Por: Constantino Urcuyo
Es impostergable construir nuevas masculinidades, enseñarle a los niños que las mujeres son nuestras iguales, no siervas.
Las identidades masculinas están en crisis y esta se refleja en el creciente número de mujeres asesinadas.
Hombres inseguros que no aceptan la separación de pareja y matan al no admitir la autonomía de las mujeres.
El recurso a la violencia para enfrentar las frustraciones se origina en la cosificación de la mujer, es por ello que cuando ellas no aceptan la imposición de sus compañeros son eliminadas por quienes persiguen dominación absoluta.
«Los varones debemos alejarnos del culto a la fuerza y a la agresión como elementos definitorios de nuestra hombría, los hombres también lloramos y sentimos, no nacimos condenados a la competencia salvaje, la pelea y la guerra».
Las transformaciones culturales han subvertido los roles tradicionales, con lo que el machismo ha sido el gran perdedor.
El hombre jefe de familia, proveedor único se ve cuestionado por mujeres que trabajan fuera del hogar, por el ejercicio compartido de la educación de los hijos y por un desarrollo dialogado de la convivencia familiar.
El surgimiento de una mentalidad que postula la igualdad de la mujer tanto en el ejercicio de la sexualidad como en la educación y en el trabajo, se transforma en amenaza severa para hombrías deformadas por el autoritarismo y ajenas al manejo equilibrado de las emociones.
Ante esta epidemia surge la respuesta simplista de solucionarlo todo con el recurso al derecho penal.
El femicidio exige la aplicación de penas, desde luego, pero más allá de estas debemos actuar en el terreno educativo.
Es impostergable construir nuevas masculinidades, enseñarle a los niños que las mujeres son nuestras iguales, nuestras compañeras, no siervas, en el camino de la vida.
Los varones debemos alejarnos del culto a la fuerza y a la agresión como elementos definitorios de nuestra hombría, los hombres también lloramos y sentimos, no nacimos condenados a la competencia salvaje, la pelea y la guerra.
La sociedad actual exige el predominio de la neurona sobre la testosterona.
Fuente: https://www.elfinancierocr.com/opinion/identidades-masculinas-y-femicidios/LDAB4NBTFJBT7B5Y6PZH7FXC2A/story/