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Maestros y esclavos o el nuevo capitalismo moral

Por: Homar Garcés

 

Desde hace mucho tiempo se ha cuestionado la falta de moralidad del sistema capitalista, incluso entre aquellos que -sin ser furibundos apóstoles de una revolución comunista a escala mundial- reconocen que su vigencia representa una seria amenaza para la estabilidad económica, social y política, a la misma vez que para toda forma de vida existente sobre la Tierra. Hoy muchos aceptan que la lógica capitalista ha impuesto una realidad común en las naciones donde impera con una secuela de desempleo, crisis alimentaria y ecológica, corrupción en todos los niveles y migración masiva; sin obviar el gran impacto causado por el desarrollo de la ciencia, la biotecnología y la inteligencia artificial en gran parte de la humanidad, todo lo cual está reconfigurando una nueva forma de existencia humana que afecta, principalmente, los valores morales y éticos sobre los que ésta se rigiera hasta el presente. Aplicados al extremo, los postulados del neoliberalismo capitalista, abarcando al planeta entero con su fundamentalismo de mercado, han creado brechas sociales y asimetrías económicas aparentemente insalvables, las que se evidencian con una minoría con ingresos superlativos, capaz de costearse viajes espaciales por su propia cuenta, y una mayoría carente de suficientes recursos para disfrutar de un mejor y seguro nivel de vida; por lo que, según algunos estudiosos de tal situación, tendría que establecerse algún tipo de regulación moral para evitarlas.

Citando al filósofo coreano-alemán Byung Chul-Han, «el neoliberalismo convierte al trabajador oprimido en un contratista libre, un empresario de sí mismo. Hoy, todos son trabajadores autoexplotadores en su propia empresa. Cada individuo es maestro y esclavo en uno. Esto también significa que la lucha de clases se ha convertido en una lucha interna con uno mismo. Hoy, cualquiera que no tenga éxito se culpa a sí mismo y se siente avergonzado. La gente se ve a sí misma, no a la sociedad, como el problema». A estos trabajadores autoexplotadores se les ha denominado, generalmente, emprendedores, lo que ha supuesto una nueva modalidad de generación de plusvalía que no requiere de coacción alguna y, menos, de regulaciones que frenen su auge. Su accionar se ve reflejado en la generación de nuevos negocios y de empleos que inciden, de un modo u otro, en los esquemas económicos tradicionales, obligando a los gobiernos a tomar algunas iniciativas de apoyo, con la finalidad de que esto contribuya al crecimiento de la economía nacional. Sin embargo, para algunos estudiosos de este tema, la nueva realidad que se abre paso (algunos la llaman postpandémica), haría más egoístas e individualistas a los seres humanos, incluyendo a quienes todavía denominaríamos proletarios, convertidos en ávidos consumidores y en esclavos atados a salarios de hambre, incapaces de protagonizar una protesta mínima para obtener algún derecho o beneficio colectivo.

«Bajo el credo del crecimiento y el imperativo de sacrificarlo todo para conseguirlo, -nos expresa Yayo Herrera en su artículo “Ausencia de miedo y extravío del valor”- se asume que la única fuente de protección y la seguridad es la bonanza de los mercados y la fortaleza de las fuerzas de seguridad que lo mantienen en pie». Esto ha causado que muchos trabajadores hayan optado por sacrificar sus derechos laborales, ganados a fuerza de luchas, persecuciones y muerte durante los dos últimos siglos, en aras de asegurar un mínimo de condiciones materiales con que sobrevivir. No obstante, a pesar de las altas cifras que puedan respaldar la conveniencia de darle prerrogativas al mercado capitalista, sus efectos negativos en el ámbito social han impulsado a algunos destacados economistas a sugerir se apruebe y aplique un impuesto único sobre la riqueza, a fin de reducirlos y lograr cierto equilibrio y redistribución a nivel económico; sin atacar del todo las estructuras que sostienen el sistema capitalista.

El hecho que se proponga darle un cariz ético y moral al capitalismo cuestiona lo que éste ha sido, sobre todo en su etapa neoliberal, lo que podría prorrogar su vigencia, de una misma manera a la lograda tras cada crisis sufrida. Esto podría motivar, a su vez, entre quienes no conforman la minoría privilegiada que goza de las grandes ganancias del capitalismo, la puesta en práctica de propuestas que, si bien no apuntan a su reemplazo como sistema económico hegemónico, lograrían elevar su calidad de vida y así establecer un mayor grado de democracia participativa y de influencia decisiva en los destinos nacionales. Sería, en términos pragmáticos, más un reacomodo que una revolución pero con la salvedad que ésto haría posible, si no se distorsionan sus objetivos, las condiciones que la propicien en el futuro, tal como ocurriera con el surgimiento histórico del capitalismo.

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El colonialismo y el racismo WASP

Por: Alberto Rabilotta

Lo que explica la tragedia que sufrieron niños y niñas indígenas en los “internados” canadienses, y muchas otras tragedias.

Hace más de dos décadas ya era de conocimiento público el trágico destino que habían sufrido decenas de miles de niños y niñas indígenas en los “internados” creados a iniciativa de los gobiernos canadienses por iglesias católicas y protestantes durante el siglo 19 y hasta entrado el siglo 20 para literalmente borrar en ellos y ellas todo vestigio de su cultura aborigen y convertirlos, si sobrevivían al maltrato y los contagios de enfermedades, en “sujetos” que se conformaban al tutelaje del “Acta canadiense” para los aborígenes (1).

Al tratar de explicar este proceso al que eran sometidos los y las niñas uno puede considerarlo como una “aculturación” forzada, una forma de etnocidio (2), ya que buscaba la destrucción sistemática de una etnia, es decir la eliminación por todos los medios de sus modos de vida, y también de sus formas de pensamiento. Se trató de etnocidio porque fue una “desculturación” provocada, programada, y de ninguna manera una aculturación consentida.

La pureza social encarnada en la conservación del ideal colectivo original ha sido ya, en el siglo pasado, la puerta de entrada a la idea de la pureza racial, y por eso cuando Samuel Huntington finaliza su articulo sobre «El Reto Hispánico» en Foreign Policy (enero-febrero 2004) diciendo que no existe un «sueño Americano» en Estados Unidos, porque en ese país «solo hay el sueño estadounidense creado por la sociedad anglo-protestante», no queda más que constatar el resurgimiento del «eugenismo» en las elites, y otra vez dirigido contra los mexicanos, latinos y demás impuros de este mundo. La tesis de Huntington es que Estados Unidos (EE.UU.) no sería lo que ha sido ni lo que es si en lugar de los colonizadores británicos y protestantes (los White Anglo-Saxon Protestants, WASP) esos territorios hubiesen sido colonizados por franceses, españoles o portugueses católicos.

Una verdadera oda WASP que no difiere en nada del eugenismo (3) fue la que se implantó en EE.UU. a finales de 1880, después de haber atravesado el Atlántico desde la Gran Bretaña desgarrada entre los sueños imperiales y las miserias de las masas citadinas, con la diferencia que en esta travesía se volvió virulento, y más virulento aún cuando entre 30 y 40 años más tarde regresó a Europa, particularmente en Alemania, como una seudociencia genética avalada con «estudios» estadounidenses que sirvieron de bases «científicas» a la política racial del nazismo.

No es la primera vez que Huntington parió una ideología peligrosa. En 1996 publicó el «Choque de Civilizaciones», sobre el gran e irremediable conflicto entre el Occidente desarrollado y el mundo musulmán.  Por ello habría que incorporar al análisis lo que Bernard Shaw puso en un ensayo eurgenista en 1905: «nada, salvo una religión eugenista, podrá salvar nuestra civilización», la civilización WASP.

El eugenismo made in USA

A finales del 2003 el investigador y escritor estadounidense Edwin Black, autor de «IBM y el Holocausto», publicó un exhaustivo y muy importante libro sobre «El eugenismo y la campaña estadounidense para crear una raza superior» (4).  «War against the Weak» es un compendio de 550 paginas sobre cómo esa seudociencia que trata de explicar las leyes de la herencia, y que creada por el inglés Francis Galton para mejorar la sociedad británica de finales del siglo 19, se convirtió en EE.UU. en una política de purificación social y selección racial.

Black muestra, con pruebas concretas, cómo el eugenismo llegó a Estados Unidos y echa inmediatamente raíces en una sociedad «donde la crianza circulaba en las venas», sea para reproducir esclavos en las plantaciones o animales para los ranchos, y en la cual, como escribía la feminista Victoria Woodhull en 1891, “las mejores mentes de hoy día aceptan como un hecho que si deseamos tener gente superior, debemos procrearlos; y si no queremos como ciudadanos a los imbéciles, criminales, pauperos y los de otra manera incapaces, entonces debemos impedir que se reproduzcan”.

Los primeros indeseables para la sociedad WASP, antes de los flujos migratorios de católicos, judíos y ortodoxos europeos, fueron los millones de indígenas que vivían en los territorios y que fueron atacados, diezmados y forzados a vivir en «reservas», así como los mexicanos que residían en los territorios despojados a México, y los afroamericanos emancipados del trabajo esclavo en las plantaciones.

Apoyadas en el ideal puritano de los WASP, las ideas eugenistas escalaron rápidamente la pirámide social y política de EE.UU., invadieron las ciencias naturales vía la Sociedad de Antropología (1891), la Carnegie Institucion, la American Breeding Asociation (1903), las prestigiosas universidades de Harvard, Stanford y otras más, así como el poder legislativo, el poder Ejecutivo de Washington y las legislaturas de varios estados, además de las fundaciones privadas, como el caso de la Fundación Rockefeller, que financió investigaciones genéticas en la Alemania nazi hasta bien entrada la Segunda Guerra Mundial.

El zoólogo Charles B. Davenport fue el promotor de esta seudociencia que buscaba crear una raza superior, nórdica y libre de los «genes inferiores», y fue uno de los “exportadores” de esta ideología hacia Alemania, los países nórdicos, Italia, Francia y muchos otros países. En EE.UU. las ideas eugenistas se infiltraron en legislaciones nacionales, estatales y municipales, y algunas de ellas siguen figurando en los textos de ley, como destaca Black.

Black recuerda que estas políticas (y técnicas) eugenistas fueron asimismo utilizadas para esterilizar a cientos de miles de indígenas, enfermos crónicos, criminales e inmigrantes indeseables, para impedir casamientos y la reproducción entre indígenas y gente de “raza inferior”, para separar a los niños de sus madres, para destruir vidas y destinos profesionales.

La colaboración de la American Eugenics Society (AES) con los médicos e instituciones científicas alemanas dominadas por los nazis duró hasta entrados los años 40, cuando Hitler -quien alabó el trabajo de la AES- había ya invadido Polonia y sé conocían los terribles experimentos de los médicos alemanes con judíos y gitanos. En 1940, Lothrop Stoddard, líder de la Asociación de investigación en eugenismo de Estados Unidos, aplaudía el eugenismo nazi y la política racial de Hitler en su libro «Into the Darkness».

Del eugenismo a la genética, de la sociología a la biosociología

El eugenismo y la genética no solo comparten la misma raíz (gen) sino también el propósito de estudiar y explicar las leyes de la herencia. La genética es hoy una ciencia irrefutable, pero nunca debería ocultar que compartió con el eugenismo, en ciertos momentos y aún ahora en ciertas mentes trastornadas, el trasfondo ideológico de querer perfeccionar el ser humano, y por qué no, de crear un ser humano superior.

La palabra genética nace en 1906, cuando es usada por William Bateson en la tercera conferencia internacional sobre hibridación de la Sociedad Real de Horticultura de Londres. Ocho años más tarde Bateson tendría una cátedra sobre genética en la Universidad de Cambridge, y es en esa época que la American Breeders Association, que patrocinaba el eugenismo, cambiaba su nombre por el de Genetics Association.

Habrá que esperar hasta 1944, cuando se expuso al mundo la genocidiaria exterminación de judíos y gitanos en los campos de concentración, para que la AES informe a sus miembros que de ahí en adelante el eugenismo sería definido como «la genética más el control del ámbito físico y social», y hasta 1945 para que Eugenical News publique un artículo sobre «la perversión del eugenismo». En 1947 la AES concede que «este momento no es bueno para una propaganda eugenésica agresiva», pero aún así la AES sobrevivió y pudo continuar recogiendo fondos para investigaciones genéticas. Eugenics News se convirtió en Social Biology en 1969 y la AES en Sociedad para el Estudio de la Biología Social, una institución formada por profesores universitarios.

No se le puede imputar a la genética la nefasta herencia del eugenismo, a pesar del racismo de algunos investigadores científicos. No es lo mismo con la biosociología, que él filósofo de las ciencias, el argentino-canadiense Mario Bunge calificó, en una conversación que tuvimos a finales de los años 90, como seudociencia reaccionaria.

Pero, como dice el francés Michel Girod, autor de «Pensar el racismo, la responsabilidad de los científicos», aún cuando la mayoría de los científicos afirman que el racismo no tiene ningún fundamento científico, en numerosos textos científicos hay trazas de prejuicios raciales.  En los últimos años, muchos genetistas participaron en conferencias internacionales en EE.UU. que tenían objetivos similares a los del movimiento eugenista, como el crear un hombre superior o “mejorar” el genoma humano.

Científicos de renombre internacional no ocultan su interés en las ideas básicas del eugenismo y las empresas privadas buscaron y siguen tratando de apropiarse del patrimonio genético de individuos, de comunidades y hasta de pueblos, como el caso islandés, con fines comerciales que son coincidentes con los principios eugenistas.

Edwin Black alerta que esas bases de datos genéticos que están siendo construidas por empresas, laboratorios y universidades van más allá de la identificación del mero individuo. Servirán para crear perfiles genéticos de familias y serán usados contra ellas.

El sueño de los eugenistas de crear estadísticas y bases de datos genéticos es ya realidad a través de la Oficina de Información Médica de la industria de seguros de EE.UU., cuyos millones de expedientes incluyen dos códigos para condiciones hereditarias: uno para la herencia cardiovascular y el otro para «cualquier condición médica de herencia familiar.» En otros países, como Estonia, toda la población esta fichada genéticamente.

Seguro que no faltará algún Arthur de Gobineau (1816-1882) para escribir, esta vez con «base científica», sobre el «choque genético» que amenaza la civilización de origen europeo.

La razón de ser del irracionalismo

En su trabajo “Racionalización de prejuicios: Las teorías racistas en el debate esclavista de la primera mitad del siglo 19” la antropóloga catalana  Marta Casas Castañé, analizó la importancia del “determinismo racial” y del uso de la ciencia “como instrumento para legitimar las posiciones de esclavistas y abolicionistas, esto es, para la mera racionalización de actitudes prejuiciosas que han sido decisivas en la historia del mundo occidental y que suponen un lastre muy importante en nuestras concepciones culturales” (5).

En efecto, si hay una constante en los colonialismos e imperialismos de los últimos cinco siglos, desde el nacimiento del capitalismo a la actualidad, es la incorporación en las culturas de los pueblos dominantes y de los dominados, de esas diferentes “racionalizaciones” que son totalmente irracionales, como puede serlo el racismo o la proclamación de un “destino manifiesto”, de un pueblo elegido o destinado a regir el mundo.

Castañé cita al antropólogo estadounidense Marvin Harris, para quien todas estas teorías (evolucionistas) no serían más que un intento de racionalización (6) del imperio para liberar al hombre blanco «de su conciencia de culpabilidad por su incapacidad para sobrellevar como debería el peso de la caridad cristiana», y agrega que “el debate científico, por tanto, estaba al servicio de unos intereses muy concretos. En palabras del mismo Harris: ‘El racismo resultaba útil también como justificación de las jerarquías de clases y de castas; como explicación de los privilegios, tanto nacionales como de clase, era espléndido. Ayudaba a mantener la esclavitud y la servidumbre, allanaba el camino para el despojo de África y para la atroz matanza de indios americanos y endurecía los nervios de los capitanes de industria cuando bajaban los salarios, alargaban la jornada de trabajo y empleaban a más mujeres y más niños’.”

La contraparte de esa “cultura” racista de los dominantes, aparte de las acciones destinadas a justificar la aniquilación de pueblos para apropiarse de sus territorios, es la lucha por imponer a los dominados una “cultura” de aceptación de esta dominación, para reescribir la historia y consolidar su dominación, como indicó Edward Said en su libro “Orientalismo”. Esta tarea de crear una “cultura de aceptación” del neoliberalismo está hoy día en manos de los monopolios mediáticos, de los think-tanks, centros universitarios y demás instituciones del poder dominante.

El abanico de estas racionalizaciones irracionales incluye hasta hoy día las teorías raciales del siglo 19, como las de Arthur de Gobineau (7), que impregnaron las teorías raciales del nazismo, por ejemplo, hasta las “teorías evolutivas” del “darwinismo social” de Herbert Spencer y el “eugenismo” de Francis Galton, adaptadas al liberalismo económico surgido a finales del siglo 19 en Inglaterra y que encontraron (y parecen seguir encontrando) el terreno más fértil en EE.UU.

Para Marvin Harris, como señala Castañé, “el racismo continua siendo útil no sólo para el mantenimiento de la esclavitud, sino también para las luchas de clases y las guerras nacionales”, y a finales del siglo 19, con el surgimiento y dominación del liberalismo económico, con “la doctrina del laissez-faire, que, en un contexto capitalista, justifica la competencia, el trabajo asalariado, los beneficios y la acumulación de capital”, son las pseudociencias del “darwinismo social” de Spencer y el “eugenismo” de Galton que sirven de justificación para “la mera racionalización de actitudes prejuiciosas que han sido decisivas en la historia del mundo occidental y que suponen un lastre muy importante en nuestras concepciones culturales”.

Y como vemos desde hace cuatro décadas con el resurgimiento a escala mundial del liberalismo económico y la financiarización impulsada por EE.UU., país que no oculta su determinación de dominar el mundo, y con el acelerado desarrollo de la informática y los medios de comunicación electrónicos que están sirviendo para una aculturación masiva destinada a imponer el “sentido común” del sistema económico imperialista, para beneficios de sus empresas y de sus políticas genocidiarias.

– Alberto Rabilotta, periodista argentino-canadiense.

1.- Ver la denuncia del reverendo Kevin Arnett en el 2008 sobre este etnocidio:

https://www.globalresearch.ca/first-nations-why-an-apology-is-wrong-and-deceptive-bringing-humanity-to-bear-on-the-residential-school-atrocity/9066

2.- https://es.wikipedia.org/wiki/Etnocidio

3.- Eugenismo es un término creado por el británico Francis Galton mediante la unión de las palabras griegas para «bien» y «nacido». http://www.biopsci.com/2013/10/11/histoire-eugenisme-mode-xixeme-siecle/. El centro del movimiento eugenista en EE.UU. fue la Eugenics Record Office (ERO), en los laboratorios –todavía existentes- en Cold Spring Harbor, Nueva York. El ERO fue fundado por el biólogo Charles Davenport y Harry H. Laughlin, y ambos eran miembros de la Asociación estadounidense de reproductores de caballos, vacas y otros mamíferos (American Breeders Association), y aplicaban a la población humana sus puntos de vista eugenistas derivados del modelo de crianza para la agricultura, de criar y reproducir los más fuertes y capaces miembros de la especie, asegurándose que no se reproducirían los miembros más débiles.

4.- Edwin Black, War Against the Weak, Eugenics and America’s Campaign to Create a Master Race. Libro editado en 2003 por “Four Walls Eight Windows”, de Nueva York. Black es autor también del libro “IBM and the Holocaust”, que revela como IBM transfirió tecnología cibernética a la Alemania nazi.

5.- Marta Casas Castañé, 1999 “Racionalización de prejuicios: las teorías racistas en el debate esclavista de la primera mitad del siglo XIX” https://dialnet.unirioja.es/servlet/autor?codigo=290296 y http://www.ub.edu/geocrit/b3w-155.htm

6.- Harris, Marvin. El desarrollo de la teoría antropológica. Una historia de las teorías de la cultura. Madrid: Siglo XXI, 1987. https://en.wikipedia.org/wiki/Marvin_Harris  http://www.faculty.rsu.edu/users/f/felwell/www/Theorists/Harris/Index.htm

7.- Arthur de Gobineau, Essai sur l’inégalité des races humaines. Fue secretario de Alexis de Tocqueville y funcionario de la Segunda República en Francia.

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Humanismo o “humanitarismo”

Por: Sara Rosenberg

 

La “intervención humanitaria” que los señores de la guerra y sus acólitos promueven ha sido siempre la misma: crea el caos, debilita al estado, destruye y endeuda para intervenir militarmente.

 

Patria es Humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca, y en que nos tocó nacer.

José Martí.

La guerra que se abate contra Cuba desde hace más de 60 años es una guerra contra la humanidad. Contra el sentido mismo de humanidad que es exactamente lo contrario del “humanitarismo” esgrimido para invadir, bombardear, destruir y saquear a los pueblos.

El concepto de humanidad martiano pone en cuestión el sistema capitalista mismo, porque atañe al sentido profundo de lo que significa ser un ser humano. Existir para la vida (colectiva), con la historia como espejo de futuro, o existir para la destrucción de la vida.

Aquí, en los países que forman parte del arco imperialista, resulta difícil imaginar un ser humano que rompa con el egoísmo y que priorice lo colectivo a la mezquindad individual, a esa forma de esclavitud obligada y consensuada que está destruyendo nuestro planeta.

¿Es acaso posible que el ser humano sea solidario, sea consciente de su ser social, responsable, equitativo y justo? ¿Es posible lograr una sociedad humana liberada de la explotación económico-política y cultural a la que el capitalismo nos somete? ¿Es posible que seamos capaces de ser nosotros -y juntos- más humanos?

Sí, Cuba ha dicho que sí y lo ha dicho en voz muy alta y en los peores momentos: cuando se nos hundió la URSS, no sólo por la larga y cruel “guerra fría” sino por haber abandonado ese concepto comunista de Humanidad y por haberse enfriado hasta perder la batalla ideológica, la batalla de ideas de la que tanto nos habló Fidel.

Sí, el pueblo cubano ha demostrado muchas veces cómo resistir y vencer los constantes ataques del imperialismo y también de aquellos que desde posiciones seudo democráticas y/o socialdemócratas hacen de eco plañidero, cuando lo esencial y relevante es que la fuerza de la revolución cubana reside en la construcción de ese Hombre Nuevo, como decía el Che, capaz de imaginar otra humanidad, otra forma de relación humana, liberada de toda explotación. Es un tema crucial y es una lucha profunda en el campo del lenguaje, por la verdad y contra la mentira y con la fuerza de los que decimos sin medias tintas que apostamos por la construcción de una humanidad diferente, de un mundo socialista.

Y decía que esta guerra es contra la humanidad entera, porque nos abarca, nos compromete y muestra claramente que la barbarie imperialista necesita destruir eso que es lo propiamente humano: la dignidad, la equidad, la cultura solidaria, el internacionalismo y la justicia. Eso es Cuba y eso es intolerable para las oligarquías imperiales y sus tristes marionetas que han salido a la calle empujadas por redes mercenarias, que saben aprovechar el dolor infligido por el bloqueo, sumado ahora a la covid.

Hace unos días hubo más de cuatrocientas personas en la embajada de Cuba en Madrid apoyando al pueblo cubano y su revolución. Afuera una pequeña horda descerebrada dirigida por la señora Monasterio (de origen cubano, hija de esclavistas y dirigente del partido fascista Vox) vociferaba, y era triste verlos gritar a favor del verdugo, con el lenguaje inhumano del odio y la irracionalidad propia del totalitarismo nazi.

Mientras esto sucedía, un compañero cubano me comentó: “nosotros no somos un número, nosotros somos familia y cada uno cuenta, cada muerto por el covid nos pesa en el alma y lo vamos a vencer”, y al escucharlo sentí la grandeza de esa humanidad que ha forjado la revolución. Basta escuchar cómo habla el ministro de sanidad cubano, el presidente Diaz Canel, los médicos, los periodistas, los estudiantes, la gente en la calle para saber que su lenguaje mismo es completamente diferente a la cháchara del pan y circo de los medios de des-información españoles y europeos. Y si -haciéndole caso a Brecht- nos distanciamos lo suficiente de este discurso mediático envilecido, entendemos que su función es oscurecer, embrutecer, que no hablan para seres humanos sino para consumidores, con un lenguaje pobre, brutal, emocional (por no decir amarrillo) donde la mentira manda.

Sin duda, y a pesar de la dura situación que les impone el bloqueo, la conciencia y la cultura del pueblo cubano están en el futuro, en el futuro que tanto deseamos para el mundo entero. Alguien me dirá que en Cuba hay hambre y responderé que “millones de niños en el mundo mueren de hambre, pero ninguno es cubano”, y reconoceré que el bloqueo provoca escasez y sufrimiento y que ese es su objetivo: asfixiar, sitiar y destruir el socialismo.

Es tan sencillo como criminal: el país que ha producido sus propias vacunas, el que menos casos de covid tiene, no puede comprar jeringuillas porque los señores de la guerra controlan el mercado y bloquean esas transacciones.

Y no podemos olvidar que en esa institución llamada ONU, 184 países votaron en contra del bloqueo, pero que una vez más dos estados delincuenciales -USA e Israel- se opusieron y hasta ahora parece que pueden más que el mundo entero. ¿Es esto la tan mentada democracia occidental? ¿Es esto la democracia española que condena la supuesta “violencia” en Cuba, que reconoce al mafioso Guaido y hospeda a sus secuaces y calla sobre los crímenes de lesa humanidad en Colombia, en Chile, en Palestina, en Yemen y en tantas otras partes del mundo donde los negocios son suculentos y la ética demócrata repugnante?

Nacimos y crecimos en una América Latina alumbrada por la Revolución cubana, y digo alumbrada porque fue la luz que nos marcó el camino y nos sostuvo en tiempos muy sombríos de crimen institucional y terrorismo de estado. Y seguimos creciendo en las dificultades que implica todo proceso revolucionario, atacado permanentemente con un bloqueo genocida.

No hubo castigo que nuestra isla no haya recibido: atentados, intento de invasión, intentos de magnicidio, bio-terrorismo, bloqueo, campañas mediáticas bestiales para hundir el espíritu que la Revolución sembró hace más de medio siglo. Y esta barbarie se ejerce contra la humanidad misma, decía, porque necesitan destruir la posibilidad de un futuro justo para el ser humano, y saben perfectamente que esa condición solo es posible en un mundo de iguales, sin explotación y sin acumulación de capital y destrucción, dos características inevitables del capitalismo. Por más que cacareen lo contrario los demócratas de la OTAN, la NED, la CIA, la Unión Europea, el Banco Mundial y el FMI con sus vastos tentáculos.

Acumular capital implica destruir vidas humanas y destruir el planeta. Lo estamos viendo y viviendo cada día. No basta que intenten tapar con eufemismos tales como “cambio climático”, “derechos humanos”, “libertad de expresión” lo que es la intensiva y siniestra explotación del planeta sin ley ni limite, porque los señores de la guerra capitalista dictan las leyes mientras engañan a las grandes mayorías del planeta para robar mejor y cuentan con un inmenso aparato cultural que potencia este festín caníbal (verde, morado, naranja y tecnicolor) que despues vota a la podrida democracia que los señores de la guerra controlan desde sus entrañas.

Nos venden toneladas de basura cultural para convencernos del peligro que entraña la existencia de otra alternativa, de otra forma de vida, de otro concepto de humanidad: una humanidad socialista.

Es gracioso y es un detalle significativo que aprendí estudiando ruso. Hay una letra que no existe en nuestro abecedario (z rusa) a la que llamamos, “la z del ruso malo de las películas”. Miles de películas de malvados rusos terminaron por hacer que ese sonido sea fácilmente reconocible. Malvados rusos atacan siempre al buen occidente con un sonido de víbora cascabel. De la misma manera constante inoculan la propaganda contra cualquier país que sea capaz de desafiar la férrea ley del mercado.

Pasó con la URSS (atacaron a la URSS hasta minarla por dentro), pasó con Vietnam (triunfante, a pesar de la destrucción brutal de la guerra), pasa con China (que los ha superado con creces y con otro modelo de producción y gestión), pasa con Corea y con Irán demonizados, pasa con la Siria atacada que los ha vencido, pasa con Venezuela, con Nicaragua, con Bolivia, y pasa y sigue pasando con Cuba.

Todas estas reflexiones para llegar a lo que hoy me parece esencial: recuperar y renacer con firmeza en la defensa y construcción del mundo nuevo, del socialismo que Cuba significó y significa.

Necesitamos unir fuerzas internacionalistas contra la barbarie y organizar en cada lugar de esta Europa a la deriva, -que ha perdido la fuerza que tuvieron los partidos comunistas antes de la catástrofe neoliberal/eurocomunista-, para seguir construyendo el socialismo y luchando por el. En este camino siempre Cuba nos seguirá alumbrando. De allí que sea imprescindible derrotar el bloqueo y unirnos en la exigencia de que se cumpla lo que se ha votado en la ONU. Esa es la tarea urgente en Europa, debemos exigir a cada uno de los gobiernos que votaron contra el bloqueo en la ONU, cumplir y hacer cumplir esa decisión. Basta de papeles mojados. Los ciudadanos de los países que están representados en esa votación deben exigir que lo votado se cumpla ahora. Ahora más que nunca hay que llamar a la unidad y a la organización internacional contra el bloqueo a Cuba.

Es una obligación no solo moral sino una urgencia para la supervivencia misma de la especie humana. No actuar es dejar que el crimen de lesa humanidad campee a sus anchas y lleve a las masas desorientadas hacia lo que dolorosamente conocemos: el fascismo. De nuestra voluntad depende detenerlos y transformarnos.

Nada más lejos de la Humanidad que el Humanitarismo: son antagónicos. La “intervención humanitaria” que los señores de la guerra y sus acólitos promueven ha sido siempre la misma: crear el caos, debilitar al estado, destruir-endeudar e intervenir militarmente. Son expertos en la técnica de creación del caos y pagan a mercenarios que piden –sin vergüenza- invasiones a su propia patria. Este “humanitarismo” se apoya en la ley que llamaron “responsabilidad para proteger” (RP) que consiste en crear el caos (bloquear-asfixiar-armar grupos mercenarios) dentro de un país para justificar despues la intervención militar y la destrucción de millones de vidas humanas. Basta recordar lo que hicieron en Yugoeslavia, Irak, Afganistán, Libia, Siria, Panamá…

La única Humanidad posible es la de la igualdad de derechos y la no injerencia. Nuestra humanidad es “la humanidad que ha dicho basta y ha echado a andar” contra las artimañas y la crueldad del imperialismo. Queremos paz, queremos desarrollo social y democracia de verdad. Por eso una vez más exigimos el fin del bloqueo a Cuba. (Y a Venezuela, a Nicaragua y a todos aquellos países que sufren las consecuencias devastadoras de esta guerra no declarada llamada bloqueo).

https://www.alainet.org/es/articulo/213174

 

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Derecho Humano a la Educación e Internet

Por: Nelsy Lizarazo

Las narrativas de la “educación en casa”, la educación “híbrida” y la “alternancia” circulan con tono de futuro de la educación, poniendo en riesgo la profesión docente y los múltiples sentidos de la presencialidad en los procesos de aprendizaje.

1.  Breve contexto de la educación en pandemia

 

El informe preparado por CEPAL-UNESCO,[1] destaca datos claves del contexto que el mundo ha enfrentado en el campo de la educación.  Algunos de estos rasgos son:

 

  • El cierre masivo de las instituciones educativas en más de 190 países significó que, en mayo de 2020, más de 1.200 millones de estudiantes dejaron de tener clases presenciales en todos los niveles de enseñanza.  De estos, más de 160 millones son estudiantes de nuestra región.
  • La respuesta de la mayoría de los países se centró en el uso de plataformas virtuales de aprendizaje asincrónico y transmisión de programas educativos por medios de comunicación tradicionales como la radio o la televisión.
  • De los 33 países de nuestra región, solamente 8 incluyeron en sus respuestas la entrega de dispositivos electrónicos y 14 consideraron, entre sus estrategias, la provisión de recursos de capacitación a sus docentes, para el manejo de tecnologías y herramientas para el uso pedagógico/metodológico de internet.
  • Las ofertas de continuidad de los trayectos educativos a través de alternativas virtuales no pudieron ser tomadas por un alto porcentaje de estudiantes y docentes, poniendo así en evidencia la dimensión de la brecha digital existente en la región, no solamente por las deficiencias de acceso y conectividad, sino también por la escasa alfabetización digital de los sujetos de comunidades educativas, particularmente en sectores empobrecidos o en territorios rurales e indígenas.
  • Las profundas desigualdades socioeconómicas se hicieron aún más notorias: estudiantes de grupos socioeconómicos más altos mantuvieron la continuidad con una diferencia de 15 puntos porcentuales frente a estudiantes de nivel socioeconómico más bajo.
  • Todos los datos dejan claras también las brechas referidas a internet.  Ya en 2016 se conocía que solo el 14% de la población de las áreas rurales tenía acceso a Internet, frente a un 42% en las zonas urbanas.  Igualmente, ya en 2018 se sabía que más del 60% de estudiantes de la región que debían presentar pruebas PISA, no tenía acceso a dispositivos para hacerlo.
  • En el nivel de educación superior, el 55% de docentes de universidades públicas de la región han reportado no contar con internet o con internet de calidad; solo el 68% afirmó que su institución contaba con plataformas tecnológicas suficientes para pasar a la virtualidad.

 

Los anteriores datos muestran, por sí mismos, el impacto inmediato del cierre de las instituciones educativas sobre la interrupción de trayectorias educativas y la salida de estudiantes del sistema educativo, especialmente del sistema público.  La no presencialidad en las escuelas de alrededor de tres millones de niños, niñas y adolescentes en nuestra región, los ponen en riesgo de abandonar sus procesos.  De hecho, durante la pandemia, el porcentaje de niños y niñas que no reciben ningún tipo de oferta educativa ha pasado del 4 al 18%.

 

A lo anterior es necesario sumar el riesgo que representa el aumento de la violencia contra niños, niñas y adolescentes, así como la violencia de género y las consecuencias económicas que configuran una amenaza directa a los presupuestos de financiamiento de la educación que, bajo el argumento de la disminución del PIB, podrían disminuir en más del 9%.

 

2.  Otros riesgos de una digitalización anunciada

 

En su artículo “La lucha por la educación pública: un breve análisis en América Latina”, el profesor Luis Bonilla-Molina afirma que ya desde 2015 venía advirtiéndose un posible Apagón Pedagógico Global (APG) que le daría centralidad pedagógica a la virtualidad.  Las advertencias provenían del análisis de las tendencias de las corporaciones tecnológicas, su prioridad en la producción de tecnologías y narrativas educativas digitales y su cercana presencia en ministerios de educación y gobiernos.  Desde esta perspectiva “el COVID-19 fue utilizado para abrir paso a la virtualidad y la educación en casa como paradigmas emergentes del capitalismo cognitivo”.

 

Lo que resulta evidente es que nuestros sistemas de educación pública no contaban con soluciones tecnológicas propias y autónomas, ni habían formado a los docentes en cuestiones digitales y menos aún en metodologías de complementación entre lo presencial y lo virtual.  ¿Quiénes sí estaban preparadas?  Las corporaciones tecnológicas.  Y son ellas las que rápidamente ofrecieron plataformas, aplicaciones, paquetes formativos y todo tipo de soluciones que fueron tomadas rápidamente por los Estados que, además de comprar tales alternativas, entregaron los datos de docentes, estudiantes y representantes al mundo de las corporaciones.  Dos o tres países en la región cuentan con normativas claras de protección de datos de los usuarios de plataformas y redes digitales.

 

Las narrativas de la “educación en casa”, de la educación “híbrida” y la “alternancia” circulan con tono de futuro de la educación, poniendo en riesgo no solamente a la profesión docente, sino los múltiples sentidos de la presencialidad en los procesos de aprendizaje y en la vida misma.

 

Para completar este escenario de amenaza a la educación toda y a la educación pública en particular, también los costos de la educación “se fueron a casa”: docentes y familias tuvieron que asumir la compra de dispositivos, el pago de planes de datos y de internet, la elevación de los costos de la luz y otros costos asociados a la situación.  Esto, por supuesto, en los grupos de población que lograron hacerlo.  Los demás, han quedado doble y triplemente excluidos.

 

3.  Existen alternativas

 

Desde una perspectiva de alfabetización y soberanía digital, resulta urgente exigir políticas públicas que, entre otras condiciones:[2]

 

– Garanticen a toda la población acceso irrestricto a la conectividad a internet, buscando el cierre de las brechas existentes que profundizan aún más las brechas en el ejercicio pleno del derecho humano a la educación a lo largo de toda la vida.

 

– Garanticen la defensa de la soberanía tecnológica y de los conocimientos locales, así como el uso de software libre en los sistemas y plataformas de educación pública, asegurando así la protección de datos.

 

– Atiendan, en el marco del fomento a la diversidad, a sistemas tecnológicos inclusivos tanto en términos de culturas como de género, generaciones, discapacidades o cualquier otra condición que pudiere significar exclusión.

 

– Presten especial atención a la producción de contenidos de plataformas digitales de apoyo en diálogo con docentes, estudiantes y comunidades educativas, de modo que los contextos locales sean tomados en cuenta.

 

– Impulsen programas públicos para dotar de infraestructura y conectividad libre también en espacios culturales de todo tipo; equipar con dispositivos tecnológicos a los sujetos de las comunidades educativas, garantizando su actualización y reemplazo; desarrollar plataformas y tecnologías de código abierto y libre; proteger absolutamente los datos y prohibir su almacenamiento y/o comercialización.

 

– Aprovechen sinergias de integración regional en el desarrollo de plataformas tecnológicas y aplicaciones educativas de uso libre e impulsen proyectos colaborativos y de transferencia de tecnologías digitales para abrir camino a la superación de déficits o desigualdades entre los países de la región.

 

4.  A modo de cierre

 

De la mano de la virtualidad impuesta por la pandemia han llegado no solamente las múltiples ofertas tecnológicas de las corporaciones, sino también: la evidencia de nuestro analfabetismo digital; las narrativas que apuestan a las sociedades en red anunciando el fin de la escuela y de la presencialidad; nuevos modelos de negocio ya en marcha o prefigurándose gracias al acceso masivo a nuestros datos; desvalorización de la profesión docente; estratificaciones nuevas dentro de los sistemas educativos; y por último profundización de brechas de acceso y ejercicio del derecho humano a la educación.

 

Por supuesto, el problema no está precisamente en la digitalización. Está en su uso como punta de lanza para definir quiénes y cómo accederán al derecho.  Más bien corresponde a nosotros y nosotras, los sujetos del derecho, definir cuál digitalización queremos, cómo desarrollarla y apropiárnosla también como un bien público y un derecho de todas y todos.

 

Nelsy Lizarazo es Coordinadora General de la CLADE.  Educadora y comunicadora popular.  Miembro de la Agencia Internacional de Noticias de Paz y Noviolencia-PRESSENZA.

 

Este artículo ha sido elaborado a partir de insumos provenientes del trabajo colectivo.  Tres de ellos, documentos de trabajo de la CLADE y un cuarto, el resultado del proceso del grupo temática de Educación en el marco de las Jornadas Utopías y Distopías, el internet en la agenda de los pueblos.


[1] La educación en tiempos de la pandemia de Covid 19, CEPAL-UNESCO, agosto, 2020

[2] Proyecto Declaración sobre Conectividad, CLADE, 2020.

Fuente e imagen: https://www.alainet.org/es/articulo/212611

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Maturana y un nuevo convivir para Chile

Por: Andrés Kogan Valderrama

Maturana manifestó siempre su crítica a modelos políticos centrados en la competencia, en la negación del otro, a través del racismo, machismo, clasismo, y de un desapego completo de la Madre Tierra, como si fuéramos los únicos seres vivos, lo cual nos tiene en una crisis climática que está poniendo en riesgo las condiciones mínimas de vida en el planeta.

El reciente fallecimiento de Humberto Maturana Romesín, el pasado 6 de mayo, no solo es la partida de uno de los científicos más importantes del siglo XX, sino quizás una de las figuras sentipensantes más emblemáticas en lo que refiere a crítica del racionalismo moderno.

Sus investigaciones junto a Francisco Varela, en la década de los 70, lo llevó a construir la teoría de la autopoiesis, la cual lo pudo llevar a ganar el premio nobel, al plantear la idea revolucionaria de que los sistemas vivos se producen a sí mismos, dejando en jaque la idea de objetividad de la ciencia y la autonomía de la razón.

En lo que respecta a su influencia, ha sido crucial su aporte a distintos campos del saber, como son los casos de la educación, comunicación, cibernética, antropología, sociología, psicología y las ciencias de la vida, en donde autores como Niklass Luhmann, Vittorio Guidano, Gregory Bateson y Fritjof Capra, entre muchos otros, han planteado lo fundamental que han sido sus aportes para el desarrollo de un constructivismo radical, cuestionador de las tradicionales dualidades modernas, como lo son objeto-sujeto, cuerpo-mente, razón-emoción, salud-enfermedad, cultura-naturaleza.

De ahí que su mirada siempre haya sido transdisciplinaria, pos-racionalista y muy crítica de concepciones del mundo reduccionistas provenientes de la ciencia objetivista y de filosofías antropocéntricas. No por nada, su desarrollo de una biología del conocer y del amor en los últimos años que vivió, en estrecha colaboración con Ximena Dávila en el Instituto de Formación Matríztica, buscaba incesantemente situarse desde un paradigma relacional y amoroso, en donde la empatía, el cuidado, la reflexión desapegada de certezas, la confianza y la convivencia democrática fueron sus horizontes hasta el día de su muerte.

Asimismo, es imposible no nombrar a quizás su máximo referente, su propia madre, Olga Romesín, de formación aymara, con quien aprendería que lo más importante en la vida es el colaborar y el compartir en comunidad. Por eso su fuerte crítica al fundamentalismo de grandes ideologías totalizantes, supuestamente liberadoras, que derivarían en la práctica en meras doctrinas que han imposibilitado la reflexión y a un buen convivir.

Es desde ese lugar, que Maturana manifestó siempre su crítica a modelos políticos centrados en la competencia, en la negación del otro, a través del racismo, machismo, clasismo, y de un desapego completo de la Madre Tierra, como si fuéramos los únicos seres vivos, lo cual nos tiene en una crisis climática que está poniendo en riesgo las condiciones mínimas de vida en el planeta.

No es casualidad, por tanto, que durante el estallido social de octubre del 2019 en Chile, que derivaría en una histórica revuelta popular en el país y un inédito proceso constituyente, Maturana haya planteado que “El llamado estallido social fue una queja por no ser visto. Porque el Estado no estaba cumpliendo con el compromiso fundamental de ocuparse por el bienestar de toda la comunidad. Y esto tiene que ver con el trasfondo de esta cultura centrada en la competencia” (1).

Esta fue una de las últimas reflexiones que planteó Maturana sobre lo que estaba ocurriendo en Chile antes de morir, la cual sintoniza y se entrelaza completamente con lo que vienen planteando los distintos movimientos sociales en Chile (feminista, indígena, socioambiental, regional, estudiantil), en tanto no solo una crítica al modelo neoliberal y al fundamentalismo de mercado que se impuso en dictadura y se profundizó en los últimos 30 años, sino también en la búsqueda de un nuevo Estado y sociedad, centrado en la colaboración y en la confianza.

Por lo señalado anteriormente, con la elección de constituyentes el 15 y 16 de mayo en Chile, se abre una nueva posibilidad de construir un país distinto, en donde nos pensemos por primera vez el tipo de convivir que queremos tener, sin exclusiones, donde la interculturalidad, sustentabilidad, la diversidad sexual, la equidad de género, el derecho a la diferencia y los buenos vivires, se concreten en un nuevo marco institucional, que permita vincularnos de otra manera.

Han sido décadas de abusos, maltratos y abandono del Estado a sus ciudadanos y al resto de los seres vivos, por lo que tomar en serio las reflexiones de Humberto Maturana Romesín, puede ser un buen aporte para construir un horizonte más democrático.

1: https://www.cnnchile.com/pais/humberto-maturana-democracia-frases-estallido-social_20210506/

Fuente: https://www.alainet.org/es/articulo/212222

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¿Qué hay detrás de la campaña en contra de las políticas de género?

Susana Chavez / ALAINET

Ya son varios los columnistas como Augusto Álvarez Rodrich y Mirko Lauer, que se preguntan qué están ganando algunas fuerzas políticas al sumarse a la mal llamada campaña en contra de la “ideología de género”, que más bien debería llamarse la campaña para afianzar el machismo, la misoginia y la homofobia.

Hasta ahora, las políticas de género no han sido de interés para la mayoría de los partidos, considerándolas incluso poco importantes, dejando la controversia a conocidos personajes confesionales y a las feministas. En los niveles más altos, apenas se molestaban con el tema y bastaba un arreglo con Cipriani para dar por terminado el debate, como lo ocurrido con Toledo, quien poco después de declararse a favor de despenalizar el aborto, se desdijo, como era habitual en él; García quien de manera abusiva, durante su gobierno mantuvo bloqueado el protocolo de aborto terapéutico o Humala, quien al salir del Episcopado, junto a su mujer, se declararon “conservadores”, negando así el reconocimiento de las parejas del mismo sexo, que estaba incluido en su plan de gobierno.

Las cosas ahora son distintas, no son los evangélicos y católicos los que están ejecutando medidas en contra de las políticas de género, sino la aplanadora fujimorista, muy apoyada por Alianza para el Progreso y Acción Popular con Yonhy Lescano. Todos ellos han coincidido con que hay que afianzar al machismo, combatiendo el enfoque de género.

Es difícil creer que el alineamiento que hay no sólo entre la bancada mayoritaria, sino con las otras bancadas, se deba a que han sido “tocados por Dios”, tal como lo señalan algunos personajes de “conmishijosnotemetas”. Es muy difícil creer que no estén conscientes de las implicancias de borrar de toda la política pública, el enfoque de género; que de pronto sus asesores desconozcan que las políticas de género forman parte de los Objetivos del Desarrollo; que la erradicación de la violencia contra la mujer requiere de la aplicación del enfoque de género; que no tendríamos políticas de salud sexual y reproductiva, incluyendo la prevención del embarazo en adolescentes, la educación sexual y el abordaje de la violencia sexual, sino hubiésemos aplicado el enfoque de género. Todo esto no es otra cosa que el reconocimiento de las desventajas que ha generado el machismo y que urge superar.

Hay quienes han explicado que este inusitado entusiasmo por la “campaña del machismo”, tal como deberíamos llamar al ataque y estigmatización contra el enfoque de género, sería la feligresía electoral, sin embargo, este argumento no parece ser tan sólido, ya que el núcleo duro que aporta este sector, ya está asegurado y así ha sido demostrado en varias elecciones del pasado. Sin embargo, creo que hay otra hipótesis que valdría la pena considerar y es lo que se refiere a la riqueza que cada vez es más evidente en los dueños de iglesias. Hace poco, fue publicada una investigación periodística de la Mula.pe, dando cuenta de la fortuna de uno de los pastores que incitaba asesinar a las lesbianas, y las dificultades para identificar el origen del dinero, que parece superar bastante los diezmos de gente muy humilde. Ya hay algunos antecedentes que dan indicios de los vínculos entre iglesias, narcotráfico y partidos que se pudo identificar con el caso Joaquín Ramírez.

Si Bethel pudo poner paneles gigantescos cuyo costo ascendió a miles de dólares y que por un mandato de Indecopi, logramos que estos fuesen retirados, imagínense la cantidad de dinero que podría movilizarse durante la campaña electoral, sin que ese dinero tenga que ser adjudicado al partido, sino a un entusiasmado sector religioso, al cual el control será esquivo.

Esto debe de llamar la atención a los partidos que no están involucrados en esta carrera absurda de la campaña del machismo, pues son estos lo que pueden hacer una diferencia sustancial, al retomar la defensa de la igualdad de género, porque lo que finalmente debemos de reconocer, no se trata de agendas particulares, sino, de la democracia y de lo que está en real riesgo.

Tomado de: http://www.alainet.org/es/articulo/184902

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¿Política transgénica sostenible?

Por Dr. Alejandro Villamar /RMALC

Desde finales de la década de los 80, cuando el informe sobre Nuestro Futuro Común, popularizó el adjetivo sostenible y lo aplicó al desarrollo, se ha empleado miles o millones de veces para calificar procesos u objetos y hasta para lo más increíble e inapropiado, tratando de volverlo irrelevante .

Como es conocido, el adjetivo sostenible se incorporó oficialmente en el principio 3 de la Declaración de Río, 1992, durante la Cumbre de la Tierra, y se refiere a “un crecimiento económico sostenible, que no agote los recursos naturales ni ponga en peligro la supervivencia del planeta; que permita satisfacer las necesidades actuales sin comprometer los recursos y las posibilidades de sobrevivencia de las generaciones futuras”.

Pero el colmo de la incongruencia es que en el Capítulo II sobre Bio y nanotecnologías para la sostenibilidad (páginas 59 y 60) del reciente documento central de la CEPAL: Horizontes 2030: la igualdad en el centro del desarrollo sostenible, la División de Desarrollo Productivo y Empresarial de CEPAL, dirigido por el Sr. Mario Cimoli, le hayan metido tal absurda calificación de sostenible a las biotecnologías que al menos son consideradas polémicas o sin fundamento científico para cumplir con el criterio establecido por la ONU.

El Documento de CEPAL, aprobado en lo general en su recién concluido 36 periodo de sesiones en México 23 a 27 de mayo), no es un documento cualquiera, sino una guía de consensos intergubernamentales para definir políticas y coordinaciones orientadas a alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible para el horizonte 2030. Por lo tanto resulta absurdo este error de hacerse eco del falso discurso e intereses de la industria trasnacional biotecnológica y de sus instituciones.

Fuera o no casualidad, el documento de CEPAL fue dado a conocer en la misma fecha en que se celebraba el día internacional de la biodiversidad y dos día después de que en el mundo se realizaron más de 400 marchas de protestas contra la trasnacional Monsanto, promotora de los cultivos transgénicos.

Es posible que los “expertos” en desarrollo productivo y empresarial de CEPAL, ignoren los llamados y declaraciones de cerca de 250 científicos de más de 50 países del mundo que desde hace 3 años afirmaron que No hay consenso científico sobre la seguridad de los OGM. Sin embargo, es difícil creer que “expertos” tan informados por la propia industria, ignoren las derrotas legislativas que esa industria biotecnológica ha sufrido ya en tres estados, en el propio Senado de los EE.UU. y que el 88% de la población de EE.UU. apoya el etiquetado obligatorio, no sólo como derecho a la información sobre los alimentos consumidos, sino para protegerse contra la inseguridad y riesgos que entraña la contaminación por OGM.

La demanda del etiquetado OGM, vigente en al menos 65 países, pero no a nivel federal en EE.UU., más conocida por el derecho de saber que comemos ha sido respaldada por cientos de pequeñas y medianas empresas estadounidenses y demandada en Carta al Presidente Obama, desde 2014.

Y aún más, por si estos “expertos” de CEPAL y sus posibles promotores quisieran ocultarlo: con motivo de la obligatoriedad en el estado de Vermont de etiquetar a los OGM en los alimentos a partir del próximo 1º de julio, los monopolios agroalimentarios como ConAgra, General Mills, Mars, Kellogg y Sopas Campbell han terminado por aceptar el etiquetado sobre OGMs.

Uno se pregunta cómo es posible que “expertos” tan proclives a emitir juicios del gusto de las trasnacionales, e inclusive con posición ideológica a favor de las novedades tecnológicas, ignoren las contradicciones políticas y desacuerdos actuales entre los EE.UU. y la Unión Europea, precisamente sobre la biotecnología y sus impactos en la seguridad e inocuidad alimentaria…

¿Ignorarán estos “expertos” de CEPAL que se ha exhibido y demostrado públicamente el preocupante conflicto de interés que pesa sobre biotecnólogos y algunas de sus principales instituciones y su atadura a los millonarios recursos que de manera condicionada les proveen las trasnacionales como Monsanto, Bayer, Syngenta y otras? Y que precisamente por eso hay una fuerte mancha de duda sobre la objetividad que presumen de sus investigaciones, y por consiguiente una credibilidad que cada día decae más.

En el plano legal, la lucha de la campaña mexicana Sin Maíz No hay país (pues siendo centro de origen y de su biodiversidad cultural, esta amenazado por la contaminación de maíz transgénico), y la demanda colectiva contra el maíz transgénico ha demostrado la presencia ilícita de transgénicos en cultivos, logrando su suspensión desde el 2013, y detenido el otorgamiento de permisos oficiales para introducirlo. Así, en México la biotecnología de transgénicos es “sostenible” pero por la red de corrupción tejida por las empresas transnacionales y los funcionarios en turno.

Respecto de la supuesta prospectiva de “sostenibilidad” de la nanotecnología, existen numerosas alarmas encendidas por científicos y redes sociales en el mundo, y en América Latina en particular, sobre su incertidumbre, sus Implicaciones sociales, ambientales, en salud, y la necesidad de regularla.

Esta demostrado que de manera irresponsable los productos nanotecnológicos se ha introducido comercialmente a todos los ámbitos de la vida, violando el elemental Principio 15 de Precaución, acordado internacionalmente de la Cumbre de Río-1992, reafirmado en Montreal, 2000 y adoptado como nueva norma legal para la edad tecnológica, Roberto Adorno, dixit. Es obvio que éstas violaciones a declaraciones, protocolos, y leyes han sido en beneficio de los intereses corporativos de la industria química y agroquímica.

Por eso y más, señala una carta de redes sociales y personalidades mexicanas y latinoamericanas, enviada el mismo día de la edición del documento de CEPAL a la Secretaría General:

Es inexplicable que el documento omita e ignore los numerosos llamados que crecientes instituciones e investigadores académicos, lo mismo que organizaciones ambientalistas, campesinas y sociales en general hemos hecho sobre la naturaleza insustentable, contaminadora y destructora de ecosistemas y culturas de la biotecnología promovida mediante organismo genéticamente modificados, y de los componentes de su paquete biotecnológicos.

Hacer generalizaciones de las nano y biotecnologías o de la biología sintética como avances para la sustentabilidad, sin siquiera admitir los impactos y riesgos sobre los ecosistemas, la salud, la economía campesina y las capacidades de los estados para regularlos, debilita e incluso nulifica peligrosamente los esfuerzos que en materia de equidad y sustentabilidad había desarrollado la CEPAL.

Hacemos un llamado a la Secretaria General de CEPAL, coordinadora del documento, lo mismo que a las personas que colaboraron en este capítulo II, a corregir el rumbo, y al menos incluir de manera explícita la naturaleza polémica del uso de las nano y biotecnologías y de la biología sintética en campo de la agricultura, la salud, la biodiversidad, y las culturas y economías campesinas e indígenas.”

Existen ya demasiados argumentos y pruebas para afirmar que la actual política e impactos de la biotecnológica, la nanotecnología y la biología sintética, no sólo no merecen el adjetivo de sostenibles, sino de preocupantes e incluso de aberrantes.

Seguimos esperando la corrección oficial del error en el documento de la CEPAL citado, pues no deseamos que en el recién creado Foro latinoamericano sobre desarrollo sostenible (mediante el cual se establece el marco de monitoreo regional y subregional para el cumplimiento de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible), algunos “expertos” de CEPAL o similares nos insistan con falsas verdades científicas “sostenibles” sólo por los intereses corporativos, o con novedades tecnológicas atentatorias a la vida en el planeta.

Ciudad de México, 1 de junio de 2016

alermalc@gmail.com

– See more at: http://www.alainet.org/es/articulo/177882#sthash.zYXslnn1.dpuf

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