Barcelona: la piedra y la mano

Por: Guillermo Almeyra

Detrás de los fanáticos asesinos de la yihad o de los asesinos nazis y del Ku Klux Klan en Estados Unidos hay fuerzas que los reclutan, envenenan sus mentes, atizan sus miedos y odios, arman sus manos, financian sus atentados y sus organizaciones.

Antes de lanzar a una guerra a un país cuyos habitantes no la quieren o la temen, esas fuerzas intoxican la opinión pública, adormecen y desarman las oposiciones éticas o morales, siembran odio contra el “enemigo” que fabrican para combatirlo con el fin de lograr sus objetivos (eliminación de una competencia, conquista de territorios y riquezas, monopolio de materias primas escasas).

Entonces las provocaciones mortíferas están en el orden del día y se multiplican: el presidente Franklin Delano Roosevelt tenía información de que el alto mando japonés iba a atacar Pearl Harbour y dejó conscientemente que hundiesen la flota estadounidense con alto costo en vidas humanas; para invadir Afghanistán fue necesario el atentado del 11 de noviembre de 2001 contra las Torres Gemelas perpetrado por gente formada y fomentada por la CIA y George W. Bush inventó en 2003 y declaró tener pruebas de que Irak tenía armas de destrucción masiva para destruirlo, conquistarlo y apoderarse de su petróleo; por último, en la actual guerra en Siria e Irak, los terroristas del Estado islámico son armados y financiados por Estados Unidos, Arabia Saudita, Qatar y Turquía, que además vende el petróleo iraquí robado por ellos.

Ante la ola de atentados en Inglaterra, Alemania, Francia, España… hay que preguntarse pues a quién sirven, por qué su simultaneidad y la elección de ciudades con gran turismo y qué están preparando.

La respuesta es simple y apunta a Estados Unidos que declara abiertamente sus intenciones de provocar conflictos bélicos (con Corea del Norte, China o Venezuela) que sabe muy bien que serían nucleares, abarcarían Europa y llegarían al territorio de Estados Unidos y por eso mismo son mucho más impopulares que la guerra de Vietnam. No hay ninguna otra potencia mundial interesada en la preparación de una guerra general que pondría en peligro la existencia misma de la civilización e implicaría también terribles desastres sociales y ecológicos.

Trump es el aliado de las monarquías árabes que fomentan la yihad y sostiene a los supremacistas blancos y a los nazis estadounidenses. Sus amenazas bélicas responden al hecho de que intenta mantener mientras todavía puede una supremacía económica y militar que se está deshaciendo. No puede esperar que una sinergía ruso-china supere a Estados Unidos en esos campos. Por eso los atentados en países que rechazan su política, como los europeos y los ataques contra Venezuela y Cuba, que deben ser eliminados como focos de resistencia antes mismo de un conflicto generalizado.

La lucha contra el peligro de guerra es urgente y exige rechazar la islamofobia (el Islam como religión no tiene nada que ver con estos atentados), la xenofobia (los inmigrantes son un aporte, no un peligro) y al capital financiero que persigue sus objetivos aunque para alcanzarlos deba pasar por sobre millones de cadáveres.

Fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=230522&titular=barcelona:-la-piedra-y-la-mano-

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Donde está hoy el poder en el mundo

Por: Leonardo Boff

Hay un hecho que debe preocupar a todos los ciudadanos del mundo: el desplazamiento del poder de los estados-nación hacia el de unos pocos conglomerados financieros que operan a nivel global, cuyo poder es mayor que el de cualquiera de los Estados tomados individualmente. Estos realmente detentan el poder real en todas sus ramas: financiera, política, tecnológica, comercial, medios de comunicación y militar.

te hecho ha sido estudiado y seguido por uno de nuestros mejores economistas, profesor del posgrado de la PUC-SP con amplia experiencia internacional: Ladislau Dowbor. Dos estudios de su autoría resumen la vasta literatura sobre el tema: “La red de poder corporativo mundial” del 04.01.2012 ( http: /www.dowbor.org/wp) y la más reciente de septiembre de 2016: http: / /dowbor.org/2016/09/ladislau-dowbor-o-caótico-poder-dos-gigantes-financeiros-novembro-2015-16p.html//: “gobierno corporativo: el poder caótico de los gigantes financieros.”

Es difícil condensar el cúmulo de informaciones que parece aterrador. Dowbor sintetiza:

“El poder mundial realmente existente está en gran parte en manos de gigantes que nadie eligió, y sobre los cuales cada vez hay menos control. Son billones de dólares en manos de grupos privados cuyo campo de acción es el planeta, mientras que las capacidades de regulación global van a gatas. Investigaciones recientes muestran que 147 grupos controlan el 40% del sistema corporativo mundial, siendo el 75% de ellos, bancos. Cada uno de los 29 gigantes financieros genera un promedio de 1,8 billones de dólares, más que el PIB de Brasil, octava potencia económica mundial. El poder ahora se ha desplazado radicalmente” (cf. Gobernanza corporativa, op.cit).

Además de la literatura específica, Dowbor refiere los datos de dos grandes instituciones que sistemáticamente a lo largo de los años se ocupan de los mecanismos de los gigantes corporativos: el Instituto Federal Suizo de Investigación Tecnológica (rivaliza con el famoso MIT de EE.UU.) y el Credit Suisse, el banco que dirige las grandes fortunas del mundo y, por lo tanto, sabe de estas cosas.

Los datos presentados por estas fuentes son sorprendentes: el 1% más rico controla más de la mitad de la riqueza del mundo. 62 familias tienen un patrimonio igual a de la mitad más pobre de la población de la Tierra. 16 grupos controlan casi todo el comercio de productos básicos (cereales, minerales, energía, tierra y agua). Debido a que toda la comida obedece las leyes del mercado, sus precios suben y bajan a merced de la especulación, quitando a vastas poblaciones pobres el derecho a tener acceso a una alimentación suficiente y saludable.

Los 29 gigantes planetarios, de los cuales el 75% son bancos, empezando por el Bank of America y terminando con el Deutsche Bank, son considerados “sistémicamente importantes”, pues su eventual quiebra (no olvidemos que el más grande, los Lehamn Brothers de América del Norte, se declaró en quiebra) llevaría a todo el sistema al abismo o muy cerca, con consecuencias nefastas para toda la humanidad. Lo más grave es que no hay regulación para su funcionamiento, ni puede haberla, porque las regulaciones son siempre nacionales y ellos actúan planetariamente. No hay todavía una gobernanza mundial que cuide no sólo de las finanzas sino del destino social y ecológico de la vida y del propio sistema-Tierra.

Nuestros conceptos se evaporan cuando, nos recuerda Dowbor, se lee en la portada de The Economist que la facturación de la empresa Black Rock es de 14 billones de dólares, mientras que el PIB de los EE.UU. es de 15 billones de dólares y el del pobre Brasil escasamente llega a 1,6 billones de dólares. Estos gigantes planetarios manejan alrededor de 50 billones de dólares, el equivalente a la deuda pública total del planeta.

Lo importante es conocer su propósito y su lógica: buscan simplemente ganancias ilimitadas Una compañía de alimentos compra una mina sin ningún tipo de experiencia en el ramo, sólo porque da beneficios. No hay ningún sentido humanitario, como por ejemplo, tomar una pequeña porción de las ganancias para un fondo contra el hambre o para disminuir la mortalidad infantil. Para ellos, eso es tarea del estado y no para los accionistas que sólo quieren ganancias y más ganancias.

Por estas razones entendemos la iracundia sagrada del Papa Francisco contra un sistema que sólo quiere acumular a costa de la pobreza de las grandes mayorías y de la degradación de la naturaleza. Una economía, dice, “que está centrada en el dios dinero y no en la persona: este es el terrorismo fundamental contra toda la humanidad” (en el avión de regreso de Polonia en septiembre). En su encíclica ecológica lo llama un sistema anti-vida y con tendencia suicida (n.55).

Ese sistema es homicida, biocida, ecocida y geocida. ¿Cómo puede prosperar tal inhumanidad en la faz de la tierra y todavía decir que no hay alternativa (TINA = There Is No Alternative)? La vida es sagrada. Y cuando es sistemáticamente agredida, llegará el día en que puede tomar represalias destruyendo a quien la quiere destruir. Este sistema está buscando su propio fin trágico. Ojalá la especie humana sobreviva.

Leonardo Boff escribió Cuidar la Tierra – proteger la vida: cómo escapar del fin del mundo, Record 2010.

Traducción de Mª José Gavito Milano

Fuente: https://leonardoboff.wordpress.com/

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