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Qué es la “Maldición del Conocimiento” y cómo deberían enfrentarla los profesores

“Saber las cosas no es malo en sí mismo, pero causa suposiciones poco saludables, como olvidar lo difícil que fue aprender esas cosas en primer lugar”, dice el profesor Christopher Reddy. Esto, explica él en un artículo de Edutopia, se llama Maldición del Conocimiento. Por definición, esta maldición es un sesgo cognitivo que se produce cuando una persona, en comunicación con otra, sin saberlo, supone que los otros tienen antecedentes para entender lo que se está diciendo. Reddy comenta que esto tiene implicaciones para los profesores y esto se evidencia, por ejemplo, cuando no se recuerda lo que significa no saber algo a la hora de enseñar, o cuando un docente no logra revivir lo difícil que es enfrentarse al proceso de aprender un contenido.

Como resultado, quienes caen en esta maldición, podrían llegar a asumir que lo que se está enseñando es fácil, claro y directo. Además, podrían también suponer que el entender algo es evidente. El problema, como explica el profesor es que las suposiciones pueden ser la causa o raíz de una instrucción deficiente. Entonces, ¿qué hacer para enfrentar o no caer en la maldición? El reconocimiento, dice Reddy, es el primer paso para la recuperación. Después de esto, él comparte –basado en algunos expertos– 7 formas de no caer en esto y convertir el aprendizaje en algo más sencillo para los estudiantes.

1. La emoción

Barbara Fredrickson, experta en el campo de la psicología positiva, ha estudiado los efectos de las emociones leves positivas en rasgos cognitivos como la atención y la capacidad para resolver problemas de manera creativa. Fredrickson asegura que una emoción agradable y suave antes de experimentar el contenido lleva a una mayor retención. Esto se logra a través de una broma rápida o una película de comedia. En ese sentido, un poco de emoción ayuda a los estudiantes y es una buena forma de evitar la Maldición del Conocimiento.


2. Clases multisensoriales

El psicólogo Howard Gardner afirmaba que cada uno de nosotros tiene un modo de aprendizaje preferido. Sin embargo, una nueva investigación destaca el hecho de que las lecciones efectivas no tienen que ser unisensoriales, sino todo lo contrario… deberían ser multisensoriales. ¿Por qué? Las experiencias multisensoriales activan y encienden más el cerebro, lo que lleva a una mayor retención. Esta es una muy buena forma de facilitar el aprendizaje.


3. Espacio

En lugar de saturar a los estudiantes con muchos contenidos, ahora se recomienda una práctica espaciada. Esto significa, exponer contenidos y lograr que los cerebros recuerden conceptos aprendidos previamente en intervalos espaciados (de horas, días, semana o meses). Esto hace que el contenido sea pegajoso y produzca una retención más profunda, generando conexiones neuronales más sólidas. Como la práctica espaciada es la forma en que los profesores aprenden el contenido que enseñan, tiene sentido emplear la misma técnica con los estudiantes. En otras palabras, se trata de pensar en el contenido como un ciclo que se vuelve a visitar con frecuencia, lo que hace que el aprendizaje sea más fácil para los alumnos mientras se evita la maldición.


4. Narración

Las historias, hace muchos años, fueron el medio dominante para transmitir información. Disfrutamos de las historias, dice el profesor, porque nos introducimos de inmediato en la historia, considerando nuestras propias acciones y comportamiento cuando nos ubicamos en las situaciones que se describen. Así se hacen conexiones mentales, y si los estudiantes escuchan una historia entrelazada con contenido, es más probable que se conecten con las ideas. Por lo tanto, conectar el contenido con narrativa, puede llegar a ser el corazón del del aprendizaje y además, puede ayudar a aliviar el estrés asociado con la Maldición del Conocimiento.


5. Analogías y ejemplos

Si lo que se busca es que los estudiantes comprendan un proceso, ver el resultado del proceso es sólo algo informativo. En cambio, una analogía permite comparar procesos y resaltar conexiones. La formación de conexiones es el núcleo del aprendizaje, dice el profesor, por eso, al enseñar no se deberían dejar de lado las analogías. Una analogía compara procesos similares que resultan en productos diferentes, pero además de esto, un ejemplo destaca procesos diferentes que resultan en productos similares. El uso de ejemplos obliga al cerebro a escanear su inventario de conocimiento, haciendo conexiones deseables a medida que “escanea”. Ambas herramientas permite que el aprendizaje sea más sencillo.


6. Novedad

Nuevos desafíos encienden el sistema de dopamina (riesgo-recompensa) en nuestros cerebros. Esto quiere decir que las nuevas actividades son interesantes porque la dopamina nos hace sentir realizados después de tener éxito. Algo que es novedoso o interesante se aprende más fácil.


7. El conocimiento previo

No se pueden hacer nuevas ideas sin tener ideas antiguas. Por eso el conocimiento previo debe actuar como ancla para nuevos estímulos. Al reflexionar sobre la capacidad de las analogías y los ejemplos para facilitar las conexiones, es importante recordar que las conexiones deben realizarse con el conocimiento ya existente. Por lo tanto, proporcionar a sus alumnos conocimientos previos es un requisito previo para establecer conexiones y facilitar su aprendizaje.

“La Maldición del Conocimiento pone a todos nuestros estudiantes en desventaja”, dice Reddy. “Como educadores, no es suficiente simplemente reconocer que somos incapaces de recordar la lucha por aprender. Necesitamos actuar. Incorporando hechos, resaltando la novedad, utilizando generosamente ejemplos y analogías, completando nuestro contenido, contando historias relacionadas con el contenido, haciendo que nuestra lección sea multisensorial y aprovechando el poder de la emoción, podemos facilitar el aprendizaje para nuestros alumnos”

Fuente: http://www.eligeeducar.cl/la-maldicion-del-conocimiento-deberian-enfrentarla-los-profesores

Fuente de la imagen: https://nachotellez.com/es/la-maldicion-del-conocimiento/

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Camila Londoño

Comunicadora Social de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia. Especializada en el campo de producción editorial. Actualmente se desempeña como periodista en el área de comunicaciones. Trabaja por comunicar la importancia de la educación y valorar el trabajo de los profesores que hacen posible que todos los niños aprendan.

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