Quito, 30 may (Andes).- Entrar a una Unidad Educativa del Milenio (UEM) es evidenciar cómo la educación ha cambiado en Ecuador y ver cómo niños y jóvenes, de escasos recursos, pueden acceder a la educación de calidad que antes se les negó y que ahora disfrutan de la oportunidad de educarse en un colegio que cuenta con todos los servicios necesarios.
“En el Distrito (Metropolitano de Quito) existen tres unidades educativas (del Milenio): el 24 de Mayo, el Mejía y el Montúfar. Un poco se rescata el imaginario de que estos eran los colegios emblemáticos y donde los jóvenes que accedían a ellos tenían las oportunidades de triunfar en la vida”, explica a Andes Fernando Yánez, subsecretario del Ministerio de Educación.
Estas tres UEM se encuentran en sectores considerados “marginados” de la capital: la Unidad Educativa réplica 24 de Mayo se ubica en la Mena Dos (sur); el colegio réplica Mejía en Quitumbe (sur); y el colegio réplica Montúfar en Pomasqui (norte).
Niños del Colegio Réplica 24 de Mayo reciben clases en aulas amplias y cómodas. Foto: Micaela Ayala/Andes
Esta es una de las características que tienen las UEM: “ubicarse en donde ningún otro gobierno antes ha llegado”, señala Yánez, pues ahora los niños que viven en sectores marginados pueden acceder a educación de calidad y a una infraestructura adecuada.
Cada UEM tiene cabida para 1.200 estudiantes y como se trabaja a dos jornadas se estima la presencia de 2.400 niños, es decir, 6.800 niños que se benefician de educación de calidad en estas unidades educativas.
La infraestructura de cada escuela cuenta con bloques de aulas que acogen la educación inicial –desde los tres años-, educación básica, básica superior, además de laboratorios de inglés, computación, física y química; un comedor, que a la vez sirve de salón de uso múltiple, canchas sintéticas de fútbol, canchas de básquet; y el bloque administrativo.
“Una de las lógicas de las unidades educativas del milenio es generar un ordenamiento educativo y ahora planificamos la educación, es decir construyes una unidad educativa pensando en la población que se puede beneficiar en edad escolar”, recalca el funcionario.
Mejora del autoestima de los ciudadanos
La rectora del colegio réplica 24 de mayo, Carmen Villegas, destaca que con las UEM, los habitantes de esas zonas han recuperado su autoestima, ya que no solo los niños pueden disfrutar de sus instalaciones, también sus padres y vecinos de las escuelas pueden utilizar los centros de informáticas y las bibliotecas.
Gran infraestructura se puede ver en cada una de las UEM en Quito. Foto: Micaela Ayala/Andes
“Era casi imposible contar con una infraestructura de este tipo en un lugar tan alejado del centro, en donde se encuentran las clases sociales más marginadas económicamente. El padre de familia y el estudiante ha recuperado su estima y ahora se siente igual de importante que un estudiante o un padre de familia del centro o el norte de la ciudad”, asegura Villegas, quien es rectora de esa institución desde hace un año.
En esta institución imparten clases 37 docentes en la mañana y 37 en la tarde. Todos son profesionales de la educación que cuentan con capacitación permanente e incluso han optado por realizar sus maestrías.
Otro de los elementos que destaca Villegas de esta UEM es que cuenta con conexión a internet por cable y por WiFi, lo que permite a estudiantes y ciudadanos conectarse permanentemente y estar a la vanguardia tecnológica, algo que era casi impensable años atrás.
Niños y adolescentes estudian en la mañana y en la tarde en la UEM Réplica Montufar. Foto: Cortesía
Un cambio total
En cada UEM se ha invertido cerca de cinco millones de dólares, las cuales están construidas pedagógicamente, es decir, “que te dan toda la comodidad para que se puedan desenvolver de manera adecuada tanto profesores, como niños y padres de familia”, señala Yánez.
Cada institución fue el resultado de la fusión de escuelas pequeñas que estaban en dichos sectores y que no contaban con una infraestructura adecuada y que tenían servicios “precarios”.
“El cambio fue total, porque no tenían las instalaciones adecuadas, allá el espacio era muy pequeño y ahora hay más áreas de recreación. Este colegio es más grande, tiene computadoras, salas informáticas, todo de última tecnología para trabajar en los laboratorios”, señala Jefferson Valladares, estudiante de segundo año de bachillerato de la UEM Réplica Juan Pío Montufar.
“Al inicio se pudo hacer integración entre estudiantes para eliminar roces. Se ha unificado como una sola institución y se ha trabajado en un proyecto de identidad, para que puedan identificarse con los demás colegios”, indica por su parte, William Rosero, rector de esta institución.
Los bloques de aulas en la UEM Réplica Mejía están equipadas pedagógicamente. Foto: Cortesía
Este proceso de integración ha beneficiado a los estudiantes de estas tres UEM que han contemplado la universalización del bachillerato, es decir, que los niños no solo estudien la educación básica. Además que estas instituciones pertenecen al Bachillerato Internacional (BI), que acredita una organización internacional después de cumplir varios requerimientos.
Según Yánez, los requerimientos son: aprender a hacer investigaciones, tener acceso a tecnología y bibliografía especializada. “Eso le da un plus al colegio y a los estudiantes les da mayor crédito académico”, asegura.
Para Karen Guaizaca, estudiante del tercero de bachillerato de la UEM Réplica Mejía, “es un beneficio estudiar aquí, porque no todos los estudiantes tienen esa oportunidad”.
Para ella estudiar en esta UEM le ha dado todas las herramientas necesarias para poder conseguir una beca de estudios universitarios. Su sueño es estudiar Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
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Fuente: http://www.andes.info.ec/es/noticias/educacion-ecuador-cambio-unidades-educativas-milenio.html
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