Visita a Finlandia. Notas sobre su sistema educativo

Finlandia / 24 de febrero de 2019 / Autor: Alfredo Arnaud Bobadilla / Fuente: Educación Futura

Hace poco tuve la enorme oportunidad de realizar un viaje de investigación a Finlandia, uno de los países sobre los que todo especialista en educación ha volteado su mirada, entre otras cosas, por su alto nivel de rendimiento en las pruebas internacionales, particularmente PISA (Programme for International Student Assessment, por sus siglas en inglés), pero también por los grandes beneficios sociales, políticos y económicos que se derivan de un sistema educativo de altísima calidad que ha sabido encontrar un notable equilibrio entre el rigor académico, un acompañamiento suave y diligente con sus estudiantes, al mismo tiempo que potencia las cualidades individuales, de colaboración y de respeto.Este viaje, organizado estupendamente entre el Instituto Escalae con sede en Barcelona y EduDesign Finland, abre la oportunidad, dos veces al año, de ir a conocer con bastante detalle este sistema educativo que se ha posicionado como uno de los mejores del mundo.

Son demasiados los temas que habría que abordar para hacer una reseña que valga la pena, entre los que puedo mencionar, el currículum, el manejo de los espacios, la formación docente inicial y continua, la evaluación docente, los recursos y métodos de aprendizaje para los alumnos, las instalaciones escolares, la interacción permanente entre la sociedad con la escuela, la búsqueda permanente de la equidad, el desarrollo de habilidades y competencias por nombrar algunos de los tantos aspectos que recubre el fenómeno educativo y que salen a la luz con nitidez cuando se comienzan a establecer las comparaciones.

Desgraciadamente, por cuestiones de extensión, no me será posible agotar todos los temas, sin embargo, intentaré ir a detalle en artículos posteriores que sirvan para abrir la discusión y el debate sobre la educación en México, mediante la comparativa con un país que ha sabido orientar exitosamente sus políticas educativas, así como también establecer una estructura administrativa, política y académica muy eficiente.

Quisiera, en este primer trabajo, presentar una visión general sobre el sistema educativo finlandés. Como primera reflexión, debemos entender que no hay manera de entender a la educación en Finlandia sin relacionarla con su sociedad: la escuela es uno de los centros gravitacionales de su estructura social, cultural, familiar e incluso, política. La escuela se entiende prácticamente como la base de su muy exitoso modelo social, y como la columna vertebral de su pujanza económica, toda vez que sus recursos naturales explotables son limitados, obligándolos a buscar sus fuentes de financiamiento en la explotación de su talento. Un talento que, por cierto, han sabido cultivar desde la infancia y sacar a flote en cada uno de sus ciudadanos, mediante métodos educativos bien estudiados, calculados y minuciosamente cuidados.

Hablemos de gobernanza de manera muy general. Es de destacar que las decisiones en materia educativa son tomadas por el Ministerio de Educación y Cultura en colaboración con el Consejo Nacional de Educación, un órgano desconcentrado del Estado este último que dicta la política educativa y que está conformado por especialistas en la materia, lo cual otorga, no sólo autonomía al sistema educativo con respecto de las turbulencias políticas, burocráticas y administrativas, sino que permite trazar un proyecto educativo a largo plazo, permitiendo que la educación deje de ser rehén de promesas de campaña o peor aún, de ocurrencias sexenales de secretarios de educación improvisados.

A partir de los lineamientos nacionales de educación, los recursos bajan a los municipios y de allí directamente a las escuelas, las cuales, en la mayoría de los casos, tienen plena libertad y autonomía para la toma de decisiones académicas, operativas y desde luego, administrativas. Y como todo el sistema está basado en la confianza, pero también en la asunción de las responsabilidades que le corresponden a cada quien, el Estado se ocupa de dispersar los recursos, los municipios de entregarlos a sus escuelas, las escuelas de administrarlos, el cuerpo directivo de organizar y garantizar la operación de la escuela en beneficio de sus estudiantes, los profesores de ofrecer una buena educación y los alumnos de aprender. En el caso de que algo no funcione en la escuela o con algún profesor, los padres de familia, profesores o cualquier otra persona afectada, deben ir avanzando de manera lineal, inmediata y directa hacia las autoridades más próximas, y no recurrir a instancias estatales  o centrales impenetrables y herméticas que se ocupan de disolver los asuntos en la extensa burocracia, en lugar de resolverlos.

En este marco, ha sido gracias a políticas educativas bien estudiadas y mejor implementadas que Finlandia ha conseguido posicionarse en los últimos 40 años como uno de los países con los mejores índices de bienestar, según el “OECD Better Live Index” (caso parecido al de Singapur), donde se apunta que: “Finlandia tiene un alto desempeño en educación y competencias, y se sitúa por arriba del promedio en otras dimensiones: ingresos y patrimonio, empleo y remuneración, estado de la salud, compromiso cívico, calidad medioambiental, satisfacción, seguridad personal, sentido de comunidad, vivienda y balance vida-trabajo”.

En el ámbito meramente académico, habrá de referirse que en 2016, el Consejo Nacional de Educación inició un programa educativo en el que los alumnos deben ser los protagonistas de su propio aprendizaje, que consiste en que el profesor debe evitar en la medida de lo posible ser el único en hablar y hacer una clases expositivas: los profesores en cambio, deben plantear problemas, situaciones, estudios de caso o investigaciones, entre otras muchas actividades, para que los alumnos se lancen (preferentemente de manera colaborativa) a solucionar los problemas o desentrañar los retos que se les plantean. De esta manera, todo lo que hemos leído sobre el constructivismo, el Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), trabajo colaborativo, el estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, el profesor como guía y muchas más premisas, se ven concretadas en las aulas finlandesas en cualquier nivel educativo.

Lejos de dar por acabado el tema del modelo finlandés en el ámbito educativo, pero sí para terminar el presente artículo, enuncio los 7 objetivos que plantea el nuevo currículo:

  1. Aprender a pensar, aprender a aprender;
  2. Conocimientos culturales (interacción y expresión);
  3. Saber cuidarse, habilidades de la vida diaria;
  4. Multi habilidad lectora;
  5. El conocimiento de las TIC;
  6. Habilidades para el mundo laboral y el emprendimiento;
  7. La participación en la construcción de un futuro.

Cabe mencionar que estos objetivos y su instrumentación están sujetos a rigurosos estudios, evaluaciones y análisis, para dar pie a su actualización al cabo de diez años. Es así, finalmente, que me he atrevido a hacer una brevísima y muy somera reseña de lo que he podido constatar con mis propios ojos, aunque, como lo mencioné al inicio del presente artículo, haré lo posible por ir desmenuzando cada uno de los temas que más llamaron mi atención, y que me hacen soñar que otras realidades son posibles para la educación de nuestro país.

Fuente del Artículo:

Visita a Finlandia. Notas sobre su sistema educativo

Fuente de la Imagen:

http://www.aulaplaneta.com/2015/01/22/noticias-sobre-educacion/las-diez-claves-de-la-educacion-en-finlandia/

ove/mahv

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¿Por la autonomía de la educación?

Por: Alfredo Arnaud Bobadilla.

A principios del siglo pasado (1921), le tocó al pensador y educador mexicano José Vasconcelos construir las bases de lo que sería una de las instituciones más importantes con las que cuenta este país hasta la fecha: la Secretaria de Educación Pública.

Después del cisma de la Revolución mexicana, la nación se encontraba en una situación de crisis humanitaria, económica y social, por decir lo menos, con un Estado empobrecido, una sociedad fragmentada y derruida, índices de analfabetismo del orden del ochenta por ciento, y un sinnúmero de familias que no contaban ya con la figura del Pater familia. Fue con esa composición política, social y económica que Vasconcelos diseñó y puso en marcha toda una estrategia nacional que implicaba aprovechar los activos con los que se contaba en el momento, para atender y resarcir los pasivos: sería un ejército de madres de familia apenas instruidas, pero que sabían leer y escribir, y que requerían de un trabajo para dar sustento a su familia, las encargadas de instruir (sobre todo, alfabetizar) a aquellos que no habían tenido oportunidad de asistir a la escuela. Fue ésta, probablemente, una de las jugadas más astutas y visionarias que nos dejó el Maestro de la juventud de América, como lo llamaban sus coetáneos.

Con el paso de los años, el país se levantó, creció y se convirtió en una de las economías más importantes del mundo. No obstante, es una economía cuya hermana, la sociedad, adolece en estos momentos de los elementos básicos y fundamentales: justicia, equidad, igualdad de oportunidades, mala distribución de la riqueza, altísimos índices de corrupción e inseguridad, entre otros. Si bien, en su momento, la creación de una institución como la SEP que sentara las bases para la homogeneización de un sistema educativo nacional fue la mejor apuesta para el desarrollo del país, hoy en día, a casi un siglo de la creación de la Secretaría de Educación Pública, es nuestro deber reflexionar sobre los derroteros que nuestras políticas educativas y nuestro sistema educativo en su conjunto deben tomar hacia el futuro.

El sistema educativo ha pasado por varias reformas, muchas de ellas de gran calado y oportunas para la modernización y la puesta al día de planes y programas de estudio, métodos y metodologías de enseñanza-aprendizaje, incorporación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, las llamadas TICs, y sin embargo, el sistema educativo tal y como está diseñado y opera el día de hoy tiene un gran problema: está sujeto a los cambios sexenales de gobierno y a las reformas que cada nueva administración quiere imprimir en materia educativa. Más que beneficios, esto ha producido ruptura, desasosiego entre los profesores, incertidumbre en todos los actores que intervenimos de una u otra forma en el fenómeno educativo y contamos con propuestas para el apoyo y fortalecimiento de la calidad educativa en todos sus aspectos.

El problema, es que cada seis años tenemos que reinventarnos, echar por la borda lo que hizo la administración anterior y comenzar de nuevo; una dinámica que parecería haber sido diseñada por Prometeo. Hace unos días en la radio, se escuchó una voz (cuyo nombre, desgraciadamente, no puedo recordar) que hacía una propuesta muy interesante y que vale la pena retomar: ¿Podrá pensarse en darle autonomía al sistema educativo nacional para que pueda reunir a los mejores expertos en la materia y diseñar así un verdadero proyecto a 30 o 40 años que no esté sujeto a los procesos electorales y a tener que reinventarse cada seis años, sin que ello signifique, desde luego, que deje de ser obligación del Estado ser el garante del financiamiento de la educación?

Siendo la educación uno de los sectores estratégicos para el desarrollo de nuestro país en los próximos años, nos hacemos al menos un par de preguntas al respecto: ¿Veremos alguna vez a la educación en manos de personas honorables, expertas, que han dedicado toda su vida a la investigación educativa, y ponerla a salvo de la improvisación y de la discontinuidad de un proyecto de largo aliento? ¿Podremos imaginar como sociedad contar alguna vez con un presupuesto blindado multianual, transexenal, gamificado, estratificado orientado realmente a fortalecer las escuelas y las comunidades de alta y muy alta marginación; a establecer un plan maestro de infraestructura y equipamiento; a buscar fortalecer la formación inicial y continua de los profesores; a atraer a los mejores profesionistas al ámbito magisterial; a revalorar la figura de los profesores en todos los niveles educativos, entre otros muchos aspectos necesarios y urgentes, más allá de propósitos electorales?

Sería una noticia espectacular para nuestro país, y probablemente un ejemplo para el mundo entero pensar en celebrar la mayoría de edad de la Secretaría de Educación Pública, a los 100 años de su creación, llevando a cabo una nueva cruzada vasconceliana, otorgándole una merecida autonomía al sistema educativo de nuestro país.

Fuente: http://www.diarioaxaca.com/analisis/24-opinion/116533-ipor-la-autonomia-de-la-educacion

Imagen: http://2.bp.blogspot.com/-zz4JbHtlfcc/TfkggTrnNNI/AAAAAAAAB8s/GG3dgwEHmNQ/s1600/escuela%255B1%255D.JPG

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