La posteducación y cómo prepararse para un futuro que ya está aquí

Por: José Negrón Valera

Cada dimensión de nuestra vida ha sido trastocada por la pandemia de COVID-19. Eso es un hecho. Tendencias que ya venían anunciándose como probables hace unos diez años, se aceleraron de una forma impensable.

El teletrabajo, la educación a distancia, son uno de los pocos ejemplos. La intersección de las tecnologías de comunicación e información y el distanciamiento obligado por la enfermedad, impusieron un formato educativo que quizá, en otras circunstancias, habría tardado algunos años más en asentarse.

Sin embargo, no se trata solo el debate de la virtualidad versus la presencia de los seres humanos en los salones de clase, lo que estamos viviendo nos impulsa a un cambio completo en cuanto a la concepción del proceso de aprendizaje y enseñanza.

La singularidad del pensamiento

En 2016, el experto en tecnología disruptiva David Roberts ya afirmaba que «la mayoría de universidades del mundo» iban a desaparecer. Desde su concepción, la educación iba a moverse hacia un modelo como el que proponía la “Universidad de la Singularidad”. Una experiencia educativa creada en Silicon Valley con el apoyo de gigantes de la industria tecnológica y la innovación como Google, Apple y la Nasa.

Dicha Universidad no tiene una estructura convencional y tampoco posee un pensum de estudios tradicional. Su meta es apalancar ideas creativas e innovadoras con el uso de tecnologías, para resolver lo que llaman los Doce grandes desafíos de la humanidad:

  • Energía: amplia, accesible y sostenible para las necesidades de la humanidad,
  • Medio Ambiente: administración sostenible y equitativa de los ecosistemas de la Tierra para un funcionamiento óptimo tanto a nivel mundial como local,
  • Comida: consumo de alimentos suficientes, inocuos y nutritivos para mantener una vida sana y activa para todas las personas en todo momento,
  • Refugio: seguro y sostenible para residencia, recreación e industria para todas las personas en todo momento,
  • Espacio: uso y administración seguros y equitativos de los recursos y tecnologías espaciales en beneficio de la humanidad y de nuestro futuro como especie interplanetaria,
  • Agua: abundante y segura para consumo, saneamiento, industria y recreación,
  • Resiliencia ante desastres: reducción del riesgo de desastres, respuesta a emergencias y rehabilitación efectivas y eficientes que salvan vidas y medios de subsistencia,
  • Gobernanza: participación equitativa de todas las personas en una gobernanza formal y social que esté de acuerdo con los principios de justicia y derechos individuales,
  • Salud: física y mental óptima, incluido el acceso a prevención rentable, diagnóstico temprano y terapia personalizada para individuos y sociedades,
  • Aprendiendo: acceso a información y experiencias que construyen conocimientos y habilidades para todas las personas en todas las etapas de su vida,
  • Prosperidad: acceso equitativo a oportunidades económicas y de otro tipo para la realización personal donde todas las personas estén libres de pobreza y puedan prosperar,
  • Seguridad: seguridad de todas las personas frente a daños físicos y psicológicos, incluso en los mundos virtuales; y protección de sistemas físicos, financieros y digitales.

Dichos desafíos, que se encuentran «interrelacionados y son interdependientes», están inscritos en tres grandes perspectivas: asegurar que se satisfagan las necesidades básicas de todas las personas, mantener y mejorar la calidad de vida y mitigar los riesgos futuros.

Ideas desde Venezuela

Tal y como lo expresa Myriam Anzola, doctora con estudios de posgrado sobre informática educativa y tecnología, «si la educación tradicional no se replantea en una estructura afín a los tiempos, que entienda las necesidades cognitivas de los estudiantes y las posibilidades técnicas de otros modos pedagógicos quedará a la deriva», afirma.

Anzola, quien ha dedicado su carrera a repensar los modelos pedagógicos y la influencia de las nuevas tecnologías sobre ellos y plasmó sus conclusiones en el libro Los estudios abiertos: una ruta hacia la posteducación, aprovecha esta entrevista a Sputnik para reflexionar sobre este campo de pensamiento.

— ¿Cómo definiría la posteducación?

El sistema educativo tal como ha sido concebido resulta anacrónico y paralítico. No ha podido crear mecanismos de transformación ni de adaptación para convertirse en un sistema pertinente a las necesidades epocales, ni mucho menos a las expectativas de los estudiantes. Ha emergido un escenario espontáneo que genera situaciones en que las nuevas generaciones se informan y se educan al margen de la escolaridad.

En este contexto es imperativo crear una estructura coherente y organizada que represente un paradigma educativo diferente y es lo que llamo posteducación.

— Informes demuestran que las universidades tales como las conocíamos van a desaparecer o cambiar drásticamente. Un ejemplo de esto es la Singularity University , donde no se expiden certificados, ni titulaciones. ¿Cómo ve usted la universidad del futuro? ¿Puede hablarnos de alguna experiencia en particular?

Hay tendencias nuevas que han aparecido desde los 70. Por ejemplo, el concepto de Multiversidad que intentó la universidad de California reconociendo los saberes diversos, no sólo académicos. En 1989, se reproduce en Suramérica con la Universidad Franciscana que implicaba un compromiso ético con la vida y las emociones y no solo con el conocimiento. En 1999, Edgar Morín recrea esta idea con la Multiversidad Mundo Real que asume las Teorías de la Complejidad poliforma para derribar el positivismo.

En Venezuela surgió CEPAP en la UNESR con la acreditación de experiencias en educación. Hace ya 10 años surge el Programa de Estudios Abiertos desde la Universidad Politécnica de Mérida, que ahora administramos desde la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Cuenta en toda Venezuela con comunidades de aprendizaje en cualquier área del conocimiento, con un currículo flexible y adaptado al quehacer de los grupos que se conforman. Pero hace falta ir más allá, hay que entender la nueva universidad desde múltiples perspectivas, no sólo con programas circunscritos a una unidad académica sino con una concepción emancipadora del conocimiento echando mano a los recursos que ofrece la tecnología, pero más importante: reconociendo los nuevos modos de pensamiento de las generaciones actuales para aprovechar su talento en toda su dimensión humana.

— La omnipresencia de los aparatos electrónicos también ha generado una nueva realidad para las nuevas formas de aprendizaje. ¿Qué es lo positivo y lo negativo de esta situación? ¿Qué nos dicen las investigaciones de psicología cognitiva?

Lo interesante es que han surgido nuevas destrezas de pensamiento, nuevas velocidades de captación de información multisensorial que potencia las posibilidades creativas, lo negativo es la adicción a los dispositivos y la manipulación mental que hacen las redes de los sujetos cuando no hay interlocutores atentos para hacerlos reflexionar sobre el volumen exacerbado de información simultánea y permanente que reciben.

— Usted rescata a autores como Simón Rodríguez, Luis Beltrán Prieto Figueroa y Paulo Freire. ¿Cómo podemos conectar sus aportes con la nueva realidad?

Simón Rodríguez fue un adelantado a los tiempos que dijo cosas clarísimas que tienen plena vigencia sobre el aprendizaje a partir de la praxis y el fomento de la heurística. De Prieto rescato su concepción de la dignidad del docente y de la ética de la profesión. De Freire la Educación Popular para todos, entender que la educación es para todos y siempre, sin apellidos ni límites.

— En Venezuela se están viviendo debates muy interesantes desde el punto de vista de la lucha por la descolonización y también para superar un modelo económico basado en la dependencia del petróleo. Este nuevo modelo educativo que plantea, ¿cómo se conectaría con la necesidad de poner la riqueza de Venezuela en su gente y no en sus recursos minerales?

Siguiendo ideas como las de Dussel o Zemelman, entendiendo que no sólo Venezuela sino América Latina es un emporio de recursos intelectuales, de grandes pensadores, de talentos genuinos, que no necesitan exportar respuestas a sus problemas en modelos foráneos pensados para otras mentes, para otros espíritus.

— Para nadie es un misterio que la situación económica en Venezuela ha golpeado al sector educativo en todos los niveles. ¿Qué medidas creativas e innovadoras podría usted aportar para fortalecer el sector educativo en estas circunstancias tan adversas?

Tal como lo expreso en el artículo de la posteducación:

  • Un ambiente armonioso de libertad para la creación que respeta la iniciativa personal y la del grupo como instancia que orienta en el aprendizaje.
  • Un acompañante del aprendizaje, que está dispuesto a sortear obstáculos, a encontrar atajos, a reconocer escollos, con una bitácora dinámica y no con una ruta prefigurada.
  • Un tópico de interés sobre el cual investigar, hacerse preguntas, intercambiar, hacer bromas, disentir y argumentar.
  • Un sujeto que se siente protagónico, centro del interés del proyecto, para quien el aprendizaje no tiene tinte de requisito, sino de bien personal, aquilatado con los avances y proyectado en el tiempo como necesidad de vida.

Fuente de la información e imagen: https://portalalba.org

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