Por:pikaramagazine.com/06-02-20019
La ultraderecha se expande como el aceite por toda Europa desde hace ya años. Sin prisa, pero sin pausa. Y sin pausa entró ayer en las instituciones de Andalucía. Este artículo y este vídeo no son un sesudo análisis pero sí que pretenden ayudar a articular un frente político y discursivo común (que no uniforme) que dé respuesta a este contexto.
La expansión de la ultraderecha tiene causas diversas (algunas de las razones se exponen en el libro Privatizar la Democracia: capitalismo global, política europea y estado español de Icaria, 2018). En este artículo comentaré brevemente la situación actual, y el vídeo que tenéis a continuación trata de dar un marco amplio, abierto y reformulable, que tenemos que seguir enriqueciendo entre todas, y desde todas las corrientes feministas, para hacer frente a los ataques que estamos sufriendo en este heteropatriarcado capitalista cada vez más salvaje.
Lo primero que hay que remarcar y que los medios tienden a ocultar es que la ultraderecha siempre ha sido una práctica de extrema misoginia, caracterizada por la xenofobia y la homofobia, pero hay un detalle (uno de esos detalles como los de las hipotecas que si no lo lees bien te puedes quedar sin casa, muerta de frío y de pobreza): todas estas fobias y odios se dan en sociedades patriarcales y capitalistas.
Por eso, cuando la ultraderecha se expande, suele ser, no sólo porque se privatiza la democracia en el sentido de que se mercantiliza de forma extrema a la población desposeyéndola, explotándola y financiarizando y privatizando los recursos naturales, cognitivos, sistemas públicos de salud y de educación, servicios, transportes, mecanismos y territorios públicos y comunes. Eso ocurre también debido a que el discurso y los marcos de pensamiento y percepción hegemónicos giran a la derecha, ya que el hecho de que haya prácticas (como la explotación o la privatización o el linchamiento a feministas, musulmanes, personas trans o cuerpos racializados) que nos parezcan aceptables o inaceptables está relacionado también con los marcos de percepción y pensamiento. Por ejemplo, lo que antes era (se percibía y pensaba como) de izquierdas pasa a ser extrema izquierda, lo que era de derechas pasa a ser de centro-izquierda y lo que era de ultraderecha pasa a ser percibido, pensado y votado por la población como centro-derecha. Es decir, que no solo se explota y oprime a la población de forma más bárbara (mediante la necropolítica y las tecnologías de desposesión y precarización radical) sino que quienes antes votaban o militaban en la izquierda se pasan a la derecha.
Es más, sin llegar a pasarse a la derecha, vemos como muchas de las propuestas del izquierdismo neoconservador (o, como diría Marx, infantil y maximalista) coinciden con muchas de las propuestas de la ultraderecha (lean el artículo sobre Salvini de antiguos miembros del Partido Comunista e Izquierda Unida, lean las variadas versiones, en libro, en prensa y en Twitter, de ‘La trampa de la diversidad’, lean las pintadas que piden socialismo y tachan el feminismo, etc.). Coinciden demasiadas veces ya en propuestas a favor de empoderar socioeconómicamente a cierta clase obrera de hombres blancos, dejando al resto de la clase trabajadora fuera: migrantes, racializadas, mujeres, sobre todo si son feministas, gays, trans, etc. ya que esta diversidad rompe la clase obrera de los hombres blancos favoreciendo su desposesión por parte del capitalismo global, según ellos. Las acompañan de propuestas esencialistas y neoidealistas en lo que refiere al ámbito cultural (tal y como definen ellos lo cultural y lo socioeconómico que, como se dice en el vídeo, no es más que el marco misógino, cristiano y liberal desde donde los hombres blancos de ciertas clases han pensado el mundo toda la vida).
A esto hay que añadirle el hecho de que cada vez que hay una ola feminista, surge una complicidad, sobre todo entre hombres (de derecha y de izquierda) que se ponen de acuerdo para ir en contra del feminismo y de las demandas feministas, como ya ocurrió en la primera, la segunda y la tercera ola feminista, y lo hacen con estrategias como tratar de dividir el feminismo en dos (las malas, es decir, las que nos molestas – feminazis, burguesas vendidas, etc. que dicen que la clase de los hombres es una clase política y socio-económica y que la existencia de dicha clase es el pilar fundamental de la reproducción del heteropatriarcado; y las que no nos molestan – esas que no ponen el heteropatriarcado como sistema de dominación predominante o igual de importante que, pongamos, el capitalismo autóctono y colonial).
Este vídeo que os mostramos aquí se ha realizado para el Congreso sobre Marxismo en el siglo XXI de la Universidad de Valencia. Y he decidido hacerlo público a petición de diversas asociaciones feministas, así como de sindicatos y ciertos movimientos sociales de Euskal Herria y Cataluña.
Espero que sirva para que sigamos pensando y luchando juntas contra esta ofensiva heteropatriarcal y capitalista, xenófoba, homófoba e imperialista, que vivimos.
[Nota: Hay varios errores en el vídeo, es lo que tiene el directo. Uno de ellos es que al final digo “la clase de los hombres explota a las mujeres” y quería decir “domina” como término genérico que puede implicar explotación, pero no necesariamente, sino otras formas de dominio como opresión, subyugación, subordinación, etc. También quiero subrayar que el tiempo era limitado y no he podido ni explicar ni incluir otras cuestiones de absoluta relevancia].
*Fuente: https://www.pikaramagazine.com/2018/12/ultraderecha-feminismo-marxista/