España: Una universidad en continuo movimiento.

La educación superior se ha universalizado en los últimos 30 años, pero aún debe acometer grandes cambios para situarse entre las mejores del mundo y adaptarse a las exigencias derivadas de un mundo cada vez más global.

Europa/España/Mayo 2016/Autor:Ruben G Lopes/Fuente:http://www.expansion.com/

El sistema universitario español ha impulsado durante los últimos 30 años la universalización puesta en marcha con la llegada de la democracia. Al inicio del curso 1986-1987, España contaba con 34 universidades y un alumnado de poco más de850.000 alumnos, repartido a partes iguales entre hombres y mujeres. El 64% de los matriculados optaba por licenciaturas de Humanidades y Ciencias Sociales, mientras que las carreras técnicas atraían a un 14%.

Desde entonces, la población con estudios universitarios casi se ha duplicado, con 1,5 millones de estudiantes al inicio del curso 2013-2014 (último del que se tienen datos) en las 83 instituciones del país. Las mujeres han tomado la delantera en las aulas (ya suponen el 54,4% del alumnado) y, aunque las titulaciones de letras (Ciencias Sociales, Educación Comercial y Derecho) siguen siendo las más demandadas (representan el 23% de las matriculaciones), se ha reducido la distancia que las separa de las relacionadas con las Ciencias de la Salud y los Servicios Sociales (19%) y las ingenierías (17%).

Esta profunda transformación ha permitido que España se sitúe en los niveles de la OCDE en cuanto a población de 25 a 64 años con estudios universitarios (con un 32%), superando a países como Italia (16%), Alemania (28%) o Francia (31%). Además, España figura por delante si se analiza únicamente a la población de 35 a 44 años, donde laproporción de titulados universitarios alcanza el 37%, tres puntos por encima de la media de los países más ricos.

En 2013, la ‘Comisión Wert’ enumeró las reformas necesarias en las universidades públicas españolas

Los cambios registrados durante estas tres décadas han sido muy profundos y, sin embargo, aún queda un largo camino por recorrer para situar la formación universitaria española a la altura de las mejores del mundo. En 2013, el entonces ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, encargó a un grupo de expertos la elaboración de un estudio sobre las principales reformas que habían de llevarse a cabo en el ámbito de la educación superior. «En aquel informe se hablaba de los esfuerzos que paulatinamente había realizado la universidad pública a lo largo de la democracia, que son muchos, pero también de los aspectos en los que necesita mejorar de una forma clara», explica Rafael Puyol, presidente del Patronato de IE University, ex rector de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro de aquel grupo de expertos, conocido como la ‘Comisión Wert’.

Cambios en gobierno, contratación, titulaciones y financiación.

El primer aspecto a abordar, según este comité de sabios, sería la puesta en marcha denuevos sistemas de gobierno en las universidades, «ya que los actuales proceden de 1983 y están obsoletos», indica Puyol. Se trataría, en su opinión, de experimentar con otras fórmulas de gestión que cambien aspectos como el modo en que se elige a los rectores e impliquen una mayor participación de la sociedad.

Algo similar proponía la comisión para la elección del personal docente, recomendando procedimientos «que permitan una selección mucho más objetiva» y, de paso, «reducir la endogamia del profesorado», añade Puyol. En cuanto a las titulaciones, se abogaba por una reestructuración de las más de 6.000 existentes , «muchas de ellas carentes de unos contenidos mínimos y repetitivas», así como su homogeneización a nivel nacional.

España dedica menos del 2% de su PIB a la inversión universitaria, cuando lo ideal sería alcanzar el 3%

En materia de financiación, la comisión alertaba de la necesidad de llevar al 3% del PIB la inversión pública en la universidad (actualmente no llega al 2%) y recuperar las subvenciones perdidas y los recursos destinados a becas y ayudas. «España dedica el 0,1% de su PIB a este concepto, mientras que la media de la OCDE es del 0,3%», indica Segundo Píriz, presidente de la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE). Además, «hace una década se estableció que un 10% de la financiación de las universidades debía estar ligada a sus resultados, algo que se ha ido olvidando y que habría que retomar, condicionando los recursos recibidos a los resultados», opinaFrancisco Michavila, director de la Cátedra Unesco de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

En todo caso, la ‘Comisión Wert’ también animaba a las instituciones educativas a redoblar sus esfuerzos para captar fondos privados y reducir así su dependencia de los presupuestos públicos. Según Michavila, «el problema resulta especialmente palpable enla investigación española, donde la financiación pública se sitúa en los mismos niveles que en el resto de Europa, pero la privada apenas representa la mitad».

El último aspecto abordado por la ‘Comisión Wert’ hacía referencia a la necesidad deinternacionalizar la universidad española. «Habría que definir una política clara al respecto, aumentando la colaboración con las instituciones educativas de otros países, compartiendo programas, investigación y profesores, con el objetivo de atraer a más alumnos extranjeros», tal como indica Puyol, quien considera que las escuelas de negocios serían un buen ejemplo a imitar.

Según Michavila, «la internacionalización de las universidades ha sido un eslogan durante mucho tiempo, pero no se ha entrado al fondo de la cuestión». De hecho, descontados los estudiantes Erasmus, apenas un 2,9% de los universitarios españoles son extranjeros, mientras que esta proporción supera el 50% en las principales escuelas de negocios del país. «Es la cifra más baja de los países del entorno y refleja que es necesario hacer más atractiva la oferta de estudios y estar presentes en los foros internacionales, porque nuestra patria es Eruopa», añade Michavila.

Formación internacional como antídoto contra el paro juvenil.

La cuestión de la internacionalización ha cobrado una especial relevancia tras la crisis, cuando el paro entre los jóvenes españoles ha superado el 50% y ronda el 25% en el caso de la población menor de 30 años con formación universitaria. «El desempleo juvenil es un problema esencialmente español, por lo que es necesario que los jóvenes acudan a los mercados en los que se están demandando personas con formación internacional», indica Manuel Alonso Puig, presidente de todos los campus de Schiller International University. En su opinión, «las universidades españolas han hecho un enorme esfuerzo en los últimos 30 años para sumergir a los alumnos en los mercados globales, pero aún hay un enorme camino por recorrer, como demuestran las dificultades que tienen para acceder a estos mercados».

Schiller International University ofrece una formación en inglés, multicultural y en diferentes países

Esta universidad norteamericana cuenta con presencia en varios puntos de EEUU, así como en Alemania, Francia, Reino Unido y España. Cuatro son los aspectos clave para formar personas capaces de competir en el exterior, según el presidente de sus campus: «La enseñanza debe tener lugar en inglés, los alumnos tienen que ser de diferentes nacionalidades, se tiene que ofrecer la oportunidad de estudiar en varios países (para conocer sus culturas, su política y la forma en que se hacen negocios) y hay que dotar al estudiante de unaestructura mental observadora y adaptativa, para que pueda entender la forma de vida de esos lugares».

Algunas instituciones españolas también se han tomado muy en serio la necesidad de internacionalizar sus aulas. Por ejemplo, el Instituto Químico de Sarrià (IQS) «promueve los intercambios de estudiantes e investigadores con universidades extranjeras como una manera idónea de complementar sus estudios y mejorar así su proyección profesional hacia empresas de marcada orientación internacional», explica Marta Tena, directora de Comunicación y Márketing Corporativo del centro. En su opinión, estos intercambios «permiten consolidar el aprendizaje de idiomas y fortalecer la red de contactos, con un importante componente de diversidad geográfica y cultural», además de ofrecer «una experiencia de contacto única con equipos de investigación y con programas docentes muy útiles para su desarrollo personal y profesional».

Fuente: 

http://www.expansion.com/especiales/30-aniversario/formacion/2016/05/30/5746d548268e3ea11c8b4587.html

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Rubén G. López

@ruben_g_lopez Periodista. Habitualmente escribo sobre temas de economía, finanzas o tecnología, pero también me interesan otras cosas, como disfrutar de la vida