Cinco deportes para la equidad de género en educación física
Estos deportes cuentan con reglas específicas para balancear el juego y que pueda ser jugado con base en una estrategia de cooperación entre todos los jugadores, sin importar su género.
Sofía García – Bullé
La educación física es uno de los pocos espacios dentro de las escuelas en el que no ha podido lograrse una integración entre estudiantes de ambos géneros. Entre los principales argumentos en contra de esta integración se encuentran las diferencias fisiológicas entre hombres y mujeres, así como las conductas sociales aprendidas asociadas al género.
En teoría, tendemos a pensar que en los deportes los hombres son inherentemente más competitivos y agresivos que las mujeres, y existe este reflejo de un potencial peligro al poner a niños y niñas dentro de una misma cancha. Si bien hay puntos válidos que respaldan por qué estas diferencias fisiológicas y sociales pudieran ser buenas razones para mantener los deportes como una actividad dividida por sexos, también hay argumentos para cuestionar cómo el deporte en sí se ha construido sobre una estructura con un serio desbalance de género, y que no estorbaría replantearnos la idea del deporte como una actividad que puede seguir siendo competitiva, pero también integradora.
Existen deportes cuyas reglas demandan una estrategia flexible que no se base únicamente en una superioridad física de fuerza o velocidad, por ejemplo, sino en un esfuerzo conjunto que haga uso de habilidades como el pensamiento rápido, el trabajo en equipo y la interacción social.
Este tipo de deportes son especialmente efectivos para que los y las estudiantes ejerciten frecuentemente la cooperación dentro de un contexto de competencia con sus compañeros sin importar su sexo, lo cual es crucial para crear instancias de convivencia que promuevan la equidad de género. Compartimos a continuación cinco ejemplos.
Baseball5
El presidente de la Confederación Mundial de Béisbol y Sóftbol (WBSC por sus siglas en inglés) Riccardo Fraccari, define el Baseball5 como una propuesta que tiene por objetivo sacar el béisbol de los campos grandes y localizados para llevarlos a cualquier lugar, donde todos, sin importar género, edad o dimensiones físicas, puedan jugarlo.
Versiones predecesoras de este juego ya existían en las calles de Cuba, Colombia, Venezuela y varios países tanto del área caribeña como del sudeste de Asia. Al ver su popularidad en estas regiones, la confederación realizó una homologación de las reglas del deporte y lo lanzó como una disciplina internacional.
A diferencia de todo el equipamiento necesario para jugar béisbol o sóftbol, el juego baseball5 solo requiere una pelota, 10 jugadores y un campo cuadrado con tres bases, las medidas del campo pueden modificarse de acuerdo al espacio disponible y las necesidades de quienes practicarán el juego.
Ultimate frisbee
También llamado Ultimate, surgió en ambientes universitarios estadounidenses en los que buscaban un deporte de alta competitividad y ritmo rápido, pero sin contacto. Llegó a Europa en los 80 y hoy en día se practica también en Latinoamérica.
Este deporte se practica en un campo con medidas similares al de una cancha de fútbol, 100 x 37 metros aproximadamente. En vez de portería, se maneja una zona de ensayo en los extremos del campo. Los jugadores deben llevar el disco a la zona de ensayo del equipo contrario para anotar.
Los equipos son de siete contra siete. Cuando van a la ofensiva, los jugadores no pueden correr con el disco, solo pueden avanzar hacia la zona de ensayo contraria pasando el disco a sus compañeros. Si el pase no es completado o es interceptado, la posesión del mismo pasa al equipo contrario, que tendrá el turno de intentar alcanzar la zona de ensayo del oponente, y así progresa el juego.
El juego es autoarbitrado, se espera de los jugadores que sean capaces de detectar y admitir sus propias faltas e infracciones por sí mismos. Es mal visto y fuera del espíritu de juego cuando un participante no es proactivo para evitar un comportamiento innecesariamente agresivo con sus oponentes. Por eso, este juego en particular no solamente es un excelente auxiliar en la formación del concepto de la ética en el deporte sino que provee de un ambiente competitivo en el que puede fomentarse el balance de género.
Kin-Ball
La fuerza del Kin-Ball como deporte no es la competitividad ligada a una dinámica de confrontación directa, más bien es la estrategia y la cooperación. El juego fue inventado por el profesor canadiense Mario Demers en 1986.
Este deporte es único en su clase, ya que no se juega con la estructura tradicional de un equipo contra otro. Son tres equipos compitiendo al mismo tiempo. El objetivo es anotar más puntos que los otros dos equipos para ganar el juego. Esto solo se logra trabajando colaborativamente contra las otras dos facciones en el juego. Es una disciplina de ritmo rápido y demandante físicamente, pero balanceada para incluir personas de diferente género y dimensiones físicas.
El sistema de puntaje funciona así: si un equipo falla en mantener el control de su pelota y esta toca el suelo, los otros dos equipos ganan un punto. El equipo que tenga más puntos gana la partida. El Kinball se juega en un campo de 20 x 20, usando una pelota de 1.22 metros de diámetro para cada equipo.
Tchoukball
Creado en Suiza en la década de los 60, el Tchoukball es muy serio en su intención de balancear todos los valores claves que trabaja el deporte: habilidad, atletismo, concentración, respeto al rival y trabajo en equipo. Todo esto, en un deporte tan veloz y ágil como el balonmano, pero sustentado en una dinámica de no contacto y juego justo.
Con dos equipos de siete personas cada uno, los jugadores deben llevar el balón a la portería contraria, cada una colocada al extremo de un campo de 27 m × 17 metros. En el juego está prohibido tocar al jugador contrario mientras lanza el balón o bloquearlo directamente. De esta forma, el deporte es más amigable para personas de distintas dimensiones físicas y niveles de habilidad, así como más retador para la posición defensiva.
Korfball
El único deporte mixto por reglamento. La razón principal por la que fue creado a principios del siglo pasado, fue para ofrecer un deporte que pudiera combinar la participación de hombres y mujeres en condiciones de equidad. A diferencia de los demás deportes anteriormente mencionados, que podrían ser jugados sin problema entre participantes de un mismo sexo, el Korfball no puede jugarse sin equipos mixtos.
Los equipos son de cuatro personas, dos hombres y dos mujeres que juegan en un campo de 20 x 40 metros, tratando de introducir un balón en una cesta sin tablero a una altura de 3.5 metros. La dinámica del juego está diseñada para evitar el contacto y apoyarse en el trabajo en equipo. Por ejemplo, en un equipo de cuatro, los jugadores que defienden deben ser un hombre y una mujer, estos deben permanecer cerca de su propia canasta, mientras que los otros dos miembros del equipo deberán estar del otro lado, cerca del área de anotación. No se deben bloquear directamente los tiros ni buscar el contacto para detener a los jugadores contrarios.
Este tipo de reglas son cruciales para hacer de este deporte una disciplina altamente social y cooperativa en la que todos los que juegan tienen la misma oportunidad de tener la pelota y buscar la anotación.
El deporte como disciplina ha sido altamente enfocado desde sus inicios a destacar tanto la competitividad, el reto físico y la rivalidad como medio de superación. Es muy posible que a futuro, este siga siendo el motor principal de las actividades deportivas, pero no es necesariamente negativo. Sin embargo, en el ámbito educativo también es importante enseñar la utilidad del deporte como herramienta para desarrollar habilidades de índole cooperativa y empática. ¿Qué piensas de los deportes anteriormente mencionados? ¿Tienes en tu programa de educación física juegos o disciplinas que promuevan la equidad de género, la cooperación y el juego justo? Compártenos tu experiencia en los comentarios.
Fuente de la Información: https://observatorio.tec.mx/edu-news/deportes-mixtos-educacion