Los créditos para los estudios son la segunda fuente de deuda en EEUU

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  • El déficit acumulado de los universitarios alcanza los 1,2 billones de euros

http://www.eleconomista.es/  La deuda educativa de EEUU se ha disparado de 840 millones de dólares en 2010 a más de 1,3 billones de dólares este año (1,2 billones de euros), según la Reserva Federal. Los préstamos para estudiantes son la segunda mayor fuente de deuda de los consumidores en EEUU, sólo superada por hipotecas. Además, el 80% de estos préstamos son federales y en paralelo, todo se fragua en un contexto de sueldos estancados y auge de desempleo.

Siete de cada 10 estudiantes en EEUU solicitan algún tipo de ayuda financiera para completar su formación. El crecimiento de las matrículas universitarias, el mayor número de estudiantes cursando estudios y una mayor dependencia de los préstamos ha hecho que el valor de la deuda estudiantil casi se haya triplicado. Ahora asciende a más del 60% de la deuda total del país. Además, los préstamos a estudiantes constituyen el 45% de los activos financieros federales.

Los jóvenes endeudados terminan sus estudios con un saldo negativo medio de 29.000 dólares (26.734 euros). Esa cifra es aún mayor en el caso de estudiantes que frecuentan universidades de ciudades más grandes, cuya deuda media es de 41.000 dólares (37.797 euros). Además, uno de cada cuatro se retrasa en los pagos más de 180 días.

Por su parte, el Departamento de Educación no proporciona datos significativos sobre los préstamos ya que, por ejemplo, no informa sobre las tasas de morosidad para los préstamos o la información sobre el número de prestatarios que han logrado renovar su alivio de la deuda.

Coste prohibitivo

Según el Centro de Washington para el Crecimiento Equitativo, una organización de investigación sin fines de lucro centrada en la desigualdad económica ha indicado que una de las principales conclusiones de todo este fenómeno es que el coste de la educación en EEUU es prohibitivo y golpea a gente de muchos orígenes y de todos los estados. Su investigación concluye que «la gente de los códigos postales de bajos ingresos tienen saldos de préstamos más bajos, pero son mucho más propensos a quedarse atrás en el pago. Los de las zonas de altos ingresos, por el contrario, tienen mayores saldos de préstamos y menor delincuencia, pero también sufren consecuencias a largo plazo de sus cargas de deuda».

Por otro lado, cabe destacar que EEUU invierte mucho menos en educación superior que hace algunas décadas. La matrícula ha pasado de una cuarta parte de los ingresos de una universidad estatal a la mitad. En otras palabras, los estudiantes de hoy se ven afectados el doble que sus padres.

Mentiras arriesgadas

Por otro lado, varias universidades con fines de lucro se han visto atrapadas mintiendo sobre sus tasas de colocación laboral. Muchos estudiantes abandonan, incapaces de sostener el coste de su educación (en 2014, las matriculas universitarias cayeron casi en medio millón), pero incluso aquellos que completan sus estudios encuentran que no mandan los salarios que habían esperado y se atrasan en sus pagos de préstamos estudiantiles. La tasa de desempleo correspondiente a los graduados universitarios en EEUU, que asciende al 2,5%, es un tercio, aproximadamente, de la correspondiente a quienes carecen de un título de bachillerato, de ahí, el interés por tener un grado.

Los expertos indican que la información sobre estos préstamos a jóvenes estudiantes debe ser más transparente, con lo que los solicitantes podrían adoptar decisiones más responsables. Muchos de los estudiantes que adquirieron estos préstamos han indicado en numerosas ocasiones que no entendían bien las condiciones a las que estaban comprometiéndose con esos préstamos.

Las investigaciones también indican que la deuda de los universitarios o post universitarios retrasa el matrimonio, la emancipación y la acumulación de riqueza. Cada vez más, los estudiantes se ven abocados a soportar un castigo en forma de facturas por haber hecho lo que les dijeron que sería la llave a una vida mejor.

Este modelo también ha estado presente en España donde más de 12.000 universitarios están atrapados en préstamos ICO. En 2007, el Gobierno socialista impulsó estos créditos con cero intereses, una prescripción de la deuda a los 15 años de contraerla y unas obligaciones que no se pagarían hasta que no se cobrase una nómina anual de 22.000 euros. Pero los requisitos cambiaron y miles de estudiantes se sienten ahogados por no poder pagar.

 

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