Por: Carolina Blázquez. EducActívate. 24/02/2017
¿En qué consiste el Trabajo Globalizado (TG)?
Es un modelo transdisciplinario, lo que hacemos es trabajar todo al mismo tiempo alrededor de una sola lógica y lo importante es que las materias aparecen a través de la realidad. Es una forma de conexión con los contenidos curriculares, dando importancia a la vida real.
¿Podría ponernos un ejemplo?
Un TG que hacemos es el del bosque, donde podemos encontrar animales, plantas, flujos de energía o materias primas, y cada asignatura tiene una visión diferente que nos puede servir para explicar los contenidos del currículum. El bosque sería un centro de interés que se puede explicar desde muchas realidades. Cada día dedicamos dos horas a este trabajo y lo desarrollamos con un solo profesor, que trabaja varias asignaturas en torno al centro de interés.
En la mesa redonda organizada por Pedagogías de Fricción explicaba que la educación está alejada de la realidad. ¿Es la realidad la forma más efectiva de educar?
Nosotros aprendemos cuando entendemos lo que sucede en nuestro entorno. En la escuela tradicional se memorizan contenidos para hacer un examen, aprobar y seguir avanzando para cumplir un programa, pero no se da sentido a lo que se aprende. Muchos conocimientos que se adquieren de los 6 a los 16 años nunca más se recuerdan. Es más fácil acordarte de algo que aprendes cuando lo puedes relacionar con un recuerdo o una vivencia emocional.
En Quatre Cantons no se trabajan asignaturas como Geografía, Historia o Tecnología de forma convencional. ¿Su alumnado sale preparado para las pruebas estandarizadas?
Los resultados de Quatre Cantons en las Competencias Básicas están muy por encima de la media de Catalunya. El pedagogo Benjamin Bloom jerarquizó los procesos mentales y situó a la creación como el más elevado y a la memoria como el más sencillo. Nosotros fomentamos la creación, por lo que los alumnos no fallan cuando han de recordar materia para los exámenes, que es un proceso mental inferior.
¿Cómo se evalúan los resultados de los alumnos entonces?
Todos los proyectos que realizan los alumnos son cualificados para llevar un seguimiento de su progreso. Valoramos aspectos que no se tienen en cuenta en los exámenes tradicionales, en los cuales sólo se evalúan conocimientos superficiales. Estoy en contra de los exámenes como la única forma de evaluación, la clave está en qué se aprende más allá de las pruebas estandarizadas.
El exceso de deberes es una polémica a la orden del día. ¿Se hacen deberes en el instituto Quatre Cantons?
Nosotros no somos partidarios de los deberes diarios ni de la semana de exámenes. A veces, si es para una investigación, tiene sentido que se lleven trabajo a casa para seguir avanzando, pero no las tareas que se dan normalmente. Habitualmente, los deberes suelen plantearse como rutinas y se dan muchos ejercicios para aplicar lo impartido en clase, pero nosotros preferimos enseñar para crear.
¿En qué consiste el Trabajo Globalizado de Propuesta Externa (TGPE)?
Consiste en dar un contexto a todo lo que se trabaja. Nuestros alumnos realizan proyectos dos veces al año para entidades externas. Los alumnos obtienen todos los conocimientos necesarios gracias a la elaboración de trabajos para museos o teatros, por ejemplo, ya que tendrán que comunicar, leer y analizar las conclusiones de cada experiencia.
¿Qué aceptación tiene su proyecto en la comunidad educativa?
Nuestro centro abrió en el curso 2011/2012 con 60 plazas disponibles, y recibimos 37 peticiones para entrar. Poco a poco fuimos aumentando las plazas, hasta que este año hemos recibido 170 solicitudes para 90 plazas. Afortunadamente, las familias que traen a sus niños están muy satisfechas, así que el reconocimiento es bueno. A veces cuesta convencerlas de nuestro proyecto porque es algo muy innovador, pero al final ven cómo están sus hijos y están contentos.
¿Qué papel tienen las nuevas tecnologías en Quatre Cantons?
Son un instrumento más. Usamos, por ejemplo, el Google Drive para compartir y crear documentos y el iMovie para editar vídeos. Nuestro proyecto pasa por la capacidad de creación de nuestros alumnos, y las nuevas tecnologías les sirven de soporte. Aún así, también usamos otros materiales más tradicionales como cartulinas y papel, ya que son fundamentales para la creatividad.
¿Qué entiende entonces por innovación en la educación?
Para mí innovar es llevar ideas creativas a la práctica. Pero las ideas que hoy se consideran innovadoras son de hace medio siglo. Hace muchos años ya se hablaba de modelos como el de TG.
¿Cómo definiría la educación actual?
Estamos en un momento de replanteamiento. Cuando miras a tu alrededor puedes observar que se están produciendo algunos cambios en la educación, y es que la gente se está dando cuenta de que el mundo se está transformando. De todas formas, hay escuelas que no se han adaptado a las nuevas necesidades de la sociedad. Aún así, el modelo educativo debe cambiar, y las familias ya ven con buenos ojos proyectos como el nuestro. Las escuelas deben ser un reflejo del momento social en que se vive.
Entonces, ¿la escuela es una herramienta para dar respuesta a las necesidades de la sociedad o tiene que ser parte del cambio en la sociedad?
La escuela es un subsistema de la sociedad, es decir, la educación no puede transformar la realidad. Pero no debemos olvidar que la escuela forma parte de un contexto socioeconómico, y lo más que puede hacer es fomentar el cambio, pero la transformación no saldrá de las escuelas. Al fin y al cabo, la educación debe servir para preparar a los alumnos para una realidad concreta, y si la escuela trata de modificarla los jóvenes no estarán correctamente preparados.
En su entrevista, Nuccio Ordine nos explicaba que no existen los niños con necesidades especiales, sino que existen las escuelas no inclusivas. ¿Cómo tratan los casos de niños con capacidades diferentes a los demás?
El modelo que nosotros planteamos implica que ningún niño tenga que salir del aula. Así pues, todos los refuerzos que un alumno pudiera necesitar se dan dentro de la clase. Además, intentamos hacer los mismos ejercicios para todos, pero cada niño, con sus capacidades, trabaja un aspecto concreto.
Suena bien…
Todo esto hizo que tuviéramos que reducir las ratios en las aulas, así que suprimimos algunas reuniones administrativas para que los profesores se dedicaran a las 20 horas de docencia y dieran clase. Incluso el jefe de estudios y el director damos clase.
¿De qué forma se llevan a cabo los refuerzos en el aula?
Lo que nosotros hacemos es personalizar. Os pondré un ejemplo: el análisis del mito de Pandora en el aula. El profesor sabe a quién le fallan los acentos, quién tiene problemas de comprensión lectora o quién necesita reforzar la puntuación. En estos casos, el contenido del mito no es lo importante. Al alumno que escriba frases muy largas, el profesor le pedirá que intente escribir un párrafo con seis oraciones, para que practique la puntuación. En cambio, a otro se le hará reflexionar sobre la influencia de este mito en las religiones cristiana y musulmana. La idea es que cada uno refuerce lo que necesita.
¿Qué le diría a un equipo docente que quiere cambiar su metodología pero no sabe por dónde empezar?
En primer lugar, la dirección del centro debe saber cuántos profesores están dispuestos a iniciar un cambio. No es necesario que todo el equipo quiera innovar, en ocasiones basta con que la mitad tenga predisposición a hacerlo. Una vez consensuado, se debe iniciar el cambio en niños que entran al centro en el primer curso, por ejemplo a los 11 o 12 años. En esta clase hay que decidir qué materias queremos añadir o cómo conseguiremos que creen y no solo memoricen.
Interesante. ¿Cuál sería el siguiente paso?
Si el primer año funciona, se podría probar en otros cursos, y, poco a poco, se acabaría implantando en toda la escuela. Por otro lado, desde la dirección se debe facilitar que los docentes lleven a cabo las actividades que pidan como parte de la innovación, por ejemplo organizando excursiones.
Fuente: http://www.educactivate.com/ramon-grau-aprendemos-cuando-entendemos-lo-sucede-entorno/
Fotografía: EducActívate