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El sendero ascendente de la rebeldía

POR: REINALDO ITURRIZA
El aumento de la movilización popular durante este 2022 parece demostrar que mucho más intolerable que las privaciones materiales y espirituales, resulta un relato oficial que sugiere la existencia de un “milagro económico”

“Pero nadie deberá hacer nunca sus propias paces con la pobreza, si esta, cual gigantesca sombra, se abatiera sobre su pueblo y su casa. Tendrá entonces que mantener sus sentidos muy despiertos frente a cualquier humillación que le toque en suerte, y someterlos a una disciplina hasta que sus sufrimientos hayan abierto no ya el abrupto camino de la aflicción, que lleva cuesta abajo, sino el sendero ascendente de la rebeldía”

Walter Benjamin, Dirección única I

Promediando la década de los 20 del siglo pasado, muy fresco el recuerdo de la hiperinflación que azotara a la República de Weimar entre 1921 y 1923, Walter Benjamin escribía a propósito de cierta percepción de “catástrofe inminente” prevaleciente en el seno de la burguesía alemana. Esta se expresaba a través de una de esas “frases hechas que revelan a diario la forma de vida del burgués alemán”: «esto no puede seguir así».

Esta percepción de profunda “inestabilidad”, apuntaba Benjamin, respondía al hecho de que, a diferencia de lo que había ocurrido durante los años previos a la Primera Guerra Mundial, sus intereses de clase estaban siendo afectados: “Como la relativa estabilización de los años anteriores a la guerra le favorecía, se cree obligado a considerar inestable cualquier situación que lo desposea”.

Pero lo central en Benjamin es el planteo de que, con frecuencia, la “estabilización” económica condena a la desposesión a enormes contingentes humanos: “las situaciones estables no tienen por qué ser, ni ahora ni nunca, situaciones agradables, y ya antes de la guerra había estratos para los que las situaciones de estabilidad no eran sino miseria estabilizada”.

Es preciso recordarlo: rara vez el “humor” burgués coincide con el de las clases populares.

II.

¿Qué sabemos del origen de la frase «Venezuela se arregló», recurrida de manera muy frecuente hoy día, y qué puede revelarnos su uso?

Cualquiera que indague más o menos a fondo se encontrará con dos grandes sorpresas: en primer lugar, que esta comienza a emplearse mayoritariamente no en el propio país, sino en el exterior; y en segundo lugar, que su uso está directamente relacionado con una cierta actitud de distancia crítica respecto de la instrumentalización del tema Venezuela por parte de los medios del establishment en países como España, Colombia, Argentina y Chile, casi siempre en coyunturas electorales y buscando favorecer a fuerzas políticas conservadoras.

Es lo que se desprende de una revisión en la red social Twitter, que sirve aquí como una referencia parcial y aproximada, pero bastante ilustrativa. En efecto, durante el trienio 2016/2018 la frase fue empleada alrededor de cincuenta veces. En casi la mitad de los casos su uso aludió expresamente, con tono irónico, a la súbita desaparición del tema Venezuela en los noticieros de los referidos países, inmediatamente después de celebrarse jornadas electorales, en marcado contraste con la sobreexposición del mismo tema en tiempos de campaña.

Esto cambiará lenta pero progresivamente a partir de 2019: entonces, la frase aparecerá referida tantas veces como durante el trienio anterior, comenzará a ser utilizada principalmente desde cuentas nacionales y, lo más importante, en lugar de reflejar una actitud crítica frente al relato hegemónico sobre la realidad venezolana, su uso irá dando cuenta de una actitud más bien cínica: en la mayoría de los casos se afirmará que «Venezuela se arregló» en tono sarcástico, a sabiendas de que es falso o, dicho correctamente, a partir de la convicción de que lo que se afirma es mentira.

Este filón cínico de la frase tiende a imponerse en coincidencia con, o más bien en respuesta a fenómenos de hondo calado social, como la dolarización de facto de la economía nacional, la liberación de precios, la masiva eliminación de aranceles para las importaciones, entre otros, que pronto se traducen, para parte de la población, en una percepción de mínima “normalización”, en tanto que, eventualmente, desde entonces es posible transar con una moneda fuerte, reaparecen los productos en los anaqueles, el mercado se ve inundado de productos importados y, al menos en teoría, se multiplican las posibilidades para el consumo suntuario. Todo lo cual en un contexto hiperinflacionario.

En principio, la frase «Venezuela se arregló» vendría a significar un desmentido de tal “normalización”. Incluso, en ocasiones puede identificarse la intención de cuestionar el carácter profundamente regresivo de las políticas orientadas a controlar la hiperinflación y “estabilizar” la economía. Pero no es esto lo que predomina. En general vaciado de sentido crítico, su uso tiende a asociarse a una renuncia manifiesta a intentar comprender lo que está ocurriendo.

A decir verdad, esta actitud cínica es en buena medida la resultante de tiempos confusos, en los que resulta cada vez más cuesta arriba concluir que siguen en disputa dos proyectos antagónicos de sociedad. Las fronteras programáticas se han difuminado. En la noche de la revolución bolivariana, todos los gatos son pardos. El oficialismo ha adoptado una política económica que, de estar siendo aplicada por un gobierno antichavista, no solo la base social del chavismo, sino también parte importante de su actual dirigencia, denunciarían sin ambages como neoliberal. Mientras tanto, la dirigencia antichavista, fracturada y derrotada política y militarmente, se debate entre celebrar o rechazar públicamente la orientación general de una política económica con la que está fundamentalmente de acuerdo. La desorientación es la norma.

“A decir verdad, esta actitud cínica es en buena medida la resultante de tiempos confusos, en los que resulta cada vez más cuesta arriba concluir que siguen en disputa dos proyectos antagónicos de sociedad. Las fronteras programáticas se han difuminado”

De allí el carácter ambivalente de una frase que perfectamente pudiera formar parte del repertorio del discurso autodenigratorio, característico del antichavismo («Venezuela no tiene arreglo»), pero que también pudiera tributar a un sentido común potencialmente subversivo («Si se arregló para una minoría, Venezuela no se arregló»).

Este carácter ambivalente se reforzará a partir de 2021, con motivo de la viralización de la frase. De apenas seis menciones en abril pasará a casi el centenar durante el mes de mayo. Ese será el punto de inflexión. A partir de entonces el incremento será exponencial: más de quinientas menciones en agosto, más de mil quinientas en septiembre, más de dos mil en diciembre.

¿Qué puede explicar semejante comportamiento? ¿Qué ocurre durante 2021? Me parece que dos cosas, fundamentalmente: en primer lugar, que se afianza la “normalización” todavía en ciernes en 2019. Este afianzamiento trae consigo la percepción de que los fenómenos previamente mencionados, a saber, dolarización, reabastecimiento, productos importados por doquier, la multiplicación de bodegones, la reapertura de bingos y casinos, etc., han llegado para quedarse. En segundo lugar, las medidas de política económica dirigidas a controlar la hiperinflación comienzan a dar resultados: la inflación se mantiene por debajo del 50% durante doce meses consecutivos e incluso llega a ubicarse por debajo del 10% entre septiembre y diciembre.

Ambas circunstancias, una economía que camina a paso seguro hacia la “normalización” y la derrota de la hiperinflación, permiten comprender no solo el optimismo rebosante del oficialismo, sino el hecho de que decidiera disputar el significado de la frase «Venezuela se arregló», a veces de manera explícita, casi siempre de manera implícita, a través de un relato abundante en referencias a la “recuperación económica” y tópicos similares.

Es mi hipótesis que esa decisión del oficialismo de disputar el significado de la frase, sumado a la respuesta que eso generó en un auditorio en buena media propenso al cinismo, y en menor medida inclinado a adoptar posturas más críticas, es lo que explica la viralización de la expresión.

III.

Más allá de la burguesía y sus “frases hechas”, señalaba Walter Benjamin, el detalle está en que esa “estabilización” que le beneficia en tanto clase, suele perjudicar a la clase trabajadora. De nuevo, una economía en vías de “estabilización” bien puede significar “miseria estabilizada” para las mayorías.

Puede ser debatible si la expresión “miseria estabilizada” sirve para describir la actual situación venezolana. Lo que no puede discutirse es que la pobreza, la miseria y la desigualdad han aumentado significativamente a partir de 2014; pero además, y a mi juicio esto es lo más importante, difícilmente pueda argumentarse que la política económica gubernamental apunta en la dirección de revertir esta situación. De hecho, podría afirmarse que sucede todo lo contrario.

El aumento de la movilización popular, y más específicamente de sindicatos, docentes, pensionados, jubilados, trabajadores de la administración pública, etc., durante este 2022, parece demostrar que mucho más intolerable que las mismas privaciones materiales y espirituales, resulta un relato oficial que, ciertamente amparado en cifras oficiales, sugiere la existencia de un “milagro económico”. Evidencia de esto último sería el crecimiento de la economía durante cuatro trimestres consecutivos, a partir del tercer trimestre de 2021, en un promedio superior al 17%.

Pero si lo anterior puede ser traducido por el discurso oficial como la señal de un “milagro”, ¿Cómo habría que nombrar el hecho de que entre el 15 de marzo y el 20 de septiembre de 2022, es decir, en el brevísimo período de seis meses, el salario mínimo integral haya pasado de valer 39,95 dólares a 21,77 dólares? De igual forma, ¿Cómo habría que nombrar la modificación regresiva de las tablas salariales o la detención arbitraria de trabajadores que han denunciado graves casos de corrupción?

La persistente movilización de la clase trabajadora ha sido posible a pesar de los chantajes y las presiones del oficialismo, y de la muy evidente intención de algunos actores vinculados al antichavismo de pescar en río revuelto. Unos y otros han sido mantenidos a raya. Pero quizá lo más significativo de esta movilización es que podría estar anunciando tiempos en los que el cinismo, a la postre funcional a la preservación del estado de cosas, pierda terreno frente a posturas más críticas y beligerantes.

Para decirlo con Walter Benjamin, en lugar de hacer las paces con la pobreza, se trata de aguzar los sentidos, adormilados tras años de humillaciones y privaciones, y retomar el sendero ascendente de la rebeldía. Irónicamente, puede que un relato oficial desmesuradamente optimista, cuando las mayorías populares la están pasando realmente mal, haya contribuido decisivamente a espuelear la dignidad popular. Es sabido que, lo mismo que obra “milagros”, Dios actúa de formas misteriosas.

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Chile: ¿el triunfo del sujeto neoliberal?

POR: ANDRÉS KOGAN VALDERRAMA

El trabajo de la Convención y la campaña posterior debió haber puesto en el centro la crítica a la desigualdad económica, empatizando así con el dolor de la mayoría de las y los chilenos que no llegan a fin de mes.

Nos encontramos como país en un momento bastante extraño, en donde el fracaso del proceso constituyente nos ha dejado con muchas más preguntas que respuestas y con muchas interrogantes para el futuro próximo, más allá de que la derecha política chilena asuma que lo pasado el 4 de septiembre sea un triunfo para su sector y el fin del llamado octubrismo.

Lo planteo ya que esta derrota histórica para los sectores más transformadores del país nos debiera hacer reflexionar, no solo sobre los errores cometidos, tanto por los partidos políticos progresistas, los movimientos sociales y la misma Convención Constitucional, sino también sobre la importancia de una subjetividad neoliberal chilena, que pareciera ser mucho más profunda de lo que creíamos.

De ahí que, si algo tuvo de positivo este plebiscito de salida con voto obligatorio, fue la enorme participación de chilenas y chilenos, los cuales, si bien rechazaron por muchas razones, tanto por el texto, el proceso constituyente mismo como por la situación país, nos mostró que esos millones de nuevos votantes tienen algo en común, que es un completo malestar de lo político y de sus instituciones.

Es lo que conocemos como sujeto neoliberal, el cual no se identifica como de derecha o de izquierda, ni como conservador o progresista, sino que se identifica con una forma de vivir totalmente despolitizada, en donde el esfuerzo individual, el mérito, el sacrificio, la competencia, el emprender y el consumo, se han transformado en el único mundo posible, en contraposición a cualquier tipo de alternativa que se presente como colectiva, comunitaria o colaborativa.

Se podrá decir que no es algo particular de la sociedad chilena, no obstante, no hay que olvidar que Chile fue el primer país en el mundo en implementar políticas neoliberales, mucho antes que la mayoría de los países, y en contexto dictatorial, siendo capaz de dejar una constitución a la medida de una doctrina económica fundamentalista impulsada por los llamados Chicago Boys.

Además, por si fuera poco, el neoliberalismo desde la vuelta a la democracia en adelante, no solo no se modificó, sino que se profundizó brutalmente por gobiernos de centro izquierda por 20 años, lo que terminó por instaurar y naturalizar una cultura neoliberal que parecía que no había forma de salir de ella.

Es verdad que desde el 2011 en adelante, las movilizaciones crecieron enormemente y se comenzó a poner en cuestión masivamente el carácter subsidiario del Estado chileno, llegando a su punto máximo en el año 2019, a través de la revuelta popular, la cual hizo explotar un malestar acumulado por décadas, en donde el endeudamiento extremo de las familias, la bancarización de la sociedad y los abusos de los grandes grupos económicos (financistas de la clase política), llegó a su punto más alto.

Sin embargo, ese malestar máximo del 2019, aunque no nos guste, como bien ha planteado el sociólogo Manuel Canales (1), nunca tuvo detrás componentes ideológicos claros ni mayoritarios, lo que quedó bastante en evidencia con la votación del 4 de septiembre, la cual nos mostró que los sectores transformadores de la Convención, nunca se percataron de ello o les jugó una mala pasada el exceso de confianza y de entusiasmo por lo que nos estábamos jugando históricamente.

No es casualidad, por tanto, que quienes seguimos el proceso con mucho optimismo, al pensar que la sociedad chilena estaba fuertemente politizada, creímos ingenuamente que bastaría solamente con consagrar en la nueva constitución un Estado Social y Democrático de Derecho y una lista de derechos sociales (educación, salud, trabajo, vivienda, seguridad social) para que ganara el apruebo.

Además, si bien es innegable la importancia de construir un Estado Plurinacional, Regional, Ecológico y Feminista, como la instalación de una Democracia Sustantiva, no solo para Chile, sino para el mundo entero, creímos torpemente que el sujeto neoliberal sería cosa del pasado, y que por tanto podíamos generar horizontes mucho más ambiciosos y que nos hiciéramos cargo de los grandes problemas de la humanidad, como si el chileno promedio estuviera conectado con ello.

Con esto no se trata de que la Convención no tomara esas banderas de lucha, instaladas principalmente por independientes, provenientes de movimientos sociales, y no las incorporara en el texto, sino de entender que la propuesta que se iba a plebiscitar tenía que ser aprobada por el pueblo de Chile de hoy, no del mañana, por lo que el énfasis debió estar puesto siempre en el mejoramiento de las condiciones materiales de vida de las personas.

Por lo mismo, el trabajo de la Convención y la campaña posterior debió ser capaz de transmitir un relato que pusiera en el centro una crítica a la desigualdad económica y al endeudamiento de las familias para vivir, empatizando así con el dolor y sufrimiento de quienes simplemente no pueden llegar a fin de mes, que son la gran mayoría de las y los chilenos, en especial los más empobrecidos.

Asimismo, también se debió poner en el centro qué tipo de desarrollo queremos para Chile y cómo se financiarán los derechos sociales, los cuales, leyendo el nuevo texto rechazado, deja más preguntas que respuestas, ya que no se plantean las formas específicas para garantizar su concreción con el paso del tiempo, planteando solamente que se haría de manera gradual.

Es decir, se debió centrar en la situación económica de los chilenos y chilenas, que hoy en día están mucho peor que el 2019, en contexto de pandemia aún, con el alto costo de vida, con la inflación existente y un aumento de los delitos con violencia, lo cual hizo que no creyeran en esta propuesta constitucional, por el temor incluso de que sus vidas pudieran empeorar más aún.

Por supuesto, grandes sectores empresariales y de la derecha política en Chile vieron esa fragilidad y vulnerabilidad como una oportunidad para generar miedo, poniendo su énfasis, desde que se instaló la Convención Constitucional, en instalar ideas que tocaran en lo más profundo a ese sujeto neoliberal, a través de mentiras como que con la nueva Constitución nos quitarían los ahorros previsionales, la vivienda propia y la libertad de elegir la educación y la salud.

En consecuencia, la pregunta sobre si el sujeto neoliberal triunfó con el resultado del pasado 4 de septiembre, la respuesta es no, ya que ese sujeto seguirá viviendo una vida con muchísimo malestar, contra todas las instituciones, por no poder tener una vida digna para poder desarrollarse, la cual lamentablemente no fuimos capaces de darle una respuesta clara y creíble, no solo desde la Convención, sino de parte de muchos que creíamos que el apruebo si o si sería la opción que elegirían las y los chilenos.

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¿De qué hablaron en el Foro de Davos?

Por: Alejandro Narváez Liceras

Después de 50 años, Davos se ha quedado sin ideas. Finalizó ya la edición 2022 de la cumbre, extendiendo el pesimismo y la preocupación sobre todo el mundo

Antes de nada, vale recordar que el Foro de Davos nace en 1971 en Ginebra (Suiza), como una organización sin fines de lucro, fundado por Klaus Schwab, un antiguo profesor de la Universidad de Ginebra. Esta cita anual también se conoce como el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en ingles). El Foro, ha servido durante más de 50 años como plataforma global donde líderes de empresas, gobiernos, organizaciones internacionales, la sociedad civil, ONGs, y el mundo académico se reúnen para abordar los desafíos globales cada año. Del Foro salieron ideas como el muy debatido The Great Reset (el gran reseteo) de la economía mundial, propuesto por el mismo Schwab, pero que no tuvo el eco esperado.

Esta última cumbre que acaba de terminar, llegó en un momento crucial desde el punto de vista geopolítico y económico. La inauguración del Foro fue bastante inusual respecto a años anteriores, estando a cargo del presidente ucraniano Zelenski, donde pidió dinero, más concretamente 5 mil millones de euros mensuales, aunque no dijo para que (supongo para paliar los efectos de la guerra y financiar el conflicto).

Lo que, si llamó la atención, es que la elite económica y empresarial mundial reunida en la cita anual, tenían 1,500 jets privados estacionados en Davos, que han hecho un largo viaje de cientos de kilómetros para llegar al Foro. Lo curioso es, que esta gente, cuando llegó al Foro hablaba de cambio climático, de conservación del medio ambiente, de desigualdad, de hambre, con el slogan “caminemos juntos para recuperar la confianza”. Pregunto: “¿La confianza en quién? ¿Confianza en ellos?

Sin embargo, el detalle más interesante de esta cita “obligada” fue la ausencia de los presidentes de Estados Unidos y China. Esta es la primera vez que no asiste ninguna autoridad de las dos potencias económicas del mundo. Faltaron también este año, el caviar y el vodka ruso. Ha sido un evento curioso, diferente, pero en esencia, lo mismo de siempre.

Temas de conversación

Pero, no vayamos a pensar que esta gente no hable de cosas interesantes. Uno de los temas tratados en el Foro ha sido la deuda de los países. La presentación estuvo a cargo de Kristalina Georgieva, jefa del FMI. Dijo que tenemos un problema con la deuda. Supongo que lo ha descubierto recientemente. Este es un viejo problema, que no ha dejado de crecer en los últimos 50 años y eso no tiene de momento, visos de cambiar. El mundo se debe así mismo 256% de lo que produce en un año, es decir de su PBI (véase el informe del FMI, 2022). Por las cifras conocidas, la deuda global es totalmente inasumible.

Kristalina también hablo del cambio climático y dijo “que es culpa exclusivamente del ser humano”. Si somos responsables habría que tomar medidas, si aun todavía es posible.  Según la jefa del FMI, esas medidas deben ser radicales desde el punto de vista de cambio de modelo energético que tiene el mundo. Sin embargo, creo que Kristalina no se ha da cuenta, que esa filosofía de cambio de modelo o matriz energética, vinculado sobre todo a las renovables, no puede reemplazar a las energías fósiles, al menos de momento. Pasarán décadas para que el mundo deje de usar el petróleo, el gas natural e incluso el carbón.

Migrar hacia a las energías renovables para salvar el planeta está muy bien. Pero, poner el foco en este momento sólo en al cambio del modelo energético lo veo casi imposible. Como dijo el Canciller Alemán Olaf Scholz en la clausura del Foro, los millones de seres humanos que están muriendo en el mundo por no comer, merecen prioridad. Mientras que, en los países desarrollados, están preocupados como lucir mejor sus abdominales en verano, en los países pobres, están preocupados si van a lucir o no sus costillas por no poder comer.

Tengo dudas que la gente que asiste al Foro analice los desafíos del mundo desde una óptica global y en serio. Cuando uno observa las sesiones  en directo (hoy posible gracias al streaming) se ve que sus “debates” terminan en bromas y risas. Hablan de problemas de la humanidad, pero lo hacen con una superficialidad asombrosa y con escasa aproximación de lo que pasa realmente en el mundo.

Kristslina dijo algo que es cierto: estamos ante el reto mas grave desde 1945. El mundo se enfrenta a una conjunción de elementos con una deuda brutal que no permite cambiar cosas y con los bancos centrales atrapados.  Bancos con políticas monetarias que no les funcionan y nos están llevando al desastre monumental, sacrificando el crecimiento económico y el empleo.

Desglobalización irreversible

La primera ejecutiva del FMI, dijo: “habría que evitar el proteccionismo y la desglobalización en curso”. Señores de occidente, podrían haber pensado antes de poner en marcha toda la batería de sanciones a un grupo de países, pero principalmente a Rusia. Precisamente esas medidas han sido el inicio de la desglobalización y estimuló el proteccionismo. La predica de occidente, “con Rusia ya no”, va configurando dos bloques geopolíticos. En la última reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (26 de mayo 2022), fue evidente cuando Rusia y China vetaron la propuesta de Estados Unidos de imponer nuevas sanciones a Corea del Norte. La fragmentación de la economía mundial en bloques, con diferentes normas comerciales y tecnológicas, sistemas de pago y monedas de reserva, parece irreversible.

Ese proceso de desglobalización y proteccionismo, que dicen que hay que parar como sea, tiene un serio problema.  Acaso, ¿no son ellos -me refiero a occidente- quienes han puesto en marcha todos las sanciones y modelos de proteccionismo y desglobalización, principalmente contra Rusia? Dicho sea de paso, sanciones que no han servido de mucho, excepto: más hambre en el mundo, crisis económica global, miles de vidas humanas perdidas en la guerra, negocio boyante para los vendedores de armas, etc. Parece que se han olvidado que en este mundo no sólo existen Estados Unidos y Europa. Hay más de un centenar de países, con intereses geopolíticos y económicos diferentes, que pueden organizarse fácilmente y crear nuevos bloques económicos.

“La fragmentación de la economía mundial en bloques, con diferentes normas comerciales y tecnológicas, sistemas de pago y monedas de reserva, parece irreversible”

Ahora mismo, tenemos un mundo totalmente partido en dos. Un mundo fragmentado y proteccionista, donde cada uno cuida lo suyo, una forma de autarquía. India es un ejemplo, seguido por otros 22 países según la OMC. La solución que ha planteado Kristalina y los otros asistentes al foro es: “fortalecer el comercio internacional eliminando trabas para bajar los precios” ¿Cómo es eso si las trabas las han creado ellos mismos? ¿Habrá marcha atrás con las sanciones a Rusia?

Hablaron también sobre la cooperación para reestructurar la deuda de los países más endeudados y vulnerables. ¿Será posible esta medida cuando vemos que las tasas de interés están subiendo continuamente? Me parece poco probable. También se habló de modernizar el sistema internacional de pagos transfronterizos, creando monedas digitales vinculadas a los bancos centrales. El CEO de Paypal, Daniel Schulman, (por cierto, el único que defendió las criptomonedas) dijo que la mejor fórmula para modernizar el sistema era usando la tecnología descentralizada como el blockchain. Y estoy de acuerdo.

El presidente del Banco Central de Francia dijo en su anteversión que las criptomonedas no valen nada. En realidad, repitió lo que había dicho antes Christine Lagarde, directora del Banco Central Europeo (BCE) y el viejo Warren Buffett. Al respecto, el numero uno de Paypal, dijo, algo realmente interesante: “el precio de las criptomonedas le daba igual y es algo circunstancial, puede ser poco o mucho. Lo relevante, es que las criptomonedas van ha revolucionar el sistema monetario internacional en un futuro cercano”.

Las reflexiones sobre el cambio tecnológico tampoco estuvieron ausentes. Los cambios tecnológicos son inexorables e inevitables. No acoplarse a esos cambios productivos y tecnológicos, no tener planes ni estrategias para caminar en esa dirección, será un desastre monumental para cualquier país. Mientras que, en nuestro país, la clase dirigente está discutiendo la vacancia de Castillo, el caso Bruno, Samir y Kerelim, la autonomía de Sunedu, el caso del Club Apurímac, etc., (yo no digo que no sean importantes, y no soy quién para reducir la importancia de esos pleitos), el mundo ha empezado a ser más eficiente por todas partes, automatizando procesos, robotizando fábricas. Claramente, aquellos que no están haciendo nada para adaptarse a esos cambios de modelo productivo, pueden perder el tren de la historia. Ojalá me equivoque.

Las empresas que han incorporado tecnologías avanzadas no han despedido a su gente. Países muy robotizados como Corea del Sur tienen, prácticamente, pleno empleo. La robotización lo que genera es eficiencia, productividad y empleo. Y eso se hace con planes y estrategia, pensado en las próximas generaciones, vinculando de verdad la Universidad a la empresa y sobre todo invirtiendo más en I+D+i (Investigación, desarrollo e innovación), sin abandonar los valores humanos.

Apunte final

En resumidas cuentas, Davos después de 50 años se ha quedado sin ideas. Se clausuró la versión 2022, extendiendo el pesimismo y la preocupación sobre el mundo. El escenario actual es: bajo crecimiento económico, más inflación, salarios reales más bajos, el endurecimiento de las políticas monetarias, elevado endeudamiento y mayor inseguridad alimentaria. La combinación de estos factores tendrá consecuencias “devastadoras” para la mayor parte de la población mundial. Avisados estamos.

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Entrevista a Enrique Dussel: “El intelectual debe ser un militante, debe tomar partido”

Por:  Lautaro Rivara

ALAI conversó en exclusiva con Enrique Dussel, uno de los principales intelectuales del Sur Global. Dialogamos sobre el momento geopolítico, la descolonización, el rol de los intelectuales, el nuevo evangelismo, las derechas de la región y los desafíos que enfrenta América Latina y el Caribe en este ciclo histórico.

Enrique Dussel es para los pueblos del Sur Global lo que Hegel fue para las burguesías europeas del siglo XIX. Como el filósofo de Stuttgart, el mendocino decidió volver a pensarlo todo, desarrollando un pensamiento sistemático y riguroso, pero sobre todo comprometido y radical. Su mirada atenta y voraz ha pasado por casi todos los campos: la filosofía, la historia, la teología, la ética, la política, la geopolítica, la antropología, la arqueología, la pedagogía, la estética y la erótica. 

Pero comparar a Dussel con Hegel significa señalar todo lo que tiene de antagónico respecto al gran filósofo de la burguesía alemana y mundial: Dussel fundamenta la liberación allí donde se justificó la esclavitud, promueve la descolonización frente a la permanencia de la colonialidad, afirma la historicidad de América frente al encubrimiento occidental, pondera lo colectivo y lo comunitario frente al individualismo liberal, defiende la intrínseca dignidad humana frente al racismo, el patriarcado y el capital.

Enrique Dussel es uno de los principales animadores de la filosofía de la liberación, movimiento que fundó en 1971 junto a pensadores como Mario Casalla, Rodolfo Kusch, Horacio Cerruti Guldberg, Arturo Andrés Roig y otros. Su formación parte del marxismo y el cristianismo, anuda ética y política, y abreva en lo que ha dado en llamar el “giro descolonizador”, una crítica frontal al eurocentrismo y el occidentalismo formulada desde los países del Sur Global.

Dussel nació en la provincia de Mendoza, en Argentina, en el año 1934. Estudió filosofía en la Universidad de Cuyo, trabajó como carpintero en Nazaret, y se especializó en historia y teología en París. Ya de regreso a su país natal, y con el advenimiento de la dictadura cívico-militar de 1976, fue expulsado de la universidad, viendo censurada su labor intelectual. Finalmente, un atentado con bomba perpetrado en su domicilio por grupos paramilitares lo llevó a exiliarse en México, en donde desarrollaría la mayor parte de su obra. El conjunto de su vastísima obra, que supera los 50 volúmenes, se encuentra disponible en su propia página web, en acceso abierto para el estudio de investigadores, docentes y militantes populares.

Conocido por su cercanía con los movimientos sociales, Dussel no ha manifestado excusas ni reparos a la hora de destinar parte de su tiempo para oficiar de pedagogo y formador de militantes populares. En la actualidad se desempeña como uno de los organizadores de la Escuela Descolonial de Caracas y como secretario de formación política de MORENA, en México. Su defensa irrestricta de procesos como la Revolución Cubana, el proceso de cambio en Bolivia, y la Revolución Bolivariana de Venezuela, le han llevado a sostener amargas polémicas con otros teóricos descoloniales. A continuación, la entrevista que generosamente nos concedió.

Lautaro Rivara: En “Carta a los indignados”, un libro que tiene ya una década, usted se refirió a sí mismo como “un viejo militante”. ¿Qué significa para usted la militancia, ejercida desde el campo intelectual? ¿Cuáles son las principales tendencias y desafíos de nuestra época?

Enrique Dussel: Ser militante significa adversar la realidad que vivimos. La filosofía de la liberación que practico y contribuí a fundar nació hace muchos años, de parte de una generación que ya está terminando sus días: podríamos decir que lo hizo en el año 68, aunque la Revolución Cubana, importantísima, se dio una década atrás. Nosotros fuimos muy influidos por la lectura de Herbert Marcuse, de Paulo Freire, de Frantz Fanon, de las grandes figuras intelectuales y militantes de aquella época.

Hoy, después de más de 50 años, sigo militando desde la filosofía, desde las armas del pensamiento, sigo estudiando y pensando en los nuevos temas de América Latina. Pero siempre me apasiona volver a José Martí, a José Carlos Mariátegui, a todos los que pensaron en la necesidad de una segunda emancipación. Porque América Latina pudo emanciparse de España y Portugal, pero para ser sometida luego al neocolonialismo bajo la égida de Estados Unidos, que nos considera su patio trasero desde la Doctrina Monroe.

“Por el surgimiento de la potencia industrial que es China, por el equilibrio militar establecido con Rusia, y por la falta de liderazgo en Estados Unidos (…) estamos ante la posibilidad de una segunda emancipación”

Todos los golpes de Estado impulsados por Estados Unidos, o por estados europeos, buscaron garantizar nuestra subordinación, nuestra explotación económica. Cualquier fuerza que se opusiera era declarada comunista, se impulsaba el golpe y se colocaban militares al frente del Estado. Fue el caso por ejemplo del golpe contra Jacobo Arbenz, en 1954, en Guatemala, que marca el comienzo de una fuerte presencia de Estados Unidos en América Latina.

En mis obras sobre filosofía política nunca dejo de traer a la memoria la historia y la realidad de los Estados Unidos. Suele ser considerado un país desarrollado, con una población democrática. Pero es un país de enormes contradicciones, racista, guiado por los ideales de Hollywood, la burguesía norteamericana, el FMI, etcétera.

Creo que por el surgimiento de la potencia industrial que es China, por el equilibrio militar establecido con Rusia, y por la falta de liderazgo en Estados Unidos –hoy en plena crisis–, estamos quizás ante la posibilidad de una segunda emancipación, lo que nos permitirá situarnos de igual a igual frente a los norteamericanos. De no ser así, estableceremos mejor relaciones con China, país que parte de una larga historia que ignoramos, que fue una potencia industrial mucho antes que Europa y Estados Unidos. La hegemonía norteamericana está llegando a su fin, y eso se ve con la Nueva Ruta de la Seda, que ya llega hasta Argentina. Además, Europa también se está quedando sin aire, tensionada entre Oriente y Occidente. Se trata de un tema muy actual, el de nuestra segunda emancipación.

Pareciera que la crisis de la OEA –un ministerio extranjero de colonias– llevará a su reemplazo por la CELAC, un instrumento que se potencia con la política exterior de Andrés Manuel López Obrador. Esto significa todo un paso adelante.

L.R: Usted se manifestó en reiteradas ocasiones sobre la falta de autoestima intelectual y el carácter burocrático de la academia en los países periféricos. Y también fue crítico de algunos intelectuales decoloniales que rompieron con los procesos más avanzados de la región. ¿Cual es la relación entre decolonialidad y anti-imperialismo?

E.D: La decolonialidad y el antiimperialismo deben ir de la mano: deben ser un solo movimiento. Debemos superar esta situación mental colonial en que vivimos: debemos superar el modelo de intelectual latinoamericano que siempre está citando autores norteamericanos y europeos, víctima de un tremendo colonialismo epistemológico. Debemos beber también de nuestras propias fuentes. Estamos, sin embargo, atravesando un proceso de descolonización epistemológico: tenemos nuevos problemas, y sobre todo problemas nuestros, que no son los de los europeos y norteamericanos. Si seguimos imitándolos, buscando al último autor de moda, entonces ya no vamos a poder pensar lo nuestro. Debemos leer a nuestros autores, conocer nuestras tradiciones políticas, intelectuales e históricas.

dussel chavez
Enrique Dussel junto a Hugo Chávez en ocasión de la entrega del Premio Libertador.

Hoy, un intelectual decolonial, un intelectual militante, debe tomar partido por todos estos procesos de mediano plazo, pensando en el largo plazo en la superación del capitalismo, en la construcción de una sociedad ecológica, en la superación del uso del petróleo y las energías no renovables. Estamos en una época de grandes cambios: la filosofía y el pensamiento crítico debe tomar nota de estas cosas. También de la pandemia, que evidenció el fracaso del neoliberalismo, que entregó la salud al capital privado. Esta realidad exige pensar con urgencia lo que está sucediendo y demanda un gran compromiso intelectual y político, de tipo militante. Debemos retomar todos nuestros grandes ideales y aplicarlos a fines realizables. Esta situación, insisto, nos da una ventana de oportunidad para avanzar en una segunda emancipación.

L.R: Le propongo ahora que hablemos de religión. Desde su formación teológica y marxista, ¿cómo caracteriza al crecimiento exponencial del evangelismo neopentecostal en la región? Usted supo decir que “el socialismo está debajo del cristianismo”. ¿Qué hay debajo del nuevo evangelismo?

E.D: La tradición católica dio dos frutos bien diferenciados: uno, obsesionado con los temas tradicionales, la propiedad privada, que aceptó el dominio del capital y a lo sumo le propone algunas reformas. Este abreva directamente en las corrientes de derecha. Pero hay otro fruto, en la teología de la liberación, y hoy en el mismo Papa, que expresa una posición mucho más progresista y popular.

“Necesitamos un Estado robusto para servir obedencialmente a las exigencias del pueblo. Pero también hay que poner en cuestión al Estado que conocemos”

Las iglesias neopentecostales, muchas de ellas de origen e influencia norteamericana, tienen una ideología mucho más coherente y adecuada con el capitalismo dependiente. Por desgracia, en muchos casos, como sucedió recientemente en Bolivia, algunos sectores apoyan fervientemente los golpes de Estado, volviéndose movimientos antipopulares y, teológicamente, anticristianos. Para ellos, la religiosidad popular latinoamericana es vista como una infiltración en el cristianismo que hay que negar. Ellos toman algunos textos de la Biblia, y le dan una lectura capitalista e individualista, como la presidenta de facto Jeanine Áñez, cuando entró a palacio con la biblia en la mano, despreciando la wiphala, la bandera quechua-aymara. Esta idea de luchar con el evangelio contra los símbolos indígenas es una aberración, propia de un cristianismo conservador, neoliberal y pronorteamericano.

L.R: Quisiera preguntarle ahora por las viejas y nuevas derechas en América Latina y el Caribe y por sus tesis de política. Muchos debates se han dado y se seguirán dando sobre el lugar de la democracia frente al asedio de minorías intensas cada vez más racistas, violentas, misóginas y antidemocráticas. ¿Qué democracia es la que hay que defender, y cuál la que hay que construir?

E.D: Hay que partir por oponer la democracia representativa y la participación democrática del pueblo, que son dos cosas distintas. La cuestión es crear instituciones donde el pueblo pueda participar constitucionalmente en el gobierno. En Venezuela, por ejemplo, hay un poder representativo, pero hay también un poder participativo, que se organiza desde las bases, en donde la gente tiene la posibilidad de reunirse en el barrio, en colectivos mayores, y plantear entonces exigencias al poder representativo.

Tenemos que imaginar un nuevo tipo de Estado, no la anulación de aquel como si fuera intrínsecamente perverso. Necesitamos un Estado fuerte para defendernos, por ejemplo, del imperialismo. Necesitamos un Estado robusto para servir obedencialmente a las exigencias del pueblo. Pero también hay que poner en cuestión al Estado que conocemos. Hacer que la gente pueda participar, que no sea sólo representativo, que no se reduzca a una cúpula burocrática que gobierna desde arriba hacia abajo. Hay que modificar las instituciones políticas desde la base para poner un límite a la representación. La participación no puede ser sólo eventual, a través de algún tipo de plebiscito o consulta: la participación debe ser orgánica, con la presencia constante del pueblo, con las instituciones construidas a tal efecto. Eso exige por supuesto un tipo radicalmente nuevo de Estado, de una revolución con la participación institucional del pueblo.

L.R: En debate con diferentes corrientes liberales, usted supo decir que, al menos en el Sur Global, siempre fuimos comunidad, nunca fuimos individuos. Considerando la mirada sobre el Estado que nos acaba de compartir ¿cuál es el rol de la comunidad? ¿Qué rol juega la comunidad en los procesos de descolonización política y ante los procesos de individualización tan intensos que venimos viviendo?

E.D: El régimen liberal pensó sólo en un tipo de organización representativa, en donde la élite, sobre todo dineraria, los más ricos, logran imponer sus candidatos. En teoría el pueblo vota, pero en realidad sólo confirma lo que la élite ya eligió. Así funciona en esencia el sistema plutocrático norteamericano. Lo revolucionario será organizar, institucionalmente, de abajo hacia arriba, la participación popular. Lo que necesitamos es fortalecer la comunidad: que en el barrio haya reuniones de base, procesos de democracia directa que vayan ascendiendo hacia la constitución de un poder nacional participativo. Hay que aprender para eso de la constitución venezolana, que reconoce cinco poderes: ejecutivo, legislativo, judicial, ciudadano y electoral, el que a su vez también es elegido. Todas las instituciones, desde las iglesias hasta los clubes de fútbol, deben ser democratizadas. Debemos crear un estado de cinco poderes para que haya una participación real del pueblo, hoy manipulado por liderazgos espurios, no democráticos. Esto es una cuestión central en la ideología, en la definición del Estado, y en la construcción de comunidad. Porque, en definitiva, eso somos: comunidad.


Esta entrevista hace parte de la edición 555 de la revista de ALAI, que puede descargarse de forma íntegra aquí

Fuente de la información e imagen: https://www.alai.info
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Puerto Rico: entre la pasividad y el desafío

Por:  NCM Noticias

Puerto Rico está siendo escenario de protestas callejeras multitudinarias que este mes llevaron a más de 35 mil maestros, bomberos y otros trabajadores a inundar las calles del Viejo San Juan.

Ante la entrada de más de mil inversionistas aventureros para apuntalar la dominación colonial de Puerto Rico por parte de Estados Unidos, los puertorriqueños tienen dos caminos, que son, la pasividad y el exilio, o, la reacción política de desafío, según la senadora María de Lourdes Santiago Negrón.

 

Estos ricos aventureros individuales vienen a sustituir lo que en otros años fue la exención de pagar impuestos en EEUU de la que gozaban las subsidiarias de corporaciones estadounidenses que se establecían en Puerto Rico. Así el privilegio pasa de grandes corporaciones productivas a personas privadas que no tienen que producir algo, lo que ha provocado los llamados a la resistencia.

 

Pero la senadora Santiago, la que más votos obtuvo en los pasados comicios, no se ve a sí misma como líder o impulsora de tal desafío a los nuevos colonizadores y sus aliados de la elite política colonial, sino que opina que eso debe ser una acción del pueblo.

 

“Es lo que quisiera ver el Partido Independentista Puertorriqueño”, dijo Santiago durante una entrevista con NCM Noticias, en la que sus palabras fueron, más que un llamado, una descripción de la encrucijada en la que se encuentra Puerto Rico.

 

A comienzos del tercer decenio del siglo XXI, la política estadounidense se encuentra atascada en esta pequeña nación isleña del noreste del Caribe, luego de fracasar los anteriores modelos implantados por Washington y sus aliados de la elite política puertorriqueña. Los puntales de la estrategia actual son la emisión de una nueva deuda impagable con los inversionistas buitres de Wall Street por parte del gobierno de Puerto Rico y la protección de más de un millar de ricos aventureros que llegan para a comprar las tierras y las propiedades de los puertorriqueños “a sobre precio “, porque no tienen que pagar ni un centavo de impuestos por sus ganancias personales, además de otros beneficios.

 

Se trata de ricos que, muchas veces ni siquiera viven de verdad en el país y Santiago dijo que ha conocido de casos de individuos que llegan en su avión privado, compran un café en el aeropuerto y vuelven a irse, pero usan el recibo para justificar su residencia oficial en Puerto Rico y así no pagar impuestos sobre ingresos, ni aquí ni en EEUU. Eso ocurre porque, aunque la ley les requiere que vivan en el país al menos seis meses del año, no se han establecido mecanismos para supervisarlos.

 

Además, relató que compran lealtades de políticos y hasta de grupos de presión social y que sabe eso porque ella misma, como senadora, ha tenido que rechazar sus avances indecentes. Para probar su punto, relató que, luego de que declinara cenas con esos empresarios, recibió llamadas de una de sus representantes, quien le pidió que le diera una lista de organizaciones del pueblo a las que ella quisiera que le hicieran cuantiosos donativos, cosa que también rechazó.

 

Mientras miles venden o emigran, con o sin dinero, a EEUU, el país también está siendo escenario de protestas callejeras multitudinarias, como las que este mes llevaron primero 10.000 y una semana después por lo menos 25.000 maestros, bomberos y otros trabajadores a inundar las calles del Viejo San Juan. Esas protestas reclaman reparación de agravios que van desde el empobrecimiento de maestros y jubilados, hasta los intentos de ricos de quedarse con las playas en violación abierta de la Constitución.

 

El Gobierno trató primero de rechazar tales protestas con insultos y desprecios, pero luego usó millones de dólares de fondos enviados por EEUU para asignarlos a salarios y otros beneficios, así como para repartir entre instituciones y agrupaciones sociales y culturales. Pero, por supuesto, la médula de los reclamos, sobre el rechazo a más empobrecimiento mediante otra deuda impagable y la destrucción de los sistemas de retiro, no han sido atendidos, por lo que se están convocando más protestas.

 

Santiago, quien hace cerca de veinte años fue a la cárcel por los esfuerzos para sacar la armada de EEUU de la isla de Vieques, se mantiene presente en diversas luchas sociales.

 

La entrevista se concentró en el problema de los empresarios aventureros recién llegados, que, según explicó, no sólo se van quedando con tierras, casas y edificios, sino que tienen un efecto devastador en las relaciones económicas de mercado y hasta en la cultura y las condiciones sociales. Indicó que los puertorriqueños van siendo desplazados y arrinconados entre fuerzas que amenazan su existencia.

 

Santiago rechazó que eso sea un desarrollo propio del capitalismo. Por el contrario, dijo que el gobierno colonial, con tal de buscar una manera de estabilizar el dominio estadounidense, está interviniendo indebidamente “distorsionando las reglas del mercado” para favorecer a los ricos que llegan del extranjero.

 

“Esto no es la libre empresa”, dijo Santiago y agregó que “es el desbalance que, a conciencia, crea el Estado en contra de los pobres”.

 

“Se está fomentando que sean extranjeros los que puedan obtener la titularidad de los bienes inmuebles”, dijo Santiago. Por eso, opinó que es un asunto que “debería preocuparle” a los empresarios puertorriqueños, porque están abocados a compartir la misma suerte que los pobres del país.

 

Explicó que un modelo anterior se centró en desalojar por fuerza de ley a comunidades enteras de la capital para venderle los edificios y terrenos a desarrolladores de proyectos caros, que fracasó porque en realidad no tenían mercado. El nuevo sistema no requiere que esos ricos en realidad desarrollen nada, sino que compren para hacerse pasar por residentes, lo que está llevando a encarecer bienes y servicios sin que haya aumentos reales en la producción o la creación de puestos de trabajo.

 

El resultado es “la gente pobre subsidiando al millonario” mientras a esa casta extranjera “se le releva de la obligación de colaborar con el bien común”. Insistió en que esos golpes resultarán beneficiosos para Washington si los puertorriqueños no se rebelan “contra el régimen que los engendra”.

Fuente de la información: www.alainet.org
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Hagamos ruido por la crisis silenciosa de la educación

Por: Vijay Prashad

El cuarto Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU está relacionado con la educación inclusiva y de calidad. Antes de la pandemia, ya estaba claro que para 2030 esto no se lograría para el 43% de los niños y niñas del mundo.

En octubre de 2021, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (CEPAL) celebró un seminario sobre la pandemia y los sistemas educativos. Las cifras son impresionantes: el 99% de las y los estudiantes de la región pasaron un año académico entero con interrupción total o parcial de las clases presenciales, mientras que más de 600.000 niñxs lucharon con la pérdida de sus cuidadorxs debido a la pandemia. Además, se estima que la crisis podría obligar a 3,1 millones de niñxs y jóvenes a abandonar la escuela y a más de 300.000 a trabajar. En el seminario, Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, dijo que la combinación de la pandemia, las turbulencias económicas en la región y los retrocesos en la educación han provocado «una crisis silenciosa».

 

La situación en todo el mundo es igualmente grave, y la frase «crisis silenciosa» quizá necesite una aplicación más global. Las Naciones Unidas señalan que «más de 1.500 millones de estudiantes y jóvenes de todo el planeta se ven o se han visto afectadxs por el cierre de escuelas y universidades debido a la pandemia de la COVID-19»; al menos 1.000 millones de escolares corren el riesgo de quedarse atrás en sus estudios. «Lxs niñxs de los hogares más pobres», dice la ONU, «no tienen acceso a Internet, computadores personales, televisores o incluso radios en casa, lo que amplifica los efectos de las desigualdades de aprendizaje existentes». Cerca de un tercio de todos lxs niñxs —al menos 463 millones— no tienen ningún acceso a las tecnologías para la educación a distancia; tres de cada cuatro de estos niñxs proceden de zonas rurales, la mayoría de los hogares más pobres. Debido al cierre de las escuelas durante los confinamientos y a la falta de infraestructura para el aprendizaje en línea, muchos niños y niñas «se enfrentan al riesgo de no volver nunca a la escuela, deshaciendo años de progreso en la educación en todo el mundo».

 

En 2015, los 193 Estados miembros de las Naciones Unidas acordaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, estableciendo diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que debían cumplirse en un plazo de quince años. Todo el proceso de los ODS, que comenzó con los Objetivos de Desarrollo del Milenio para reducir la pobreza en el año 2000, contó con un amplio consenso. El cuarto ODS consiste en «Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos». Como parte del proceso para avanzar en este objetivo, las Naciones Unidas y el Banco Mundial desarrollaron conjuntamente un concepto llamado «pobreza de aprendizaje», definido como «ser incapaz de leer y comprender un texto sencillo a los 10 años». La medida de «pobreza de aprendizaje» se aplica al 53% de lxs niñxs de los países de ingresos bajos y medios y hasta al 80% de lxs de países pobres. Antes de la pandemia, estaba claro que para 2030 las aspiraciones de los ODS no se lograrían para el 43% de los niños y niñas del mundo. Las Naciones Unidas informan ahora que en 2020 otros 101 millones, o el 9% de lxs niñxs de las clases 1 a 8, «quedaron por debajo de los niveles mínimos de competencia en lectura» y que la pandemia ha «anulado los avances en materia de educación logrados en los últimos 20 años». Ahora se reconoce universalmente que el cuarto ODS será irrealizable durante mucho tiempo.

 

La ONU y el Banco Mundial han dado la voz de alarma de que esta «crisis silenciosa» tendrá un impacto devastador en el futuro económico de las y los estudiantes. Calculan que «esta generación de niñxs arriesga ahora perder 17 billones de dólares en ingresos de por vida en valor actual, o alrededor del 14% del PIB mundial actual, debido a los cierres de escuelas relacionados con el COVID-19 y a las crisis económicas». Lxs estudiantes no solo van a perder billones de dólares en ingresos de por vida, sino que también se van a ver privadxs de la sabiduría y las habilidades sociales, culturales e intelectuales vitales para el avance de la humanidad.

 

Las instituciones educativas, desde los primeros años hasta la universidad, ya hacen hincapié en la comercialización de la educación. El declive de la formación básica en humanidades se ha convertido en un problema global, privando a la población mundial de una base en historia, sociología, literatura y artes, disciplinas que crean una comprensión más rica de lo que significa vivir en una sociedad y ser un ciudadano del mundo. Este tipo de educación es un antídoto contra las formas tóxicas de patrioterismo y xenofobia que nos llevan a la aniquilación y la extinción.

 

Las instituciones culturales son las que más problemas tienen en la «crisis silenciosa». Un estudio de la UNESCO sobre el impacto de la pandemia en 104.000 museos de todo el mundo reveló que casi la mitad de estas instituciones experimentaron una reducción significativa de la financiación pública en 2020, con ganancias limitadas al año siguiente. En parte debido a los confinamientos y en parte a los problemas de financiamiento, la asistencia a los museos de arte más populares del mundo se redujo en un 77% en 2020. Además de la pandemia, el auge del capitalismo de plataformas —actividad económica arraigada en las plataformas online— ha acelerado la privatización del consumo cultural. Las formas públicas de exposición cultural a través de la educación pública, los museos y galerías públicas y los conciertos públicos no pueden seguir el ritmo de Netflix y Spotify. El hecho de que solo el 29% de la población del África subsahariana tenga acceso a Internet hace que las desigualdades de la vida cultural sean una preocupación aún más acuciante.

 

La forma en que se ha tratado a las y los profesores durante la pandemia demuestra la poca importancia que se da a este trabajo crucial y a la educación en general en nuestra sociedad global. Solo en 19 países se colocó a lxs profesores en el primer grupo de prioridad con lxs trabajadores de primera línea para recibir la vacuna COVID-19.

 

El Instituto Tricontinental de Investigación Social ha desarrollado junto a 26 institutos de investigación de todo el mundo Un plan para salvar el planeta, bajo el liderazgo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP). Seguiremos señalando ese texto porque desafía significativamente la visión del statu quo sobre cómo debemos proceder en nuestras luchas globales compartidas. En lo que respecta a la educación, por ejemplo, estamos construyendo nuestro marco para el planeta basándonos en las necesidades de las y los profesores y alumnos, no en el PIB o el valor del dinero. En cuanto a la educación, tenemos una lista de once demandas que no son exhaustivas, pero sí sugerentes. Pueden leerlas aquí.

 

Les pedimos que lean atentamente el plan. Esperamos sus comentarios, por favor envíenoslos  a plan@thetricontinental.org. Si estas ideas les parecen útiles, les rogamos que las difundan ampliamente. Si se preguntan cómo proponemos financiar estas ideas, echen un vistazo al plan completo (por cierto, actualmente hay al menos 37 billones de dólares en paraísos fiscales ilícitos).

 

En Honduras se están dando pasos en esta dirección. El 27 de enero, la presidenta Xiomara Castro tomó las riendas del país, convirtiéndose en la primera mujer jefa de gobierno en la historia nacional. Inmediatamente se comprometió a dar electricidad gratuita a más de un millón de los casi diez millones de habitantes de Honduras. Esto mejorará la capacidad de la población hondureña más pobre para ampliar sus horizontes culturales y aumentará las posibilidades de que los niños y niñas puedan participar en el aprendizaje en línea durante la pandemia. El día de la toma de posesión de la presidenta Castro, leí las hermosas palabras de la poeta nicaragüense-salvadoreña Claribel Alegría, cuyo compromiso con el progreso de los pueblos de Centroamérica se refleja en sus brillantes poemas. En 1978, justo antes de la revolución nicaragüense, Alegría ganó el Premio Casa de las Américas por su colección Sobrevivo. Con D. J. Flakoll, escribió la historia definitiva de la Revolución Sandinista: Nicaragua, la revolución sandinista: una crónica política 1855-1979, publicada en 1982. El fragmento de su poema “Contabilizando» de su libro Fugues (1993) nos enseña la importancia de la poesía y la epifanía, y la importancia que el sueño y la esperanza tienen para el avance humano:

 

No sé cuántos años soñando
con la liberación de mi pueblo
algunas muertes inmortales
los ojos de aquel niño desnutrido
Tus ojos cubriéndome de amor
una tarde nomeolvides
Y en esta hora húmeda
las ganas de plasmarme
en un verso
en un grito
en una espuma

Fuente de la información e imagen: https://www.alainet.org

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Construir una sociedad digital inclusiva

Por: Alfredo Moreno

Sin una perspectiva integral de la digitalización, los efectos positivos podrían transformarse en factores adversos en términos de concentración y desigualdad.

“La única solución para los países en desarrollo, es recuperar la tecnología como parte realmente integrante de su cultura. Convertirla de elemento exógeno condicionante, en modo legítimo de expresión de sus propios valores y aspiraciones (…) El problema principal es recuperar la capacidad de decisión social del uso y fines de la tecnología”
Amílcar Herrera

 

La digitalización está transformando la economía y la sociedad de manera acelerada. El nuevo tiempo caracterizado por la transformación de los modelos de interacción social, de consumo y de producción, demanda nuevas estrategias y conocimientos. Esta transformación se basa en la adopción e integración combinada de tecnologías digitales avanzadas, tales como las redes móviles de quinta generación (5G), la Internet de las cosas, la computación en la nube, la inteligencia artificial, el análisis del flujo de los datos, el conocimiento en las configuraciones determinadas por los macro y micro datos y la robótica.

 

La economía conectada se caracteriza por el despliegue de infraestructura digital (redes de banda ancha, puntos de intercambio de tráfico, centros de datos, entre otras cosas) y la masificación del uso de Internet mediante diversos tipos de dispositivos (computadoras de escritorio o portátiles, tabletas y teléfonos inteligentes), a los que ahora se suman sensores de todo tipo que marcan el paso de la conexión de las personas a la de las máquinas.

 

El desarrollo digital tiene el potencial de aumentar el bienestar de las personas, la productividad de las empresas, la eficiencia y la eficacia de los Estados y la sostenibilidad medioambiental, como resultado de la sinergia de sus tres dimensiones: la economía conectada, la economía digital y la economía digitalizada.

 

La economía digital es aquella parte de la producción económica derivada principalmente de modelos de negocios basados en tecnologías digitales para la oferta de bienes y servicios. Estos modelos de plataformas digitales cambian la propuesta de valor en diversos sectores económicos y propician la generación y la recopilación de datos. Al tratarse de datos procesados y analizados con inteligencia artificial, es posible mejorar los procesos de decisión y crear valor mediante la optimización de los procesos operativos, la segmentación de los mercados y la personalización y transformación de los productos y servicios.

 

La economía digitalizada se da cuando, mediante la adopción de tecnologías avanzadas, los agentes de las industrias tradicionales cambian sus modelos de negocios y producción más allá de su mera optimización, hasta la reconfiguración de sus cadenas de valor y la transformación de sus productos y servicios, con efectos disruptivos en la organización industrial.

 

El impacto de la digitalización no es automático ni homogéneo entre los distintos países, empresas o personas. Los beneficios potenciales de la digitalización en el crecimiento, el bienestar y la sostenibilidad dependen de políticas que configuren factores tales como el grado de adopción tecnológica, las capacidades de las personas, la estructura productiva y una gobernanza que atienda los retos emergentes. Entre estos retos cabe mencionar la concentración del mercado, la ciberseguridad, el empleo y la automatización, la privacidad, la seguridad de los datos personales y la tributación digital.

 

Sin una perspectiva integral de la digitalización, los efectos positivos podrían transformarse en factores adversos en términos de concentración y desigualdad. Por ejemplo, importantes segmentos de la sociedad podrían verse privados de servicios en línea de diversa índole, o los niveles de empleo podrían verse afectados debido a la falta de habilidades digitales. También podrían profundizarse las brechas productivas entre las empresas grandes y las pequeñas, lo que limitaría incluso su capacidad de crear vínculos comerciales, tecnológicos y productivos.

 

Esto es particularmente relevante en el caso en las pequeñas y medianas empresas que se encuentran en un proceso de transición al desarrollo. En esa transición, la baja productividad, la alta vulnerabilidad social, la debilidad institucional y la insostenibilidad ambiental constituyen aún problemas no resueltos que se erigen como verdaderas trampas a los beneficios de la transformación digital.

 

El acceso: lo pendiente

 

Los dos años de pandemia han precipitado la transformación digital y su transversalización en el conjunto de la economía, con lo que se ha acentuado el vínculo entre la digitalización y el desarrollo. Las medidas de aislamiento y distanciamiento físico hicieron que se privilegiaran los canales en línea en diversas actividades, tanto comerciales como productivas y sociales. La infraestructura de telecomunicaciones e internet pasaron a ocupar el centro de nuestras vidas.

 

El COVID-19 ha puesto de relieve el potencial de las soluciones digitales para sustentar actividades de toda índole y contribuir al ejercicio de derechos fundamentales como la educación y la salud. A la vez, ha expuesto la importancia de las brechas digitales y las limitaciones en el acceso a buenos servicios de internet como condicionantes de la inclusión social y el crecimiento económico.

 

Según la última edición del informe CABASE Internet Index, la Ciudad de Buenos Aires es la localidad con mayor penetración de accesos fijos a internet, con 108 accesos por cada 100 hogares, mientras que la provincia de Formosa apenas alcanza los 32 accesos, dejando en evidencia una gran disparidad regional en materia de penetración en el país.

 

La variación interanual representa una penetración lenta en los hogares con acceso a internet fija (ver Accesos nacionales por internet fijo por banda ancha y banda angosta). Al analizar esta evolución en el tiempo, puede verse que el nivel de crecimiento durante los últimos 4 años fue en promedio del 5% anual, ritmo lento para alcanzar la universalización del servicio; de continuar con esta tendencia demandaría más de 10 años para su concreción.

 

Penetración de internet fijo cada 100 hogares 2021

 

Fuente: Datos abiertos ENACOM[i]

 

La Ciudad de Buenos Aires tiene más conexiones que hogares (108%) y la penetración a nivel nacional alcanza al 68%, hay aún nueve provincias por debajo del 50% de penetración.

 

Fuente: CABASE Internet Index 2020 [ii]

Accesos nacionales por internet fijo por banda ancha y banda angosta (Dial up) 2021

 

Fuente: Datos abiertos ENACOM[iii]

Velocidad promedio de bajada de internet fijo por provincia 2021

Fuente: Datos abiertos ENACOM[iv]

La calidad de del servicio de internet y la velocidad medida en Megabit por segundos (Mbps) acompaña la inequidad del acceso a nivel nacional, priorizando claramente los grandes centros urbanos.

Las buenas intenciones e iniciativas como el decreto 690/20 de gobierno del presidente Alberto Fernández, dejan pendiente el acceso a los servicios de Telecomunicaciones. El 32% de los hogares de Argentina no cuenta con conectividad fija a internet. La infraestructura de red nacional es un collage de tecnologías y criterios de gestión y servicios que continúan el modelo de mercado desarrollado desde 1990. Es necesario cambiarlo.

El potencial de beneficios sobre el desarrollo digital y la digitalización de la vida cotidiana solo será posible de obtener si se cuentea con políticas públicas que orienten los beneficios en un modelo de país integrado y socialmente justo.

Uno de los desafíos que enfrenta nuestro país, está vinculado con la utilización de las TIC en el marco del proceso global de transformación digital. Armar nuestro destino depende en gran medida del Estilo Tecnológico Argentino.

Argentina necesita un Ministerio de TIC, que articule las decisiones tecnológicas con el modelo político de mayorías. La situación actual muestra la deuda de políticas TIC para con el país. Políticas que permitan contar con infraestructura de redes y servicios digitales que aporten desarrollo y conocimiento como herramientas de crecimiento y desarrollo social. Condición no suficiente pero necesaria para poder ingresar a la transformación digital con sentido propio e identidad regional.

No alcanza con la articulación público-privada que viene llevando muy bien el gobierno nacional. Tampoco con la Ley de Conocimiento y el despliegue del Ministerio de Producción y el de Ciencia y Técnica en la articulación con diversos sectores de la Economía del Conocimiento.

Necesitamos presentar un plan a la sociedad, mostrar el Estilo Tecnológico motorizado por el gobierno nacional que oriente una política en Telecomunicaciones centrada en la integración federal y la sustitución de importaciones en los productos de software transversales en cada componente de la Economía del Conocimiento.

En el imaginario colectivo, la tecnología era vista como algo lejano, algo que no tenía que ver con la vida cotidiana de las personas. Ese paradigma comenzó a modificarse. Hemos comenzado a vincular en los hechos los recursos con los resultados; hemos vinculado a la ciencia y la tecnología con el crecimiento económico, con el desarrollo y la industrialización. YPF Litio, Invap, Arsat, Sputnik Vida son algunos ejemplos en nuestro país.

El Estilo Tecnológico es un modelo de mirada integral sobre la Argentina que necesitamos los que la habitamos y la hacemos crecer. La integración y el desarrollo social en la transformación digital son objetivos que se motorizan desde las políticas públicas en función de los objetivos nacionales, que permita a nuestro país el ingreso a la sociedad y la economía del conocimiento con equidad social y soberanía política.


– Alfredo Moreno, Ingeniero TIC en ARSAT, Profesor TIC en Univ. Nacional de Moreno


Fuente de la información e imagen: https://www.alainet.or
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