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Innovación pedagógica, el mejor antídoto contra la indisciplina

Por: Alfredo Dillon

Hay un solo camino, la educación. Última de 30 entregas: disciplina

El desorden en las aulas de la escuela secundaria no es solo una cuestión de conducta, sino un problema pedagógico.

Cuando llega barullo desde el aula de al lado, la primera hipótesis suele ser: no está el profesor. La segunda, que el docente de turno no tiene autoridad para mantener el orden. Pero, ¿por qué el silencio debería ser sinónimo de aprendizaje?

Las aulas de muchas secundarias se caracterizan por el desorden, según la prueba PISA, que ubicó a la Argentina en el último puesto del “ranking” de disciplina. El país obtuvo los peores indicadores de “ambiente de aprendizaje” entre los 65 participantes de la medición.

La mitad de los estudiantes de 15 años (49%) afirmó que es habitual que “los alumnos no escuchen al docente”; el índice es mucho más bajo en México (29%), y ni hablar en países asiáticos como Vietnam (7%). En Argentina, más de la mitad de los alumnos (51%) reconoció que suele haber “ruido y desorden” en clase: las cifras duplican las de Perú (24%) y Costa Rica (27%).

El clima de aprendizaje también se define por cuánto tiempo de clase se pierde cada día por el desorden en el aula. La mitad de los estudiantes argentinos admite que diariamente el docente “tiene que esperar mucho tiempo hasta que los alumnos hagan silencio”.

Varios expertos ven en este “desorden” no solo una cuestión de (mala) conducta, sino un problema pedagógico. Una clase ruidosa puede explicarse, entonces, como el síntoma de una propuesta de enseñanza poco atractiva, que no logra interesar a los estudiantes. En consecuencia, el desorden no se solucionaría con una disciplina más estricta, sino con una enseñanza más innovadora.

La tan mentada innovación pedagógica no equivale a utilizar tecnología, sino a transformar las maneras de enseñar, apuntando a encender en los chicos la curiosidad y la motivación por saber más.

El docente innovador “disfruta dentro del aula enseñando y logra que algunos se contagien de esa pasión por renovar el conocimiento, como quien contagia la risa a otros con su risa”, define Marta Libedinsky, profesora de Flacso, en su libro La innovación educativa en la era digital (Paidós). Y agrega que esta iniciativa se potencia cuando el docente intercambia con sus pares: “Para innovar hay que ser capaz de valorar las innovaciones de otros y tomarlas como fuente de inspiración”. Así, una escuela innovadora es la que promueve el trabajo en equipo entre los docentes.

En una clase innovadora puede haber discusión, argumentación, trabajo colaborativo, construcción colectiva del conocimiento, siempre bajo la guía del docente. Allí el silencio no siempre es bienvenido: al contrario, el ruido y el “desorden” son los mejores signos de que está sucediendo el aprendizaje.

Fuente:http://www.clarin.com/sociedad/Innovacion-pedagogica-mejor-antidoto-indisciplina_0_1659434188.html

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Mejor alfabetización, la clave para garantizar la comprensión lectora

Por: Alfredo Dillon

Una de las preocupaciones más repetidas en los diagnósticos sobre la educación argentina señala que la mitad de los estudiantes “no comprende lo que lee”. El dato surge de la última prueba PISA: allí el 53,6% de los alumnos argentinos de 15 años no pudo reconocer la idea principal de un texto ni hacer “inferencias sencillas”.

Las pruebas regionales TERCE, de Unesco, también muestran un panorama poco alentador: entre 2006 y 2013, Argentina cayó del 6° al 9° puesto en lectura en 3° grado (solo supera a Ecuador, Paraguay y los países centroamericanos). En 6° grado, se mantuvo en el 7° puesto de América Latina (sobre 15 países). La mayoría de los alumnos argentinos quedaron repartidos entre los niveles 1 y 2 de desempeño en lectura (sobre 4). En la prueba de escritura, en cambio, los alumnos argentinos quedaron bien posicionados (3° puesto) con respecto a sus pares latinoamericanos.

Los expertos señalan que las dificultades de comprensión lectora son un factor ineludible a la hora de explicar las altas tasas de deserción y repitencia en la escuela secundaria. Y rastrean las causas de esas dificultades hasta los primeros años de la primaria, cuando se produce el proceso de alfabetización.

“El problema es de la enseñanza y no de los chicos: no es difícil aprender cuando te enseñan”, advierte Ana María Borzone, especialista en desarrollo lingüístico y cognitivo del Conicet. “Si no se enseña de forma sistemática e intensiva, los alumnos no aprenden a leer y escribir –plantea–. El español es una lengua sencilla, debería poder aprenderse en 6 meses”.

El diseño curricular de primaria establece que los chicos tienen tiempo hasta 3° grado para aprender a leer y escribir. Pero Borzone asegura que este objetivo podría cumplirse a los 5 años, cuando la plasticidad neuronal es mayor: “En el jardín se deben desarrollar habilidades básicas para el aprendizaje, como el lenguaje, la memoria y la atención”. Esto requiere “actividades específicas y sistemáticas”, que involucran el juego guiado por la maestra, y que hoy están ausentes de la currícula y de la formación.

El diagnóstico de la especialista coincide con los hallazgos de un estudio de UNICEF y la OEI, según el cual en los jardines argentinos se dedica poco tiempo al juego y la alfabetización. “Varias investigaciones internacionales afirman que la lectura en voz alta del adulto es la actividad más importante en el proceso de alfabetización temprana, junto con la conversación alrededor del texto”, señala Verona Batiuk, autora del informe. Sin embargo, apenas 1 de cada 10 maestros de jardín lee cuentos en voz alta a sus alumnos.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/Mejor-alfabetizacion-garantizar-comprension-lectora_0_1654034732.html

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La escuela toca la puerta: premian a docentes que salen a buscar a sus alumnos

Por: Alfredo Dillon

La historia se repetía todos los años: entre enero y mayo, los alumnos más grandes de la Escuela Rural N° 306 de Huiliches, en Neuquén, dejaban de asistir y la mayoría terminaba abandonando la primaria. El maestro Adrián Reinozo se desesperaba. Cada día, él llegaba a la escuela desde su casa en Junín de los Andes, a 68 kilómetros de distancia, con una idea nueva para retenerlos. Enseguida aprendió que los alumnos no dejaban de venir por desinterés, sino porque esos eran los meses en que debían acompañar a sus padres en la veranada: la temporada en que las comunidades mapuches de la zona se movilizan hacia las partes altas de la montaña para el pastoreo de sus chivas y para la piñoneada (recolección del piñón). Finalmente, Adrián decidió que, si los alumnos no venían a la escuela, la escuela tenía que ir a ellos. Y salió hacia los puestos de veranada, para acordar con cada familia la manera de que los chicos no perdieran la escolaridad. “Es fundamental respetar las costumbres de los pueblos originarios. Pero también hay que proteger las trayectorias escolares de los chicos, para que puedan terminar la primaria”, explicó a Clarín.

A 1500 kilómetros de Huiliches, Manuel Lepez, maestro de primaria en la Villa 20 de Lugano, tomó una decisión parecida a la de Adrián. Cada lunes, el aula del Centro Educativo N° 45 aparecía un poco menos poblada que el viernes anterior: tras el fin de semana, siempre algún alumno dejaba de venir. En el Centro Educativo cursan adolescentes y adultos que no terminaron la primaria: además de enseñar los contenidos curriculares, Manuel les da una mano con trámites de salud, los ayuda con cuestiones legales o les explica cómo conseguir una ayuda social. Para que no hubiera más sillas vacías, en 2014 Manuel empezó a buscar a sus alumnos casa por casa. “Camino por el barrio y los convenzo de que vuelvan. Así la matrícula fue creciendo: cuando arranqué en el Centro tenía 4 alumnos; ahora tengo 30”, cuenta el maestro. Con el respaldo del padre Franco Punturo –párroco de la iglesia donde funciona la escuela–, Manuel no tiene miedo de internarse en la Villa 20: “Es un barrio peligroso, pero la mayoría me conoce. Dejamos a un lado el tema de la inseguridad para poder educar”.

A clases. Manuel camina la Villa 20 de Lugano buscando a sus alumnos. foto Gerardo Dell'Oro

A clases. Manuel camina la Villa 20 de Lugano buscando a sus alumnos. foto Gerardo Dell’Oro

Adrián y Manuel tienen en común un estilo de docencia que no se circunscribe a las cuatro paredes de la escuela: una docencia que cruza la puerta de la escuela y, si hace falta, llega hasta la casa de cada alumno para garantizar su derecho a la educación. El maestro neuquino y el porteño acaban de recibir, junto con otros 22 docentes, el Premio Buenos Educadores 2016, que cada año reconoce al mejor maestro de cada provincia.

A ellos se suma Beatriz Branca, de Algarrobo del Águila, un pueblo de 800 habitantes en La Pampa, rodeado de puestos rurales donde viven familias dedicadas a la cría de cabras. Beatriz impulsó el Programa Encuentro: un sistema de “tutorías itinerantes”, por el cual sale a recorrer los puestos para alfabetizar a quienes viven allí, en general adultos mayores de 50 años. La recorrida, por caminos de tierra, empieza a las 10 y puede terminar a las 21. Sus alumnos se enteran de la visita por radio. “Siempre me reciben con el mate calentito y alguna torta recién horneada”, describe. Beatriz está convencida de que todos pueden aprender, independientemente de sus condiciones sociales y su edad. Además de las tutorías itinerantes, ella enseña en un centro de alfabetización en el pueblo, cuya apertura fue impulsada por ella misma, luego de relevar –casa por casa– cuántos adultos de Algarrobo del Águila no sabían leer ni escribir.

Silvia Huichulef también sabe de dar clases en las casas de sus alumnos: durante años fue maestra domiciliaria en Río Grande, Tierra del Fuego. Ahora ejerce en la Escuela N° 37 “Patricio O’Byrne”, que funciona dentro de una estancia. Allí enseña a los hijos de los peones. Ella es la única maestra de toda la provincia que vive en la escuela de lunes a viernes: como sus colegas premiados, Silvia es una referente no solo para sus alumnos, sino para toda la comunidad. “Aquí el rol docente es muy amplio; trasciende lo pedagógico”, reconoce ella. La escuela es de doble jornada pero, aunque las clases terminan a las 17, las puertas permanecen abiertas: después de ese horario, los chicos se quedan para conectarse a Internet o jugar al pin pon, y algunos padres también se acercan para estudiar.

En la otra punta del territorio argentino, el maestro jujeño Guillermo Duarte camina entre 12 y 14 horas para llegar a la Escuela N° 76 de Molulo, a 60 km de Tilcara. Va por senderos de herradura, muy angostos, que solo se pueden transitar a pie o en lomo de mula, con picos de más de 4200 metros sobre el nivel del mar. Cada mes Guillermo y sus alumnos trabajan 20 días seguidos –incluyendo fines de semana y feriados–, y luego descansan 10 días. Los chicos viven en la montaña; sus familias se dedican a la agricultura y ganadería de subsistencia. Algunos caminan 6 horas para llegar a estudiar. Cuando le asignaron esta escuela albergue, lo primero que hizo Guillermo fue visitar los hogares de cada uno de sus alumnos, dispersos por la cordillera, para saber cómo vivían: su enseñanza toma esas realidades como punto de partida. Guillermo es contador público; se recibió en San Salvador. Pero se aburrió de los libros contables: “Prefiero hacer esto, que me llena el corazón. Siento pasión por la educación rural. Para mí, estar en la escuela es una elección”.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/escuela-puerta-premian-docentes-alumnos_0_1650435168.html

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Las faltas de docentes y de alumnos impacta fuerte en el aprendizaje

Por: Alfredo Dillon

La educación argentina está jaqueada por las ausencias: de los alumnos y de los docentes. En el ranking de ausentismo estudiantil, la Argentina quedó última entre los 65 países que participaron de la última edición de la prueba PISA. Aunque no existen cifras oficiales de ausentismo docente, la misma evaluación detectó un impacto fuerte de las ausencias de profesores en el proceso de aprendizaje.

Uno de los cuestionarios de PISA les preguntó a los estudiantes de 15 años cuántas veces se habían salteado clases o habían faltado en las dos semanas previas al examen. De las respuestas surge un diagnóstico alarmante: en Argentina, el 45% de los estudiantes admitió haberse rateado y el 58% dijo haber faltado al menos un día en esas dos semanas. El 7% reconoció que había faltado cinco días en ese período.

“El ausentismo regular representa una oportunidad de aprendizaje perdida y una falta de interés. También tiene consecuencias negativas sobre los compañeros de clase, ya que contribuye a que el ambiente de aprendizaje se vuelva disruptivo”, analiza el informe PISA.

Lo cierto es que los chicos no son los únicos que faltan: según el 59% de los directores, el ausentismo docente también afecta seriamente a los estudiantes, y tiene un impacto negativo en los aprendizajes. Según esta medición, basada en percepciones de los directivos, los docentes argentinos quedan en el puesto 62 sobre 64 países: solo superan a los de Túnez y Uruguay. En las naciones de la OCDE, apenas el 13% de los directores señalan las ausencias docentes como un problema para el aprendizaje.

La situación no afecta a todos los alumnos por igual, sino que tiende más bien a reforzar inequidades preexistentes. Un estudio de CIPPEC encontró que hay grandes diferencias según escuelas: mientras algunas tienen tasas de 30% de ausentismo docente, en muchas otras la proporción es inferior al 10%. En otras palabras, el problema se concentra en algunos educadores y en ciertas instituciones.

Los expertos suelen señalar que las faltas de los maestros se explican por la “creciente complejidad” que estos enfrentan en el aula; los gremios plantean que la noción de ausentismo encubre la cuestión de las condiciones laborales. SADOP, el sindicato que nuclea a los privados, hizo una encuesta a 4.5000 docentes de la que surge que más del 50% se tomó una licencia en el último año. La principal causa: enfermedades de corta duración. Para Gerardo Alzamora, secretario de Comunicación de SADOP, “el docente está sobrecargado, en ambientes muchas veces inapropiados para dar clases. Falta discutir estas condiciones de trabajo”.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/docentes-alumnos-impacta-fuerte-aprendizaje_0_1643235824.html

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Vacaciones en el aula: más de 2.500 adolescentes van al colegio los días de descanso

Por Alfredo Dillon

Una iniciativia para evitar que los chicos estén “en la esquina”. Pasa en 64 escuelas públicas de Capital. La propuesta pedagógica incluye juegos y énfasis en los trabajos grupales.

Cierto diagnóstico suele repetir que los jóvenes no le encuentran sentido a la escuela, que nada de lo que sucede entre esas cuatro paredes les importa, y que la mayoría no ve la hora de estar fuera del colegio para hacer lo que realmente le interesa. A esas afirmaciones, que describen uno de los problemas medulares de la secundaria, se les podría contraponer una imagen, o mejor varias: las de cada uno de los 2500 adolescentes que, este invierno, eligieron seguir yendo al colegio durante las dos semanas de descanso. En la Ciudad de Buenos Aires, 64 escuelas públicas permanecieron abiertas para recibir a los chicos de 3 a 19 años con una propuesta de colonia de vacaciones. Uno de los grandes logros de esa iniciativa puede resumirse en su capacidad de llenar las aulas de adolescentes, en pleno receso escolar.

La Escuela N° 2 de Mataderos es una de las sedes de Vacaciones en la Escuela destinadas exclusivamente a alumnos de secundaria. Allí la jornada empieza a las 12 del mediodía, con talleres de danza, murga, teatro, percusión, circo y radio. Los chicos eligen uno y lo comparten con compañeros de todas las edades (de 13 a 19 años). A las 13 se hace el saludo de bienvenida y a las 13.30 arranca el almuerzo, siempre acompañado con alguna consigna o juego pedagógico. Después de la comida, los chicos se dividen por edades y trabajan en un proyecto a lo largo de las dos semanas. La propuesta de este año, decidida en conjunto por los profesores de la sede, es “Soñar con responsabilidad”.

“La idea es aprovechar el espacio de la colonia para que los chicos puedan pensar su proyecto de vida, darles herramientas para que puedan decidir y que sean capaces de elegir lo que más les guste”, cuenta Larissa Barreto, coordinadora de la sede Mataderos. Ese eje –soñar de manera responsable– se “baja” de manera diferente en cada grupo de edad: los más chicos lo trabajan por medio del juego, mientras que los más grandes participan de tareas de reflexión y debate grupal. Muchos de ellos ya habían asistido a la colonia de verano, en la que los sueños y los proyectos también habían sido el corazón del trabajo con los adolescentes.

Las actividades incluyen visitas al Parque de la Ciudad (donde los chicos hacen kayak y tirolesa), natación, juegos deportivos y actividades culturales como visitas a museos y salidas al cine. La propuesta contempla la realidad de muchas alumnas que son mamás: algunas sedes incluyen guarderías con docentes que cuidan a los bebés, para que ellas también puedan participar de la colonia. «Nos cuidan a los bebés, les dan la leche, y nos proponen juegos. Está bueno porque aunque tengamos hijos, seguimos conservando el espíritu adolescente«, dice Ayelén (19), mamá de una nena de dos años.

Colonias publicas en vacaciones de invierno. / GERMAN GARCIA ADRASTI

“Muchos de estos adolescentes no han jugado cuando eran chicos; no han tenido tiempo porque tenían que cuidar a sus hermanos menores y después a sus hijos. Acá recuperan esa posibilidad de jugar y de aprender divirtiéndose”, afirma Ricardo Benítez, coordinador general del programa Vacaciones en la Escuela, que depende del Ministerio de Educación porteño.

“La colonia tiene un eje pedagógico que busca potenciar en los adolescentes habilidades para la vida, que después los ayuden a transitar el sistema educativo formal. Hacemos un énfasis especial en el trabajo en equipo, lo grupal, el liderazgo. La colonia funciona también como un espacio de pertenencia y de socialización, de construcción de nuevos vínculos”, explica Benítez.

En la Escuela N° 2 de Mataderos –ubicada justo en la entrada de la Villa 15, muy cerca del Elefante Blanco– la colonia tuvo un rol clave para superar una rivalidad histórica entre los chicos de Ciudad Oculta y los del barrio INTA, separados entre sí por unas pocas cuadras. “No era nada fácil juntar a los chicos de esos dos barrios. En la colonia, a partir del trabajo sobre lo grupal y el respeto se logró superar la rivalidad territorial. Muchos chicos se hicieron amigos entre sí y ahora se visitan durante el año, los del barrio INTA van a jugar al fútbol a Ciudad Oculta. Antes eso era impensable”, recuerda Larissa.

Las puertas abiertas de la escuela pública formulan una invitación: a aprender, a proyectar, a no quedarse afuera. Gracias a esa invitación, muchos adolescentes se encuentran en el patio y no en la esquina; se reúnen para participar juntos de actividades con sentido, pensadas especialmente para ellos, que los desafían y les enseñan y los divierten: todo a la vez, quizás un poco a contramano de lo que sucede en esas mismas aulas el resto del año. Benítez sintetiza la experiencia de la colonia pública como una “reconciliación” con el sistema educativo: “El vínculo con el colegio se armoniza a partir de la colonia. Después de pasar por acá, los chicos se amigan con la escuela”.

“Hacés buenos amigos y jugás con los profes”

En el cole. Evelyn Bogado (16), Franco Vega (18), Ezequiel Martínez (16) y Zaira Tijera (16). GERMÁN GARCÍA ADRASTI

Franco Vega (18), Evelyn Bogado (16), Ezequiel Martínez (16) y Zaira Tijera (16) se conocieron en Vacaciones en la Escuela. Durante el año van a colegios diferentes –dos de ellos son de Ciudad Oculta y los otros dos, del Barrio INTA–, pero todos los inviernos y veranos se reencuentran en la colonia gratuita del Ministerio de Educación de la Ciudad.

¿Qué es lo que lleva a un adolescente a elegir ir a la escuela en vacaciones? “Acá hacés buenos amigos. Hasta jugás con los profesores”, explica Ezequiel. “En la colonia hablamos de la vida, reflexionamos sobre el futuro y podemos ser tal cual somos”, dice Zaira, y agrega que “muchos chicos deciden venir para no estar en la esquina sin hacer nada”.

“Acá aprendés a compartir y a resolver los conflictos sin pelear”, dice Evelyn. Franco evalúa: “A los chicos que tienen alguna adicción también les sirve para distraerse”. Zaira, futura socióloga, resume: “En la escuela aprendés con el libro; en la colonia, con el juego”.

Para jóvenes de Capital y Provincia

El programa Vacaciones en la Escuela funciona desde hace más de 15 años en la Ciudad de Buenos Aires, para chicos de 3 a 19 años. Según pudo saber Clarín, en la mayoría de las provincias no hay iniciativas similares que estén abiertas a los adolescentes: las colonias escolares suelen abarcar hasta los 12 años, y en muchos casos funcionan solo en vacaciones de verano.

En provincia de Buenos Aires funciona el programa “Patios Abiertos”, donde los alumnos (de 5 a 21 años) realizan actividades recreativas, artísticas y deportivas, acompañados por docentes de las diferentes disciplinas.

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/Vacaciones-adolescentes-colegio-dias-descanso_0_1621038083.html

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El embarazo en las adolescentes es cinco veces más alto que en países desarrollados

Por: Alfredo Dillon

Otro desafío para la escuela argentina

Surge de un nuevo informe de la ONU. Esto contribuye a la deserción escolar y al elevado número de jóvenes que no estudian ni trabajan.

La Argentina es uno de los 49 países de “desarrollo humano muy alto”, según un informe que acaba de publicar el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Sin embargo, el país aún está muy atrasado en algunos indicadores clave, en comparación con los países desarrollados de Europa y Asia. Las altas tasas de embarazo adolescente, el elevado número de jóvenes nini y el bajo porcentaje de graduados universitarios son algunas de las principales deudas que la Argentina tiene con sus jóvenes.

El PNUD acaba de publicar un informe en el que aboga por un “progreso multidimensional”: afirma que, pasada la bonanza de las commodities, para los países latinoamericanos ya no alcanza con apostar a políticas de crecimiento económico, sino que hay que poner el foco en políticas de protección social, ampliar los sistemas de cuidado, mejorar la calificación laboral y cerrar las brechas de género. Esos factores, además de otros como el acceso a una casa propia o a una cuenta bancaria, fortalecen la “resiliencia” de las personas frente a los vaivenes económicos, y pueden evitar que millones de latinoamericanos que mejoraron su situación en la última década vuelvan a caer en la pobreza.

Madre e hija. ”Estudiar es una forma de no bajar los brazos”, dice Ayelén (19), que está en 4° año y es mamá de Bryanna (2).

Madre e hija. ”Estudiar es una forma de no bajar los brazos”, dice Ayelén (19), que está en 4° año y es mamá de Bryanna (2).

Para medir ese progreso “multidimensional”, el último informe regional del PNUD evaluó distintos indicadores de desarrollo humano y los comparó con el nivel de ingreso per cápita de cada país. De ese cálculo surge que la Argentina tiene un desempeño “peor al esperado” en indicadores clave como embarazo adolescente, cantidad de jóvenes nini y fuerza laboral con educación terciaria, entre otros.

En el país, cada 1000 nacimientos, 54,4 corresponden a madres adolescentes (de entre 15 y 19 años). Para los países de desarrollo humano “muy alto”, entre los cuales se encuentra Argentina, el promedio es casi 5 veces más bajo: 12,7. En nuestro país, cada 5 minutos una chica menor de 20 años es mamá; son más de 117 mil nacimientos al año. Y el problema no disminuye, sino que aumentó un 15,7% en la última década.

Gala Díaz Langou, directora de Protección Social de CIPPEC, advierte que el embarazo adolescente es un “síntoma” muy relacionado con otros problemas que señala el PNUD, como el alto número de jóvenes de 15 a 24 años que no estudian ni trabajan (los “nini”), que también creció durante la última década. “A nivel nacional, 3 de cada 4 ninis son mujeres, dedicadas a tareas de cuidado. En estos años ha habido políticas de primer empleo y becas para que los jóvenes vuelvan a estudiar, pero lo que realmente hace falta para esta población es una política de cuidado”, plantea Díaz Langou.

Prioridad. Aitana tiene 2 meses, pero Abril decidió seguir en el colegio. Foto Diego Waldmann

Prioridad. Aitana tiene 2 meses, pero Abril decidió seguir en el colegio. Foto Diego Waldmann

Varios expertos señalan que el embarazo adolescente, asociado también con la deserción escolar, es consecuencia de la falta de un proyecto de vida. “La maternidad joven es uno de los pocos ‘títulos’ o ‘status’ a los que se puede acceder fácilmente en el corto plazo. Ante la falta de oportunidades laborales de calidad para los jóvenes y ante un sistema educativo expulsivo, la maternidad se vuelve un proyecto de vida para las adolescentes”, sostiene Díaz Langou.

Eleonor Faur, investigadora del Instituto de Desarrollo Económico y Social, disiente: “Las jóvenes no se embarazan por falta de proyecto de vida. Una encuesta representativa a madres adolescentes, realizada por el Fondo de Población de Naciones Unidas, encontró que el 69% de los embarazos fueron no planificados: solo el 30% quería tener un hijo. Para la mayoría de las chicas, ser madre no es una decisión, sino el resultado de un contexto de escasez de oportunidades”.

Faur subraya la desigualdad detrás de los indicadores: “Las mujeres de sectores medios y altos tienden cada vez más a postergar la maternidad. Es como si en Argentina hubiera dos países”.

Los expertos coinciden en que hacen falta políticas en varios frentes, con estrategias concatenadas y a largo plazo, empezando por garantizar el acceso gratuito a métodos anticonceptivos y profundizar los avances de los últimos años en educación sexual integral.

“La educación sexual no solo contribuye a prevenir embarazos no deseados; también empodera a las chicas, permite evitar noviazgos violentos y prevenir abusos”, señala Faur, y subraya otro dato escalofriante: cada año nacen en el país más de 3 mil bebés paridos por nenas de entre 10 y 14 años, Faur asegura que “los países que lograron abordar el problema del embarazo adolescente apostaron a la educación sexual de modo sostenido en el tiempo. Es clave seguir formando docentes y generando materiales para las escuelas”.

Las mujeres argentinas siguen en desventaja

El último Informe Regional sobre Desarrollo Humano del PNUD subraya, entre otras cuestiones, que en Argentina persiste una brecha de género. El país exhibe un desempeño “peor al esperado”, en función de su nivel de ingreso, en indicadores como la participación laboral de las mujeres, los días de licencia por maternidad y la mortalidad materna. En cambio, se destaca por la cantidad de mujeres que ocupan cargos en el Congreso.

“Las licencias de maternidad son de las más bajas en la región. Las licencias de paternidad son muy cortas y no existen licencias parentales (las que puede tomar la madre o el padre indistintamente), que sí están vigentes en países como Chile y Cuba”, explica a Clarín Carina Lupica, especialista en género y mercado de trabajo. Desde CIPPEC impulsan el acceso universal a las licencias. “Es estratégico para el desarrollo infantil temprano”, señala Gala Díaz Langou.

En la Argentina la tasa de participación laboral femenina es de 63,7%, inferior al promedio de América Latina (66,2%). “El crecimiento de la participación laboral de las mujeres perdió dinamismo en la última década”, apunta Lupica.

Pese a la alta representación femenina (como consecuencia de la Ley de Cupo), el país no logra revertir las brechas de género. Para Mabel Bianco, presidenta de la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer, “esta mayor representación política en el Congreso nos permitió avanzar en legislación de igualdad y empoderamiento. Pero hay una brecha entre las leyes aprobadas y su implementación, que depende del nivel ejecutivo. Aunque tuvimos Presidenta, las ministras, secretarias de estado, gobernadoras, alcaldesas y demás son muy pocas”.

Otro dato alarmante: la mortalidad materna en Argentina (69 cada 100.000 nacimientos) es 7 veces más alta que el promedio de los países desarrollados (10).

Fuente: http://www.clarin.com/sociedad/embarazo-adolescentes-veces-paises-desarrollados_0_1616838485.html
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Para los argentinos, las drogas son la principal causa de violencia

Por Alfredo Dillon

Encuesta de la Fundación UADE y Voices Surge de un estudio que refleja opiniones y percepciones sobre el consumo de sustancias ilícitas y el narcotráfico.

Para los argentinos, las drogas son la principal causa de violencia. Fueron el factor más mencionado en una encuesta nacional de Fundación UADE y Voices a la que Clarín accedió en exclusiva: el 30 por ciento de los encuestados mencionó “las drogas” como la primera causa de violencia. El estudio refleja opiniones y percepciones a nivel nacional sobre el consumo de drogas ilícitas y el narcotráfico.

“Hay una asociación muy fuerte entre inseguridad y drogas en la opinión pública”, explica Andrés Cuesta, director de Investigación y Extensión de Fundación UADE. Consultados acerca de las fuentes de generación de violencia en la sociedad, la mayoría de los encuestados se refirió a “las drogas” como el principal desencadenante de hechos violentos, aunque el estudio no aclara si en ese punto se refiere al consumo o al narcotráfico.

Según la mirada de Cuesta, los dos problemas entran en juego: “Por un lado, el consumo de droga te genera una imperiosa necesidad de volver a consumir, que puede derivar en violencia. Por el otro, el narcomenudeo también genera una estructura violenta, en la que el narcotráfico se articula con otras actividades ilícitas del crimen organizado, como la trata de blancas y el tráfico de armas”.

En segundo lugar los encuestados mencionaron la falta de trabajo (21 por ciento) y, recién en tercer lugar aparece la pobreza (16%) como factores que generan violencia en la sociedad. Una proporción similar asocia la violencia con la falta de educación (14%), mientras que uno de cada diez consultados señaló que la violencia emerge a causa de “problemas familiares”. La inefectividad policial, los medios, la legislación poco estricta y el consumo de alcohol fueron las causas menos mencionadas.

“Es llamativo que el consumo de alcohol aparezca en último lugar. Toda la evidencia disponible señala lo contrario: el alcohol está asociado a todo tipo de situaciones de violencia, desde riñas callejeras hasta violencia de género”, advierte Graciela Touzé, directora de la asociación Intercambios. Touzé enfatiza que la investigación refleja “percepciones y no hechos verificados”, y remarca que “resulta simplificador culpar a las sustancias por problemas sociales tan complejos como la violencia”.

El trabajo de Fundación UADE y Voices se realizó en mayo, a partir de una encuesta probabilística en todo el país a 1.002 personas mayores de 16 años. Otro de los apartados preguntó a los encuestados sobre si conocen lugares o personas que venden drogas: dos de cada 10 (el 22%) dijeron que sí, principalmente los más jóvenes y los sectores de nivel socioeconómico más bajo. El año pasado, el mismo sondeo había arrojado una cifra aun más alta (27%): según el estudio, el conocimiento de personas o lugares donde se vende droga bajó 5 puntos porcentuales. Cuesta atribuye este descenso a “las políticas que están apuntando a controlar la oferta”, aunque reconoce que “aún falta trabajar en la prevención”.

Al responder sobre las mejores medidas para combatir el narcotráfico, la opción más mencionada fue el endurecimiento de las leyes. Luego, el mayor control en fronteras y aeropuertos (32%), la capacitación policial y el combate de los puntos de venta de droga (27%). Touzé señala una relación entre este tipo de “soluciones” y el incremento de la violencia: “Es significativo que no se mencionen las políticas anti lavado o el combate de la corrupción como medidas eficaces, porque el narcotráfico no puede pensarse por fuera de la complicidad policial y los lazos con instituciones estatales. Cuando la política se centra en el ataque al narcomenudeo, eso genera un incremento de situaciones de violencia territorial, pero no logra desarmar la estructura del negocio. Si tirás abajo un bunker, enseguida se construye otro”.

En definitiva, Touzé destaca que el estudio muestra “una opinión pública que no está teniendo acceso a un diagnóstico real del problema, sino que muestra una mirada simplificada. Es necesario trabajar en la concientización, para promover una comprensión más compleja del problema”.

Fuente noticia: http://www.clarin.com/sociedad/argentinos-drogas-principal-causa-violencia_0_1598840258.html

Fuente imagen: http://www.cuartopodersalta.com.ar/4podwp/wp-content/uploads/2016/05/0003028855.jpg

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