía del estado, con el fin de que permanecieran en la región, fueron agredidos por elementos de esta corporación. La compañera Teodomira fue víctima de una agresión sexual por parte de un grupo de élite de la policía estatal. Además de tirarla al suelo y someterla, una mujer policía le puso en el pecho su arma de cargo. En ese mismo instante el compañero Manuel fue golpeado por varios elementos policiales y le infligieron tratos crueles y denigrantes. En la agresión, un mando de la policía lo increpaba “por qué estás apoyando al narco”. Además de sufrir estas vejaciones quebraron el cristal de la puerta derecha y poncharon las cuatro llantas de la camioneta, propiedad del Centro Morelos. Se robaron dos mochilas en las que iban dos computadoras laptop, artículos personales, dinero en efectivo y documentación de las familias desplazadas.

El 6 de febrero se reunieron con un teniente de apellido Badillo, perteneciente al 50 batallón de infantería, quien llegó acompañado de varios vehículos militares a la cabecera municipal de Chichihualco. Pidió que se registraran las familias desplazadas para enviar su reporte a la ciudad de México. En ese instante varias personas se opusieron porque identificaron que algunos elementos del ejército habían incursionado en sus comunidades acompañando a un grupo de civiles armados de la sierra. Esta denuncia pública molestó al teniente, quien posteriormente realizó varias llamadas telefónicas a la compañera Teodomira, reclamándole esta acción de las familias y exigiéndole la entrega de la lista de los desplazados.

Durante el mes de marzo de este año, volvieron las hostilidades en la sierra, cuando un grupo de civiles armados entró a la comunidad de Filo de Caballos y asesinó a cinco Policías Comunitarios de Tlacotepec. La reacción fue virulenta porque se dieron varios enfrentamientos en las comunidades de Carrizal de Bravo, Balsamar y Tepozonalco. Se registraron 9 muertos causando nuevamente el desplazamiento de más de 500 personas, de 6 comunidades del municipio de Leonardo Bravo y una de Chilpancingo. En esta confrontación armada, el objetivo del Frente Unido de Policías Comunitarias, era llegar a la cabecera de Chichihualco para arremeter contra el cartel del Sur.

Esta situación ha provocado que las familias que se encuentran desplazadas en Chichihualco decidieran desde el pasado 22 de marzo, acampar en un paraje conocido como el Crucero del Huamuchil, ubicado en la parte oriente, para evitar mayor derramamiento de sangre. Por su parte, las autoridades federales y estatales han abandonado a su suerte a las víctimas de desplazamiento forzado interno, dejando que los grupos de civiles armados impongan la ley del fuego.

En este contexto de confrontación violenta, el 22 y el 26 de marzo pasado, se publicaron en redes sociales denostaciones sumamente graves contra el defensor Manuel Olivares Hernández, que ponen en riesgo su vida. Lo señalan como “defensor del narco”.  Se obstinan en descalificar su trabajo por asumir la defensa de las víctimas de desplazamiento forzado interno del municipio de Leonardo Bravo.

Por la forma en que están escritos los mensajes, hay fundados temores de que se atente contra la vida del compañero Manuel Olivares Hernández y de la compañera Teodomira Rosales Sierra. Esta situación ha obligado a todo el equipo del Centro José María Morelos y Pavón, de dejar el acompañamiento en terreno que realizan desde hace dos años a familias desplazadas. Ante la descomposición social que se vive en varias comunidades de la sierra a causa de la inacción de las autoridades y por la ley de la metralla impuesta por los civiles armados, hace que la vida de los defensores y defensoras penda de un hilo.

Fuente e imagen: http://www.tlachinollan.org/opinion-alla-en-la-sierra-de-guerrero-donde-la-vida-no-vale-nada/

Publicado originalmente en Desinformémonos

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Nicas destinan más dinero en comida que en su educación y salud

Nicaragua/31 de Julio de 2017/La Prensa

El año promedio de escolaridad de la población equivale a decir que el nicaragüense “promedio” apenas logró aprobar el nivel educativo de “primaria”.

Los nicaragüenses destinan el 4.3 y 5.1 por ciento de su consumo anual per cápita para gastos en salud y educación, respectivamente, un nivel que se reduce aún más entre la población con los menores ingresos, según reveló el reporte de pobreza y desigualdad publicado por el Banco Central de Nicaragua en semanas recientes.

De los resultados de la Encuesta de Medición de Nivel de Vida 2016 se desprende que de los 32,356.12 córdobas, que fue el consumo promedio nacional del año pasado, 1,648.7 córdobas fueron destinados anualmente por un nicaragüense para gasto en educación y 1,391.9 para salud.

Es decir que por día el gasto en educación es de 4.52 córdobas en promedio por cada nicaragüense, mientras que en salud es de 3.81 córdobas, según la encuesta antes mencionada y elaborada por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (Inide).

Consumo diaria

Los datos oficiales revelan que mientras más pobre es el nicaragüense el porcentaje que destina de su consumo diario para salud y educación es menor. Solo el 20 por ciento de la población con los ingresos más bajos apenas destina 3.41 por ciento de su consumo para gasto en salud y 4.74 por ciento en educación.

Al dividir la población en cinco subgrupos según sus ingresos, las cifras oficiales reflejan que los nicaragüenses que están en los segmentos medio son los que más gastan en educación, incluso más que los que están entre los nicas con más ingresos.

En un análisis publicado por el economista Adolfo Acevedo, quien cuestiona la falta de información oficial por parte del Ministerio de Educación de indicadores claves, señala que generalmente los alumnos que provienen de hogares de menores ingresos suelen abandonar a temprana edad las escuelas para dedicarse a trabajar.

De hecho según la encuesta de medición de pobreza 2015 que publicó la Fundación Internacional para el Desafío Económico Global (Fideg), en los últimos años el nivel educativo de los nicaragüenses no ha “experimentado mejoras importantes. Tal como en las mediciones anteriores, en promedio los nicaragüenses siguen teniendo menos de seis años de estudios aprobados, es decir que no alcanzan a terminar la educación primaria”.

Educación, clave contra la pobreza

La encuesta de Fideg reveló que en 2009 entre la población mayor a 10 años de edad el nivel educativo era de 5.9 años aprobados mientras que en el 2015 se había elevado a 6.2 años. “La educación es considerada la estructura básica en la que descansa el desarrollo de la sociedad y es un elemento trascendental para combatir la pobreza”, señaló en su reporte Fideg.

El año promedio de escolaridad de la población equivale a decir que el nicaragüense “promedio” apenas logró aprobar el nivel educativo de “primaria”, los cual es inferior a lo observado en el resto de los países centroamericanos”, indica el organismo no gubernamental.

El bajo gasto de los nicaragüenses tanto en educación como en salud está en línea con la reducida asignación en ambos segmentos que el Gobierno destina como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB).

Gastan más en comodidad

La Encuesta de Medición de Nivel de Vida 2016, publicada por autoridades del Gobierno, revela que los nicaragüenses gastan más en alimentación y vivienda, principalmente el segmento más pobre de la población.

Mientras el veinte por ciento de la población más pobre destina el 54.45 por ciento de su consumo para gastos en alimentos el otro veinte por ciento de la población con mayores ingresos apenas asigna el 32.5 por ciento para ese fin.

Fuente: http://www.laprensa.com.ni/2017/07/25/economia/2268800-nicas-destinan-mas-dinero-comida-educacion-salud

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