Pobre Escuela

México / 11 de marzo de 2018 / Autor: Mario de Marchis / Fuente: E-Consulta

Educar a un niño no es hacerle aprender algo que no sabía,

sino hacer de él alguien que no existía.

John Ruskin (1819-2000)

La escuela está sufriendo un proceso de transformación profundo en todo el mundo occidental. Esta transformación, lamentablemente, es para empeorar.

A la escuela han sido atribuidas varias funciones, a través del tiempo: la primera fue aquella de educar a los jóvenes, entregándoles, junto a los valores morales y cívicos fundamentales, una cultura general de base, suficiente para la función que deberán, en el futuro, desempeñar en la sociedad.

En la escuela europea de la primera mitad del siglo XX, que sobrevivió hasta la mitad de los años setentas del siglo pasado, se encontraban dos grandes grupos, divididos por rango de edades: el primero para los más jóvenes, obligatoria y gratuita, era para toda la población y tenía como función, alfabetizarla. Se transmitían también los valores cívicos y morales, considerados como básicos y algunos elementos de aritmética, es decir, principalmente el uso las cuatro operaciones.

Luego, para aquellos que iban a ser la elite técnica o dirigencial de la sociedad, existían las escuelas superiores y la universidad. Se pensaba que la “cultura” tuviese una sólida base unitaria, sin la cual no era posible adquirir conocimientos especializados. El conocimiento de la historia, la geografía y las bases de la cultura occidental, es decir, un conocimiento profundo de la antigua cultura griega y el estudio de la literatura nacional, era parte integral de la formación del joven.

Entre estos instrumentos era importante el análisis gramatical, la lógica y la capacidad de hablar correctamente, junto con el estudio de los elementos de geometría euclidea. Esto provenía de la preparación que en la Edad Media y que se había heredado del mundo clásico, se necesitaba para poder ingresar a la universidad: el Trivium (gramática, dialéctica y retórica) y el Quadrivium (aritmética, geometría, astronomía y la música).

Ortega y Gasset, lo ejemplificaba perfectamente, analizando el modelo inglés de educación para la elite, en su trabajo de 1966:

“La historia es inquietud y cambio constante. De tal forma si se educa un muchacho preparándolo concretamente para la vida como es ahora, cuando llegará a ser adulto encontrará que la vida cambió y, cuanto más fuera preparado prácticamente a enfrentar aquella de un tiempo, tanto más será desadaptado para aquella en la que tiene que vivir y en la cual tiene que obrar. Es lo que llamé “anacronismo constitutivo de la pedagogía actual”. La nueva generación dispara a una diana que, cuando es alcanzada, se movió y se encuentra en otro lugar. Por lo tanto, Inglaterra, no sé si por clara conciencia de este fenómeno o gracias a la aproximación del instinto, resuelve esta contradicción volteándola: hacen que sus mejores hombres transcurran unos años en Atenas en el siglo de Pericles; es decir, en lugar de prepararlos para el tiempo presente, los proyecta afuera de todo tiempo, dado que el siglo de Pericles es una fecha irreal, una fecha imaginada y ejemplar, que se separa de cualquier momento histórico determinado. En esta Grecia irreal los jóvenes vienen educados en las formas esenciales del vivir, aprenden a adaptarse a las más diversas situaciones concretas, gracias a que no están predestinados a ninguna en particular. Los biólogos nos habían enseñado que un organismo muy especializado, con una estructura adecuada para un solo ambiente, queda desprotegido si el ambiente cambia; mientras que un organismo informe, sin órganos, como las amibas (o las células madres, n. del a.)  tienen el poder de crear, en cada ambiente, los órganos que necesitan. A mí esta solución ingles me parece genial en comparación de la contradicción constitutiva de la pedagogía actual”.

El ejemplo paradigmático de este ideal educativo es la exclusiva public school británica de ETON, que, con sus 600 años de existencia, crea las elites de la isla, y ha producido de sus aulas 19 primeros ministros ingleses, los más grandes escritores y la nobleza del país. La misión de la escuela es formar “Gentleman”, el “Caballero”, que seguirán su educación en las aulas de Cambridge y de Oxford, con la crema de la crema intelectual y caracterial.

Otro producto de esta filosofía de escuela es la Dra. Fabiola Gianotti, directora general del CERN, (Consejo Europeo para la Investigación Nuclear), con un presupuesto anual de 1,000 millones de dólares, y la participación de más de 10,000 físicos de 105 naciones. Cursó el “Liceo Clásico”, estudiando griego y latín, literatura clásica en sus idiomas originales y luego se doctoró en física en la Universidad de Milán.

Sin embargo, a partir de hace tres décadas, la escuela secundaria europea, siguiendo el modelo americano, se ha “democratizado”, en el sentido que se ha vuelto enteramente obligatoria y gratuita. Y también la escuela superior y la universidad, en lugar de seguir formando la futura clase dirigente y técnica especializada, tiene que preparar, hoy en día, más que nada a “futuros consumidores”. Un “futuro consumidor” puede fácilmente ignorar los procesos productivos y mucho más cualquier tipo de cultura general. Por consiguiente, una escuela con la función de preparar consumidores tiene que cambiar fundamentalmente su modelo educativo. Lo que interesa a la nueva escuela, no es la organización del futuro trabajo, sino de la organización del futuro tiempo libre. Una escuela masiva, tendrá que proporcionar una serie de prescripciones, de recetas de cocina, en el cual, el futuro ciudadano-consumidor, tendrá que controlarse y guiarse en los varios momentos de su vida. Los instrumentos conceptuales teóricos, son considerados ahora demasiado difíciles y son eliminados del plan de estudio, que es reducido a la descripción de meros “hechos” y a un elenco de prescripciones. Por lo tanto, es suficiente que el alumno universitario entienda que la ciencia es algo misterioso, muy alejado de su capacidad de entendimiento, y que, de ella, salen a raudales muchos milagrosos productos tecnológicos, que pueden hacerle la vida mejor. Así, se “deconceptualizan” los contenidos que se enseñan en las clases, eliminando todos los instrumentos intelectuales teóricos. Naturalmente la escuela para consumidores no necesita profesores con particulares competencias, dado que los contenidos de las asignaturas son largamente intercambiables y pueden ser escogidos por los estudiantes, dado que, como en los Estados Unidos, todas las materias son opcionales. Ya no se requieren buenos profesores, sino “scholar operators”, con una preparación socio-pedagógica, es decir, unos “entretenedores académicos”, que principalmente estimulen la socialización de los estudiantes.

Es obvio que ya no es necesario seleccionar a los estudiantes, porque tendría el mismo sentido de seleccionar a los clientes que entran en un supermercado. Así nació la concepción moralistica que para aprobar y poder obtener un título de estudio, es suficiente la ausencia de gravísimas culpas o la presencia de causas atenuantes y no tener la mala suerte de morir en el proceso por una enfermedad o una desgracia vehicular. La nueva escuela se presenta totalmente democrática, al restarle toda autoridad a los enseñantes y a convertir el estudiante en un “cliente” de un servicio académico. Una de las tareas principales de esta escuela es su autopromoción publicitaria. Rectores y profesores son invitados a desarrollar nuevas iniciativas promocionales, que mejoren la “imagen” del “ateneo”, siendo esta atractiva para nuevos estudiantes-clientes. La competencia entre las diferentes escuelas es casi puramente a nivel de “mercadotecnia”.

Mucho marketing, mucha publicidad y “empaques”, pero muy, muy poca sustancia.

 

mariodemarchisp@gmail.com

Fuente del Artículo:

http://www.e-consulta.com/opinion/2018-02-27/pobre-escuela

Fuente de la Imagen:

https://elitealasanjabarbariealpoder.blogspot.com/2014/09/Escuela-primaria-Primera-servil-al-sistema-capitalista.html

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César Bona: «a los niños hay que dejarles con hambre de seguir aprendiendo»

España / 3 de diciembre de 2017 / Autor: Redacción / Fuente: El Economista

Bona, considerado como uno de los mejores maestros de España, destaca que hay apoyar y formar a los docentes en materias fundamentales como el trabajo colaborativo, «porque es difícil enseñar algo que no hemos aprendido».

«Es importante que escuchemos a nuestros alumnos, porque es complicado formar a quien no conocemos, y la escuela debe ser el lugar en el que se dé voz a los niños para convertirlos en sujetos activos del cambio». Esta es sólo una de las reflexiones que César Bona, considerado como uno de los mejores profesores de España, ha compartido hoy en Valencia con los 350 docentes y pedagogos que han participado en la 2ª Jornada Pedagógica RUBIO.

Un encuentro en el que se han analizado, de primera mano, modelos y corrientes educativas innovadoras como las que respalda el propio César Bona, que atesora más de 16 años dedicado de lleno a la docencia, por los que fue reconocido en 2015 por el Global Teacher Prize como uno de los 50 mejores educadores del mundo.

Durante su participación en este foro, impulsado por la editorial de los cuadernos didácticos RUBIO, Bona ha explicado que cada niño tiene unas necesidades y hay que respetarlas, sin saturarles. «Tenemos que mantenerles las ganas de volver al día siguiente a la escuela, hay que dejarles con hambre de aprender», sostiene el mediático maestro. Por este motivo, aunque no demoniza los deberes, considera que «hay que evitar que los niños estén horas trabajando en casa, haciendo deberes que luego los maestros no pueden ni corregir por falta de tiempo material».

En este sentido, ha añadido el propio César Bona, «en España somos muy de blanco y negro, y es importante encontrar una zona intermedia. La escuela no puede convertirse en el centro del universo del niño, que tienen que disfrutar de su familia, y la familia de ellos».

Además, a colación de los resultados del último informe PISA, César Bona ha señalado que, aunque no se puede generalizar, la baja capacidad de desarrollar trabajos colaborativos entre los alumnos españoles tiene un claro motivo: «es difícil que los maestros podamos enseñar algo que no hemos aprendido, porque nadie nos ha enseñado» y ha destacado que «hay miles de maestros llenos de ilusión, pasión y muy preparados», y que, en su opinión, «hay que tratar de contagiar en positivo a todos aquellos compañeros que perdieron la ilusión por el camino».

La solución, según Bona, pasa por brindar más apoyo a los maestros y reforzarles, tanto los que están estudiando como los que están en activo, con nuevos conocimientos sobre temas tan importantes como el trabajo colaborativo, el aprendizaje por proyectos o la gestión de las emociones «porque sólo puedes exigir lo que puedes dar. Y para exigir ilusión o comprensión tienes que dar ejemplo, lo otro no es coherente». Eso sí, asegura que la sociedad tiene que «valorar más la labor de los docentes».

Aprender transformando

Por su parte Juan de Vicente, reconocido en 2016 como el profesor más innovador de España, ha mostrado el trabajo que están desarrollando en el IES Miguel Catalán de Coslada, donde hace tiempo apostaron por abrazar modelos pedagógicos diferentes a los establecidos, como el modelo de justicia restaurativa o el de aprendizaje servicio, que ha permitido conectar de manera real la escuela con la sociedad, con la vida.

De Vicente, que ha coincidido con Bona en la importancia de aupar y escuchar al alumnado, ha reflexionado sobre varios puntos importantes para apostar por nuevos modelos de escuela, como el liderazgo directivo, pedagógico y compartido, en el que los estudiantes son el eje central: «nos interesa muchísimo el liderazgo del alumnado. La clave de la transformación de la escuela está en el grado de participación del alumnado».

Al mismo tiempo, ha destacado que hay que lograr que los proyectos sean sostenibles y que para lograrlo es básico lograr generar redes estables de colaboración.

Escuelas del futuro, Col.legi Montserrat y Escola Sadako

Pero los asistentes a esta 2ª Jornada Pedagógica RUBIO también han podido escuchar las voces de dos colegios que han acometido una profunda renovación educativa y que se han convertido en dos ejemplos de la fuerza de la innovación pedagógica en las aulas, como son el Col.legi Montserrat y la Escola Sadako.

Desde el Col.legi Montserrat, la Madre Marta Molinas ha explicado el modelo transformador que han adoptado en su escuela, basado en la aplicación de la teoría de las Inteligencias Múltiples en todos los ámbitos de la enseñanza.

Por su parte, Jordi Mussons, director de Escola Sadako y uno de los impulsores de la Escola Nova 21, ha ahondado en el modelo en el que están trabajando y que está sirviendo de inspiración para multitud de colegios y docentes de toda España, como ha respaldado el propio César Bona durante su intervención.

Una escuela activa, laica, inclusiva, participativa, innovadora y con un proyecto global, que busca despertar en sus alumnos el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la curiosidad, así como el sentimiento de compromiso con la ciudadanía.

Y es que en Sadako encontramos ya aplicadas muchas de las tendencias educativas que han hecho de Finlandia un referente, como la generación de espacios para los alumnos pensados para relajarse, el aprendizaje basado en la experiencia (learning by doing) o la aplicación del each one-teach one entre alumnos, porque «a los niños les interesa más el aprendizaje entre iguales, entre ellos, que el que podamos darle nosotros», ha apuntado Mussons.

Para Enrique Rubio, director general de la afamada editorial de cuadernos didácticos RUBIO e impulsor de esta jornada pegagógica, «está jornada es el mejor ejemplo de nuestro trabajo. Estamos satisfechos con la acogida de este segundo encuentro, porque somos una editorial con una clara vocación innovadora que buscamos nuevas maneras de hacer, nuevas maneras de enseñar a los alumnos para lograr que aprendan más y mejor, pero siendo felices.»

RUBIO nace hace más de 60 años de la mano de Ramón Rubio, creador del Método RUBIO, y es la editora de los afamados cuadernos didácticos basados en potenciar la plasticidad del cerebro, a través del desarrollo de las competencias básicas, como la escritura y el cálculo. Desde su fundación, RUBIO ha vendido más de 300 millones de ejemplares de cuadernos, que han acompañado a seis generaciones de españoles. La firma vuelca gran parte de sus esfuerzos en la Fundación Cuadernos RUBIO, una entidad sin ánimo de lucro de carácter educativo, cultural y solidario.

Fuente de la Reseña:

http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/8772134/11/17/-Cesar-Bona-a-los-ninos-hay-que-dejarles-con-hambre-de-seguir-aprendiendo.html

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Educación para la paz en la República Democrática del Congo

República Democrática del Congo/ 7 de junio de 2016/ Fuente: UNICEF

Hace un año, el violento conflicto entre grupos étnicos de la comunidad de Jeannette la obligó a escapar de su aldea. En la actualidad, la pequeña participa activamente en el comité de paz de su escuela. Jeannette, que actúa en obras y organiza otras actividades de concienciación, está utilizando la escuela para ayudar a construir puentes entre los grupos en discordia de su comunidad.

 – Bajo un árbol de mango que está creciendo a unos metros del patio de su escuela, Jeannette, de 14 años, termina su actuación teatral, a la que siguen los aplausos de los miembros de la comunidad de la aldea Ngombe Nwana. La obra trata sobre la resolución pacífica del conflicto entre dos jóvenes de la aldea que se habían enfrentado violentamente a causa de un robo. Hace unos meses, Jeannette y algunos de sus compañeros de clase se unieron al comité de paz de la escuela. Juntos, organizan actividades para concienciar a la gente sobre la consolidación de la paz.

Jeannette pertenece a los batwa, un grupo étnico pigmeo. En esta región rural de la República Democrática del Congo, los batwa viven junto a los baluba (los bantúes), una convivencia que, en ocasiones, se convierte en un conflicto comunitario. A principios de 2015, Jeannette tuvo que salir de su pueblo de la región de Manono cuando los pigmeos y los bantúes se enzarzaron en una confrontación.

“Atacaron y quemaron mi aldea, así que me vi obligada a escapar con toda mi familia”, cuenta Jeannette. “Tras varios días caminando, nos refugiamos en un campamento de desplazados que también atacaron y quemaron poco después. Al final, terminamos escondidos en un viejo almacén en la ciudad de Nyunzu”.

Más de 15.000 personas, la mayoría de ellas mujeres y niños, pasaron varias semanas atrapados en ese almacén sin atreverse a salir por miedo a las represalias. Finalmente, las autoridades locales mediaron en el conflicto y lograron poner fin a las hostilidades.

Un conflicto con causas arraigadas

Después de esos sucesos, muchos desplazados no pudieron regresar a sus hogares. “Las autoridades decidieron reubicarlos en aldeas para que pudieran volver a trabajar en el campo y vivir una vida normal”, afirma Delphin Mwengue Bin Mpungu, encargado de la subdivisión provincial del Ministerio de Educación en Nyunzu 2.
Jeannette contempla a dos niños que hacen las paces. Gracias a la ayuda del programa de UNICEF Learning for Peace (Educación para la paz), su comunidad se está incorporando a las actividades dedicadas a consolidar la paz en las escuelas.Imagen del UNICEF

“Esas poblaciones siempre han vivido juntas y mantienen una estrecha interdependencia, ya que los batúes trabajan a menudo para los baluba. Sin embargo, los batúes suelen estar marginados y tienen menos acceso a la tierra o a servicios sociales básicos como la escuela”, explica. “Esa discriminación es un motivo permanente de tensiones, y una pequeña chispa podría prender fuego a esta situación”.

La escuela: una prioridad para recuperar la paz

Con la ayuda de UNICEF, el gobierno estableció la prioridad de reabrir las escuelas de las aldeas. “Algunas fueron saqueadas o quemadas durante los conflictos, y muchos profesores huyeron”, explica Gaston Mugunga Muhiya, director de la escuela de Ngombe Nwana. “Hemos llevado a cabo una campaña de concienciación de puerta a puerta para convencer a los padres de que manden a sus hijos de nuevo a la escuela”.

Afortunadamente, la campaña tuvo éxito. “Ahora contamos con 339 alumnos: más de una tercera parte de ellos son batúas”, sostiene.

“En las situaciones posteriores a un conflicto, el papel de la escuela es muy importante”, afirma Chantal Kapinga Nzemba, una especialista en educación de UNICEF. “Cuando una escuela reintegra a los niños en una aldea, es síntoma de que la paz ha vuelto. Además de eso, la escuela les ofrece la oportunidad de aprender a vivir juntos de nuevo”.

Jeannette posa con otros niños de su comunidad. El programa de Educación para la paz tiene por objetivo reforzar la educación para consolidar la paz en las zonas en peligro o afectadas por el conflicto.Imagen del UNICEF

Aprender a vivir juntos en paz

Es precisamente esa capacidad para llevar una convivencia armoniosa lo que UNICEF trata de fomentar mediante el programa de Educación para la paz.

El programa es una alianza entre UNICEF, el Gobierno de los Países Bajos, los gobiernos nacionales de los países participantes y otros aliados fundamentales. El objetivo primordial de la iniciativa consiste en fortalecer la resiliencia, la cohesión social y la seguridad humana en contextos de conflicto, incluyendo países que estén en peligro de sufrir uno o se estén recuperando. En concreto, la finalidad del programa Educación para la paz es reforzar las políticas y las prácticas de educación para la consolidación de la paz.

“Aparte de aprender, queremos que los niños desarrollen su potencial y vivan juntos y en paz”, sostiene Nzemba. Además, elegir las escuelas como el lugar donde lograr estos objetivos permite que el programa se dirija a distintos niveles de la comunidad. En primer lugar, se ha preparado a los profesores para realizar actividades que promuevan la cohesión social dentro de la escuela. Gracias a esa preparación, los niños se han convertido en las partes interesadas en la paz, han entrado a formar parte de comités de paz y han comenzado a organizar eventos deportivos, charlas y obras teatrales para concienciar a su comunidad. Por su parte, los adolescentes también han tenido la oportunidad de expresarse y organizar actividades en los clubes para adolescentes (denominados clubes “AdoDev”).

Las escuelas, asimismo, sirven como punto de encuentro entre distintas comunidades. “Para algunos padres que antes solían ignorarse, es muy llamativo que sus hijos ahora jueguen juntos, especialmente cuando son las asociaciones de padres y madres o las actividades de la comunidad los responsables del encuentro”, explica Muhiya, el director de la escuela.

En total, más de 165 escuelas han recibido la ayuda de UNICEF para consolidar la paz en las subdivisiones de Manono, Kalemie y Nyunzu 1 y 2 de la provincia de Tanganyika.

Desde 2012, el programa de Educación para la Paz ha surtido efecto en la vida de más de dos millones de niños y miembros de las comunidades de África Central y Occidental.

Fuente: http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/drcongo_91244.html

Imagen: http://www.unicef.org/spanish/infobycountry/images/13274ibc1.jpg

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