Andragogía y formación docente

Por: Flavio de Jesús Castillo Silva

Resumen

            En todo proceso formativo entre adultos, la Andragogía es importante para que los participantes puedan desarrollar con mayor interés y pertinencia sus procesos de aprendizaje, con ella pueden realizar procesos formativos como cursos, talleres, diplomados tanto en la educación formal como no formal y en específico en la formal pueden ser especialidades, subespecialidades, maestrías, doctorados y postdoctorados.

Palabras clave: Andragogía, Trayecto formativo, procesos formativos, praxis andragógica.

Introducción

            En el presente artículo, se hace notar, la manera en que la Andragogía puede ser utilizada en la educación entre adultos a través de una praxis andragógica descrita enfatizando la fase de planeación básica o pre-planeación y la co-planeación debido a que en otros artículos se han abordado los demás momentos como el proceso de orientación-aprendizaje y la evaluación. Asimismo, se menciona el uso de la Andragogía en intervenciones ergológicas para que no se asocie de manera limitada de que la Andragogía solo puede ser en los centros universitarios.

Desarrollo

En 1977, el Dr. Félix Adam, definió a la Antropogogía como “ciencia y arte de instruir y educar permanentemente al hombre en cualquier periodo de su desarrollo psicobiológico en función en función de su vida cultural, ergológica y social” (p. 42), actualmente el término de “educación permanente” ha sido sustituido por la UNESCO como “educación a lo largo de la vida” basado en los cuatro pilares propuestos por Delors (1996), esto rompió con el paradigma de que solo los infantes necesitaban educación, haciendo desde entonces diferentes trayectos formativos[1] tanto en la educación formal y no formal.

Para el caso de la educación formal, específicamente en aspecto curricular, se establecieron planes y programas de estudio en posgrado (diplomados, maestrías, doctorados, postdoctorados; en otros casos han sido especialidades y subespecialidades), para satisfacer las necesidades de formación de profesionistas que buscan contar con un mayor grado de especialización y perfeccionamiento que le permita destacar dentro de su gremio con técnicas y si fuese necesario para su ejercicio el uso de equipamiento, éste será de vanguardia, asimismo, al interior de las instituciones educativas y como consumo interno, están los procesos de formación docente y de actualización profesional.

En la educación no formal, puede ser atendida en sus diferentes ámbitos:

  1. En el ámbito organizacional, los procesos formativos ergológicos[1] pueden ser encaminados hacia el desarrollo humano, orientación a la filosofía institucional y hacia la actualización funcional.
  2. En el ámbito social, los procesos formativos estarán orientados hacia oficios, educativos, idiomas, música y canto, deportes, aspectos cívicos, negocios, religiosos, entre otros. Algunos de ellos regulados por instituciones gubernamentales que puedan dar al menos un aval en México como puede ser la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS)o la Dirección General de Centros de Formación para el Trabajo (DGCFT) y otras se registran en la Secretaría de Educación Pública (SEP) tanto estatal como federal.

Para el ámbito educativo, cada vez son más las instituciones de educación superior (IES) que buscan brindarle a su claustro docente procesos formativos que perfeccionen su práctica como tal, esto se da más en las IES públicas que en las privadas. Generalmente y de acuerdo a la estructura organizacional que prevalezca en la IES, habrá uno o varias personas que se encargarán de darle seguimiento a un cantidad de docentes que bien pueden estar agrupados por carrera (licenciatura) o área de conocimiento; éstos apreciarán las evaluaciones al docente por parte de sus estudiantes y con esos resultados bien podrá identificar las fortalezas de sus docentes pero también las áreas de mejora que tienen, se agrupan, se ordenan y serán las que se solicitará que para el siguiente inter semestre o periodo de formación docente ya planificada se determinen los temas a abordar en los procesos formativos antes mencionados.

Algunos podrán atenderse a corto y a mediano plazo de manera presencial o virtual:

  1. Corto plazo: a través de cursos específicos sobre una temática o talleres porque la idea no nada más será abordar el tema sino hacer algún o algunos productos de dichos contenidos.
  2. Mediano plazo: con la oferta de diplomados que al cabo de “n” cantidad de módulos que a su vez representan una cantidad de horas de trabajo, harán un proceso en donde la IES invierten, pero saben que redundará en beneficios para el estudiantado en primer lugar y para procesos como la certificación o acreditación.

De manera indistinta al tiempo y a la modalidad, como se está consciente que el proceso formativo será entre adultos, entonces, éste debe estar planificado para desarrollarse de acuerdo a la praxis andragógica, por lo que el facilitador encargado del proceso formativo a poner en marcha deberá considerar las fases necesarias en la praxis andragógica:

Figura 1. Praxis andragógica (Castillo, 2018, p. 116).

La praxis andragógica representada en la figura 1, se compone de las siguientes fases:

  1. Planeación básica. Con la finalidad de evitar el magistrocentrismo, el facilitador se abocará a identificar con base en los contenidos: antología, técnicas de aprendizaje colaborativo (TAC) que más sean pertinentes, instrumentos o cuestionarios que sean necesarios aplicar para conocer alguna(s) característica(s) de los participantes y datos de los participantes (número de integrantes, edades, embarazadas, adultos de la tercera edad, participantes con alguna cardiopatía, entre otros).
  2. Encuadre. Esta fase se dividirá en dos partes: (i) la coplaneación, en esta fase podrá el facilitador acordar con los estudiantes situaciones como: identificación de necesidades (puede ser con el formato SQA), tolerancia al inicio, porcentajes para la autoevaluación, coevaluación y evaluación unidireccional (docente), orden de los contenidos, entre otros; (ii) contrato de aprendizaje, ya organizados en equipos de uno, tres o cinco, los participantes podrán determinar en dicho formato la manera en que quieren abordar su materia, qué evidencias de aprendizaje entregarán, cuándo y cuánto valdrá de su porcentaje. Aquí valdría la pena mencionar que hay procesos como los estándares de competencia que ya están especificados los productos o evidencias de aprendizaje.
  3. Desarrollo o ejecución. En esta fase los participantes desarrollan sus actividades, el facilitador estará al pendiente revisando los contratos de aprendizaje porque a lo mejor algún equipo propuso en su contrato hacer una actividad en plenaria, entonces, es necesario ponerse de acuerdo con ellos, los participantes, para ver la hora y el tiempo a utilizar en esa actividad, si son varios equipos para esa sesión que hayan estipulado, se debe cuidar que no use todo el tiempo de la sesión debido a que los equipos deberán continuar con sus actividades como equipo.
  4. Evaluación. Se debe considerar un tiempo necesario para esta actividad, ya que se deberá considerar la autoevaluación y la rúbrica que deba contestar (ésta deberá ir más encaminada hacia el producto), otra rúbrica para la coplaneación, en este caso, ésta deberá estar orientada hacia el proceso y por último la evaluación unidireccional o del docente donde en las rúbricas anteriores podrá hacer sus anotaciones y con eso determinar las calificaciones.

Las etiquetas en la figura 1 que dicen “H&P”, significa que se hace uso de los principios andragógicos del Dr. Félix Adam de Horizontalidad y Participación, en la otra etiqueta que solo dice “P”, es que en ese proceso solo está el principio de la participación. Con respecto a la antología, Brockett e Hiemstra (1993) sugieren que sea planificada a la par de los contenidos y que sin importar si es impresa o digital, ésta deba estar ordenada para una mejor organización del acceso a los contenidos por parte de los participantes.

A la par de la antología, estos autores señalan que dada las características de los participantes (docentes de diferentes áreas de conocimiento), es conveniente elaborar algo que he particularizado y he llamado el “avanzómetro” donde aparecerán las etapas principales del proceso formativo, de tal manera que cada vez que se vayan cubriendo los temas, esto se refleje en el “avanzómetro”, de esta manera visual, el participante podrá identificar la parte que falta y eso disminuirá su ansiedad.

Figura 2. Antología (Castillo, 2018, p. 119).

            El “avanzómetro” deberá estar en algún lugar visible durante el proceso formativo y el facilitador consciente de su función, estará en cada etapa haciendo el énfasis para que los participantes no se sientan perdidos durante las actividades realizadas y faltantes. En la figura 3 se muestran dos ejemplos, uno circular y el otro secuencial.

Figura 3. Avanzómetro (Castillo, 2018, p. 121).

            En procesos formativos que tienen como objetivo perfeccionar el quehacer docente, la antología o libro de texto funge una función importante porque se vuelve la fuente de consulta principal, no la única, promoviendo con estos materiales lo que en una plática con el Dr. Manuel Castro Pereira, rector de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela en el año 2015 enunció: que la Andragogía es la libertad del adulto en situación de aprendizaje.

Notas:

[1]El trayecto formativo[se expresa en] un documento que se elabora encolectivo y tiene como propósito fundamental plasmar las acciones deactualización y capacitación a través de las cuales se van a atender, subsanar osatisfacer las necesidades que exponga el colectivo para realizar con eficacia,eficiencia y calidad, su trabajo.

[1] La ergología derivada etimológicamente de los vocablos griegos:ergon (acción, obra, trabajo empresa) y logos (palabra, discurso, razón, tratado), tiene dos acepciones:(a) estudio general del trabajo, teniendo como objeto el trabajo y lo estudian en sus distintos aspectos, cada una desde su propio punto de vista; y (b) ciencia del trabajo, estudia científicamente el trabajo en sí, en cuanto a sus presupuestos, condiciones, organización, relaciones, desarrollo, rendimiento y valoración (http://www.mercaba.org/Rialp/E/ergologia.htm).

Referencias

Adam, F. (1977). Andragogía. Caracas: FIDEA.

Brockett, R. e Hiemtra, R. (1993). El aprendizaje autodirigido en la educación de adultos. Barcelona: Paidós Educador.

Castillo, F. (2018). Andragogía. 2ª Ed. México: Instituto Multieducativo Latinoamericano.

Delors, J. (1996). La educación encierra un tesoro. París: Santillana-UNESCO.

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Proceso formativo de andragogía utilizando whatsapp como medio educativo

Por:  Flavio de Jesús Castillo Silva

Resumen

El presente documento tiene como propósito compartir la experiencia de la metodología empleada en un proceso formativo con más de treinta participantes radicados en doce diferentes países (México, Guatemala, Cuba, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Venezuela, Colombia, Perú, Brasil y Alemania), en idioma español y con el uso de la red social WhatsApp como medio educativo sustituyendo cualquier otra plataforma más formal como Moodle, Blackboard u otra.

Palabras claves

Andragogía, proceso formativo, educación a distancia, red social

Abstract

The purpose of this document is to share the experience of the methodology used in a training process with more than thirty participants based in twelve different countries (Mexico, Guatemala, Cuba, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panama, Venezuela, Colombia, Peru, Brazil and Germany), in spanish language and with the use of the WhatsApp social network as an educational medium, replacing any other more formal platform such as Moodle, Blackboard or other.

Key words

Andragogy, training process, distance education, social network

Desarrollo

El profesional del siglo XXI en general tiene más actividades reales y creadas que por consecuencia el día le parece muy corto para realizar todo lo que se le presenta diariamente planeado o no, el mantener una agenda llena provoca que tenga pocos momentos para participar en procesos formativos que le permitan actualizar, renovarse o introducirse a diferentes áreas de conocimiento, por lo que se queda en algunos casos hasta en el intento.

Como aliado de dicho profesionista del presente siglo están los smartphones, teléfonos móviles inteligentes, mismos que año tras año se auto superan y por consecuencia, existe en el mercado una guerra despiadada entre marcas con sus modelos. En estos teléfonos, de las aplicaciones que más aprecian y utilizan los usuarios son las denominadas “redes sociales”, específicamente el Facebook y WhatsApp encabezan la lista por años y ambas coincidentemente del mismo propietario: Mark Zuckerberg.

Por otro lado, el docente universitario ha denotado, incluso con videos publicados en diferentes redes sociales como Facebook y Youtube, la predisposición al uso de la tecnología por parte de sus estudiantes haciendo contradictorio el proceso de aprendizaje incluyendo las tecnologías de la información y comunicación (TIC), lo consideran como distractor debido a que tienen la premisa que el celular es sinónimo de redes sociales y en muchas ocasiones, dichos docentes ocultan a través de la restricción del uso de dispositivos móviles su ignorancia o inseguridad en poder operar actividades didácticas con el uso de los celulares.

Las redes sociales han acercado a las personas sin importar las distancias ni el tiempo, han creado una necesidad de comunicación hacia el exterior que cada vez ha hecho que tengan tanto éxito, ya que ha sido motivo de compartir experiencias de alegría o tristeza, asuntos significativos o de cosas triviales como ir a comer tal o cual platillo, independientemente de los sentimientos, emociones y sensaciones, las redes sociales han creado una increíble o fatal dependencia a los dispositivos móviles que algunos han muerto en accidentes automovilísticos o caminando debido al constante visaje hacia la pantalla del dispositivo móvil esperando un nuevo mensaje o una nueva notificación.

Metodología

Basado en una necesidad de formación acerca de la Andragogía, cuya característica prevalecía que eran más de treinta participantes de doce países (México, Guatemala, Cuba, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Panamá, Venezuela, Colombia, Perú, Brasil y Alemania), considerando las condiciones que prevalecían tanto en cantidad de participantes hispanoparlantes como de lugares geográficamente dispersos con distancias variables y que difícilmente podrían reunirse para una formación presencial y muchos de ellos desconocidos entre sí, el contenido del proceso formativo se determinó basado en la experticia del facilitador: (1) introducción a la Andragogía, (2) el adulto, (3) praxis andragógica, (4) evaluación andragógica.

Se decidió utilizar la red social WhatsApp para que fuese el medio para desarrollar el proceso formativo tomando en cuenta que es una de las redes más utilizadas en el mundo, por otra parte, experimentar alternativas en ambientes virtuales de aprendizaje sin el uso de una plataforma tecnológica como Moodle, Blackboard  u otra, asimismo, se pudiese aprovechar la ocasión para ilustrar una estrategia didáctica que contribuya a minimizar la predisposición de los docentes universitarios que por falta de orientación hacia las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) tajantemente han prohibido el uso de los dispositivos móviles y puedan revalorizar su uso en el aula.

Para tal desafío educativo y basado en lo indicado por la Andragogía, se comenzó con la parte de pre-planeación (Castillo, 2014), la cual consistió en la propuesta de contenidos, la elaboración de una antología digital, asimismo, se diseñaron algunos materiales didácticos que podrían ser utilizados. En la parte de gestión del curso, se abocó a registrar a cada participante en el smartphone destinado para este proceso formativo y verificar que cada uno de ellos realmente pudiesen estar en WhatsApp, para ello, especialmente para los nuevos participantes se les enviaba un mensaje de bienvenida y se esperaba el acuse correspondiente de dicho mensaje, en el caso de los participantes ya contactados por diferentes circunstancias se consideró no necesario confirmarle.

Considerando que la fase de pre-planeación fue finalizada de acuerdo a lo esperado, se dio comienzo en la tercera semana de mayo del 2017 el proceso formativo con WhatsApp, para ello, se hizo un grupo en este medio con los participantes y se les dio un espacio de tiempo para que se presentasen entre ellos, con la finalidad de minimizar situaciones distractoras como envío de memes o cosas similares, se optó por crear un grupo igual al original denominado TABLERO que sirvió para la comunicación informal dentro de los participantes y el grupo original denominado ANDRAGOGÍA, sería el punto de encuentro académico.

Para la primera sesión se hizo un video de presentación y de una introducción a los diferentes andragogos, sin embargo, por el peso del video y la limitante del ancho de banda de la red empleada, se optó por enviarlo en audio con el formato MP3, la estrategia en lo general se basó en: (1) antología digital entregada en un conjunto de enlaces y PDF, (2) una micro intervención expositiva y (3) trabajo colaborativo en los equipos conformados para este proceso formativo.

Para ello, después de haber hecho la presentación del audio, se les pidió a los participantes que conformasen equipos de trabajo, sugiriéndoles que de preferencia fuesen de diferentes países, ya seleccionados los integrantes de cada equipo, se les pidió que hicieran un grupo en WhatsApp y que me incluyeran, en la mayoría de equipos todos sus integrantes tuvieron atributos de administrador del equipo inclusive el facilitador.

Asimismo, basados en la praxis andragógica de Castillo (2014) y siendo parte de la coplaneación, se les pidió que cada equipo decidiera la manera en que representarían a través de productos de aprendizaje las evidencias de sus aprendizajes, por lo que cada equipo tuvo que presentar su contrato de aprendizaje acerca de la manera en que atenderían su proceso formativo, dicho contrato de aprendizaje es un instrumento inherente a la Andragogía por el cual, los participantes en equipos deciden qué productos de aprendizaje realizarán (seleccionados por ellos mismos), los criterios de proceso y de producto, porcentajes de valor y fechas de entrega de cada producto, considerando en todos los casos una actividad determinada por el facilitador denominada “actividad integradora” que se menciona más adelante.

Cada lunes de cada semana que durase el proceso formativo, el facilitador daría una conferencia relativa al tema correspondiente, para esta actividad, el facilitador hizo un guion de dicha participación en una tabla a dos columnas, en donde en la columna izquierda iría una imagen de una diapositiva hecha en PowerPoint y en la columna derecha el texto que explicaría la imagen, así se constituiría la parte expositiva debido a los limitantes de ancho de banda antes mencionados.

Figura 1. Fragmento del guion de la primera sesión del proceso formativo de Andragogía utilizando WhatsApp como medio educativo.

Continuando con lo mencionado en la praxis andragógica de Castillo (2014), la ejecución del proceso formativo lleva una gran participación al interior de los equipos, sin embargo, en todos los contratos de aprendizaje hay una actividad integradora que bien puede definirse como el medio por el cual se aplican los conocimientos desarrollados por los participantes durante el proceso formativo y que generalmente se hace a través de una técnica de aprendizaje colaborativo, como puede ser un caso y un escenario de aprendizaje en problemas, entre otros.

Un proceso igual de importante fue la fase de la evaluación en donde estuvieron presentes la autoevaluación, la coevaluación y la evaluación unidireccional o del facilitador. Basados en ellos se logró determinar la calificación final correspondiente a cada participante de cada equipo.

Conclusión

El proceso formativo en su fase de preplaneación, fue acertada en su elaboración, la antología dio una base teórica necesaria para solventar cualquier actividad dentro del proceso formativo, el guion pensado basado en las propias limitaciones tecnológicas, sobre todo en el ancho de banda de la red, asimismo, los materiales didácticos fueron ad hoc al medio educativo.

Con respecto a la fase de coplaneación, se solventaron situaciones principalmente de comunicación incluyendo cuestiones semánticas, ya que aún que en los diferentes países latinoamericanos son hispanoparlantes, hay palabras que tienen diferentes significados por lo que se cuidaron ese tipo de detalles, por otra parte, se tuvieron dificultades en el uso de la plataforma (WhatsApp) porque no todos tenían el mismo nivel de manejo.

Para la fase de ejecución del proceso formativo, los equipos denotaron de igual manera ciertas dificultades en la elaboración de sus productos de aprendizaje debido al poco manejo de técnicas colaborativas en internet, eso provocó que hubiese postergación de tareas y deserción en los equipos, y a pesar de que fue una actividad totalmente gratuita, el grado de compromiso hacia el curso fue disminuyendo según las sesiones. La actividad integradora como parte previa para el proceso de evaluación y con la situación antes planteada, fue una actividad que fue reportada por un mínimo de equipos y por consecuencia, la fase de evaluación no fue realizada como debió haber sido de acuerdo con la teoría.

El WhatsApp como plataforma para un proceso formativo tanto asíncrono como síncrono, es una herramienta poco explorada por los facilitadores universitarios y de posgrado, que considerarla como un medio educativo puede ser de fácil acceso, de bajo costo y con una riqueza de recursos que orientados a la educación pueden sorprender en su aplicación.

Referencias

Castillo, F. (2010). Andragogía: una base para la formación del recurso humano. México: ASMAC.

Castillo, F. (2014a). Andragogía. Procesos formativos entre adultos. México: Carteles Editores.

Castillo, F. (2014b). De profesionista a Profesor en 12 horas. México: Soluciones Educativas.

doctor.flaviocastillo@gmail.com

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Praxis andragógica: la democratización del aprendizaje

DCE. Flavio de Jesús Castillo Silva

doctor.flaviocastillo@gmail.com

México

Resumen

En el presente artículo, se busca dar la argumentación acerca de la praxis andragógica y de la manera que ésta favorece la democratización del aprendizaje dentro del aula con los participantes, entendiéndose la democratización en el aula como el cambio que todo facilitador que base su quehacer docente desde la Andragogía y que por convicción comparta la responsabilidad del curso, desde su planeación hasta su evaluación con sus participantes, promoviendo un ambiente de trabajo que sea libre de situaciones amenazantes en la integridad física, psicológica o moral de sus participantes apoyándose en los principios andragógicos de horizontalidad y participación.

Abstract

In this article, we seek to give the argument about the andragogical praxis and the way that it favors the democratization of learning in the classroom with participants, meaning democratization in the classroom and change everything facilitator based teaching work from Andragogy and conviction to share the responsibility of course, from planning to evaluation with participants, promoting a work environment that is free from threatening situations in the physical, psychological or moral integrity of its participants relying on andragogical principles horizontality and participation.

Keywords

Andragogy, Praxis Andragogic, Learning, Democratization.

Introducción

En el presente artículo, se dilucidará acerca del uso de la Praxis Andragógica como un medio de democratización del aprendizaje en el aula, para ello las condiciones del ambiente de trabajo será determinado por los componentes del modelo andragógico del Dr. Castro Pereira citado por Castillo (2014) que son: el andragogo, el participante, el grupo y el ambiente de aprendizaje (pp. 27-29); quienes basados en los principios andragógicos del Dr. Adam -Horizontalidad y Participación-, podrán interactuar en pro del aprendizaje, en donde el participante será más proactivo y propositivo, asimismo, el facilitador dejará de buscar mantener el control del curso y abrirá hacia el grupo para promover la corresponsabilidad, por consecuencia, sucederán algunas situaciones propias en la praxis andragógica como: el ajuste entre todos de los contenidos, de la logística, de la evaluación. Haciendo con ello, que la praxis andragógica augure mejores situaciones de aprendizaje.

Desarrollo

De las bondades que tiene la Andragogía con los adultos en situación de aprendizaje, son los principios andragógicos mencionados por el Dr. Adam (1987): horizontalidad y participación.

El primero tiene que ver con el reconocimiento de que todos los que están participando en el proceso formativo son adultos y, por ende, tienen conocimientos y experiencias personales, laborales y profesionales; puede ser que tengan diferentes edades o que algunos estén con enfermedades de diferente magnitud, por lo que en lo general son adultos, pero cada quien tiene su propio repertorio de situaciones que puedan incidir en su aprendizaje. En este principio, el facilitador –andragogo– se integra al grupo, siendo uno más de manera real.

Con respecto al principio de participación, se puede entender como el involucramiento que tienen los estudiantes en la toma de decisiones en situaciones relacionadas con el curso, sus contenidos, sus evaluaciones o relacionadas con el grupo, así, el uso de este principio permite que el facilitador, comparta algo muy preciado para los pedagogos: el control del curso, por lo que éste en la Andragogía se vuelve abierto, promueve la toma de decisión de los integrantes del grupo; todos los integrantes del grupo y el facilitador, tienen voz y voto sin que haya alguien diferencia en ese sentido. “El proceso participativo en la actividad andragógica estimula el razonamiento, el análisis de las ideas, el mejoramiento o reformulación de propuestas, a aceptar o rechazar de manera argumentada toda formulación o hipótesis” (Adam, 1987, p. 19).

Según Adam (1987), son seis los factores psicofisiológicos característicos en el adulto para su aprendizaje y que hay que tenerlos presentes durante la formación: (a) reacciones perceptivas adecuadas; (b) destreza en el aprendizaje; (c) intereses vitales; (d) normalidad intelectual; (e) capacidad memorativa y (f) poder de rendimiento.

Por otra parte, le queda claro al facilitador que los adultos cuando se incorporan a un proceso formativo, sus principales motivadores de acuerdo a los estudios realizados por Adam (1987) son cuatro: (a) económico, (b) capacitación profesional, (c) seguir estudios superiores, (d) extender la sociabilidad y relaciones humanas; con la mezcla de factores psicofisiológicos y las motivaciones principales para procesos formativos, podrá crear mejores ambientes de aprendizaje junto con sus participantes.

Ya que se define la perspectiva en la que se basa la Andragogía, la praxis andragógica, se sustenta en el capital humano con que se disponga en el grupo durante las situaciones de aprendizaje, así el andragogo no va a enseñar, ni los participantes van a ver “qué les enseñan”, sino más bien, es un encuentro en donde se establece con los participantes las tomas de decisiones más convenientes para todos, en donde unos aprenderán de otros y viceversa, en una relación dinámica, de corresponsabilidades, de análisis crítico y aplicaciones basados en experiencias y perspectivas profesionales y/o laborales. Por lo que se considera que la praxis andragógica tiene como fin emancipar al participante basado en los principios andragógicos de horizontalidad y participación y promover su autorrealización.

Por lo antes descrito, el andragogo debiese tener las competencias profesionales docentes necesarias para tener a cargo la responsabilidad institucional de una materia o asignatura, que bien puede conseguir a través de una certificación, formación o experiencia, de las que resaltan son:

Tabla 1.

Competencias del facilitador (fragmento).

Competencia

Descripción

Comunicativa

Se espera que el docente de educación superior pueda tener la fluidez necesaria para poder expresarse verbalmente sin ninguna dificultad, con el tono y volumen de voz que permita (sin gritar) cautivar la atención del grupo, asimismo, que cuando presente algún material didáctico o escriba en el pizarrón (verde o blanco) lo haga sin faltas ortográficas, que su texto sea legible y tenga el tamaño suficiente para poder ser apreciado por todos los estudiantes presentes. Otra parte importante de la comunicación es que su lenguaje corporal sea pertinente, sin exageraciones.

Andragógica

El docente actual deberá tender a la profesionalización, buscando poseer los conocimientos necesarios acerca de las teorías de aprendizaje, de la Andragogía, poseer un amplio repertorio de técnicas didácticas, saber desempeñarse como tutor y como asesor de acuerdo a las necesidades institucionales y poseer conocimientos básicos de diseño curricular.

Tecnológica

Esta competencia consiste en manejar con soltura y destreza la paquetería básica (como el Office) y especializada (Prezi y centenares de aplicaciones en línea). Como parte de esta competencia pide que el docente pueda realizar material didáctico computarizado (MEC) ya sea a través de software educativo o creación de cursos en línea.

Social

La competencia social permite al docente mantener relaciones interpersonales asertivas y nutricias con sus estudiantes, manteniendo el marco de respeto que procure motivar y potencializar a sus estudiantes. Estrategias como aprender a escuchar, mantener diálogos cara a cara que procuren dar respuesta a las inquietudes de los estudiantes. De acuerdo a las políticas institucionales se podrá hacer uso o no de las redes sociales como una extensión de dicha relación interpersonal.

Nota: Fuente: Castillo (2012, pp. 11-12).

Para George Aker las características más sobresalientes que definen la eficacia de los facilitadores de aprendizaje serían las siguientes:

  1. Poseen un gran sentido de identificación, por ejemplo, tratan de ver las cosas como las verían sus estudiantes.

  2. Utilizan en forma consistente la recompensa o el reconocimiento; rara vez usan el castigo y nunca ridiculizan.

  3. Tienen un sentido profundo de responsabilidad; disfrutan de su trabajo y gustan de la gente.

  4. Sienten seguridad de sus propias habilidades, aun creyendo que pueden hacerlo mejor.

  5. Tienen un profundo respeto por la dignidad y valor de cada individuo, y acepta a sus estudiantes tal como son, sin reservas.

  6. Poseen un sentido agudo de justicia y objetividad en relación a otros.

  7. Están dispuestos a aceptar o experimentar nuevas ideas y planes, así como evitar emitir conclusiones prematuras.

  8. Tienen una gran paciencia.

  9. Reconocen la singularidad y potencia de cada individuo y construyen sobre ellas.

  10. Son sensitivos a las necesidades, temores, problemas y metas de sus propios estudiantes.

  11. Reflexionan sobre sus experiencias e intentan analizar en términos de éxito o derrota.

  12. Son humildes en considerar su papel y evitan utilizar el poder que es asumido por algunos educadores.

  13. No pretender tener respuestas y disfrutan de aprender al mismo tiempo con otros.

  14. Están continuamente ampliando su campo de interés.

  15. Están comprometidos e involucrados en su propio aprendizaje permanente (Adam, 1987, p. 40).

Aunado a lo anterior, se espera que el facilitador sea una persona con la madurez suficiente, misma que da la experiencia laboral, profesional y/o de vida, aquel que sabe que en los procesos formativos su único propósito será promover las situaciones de aprendizaje y no estará maliciosamente intentando relacionarse con algún o alguna participante, en palabras de la ponente Leticia Hernández, en el año 2003, dijo en una conferencia: “el docente sabe que de su trabajo saca para la torta [emparedado], pero no saca de ahí mismo ‘la carne’”, por lo que su comportamiento deberá denotar los suficientes valores morales y éticos, que abone en el ambiente de aprendizaje, donde nadie se sienta amenazado en su integridad física, psicológica o moral.

Con un facilitador que cumpla ambas situaciones, la praxis andragógica podrá tener mayor éxito, porque se dedicará más a la democratización del salón y esto implicará, que no sea ni por él o por ni un participante el arrebato de la responsabilidad de la toma de decisiones. Otra cosa que sucederá dentro de este proceso democratizador en el aprendizaje, es que uno de los procesos controlados por docentes que estén sustentando su práctica docente en la Pedagogía es el proceso de evaluación, mismo que en la Andragogía también existe una corresponsabilidad, por lo que la evaluación tendrá los tres momentos: diagnóstica, formativa y sumativa, sin embargo, con respecto a los agentes de la evaluación, se mencionan según su importancia y de preferencia en su valor: autoevaluación, coevaluación y evaluación unidireccional. Partiendo de que en la Andragogía queda claro que el adulto es el experto de su aprendizaje, la autoevaluación debiese tener un porcentaje alto del porcentaje total, la coevaluación en ese orden de importancia y la del docente -la evaluación unidireccional- deberá ser la de menor porcentaje, por ejemplo, la autoevaluación 40%, la coevaluación 30% y la evaluación unidireccional –la andragogo– 30%.

También es necesario que el participante se reoriente hacia su aprendizaje, por lo que se requiere de él:

  • Altos niveles de responsabilidad durante el proceso de aprendizaje.

  • Énfasis en la creatividad y criticidad objetiva, como vías para propiciar la manifestación del pensamiento convergente y divergente frente a hechos y opiniones.

  • Apertura sostenida hacia los procesos de innovación y cambios.

  • Utilización de la auto-evaluación para estimular el crecimiento personal.

  • Reconocimiento al crecimiento individual como vía para afianzar los logros personales.

  • Aceptar la co-evaluación como un proceso de retroalimentación permanente y altamente participativo.

  • Énfasis en la producción continua de trabajos de investigación significativa (Adam, 1987, p. 38).

Conclusiones

La praxis andragógica democratiza el aprendizaje en el aula debido a que el facilitador renuncia al control y asume su responsabilidad como tal, evitando el control del curso y por convicción da paso a que en el proceso formativo, los participantes con una actitud proactiva y propositiva y de común acuerdo con el facilitador propongan el ambiente de aprendizaje más adecuado para desarrollar sus actividades, por lo que determinarán desde un principio las necesidades de aprendizaje a atender, el orden de su abordaje, la logística dentro del curso así como la evidencias de aprendizaje por equipo de trabajo con sus respectivos porcentajes, el porcentaje de ponderación para la autoevaluación, coevaluación y evaluación unidireccional.

El andragogo o facilitador, al saber las características del adulto en situación de aprendizaje, gustoso podrá hacer realidad lo que Nikos Kazantzakis dijo que «el maestro ideal es aquél que se pone en el panel de un puente por el cual invita a sus alumnos a cruzar y que luego de haberlos ayudado en el cruce, se desploma con alegría, alentándolos crear sus propios puentes» (Adam, 1987, p. 108).

Referencias

Adam, F. (1987). Andragogía y Educación Universitaria. Caracas: FIDEA.

Castillo, F. (2012). De profesionista a profesor en 12 horas. Oaxaca: Soluciones Educativas.

Castillo, F. (2014). Andragogía. Procesos formativos entre adultos. Oaxaca: Carteles editores.

Artículo enviado por su autor a la redacción de OVE

Imagen tomada de: https://i.ytimg.com/vi/iCLtkQatFSU/hqdefault.jpg

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