Eduardo Piñate: «La Educación es un pilar central del proceso de generación de la nueva ciudadanía»

Entrevista a Eduardo Piñate (Venezuela)

12 Enero 2016/ La otra Mirada

Continuando con las entrevistas realizadas por Luis Bonilla (LB) en la segunda temporada del  programa «La otra Mirada», a continuación la reseña del encuentro con Eduardo Piñate (EP) , educador venezolano. ¡Bienvenido Eduardo a esta cita con el movimiento pedagógico venezolano y mundial!

Quienes entendemos el proceso Bolivariano como una sumatoria de dinámicas convergentes a través de la historia de resistencia nacional en la República Bolivariana de Venezuela contra la lógica de dominación –potenciada a partir del inicio del modelo de alianza cívico-militar en la década de los cincuenta del siglo veinte- valoramos de manera especial el trabajo que cada militante y cuadro ha realizado a través del tiempo.

Comenzamos a saber de Eduardo Piñate en la década de los ochenta –aunque él ya tenía tiempo militando en la causa revolucionaria- en el marco del activismo de la Liga Socialista, el periódico Basirruque y los Encuentros Nacionales de Educadores. Luego, al calor del proceso Bolivariano coincidimos en múltiples escenarios y tres rasgos le han caracterizado siempre: la irreductible convicción en el futuro socialista de la humanidad, la tolerancia con las ideas y enfoques distintos al que él sostiene y la humildad y don de gente en el trato. Su militancia política y pedagógica le llevó a ser unos de los motores de organización del Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial (SINAFUM), del cual fue su primer Presidente, tarea que combinó con un papel destacado en la construcción del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y que dejaría para trabajar como parlamentario de la bancada de esta organización política.

Eduardo Piñate es de los contados cuadros políticos que responde en tiempo real los mensajes de texto, las llamadas telefónicas o los correos electrónicos. Cuando le solicitamos la entrevista no dudó en acceder y de inmediato pudimos ponernos de acuerdo sobre la hora y lugar para conversar de la coyuntura política y su mirada sobre la prospectiva educativa. Llegó puntual a la cita y de los libros que le obsequiamos los que más le llamaron su atención fueron los números de COMUNA: pensamiento crítico en revolución, dedicados al nuevo modelo productivo bajo control obrero-comunitario y el referido a la experiencia socialista en Guayana, lo cual ratifica su especial interés por los temas sindical y de construcción del poder popular. Horas después de realizada la entrevista nos enteramos, a través de los medios de comunicación, que el Presidente Nicolás Maduro lo designó como Secretario Permanente de la Presidencia del Partido Socialista Único de Venezuela (PSUV).

EDUARDO PIÑATE: Muchas gracias Luis.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo el 6 de diciembre de 2015 ocurrió un hecho electoral significativo en el proceso bolivariano, es la segunda oportunidad en la cual el cuadro de resultados electorales le resulta adverso a lo que genéricamente se ha denominado como el Chavismo. Me gustaría saber, ¿Cuál es tú valoración de las causas que generaron éstos resultados el 6 de diciembre de 2015?

EDUARDO PIÑATE: Como tú lo has dicho, el 6 de diciembre de 2015 nosotros recibimos nuestra segunda derrota electoral de 20 procesos eleccionarios en los cuales hemos participado. Uno siempre tiene que decir esta cifra, porque no creo que haya país en el mundo que durante 17 años haya realizado 20 elecciones. Y esto solamente hablando de los poderes públicos, porque en el seno de la sociedad venezolana existen múltiples elecciones de consejos comunales, comunas, organizaciones estudiantiles, sindicales, etc. Este es un proyecto revolucionario con una profundidad democrática, casi que sin parangón en la historia y menos aún en la historia Republicana de nuestro país.

Primero, efectivamente nosotros sufrimos una derrota electoral muy importante, yo la califiqué y la sigo calificando como una contundente derrota para las fuerzas del Gran Polo Patriótico de la Revolución Bolivariana y que, para la derecha representa una victoria importante de una magnitud que no se esperaba. Ellos mismos quedaron sorprendidos de la cantidad de diputados y diputadas que le otorgaron esos resultados electorales.

Ahora, ¿Qué pasó? Desde mi punto de vista existen múltiples causas. En primer lugar, debo decir, que nosotros venimos arrastrando de la IV República, un conjunto de temas estructurales que aún no hemos logrado resolver. No hemos podido superar a estas alturas el modelo rentista petrolero y establecer una economía productiva en el país con carácter socialista, como lo ha venido planteando el presidente Nicolás Maduro y en su momento el Comandante Hugo Chávez. Nosotros estamos reivindicando profundamente ese concepto de Economía Productiva Socialista, que implica relaciones de producción de cooperación, de solidaridad, no de explotación, pero a decir verdad nosotros tenemos que ser autocríticos, ya que hemos avanzamos muy poco en el establecimiento de una economía productiva socialista en el país.

Al lado de esto, desde el momento que se conoció la enfermedad del comandante Chávez y con mayor radicalidad, desde el momento de su desaparición física, el imperialismo con todas las fuerzas que tienen, lanzó una ofensiva brutal contra la revolución bolivariana y contra el pueblo venezolano en todos los planos. Yo hablo de una guerra total que desató el imperialismo contra la Revolución Bolivariana, que implicó guerra económica, psicológica, mediática, cultural e ideológica, operaciones militares, terrorismo y asesinato selectivo de dirigentes. Todo esto combinado tuvo una suerte de barco insignia para la lucha principal, que es la guerra económica.
La guerra económica se desplegó teniendo múltiples manifestaciones: por un lado, el ataque de la moneda apoyada en la fortaleza de la burguesía, en el manejo financiero, en las alianzas importantes internacionales, que les permitió montar una estructura de dólar paralelo que impactó negativamente los precios y que fue un factor fundamental de la elevación de los precios en el país y todavía es un factor relevante en ese terreno.

Por otro lado, toda la ofensiva que se lanzó en materia de precios, con la especulación, el acaparamiento, el contrabando de extracción por el cual al final se tuvieron que cerrar parcialmente las fronteras del país, decretar ese estado de excepción en municipios fronterizos pertenecientes a 3 o 4 estados de Venezuela, para tratar de detener la hemorragia de productos hacia países vecinos. Pese que la derecha dice que aquí no hay producción, resulta que estábamos manteniendo tres economías. La economía familiar-normal, que producto del desabastecimiento aparentemente consumía más; ejemplo de ello: aunque la gente necesitara dos kilos de harina precocida compraban ocho como previsión ante el fantasma del desabastecimiento. Es decir, había una sobre carga de la demanda, pero también hay que decirlo, ello evidencia que tenemos mayor capacidad de compra por todas las medidas extensivas del salario que ha venido tomando el gobierno, desde el Comandante Chávez hasta ahora.

Luego la economía delictiva por la vía del bachaqueo, por la elevación de los precios, por el establecimientos de canales de distribución de los productos al margen de la legalidad que afecta alimentos, medicamentos, lo cual implica un aumento de los precios sin ninguna justificación. Es decir, en el inicio de la cadena de comercialización se tiene un producto a un determinado precio -regulado o no por el Estado- y cuando sale de allí lo encuentras al triple y en el mercado normal no lo consigues; entonces, te ves obligado a comprarlo en el otro. Además, tenemos entre unos 10 a 15 millones de habitantes más allá de la frontera entre Colombia y Venezuela quienes por la vía del contrabando de extracción, viven de los productos venezolanos produciendo desabastecimiento y encarecimiento de los productos en el territorio nacional. Entonces, esa ofensiva por supuesto afectó profundamente el bolsillo, el ingreso de los asalariados, trabajadores, trabajadoras y el ingreso familiar en su conjunto.

En el marco de la campaña electoral, en el año 2015, como resultado de la guerra económica la situación se intensificó, llegando a niveles de locura. Esto al final estuvo vinculado a acciones terroristas, a alianzas de paramilitarismo con sectores del hampa organizada quienes golpearon a distintos sectores populares.

Frente a eso, ¿Qué pasó? Nuestra repuesta no fue lo suficientemente contundente y asertiva para detener los efectos de eso. Nosotros hicimos política, mientras ellos hacían guerra. Por eso siempre se decía, la derecha no hizo campaña electoral. Y es verdad, ellos nunca hicieron campaña electoral. Ellos decían, la campaña la hacemos en las colas y así lo hicieron.

Efectivamente la burguesía es quien eleva los precios, porque éstos no se incrementan solos. Utilizaban los efectos del aumento de precios, del desabastecimiento, del acaparamiento para decir que la política del gobierno, que el modelo socialista -que no se ha terminado de instaurar pues apenas estamos dando los primeros pasos- había fracasado, cuando en realidad lo que en este momento estamos viviendo es el fracaso del modelo rentista petrolero. Por allí están las causas fundamentales de la derrota electoral.
Yo soy militante del PSUV y nosotros en los primeros meses de 2014 vimos que se desató toda la violencia focalizada urbana que lanzó la derecha, que Leopoldo López lo llamaba La Salida. Fueron 6 meses de locura foquista de derecha en la calle; en medio de eso, nosotros como partido desarrollamos una labor de movilización, de debate, de discusión, que nos llevó todo el 2014 y 2015. Yo dudo que antes de ese período haya existido tanto nivel de movilización de la vanguardia y del PSUV en Venezuela.
Eso implicó todo el debate del 3er congreso que se realizó en Julio del 2014, todo el debate de la política de formación, el congreso de la juventud del partido. En ese periodo realizamos diferentes congresos: de los indígenas, de la clase obrera, campesinos y pescadores. Terminamos el año 2014 renovando las estructuras de base del partido, de manera democrática con elecciones directas de las Unidades de Batalla Bolívar–Chávez (UBCh), de los Círculos de Lucha Populares (CLP) y arrancamos el año 2015 renovando la Dirección General del partido con una convocatoria extraordinaria del congreso que eligió la nueva dirección. Todo el año 2015 hubo un nivel de movilización muy importante del partido y de otras fuerzas.

Sin embargo, esa movilización, no se correspondía con la guerra que nos estaban haciendo en términos políticos, no se correspondía con el nivel de agudización de la contradicción. Terminamos haciendo una organización y una campaña electoral reformista y el partido no logró superar lo que planteó Chávez en el año 2010, lo que él denunció en el documento que se llama las Líneas Estratégicas de Acción Política, no logró pasar del Partido Maquinaria – Electoral, al Partido – Movimiento. Eso es un hecho, aunque con todos los avances que hemos dado, no estamos en la misma situación del 2010, ni en la misma situación del 2012 sino en una nueva realidad. Ese es uno de los grandes desafíos que tenemos por delante como partido los cuales menciones ampliamente en mi libro el cual se llama “Del PSUV y su Relación con los Movimientos de Masas”.

LUIS BONILLA–MOLINA: Partiendo de tú análisis Eduardo, cuando uno quiere hacer una revisión de una coyuntura determinada es obligatorio revisar lo actuado. El peso de una guerra económica tiene una incidencia fundamental en la reflexión que tú haces, pero cuáles son los errores fundamentales desde el punto de vista del discurso y la acción que cometió el Chavismo, por decirlo de una manera global. Por ejemplo, en algunos sitios había malestar cuando se dijo que “la gente gozaba las colas” o cuando se hablaba que los precios eran de un determinado nivel y en la realidad eran otros. Ese tipo de cosas irritó a los sectores populares y también tenemos que reconocer que discursivamente se cometieron un conjunto de errores que si no se reconocen, difícilmente se van a poder encarar en lo inmediato.

EDUARDO PIÑATE: Dentro de esa caracterización general que yo te acabo de hacer, se derivan algunas cosas, hay un problema que tiene que ver con una suerte de separación progresiva y de burocratización de la dirección del partido y del gobierno. Yo creo que eso nos afectó de manera importante; creo que ese es uno de nuestros grandes temas a rectificar en este momento. A veces ocurren procesos de elitización en algunos sectores de la organización, por decirlo de alguna forma y por supuesto en esas condiciones, es difícil interpretar lo que está pensando el pueblo. Muchos de nosotros sabíamos de esa situación que estaba pasando el pueblo. De hecho, cuando uno se reúne con las bases del partido o con la gente de los consejos comunales, con los comités de salud o con los comité de tierra rurales, es decir, cuando uno va al barrio, la comunidad o la fábrica, allí los trabajadores, la gente de la comunidad sienten y viven los problemas y además lo denuncian.

Nosotros hicimos una campaña electoral, hicimos política para una situación normal. Yo lo decía, esta campaña electoral hubiese sido muy buena para otro momento, para el año 2006, incluso para el año 2012, cuando ganó el Comandante Hugo Chávez, pero la campaña que hicimos para estas elecciones pasadas, no se correspondía con la situación presente. Eso trajo determinado errores, en el discurso y en el contenido. Hay una cosa paradójica, que pasó aquí y pasó en Argentina, la derecha más recalcitrante, fascista inclusive, termina venciendo en nuestro caso a una revolución con la consigna del cambio, cuando una revolución es cambio permanente. ¿Qué quiere decir eso? que el pueblo nos percibió a nosotros como conservadores y acaso no será verdad que en alguna medida fuimos conservadores. Entonces, nosotros tenemos que radicalizar la revolución y esto pasa por una radicalización del discurso e implica una práctica política amarrada, abrochada con nuestro pueblo y por su lucha, es decir, colocarnos al frente de sus luchas.

Recién en estos días mencioné, a propósitos de los acontecimientos de la asamblea nacional, que a nosotros de toda la vida marxistas, -en mi caso marxistas- leninistas, bolivarianos y chavistas desde que tenía 14 años y empecé a leer y hacer mis primeros pininos en esto- nos dijeron que nosotros debíamos agudizar la contradicción para poder avanzar. Resulta que ahorita quien está agudizando la contradicción es la ultra derecha, con una postura absolutamente subversiva. ¿Qué pasa? que nosotros entonces llegamos a un momento de cierto conservadurismo en la acción política.

Y esto ocurría a pesar de que estábamos haciendo mil cosas, ¿Cómo nos percibió el pueblo? Entregamos la vivienda 1 millón, ¿Qué gobierno en el mundo ha entregado 1 millón de vivienda en 3 años?, construidas, hechas y entregadas al pueblo, no era el mercado inmobiliario, capitalista burgués, ¿Qué gobierno en el planeta ha logrado reducir la pobreza en un período de 17 años, bajándola de casi un 80% a 19% y, la pobreza extrema que en el año 98, estaba en 20 a 21% y hoy está en 4,4%? Además de ello, los niveles de inclusión en materia de educación, de matrícula escolar, salud, como hemos abatido el desempleo, la garantía de la calidad del empleo.
Hemos hecho mil cosas en materia de inclusión social, pero eso y aquí está el error fundamental desde mi modo de ver y que nos corresponde a nosotros como partido asumirlo, es que eso no estuvo acompañado de un crecimiento de la conciencia. Como señala Luis Britto García en su genial artículo: “Socialismo sin ideología es piñata a la que se le rinde culto hasta que duren los caramelos”. Es decir, que pasó este año, una guerra económica brutal, un cerco o un bloqueo financiero internacional, una caída también brutal de los precios del petróleo que redujo los ingresos del país, pero muy, pero muy importante eso no estuvo acompañado de un crecimiento de la conciencia. Hemos incluido, hemos elevado los niveles la calidad de vida de millones de venezolanas y venezolanos, pero eso no se ha correspondido con un crecimiento de la conciencia que permitiera resistir los embates de la guerra económica. No evitamos que amplios sectores de la población no cayeran en el chantaje de la guerra económica, que no fuesen desmoralizados por la guerra económica. Sin embargo esto hay que matizarlo siempre, ya que la derecha tuvo una importante victoria, ahora, una victoria táctica, que si nosotros hacemos lo que tenemos que hacer, nosotros podemos convertir esa derrota táctica en una victoria estratégica, un relanzamiento de la revolución.

LUIS BONILLA–MOLINA: La pregunta para una respuesta breve. Las colas siguen. Desde tu perspectiva ¿Cómo hacer que la gente entienda que las colas son parte de una guerra económica y que no se siga profundizando ese alejamiento del partido con las bases populares que tú alertas?

EDUARDO PIÑATE: Hay un elemento allí que debemos aprovechar. Parte de la campaña electoral de la derecha se concentró en crear la expectativa que ellos iban acabar con las colas, eso fue parte del discurso demagógico que ellos usaron, pues entonces vamos a desenmascararlos. En primer lugar, eso pasa porque nosotros vayamos allí, donde está el pueblo de verdad. No podemos seguir haciendo políticas desde los medios de comunicación, desde los espacios institucionales, desde las alcaldías, las gobernaciones, los consejos municipales, debemos ir allí donde está el pueblo, tenemos que hacer jornadas de explicación de la verdad, de las raíces profundas de las colas.

Nosotros tuvimos una experiencia significativa en La Pastora a mediados del año pasado. Había una cola en un supermercado de una conocida cadena comercial, por el sector de Los Robles y esa noche nosotros estábamos en una asamblea del partido. Había una cola grande, la gente estaba alterada y casi saqueaban el negocio. Te estoy hablando de las 10 pm y decidimos salir de la reunión e irnos a la cola. Nos fuimos con unos fiscales de la Superintendencia de Precios Justos que teníamos allí en el partido y unos inspectores. Fuimos como 20 personas y en la cola había como 200 personas; nos metimos en la fila y empezamos a discutir, a conversar con la gente. La primera cosa que pasó, fue que como 20 agitadores de derecha que habían estado allí se fueron, se salieron inmediatamente y, luego ordenamos la cosa explicando lo que ocurría. A partir de ese momento se empezó a dar otra relación en toda esa zona, porque a partir de esa experiencia, de esa noche, nosotros logramos en ese espacio -territorialmente te estoy hablando de aproximadamente 5 manzanas donde hay varios comercios- lograr hacer un trabajo importante y esa fue una buena experiencia, pero muy local, muy pequeña, que deberíamos multiplicarla.

Nosotros tenemos que ir hacia allá, dar debate allí explicando las cosas, no se trata de pura consignas, se trata de explicar el tema. Incluso dar información sobre un elemento que tiene que ver con organización para enfrentar y para empezar a profundizar en todo ese tema en la organización popular asociado con el tema del abastecimiento, en función de que los alimentos lleguen, se puedan adquirir los bienes, que los medicamentos lleguen a donde tienen que estar.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, ¿Los resultados del 6 de diciembre potencian la idea socialista? ¿Hay que seguir profundizando para radicalizar o es necesario parar y hacer consideración con los sectores que obtuvieron mayoría en la asamblea? ¿Cuál es tu perspectiva?

EDUARDO PIÑATE: yo estoy absolutamente en desacuerdo con todas las tesis que han venido planteando la necesidad de una negociación con la derecha del país. Y lo estoy por varias razones. Aquí lo que está planteado frente a la derrota, es un proceso de profundización y radicalización de la revolución, en varios aspectos: en lo económico, en la construcción de la institucionalidad revolucionaria, en la lucha política, en la movilización de las masas, en la organización popular y en la construcción del Poder Popular.

Yo creo que aquí está descartado cualquier pacto, porque ese pacto nos conduciría a una situación de retroceso importante. Todo el año pasado, incluso antes -Chávez lo hizo en distintas oportunidades- nos sentamos con los empresarios. El propio presidente Nicolás Maduro desarrolló distintas conversaciones de acuerdo con sectores empresariales, sectores políticos de la derecha y la respuesta siempre fue, en la generalidad de los casos o en buena parte de ellos, una violación de los acuerdos tanto en el terreno productivo y un exacerbación de la conspiración y de toda la estrategia del golpe suave que se ha venido desarrollando.

Cuánto dinero se ha venido acordando con estos sectores empresariales y se le ha venido dando, de los dólares preferenciales, ¿Cuántos han sido destinados para lo que ha sido el acuerdo y para la producción de bienes y servicios? ¿Cuántos han sido destinados para la especulación y para la conspiración? En Venezuela hay fracciones de la burguesía productiva, que quieren producir en un país, pero que también está afectada por el gran capital monopolista que está golpeando duramente, incluso a estos sectores productivos, que no han conspirado, pero que hay que escogerlos con una lupa, como con un bisturí, con este sí y con este no.

En términos políticos yo creo que no hay posibilidad de pacto y no hay posibilidad de pacto por una cosa, la derecha que llegó a la asamblea nacional está teledirigida, tiene un plan y lo ha venido diciendo y cumpliendo. ¿Cuál es su plan?, sacar a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República en término de 6 meses. Ahora, ¿Cuál es la vía?, tienen varias, está la vía constitucional, que es el referéndum revocatorio, pero además ellos están explorando otras vías, no creo que esa sea la única. Cuando la mayoría de ésta asamblea desconoce, desacata un dictamen del Tribunal Supremo de Justicia y juramenta 3 diputados que tienen una medida cautelar que les impide ser juramentados, se pone al margen de la Constitución y de la ley. No lo hace por casualidad, eso lo hacen porque es un plan donde pretenden agudizar la contradicción para generar violencia en el país, una salida violenta, es lo que están perfilando en el país.

Alguien me decía ayer, pero si no tienen militares, como pueden dar un golpe militar; eso es verdad. Sin embargo, ellos han venido desarrollando no de ahora, desde hace rato, una fuerza paramilitar de relativa importancia, yo no sé qué dimensiones tienen, porque yo no soy de esos que llaman de inteligencia, pero quienes andamos en la calle y hacemos trabajos con el pueblo, la sentimos. Por supuesto, es un plan que no tiene nada que ver con el diálogo con el gobierno. Ellos lo que le están planteando al gobierno, es arrodíllate y si no te arrodillas en 6 meses te saco. Es un plan de golpe continuado, que es una estrategia que vienen desarrollando en los último 5 años, por lo menos del 2010 para acá y ahora han llegado a un nivel de desarrollo tal, que la salida, su salida, pareciera ser la violencia.

Además, hay una situación de dualidad de poder. En Venezuela el planteamiento leninista de dualidad de poder, se presentó de una manera sui generis como son las cosas en la revolución Bolivariana. Lo decía Luis Bilbao en estos días en un artículo que escribió: está un poder del Estado en mano de la contra revolución y el resto de los poderes en mano de la revolución, esa situación y tal como está la derecha agudizando la contradicción no se podrá sostener de manera indefinida.

LUIS BONILLA–MOLINA: Disculpa que te interrumpa Eduardo, Escarrá planteó la posibilidad de una especie de consenso desde lo militar, un consenso orientado o con activa participación de oficiales de alto rango para resolver ese conflicto de poderes ¿Qué piensas al respecto?

EDUARDO PIÑATE: Yo no creo que aquí pase eso. En muchos de estos casos en el mundo han surgido los militares como con una suerte de árbitro, pero el caso de Venezuela nuestro árbitro es el Consejo Nacional Electoral, en términos institucionales y el pueblo venezolano en términos reales.

Aquí nadie puede olvidarse, que es otra gran fortaleza, que ellos tienen el control de un poder del Estado, nosotros tenemos el Ejecutivo y los tres poderes restantes están apegados a la Constitución. Además 43% de los inscritos en el registro electoral permanente, que votaron el 6 de diciembre de 2016, más de 5 millones de venezolano votaron a favor de la revolución, por la continuidad de la revolución. Es un porcentaje importante que expresa ese sector que no cayó en el chantaje, que no se desmoralizó, que no cambió la patria por un rollo de papel sanitario, o por un kilo de harina precocida, que no cambiaron la independencia y la soberanía por ningún espejito de cambio. Esa es una fuerza importante, que está presente y comienza a movilizarse, como ya la vimos el 5 de enero, la vamos a ver el martes, la vamos a ver cuándo el presidente vaya a presentar su informe anual a la Asamblea Nacional, vamos a ver esa fuerza en la calle. De hecho la estamos viendo en todas partes ante la afrenta del Presidente adeco de la Asamblea Nacional a la memoria del Libertador Simón Bolívar y a la memoria del Comandante Supremo Hugo Chávez. Entonces, yo no creo, ni que los militares sean el árbitro, ni que ellos tengan ganas de arbitrar.

Las declaraciones que he visto del alto mando militar, del Ministro de la defensa y los comandantes del CEO (Comando Estratégico Operacional) han sido en otro sentido, afirmando el sentido democrático, el sentido pacífico del proceso y de la democracia bolivariana y en todo caso, el que genere la violencia va a encontrase con un pueblo armado y no armando.

LUIS BONILLA–MOLINA: Desde tu perspectiva, la derecha al agudizar las contradicciones procura generar un clima de violencia, en el cual las instituciones del estado se mantienen firmes incluyendo las Fuerzas Armadas. Entonces, ¿Ellos procurarían una intervención militar extranjera?

EDUARDO PIÑATE: Desde mi perspectiva, ese es un objetivo que ellos se han planteado y han venido buscando por distintas vías para justificarlo. Tienen tiempo en eso, incluso desde los años donde el comandante Hugo Chávez estaba físicamente al frente de la revolución. Sobre todo cuando esta revolución obtuvo aquellas victorias estratégicas del período 2002 – 2004 en adelante, con todo lo que de ella se derivó, incluyendo el carácter antiimperialista y socialista de la revolución bolivariana.

La intervención extranjera, es una posibilidad, nunca cerrada, lo que pasa es que nosotros hemos desarrollado una política de paz y de no caer en las provocaciones de ellos y de impedir lo que Chávez llamó, el desenfreno revolucionario. Esto hace que podamos contar con niveles de estabilidad y paz importantes, que han impedido en términos políticos, la intervención extranjera, amén de una amplia alianza en el mundo con gobiernos de todos los signos ideológicos, desde monarquías, hasta gobiernos marxistas- leninistas en el mundo que construyen una mirada multipolar.

Una intervención militar extranjera en Venezuela por norteamericanos u otras fuerzas de ocupación disfrazadas, tendría un costo político alto y metería a la región en una dinámica de violencia de la cual pudiéramos saber cuándo comenzamos, más no cuando terminamos; entonces ese camino tiene un costo muy grande. Aunque debo decir, que yo no tengo ninguna duda respecto a que los halcones de Washington y esa ultra derecha que gobierna en los Estados Unidos y en general los grandes monopolios mundiales, los grandes conglomerados transnacionales, están detrás de una salida de ese tipo, pero ello tendría un costo muy alto. Además, en nuestro continente si bien es cierto que ellos han obtenidos algunos éxitos electorales, la correlación de fuerzas comenzó a cambiar cuando Chávez llegó al gobierno y sigue favoreciendo las tendencias o las corrientes de la emancipación, de la liberación, del socialismo, de la independencia y de la soberanía. Yo creo que aquí el gran decisor va a ser el pueblo venezolano. La disputa nuestra en este momento está en resolver la contradicción en términos pacíficos, manteniendo la paz, el carácter democrático, protagónico y participativo, basado en el Poder Popular y con el pueblo. Si nos imponen la violencia, bueno como decía Chávez, esta es una revolución pacífica, pero no desarmada.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, los jóvenes que votan hoy y que pueden ser convocados en los próximos meses, en los próximos comicios electorales a una consulta, tenían entre un año y algo así como 12 años cuando comenzó el proceso revolucionario, tu definiste que el socialismo sigue siendo la alternativa para desarrollar a Venezuela. ¿Qué le platearías tú a esa población joven para que apoyen a la idea socialista ante una eventual consulta electoral en los próximos tiempos?

EDUARDO PIÑATE: Lo primero que hay que decir y tenemos que tener conciencia de eso, si bien es cierto que nosotros tenemos un desarrollo importante en la fuerza de la revolución en la juventud venezolana, también es verdad que por lo menos en términos electorales en la medida que ha ido creciendo el padrón electoral, por el tema del crecimiento vegetativo, parte de la Juventud la han venido capitalizando ellos y eso implica que nuestro trabajo con la juventud ha tenido ineficiencias y tenemos que mejorarlo.

Ahora bien, ¿Qué le decimos a la juventud en este momento?, nosotros tenemos que plantearles la esperanza y el futuro. La única posibilidad que la juventud venezolana tenga los niveles de participación y de reivindicación de sus intereses históricos como juventud, la única garantía que tenga estabilidad en el futuro, es que aquí haya revolución socialista, no es por la vía de un retorno del neoliberalismo. Aquí en Venezuela un retroceso, una restauración del viejo régimen, no sería la restauración de viejo régimen puntofijista democrático participativo, esto tendría un carácter fascista. Pinochet sería un niño de pecho. La única forma que esa juventud tenga vida y tenga futuro, es con revolución y eso nosotros tenemos que evidenciarlo.

Efectivamente, esa juventud que iría a una consulta que ahorita tiene 18 años, tenía un año y los que tienen catorce o quince años, no habían nacido; esa gente nosotros tenemos que echarle el cuento y presentárselo. Por suerte, hoy en términos tecnológicos existen un millón de maneras de hacerlo, sólo tenemos que hacerlo y allí entra el tema del discurso y lo simbólico, lo atractivo, para esa juventud. En este sentido el marketing burgués, es experto, pero nosotros tenemos que crear una manera revolucionaria de hacer llegar ese mensaje a la juventud. Hay experiencias significativas que se hacen en una buena parte en el país. Personalmente conozco unas experiencia, locales y concretas aquí en Caracas en ese terreno y seguramente hay muchísimas más en otras partes, desde campesinos rap hasta múltiples planes.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, entrando al tema educativo sin abandonar por ello el terreno político, cinco de las siete investigaciones más importantes en el mundo en el año 2015 estaban referidas al estudio del cerebro, es decir, cómo conocemos el cerebro, cómo se puede manejar, cómo se puede manipular, como objeto de estudio. Ello evidencia una tendencia de la investigación con fines de mercado por ganar la última frontera, la frontera del pensamiento. Nosotros tendríamos que ganar a esa juventud planteándole un desafío de futuro, tu hablabas muy bien, que hay que recordarle la memoria histórica, lo que es y lo que puede ser el neoliberalismo, pero también es importante plantearle cuál es el futuro, un futuro solidario, distinto, que sea muy humano desde sus propios referentes y significantes. Hay que construir también una política comunicacional que esté relacionada -como muy bien tú lo decías- con los rituales e imaginarios de los jóvenes de hoy.

Pero en materia educativa, quisiera conocer tu opinión acerca de un debate que se hace y que tiene que ver con la valoración académica desde el campo de la revolución. La marginación que se hizo a buena parte de la población respecto a su ingreso y permanencia en el sistema escolar durante décadas, afectó a los más pobres y humildes, que constituye a su vez un importante sector poblacional del campo revolucionario. La vieja académica, salvo honrosas y contadas excepciones, trabajaba para la legitimación del status quo de la dominación ello generó un discurso anti académico por parte de los sectores populares y revolucionarios. Ello se justificaba en el discurso del 99, en el año 2000, pero 17 años después de haber triunfado la revolución, con la matrícula universitaria que supera el 80%, con una población estudiantil de casi 12 millones entre todos los niveles, donde casi la mitad de la población está en aula, pareciera un sinsentido el discurso contra la academia. Otra cosa son los cuestionamientos al academicismo aislado de las necesidades y expectativas de la gente y centrado en logros para alimentar egos. Muchos plantean que es urgente una reivindicación del orgullo por estudiar, por ser profesional, porque la revolución como un todo ha construido en la práctica un modo de ver y construir en positivo lo académico, sin embargo esta realidad a veces no se corresponde con el discurso político, que niega lo académico, que le otorga el status de lógica burguesa. Algunos críticos de esta situación señalan que ello causa un efecto nocivo en algunos sectores de los jóvenes que sienten que su estudio no es reconocido. ¿Compartes esa opinión o tú crees que se debe seguir trabajando el discurso contra la academia?

EDUARDO PIÑATE: No, yo creo que debemos trabajar más bien el discurso de la pertinencia de lo académico con la realidad concreta. Nosotros en la izquierda, buena parte de la izquierda en los años 70, 80 y 90, somos tributarios e hijos del mayo francés y de toda la lucha de la reforma o de la renovación universitaria, la lucha de Córdoba, etc.

Fueron discursos contra aquella academia que no estaba en consonancia con los avances, con la posibilidad emancipatoria de la humanidad en el período posterior a la segunda guerra mundial. Eso lanzó a la juventud en todas partes del mundo, en este continente, desde las luchas estudiantiles, hasta la guerrilla, desde formas de luchas armadas hasta resistencias anti opresión de carácter pacífico. Nosotros somos tributarios de eso y venimos de allí, venimos de esa experiencia, aunque parte de esa experiencia no la vivimos directamente, porque por ejemplo cuando Caldera allanó la universidad, yo tenía 13 años y estaba en segundo año de bachillerato. En lo personal participé en esas manifestaciones como estudiante del Liceo Manuel Palacios Fajardo del 23 de enero, donde después di clase durante 20 años.

Ese discurso se correspondía con ese tema, es decir con las diversas formas de exclusión, pero efectivamente que lo que ha hecho la revolución bolivariana, es incorporar a toda aquella población excluida del sistema escolar. Yo creo que esa fue una de las grandes virtudes que tuvo Chávez, cuando planteaba los fines del Estado -así está plasmado en la Constitución- donde la Educación y el Trabajo son las herramientas e instrumentos para el logro de los fines del Estado.

Entonces, la educación, es un pilar central del proceso de generación de la nueva ciudadanía, de la nueva conciencia, de la nueva cultura, de la cultura revolucionaria, bolivariana, etc. Allí Chávez y la Constitución de 1999 le dieron un papel a la Escuela en sentido amplio reivindicando efectivamente lo académico. Chávez fue un hombre que respetaba mucho la academia, un hombre que venía de la fuerza armada, que reivindicaba mucho la academia, estudió, hizo postgrado en universidades, etc. Tenía un gran respeto por eso, sin absolutizarlo.

Nosotros tenemos ahora que esa academia, la escuela en general, tenga correspondencia con la realidad, tanto del punto de vista de lo que tenemos, en la realidad de hoy, como en perspectiva de la construcción de una sociedad más justa. Nuestro sistema educativo tiene que apuntar hacia allá, todo el tema de calidad, del currículo, de los programas, de todo el debate que se ha venido desarrollando en Venezuela en todo estos tiempos. Yo me acuerdo y es importante rescatar los contenidos de los Encuentros Nacionales de Educación, donde yo participé; en buena parte de ellos los debates que se dieron en las pedagogías reivindicaban el aprendizaje socialmente comprometido. Estas dinámicas están presentes en los congresos de pedagogías que se vienen desarrollando desde el año 90, allá en Cuba, en todas esas dinámicas, donde tú has estado más involucrado que yo, para solo citar algunas experiencias donde se cruzan compromiso social y academia.

Yo creo que debemos apuntar hacia allá, hacia la pertinencia de lo académico, no se trata de negar la academia en este momento. Ahora, hay academias de academias. El academicismo es otra cosa. Nosotros tenemos que buscar la manera de darle coherencia a lo que tenemos.

Nosotros tenemos una suerte de rebeliones educativas en algunos espacios, las llamadas universidades autónomas, por ejemplo, que con todo el aporte que han dado en materia de investigación, en materia científica, etc., pretenden quedarse estancados y no ver que tenemos otra realidad. Están haciendo como hizo Ramos Allup, que llega a la asamblea y prácticamente le quita la octava estrella al hemiciclo y monta el viejo escudo de la República, que ya fue superado. Es decir, es el retorno hasta en lo simbólico, sacó a Chávez, sacó a Bolívar, en fin, él quiere hacer su Republiquita allá adentro. Algunas de esas universidades son como eso y eso por supuesto tanto las tres cosas que dice que hace la universidad, que es docencia- investigación – extensión, están profundamente rezagadas en general, por supuesto que hay excepciones, con relación a lo que tenemos hoy y con lo que estamos haciendo.

En otro terreno, nosotros tenemos que revisar la educación que estamos impartiendo en función de ver dónde también tenemos algunas deficiencias, que nos permita insertarnos en la realidad concreta.

LUIS BONILLA–MOLINA: Eduardo, estamos en tiempo de las tres R al cuadrado, tú eres un militante comprometido, un pedagogo de toda la vida, si te pidiéramos tres ideas respecto a cosas que hay que mejorar en el sistema educativo, ¿Cuáles serían?

EDUARDO PIÑATE: En primer lugar, resolver el tema de la formación docente, creo que es fundamental que ataquemos el tema de la formación docente, aquí seguimos formando maestros y profesores en los institutos pedagógicos, en las universidades con los mismos viejos esquemas del pasado, allí la revolución creo que no ha llegado.

En segundo lugar, diría, avancemos en el tema de la pertinencia de los programas, pertinencia en el sentido de la realidad de un país y una región, en términos Latinoamericanos y Caribeños, que está en un proceso de transformación profunda, rápida, revolucionaria en general, que implica más allá que garantizar todo el tema del desarrollo científico, tecnológico, la fuerza de trabajo en función de todo eso. Garantizar la ciudadanía con la cultura política de la participación y el protagonismo, es decir, nosotros estamos haciendo una revolución socialista, debemos formar socialistas.

Un tercer aspecto tiene que ver con una debilidad que tenemos en este momento, por la insuficiencia de docentes especializados (química, física, matemática, biología, etc.) en el país.

Un cuarto elemento, que aún no hemos resuelto, es la articulación entre todo el sistema educativo. No es correcto que la educación universitaria ande por una parte y la educación básica y media por otra. Ese es un viejo problema, no lo creamos ahora, eso viene de toda la vida y tiene que ver con un tema central que es la planificación. Necesitamos un plan de la formación en Venezuela para los próximos 20 años.

LUIS BONILLA–MOLINA: Para finalizar Eduardo, tú en los últimos años te has dedicado al partido y al trabajo de diputado, hoy estás más concentrado en el partido, si te piden volver a tus raíces pedagógicas y trabajar en el campo del ejecutivo en materia de educación, ¿Estaría dispuesto a dar tu aporte en esa área?

EDUARDO PIÑATE: Si, yo soy un soldado – en términos de disciplina revolucionaria- no tengo ningún inconveniente. Yo estuve vinculado al sistema educativo hasta el año 2008 desde la perspectiva del movimiento sindical cuando era el presidente del Sindicato Nacional Fuerza Unitaria Magisterial (SINAFUM). A partir del 2008 cuando salgo del sindicato me incorporé a todo el trabajo de construcción del poder popular en la Alcaldía con Jorge Rodríguez, donde me tocó impulsar el proceso de la construcción de consejo comunales, las comunas, como Director de Promoción del Poder Popular en ese momento.

En el 2010 fui electo diputado y a partir de ese momento he estado en distintas tareas, como diputado, pero fundamentalmente -tú lo has dicho en el partido- vinculado a la construcción del poder popular, esa arista del tema nunca lo he dejado, y eso tiene un elemento pedagógico concreto bien importante. En el partido estoy dedicado a la tarea principal de formación, yo soy parte de la Comisión Nacional de Formación de la Vicepresidencia de Formación del Partido, nunca he estado desvinculado al hecho pedagógico, pero efectivamente si me proponen volver al ejecutivo en materia educativa, no hay ningún problema, yo voy.

LUIS BONILLA–MOLINA: Muchas gracias Eduardo.

EDUARDO PIÑATE: Gracias a ti Luis.

A continuación el video de la entrevista

Producción de la Otra Mirada: Luis Bonilla Molina
Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra
Transcripción de esta entrevista: María Magdalena Saurraute.
Edición y corrección de estilo de esta entrevista: Luis Bonilla-Molina, María Magdalena Saurraute, y Marianicer Figueroa.

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Entrevista Daniel Libreros: «Necesitamos un diálogo intergeneracional muy fuerte»

Entrevista a Daniel Libreros

16-05-2014/La Otra Mirada

Continuando con las entrevistas realizadas por Luis Bonilla (LB) en su programa «La otra Mirada» a propósito de la consulta internacional sobre la Calidad de la Educación realizada en Venezuela, durante el 2014, a continuación la reseña del encuentro con Daniel Libreros (DL), Académico de la Universidad Nacional de Colombia, además de un estudioso de las transformaciones de los sistemas educativos de la región y, de su país: Colombia. ¡Bienvenido Daniel a esta cita con el movimiento pedagógico venezolano!

daniel_librerosD.L. Gracias Luis por la invitación.

L.B. Para comenzar, queremos formularte un conjunto de preguntas en la orientación de conocer tu opinión sobre temas asociados a la consulta sobre la calidad de la educación. La primera de las interrogantes está referida al tema de la calidad, este es un tema sensible para la población de nuestros países. Nuestros sistemas educativos han sido profundamente golpeados en las últimas décadas por las políticas neoliberales. Los organismos internacionales, especialmente el Banco de Interamericano de Desarrollo y el Banco Mundial, han resemantizado lo que eran nuestras consignas, incluido el tema de la Calidad Educativa, esto lo han hecho para darle viabilidad a buena parte de la contra-reformas que afectan o golpean hoy a la educación como un derecho humano fundamental. Daniel: ¿Cuál es el estado del arte del debate la Calidad Educativa hoy en Colombia?

D.L. Mira, Colombia tiene una de las reformas institucionales educativas más avanzadas desde el punto de vista del neoliberalismo y, acá todo el concepto de calidad ya ha sido, reglamentado, normatizado e integrado en lo que puede conocerse como política pública desde una mirada neoliberal, que es básicamente asociarlo a eficiencia, a competitividad, a competencia, bajo el criterio de Banco Mundial, en la que las competencias son básicamente para formar para el trabajo, y que en nuestras regiones ese trabajo se trata de un trabajo precario, un trabajo asociado al atraso de la economía y al atraso de la población. Luego, creo que esa resemantización del término de la calidad obliga que desde la resistencia, lo utilicemos de una manera diferente y lo coloquemos en la defensa de la educación pública.

L.B. Daniel, sin embargo, se requiere un conjunto de cambios profundos en áreas como la formación docente. En esta materia ¿Cuál es tu opinión?, ¿Cuáles son los cambios fundamentales que no solo en tu país, no solo en Venezuela, sino en la región, se deben emprender en materia de formación docente?

D.L. Lo primero tiene que ver con el tema presupuestario, acá en Colombia hay un ajuste fiscal muy fuerte que pasa por el sector educativo y que hace que, a pesar que las necesidades de la población en materia educativa son cada vez mayores, porque cada vez más niños y niñas están accediendo al servicio educativo y cada vez más jóvenes están necesitando educación superior, a pesar de ello, las plantas de docentes se mantienen o se recortan, lo cual hace que los docentes tengan que enfrentar coberturas cada vez más grandes, con más estudiantes, lo que a su vez incide también en recortar el tiempo de preparación de clase. Ahí hay un punto que obliga, como lo ha dicho incluso recientemente UNESCO, a mejorar los presupuestos educativos, pero por otro lado creo que también tenemos la tarea de sacar la educación que es el centro neoliberal de un criterio absolutamente instrumental y competitivo, y recuperar la educación como historia, como pedagogía, como mirada global de la sociedad, como algo integrado no solo al tema del trabajo, sino una interpretación holística, cultural, amplia, creo que también es un debate de la resistencia.

L.B. Evidentemente, cuando hablamos de calidad de la educación, es obligatorio referirnos a la necesidad de repensar el diálogo intergeneracional. Hoy, la revolución científico, tecnológica y del conocimiento están tan aceleradas que podemos hablar de cambios y de ciclos de transformación en períodos de cada cuatro o seis años. Esto tiene profundas repercusiones en la docencia y por supuesto en diálogo intergeneracional. En ese sentido: ¿Cuál es tu opinión, cuáles son los desafíos de los docentes para permitir un reencuentro de generaciones, de los chamos, de los jóvenes, de los adolescentes de hoy que estudian en las escuelas y los docentes que fueron formados hace quince o veinte años con otros modos de pensar la educación?

D.L. Creo que efectivamente necesitamos un diálogo intergeneracional muy fuerte; creo que efectivamente necesitamos un docente que esté adecuándose permanentemente a los cambios científicos, a las modificaciones, a las nuevas formas de lenguaje, e incluso a las nuevas formas de interpretación de los jóvenes, sobre todo de signos, de símbolos culturales y de la forma como interpretan su realidad. Ello no significa que se quede exclusivamente en lo meramente técnico instrumental, acá por ejemplo, el neoliberalismo, los discursos neoliberales usan ese argumento pero para terminar diciendo que simplemente los docentes tiene que convertirse en unos mejores procesadores de información, y que utilicen mejor la tecnología, lo virtual, un lenguaje, fundamentalmente el inglés, y creo que eso es simplemente instrumental, eso no consulta la preocupación que tú me estas preguntando, es decir una mirada interpretadora que coloque al docente en las transformaciones sociales y científicas que se están produciendo en estos momentos.

L.B. A partir de un conjunto de videos de un profesor colombiano, cuyo nombre prefiero omitir en este momento, el Banco Interamericano de Desarrollo se viene planteando la necesidad, para ellos, o la posibilidad de invertir la pirámide de la enseñanza. Esta concepción del Banco Interamericano de Desarrollo consiste en aprovechar el uso de las nuevas tecnologías que están haciendo los jóvenes y los niños y las niñas para que aprendan en sus casas con el acompañamiento de los padres y que la escuela se convierta en el espacio donde se evalúa, eso implica un profundo cambio del rol del docente, cuidado sino el riesgo de la desaparición de la profesión docente, ¿Cuál es tu opinión al respecto?

D.L. Estoy totalmente en contra de ese concepto de la educación instrumental, e incluso, acá en el servicio nacional de aprendizaje que es donde se hace la formación técnica laboral,  ya se hacen cursos hasta por celular, lo cual significa una caricatura de una interpretación que pasa por la idea de que informar ya es educar y, abandona por completo la importancia de la pedagogía, la importancia del intercambio humano, de lo que va construyendo el docente en su ejercicio, de la interpretación del mundo y de la sociedad que solo se puede dar en el intercambio grupal y en las experiencias que se hacen personal y socialmente con los estudiantes.

Creo que ahí hay una política del Banco Mundial que lo que persigue es reducir el número de docentes bajo el argumento de que tan solo con la información, con la imagen, con el computador, con el internet, ya es suficiente en el mundo contemporáneo y que la pedagogía debe pasar a un plano secundario o ser relegada a un tercer plano. Esto también está asociado a un concepto de reducir los tiempos de formación en la escuela, entre menos tengamos tiempo de formación en la escuela, pues necesitamos menos docentes, eso justifica el recorte presupuestal, el recorte fiscal y deja la pedagogía de lado, es algo así como asimilar el tiempo empresarial al tiempo docente, lo cual no se articula con las necesidades de la educación ni de la pedagogía.

L.B. Entiendo por tu intervención que estas planteando la necesidad de recuperar la centralidad pedagógica, y allí coincidimos plenamente. Una de las tareas que han desarrollado los organismos internacionales, nuevamente, especialmente el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo es romper el criterio de totalidad del fenómeno pedagógico y concentrarnos en el estudio de modas. Pasamos de una moda del didactismo a la moda de la planeación escolar, luego, la moda de las evaluaciones y finalmente las diferentes modas del currículo: currículo por objetivos, currículo por contenidos, currículo globalizado, currículo por competencias. Todas estas iniciativas han logrado romper la unidad de la pedagogía como posibilidad científica de abordar el encuentro pedagógico. Desde tu universidad y desde tú propio ejercicio de docencia ¿Cómo ves la posibilidad de recuperar la centralidad pedagógica en cualquier proceso que trabaje la calidad educativa?
D.L. Primero, estoy de acuerdo en tu interpretación totalmente. En, segundo, creo que hay que crear nuevamente movimientos pedagógicos, movimientos de defensa de la pedagogía en su sentido integral, holístico, es decir, recuperar la historia de la pedagogía, recuperar las disciplinas asociadas a la pedagogía que te pueden dar una interpretación integral de la sociedad, sociología, filosofía, epistemología, es muy importante recuperar todas esas disciplinas y formar un docente que tenga esa visión, porque lo otro es condenarlo simplemente a ser una agente instrumental repetitivo y acrítico, y el docente no puede perder el espíritu crítico. Eso que quede bien.

Esta situación en el caso de Colombia, es absolutamente claro con el tema de los tratados de libre comercio, porque para que haya inversión extranjera en el marco de los tratados de libres comercios en el sector educativo pues ya tienen programados los softwares y lo único que hacen las transnacionales de la educación, los inversionistas, es repetir un software donde obviamente desaparece cualquier huella crítica o cualquier huella interpretativa diferente a lo que le interesa instrumentalmente en el negocio educativo: agregar como si fuera conocimiento cuando realmente, simplemente, son compromisos instrumentales en el marco de una política ya definida que impide, vuelvo a insistir en ello, la crítica del proceso.

L.B. Daniel, para finalizar este primer encuentro te voy a pedir que envíes un mensaje a los docentes venezolanos, a los maestros, las maestras, a los profesores, que de manera muy emotiva, muy comprometida, están participando hoy en la consulta por la Calidad Educativa que en Venezuela se realiza.

D.L. Bueno, un saludo a los docentes venezolanos, a todo lo que de alguna manera expresa el sistema educativo venezolano. Acá en Colombia y en la región en general estamos muy esperanzados en las evoluciones de lo que ocurre en Venezuela. Sabemos el barco enorme de dificultades que actualmente están viviendo, acá hay una ofensiva mediática de la derecha y de sectores del bipartidismo abiertamente en contra del proceso bolivariano, todos sabemos lo que significa el unidismo no solo en Colombia, sino para toda la región, luego, la forma como resistan los educadores, la forma como Venezuela logre salir de este impase que le han colocado a nivel internacional y la oposición interna es muy importante para nosotros, abriga muchas esperanzas, da la posibilidad de que la región entre en un camino de esperanza, y por consiguiente acá desde Colombia les damos un gran abrazo, un abrazo fraterno y a la espera de que podamos seguir unificando esfuerzos cada vez de manera más fuerte.

L.B. Gracias Daniel por este primer encuentro, por darnos a conocer de manera franca tu opinión sobre la transformación educativa, sobre los desafíos que tienen nuestros sistemas educativos en la región para garantizar la educación como un derecho humano fundamental que incluya a todos con la educación de calidad.

D.L. Gracias Lucho y abrazos a todos por allá.

L.B. Gracias Daniel.

Para ver y oir la entrevista:

Producción de la Otra Mirada: Luis Bonilla Molina

Equipo de producción y post producción digital: Dilanci May Sierra

Transcripción de la entrevista: Rose Hernández y Jesús Conteras

Edición: Rose Hernández y Jesús Conteras

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«Ser colaborador» del Movimiento social de niños, niñas y adolescentes trabajadores

“Ser Colaborador”

“Ser Colaborador”, concerniente al mundo real de la niñez trabajadora, es el título del estudio patrocinado por «Save the children» y escrito de la mano de dos importantes referentes cuando se habla de quienes han asumido como tarea militante acompañar las luchas de quienes reivindican el derecho  al trabajo digno y emancipador.En estos procesos, Colaboradores adultos los acompañan

En palabras de sus autores, la concepción de que se entiende con la figura del Colaborador que plantea el estudio, viene develada desde las voces vertidas por la misma niñez trabajadora, las expresadas por los Colaboradores que acompañan su quehacer cotidiano, y por la opinión de los Colaboradores referentes por su trayectoria, aportes y tiempos en el Movimiento social de niños, niñas y adolescentes trabajadores de América Latina y el Caribe (MOLACNATs). cuya data aproximada  es de cuatro décadas a escala nacional y de casi tres décadas a nivel regional en América Latina como MOLACNATs.

Este abordaje no podía ser de otra forma cuando el movimiento en si, ha sido colmado deliberadamente, y con especial cuido, por la conciencia crítica, la formación, la dinámica social, en síntesis, por el protagonismo, de los niños, niñas y adolescentes trabajadores (NATs), quienes en su quehacer social han reivindicado sus necesidades fundamentales, acompañados(as) por adultos(as) que ejerciendo una múltiple y permanente labor social colaborativa, han asumido roles como problematizadores problematizados, educadores, defensores de los derechos humanos de la niñez trabajadora y sistematizadores, entre muchas funciones.

Pensar al Colaborador, “con un polo a tierra” conectado con el sujeto de la realidad social, mediado por la amorosidad, es quizás el resultado de preguntarse: ¿Qué es ser Colaborador? desde un profundo, leal y militante respeto por las distintas voces consultadas, toda vez que cualquier traducción podría cercenar la riqueza de sentidos que tienen los NATs, su movimiento social y, en él, el significado de la presencia del Colaborador.

Para acceder a este interesante investigación militante, hacer clic aquí

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La tiranía de la publicaciones académicas.

Santiago, Chile/ Febrero 2016 / Autor: Tania Opazo

Desde afuera, la vida académica parece reposada. Profesores que tienen tiempo para pensar, darse vueltas e investigar lo que se les antoja sin plazos. Pero adentro de las universidades no se siente así. Los académicos están cada vez más presionados por la necesidad de mostrar resultados, lo que se acredita a través de la publicación en codiciadas revistas. Una carrera en la que compiten con los especialistas de todo el mundo y que no sólo los tiene estresados.

Cada vez que Alejandro Montenegro, quien está haciendo un postdoctorado en la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica, le cuenta a sus compañeros que va a publicar un artículo, lo primero que le preguntan no es de qué se trata, sino dónde. En los últimos años, hay una idea que se ha popularizado en el mundo universitario en Chile y en el mundo: “Publish or perish”, que es lo mismo que decir que publicas o desapareces.

La frase alude a los artículos académicos (también llamados papers, en inglés), que han existido siempre en la investigación, porque para decirlo en fácil, son un documento que le acredita al mundo que su autor hizo un descubrimiento importante. “El trabajo del científico no es el descubrimiento en sí, sino la difusión y el impacto que tiene. Un paper bueno puede cambiar el mundo, pero tiene que estar publicado, sino ¿cómo lo cambia?”, dice Flavio Salazar, vicerrector de Investigación de la U. de Chile.

Un buen artículo académico o paper debe ser original, novedoso, tener un marco teórico, una hipótesis, una demostración y debe ser replicable, es decir, que cualquiera que repita el proceso llegue a los mismos resultados. Como eso no siempre ocurre hay que acreditarlo, y para eso existen revistas (journals) especializadas por área, a las que los investigadores postulan con sus papers y que se encargan de seleccionar los mejores, tras hacerlos pasar por una revisión anónima de “pares” expertos (peer review). “Esta es su garantía de calidad”, agrega Salazar.

Entonces, astrónomos, historiadores, cientistas políticos, biólogos y un largo etcétera consiguen dinero para hacer una investigación (en su universidad o a través de fondos concursables, como Fondecyt), escriben un artículo con los resultados y tratan de ponerlo en una de estas revistas, lo que a su vez les da currículum para conseguir nuevos fondos. Pero, como queda demostrado con el relato de Alejandro Montenegro, no se trata sólo de publicar, sino de hacerlo en la revista con más impacto posible.

 

En las últimas décadas el número de publicaciones ha crecido explosivamente. En 2012 se calculaba que había 28 mil activas que usaban el método de la revisión de pares. No todas con la misma calidad y prestigio. En cada área hay algunas que son más estrictas y/o influyentes, por ejemplo, Science y Nature, en ciencia general, The Lancet o The New England Journal of Medicine, en medicina, o Econométrica en economía.

Eugene Garfield trató de poner orden a esta marea de conocimiento y creó en los sesenta el Instituto para la Información Científica (ISI), que luego compró la editorial Thomson Reuters. Lo que hizo fue crear una base de datos de las publicaciones académicas más rigurosas por área que hoy incluye 10 mil revistas.

Por eso, publicar un “paper ISI” no es lo mismo que hacerlo en una que no está en esa base de datos (u otra similar). También diseñó el llamado “factor de impacto”, que mide la importancia de una revista, en base a su nivel de citación. Así hoy, a través del servicio Web of Science (WOS, anteriormente ISI) u otros como Scopus o Scielo, es posible identificar qué revistas o artículos han sido más mencionados.

En los últimos años académicos en todo el mundo han comenzado a criticar la preponderancia que han adquirido estas bases de datos y rankings. “Estábamos acá para reflexionar sobre el mundo y vemos una competencia por quién tiene más puntitos”, dice Carlos Rodríguez, economista y director académico del doctorado en Ciencias de la Complejidad de la UDD.

Privilegiados

La razón por la que estos sistemas, y en particular las publicaciones, han adquirido un lugar preponderante en los centros de investigación es porque permiten medir y comparar el trabajo académico, algo muy importante en el ámbito de la generación de conocimientos donde es difícil encontrar indicadores de productividad. El factor de impacto y el Índice H (que mide la influencia de un investigador según el número de citas a sus artículos), por mencionar algunas métricas, son casi un segundo currículum para muchos académicos, no por un asunto (sólo) de vanidad, sino porque determinan la posibilidad de conseguir financiamiento, becas y ascensos.

“Hace 10 años se tomaban en consideración otras variables para contratar a un académico: dónde hiciste el doctorado, la carrera docente, participar de la discusión en políticas públicas… la investigación no era tan preponderante”, explica Rodríguez. Hoy, publicar lo más que se pueda es una prioridad.

Para las universidades tampoco es fácil escapar a esta presión, ya que sus posiciones en los rankings internacionales pasan en buena parte por la cantidad de publicaciones en revistas de alto impacto. “Esto es como el Simce: en un principio era importante evaluar los aprendizajes de los alumnos, pero se desvirtúa al convertirse en un índice de calidad, en una herramienta de marketing”, dice Flavio Salazar. Sin embargo, María Elena Boisier, directora de investigación de la UC, explica que “se está transitando a valorar otros productos. Es importante que esto se vaya adaptando, porque ahora el ISI impacta mucho. Es necesario un equilibrio”.

Aunque no hay reglas escritas ni taxativas, informalmente se espera que un investigador publique al menos un paper ISI (o Scopus) al año. Para esto, muchas universidades han desarrollado incentivos, que en su mayoría rondan el millón de pesos por paper publicado. “Todas las vicerrectorías de investigación tratamos de crear condiciones para que nuestros académicos publiquen mejor y más”, dice Ariel Orellana, vicerrector académico de la UNAB.

Pero Andrés Navas, subdirector de investigación del departamento de matemáticas y ciencias de la computación de la USACH, afirma que “el pago por paper ha demostrado su nocividad en todas las instituciones que se ha aplicado. Hay otras actividades ligadas a la investigación que son importantes y tienden a ser subvaloradas”.

Los riesgos de la isificación

Varios académicos se apuran en aclarar que están de acuerdo con que su trabajo sea evaluado y medido, pero critican la excesiva importancia que se le da a este sistema. Y los reclamos vienen desde distintas disciplinas.

“Hay revistas que tienen menor factor de impacto, pero que son muy relevantes en un área en particular”, dice Omar Orellana, director de Investigación de la Facultad de Medicina de la U. de Chile.

En las revistas “más cotizadas”, los tiempos de espera para revisión pueden ser de hasta cuatro años y sólo el tres por ciento de los manuscritos que recibe Science, por ejemplo, pasa finalmente a revisión. “Eso le hace mal a la ciencia. La comunidad no tiene acceso a ese conocimiento y todos se retrasa”, dice el biólogo Alejandro Montenegro.

Por su parte, el economista Dante Contreras, director del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES), explica que lograr estas métricas ISI es aún más difícil en las ciencias sociales, porque hay menos revistas en el área y porque es más difícil presentar resultados exactos. “Economía es de lo que más publica, pero aun lejos de las ciencias duras”.

Algo con lo que concuerda Ricardo Greene, sociólogo y antropólogo visual que trabaja en la Universidad Católica del Maule: “Parte importante del trabajo en las ciencias sociales tiene que ver con un conocimiento que es situado histórica y contextualmente, pero por la imposición del ISI, que en su mayoría incluye publicaciones en inglés, los artículos muchas veces no se publican ni en español”.

En las humanidades y las ciencias sociales, entonces, formatos como el libro, el ensayo o incluso el documental pelean por recibir la misma puntuación en las evaluaciones que el paper científico.

Sin embargo, las métricas siguen ganando espacio. Bien lo sabe Erwin Krauskopf, director de la Escuela de Ingeniería en Biotecnología de la UNAB y uno de los pocos expertos en Chile en epistemometría (disciplina que estudia la dinámica de las publicaciones). Para él “la isificación es un tema que los tiene a todos vueltos locos”.

En Chile esto ocurre además en un contexto donde ha crecido el número de investigadores pero los recursos no han aumentado a la par. “Nosotros tenemos una diversidad de programas, pero al final del día tengo una fila de gente postulando a financiamiento. El tema es cómo lo reparto y a quién le entrego esos recursos, asegurando que se haga ciencia de calidad”, dice Christian Nicolai, director ejecutivo de Conicyt, el principal organismo de financiamiento de la investigación en Chile. “Se necesitan métricas para poder ordenar. Es un orden relativo, no absoluto, nos quedan muchos proyectos buenos fuera por falta de recursos”, agrega.

En ese contexto existe preocupación respecto a los efectos que esto tienen entre los académicos jóvenes. “Algunos tienen currículum excelentes y no los contratan sólo porque no tienen ISI. Eso es para llorar”, dice el filósofo de la Universidad de Chile e integrante del consejo de Fondecyt, Pablo Oyarzún. Pero, como explica Alejandro Montenegro, no se puede ir contra el sistema, “o te adaptas o quedas fuera”.

Buenas y malas prácticas

Dante Contreras explica que en la academia se han ido desarrollando formas interesantes para lograr publicaciones de alto impacto que tienen que ver con potenciar el trabajo colaborativo y asociarse para hacer estudios entre pares, distintas universidades, instituciones o disciplinas. Algo promovido por Fondap, fondo que financia centros de investigación interdisciplinarios de alto nivel, como el que él dirige. “Esta estrategia es una gran oportunidad, sin embargo, muchos de los journals interdisciplinarios exhiben menor impacto que aquellos de especialidad”, explica.

La presión también da paso a prácticas más controvertidas en todo el mundo. Desde subdividir una investigación hasta la mínima unidad publicable para aumentar el número de artículos (la llamada táctica del salame), colocar como coautor de un paper a un colega amigo para que luego él a su turno haga lo mismo, los pactos o mafias de publicación (que se dan tanto entre investigadores como entre editores de revistas), publicar la misma investigación con leves diferencias en distintos idiomas y un largo etcétera.

En ese contexto, ha habido sonados escándalos: varios casos de plagio y de “engaño del peer review”, en el que se descubrió a investigadores que sugerían a pares revisores inventados, para así terminar dándoles la aprobación a sus propios artículos, lo que puso en cuestionamiento el alabado sistema de revisión del mundo científico. Otro fue el de STAP. Publicado en la renombrada revista Nature, el gran hallazgo realizado por la joven científica japonesa Haruko Obokata mostraba un método para reprogramar células adultas y convertirlas en células madre capaces de transformarse en cualquier tejido. La noticia tuvo un gran impacto, sin embargo, el artículo fue duramente criticado y finalmente retirado en julio de 2014, cuando se comprobó que había datos manipulados. Esto no sólo acabó con la carrera de Obokata, sino que se consideró clave en el suicidio de Yoshiki Sasai, renombrado investigador y coautor del estudio.

“Es el efecto de la ley de Campbell”, dice Scott Sadowsky, lingüista y académico de la Universidad de La Frontera. “Mientras más se utilice un indicador cuantitativo en la toma de decisiones, más probable es que el uso del indicador distorsione y corrompa el mismo proceso que pretende medir”.

Cómo mejorar

Reconociendo la importancia del paper como instrumento de la difusión científica, el mundo académico admite también la necesidad de introducir matices. Muchos afirman que ya está ocurriendo, aunque no tan rápido como todos quisieran.

Adaptar los criterios de evaluación a cada disciplina es una de las solicitudes. “Conicyt ha hecho un esfuerzo por mejorar esto a través de los grupos de estudio. Aunque no es un tema sólo de ellos, sino de la complejidad de generar índices que permitan una evaluación más justa”, agrega Flavio Salazar, de la U. de Chile.

En esa casa de estudios y otras, por ejemplo, afirman que han avanzado bastante en incluir otros parámetros, como tener libros revisados en editoriales importantes, la formación de estudiantes, el trabajo transdisciplinario y el impacto en la transferencia tecnológica, entre otros.

En la otra vereda están las revistas. Muchas de las indexadas no son abiertas sino que pagadas. Un gran negocio que ha sido fuertemente criticado porque impide que ese conocimiento esté disponible para todos, algo que captó la atención del ministro de educación de Holanda, Sander Dekker, quien ejemplificó: “En 2014, la solución a la crisis del Ébola se vio obstaculizada por la falta de acceso a las publicaciones y los datos de investigaciones recientes”.

Hoy existe un movimiento global, del que Chile no es ajeno, por democratizar el conocimiento y hacerlo más accesible. Algo que Ricardo Greene ha intentado hacer con Bifurfaciones, revista online de estudios culturales que fundó hace 12 años. “Está casi quebrada, pero la seguimos manteniendo”, dice. En el extranjero están PLOS, bioRxiv, F1000Research, entra otras, que no sólo son de acceso libre, sino que en algunos casos ofrecen revisión de pares abierta y al momento de la publicación.

El impacto de la ciencia es algo en lo que Erwin Krauskopf hace hincapié. “De qué me sirve que me citen tres pelagatos si yo puedo hacer un descubrimiento muy sencillo, pero que va a tener un impacto global, mejorando la calidad de vida de una persona. Eso es importante”, dice. Y agrega un dato sorprendente: en 2007 una investigación que realizó mientras trabajaba en la Fundación Ciencia para la Vida, junto a Bernardita Méndez, determinó que, entre 1987 y 2003, cerca de 500 patentes estadounidenses citaron artículos de autores chilenos, es decir, que los descubrimientos de esos investigadores dieron fruto a invenciones en ese país. “Inventos por los que hoy pagamos royalty, cuando debería ser al revés. Ahí tienes la prueba clara de que el paper no siempre lo es todo”, agrega.

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Carlos Peña, rector de la UDP: “Isificar la vida intelectual es un error”

¿Qué lugar ocupan las publicaciones o papers en revistas de alto impacto en el trabajo universitario y la trayectoria académica?

Los niveles de investigación que efectúa una institución universitaria se miden, en términos generales, por los proyectos competitivos que sus académicos se han adjudicado y por el número de publicaciones indexadas que logra el conjunto de sus miembros. ¿Es correcto medir así el trabajo universitario? Pienso que no del todo; pero en esto los académicos y las instituciones están presas del sistema puesto que ese es el mecanismo con que se juzga el desempeño institucional.

¿Hay una estructura de incentivos en la UDP para estas publicaciones?

La UDP posee un sistema de incentivos por publicaciones que no se restringe solamente a las indexadas, sino que también incluye capítulos o libros publicados en editoriales prestigiosas. Se trata de un monto de dinero y por eso en su conjunto puede afirmarse, que los académicos de la UDP tienen una suerte de renta variable conformada por una fija e incentivos por publicaciones, proyectos de investigación, calidad de la docencia.

Hay académicos (en Chile y afuera) que se quejan de que se ha vuelto el único indicador, ¿qué piensa usted?

Hasta donde entiendo (al menos es la situación de la UDP), las publicaciones indexadas son sólo uno de los indicadores del trabajo académico. Este tiene muchas dimensiones, entre ellas, la participación en la esfera pública, el aula, el desarrollo de programas de investigación colaborativos, a veces alguna forma de administración docente, etc. Reducir todo eso al simple número de publicaciones es, obviamente, un error porque eso estimula a que el trabajo universitario se ensimisme y se ponga de espaldas a los problemas del entorno en que la universidad se desenvuelve. “Isificar” la vida intelectual es un error.

¿Cómo se llevan las ciencias sociales y las humanidades con este formato?

Lo que acabo de decir es especialmente relevante para las ciencias sociales que deben ser muy sensibles a los problemas de su entorno. El trabajo intelectual en estas áreas no se mide cabalmente por publicaciones indexadas que leen sólo los partícipes del campo (dando origen a lo que la sociología de estos temas ha llamado la “cultura de campus”, encerrada en sí misma), sino por la escritura de libros que influyen la esfera pública, modelan la cultura y ayudan a que la sociedad, que es siempre un sujeto histórico, reflexione sobre sí misma. Las formas de transmisión de este saber y el debate intelectual que le subyace requieren, pues, formas de medición de desempeño y vehículos de comunicación distintos a las revistas especializadas, que recogen papers interesantes, sin duda, pero que están muy lejos de la influencia que en esta materia ejercen los libros.

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Gaspar Galaz, profesor del Instituto de Astrofísica de la UC: “Para mí, las publicaciones son unas palomas mensajeras de la ciencia”

¿Cómo está influyendo el sistema de publicaciones indexadas en la forma en que se genera conocimiento?

Hay un dicho: “publish or perish”, que significa “publica o muere”. Si un científico no lo hace es como si dejara de existir. Pero publicar es una cosa y presentar algo relevante, es otra. Si sólo miras el número de papers se puede caer en el absurdo de que al final dé lo mismo qué es lo que se escribe. Yo prefiero mirar más bien el impacto.

¿Ha visto que la necesidad de publicar dé espacio para las malas prácticas entre los investigadores?

Por supuesto, y eso es un problema. Están los dos extremos: uno es publicar sólo cuando uno piensa que lo que estudió es casi para ganarse el Premio Nobel y entonces el investigador no presenta más que ladrillos una vez cada 10 años, decenas de páginas, que al final nadie lee. En el otro extremo está mostrar cualquier cosa. Para mí las publicaciones son unas palomas mensajeras de la ciencia, la herramienta que permite un diálogo planetario. Es como si hubiera un teléfono muy caro a través del cual cualquier científico de la misma disciplina, esté donde esté, puede entender qué está haciendo otro. Pero hay que usarlo cuando vale la pena, para comunicar algo importante o interesante, si no, genera ruido.

¿Sirve este mecanismo de las publicaciones indexadas para todas las disciplinas?

Creo que es imposible aplicar la misma regla a todas. Puede acarrear situaciones injustas. Incluso dentro de las ciencias exactas hay matices: la naturaleza de las publicaciones de la física teórica con la física experimental es diferente. En astronomía está pasando lo mismo en algunas áreas, probablemente también en las ciencias naturales. En este caso, echo de menos la pérdida de la variable exploratoria.

¿Qué significa eso?

Hay poco espacio para probar equivocándose, en parte empujado por el costo de los equipos (en el caso de la astronomía los telescopios, que son súper caros), pero también porque se olvida la naturaleza de la ciencia. Además creo que hay disciplinas que tienen poco espacio en la academia, que tienen un carácter mucho más exploratorio. La zoología, paleontología, botánica, entomología, arqueología, por mencionar algunas, donde hay mucho descubrimiento, mucha exploración, pero que están menos relacionadas de manera directa con aplicaciones tecnológicas, son disciplinas donde las universidades están casi despobladas.

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Alfredo Jocelyn Holt, historiador y profesor de la U. de Chile: “En las humanidades ha sido nefasto el efecto”

¿Por qué tiene una visión crítica del sistema de publicaciones académicas?

Porque atentan en contra de un tipo de reflexión e investigación de largo aliento, como es el caso de los libros, los que a veces pueden tomar toda una vida, ciertamente más tiempo y profundidad que un artículo ocasional para una revista “científica” indexada. Porque estos papers sólo sirven para medir impacto (tantas veces que se consultan, tantas que se citan), por eso las universidades, obsesas con mediciones, los prefieren y apoyan o “premian” financieramente. Porque las revistas que los publican son normalmente redes herméticas, hasta a veces mafias de intereses compartidos (yo te cito, tú me citas). Y, por último, porque rara vez se leen (salvo entre estas mafias que se hacen autobombo), y menos aún hacen grandes contribuciones al conocimiento y la discusión general.

¿Cómo afecta específicamente al mundo de las humanidades? 

Esto de los papers proviene de las ciencias duras y aplicadas, no es tradición en las humanidades, éstas, acostumbradas a pensar escribiendo, no a presentar “resultados”. En las humanidades ha sido nefasto el efecto. Ha significado tener que dedicarse a pelos de la cola y a ahondar en los escolasticismos de moda, para peor, con sospechosa frecuencia, política y sectariamente correctos.

¿Cuándo empezaron a adquirir importancia a nivel universitario?

Desde el momento que vino la carrera delirante por conseguir fondos, tras el abandono del apoyo estatal directo: los años 80. Ahí se vino la fiebre por la “investigación”, y cómo medirla, para así también poder financiarla.

¿Cuál ha sido su opción al respecto?

He escrito artículos para revistas indexadas pero no me he dedicado a ello. Tú entras en la lógica de la investigación actual (papers y revistas indexadas) y tienes que armarte de redes de protección (una revista propia), limitarte a un público estrictamente academicista que sólo importa si tú estás dentro de la universidad, de nulo impacto fuera en el mundo profesional y político culto. Y, además, te privas de escribir libros que, por lo mismo que demandan más tiempo, rigor discursivo y esfuerzo, permanecerán en el tiempo. No estar en estos círculos suele significar marginación. Para las nuevas generaciones es hasta más grave: implica no poder entrar en la carrera universitaria. Quienes, en cambio, asumen para sí este esquema contribuyen a que las universidades sean mundillos cada vez más ensimismados, dedicados a hacer aportes intelectuales minúsculos si es que no insignificantes.

Fuente: http://www.latercera.com/noticia/tendencias/2016/01/659-665301-9-la-tirania-de-las-publicaciones-academicas.shtml

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Educación y gestión pública: Caso Venezuela

Apuntes para una posible agenda en Venezuela

Por: Julio C Valdez (Venezuela)

Venezuela , Febrero 2016

Puede ser amplio el espacio entre el ideal (normativo) de una propuesta social transformadora y la realidad de las instituciones (organizaciones) que han de soportarla. Este asunto constituye un tema de permanente reflexión en el despliegue de la revolución venezolana. Aquí intentamos abordarlo desde una mirada educacional.

¿De qué ideal hablamos?

El ideal de la propuesta social venezolana, con todas las posibles interpretaciones en juego, está contenido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV). Tendemos a un estado democrático social de derecho y justicia, que enfatiza valores de vida, libertad, justicia, solidaridad, democracia y responsabilidad social (art. 2). Así, en cualquier espacio educativo que asumamos, tenemos que plantearnos la presencia de estos valores. Por ende, en escuelas, en comunidades y en organizaciones debemos asumir la creación de espacios de respeto, participación, justicia y equidad, donde valoremos plenamente la vida en todas sus posibilidades.

Ante esto, cabe preguntar si nuestras instituciones de estado están preparadas para avanzar en este sentido. Y si no, ¿qué hay que transformar en ellas y cómo asumirlo?

¿Qué instituciones tenemos?

Las instituciones del estado venezolano –no es ningún secreto- se han originado en distintos momentos históricos, atendiendo con fuerza a requerimientos de control y sometimiento del pueblo. Corresponden, sin duda, a órdenes coloniales desde donde fueron forjadas. A ello se debe su tendencia a la verticalidad y a los sistemas jerárquicos, su segmentación, que sumados a la alta rotación de sus directivos y a la complejidad de asuntos por atender pueden hacerlas sumamente lentas y pesadas. El tiempo al interior de las instituciones se consume en procesos rituales y fragmentados que poco tienen que ver con las necesidades de respuesta de las personas a quienes la institución debiera servir y al proceso revolucionario que se intenta desplegar.

Conviene que aclaremos que, a pesar de las dificultades que conlleva el funcionamiento de las instituciones oficiales, no estamos desmeritando los esfuerzos que muchas personas dedicadas, altamente comprometidas, realizan para servir al pueblo y de diversos y ricos resultados que pueden lograrse. Hablamos de grandes esfuerzos que usualmente tienen que atravesar las limitaciones y las barreras de contención que existen al interior de tales instituciones.

Así, si queremos lograr una sociedad de justicia y derecho, plena de equidad y justicia, y habitamos instituciones que encarnan el orden que pretendemos superar, tenemos que hablar necesariamente de transformar profundamente, o repensar y superar tales instituciones.

¿Cómo podemos enmarcar nuestra propuesta?

Hagamos una delimitación conceptual previa. Primero, hemos de señalar que cuando nos referimos a la educación, o al sistema educativo como tal, nos referimos a instancias, espacios y procesos formativos que se despliegan en la totalidad social, de modo permanente. Desde esta perspectiva, el sistema escolar con su secuencia de grados y programas formales, es un ámbito específico del sistema educativo total. Incluye otros ámbitos, tales como la dinámica impregnada por los medios de difusión masiva y las redes sociales; la educación comunitaria y la que ahora nos ocupa, la formación implicada en las instituciones de gestión pública.

El sistema escolar, con sus zonas grises y difusas, tiene certeza jurídica y un regidor claro, en este caso los Ministerios del Poder popular para la Educación (MPPE) y el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, la Ciencia y la Tecnología (MPPEUCT). Lo mismo ocurre con los asuntos vinculados con lo mediático y de alguna forma con las redes sociales, regidas por el Ministerio del poder popular para la Comunicación y la Información (MPPCI). No obstante, cuando hablamos de educación popular y de la formación en y desde la gestión pública, los espacios se ven más abiertos e indeterminados.

¿Y cómo es la formación en la gestión pública?

Consideramos que este tema (con todo lo que implica) aún es una asignatura pendiente para el Estado venezolano, para las universidades y aún para el poder popular. Se ha estudiado poco y parcialmente; por ejemplo, como posible campo laboral para los egresados universitarios, como posibilidad de desarrollo profesional y gerencial, y como espacio de ensayo de vectores tecnológicos usualmente extranjeros.

Proponemos la educación en-desde- y-para la gestión pública en Venezuela como un subsistema complejo, plural, multidimensional, como una fuente tal vez poco explorada de generación de espacios de aprendizaje, de reflexión interpersonal, de desarrollo de ensayos y propuestas de mejoramiento de la práctica y desarrollo personal e interpersonal, de emergencia de potencialidades transformadoras vinculadas por un lado con teorías y estrategias de gestión, de tecnología; pero también de corrientes más cercanas y palpables, como la educación permanente, la andragogía, la educación liberadora y la educomunicación.

En lo personal, hemos acompañado procesos formativos en diversas instituciones vinculadas con la gestión pública venezolana, y reconocemos grandes esfuerzos transformacionales. Por ejemplo, el asumir un mayor sentido político, libertario, nuestroamericano, colocando en las instituciones propuestas de educación liberadora y transformadora (incluyendo autores como Paulo Freire, Simón Rodríguez, Mario Kaplún), por incorporar cada vez mayor cantidad de trabajadores y aún de habitantes de comunidades cercanas en procesos de crecimiento personal y de creación y manejo técnico y tecnológico, luchando contra la fragmentación institucional, la contingencia que acompaña los cambios gerenciales, la visión instrumentalista de la educación y de lo educativo.

¿Hacia una agenda para la formación en, desde y para la gestión pública?

Así, teniendo un horizonte constitucional que apunta a una sociedad libre, justa, con equidad, que puede limitarse o frustrarse si nuestras instituciones son inertes o responden a lógicas de intenso coloniaje, instituciones que a pesar de sus naturalezas verticales y jerárquicas viven en sí diversas y ricas experiencias formativas, con un inmenso potencial transformador que requiere que miremos la sociedad como una totalidad educativa… proponemos la siguiente caracterización para una eventual agenda para la educación en, desde y para la gestión pública:

Sentido institucional. Implica dar un papel más relevante a la formación en las instituciones de gestión pública, en la medida que tal sentido armonice las políticas de estado, las estrategias institucionales con los requerimientos y las necesidades de crecimiento humano y profesionalización de trabajadores y comunidades.

Coherencia. Se refiere a que los procesos formativos tienen que avanzar en el fortalecimiento de la identidad institucional y el sentido social y político de la organización, en la medida que se integre con los propósitos de vida de los trabajadores y los beneficiarios. También ha de considerarse los vínculos dialécticos con el sistema escolar formal, por ejemplo, para dinámicas de apoyo mutuo y de reconocimiento formal de aprendizajes.

Criticidad. Supone el ejercicio de un mirar crítico permanente sobre el desenvolvimiento de la sociedad en lo político, económico, social, cultural. Incluye también reflexiones compartidas sobre la propia organización, su avance, sus problemas, sus posibilidades de crecimiento y de desarrollo.

Permeabilidad. Tiene que ver con las posibilidades de intercambio de experiencias, ideas, propuestas, esquemas metodológicos al interior de cada institución (romper la fragmentación y la linealidad procedimental), como al exterior de la misma, en articulación creativa con otras instituciones y comunidades.

Pluralidad conceptual y metodológica. Asume la reflexión y el ejercicio permanentes en torno a la reflexión desde enfoques plurales, diversos, y asumiendo múltiples posibilidades metodológicas y procedimentales, que rompan la visión “escolarizada” en los procesos formativos de la gestión pública.

Complejidad y ecología de saberes. Conlleva la visión de una praxis integral e integradora de diversos procesos, atendiendo simultáneamente a todas las dimensiones implicadas en la experiencia humana (intereses, sentimientos, sentido estético, pensares, haceres…), apuntando hacia un sentido social mayor, comunitario, nacional, nuestromericano y mundial.

Autor Julio Valdez Profesor-investigador del Centro de Experimentación Para el Aprendizaje Permanente de la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez. Venezuela.

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