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Julio Cortázar: letras y debates

Por: Cristóbal León Campos

Era un día gris en París, cuando Julio Cortázar falleció el 12 de febrero de 1984, hace ya 40 años.

Una enfermedad hasta entonces desconocida fue carcomiendo su salud, como expone Cristina Peri Rossi en su hermoso relato de complicidad que escribió sobre la muerte de su amigo, “Julio Cortázar y Cris” (2014).

Cortázar es una de las figuras emblemáticas de la literatura nuestraamericana, suscrito por los críticos al llamado boom latinoamericano, del cual siempre fue un crítico por su determinación bajo concepciones europeizantes como reflejo de un colonialismo cultural que denunció en muchas ocasiones, y que hasta hoy representa un peso en el mundo intelectual. Pero, también, el propio Julio celebró la trascendencia de ese boom que significó el reconocimiento de que en Latinoamérica se generaba y genera literatura de alto nivel y cuya importancia radica, en principio, en el hecho de que deja manifiesta la busqueda permanente de identidad y sentido al ser y la conciencia de nuestra región del mundo, significada por sus valores propios y no impuestos como se pretendió por mucho tiempo.

En ese sentido, y retomando elementos fundamentales de su quehacer intelectual como escritor comprometido –cuya definición le significó álgidos debates-, Cortázar afirmó, en una entrevista recién publicada en español realizada en enero de 1976, sobre el proceso de concientización cultural y política que se vivió entre las y los escritores latinoamericanos que: “este proceso de toma de conciencia de tipo revolucionario, de sentimiento de identidad latinoamericana, fue doble: por un lado, los escritores estaban preparándose[…]; asimismos, había un público esperando la manifestación de lo que sentía. Entre estos dos elementos, surgió un paralelismo. En todo caso, pienso que el boom es un hecho revolucionario y, además, tenemos pruebas de ello: cuando yo era joven, en América Latina se leía en última instancia a los autores latinoamericanos, porque todos los adolescentes leíamos a los autores extranjeros, casi siempre traducidos. Ahora ocurre todo lo contrario: los latinoamericanos leen a los escritores locales y sólo después a los extranjeros” (La Jornada Semanal, 11/2/2024).

Esa concientización sobre lo nuestro como una forma de liberación y, a la vez, de fortalecimiento identitario, significó también el involucramiento de Cortázar en procesos emancipatorios como la Revolución cubana y la Revolución sandinista, además de su reconocimiento del socialismo como la vía al bienestar humano, siendo una de las voces críticas que denunció los crímenes contra la humanidad cometidos por el imperialismo estadounidense y el colonialismo de las potencias europeas, sobre todo en lo referente al colonialismo cultural del que fue víctima por la censura de sus obras durante la dictadura argentina, sucesos sobre los que dijo: “escuchamos testimonios angustiantes y horrendos sobre la maquinaría de perpetración cultural por parte del imperialismo estadunidense en América Latina; tenemos pruebas de cómo este país trata de imponer (y a veces lo logra) sus propios modelos en la cultura latinoamericana, y esto gracias a fundaciones, inversiones y programas de cooperación. Estas son las cosas que el escritor latinoamericano tiene que enfrentar y combatir” (La Jornada Semanal, 11/2/2024).

Así, Cortázar dejó, a través de su vasta obra y de sus actos, un legado de escritor comprometido que hizo de la literatura su metralleta y “arma de trabajo y de lucha”. Hoy, a cuarenta años de su partida, muchas de sus letras y debates siguen vigentes y más urgentes…

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Cortázar y el ser latinoamericano

Por Cristóbal León Campos

Unas horas atrás, finalicé la lectura de una entrevista que le realizará Rosa Montero a Julio Cortázar en 1982, el texto vio la luz originalmente en el periódico El País, y ahora forma parte del libro El arte de la entrevista (2019), donde se reúne la evolución periodística y como entrevistadora de la escritora española.

En la conversación dos años antes de la muerte de Cortázar, entre varios tópicos, uno de los temas que resalta es el relativo al exilio del escritor argentino en París, Francia, debido a que fue en esa ciudad en la que dio vida a sus más célebres obras como Rayuela (1963), cuya esencia parisina se respira en cada página. Pero, al mismo tiempo, es en su escritura donde se reafirma lo que Julio aseverara ante el cuestionamiento de Montero sobre sus razones para dejar su patria: “yo creo que me volví más argentino estando en París, porque allí descubrí algo que los argentinos, en general, no saben, y fue el hecho de ser latinoamericano”.

La respuesta de Cortázar no sorprende si recordamos que años antes, el 10 de mayo de 1967, escribió una carta al escritor cubano Roberto Fernández Retamar, que se publicó en el número 45 de la Revista Casa de las Américas, donde el cronopio mayor reflexionó sobre su papel como intelectual y la transformación que vivió como persona y escritor al acercarse a procesos revolucionarios como el de Cuba, triunfante en 1959, y, posteriormente, al de Nicaragua, con la llegada al poder de los sandinistas en 1979. Así, Julio narrándole a su amigo, afirma que: “Cuando digo que aquí [París] me fue dado descubrir mi condición de latinoamericano, indico tan sólo una de las consecuencias de una evolución más compleja y abierta”.

La sinceridad y ese juego entre sarcástico y fantasioso que caracterizó a Cortázar, se puede percibir en las formas que utiliza para abordar las preguntas de Montero, ese diálogo contribuye también a corroborar el sentimiento antidogmático del autor de libros como Historias de cronopios y de famas (1962), Todos los fuegos el fuego (1966) o Nicaragua tan violentamente dulce(1983). Esas mismas posturas, le valieron una serie de murmuraciones y descalificaciones de algunos críticos que, junto a grupos políticos, vieron en la postura reivindicativa del ser latinoamericano que Julio asumió ya radicado en París, una “falsa actitud”, ya que se le cuestionó que sus reflexiones sobre la realidad de América Latina las realizara desde el continente europeo.

Estas injurias llevaron a Cortázar a sostener infinitos debates con sus críticos, de los que se puede extraer la verdad inobjetable de que el compromiso intelectual con las causas de los desposeídos no puede tener lugar de residencia, sino que debe desarrollarse en cualquier parte del mundo, sin importar el lugar de origen de quien suscribe a favor de la justicia. Lo anterior, lo comprendió bien Julio, y esa es la esencia de su autoevaluación como intelectual que se puede leer en los documentos aquí referidos.

En el último párrafo de su carta a Retamar, Cortázar afirma que: “Estoy convencido de que sólo la obra de aquellos intelectuales que respondan a esa pulsión y a esa rebeldía se encarnará en las conciencias de los pueblos y justificará con su acción presente y futura este oficio de escribir para el que hemos nacido”. La comprensión de su papel como ser e intelectual latinoamericano, llevó a Julio Cortázar a despertar consciencias y afrontar tormentas a favor de la humanidad hasta el fin de sus días.

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Ayotzinapa y la “justicia” cómplice

Ayotzinapa y la “justicia” cómplice

 

Fuentes: Rebelión

Muy lamentable resulta comprobar, otra vez, que buena parte del Poder Judicial a nivel federal forma parte de la complicidad corrupta e inhumana que pretende perpetuar en un manto de impunidad el Crimen de Estado ya reconocido, respecto a la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

La decisión de la jueza de distrito Yazmín Eréndira Ruiz de otorgar la suspensión definitiva al ex titular de la PGR, Jesús Murillo Karam, relativa a su vinculación a proceso por los delitos de tortura, contra la procuración de justicia y desaparición forzada, relacionados con el caso Ayotzinapa, es otro granito de la montaña de cinismo que desde del 26 de septiembre tiene a la nación en vilo respecto a la falta de justicia, si ya desde esa trágica noche se sabía que los hechos respondían a un Crimen de Estado, ahora está más que claro que la red de intereses sigue vigente y continúa por todos los medios encubriendo la verdad y tratando de desvirtuar los esfuerzos reales que se efectúan por esclarecer los hechos. En otras palabras, nadie puede seguir jugando a dudar sobre la violencia de lesa humanidad cometida por los tres órdenes de gobierno con la participación abierta de las Fuerzas Armadas de México sobre los 43 normalistas y sus familiares. Hoy, más de ocho años después, falta mucho para terminar de limpiar las instituciones y dependencias de gobierno de la podredumbre moral, ética y social que la lógica capitalista ha instaurado a través de grupos políticos en las esferas más altas del poder y la “justicia” en nuestra nación.

Aunque la suspensión de la vinculación a proceso de Murillo no significa su liberación inmediata por la posibilidad de impugnación de la decisión por parte de la Fiscalía General de la República (FGR), el hecho significa, de manera inmediata, un retraso en las investigaciones que otorga tiempo a los grupos que pretenden la impunidad de formular nuevas estrategias de interferencia, además, hay que sumar a esta acción, la gravísima filtración de información publicada en algunos medios nacionales, poniendo en riesgo buena parte de las actuales líneas de indagación, todo, en un contexto de exacerbación política entre grupos y partidos que únicamente beneficia a los intereses privados, dejando de lado las necesidades urgentes populares como es el esclarecimiento pleno del caso Ayotzinapa.

Ahora, el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha realizado una denuncia sobre la evidente intromisión de la Fiscalía y el Ejército de México que con las acciones ya mencionadas y otras obstruyen las investigaciones sobre la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, este mismo grupo, ya había hecho público desde marzo pasado, un documento donde señala que el Ejército espió a los involucrados en el caso, tanto criminales como autoridades y familiares, sumado a esto el hecho de la comprobada infiltración de al menos un elemento de las fuerzas armadas entre los normalistas tiempo antes de su desaparición.

No es difícil –si se quiere- ver lo obvio, el caso Ayotzinapa está rodeado de los más oscuros intereses de grupos políticos, militares y económicos que no desean se conozca la verdad, encubriendo su propia participación como la de otros actores aún pendientes de ser juzgados como el ex presidente Enrique Peña Nieto. Un sector amplio de la “justicia” es cómplice de la más vil impunidad.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

Fuente de la Información: https://rebelion.org/ayotzinapa-y-la-justicia-complice/

 

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Paulo Freire y acto de leer

Para Freire, el actor de leer, es un ejercicio de la libertad humana.

La obra del pedagogo brasileño Paulo Freire abarca un gran número de temáticas educativas en las que se vio envuelto, su quehacer transformador lo llevó a poner en práctica una serie de preceptos que reflexionó con el paso de los años, sus propuestas buscaron siempre el sustento en la realidad, a partir de ella ideó el cambio social de la mano de su principal planteamiento pedagógico que conocemos como Educación Popular.

Entre sus escritos enfocados a la lectura, podemos destacar “La importancia del acto de leer”, una propuesta que originalmente presentó en el Congreso Brasileño de Lectura, realizado en Campinas, Sao Paul, Brasil, en 1981, donde expuso un análisis crítico de lo que se ha entendido como leer. En el documento Freire explica que –bajo su concepción- el acto de leer conlleva tres tiempos: en el primero encontramos al individuo, quien efectúa una lectura previa de las cosas del mundo que lo rodea, se trata del primer contacto con el entorno representado por signos y símbolos, que se manifiestan en los olores, ruidos y sentidos, en las creencias, valores, preferencias y todo tipo de acto humano, siempre con una enorme carga sociocultural dependiendo del lugar en que se habite. Un segundo tiempo se presenta cuando el ser humano realiza la lectura de las palabras escritas previo el proceso de aprendizaje en los sistemas generalmente estandarizados de la educación “formal”. El tercer y último tiempo acontece cuando el ser humana lleva a cabo una relectura y reescritura del mundo que lo rodea, involucrando la conciencia como un elemento activo enfocado a la transformación.

Freire afirma que: “la lectura del mundo precede a la lectura de la palabra, de ahí que la posterior lectura de ésta no pueda prescindir de la continuidad de la lectura de aquél”. La concepción que presenta el educador latinoamericano se contrapone de manera directa a la mecanización y memorización características del acto de leer entendido como la descripción de los contenidos, careciendo de profundidad al no posibilitar la generación de conocimiento significativo por la falta de un proceso real de interiorización del saber. El autor de “La pedagogía del oprimido” es muy claro al referir que: “la comprensión del texto —afirma— es alcanzada por su lectura crítica, es decir, implica la percepción de relaciones entre el texto y el contexto”. Por ello, el primer tiempo de lectura descrito líneas arriba es fundamental, pues de la conciencia que desarrollamos sobre el mundo, es de donde surgirá nuestra interpretación del mismo.

La enajenación del ser humano sobre su contexto es una de las grandes limitantes para la generación de pensamiento crítico, la lectura memorística únicamente desarticula la posibilidad de cambio, carece de relevancia en este sentido la cantidad de textos utilizados en el estudio, si previamente se ha desactivado la conciencia sobre el entorno en el que el ser humano interactúa, al acontecer lo anterior se desarticula toda relectura y reescritura de la realidad, el ser enajenado únicamente reproduce mecánicamente lo que se le impone.

La salida de la enajenación está para Freire vinculada a la alfabetización, entendida como un acto creador asociado a la conciencia sobre la realidad, la praxis se presenta como idea-acción en el proceso dialéctico, posibilitando al ser humano efectuar una lectura crítica de todo, que en términos generales es para Freire el verdadero acto de leer, tal y como menciona: “la lectura crítica de la realidad, dándose en un proceso de alfabetización o no, y asociada sobre todo a ciertas prácticas claramente políticas de movilización y de organización, puede constituirse en un instrumento para lo que Gramsci llamaría acción contrahegemónica”. Para Freire, el actor de leer, es un ejercicio de la libertad humana.

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El Magisterio: un sujeto revolucionario

El Magisterio: un sujeto revolucionario

Por Cristóbal León Campos

A las maestras y maestros de Yucatán

I

El 3 de diciembre de 1917, durante el gobierno constitucional de Venustiano Carranza, se instituyó mediante decreto, el 15 de mayo como Día del Maestro, fecha que refiere a la histórica toma de la ciudad de Querétaro, después de varios años de férrea resistencia juarista, con la que se puso fin a la invasión francesa ocurrida durante la segunda mitad del siglo XIX. El simbolismo de la efeméride y el acto, manifiestan en la figura de los maestros y maestras la libertad e independencia de pensamiento que cada día debe cultivarse en los procesos de enseñanza-aprendizaje, además, establece el reconocimiento a la labor educativa de todos los docentes que con su esfuerzo y dedicación, se propusieron contribuir al desarrollo de México y a la superación del oscurantismo al que fue sometida la mayoría de la población hasta antes del triunfo de la Revolución de 1910, teniendo como estandarte la luz del alfabeto, la ciencia y la razón.

La primera celebración en México, tuvo lugar en mayo de 1918, cuya iniciativa habían presentado meses atrás, los diputados Benito Ramírez y Enrique Viesca Lobatón, con el fin de establecer a nivel nacional una fiesta cívica en reconocimiento a los maestros y maestras, que ya para entonces, eran uno de los grupos sociales más influyentes en el país, por sus destacadas participaciones en la formulación de las leyes constitucionales y su papel eminentemente revolucionario a favor de los desposeídos. En Yucatán, el Día del Maestro fue decretado el 6 de junio de 1918, por el gobernador Carlos Castro Morales, y celebrado por vez primera el 15 de mayo de 1919, en medio de la efervescencia revolucionaria que el Estado vivía.

II

En cada nación se celebra a los maestros y maestras en un día en particular, para el caso especifico de Latinoamérica, en 1943 la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, efectuada en Panamá, decretó el 11 de septiembre como Día del Maestro para todo el continente americano en concordancia y homenaje al fallecimiento del escritor y político argentino Domingo Faustino Sarmiento, y de igual forma para reconocer la labor que realiza el magisterio latinoamericano todos días en las escuelas y en los lugares de enseñanza.

En 1994, la UNESCO instituyó el 5 de octubre como el Día Mundial de los Docentes, siguiendo la Recomendación conjunta de la OIT y la UNESCO relativa a la situación del personal docente aprobada en París, Francia, el 5 de octubre de 1966. Este documento establece los derechos y las responsabilidades de los docentes, las normas internacionales para su capacitación inicial y su formación, estipula condiciones para su contratación, empleo, enseñanza y aprendizaje. Incluye recomendaciones sobre la participación de los docentes en las decisiones relativas a la educación mediante la consulta y la negociación con las autoridades educativas. Se considera que el documento constituye una importante directriz para promover la condición del personal docente en aras de una educación de calidad. Años después, en 1997, fue aprobada la Recomendación de la UNESCO relativa a la condición del personal docente de enseñanza superior, con el fin de sugerir una serie de prácticas que abarcan a todo el personal docente de la enseñanza superior, reconociendo sus necesidades específicas y complementando la Recomendación de 1966.

III

La característica de memorable que hoy en día tienen los profesores y profesoras de Yucatán, es sin duda, el resultado de una larga historia de esfuerzo y entrega que inicia en los instantes mismos en que se instituyó nuestra nación. La educación y sus actores han estado presentes en cada discusión, en cada proyecto sin importar sus connotaciones políticas, la educación y sus actores han establecido las bases de lo que hoy somos, y en particular en Yucatán, de lo que como grupo social representa el dedicarse a contribuir a la formación de ciudadanos que contribuyan al bienestar social y al desarrollo de nuestro Estado. La memoria y el patrimonio de la educación son los testigos fieles de esa entrega y esa pasión que ha despertado por siglos la idea de qué se debe ensenar y cómo debe hacerse. Los edificios, las fotografías, los objetos pedagógicos, los documentos y libros, las cartas, oficios y de más impresos resguardados nos permiten contribuir a reconstruir esos procesos, discusiones y proyectos que dieron forma a una historia vasta, que hoy otorga un lugar especial al Magisterio Yucateco en todo el país.

La educación es un amplio movimiento cultural, cuyas expresiones pedagógicas, educativas e históricas, nos hablan de uno de los sectores sociales más influyentes desde el siglo XIX, la evocación del magisterio es en muchos sentidos, el repaso de momentos determinantes de la formación de la nación mexicana. El magisterio, su conformación y aportaciones son vitales para la compresión del México actual. El surgimiento de las instituciones dedicadas a formar docentes, en los ámbitos urbano y rural, se expresan de diversas formas, teniendo puntos comunes a través de los planes de estudio y el ideal educativo, cada una de las escuelas normales, tiene en su legado, períodos gloriosos y coyunturas de crisis, hechos que concatenan los ámbitos políticos, sociales, económicos y culturales, son sin duda, un claro reflejo de la vida en el país. Las políticas educativas, las reformas, la manera de concebir la educación, las ideologías y los valores gubernamentales, están directamente relacionados con el quehacer magistral, ninguna institución en México manifiesta mejor los diferentes intereses entrecruzados que el sistema educativo.

IV

El normalismo se ha interpretado de diferentes formas, sus manifestaciones se particularizan en cada centro escolar, en cada ciudad o comunidad rural que alberga una escuela normal, el normalismo es la praxis generacional de hombres y mujeres dedicados a dar su vida por la enseñanza, el maestro es el actor primordial en el proceso educativo, ellos son los pilares de una historia que aún sigue escribiéndose, son la fuerza que contribuye al desarrollo de la nación. El normalismo es un movimiento social con marcadas expresiones históricas a lo largo y ancho de toda la República mexicana y, desde luego, en cada estado que la compone hay una reminiscencia por rescatar.

El magisterio afronta a diario el reto de hacer patente su misión, transmitir enseñanzas a la infancia y juventud mexicana, las condiciones cambian en cada región, deben enfrentar la pobreza extrema, andar senderos interminables todos los días para poder llegar a sus centros de trabajo, son las mujeres y hombres dedicadas a este apostolado los que a su cargo tienen en muchos sentidos el futuro de la nación, del tipo de ciudadanos que se formen dependerá el porvenir. Sus historias, semejantes y contradictorias, cercanas, pero con marcadas particularidades, nos dan muestra del papel primordial del profesor en las comunidades, en la cultura y en la sociedad, su figura, descuella y se registra como un generador de transformaciones sociales.

V

El destacado papel que tiene el magisterio en la sociedad y en las transformaciones del país es de valorarse, no sólo como un hecho histórico, sino como la muestra de la importancia de quienes tienen a su cargo la formación de las nuevas generaciones mediante la entrega de su esfuerzo y vocación. Conservar la memoria, difundirla e incrementarla es una indispensable labor y responsabilidad que recae en cada uno de nosotros, la sociedad yucateca se ha nutrido de los saberes y de las acciones del magisterio, reconocer su papel es fundamental para el bienestar social del Estado y de nuestro México.

Al celebrarse el Día del Maestro, levantamos la voz para reconocer al magisterio como un sujeto revolucionario que contribuye a la transformación social y a la superación de muchos de los males que nos aquejan en la actualidad, su empeño impulsa la conciencia y el progreso, son los maestros y maestras quienes tienen en sus manos la lucha contra la ignorancia y la desigualdad social, asimismo, levantamos la voz, para exigir respeto pleno de la dignidad humana y de los derechos laborales de todo el magisterio de México y del mundo.

Fuente de la Información: https://rebelion.org/el-magisterio-un-sujeto-revolucionario/

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Romper el pacto

Por: Cristóbal León Campos

Silencio, balas e impunidad, esa es la acostumbrada respuesta del poder a las demandas sociales, la represión ejercida contra la protesta feminista en Cancún, Quintana Roo, la noche del lunes 9, viene a confirmar la existencia estructural del orden patriarcal-capitalista, recubierto por la cultura machista y sostenido por el sistema económico desigual e injusto. Ante la exigencia de justicia por miles de mujeres organizadas en colectivas y agrupadas en el movimiento feminista que lucha por los derechos plenos de la mujer y contra la violencia machistas-patriarcal, la brutalidad gubernamental ha dado nueva muestra de su razón y finalidad, pues en lugar de contribuir al esclarecimiento de los feminicidios cometidos ahora y antes, lanza su fuerza sobre quienes exigen el fin de la violencia contra las mujeres, lo que parecería una actuación sinrazón, es en realidad el reflejo de la lógica sistémica, ya que al ver cuestionada su hegemonía el Estado reacciona violentamente intentando mantener el estatus quo social, las balas no fueron casualidad y nunca lo son, sin importar los colores partidistas presente está la bandera de la democracia burguesa y sus formas opresivas frente a reivindicaciones de verdadera justicia.

Tras conocerse el feminicidio de Alexis, una joven de 20 años, además de las reacciones de dolor e indefensión de los familiares y amigos, se observó una serie de comentarios en redes sociales agresivos, misóginos y machistas contra la víctima, esto no es nuevo, siempre es igual, la difusión del feminicidio es acompañado por descalificaciones a la mujer violentada, intentos de “justificantes” del crimen y distractores burdos que pretenden negar el feminicidio como tal, estos comentarios inhumanos e insensibles son realizados por otros hombres que de forma consciente o inconsciente reproducen el pacto patriarcal.

Este pacto es en suma la negación absoluta de los derechos de la mujer y el despojo de su valor como ser humano, sobreponiendo al hombre en todo sentido y sobajando a la mujer a mero objeto-fetiche cuya “función única” se supone es la satisfacción masculina. Los hombres se protegen entre sí ejerciendo el pacto, un acuerdo tácito que condiciona y reproduce el machismo-patriarcado al asumir la superioridad de los hombres, una disposición mental-cultural que tiene manifestaciones materiales y estructurales, este pacto, se enraíza en el origen mismo del patriarcado que encontró en el capitalismo la tierra firme para su reproducción y fortalecimiento. Por ello no basta con deconstruir al ser masculino, sino que se requiere romper tanto al pacto patriarcal como al pacto social en el que se sustentan nuestras sociedades machistas, es decir, el anticapitalismo es una pieza clave en la lucha por un mundo mejor.

Una de tantas evidencias del pacto, es el hecho de que el patriarcado-capitalismo usa las leyes a favor de los hombres cuestionando la integridad de las mujeres, convirtiendo a la víctima en culpable de la violencia que sufre, liberando de responsabilidad al hombre y negando la existencia del feminicidio. Romper el pacto patriarcal es reconocer su existencia y superar esa posición hegemónica de privilegio que sitúa al hombre históricamente en situaciones de poder. Los hombres debemos abandonar toda postura, idea y posición para rehacernos como seres humanos reales olvidando la “supuesta superioridad”. Erradiquemos al machismo y al macho que lo genera, así como contribuir a la destrucción de pacto patriarcal y social que lo construye.

*Colaborador de CII-OVE

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Chile y La Esperanza Renovada

Por: Cristóbal León Campos

La voluntad del pueblo chileno se ha expresado en las calles cubiertas de dignidad y conciencia arrebatando a la historia su lugar usurado, el voto por una nueva Constitución es apenas el inicio de un camino largo que corona y significa en cierta forma el fin de otro oscuro sendero atravesado, Chile ha dado el gran paso para finalizar con los resabios legales de la dictadura de Augusto Pinochet sustentados en la vigente Constitución de 1980, y que sin importar cuantas reformas haya tenido, sigue representando a la estructura económica-social del capitalismo neoliberal. La demostración del poder popular que hemos presenciado con la Rebelión de Octubre iniciada en 2019 es en realidad continuación de la resistencia a la opresión cuyo saldo registra miles de vidas arrancadas por la represión, la pobreza y la desaparición forzada, el voto emitido significa cuestiones profundas que no se resumen con simplicidad pero que explican el anhelo y la esperanza renovada de una mejor sociedad.

Un fragmento del último discurso de Salvador Allende a su pueblo resume con poética revelación lo acontecido: “mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor”. Las alamedas se abrieron y dieron paso a las nuevas generaciones de la primera línea, vanguardia en las horas calcinantes del reclamo popular, acompañadas por la voz de Allende que retumba en el sentir proletario-popular y en la celebración de millones de chilenos, latinoamericanos y pobladores del mundo que hoy desde nuestros humildes rincones nos emocionamos y congratulamos por tan grande demostración de razón y humanidad.

El gran paso comienza a consumarse sin importar la obstinada vocación de Sebastián Piñera por perpetuar la opresión, la represión que su gobierno ha ejercido sirve al final para refrendar la necesidad de un nuevo orden con una lógica diametralmente opuesta a la que el imperialismo y la oligarquía-burguesía quieren sostener, la ruptura propiciada por una nueva Constitución será la alameda por donde pase el pacto de vocación social. El pueblo chileno ha sorteado todo tipo de adversidad y tendrá que seguir asiéndolo pues este es apenas el paso del reinicio, pero tal y como tantas veces cantó Víctor Jara, hoy reproducido en las protestas de su pueblo; “No me asusta la amenaza/patrones de la miseria/la estrella de la esperanza/continuará siendo nuestra”.

El fin de los resabios de la dictadura es un tránsito complejo que el pueblo chileno deberá asumir para constituir una verdadera Asamblea Constituyente, y para ello, requiere garantizar que sea justamente la representación proletaria-popular los sujetos primordiales en la toma de las decisiones y la guía hacia el definitivo adiós a la dictadura, sus leyes y su sistema económico-social. Nuevamente el socialismo se advierte como el camino de esperanza para andar en la búsqueda de concretar un Chile mejor. El reto sigue siendo grande, hacer del triunfo por la constituyente una realidad necesita no suspender las movilizaciones y sí incrementar la batalla de ideas, la voz de los pueblos latinoamericanos y del mundo acompaña y aprende de la fuerza proletaria-popular chilena que hoy tiene mucho para celebrar, pues como Pablo Neruda dijera en su Canto general: “Está mi corazón en esta lucha/Mi pueblo vencerá/Todos los pueblos vencerán[…]Aquí está mi ternura para entonces/La conocéis, no tengo otra bandera”.

¡Viva el pueblo chileno!

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