Cuando la lucha bondadosa pasa por conquistar reconocimientos

Por: José Yorg

“Los sectores poderosos no sólo han dominado económica, financiera y políticamente el país, sino que también han logrado su dominio cultural. Han apartado a la gente de los hechos sociales”. Floreal Gorini.


“Vivimos en un mundo social y político convulso y cambiante. Y este se extiende también a la educación. Ser conscientes de este nuevo escenario es crucial para poder crear marcos de pensamientos acordes a nuevas necesidades educativas y que éstos sean compartidos por la sociedad y, por lo tanto, se concreten en prácticas y políticas”. Manuel Fernández Navas


Las dos citas que encabezan este modesto artículo ayudan a entender y  reflejar el enfoque cooperativo que implica la lucha bondadosa del cooperativismo desde que surgiera como reacción ante los males sociales que implicó la Revolución industrial en Inglaterra del siglo XIX.

Mucho han avanzado las ideas y acciones del cooperativismo en el mundo entero, sin embargo, hoy ese mundo está “convulso y cambiante” circunstancia real y comprobable donde quiera que sea, pero ello no basta, se requiere  “Ser conscientes de este nuevo escenario es crucial para poder crear marcos de pensamientos acordes a nuevas necesidades educativas y que éstos sean compartidos por la sociedad y, por lo tanto, se concreten en prácticas y políticas”.

Y es, precisamente, en esa necesidad de “crear marcos de pensamientos acordes” cuando la lucha bondadosa pasa por conquistar reconocimientos para la educación cooperativa escolar y universitaria como herramienta de posicionamiento político, cultural y educativo en la sociedad, en el corazón del pueblo.

Los medios periodísticos surgen como imprescindibles en esta disputa de posicionamiento político, cultural y educativo, de agenda pública, porque ayudan a llegar al corazón y a la mente del pueblo para ampliar su conciencia y su sensibilidad social y cooperativa y “para que la gente ya no sean apartados de los hechos sociales”.

En ese claro objetivo de conquistar reconocimientos para visibilizar los valores y principios cooperativos en el seno del pueblo debemos inscribir la formal solicitud del Secretario General de Gremio Voz Docente, Prof. Manuel Pereyra, cuando presentó formalmente ante el Ministerio de Educación de la Provincia de Formosa (Arg.) el pedido del Reconocimiento a los Profes. Ana María Ramírez Zarza y José Yorg como “Representativos de la Educación Pública de la Provincia de Formosa”, en base y sustento de suficientes y probados méritos”.

Seguido a esta acción gremial ante el Ministerio de Educación, se sumó la acción legislativa por medio del Diputado provincial  Dr. Juan Carlos Amarilla solicitando al pleno el acompañamiento del proyecto que Declara “Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Provincial, a través del Ministerio de Educación y los organismos pertinentes, Reconozca a los Profesores Ana María Ramírez Zarza y José Yorg como “Docentes representativos de la Educación Pública de Formosa”.

Sólidos fundamentos.

Tanto el sindicalista como el legislador expusieron sólidos fundamentos que se sostienen en dos premisas fundamentales, expresadas, por cierto, por muchos docentes e investigadores (“El desempeño docente y la calidad educativa” (Guadalupe Iván Martínez-Chairez; Albertico Guevara-Araiza; y María Manuela Valles-Ornelas), que nos ayudarán a entender y meritar:

a) “La educación de calidad requiere que se acompañe, reconozca y se valore a todos los educadores, en especial a aquellos/as que van más allá de sus responsabilidades áulicas como es el caso por lejos de Ana y José”.

b) “El efecto que puede lograr un buen profesor en sus alumnos es determinante. Es por ello que la calidad de un sistema escolar es equivalente a la calidad de sus docentes”.

“Pero esencialmente la Cra. María Argentina Gómez Uría, Presidente de la Unión Internacional de la Cooperación Escolar-UICE, nos pinta formidablemente a estos dos docentes”: “En José Yorg y Ana María Ramírez de Yorg he encontrado una vocación cooperativista que, sin desmayos en sus largos trajinar de maestros tierra adentro, ha encontrado una manera de ¨formar¨ para la vida a sus alumnos. Sus experiencias, sus investigaciones, su afán de servicio, su amor por los niños, han enriquecido su enseñanza áulica y el contacto de ésta con el entorno comunitario que rodea la escuela”.

“Estos dos maestros argentinos que vuelcan lo que la vida sana y el estudio constante les ha ofrecido para sembrar, desde los primeros pasos escolares, lo mejor del ser humano, su afán por servir, Formosa, una de las provincias más necesitadas de la Argentina fue la receptora de sus inquietudes. El Ministerio de Cultura y Educación del Gobierno de la Provincia de Formosa no retaceó su oportuno apoyo creando la ¨Comisión Ejecutora de Cooperativismo y Mutualismo Escolar”.

Así, la disputa política, cultural y educativa del cooperativismo, coadyuvando a imaginar y construir un mundo mejor, ahora y aquí mismo es, entonces, cuando la lucha bondadosa pasa por conquistar reconocimientos.

¡En la fraternidad, un abrazo cooperativo!

Fuente de la información:  https://insurgenciamagisterial.com

Fotografía: José Yorg

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Derecho a la educación en contextos migratorios: narrativa biográfica (2/3)

Por: Observatorio del Derecho a la Educación y la Justicia

El Plan Nacional de Desarrollo (2019) señala que en Estados Unidos viven poco más de 12 millones de migrantes mexicanos, la mitad de ellos indocumentados y hacia los cuales, en muchos de los casos, se observan prácticas infrahumanas en el mundo laboral e injusticia social y educativa. De acuerdo con Honneth (2007, 2010), el olvido y el menosprecio hacia la otredad o la diferencia genera un agravio moral en las sociedades del capitalismo moderno, particularmente en el terreno de la migración, que es tolerada y permitida entre los países centrales y periféricos.

La ilusión de la hospitalidad del cosmopolitismo kantiano se ve truncada por las migraciones masivas contemporáneas, las políticas migratorias y el retorno a los nacionalismos, a pesar de los acuerdos internacionales en materia de derechos humanos, que garantizan a los migrantes los derechos de todo ciudadano a recibir un trato digno y a trabajo sin abusos inhumanos, físicos y sexuales; el respeto a su libertad de creencias y costumbres; el acceso a la información de sus derechos, y a garantizar su derecho a los servicios educativos y sociales, entre otros, como lo señala la Convención Internacional sobre la protección de los Derechos de todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares (1990).

Como se mencionó en la primera parte de este texto (1/2), el acercamiento a la población migrante en la Ciudad de Nueva York, ciudad santuario de la población migrante a propósito de la problemática del derecho a la educación superior, abunda en el sentido de la investigación que se realiza en la Ibero, en la línea Derecho a la educación, política y justicia educativa  y en el compromiso ético y político acerca de ¿para quién investigar? Sin duda, los aportes de la teoría de reconocimiento de Axel Honneth permiten centrar la atención en dar voz de los sin voz y en estudiar los intersticios que se abren para generar procesos de exigibilidad y justiciabilidad en materia de derecho a la educación.

Angelo Cabrera arribó a los Estados Unidos con el sueño americano de mejorar sus condiciones de vida y de sus padres (que viven en México), y en su camino se fue configurando como sujeto de derecho, una vez que descubrió que los migrantes sí tienen derechos, a pesar de su experiencia de injustica en el mundo laboral. Como lo narra en sus propios términos:

Trabajé en varios lugares, en supermarkets, fruterías, trabajé… limpiando los cines. En sí, primero trabajé limpiando cines, porque era en la noche; entonces, no había ningún problema. Después trabajé en fruterías, trabajé en un supermercado, ahí sí creo que… ahí sí me tenían encerrado en el basement, no podía… Salir, le ayudo a concluir la idea, sin despojarme aún de la indignación de verlo en pleno Bronx, sustraído de su propia vida y en el fondo de un sótano.

Ajá, continúa, no podía estar afuera, en el día, entonces… Obviamente, para mí, era normal, ¿no? Pero cuando lo analizas, es como… es un abuso a tus derechos laborales, y fue de ahí que me salí y me fui a Manhattan a buscar trabajo.

Conforme avanza el relato, lo siento un poco más ligero, más confiado, agradecido.

Ya después… empecé a trabajar en restaurantes, en delis coreanos, fue ahí donde conocí a una muchacha de Sudcorea y ella me regaló $280 dólares para yo ir a hacer mi GED, que es la equivalencia al high school de acá, la cual no podía estudiar, o sea, no había terminado el bachillerato; entonces, aquí me puse a estudiar la revalidación del bachillerato, la Prepa Abierta, digamos, el programa se llama GED y… pues, al final, inicia este interés por ir a la escuela, después de que termino mi GED apliqué a la universidad… Era difícil porque, como indocumentado, pues no, casi no sabes de los posibles beneficios, casi no sabes si puedes entrar a estudiar o no, y pues todo fue como… ir aprendiendo en el camino, preguntando. Yo apliqué, llegué y dije “quiero estudiar” y me dijeron si tenía docu… que si tenía seguro social y dije que no, que yo quería estudiar, y fue entonces cuando… ingresé a la universidad y me dieron un número de identificación (que utilizó como su numero de seguro social)  y fue ahí que descubrí que un indocumentado podía estudiar.

Con un gesto de congratulaciones, me dispongo a ir mucho más allá pues, quién es este hombre y por dónde ha llegado hasta esta situación, todavía bastante comprometida en un país donde los derechos de las minorías importan tan poco, menos aún si son migrantes. ¿Y cómo es posible?, le pregunto, para provocarlo una vez más, mientras pienso en qué red salvadora tuvo que tenderse para ampararlo.

Ah, todo se dio así; entonces, empecé a decirle a la gente qué podía estudiar, podía ir a la universidad. Ayudaba a estudiantes, uno por uno; todavía no estaba la organización, y los ayudaba. Eventualmente, por ahí de 97 fue cuando conocí a Robert Smith (profesor de la Universidad de la Ciudad de Nueva York). Hubo un evento comunitario al que vino un senador o, qué sé yo, de México, y, pues, estaba ahí, en la conferencia, estaban hablando sobre las necesidades de la comunidad, pero al último, como que se desvió un poco la reunión y empezaron a hablar sobre la imagen de los mexicanos… me presenté como estudiante de la universidad. Les dije que no conocía a muchos estudiantes y que era importante seguir… promoverles los estudios y les dije que yo ayudaba a estudiantes así, individualmente, uno por uno, los ayudaba a que entraran a la universidad, pero que no conocía muchos, ¿no? Si acaso, había conocido uno ahí, en la universidad, y era ciudadano americano, pero que yo era indocumentado y que sí se podía estudiar, ¿no? Entonces, fue cuando ya se acercó el profesor Smith, Domínguez, que era de Mi Casa México; Pérez también se acercó, que él trabajaba ya para CUNY y el consulado, y todo como que se fue haciendo, ¿no? Pues, vamos a hacer talleres. Por ahí de 97 hicimos el primer taller universitario en el consulado de México y, este… incluso los… personal mismo del consulado me habían dicho… fuera del evento dicen, “no, ni saquen muchas sillas, no va a venir gente, la gente no quiere estudiar, no saquen sillas”. Y lo habíamos promovido como para estudiantes indocumentados, ¿no?, que podían ir a la universidad. Se anunció por los medios de comunicación, el periódico y, para nuestra sorpresa, había llegado muchísima gente, como más de 500 personas. Tuvieron que sacar los speakers a la calle. Las bocinas, afuera, porque había mucha gente. Conocí hasta gente que era de Polonia y estaba esperando, ahí… esperando por la noticia.

Mi mente se instala en algún lugar de Nueva York, reproduzco la escena de cientos de jóvenes de diversos orígenes convocados por la única idea de cumplir el legítimo sueño de acceder a la educación superior. Ah, también había muchachos de otras nacionalidades, le digo para inducir a la siguiente fase del relato.

Ajá, sí, porque era la primera vez que se hablaba abiertamente sobre que los indocumentados podían ir a la universidad. Entonces, ahí estaban todos, se les dio el taller y, pues, empieza una serie, ahí, de trabajo, porque era… por primera vez se veía el interés por la comunidad y la universidad. Entonces, empieza a trabajar en la creación de un grupo de apoyo en la universidad, un taskforce… Un grupo de trabajo que se encamina a lograr un objetivo definido, un bloque de acción, una marea humana que se dirige socavar la herrumbre de la discriminación, divaga mi mente, mientras dejo que continúe su relato.

Y empezamos a… no recuerdo quién estaba de cónsul, pero se empezó a trabajar dentro de la universidad, se empezó ya a crear una serie de ferias educativas para la comunidad mexicana, se empezó a promover en todos lados y, bueno, pues, todo dio resultado, ¿no? Y, eventualmente, también nos sucede el evento del In-State Tuition, que es el evento de las Torres Gemelas, se cambian diferentes políticas dentro de la universidad, y a los estudiantes se les obliga a pagar como “estudiantes fuera del estado…”.

La mención de las Torres gemelas me marca un nuevo alerta en la reconstrucción de la historia del joven líder. Un suceso que cimbró al mundo y dividió la historia de la humanidad en un antes y un después del 9/11, no pudo dejar intacto el orden de los acontecimientos que Angelo narra. Me dispongo a atrapar los distintos impactos que semejante hecho tuvo en la vida los jóvenes esperanzados en continuar con sus estudios en el país de destino. Estudiantes, ¿qué?, le cuestiono con asombro para que sea más preciso.

Fuera del estado. So, hay un programa; bueno, antes, existía una política interna, era lo que se le llamaba en In-State Tuition, pero ya en 2001, cuando fue lo de las Torres Gemelas, el abogado de la universidad mandó un aviso, cartas a estudiantes indocumentados, que porque la ley de mil novecientos noventa… 1996 Idle Law prohibía a las instituciones universitarias que recibían fondos de… de gobierno, proveer algún tipo de beneficio a personas que sean indocumentadas. Entonces… pues de ahí, como éramos estudiantes indocumentados, nos mandan a decir… Fue en Thanksgiving, después de Thanksgiving que nos mandaron las cartas, que tenían que pagar como estudiantes extranjeros o fuera del estado, o sea, era la colegiatura más alta, ¿no? En sí, tenían que pagar como estudiantes extranjeros. Pues, obviamente, para muchos de los estudiantes indocumentados, amigos míos, fue como un… sí, un shock, algo muy duro, heartbreaking, le llamamos acá, porque ellos tenían que pagar ya como, más, dos veces, tres veces más de lo que pagaban. Entonces, por alguna razón, pues, no sé, pasé desapercibido, nunca recibí esa carta.

Como oriunda de México, algunos sucesos inexplicables me resultan familiares. ¿Cómo fue que este joven pudo pasar desapercibido y continuar en el apoyo de otros? Pero como investigadora, me resistí a creer que “algo” hubiera ocultado el nombre de Angelo Cabrera de la lista de interpelados por la norma “Fuera del Estado”. Decidí ir más a fondo de este asunto. ¿Tú, seguías en la universidad?, inquirí mirándole a los ojos.

Yo seguía como si nada, pero, pues a todos mis amigos sí les mandaron la carta, y dijimos pues, hay que organizarnos como estudiantes, ¿no? Y fuimos con Domínguez de Mi Casa México, nos organizamos e iniciamos una serie de campañas para poder erradicar… bueno, para poder pasar una ley, una legislación, que les diera el beneficio a Nueva York, a los estudiantes indocumentados que estaban en universidades y pagar como residentes americanos, lo que le llamamos ahorita, es el In-State Tuition, o colegiatura del Estado. Entonces, a la misma vez, en Texas, también se iniciaba un movimiento; era como cuando estábamos en medio de protestas, Texas también, Texas, obviamente, en Texas hubo más apoyo rápido y se pasó allá y fueron los primeros. Después fue en Nueva York y después se adhirieron como 18 estados que pasaron este In-State Tuition y, pues, de esa forma, los estudiantes indocumentados podían asistir a las universidades y pagar como residentes ciudadanos americanos, digo, apenas hace como unos dos meses, New Jersey acaba de pasar esto.

Lo narrado por Angelo Cabrera en el fragmento anterior da cuenta de los procesos de exigibilidad por parte de los estudiantes que se organizaron para cambiar la política universitaria del pago de colegiatura como residentes de los estados de Nueva York, Texas y Nueva Jersey, entre otros. En términos de la investigación del derecho a la educación superior en contextos migratorios, esto nos invita a preguntarnos acerca de los procesos de constitución de los sujetos de derecho y de la construcción de agencia, lo que también abre el campo del derecho a la educación más allá de la educación obligatoria: la educación superior como derecho nos enfrenta y reta a dar cuenta del cumplimiento obligado del mismo.

Referencias

Honneth, A. (2007). Reificación. Un estudio en la teoría del reconocimiento. Buenos Aires: Kats editores.

Honneth, A. (2010). Reconocimiento y menosprecio. Sobre la fundamentación normativa de una teoría social. Buenos Aires: Kats editores.

Oficina del alto comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (1990). Convención internacional sobre la protección de los derechos de todos los trabajadores migratorios y de sus familiares. Adoptada por la Asamblea General en su resolución 45/158, de 18 de diciembre de 1990. Recuperado de https://www.ohchr.org/sp/professionalinterest/pages/cmw.aspx

Presidencia de la República (2019). Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.  México: Gobierno de México. Recuperado de http://gaceta.diputados.gob.mx/PDF/64/2019/abr/20190430-XVIII-1.pdf

 

Fuente: http://www.educacionfutura.org/derecho-a-la-educacion-en-contextos-migratorios-narrativa-biografica-2-3/

 

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