Las tres revoluciones educacionales en Cuba
La Revolución es un gran acto de justicia social. Una revolución que se proponga el desarrollo de sus fuerzas productivas y ponerlas al servicio de todos, tiene que partir de la cultura y el conocimiento.
La historia de la educación dentro de la Revolución cubana recoge tres grandes momentos que constituyen revoluciones en sí misma. Una panorámica de las bases en las que se sustentaron nos la da un artículo aparecido en el sitio http://www.rimed.cu/generales/rev_educ.asp del Ministerio de Educación de la República de Cuba
“En la esfera de la educación, los ingentes esfuerzos del Gobierno Revolucionario tuvieron como contenido esencial dar solución a los grandes problemas del pasado neocolonial, la reorganización y tecnificación del Ministerio de Educación y la toma de medidas inmediatas para eliminar el analfabetismo y garantizar la extensión de los servicios educacionales”.
“La extensión de los servicios educacionales, que se inició con la generalización de la Educación Primaria, fue una de las primeras medidas tomadas. En un solo día, en diciembre de 1959, se abrieron más de 10 000 aulas y la escolarización se elevó ese año a casi el 90 por ciento en las edades de 6 a 12 años. Para ello fue necesario acometer la construcción masiva de escuelas de todo tipo, realizar adaptaciones de edificios y de grandes residencias.”
“En este contexto histórico tuvo gran trascendencia política y moral la conversión de 69 cuarteles de la tiranía en escuelas, con una capacidad total de 40 000 alumnos.”
Esa histórica decisión de convertir cuarteles en escuelas forma parte del Programa de la Revolución delineado por Fidel Castro en su memorable alegato de defensa en el juicio que se le celebró en 1953 junto a un grupo de jóvenes con motivo de los asaltos a los Cuarteles Moncada (segunda fortaleza militar de la tiranía de Batista) y Carlos M. de Céspedes, ambos en la antigua provincia de Oriente. Y continúa el citado artículo:
“La ley que establecía la primera Reforma Integral de la Enseñanza se promulgó en diciembre de 1959, la cual dispuso adoptar una nueva organización y determinó el objetivo fundamental de la educación de acuerdo con los intereses de la Revolución: el pleno desarrollo del ser humano.”
Los detractores del sistema educacional cubano acusan a la enseñanza de ser ideologizada y plantean que está en función del “régimen comunista” Algunos se aventuran a proclamar su fracaso. Otros plantean que tal sistema no enseña al ciudadano a pensar y tomar decisiones “libremente”
Los reconocidos logros de la medicina, el deporte de alto rendimiento, la biotecnología y la ciencia en general en Cuba nos llevan a pensar cómo un sistema educacional cerrado que no forma ciudadanos libres puede conducir a un país a logros que son la envidia de quienes defienden sistemas educacionales libres y desideologizados.
En opinión de quien suscribe estos comentarios, la educación, así como la cultura y el periodismo, es clasista, es decir, responde a la clase que está en el poder y forma al ciudadano para vivir en esa sociedad o contexto. Es ingenuo concebir una total neutralidad o desideologización de estos medios y que se abstraigan de lo que sucede. Es por eso que pocos maestros en el mundo pueden responder la pregunta sobre cuál es el fin de la educación en su país. Una respuesta sincera y objetiva a esta interrogante, sirve como la mejor evidencia de lo anteriormente planteado sobre la supuesta educación sin fines ideológicos que pregonan los adalides de la educación impoluta sin tintes de ideología.
Primera Revolución Educacional
“En 1960 se constituyó el Contingente de Maestros Voluntarios: 3000 jóvenes que marcharon a las montañas para llevar la educación a los lugares más intrincados del país, expresión de la actitud y disposición del estudiantado cubano que ha sabido estar presente en cada tarea de la Revolución. Con posterioridad se constituyó la Brigada de Maestros de Vanguardia «Frank País», la cual desarrolló una ardua labor en las montañas de las provincias de Oriente y de Las Villas y en la Sierra de los Órganos, en Pinar del Río”
“A principios de 1961 se inició en la ciudad de La Habana el gigantesco Plan de Educación para Campesinas «Ana Betancourt», en virtud del cual más de 150 mil muchachas procedentes de las áreas rurales recibieron clases de corte y costura, superación cultural y una preparación esencial que las capacitaba para actuar como agentes impulsores de los cambios sociales en sus comunidades.”
“El problema de la alfabetización no fue sólo un imperativo humano y social; constituyó ante todo, la base del desarrollo educacional y social ulterior alcanzado por el país”.
La Campaña Nacional de Alfabetización, así como la Ley de Nacionalización de la Enseñanza constituyeron el necesario punto de partida para las otras dos revoluciones que vendrían después en el discurrir histórico de la Revolución cubana.
Saber leer y escribir, si bien es un gran paso para un individuo, aun no responde a las exigencias del desarrollo científico y cultural que requiere la construcción de una sociedad socialista donde se desarrollen a plenitud las fuerzas productivas de forma consciente al servicio de los demás. Se necesita escalar un nuevo peldaño en el camino del saber que nos ponga en el camino del dominio de la ciencia y la técnica. A la Campaña de Alfabetización siguió la Batalla por el Sexto Grado, en campos y fábricas como paso lógico para alcanzar metas superiores.
Una superación a esa escala necesariamente trajo consigo una gran presión sobre los subsiguientes subsistemas de educación, a saber, Enseñanza Secundaria, Pre-universitaria y Superior.
Segunda Revolución Educacional
Durante la celebración del II Congreso de la Unión de Jóvenes comunistas en abril de 1972, el Comandante en Jefe Fidel Castro hace un llamado a los jóvenes para suplir el déficit de profesores que se había creado con el arribo masivo de estudiantes a ese nivel, tanto en cursos regulares, como en la enseñanza de adultos.
En esa ocasión se apeló a los alumnos de 10mo grado, último nivel de la enseñanza secundaria en Cuba, para formarse como maestro emergentes para cubrir las aulas de alrededor de 500 escuelas en el campo construidas por la Revolución para dar pronta respuesta a esa demanda.
La construcción de las llamadas ESBEC (Escuelas Secundarias Básicas en el Campo) respondía a la concepción martiana del estudio-trabajo. Millares de jóvenes de las ciudades y el campo se incorporaron a estas escuelas ( Alrededor de 500) y centenares de jóvenes respondieron al llamado de la Revolución y se formaron como docentes bajo la tutoría de profesores de experiencia a la vez que cursaron estudios pedagógicos superiores en los institutos creados a l efecto en varias provincias del país. El autor de estas líneas es testigo excepcional de este hecho al ser uno de esos jóvenes que marchó al campo para enseñar. Son pocos los cubanos de mi generación y de la posterior que no hayan pasado por esta revolucionaria y única experiencia formativa del estudio y el trabajo. “Escuelas no debería decirse, sino talleres. Y la pluma debía manejarse por la tarde en las escuelas, pero por la mañana la azada.” José Martí.
Este sistema contribuyó a la formación de los cubanos para vivir en un país eminentemente agrícola y, sobre todo, con sentido de trabajo para la sociedad y valores internacionalistas. Esas escuelas alojaron a miles de estudiantes provenientes de África que hoy son respetados en sus países por su nivel profesional y humanista.
Un sistema educacional como el cubano que preconiza y defiende la educación universal y gratuita se debe enfrentar a una Educación Superior masiva. Los 57 años de victoriosa revolución cubana han sido testigo de la aparición de 67 instituciones de Educación Superior así como 137 Centros Universitarios Municipales (CUM) con un total de 104 carreras y aproximadamente 65 497 profesores.
El resultado de las anteriores revoluciones educacionales ponen al sistema educacional revolucionario en un dulce aprieto, pues el arribo a los centros de educación superior es masivo y supera las capacidades materiales con se cuenta.
Tercera Revolución Educacional.
En la actualidad está en marcha la tercera revolución educacional que tiene como principal objetivo desarrollar una batalla de ideas para que todo el pueblo cubano alcance una cultura general e integral. Las transformaciones educacionales trascienden a la sociedad cubana a través de sus instituciones y organizaciones, que mediante vías específicas, laboran por un mismo fin educativo: La unidad nacional alrededor de un modelo de sociedad solidaria que cubanas y cubanos se han propuesto construir. Se trata de un proceso complejo, que sistematiza la rica experiencia de 50 años de revolución en la educación y que, a su vez, es síntesis creadora de la tradición educativa cubana, llevada a planos cualitativamente superiores.
El país entero se encuentra enfrascado en una gigantesca batalla, cuyos rasgos especiales son expresadas por el Comandante Fidel cuando con su proyección nos ha definido que «Batalla de ideas no significa solo principios, teoría, conocimientos, cultura, argumentos, réplica y contrarréplicas, destruir mentiras y sembrar verdades, significa, hechos y realizaciones concretas». Y es que la obra de la Revolución en estos momentos, es una evidencia irrefutable del desarrollo y concreción de las aspiraciones de transformación social a que aspiramos. En los últimos años se han concretado programas de gran impacto en la educación, entre los que se encuentran:
• Un televisor por aula y los videos necesarios.
• Electrificación de todas las escuelas.
• Inicio del Canal Educativo.
• Generalización de la enseñanza de la Computación.
• Editorial Libertad
• Universidad para Todos.
• Mesas Redondas y Tribunas Abiertas.
• Formación de maestros emergentes.
• Incremento de maestros primarios y de Computación.
• Formación de trabajadores sociales.
• Escuelas de Instructores de Arte.
• Curso de Superación Integral de Jóvenes.
• Construcción y reparación de escuelas y aulas.
• Mejoría de la alimentación.
• Universalización de la Educación Superior.
Cuba está en el mundo. Recibe sus efectos y contradicciones que, por supuesto, la afectan. Los efectos de la feroz guerra económica (bloqueo económico, comercial y financiero) se hacen sentir con todo su peso en la educación cubana, pero su forma de reaccionar es peculiar porque parte de una filosofía diferente a la que impera en otros países también afectados por las condiciones históricas imperantes. La Revolución Socialista es un hecho histórico profundo que ofrece oportunidades de poseer maneras de pensar diferentes, más humanistas, que las soluciones puramente tecnocráticas que se esgrimen como fin de la educación en el mundo. No se desprecia en manera alguna la necesidad de participar en la revolución de la Tecnología, la Información y las Comunicaciones que vive el mundo contemporáneo, pero como un medio de la educación, pues su fin está en la formación cultural e integral del hombre. Con nuestras razones, sin desdeñar las experiencias positivas que le lleguen de otros países, Cuba aplica sus propias ideas, que tienen profundas raíces en el pensamiento cubano y CAMINA SEGURA HACIA EL FUTURO.
. Prof. Asistente Reynaldo Feijoo García
Licenciado en Educación. Especialidad Idioma inglés. Cuarenta años de experiencia en el Sistema Educacional cubano. Profesor de la Universidad Pedagógica de La Habana y de la Escuela de Idiomas Abraham Lincoln en esa capital. En la actualidad traductor e investigador en el Instituto de Investigaciones Estratégicas sobre África y su Diáspora “Centro de Saberes Africanos, Americanos y Caribeños” Caracas, Venezuela.
Imagen: Entrando al aula. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate
Nota: Este artículo se redactó tomando como base el Portal del Ministerio de Educación de Cuba http://www.rimed.cu/generales/rev_educ.asp