Las grandes movilizaciones de Haití, Ecuador, Chile, Costa Rica, Brasil, Argentina, Perú, Guatemala, Honduras, Colombia contra el neoliberalismo y la resistencia heroica de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia frente a los intentos de golpes de estado imperialistas, exigen el resurgimiento del pensamiento crítico libertario reformulando cada una de sus concepciones de la realidad concreta, la puesta en juicio de los conceptos elementales, generales y específicos se mezcla con la necesaria revisión táctica y estratégica para la resistencia y el proyecto emancipador, cuestionar todo fue la premisa siempre de Carlos Marx, incluso lo planteado por él mismo, cuestionarnos todo el presente no es ir en contra de esa gran enseñanza, es justamente ponerla en práctica reconociendo la vigencia del marxismo y el pensamiento latinoamericano (antiimperialista y anticolonial) para dar su lugar al planteamiento revolucionario que agrupe una y otra herencia con el fin de servir a la humanidad, las voces que claman por la libertad nos conducen al ejercicio pleno del compromiso y del pensamiento.
La ejemplar hazaña revolucionaria de Cuba tras sesenta años, sigue brillando como la estrella suprema en el cielo rebelde de nuestros pueblos, su grandeza va más lejos que el hecho de vencer a la potencia imperialista en el sentido de la guerra, su ejemplo se funda en la moral y la ética de transformación, en el compromiso y el estudio objetivo de las condiciones de lucha, en el continuo análisis de los avances y los retrocesos, en el hacer y el revisar, en el rectificar si es necesario, pero nunca jamás en traicionar, desertar o rendirse, el ejemplo revolucionario cubano ha hecho importantes aportaciones al pensamiento revolucionario latinoamericano y mundial, las ideas y análisis de José Martí, Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Raúl Castro, Roberto Fernández Retamar y otros pensadores y pensadoras muestran ese paradigma vigente que se debe asumir, que sumado al de Simón Bolívar, Augusto Sandino, José Carlos Mariátegui y tanto más, acrecienta la luz del saber nuestro. El socialismo sigue vigente y su construcción es necesaria: la fuerza viva transformadora que recorre nuevamente Nuestra América habrá de nutrirse de la herencia para superarla cambiando el mundo.
Los tiempos de esperanza regresan como brisa y como anhelo, Nuestra América se renueva dejando a un lado al fin heridas palpitantes, las huellas de las dictaduras que tan obstinadamente la ultraderecha quiere revivir, son aplastadas los pueblos retomando la memoria robada y exigiendo constituyentes que borren toda ley dictatorial, los sujetos revolucionarios siguen multiplicándose, con su diversidad agrietan la profundidad de la opresión, hacen complejo el entramado del acontecer pero lo enriquecen para la formulación de naciones realmente integradoras de toda su necesidad, la belleza que cubre la rebeldía tiene su poética propia, son los pueblos los que hacen la historia, Nuestra América escribe ahora una página nueva de libertad.
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