Por: José A. Guilbauth.
Para que el proceso de comunicación educativa durante el acto didáctico sea efectivo, debe poseer unos elementos imprescindibles para lograr que el mensaje sea comprendido por el receptor, en este caso, el estudiante. Dichos elementos son el emisor (docente), el canal (medios o recursos), el mensaje (los contenidos de las asignaturas) y el receptor (estudiantes). Nos centraremos en uno de los elementos, el canal o medio de comunicación que, en el contexto educativo, serían todos los recursos y materiales que utilice el docente para promover los aprendizajes. En este caso, el puente o medio de esa comunicación docente no solo debe basarse en los textos escolares, también existe una infinidad de recursos didácticos que facilitan la enseñanza y, sobre todo, el aprendizaje de los estudiantes. Una de las funciones inherentes del docente es diseñar, crear y aplicar recursos didácticos que puedan fortalecer la buena comunicación dentro de las orientaciones e indicaciones que ofrece a sus estudiantes. El no desarrollar esta gran función nos lleva a señalar que los recursos didácticos están en crisis porque no hay quien los diseñe de acuerdo con las necesidades de sus alumnos. Como pedagogos, pensamos, que obligar a que el estudiante tenga un texto carísimo y muchas veces de otras latitudes, nos dice que los sometemos a un proceso de aprendizaje basado en un método pasivo y bancario, y no a una diversidad de recursos que hoy día las tecnologías nos ofrecen.
La población estudiantil de hoy día es de la generación punto com (la era digital) y no de la tecnología de la imprenta y el fotocopiado. Enseñar a esta generación nos compromete a diseñar recursos didácticos basados en las tecnologías, la gran mayoría de las cuales son gratuitas en la red. Lo anterior obliga a que aquel que aspira a ser un buen docente debe tener las competencias de crear y manejar recursos accesibles de la WEB 2.0. Construir portafolios, folletos digitales, blogs, wikis, chats pedagógicos, CD interactivos y guías de autoinstrucción amplía las herramientas tecnológicas que debemos emplear con los estudiantes, sin ser recursos didácticos de alto costo para el padre de familia. Debemos recordar que el medio no enseña; es el conjunto de estrategias didácticas junto a la labor del docente el que hace posible que el aprendizaje en los alumnos sea significativo. El texto escolar solo es un medio, jamás debe ser el centro para desarrollar contenidos y experiencias de aprendizajes.
Hoy vemos cómo los padres de familia hacen enormes sacrificios para obtener libros costosísimos diseñados y confeccionados la mayoría en otra realidad educativa; no por ello se convierten en la mejor opción. Lo que sí sería pertinente replicar son los ejemplos de otros países en materia de otorgar todos los textos escolares gratuitamente a través del Estado, así como las medidas para reglamentar la solicitud de textos escolares a nivel de las escuelas particulares, evitando así el abuso en cuanto a los costos. Para la reflexión de toda la comunidad planteamos algunas interrogantes: ¿Por qué no todos los docentes diseñan textos escolares que respondan a nuestra realidad y, sobre todo, a un costo accesible para los padres de la ciudad y de la campiña?, ¿por qué permitimos el uso de textos como único centro generador del aprendizaje?, ¿por qué el costo de los textos empleados en las escuelas particulares es diferente a los usados en las del Estado?
Ante estas incógnitas, nos toca como pedagogos estimular a los docentes para la creación de páginas web, blogs, foros, portafolios electrónicos y aulas virtuales, todas de tipo gratuito en donde esas lecturas, actividades colaborativas, videos y redes sociales puedan hacer el mismo papel que un libro de texto la mayoría de las veces costosísimo y fuera del contexto nacional.
Fuente: http://www.panamaamerica.com.pa/opinion/los-textos-educativos-ensenan-solos-1064198
Imagen: http://www.huaral.pe/wp-content/uploads/2011/03/Libros-escolares.jpg