Un futbolista iraní rumbo a la horca… y el desdén de la FIFA

Ante el caso de Amir Nasr-Azadani, la máxima autoridad del futbol internacional y las selecciones nacionales afiliadas a ese organismo han optado por el silencio.

El homicidio de Mahsa Amini por no usar “correctamente” el velo islámico desató una ola de protestas en Irán y en el mundo. La indignación alcanzó incluso al balompié, cuando jugadores iraníes en partidos internacionales se manifestaron en favor de los derechos de las mujeres. Sin embargo, la osadía les ha costado la represión del régimen encabezado por Ali Jamenei, que incluye desde amenazar a sus familias para que dejen el activismo, borrarlos del equipo nacional y condenarlos a la horca, como en el caso de Amir Nasr-Azadani. Ante el escándalo, la máxima autoridad del futbol internacional, FIFA, y las selecciones nacionales afiliadas a ese organismo han optado por el silencio.

A medio mundo le pasó de largo que el entrenador de la selección de futbol de Irán, Carlos Queiroz, desafió a la federación de ese país con tal de contar con el delantero Sardar Azmoun entre los 26 convocados que participaron en el Mundial de Qatar 2022. El portugués soportó las presiones de los directivos contra el futbolista que se granjeó su desprecio por osar protestar por el fallecimiento de Mahsa Amini, kurda de 22 años que murió tras ser salvajemente golpeada y torturada por la Policía de la Moral.

Eran mediados de septiembre cuando Amini fue detenida por no llevar puesto el velo de manera correcta. Su “pecado” fue dejar sin cubrir un pequeño mechón de su cabello. Fue arrestada el 14 de septiembre pasado, y entró en coma por los golpes que recibió en la cabeza. Murió dos días después. Su asesinato ha desencadenado una serie de protestas en Saquez, ciudad natal de Amini, que, a su vez, generaron manifestaciones a escala nacional, principalmente en la capital, Teherán, contra el régimen islámico de Alí Jamenei, líder supremo, y de Ebrahim Raisi, presidente de la república.

El nivel de indignación fue tal que alcanzó al futbol. El 27 de septiembre último la selección de Irán se enfrentó con la de Senegal en un partido amistoso realizado en Viena. Mientras sonaba el himno nacional, los jugadores estaban cabizbajos, llevaban puestas unas chamarras negras sin escudo ni símbolos patrios. El encuentro se realizó a puerta cerrada. Afuera del estadio había una multitud protestando. Azmoun marcó el gol del empate a uno, pero no lo celebró.

Más tarde, el futbolista de 27 años publicó el siguiente mensaje en sus redes sociales: “No puedo quedarme callado. Si el castigo es ser expulsado de la selección, es un pequeño precio a pagar. Deberían avergonzarse por la facilidad con la que pueden asesinar a una persona. Larga vida a las mujeres iraníes”.

El contundente mensaje del jugador del Bayer Leverkusen de la Bundesliga fue borrado unas horas después. Su manifestación contra el gobierno lo hizo ver como un enemigo que desafía a un gobierno con 40 años en el poder que no está acostumbrado a la crítica.

Algunos otros integrantes de la selección, como Omid Noorafkan, Milad Sarlak, Mohammadrez Akhbari y Saman Fallah, quienes secundaron públicamente a su compañero, fueron borrados de un plumazo del equipo. El Mundial se les esfumó. Si Sardar Azmoun estuvo en Qatar 2022, fue por la necedad de Queiroz, que aguantó fuertes presiones para llevar al máximo goleador iraní en activo.

Azmoun llegó con 37 goles a la Copa del Mundo y un pasado de ocho años en el futbol de Rusia, con el Rubin Kazan y el Zenit de San Petersburgo. Tras el inicio de la invasión a Ucrania, el ariete partió a la Bundesliga.

Azmoun se convirtió así en la raíz de un movimiento de protesta de la selección nacional contra el gobierno iraní y en defensa de las mujeres de su país, que se visibilizó durante Qatar 2022. El 21 de noviembre Irán se enfrentó a Inglaterra en el primer partido de la fase de grupos. Los seleccionados dejaron atónitos a quienes en el estadio Al Kalifa de Doha o por la televisión observaron cómo los jugadores se quedaron callados durante la ceremonia del himno nacional.

Como un claro signo de apoyo a las protestas contra el gobierno, que para ese momento, según organismos internacionales, ya había dejado cerca de 400 personas muertas, los futbolistas se negaron a entonar el himno de Irán, que es un canto a la Revolución Islámica de 1979. Se calcula que ahora la cifra se ha elevado a más de 500 fallecidos.

Las protestas en el Mundial de Qatar. Foto: AP / Alessandra Tarantino

Agentes infiltrados

Para el segundo partido en Qatar, frente a la selección de Gales, los iraníes ahora sí entornaron el himno nacional. No lo hicieron a todo pulmón, los más, si acaso, movían la boca. El 28 de noviembre, un día antes de jugar el último partido, nada menos que ante Estados Unidos, la cadena estadunidense CNN informó que, tras las protestas, los seleccionados fueron convocados a una reunión con miembros del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (IRGC), para advertirles lo que podría sucederles a sus familias si persistían en su actitud: se enfrentarían a situaciones de “violencia y tortura” si no cantaban el himno o si se unían a alguna protesta política contra el gobierno.

Según lo publicado por CNN, decenas de agentes del IRGC fueron reclutados para espiar a los jugadores iraníes, a quienes no se les permitió mezclarse fuera del equipo ni reunirse con extranjeros. “Hay gran cantidad de agentes de seguridad de Irán en Qatar recopilando información y vigilando a los jugadores”, citó a una fuente.

A los jugadores, dijo la fuente, les prometieron “regalos y autos” antes del partido contra Inglaterra. Sin embargo, el gobierno iraní pasó a amenazarlos y también a sus familias después de la humillación por la negativa del equipo a cantar el himno nacional.

“En el último partido contra Gales, el gobierno envió a cientos de actores que se hicieron pasar por aficionados para crear una falsa sensación de apoyo y fervor entre los seguidores. Para el próximo juego contra Estados Unidos, el régimen planea aumentar significativamente el número de actores en miles”, publicó CNN.

“Lo que haría falta es que fuese más dura la protesta internacional de los países contra Irán. Siempre, y ahora es más complicado por lo que aportan al mundo en términos de energéticos, entonces menos se atreven a tener acciones fuertes contra un país autoritario. Ya lo vimos en Qatar, cuando hubo posibilidad de que la FIFA, de que otros jugadores con presencia y fuerza internacional expresaran su protesta ante el régimen, cuando además hay jóvenes futbolistas amenazados. Uno se pregunta por qué no hay un apoyo más decidido.

“Luego, en lugar de coincidir con las protestas de los jugadores, había iraníes que estaban furiosos contra ellos, de tal manera que fueron agredidos en diferentes sitios en donde estuvieron. En el tercer partido, que además fue contra Estados Unidos, los mismos iraníes les hicieron la vida imposible a los jugadores gritando consignas en su contra durante todo el partido”, reflexiona Carlos Martínez Assad,­ investigador, catedrático y académico del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.

Un jugador de la liga profesional de Irán, Amir Nasr-Azadani, robó las portadas de los diarios internacionales y su nombre le dio la vuelta al mundo después de que se dio a conocer que fue acusado por el régimen iraní de un delito llamado moharebeh, que significa “enemistad con Dios”. El castigo que se le impuso fue morir en la horca, una pena que ya sufrieron otros jóvenes: Mohsen Shekari y Majid Reza Rahnavard, este último un practicante de lucha libre arrestado por participar en las manifestaciones dentro de Irán.

“Fifpro está conmocionada y asqueada por los informes de que el futbolista profesional Amir Nasr-Azadani se enfrentará a la ejecución en Irán después de hacer campaña por los derechos de las mujeres y las libertades básicas en su país. Nos solidarizamos con Amir y pedimos la eliminación inmediata de su castigo”, tuiteó el lunes 12 la Asociación Mundial de Jugadores Profesionales (Fifpro).

La agencia de noticias Tasnim, afiliada al IRGC, informó el 17 de noviembre que el coronel Esmaeil Cheraghi y otros dos militares fueron asesinados durante las protestas y, tres días después, publicó un video de las confesiones forzadas de tres personas acusadas de estos crímenes: Amir Nasr-Azadani, Saleh Mirhashmi y Saeed Yaghoubi.

IranWire, un sitio web colaborativo de noticias dirigido por periodistas iraníes de la diáspora y ciudadanos en Irán, informó que Nasr-Azadani había participado en algunas protestas, pero que nunca estuvo presente en la zona donde murieron los militares iraníes.

Según el presidente del Tribunal Supremo de la provincia de Isfahán, Asadolá Yafarí, “el acusado (Azadani) ha confesado abiertamente sus acciones criminales. También hay un video de cámaras locales y hay suficiente documentación de que esta persona es miembro de un grupo armado, y la acusación se ha emitido con base en estos documentos”.

EU. Activismo por los derechos en Irán. Foto: AP / Nathan Howard

La desafiliación, “un error”

Amir Nasr-Azadani está a la espera de sufrir el mismo destino que Majid Reza Rahnavard, quien fue ahorcado en público, ejecución que fue mostrada en los medios y que generó gran rechazo en todo el mundo.

“Aparecen estas protestas y uno ve que es un régimen cerrado que no está dispuesto al cambio y sí mucho a la persecución. Varios de quienes están siendo condenados son kurdos, o sea que son iraníes porque pertenecen a ese país, pero su afiliación nacional es más para el pueblo de Kurdistán, por eso también tienen muchas dificultades con el régimen (que es chiita).

“Es una persecución contra todo lo que no sea como ellos quieren, y como está claramente visto en el caso de las mujeres, que si no llevan la vestimenta como ellos autoritariamente lo han decidido, porque en El Corán no está marcada esa rigidez en el vestuario de las mujeres.

“Por eso, esa guardia moral que tienen fue la que se encargó de evitar que Masha encontrara apoyo en los medios, fueron dos o tres días de incomunicación y de torturas que la llevaron a la muerte. Así que mi nota es pesimista sobre lo que está pasando”, refiere el doctor en sociología por la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de la Universidad de París.

–Un senador español del Partido Popular pidió a la FIFA que no se quedara muda y que detuviera el Mundial para impedir la ejecución de Amir Nasr-Azadani, ¿le corresponde hacer eso a la FIFA?

–Pues la respuesta sería que no. La FIFA podría haber actuado en el momento del Mundial, es decir, cuando los ojos del mundo estaban puestos en Qatar y en lo que ahí estaba sucediendo, y lo dejó pasar, mostró un gran desinterés por el asunto. El discurso inicial del presidente de la FIFA (Gianni Infantino) me pareció interesante cuando habló de que había que acabar desde Occidente con la visión tan negativa que se tiene de los árabes y, sin embargo, se quedó ahí. Así se ve el costo de oportunidad que tuvo la FIFA en el momento inicial y no mantener esto sobre lo que se estuvo gestando en Irán mientras ocurría el torneo.

Infantino. Silencio ante el abuso. Foto: AP / Markus Schreiber

–En un escenario hipotético, que se hubiera detenido el Mundial para reclamarle a Irán que no ejecute al futbolista o a quienes protestan, ¿un régimen como el de Irán de verdad puede escuchar esas voces?

–Estamos frente a un régimen muy cerrado que dispone e incide en otros países. No creo que vaya a haber una reacción diferente de parte del régimen iraní, a menos de que haya algunas medidas económicas más fuertes de las que ya tiene, porque lamentablemente ya tiene y aun así no logran detenerlo.

“Hay demasiados intereses como para que el régimen pueda centrarse en la propuesta que viniera de ese mundo del futbol. Al terminarse el Mundial se les pasó el tiempo a la FIFA y a los equipos que pudieron haber apoyado a un compañero del futbol. Se terminaron los partidos y ya damos la vuelta a la página.”

–En todo caso, lo que la FIFA podría hacer es desafiliar a la federación de futbol de Irán, pero ahí los afectados serían los futbolistas…

–Ese tipo de medidas son contraproducentes. Tendría que ser al contrario, que no quitaran a Irán de todas partes, sino que lo involucraran, para poder actuar en condiciones como ésta. La actriz Taraneh Alidoosti, que también ha sido aprehendida, ha trabajado con el director Asghar Farhadi, ganador dos veces del Oscar como Mejor Película Extranjera. ¿Qué ha hecho Estados Unidos? Irle a recoger el Oscar, porque tiene prohibido el ingreso a ese país por ser iraní; entonces, lo aíslan en lugar de hacer que su presencia fuera más conocida y que los vínculos no se rompieran.

“Creo que sería más fácil estar actuando en un mismo campo y luego exigirle a Irán que cumpla con los derechos humanos. Tendríamos que acercarnos más, pero los organismos internacionales también expulsan de sus reuniones a los iraníes. Parecería ilógico después de todo lo que he dicho, pero sí, creo que el cambio sería, en lugar de estarlos aislando, separando y haciéndolos como el incomprensible, el que de tan malo no puede formar parte del concierto internacional, no alejarlos, porque eso impide que el mundo occidental pueda influir más en la toma de decisiones de ese régimen”, agrega Martínez Assad, colaborador de Proceso.

–¿Tendremos que resignarnos a ver cómo ahorcan públicamente a este jugador y a los demás manifestantes?

–No podemos resignarnos, creo que podemos protestar, y ojalá que de verdad se levantaran más voces. La FIFA es demasiado timorata y convenenciera, por eso es más difícil que haya una reacción, pero tenemos a los países, a otros regímenes. A un país como México ni siquiera parece interesarle lo que sucede en otras partes del mundo, pero sí hay otros que van a protestar por esos pobres muchachos que van a la muerte segura.

“Es lamentable pero creo que hay que seguir alzando la voz. No nos vamos a callar, vamos a seguir insistiendo en que todos los organismos internacionales puedan intervenir. Creo que habría que insistir con la ONU, lo han estado haciendo Antonio Guterres (el secretario general de las Naciones Unidas); el papa Francisco. Hay instancias que seguirán protestando y buscando evitar que estos jóvenes sean llevados a la horca por delitos que parecen inventados y que ni siquiera parecen tener sustento.”

El domingo 4 el régimen iraní anunció el desmantelamiento de la Policía de la Moral. Sin embargo, el fiscal general del país, Mohamad Yafar Montazerí, aclaró que el poder judicial continuará con la supervisión del comportamiento a escala comunitaria, pues “la vestimenta de las mujeres sigue siendo muy importante”.

Jamenei. Foto: Archivo

Fuente: https://www.proceso.com.mx/reportajes/2022/12/30/un-futbolista-irani-rumbo-la-horca-el-desden-de-la-fifa-299455.html

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Entrevista a Enrique Javier Díez Gutiérrez, autor de «La asignatura pendiente»: «Los estudiantes saben más del nazismo que del franquismo»

Por: Olga Rodríguez

El profesor en la facultad de Educación de la Universidad de León revela que casi la mitad de los libros de texto en España no reflejan la represión franquista y señala tergiversación y equidistancia en varios manuales. También desvela la ausencia de referencias a las mujeres republicanas y a la persecución que sufrieron.

Generaciones enteras en España siguen sin conocer bien en qué consistió la represión franquista y cómo fue la lucha contra la dictadura tras la Guerra Civil. ¿Por qué? Esa es la pregunta que se hizo el profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León Enrique Javier Díez y, para hallar respuestas, decidió impulsar con otros profesores universitarios un estudio pormenorizado sobre los libros de texto de secundaria y bachillerato que abordan esa época histórica. Además, él y sus colegas elaboraron una encuesta, entrevistando a 610 profesores y profesoras de Historia de institutos de todo el país sobre su percepción de los contenidos en los manuales.

La conclusión fue clara: «El sistema educativo sigue blanqueando el franquismo demasiado a menudo», señala Díez, autor del libro La asignatura pendiente, en el que recopila los hallazgos del estudio, contando los fallos y carencias de muchos libros de texto a la hora de abordar el franquismo. El profesor considera que no basta con analizar, así que elaboró con sus compañeros una propuesta: una serie de unidades didácticas con un enfoque en derechos humanos para ponerlas al servicio de todos los docentes interesados en ofrecer una visión más ajustada y detallada de aquella época.

«Se agotaron las publicadas en papel, nos las han pedido de todas partes, muchas personas dedicadas a la enseñanza las están usando», relata en conversación con elDiario.es.

Foto: El ensayista y profesor universitario Enrique Javier Díez Gutiérrez, autor de La asignatura pendiente

Recientemente Díez y la editorial con la que publica, Plaza y Valdés, han mantenido contacto con la Secretaría de Estado de Memoria, a la que han hecho llegar estas unidades –disponibles en Internet–, proponiendo que sean usadas como herramienta educativa en todo el país, ya que desde el Gobierno se había manifestado interés por transmitir el aprendizaje de la memoria democrática en las escuelas.

«No puede tratarse de algo que dependa de la voluntad del profesorado de turno, como ocurre ahora. Debería estar integrado en el currículum, y eso es lo que se ha propuesto a la Secretaría de Estado, que lo tengan todos los departamentos de Historia de todos los institutos de este país. No hemos obtenido respuesta aún. Estamos a la espera», explica el autor de La asignatura pendiente.

El origen del proyecto

Hace unos años Díez y otros profesores universitarios que colaboraban en la realización del documental Los campos del silencio, de Eloína Terrón, acudieron al pueblo berciano de Fabero (León) para preguntar a los chicos y chicas del instituto qué sabían del pasado de sus propias familias.

«Fabero fue un pueblo con esclavos del franquismo, represaliados a los que pusieron a trabajar en un campo de concentración en la mina. Nos llamó la atención que, cuando preguntamos, de los 21 estudiantes que había en la clase solo una sabía algo de aquello, y no porque se lo hubieran contado en la escuela o instituto. Lo llamativo es que casi todos habían tenido abuelos o bisabuelos represaliados, era la historia de su propia familia lo que desconocían», cuenta.

Los profesores organizaron entonces una visita al lugar donde familiares de esos alumnos habían sido forzados a trabajar como esclavos. «Fue una experiencia única, un aprendizaje no solo intelectual, sino también emocional. Lo emocional es fundamental para ponerse en la piel del otro y empatizar. Por eso países como Alemania o Argentina organizan habitualmente visitas a lugares de memoria: son experiencias a través de las cuales se puede comprender mucho mejor lo que supuso la represión de las dictaduras», explica.

Poco tiempo después de aquello Enrique Javier Díaz proyectó en una de sus clases el documental El silencio de otros, en el que se aborda la represión franquista y la búsqueda de personas desaparecidas. «Resultó una especie de epifanía para ellos, muchos reaccionaron diciendo: ‘Nos han robado parte de nuestra historia’, porque hasta ese momento desconocían este pasado que explica tanto nuestro presente», señala.

Fue entonces cuando la idea de escribir las unidades didácticas y el libro La asignatura pendiente tomó forma. «La falta de conocimiento provoca generaciones de desmemoriados, que desconocen no solo la represión franquista, sino la lucha por la democracia o la presencia de los maquis. La mayoría de la población solo tiene contacto con la historia académica en la escuela. Si esto no se aborda en los colegios e institutos, se perpetúa la ignorancia. Los estudiantes saben mucho más del nazismo que del franquismo», reflexiona.

La represión contra las mujeres, ausente

Foto: mujeres rapadas y humilladas por la represión franquista en Oropesa, Toledo. Fondos de la Biblioteca Nacional Española.

Uno de los fallos que ha detectado el estudio detallado en La asignatura pendiente es que «la represión franquista contra las mujeres está completamente ausente de los libros de texto», explica durante la entrevista con elDiario.es:

¿En qué consistió esa represión contra las mujeres?

Se les rapaba el pelo: para el franquismo el pelo largo era el símbolo de la cultura de la feminidad, quitárselo equivalía a robarles la identidad, la feminidad. Eran obligadas a ingerir aceite de ricino, que provocaba diarreas constantes, y las paseaban por las calles en esa situación. Se les aplicaba violencia sexual, se las violaba. Eran castigos destinados específicamente a ellas. Pretendían volverlas a poner en lo que consideraban que era su lugar. Ellas habían logrado derechos, reivindicado libertades, y querían ponerlas «en su sitio», atarlas a la pata de la cama. Muchas, además, recibieron castigos por ser esposas, hermanas, familia o amigas de los republicanos.

Se usaban además otros castigos específicos que trataban de atentar contra su rol reproductivo, castigos vinculados a la maternidad. Separaban a las madres de sus hijos en las cárceles y se inició el robo de bebés para darlos en adopción a familias cercanas al régimen, para que fueran educados con familias de bien, porque sino, serían infectados con el ‘gen rojo’.

En definitiva, se las castigaba por ser rojas, por ser mujeres y por haber roto moldes y estereotipos. El objetivo era volverlas a colocar en un papel subordinado. El cuerpo de las mujeres fue usado como campo de batalla, para la humillación constante, muchas veces con el objetivo de vencer a los parientes masculinos ausentes. Y todo eso no aparece en ningún libro de texto, está absolutamente invisibilizado.

Además de la represión franquista contra las mujeres, han identificado ustedes otros temas tabú que no suelen ser abordados en los libros de texto.

Eso es permanente. Por ejemplo, el papel de la Iglesia católica. El texto de la editorial Vicens Vives de cuarto de la ESO, que quizá es el que más se implica y detalla, dice literalmente que «esa represión fue llevada a cabo con el consentimiento de los grupos sociales que respaldaban el alzamiento y en ocasiones con el apoyo de la propia Iglesia». ¿Cómo que «en ocasiones»? Todos los obispos, excepto el de Pamplona, firmaron una carta en la que respaldaban el franquismo y además iban denunciando a la gente, eran ellos los que recibían la denuncia para que luego se aplicara castigo y se torturara a los señalados.

El papel legitimador de la Iglesia en el proceso de represión sistemática fue bendecido por la jerarquía católica. Sin embargo, esto solo se menciona en la mitad de los libros de 4º de la ESO y de 2º de Bachillerato. Anaya, por ejemplo, señala en su libro de 2º de Bachillerato: «La jerarquía eclesiástica estuvo al tanto de la represión oficiada por los ganadores, eligió muchas veces el silencio o la justificación de los excesos pretextando un bien mayor». Es como una especie de blanqueamiento. Sin embargo, no es que estuviera al tanto, es que fue una de las de las protagonistas fundamentales de la represión.

La editorial Laberinto va más allá y dice que la Iglesia «apenas tuvo otra opción». ¿Cómo que «apenas tuvo otra opción»?. Lo justifica diciendo que «en la zona republicana se desencadenó una persecución indiscriminada e incontrolada contra el clero católico». Es como volver a retomar toda la historiografía del fascismo y plasmarla en los libros de texto. Ha habido una Transición y cuarenta años de democracia, no se puede seguir manteniendo la ideología franquista en los libros de texto que están estudiando chicos y chicas del siglo XXI.

En el libro también menciona otros asuntos que no aparecen en los manuales.

La lucha antifranquista es otro tabú. O el enriquecimiento de familias franquistas a costa de las republicanas expoliadas, o la implicación activa de una parte de la sociedad civil que se sentía vencedora, o la triple represión dirigida contra las mujeres, una represión que estuvo organizada de forma sistemática.

En La asignatura pendiente expone equidistancias presentes en muchos libros de texto aún. En algunos hay incluso falsedades…

Sí. Hay muchos libros que buscan equiparar, hacer un paralelismo entre golpistas y defensores de la democracia, y para ello hablan de los «desmanes de ambos bandos». Algunos afirman que «uno y otro lado provocaron las mismas víctimas», mintiendo, porque para empezar los golpistas ejercieron durante cuarenta años una represión sistemática, legal y además con carácter retroactivo.

Hay un libro, de la editorial Bruño, que señala que «en el territorio republicano se desarrolló el terror rojo, muy turbulento contra la Iglesia y contra los partidarios de los sublevados, y en la zona nacional se impuso más sistematizado el terror blanco, que represalió y fusiló a numerosas personas fieles a la República». Es decir, presenta el modelo de los dos terrores. Esto es el relato del franquismo trasladado a libros de texto. Se sigue blanqueando de alguna forma la dictadura. Otro de los aspectos preocupantes es la invisibilidad y la minimización que se hace de la represión franquista. Solo la mitad de los manuales hacen referencia a la represión franquista a pesar de que duró cuarenta años.

Algunos textos hacen referencia a los paseos, pero si preguntas a los alumnos muchos no saben de las cunetas, ni de las fosas, ni de la represión sistemática. Tampoco se habla de la persecución que se ejerció contra familiares o amigos de republicanos. Varios libros de texto que sí mencionan la represión lo hacen definiéndola como una persecución política o una limitación de libertades y, por tanto, minimizándola. Bruño, la más escandalosa, se limita a decir que «las autoridades regularon la vida pública y privada». ¿Esa fue toda la represión?

Algunas editoriales, como Vicens Vives, han empezado a incorporar más referencias, afortunadamente. Pero en muchos casos siguen siendo aún pequeños apuntes, no abundan en ello. Dicen que la represión se institucionalizó y que fue sistemática, pero no la describen, lo dejan ahí, es insuficiente, se limitan a términos muy abstractos.

¿Qué han encontrado en las encuestas realizadas al profesorado?

Que los obstáculos son numerosos. Cuento una anécdota muy gráfica. Un profesor de Filosofía comparó en una clase de segundo de Bachillerato la Biblia con un libro de Harry Potter, con la voluntad de indicar que no era científico, sino una creación literaria. Pues bien, dos alumnos le denunciaron a la dirección. La dirección exigió al profesor que pidiera perdón. Lo interesante es el argumento que ofreció la jefa de estudios, que era profesora de Historia, y quien dijo: «Esto es como cuando yo llego a la época de la Guerra Civil, paso de puntillas por el tema y no entro mucho porque hay alumnos de los dos bandos, hay que ser equilibrado en la docencia».

Ese argumento de esa profesora es como comparar a las víctimas con el victimario, al violador con la violada, es una equidistancia que está muy presente en muchos libros de texto. Hay muchos profesores que no llegan a explicar la época del franquismo porque el temario comienza por la Prehistoria. Otros llegan pero optan por pasar de puntillas, excepto los más comprometidos. Hay muchos que aún conciben que sigue habiendo una guerra fratricida, que hay que mirar hacia delante sin abordar el asunto porque culpan por igual a los golpistas y a los defensores de la democracia. Es una cultura educativa preocupante.

¿Qué consecuencias tiene esta falta de conocimiento en materia de memoria histórica en nuestra sociedad?

Muchas. Empezamos a analizar los libros porque los textos escolares siguen dominando el currículum, los libros ayudan a construir el imaginario colectivo de las futuras generaciones, la percepción del pasado, presente y futuro. Hemos visto que esto ha generado una desmemoria brutal. Esto me choca, porque en países como Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Argentina o la propia Polonia se abordan estos temas, se visitan lugares de memoria.

Las dictaduras siempre usan el olvido para imponer su visión de la historia y por eso la democracia es la garante y la responsable del recuerdo y la memoria que se lega a las futuras generaciones. Si un solo alumno o alumna acaba sus estudios obligatorios sin conocer lo que fue la represión franquista para varias generaciones, entre las que estuvieron en muchos casos sus propias familias, estamos ante una tragedia en pleno siglo XXI.

Y si además han cursado Bachillerato y no saben que actualmente hay una generación de nietos y de nietas que luchan para recuperar la memoria y la dignidad de estas generaciones de represaliados y que reclaman verdad, justicia, reparación, es que algo estamos haciendo muy mal en el sistema educativo. Porque el derecho a saber creo que es algo que debe ser desarrollado por todos los centros educativos y en todos los libros de texto escolares, al margen de la editorial que sea, al margen de que sea un centro educativo público, privado o concertado. Es un deber, el deber de la verdad.

¿Qué aprendizaje se puede extraer de todo esto?

Hay quienes dicen que no hay que remover el pasado ni reabrir heridas. Están equivocados: el deber de memoria está plasmado en el derecho internacional y en los derechos humanos. Reyes Mate, a quien entrevistamos mucho para nuestros documentales, lo dice muy bien: las heridas no están cerradas y su único tratamiento es la verdad, la justicia y la reparación. Juan Gelman, el poeta argentino, decía que no pocos de quienes preconizan el olvido del pasado en realidad persiguen el olvido de su pasado particular. Herederos del franquismo, cuando dicen eso, en el fondo lo que quieren es que se olvide su pasado particular.

¿Qué reflexión final hace sobre esta equidistancia y esta falta de conocimiento que hay aún sobre la II República, el golpe de Estado del 36, la guerra y la dictadura?

Los historiadores advierten de que la incomprensión nace fatalmente de la ignorancia del pasado. No se puede construir un futuro con un pasado basado en la impunidad. Por eso para ser demócrata hay que ser antifascista. No se puede seguir blanqueando el fascismo, como se hace demasiado a menudo en el sistema educativo. No hay neutralidad ni equidistancia posible entre el fascismo y la democracia.

Fuente: https://rebelion.org/los-estudiantes-saben-mas-del-nazismo-que-del-franquismo/

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Metabolismos del ego

Por: Fernando Buen Abad

Si la medida de la salud (suponía Freud) es “la capacidad de amar y la capacidad de trabajar”[1], todo se desfigura cuando la capacidad se reduce a sólo amarse a sí mismo y la capacidad de trabajar radica en esforzase sólo para sí sometiendo, además, el trabajo de otros al beneficio de uno solo. Reina el amor por el individualismo para romper con la comunidad. El ego es inseparable de la lucha de clases, y los opresores han encontrado -siempre- argumentos de sobra para justificar su preminencia sobre los oprimidos. O se creen dioses o se creen semidioses; o se creen emisarios de la (o las) divinidades o de plano se creen mejor dotados por la “raza”, la “genética”, las “bellezas”, la “inteligencia” o la “suerte”… con todas sus combinaciones. Y no hay quién les aguante el ego[2].

La egolatría es una enfermedad inclemente. Un mundo enfermo de belicismo rentable, enfermo de usura bancaria, enfermo de guerras mediáticas… sufriendo hambre, analfabetismo, corrupción, represión y humillaciones infinitas contra los más desposeídos. Un mundo destazado por terratenientes, exhausto de contaminantes, atrofiado de mercantilismo y bañado en sangre de todas las violencias del poder dominante… es un mundo enfermo al que le ha costado demasiado encontrar el remedio para todos sus males: la superación del capitalismo que se adueñó del poder del dinero, del poder de las armas, del poder de los medios y del poder del insulto contra los dominados. El principio de comunidad demolido por la individualidad de los ególatras.

El ego inflamado, de sí y por sí, es uno de los sub-productos más odiosos, que rompe el cúmulo de las relaciones sociales y se produce en ese punto donde se patologízalo individual cuando domina la negación del conjunto. Son muchas las fuentes y las causas por las cuales una persona sube a las cumbres de sí mismo para quedarse a vivir ahí donde el paisaje es perfectoporque todo lo que ve es el reflejo de su persona en todas “sus obras”. Incluso en las que no existen. Son muchas las argucias del sistema económico e ideológico dominante que, incapaz de inspirar respeto por sus valores morales, se empeña en imponer amor por lo puramente individual incluso cuando su mérito único, a falta de contribución al bien común, radique a en amarse a sí mismo. Y son interminables las invenciones de la clase dominante para ahogar en ego todo sueño de vida buena en comunidad. Con la moraleja del “rico que se hace solo”, del talento que “nada le debe a otros”, del “golpe de suerte” como destino inmutable para los que nacen “en buen cuna”… tenemos un fanatismo histórico empeñado en postrar a la comunidad humana ante los atrios del “ego” que se adueñó de todo.

Para el ego se filman películas, se imprimen revistas con sus portadas, se editan libros, se escriben canciones y se despliega una parafernalia descomunal planetaria que hoy ya es, además de un daño severo por contaminación visual y sonora, un asco mundial por el regodeo de la nadería a cambio de la fachada del individualismo. Desde las empresas y los gobiernos hasta las familias, las escuelas, las oficinas y las iglesias. Egos para toda ocasión, para todo lugar y para cada momento. Egos desorbitados en las campañas políticas y en las campañas publicitarias… egos en los libros de historia y en las histeria de los libreros. Egos para la dama y egos para el caballero. Niños y niñas, ancianos y ancianas. El ego es el opio de los pueblos. También.

Nadie se salva, unos más y otros menos, la inflamación de los egos es una pandemia que debemos atender, mientras podamos, y antes de que lleguemos al delirio cotidiano de pensar que todo lo que ocurre, lo que se habla o lo que se calla, sucede por nuestra persona y en función de nuestras muchas (autoproclamadas) “virtudes”. Urge intervenir antes de que toda conversación, propia o ajena, creamos que se refiere a nosotros y que tenemos siempre el derecho de intervenir en cualquier charla, contando los anecdotarios más individuales, aunque no venga al caso o aunque a nadie le importe pero creamos, absolutamente convencidos, que vienen al caso y que a todos les importa. Y no hay vacunas en el mercado porque el mercado, precisamente, está intoxicado de ego virulento. Es su garante.

No es lo mismo el aprecio profundo por los valores y por las luchas que, encarnadas en personas, representa a comunidades o pueblos. No es lo mismo el orgullo o el honor que experimenta aquel que todo lo da para el beneficio de la comunidad sin esperar encumbrar su ego con lisonjas de ocasión. No es lo mismo el respeto de los compañeros por aquel que se desprende de sí para fundirse en lo común haciendo de lo individual pieza indisociable de la colectividad. En la teoría y en la práctica de todos los días. No es lo mismo, en suma, la lucha del que se entrega a la lucha de todos por una comunidad organizada para sí y en ella hace su identidad para que lo identifique el colectivo como un ser de lo colectivo. Eso es nuestro conjuro contra el ego convertido en ideología por la clase dominante.

Si como Marx pensaba la “personalidad” es el producto del conjunto de las relaciones sociales, estamos obligados a desplegar herramientas para la crítica de tales relaciones sociales envueltas por las relaciones de producción dominantes. Estamos obligados a propiciar los escenarios y las experiencias donde, cada día y a cada hora, recordemos que somos lo que somos gracias a la historia que han forjado los pueblos sobre los hombros de sus luchas, mientras han padecido todos los desplantes del ego y el individualismo generados desde la clase dominante como la moral en la que debemos forjarnos. Como si eso fuese un triunfo moral. Estamos obligados a desplegar todas las herramientas del pensar crítico que es una de las más grandes conquistas sociales de la humanidad porque el grado de desarrollo social depende del grado del desarrollo y diversidad del pensamiento en la práctica. Pero es necesaria la igualdad y la justicia para que pensamiento y desarrollo no sean privilegio de unos cuantos. Piénsalo sin el ego de la clase dominante.

[1]Aproximación al Concepto de Salud Mental Vigente desde una Perspectiva Psicoanalítica https://revistas.unc.edu.ar/index.php/aifp/article/viewFile/13197/13397

[2]http://dle.rae.es/?id=EQoDoir

Fuente: https://www.telesurtv.net/bloggers/Metabolismos-del-ego-20180910-0006.html

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Esperanza a partir de lo que tenemos en América Latina: educación popular y teología de la liberación

Por: Oscar Soto

Y serás tú, por fin, la Patria Grande,

India, negra, criolla, libre, nuestra, un Continente de fraternos Pueblos, del Río Bravo hasta la Patagonia.  

Que Dios, la paz, el mar, el sol, la vida…

Serás un parto de utopías ciertas y el canto de tus bocas hermanadas enseñará la dignidad al Mundo.

Pedro Casaldáliga

Nuestra América, levantada entre las masas mudas de indios, llena de pueblos apresurados por conocerse para pelear juntos, tal las intenciones de José Martí; tiene un manantial de recursos materiales y simbólicos que la describen, entre defectos y virtudes. Sobresalen, sin embargo, dos grandes características que se enredan en el retrato de nuestra particularidad: tributamos la peor de las desigualdades y poseemos el encanto de las mayores esperanzas.

Somos pobres, dominados y excluidos; pero persistentes, luchadores y esforzados. Fuimos colonizados, despojados y desposeídos pero supimos re-inventarnos en movimientos, abrazos, solidaridades y revueltas. Esta es una de las razones por las cuales nuestro continente es un territorio de esperanza: la comprensión del mundo, en nuestro sur, fue y es mucho más grande de lo que nos propone la crueldad del día a día.

¿De qué realidad hablamos?… Hace más de 500 años desde la llegada del colonizador, los pueblos amerindios se transformaron en materia prima para un fenómeno relativamente moderno en la época: la racialización de los cuerpos en tanto jerarquías sociales, físicas y políticas. Esa división tajante entre opresores y oprimidos constituye parte del peor legado de la colonia en nuestras corporalidades y geografías, vigente hasta hoy.

De la religión, la política y la sociedad colonial que nos impusieron, poco podemos rescatar, salvo el recuerdo de que fuimos “bárbaros” y ahora tenemos “civilización”, dicen todavía. Hablar de educación y creencias en un territorio despojado y “evangelizado” aun debería causar escozor entre “los vencedores”. Las espiritualidades ancestrales que se intentaron -y se intentan- despoblar de Nuestra América, son el grito permanente contra el relato del dominador, son la descolonización y la libertad por la que se lucha aquí. No obstante esto, con el tiempo América Latina se ha re-inventado. Aquellos oprimidos y negados también se rearmaron; la educación popular y la teología de la liberación latinoamericanas son un punto pequeño que dan cuenta de ello.

Pedagogía y fe para la Patria Grande.

La acumulación de experiencias de la Educación Popular -desde Paulo Freire en adelante- ha intentado oponer a la cultura capitalista hegemónica, la cultura popular y sus formas de solidaridades ancestrales, como el mejor camino para la educación política de base; como una dinámica nueva que busca vincular las carencias diarias con los proyectos utópicos. A diferencia de la política heredada de los dominadores, presente en muchos partidos tradicionales en la actualidad, la educación popular propone re-educarnos en los 

movimientos sociales de base, acumular poder popular y construir alternativas desde abajo, potentes al punto de mover a los de arriba también.

Sucede que el mismo cristianismo que se impuso a capa y espada, también gestó su orillo contestatario en rechazo a la religión opresora, reivindicando para sí un evangelio anti-imperial y un Jesús hermano y compañero. La Semana Santa por la cual transitamos recordando muerte y resurrección, no es otra cosa que el retorno de los vencidos a la escena de la historia. Las formalidades de creencias o adscripciones de fe pasan a un segundo plano. En un continente empobrecido todo es relativo, salvo el hambre y la exclusión de los últimos de la hilera.

Aunque parezcan ya pasadas de moda en un siglo nuevo, las enseñanzas de la educación popular y la teología de la liberación latinoamericanas, se mantienen por fuerza de los tiempos que nos tocan vivir: ni la fe en un futuro mejor, ni la organización popular pueden quedar fuera de las batallas que damos contra el capitalismo, el colonialismo y la sociedad patriarcal en las que habitamos. Este tiempo de reflexión para quienes creen y quienes no, es el espacio para mediar las estrategias que se opongan a aquello que es más fuerte aun que el sistema económico que padecemos: el modelo cultural e ideológico que reproduce la dominación a la que, por otro lado, nos resistimos.

José Martí diría que no hay proa que taje una nube de ideas, sin embargo hace unos cuarenta años cuando las ideas libertarias ocuparon los espacios políticos, pedagógicos y religiosos, los dominadores fueron obligados a hablar de distribución económica, de justicia social y de reformas agrarias; hoy parece que las fuerzas sociales-populares y las izquierdas latinoamericanas asumieron el lenguaje del mercado, las restricciones económicas y los planes de gobernabilidad “democrática”.

Así, como cada vez que los pueblos buscan su educación política para ser libres, los que oprimen optan por la represión y golpes militares, en este tiempo también enfrentamos a aquellos que ajustan, reprimen y hambrean, con la diferencia escasa de que, todo parece indicar, hemos dejado de lado la mayor enseñanza de esta Semana Santa (en clave libertaria): la salvación no es un acto heroico de un individuo iluminado, es en todo caso un ejercicio colectivo de amor y entrega por el prójimo y el que sufre día a día la pobreza, el hambre y la expulsión de sus tierras sagradas. La esperanza es un acto político que se construye a partir de lo que tenemos.

Fuente: http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/7607/

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