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Migración indígena: la toma otomí del INPI por una vida digna

Por: Daliri Oropeza

La exigencia de una vivienda digna llevó a las mujeres otomíes de la comunidad residente en Ciudad de México a tomar el Instituto Nacional de Pueblos Indígenas. La comunidad adaptó las oficinas como hogar y palestra de denuncia. Citan a las autoridades para un diálogo.

Joaquina y Margarita se miran una a la otra al entrar a un pasillo tapizado de carteles rojo zapatista. Portan dos coloridas blusas tableadas con olanes de encaje que les dan forma. Resaltan al caminar por la descolorida sala de cubículos con luz y ambiente pálidos. Son las oficinas del Instituto Nacional de Pueblos Indígenas.

Ellas son la segunda generación de familias otomíes hñäñho que salieron de Santiago Mexquititlán, Querétaro, por hambre, falta de escuela, de servicios, de pago justo por el trabajo del campo. Sus padres y madres migraron de este pueblo enclavado en las montañas donde colindan Querétaro, Estado de México y Michoacán.

Viven en Ciudad de México. Son más de 80 familias que suman 35 años habitando inmuebles con irregularidades después del terremoto de 1985. Narran que le pagaban renta a un cuidador, pero un día dejó de ir a cobrar sin dejar rastro. Las familias que permanecieron pagaban por los servicios.

Después de otro sismo, el del 19 de septiembre de 2017, el edificio resultó muy dañado. Quedaron sin luz agua y servicios básicos, literalmente en la calle de Roma, en el número 18, de la colonia Juárez. Sin techo y en carpas viven mujeres, niños, bebés, ancianos, buscando de manera legal y organizada la solución.

Esta es también la historia del inmueble de Zacatecas 17, colonia Roma, donde en 2019 policías de Ciudad de México, con uniformes de granaderos, desalojaron el inmueble. De igual manera, familias otomíes denuncian hostigamiento en el inmueble de Guanajuato 53.

Las tres casas con papeles irregulares se ubican en colonias que sufren de gentrificación, un proceso social donde las colonias se vuelven comerciales, y pierden su esencia de barrio para ofrecer servicios de entretenimiento.

Son familias que han sido doblemente despojadas, primero en sus propios pueblos y ahora, en el lugar al cual llegaron a abrir posibilidades de una vida con educación, salud o trabajo con sus artesanías. Les han acusado de robo, de suciedad, de malos olores, pues al transitar los vecinos miran de cerca cómo viven en la calle. Durante la pandemia el gobierno llevó despensas que no duraron ni una semana.

“No somos personas malas, queremos trabajar honradamente, que nuestros hijos vayan a la escuela, tener una vivienda digna. No estamos pidiendo mucho. No dudamos que haya robos pero definitivamente nosotras nos dedicamos a sobrevivir con nuestros hijos en lo que nos dan solución”, habla una de las dos mujeres otomíes hñäñho, Joaquina.

Ambas mujeres, una sonriente y una seria, sostienen carteles rojos. Margarita lanza la denuncia “Ya fuimos a todos lados y no nos hacen caso, tenemos los tres oficios firmados por (Claudia) Sheinbaum y no nos dan solución. Fuimos al federal, al INVI y no nos hacen caso. Nos reciben los secretarios particulares y nos dan largas, por cómo nos miramos. Dijimos un ya basta y nos reunimos las mujeres”.

Mujeres encabezan toma del INPI

Estas comunidades han intentado regularizar los predios varias veces. Antes del sismo lograron obtener los primeros documentos. Sin embargo, después, las oficinas del Registro Público de la Propiedad les dijeron que enviarían a una bóveda los papeles y poco después una inmobiliaria tenía la propiedad del predio. Los desalojaron con policías, ya con la jefa de gobierno a cargo y el gobierno de López Obrador andando.

Las mujeres han requerido servicios de salud por las situaciones insalubres por las que pasan ante la falta de hogar. Desde el interior de las oficinas que tomaron del Instituto de Pueblos Indígenas, denuncia Margarita, las han discriminado, y les han negado su derecho a la salud y ser atendidas.

No solo las han tenido de oficina en oficina, sino que las han perseguido en el centro de la ciudad donde venden sus artesanías tradicionales, una de las cuales es la muñeca representativa del centro del país.

Las niñas y los niños juegan en las instalaciones de este instituto gubernamental mientras en la entrada hay un concierto que inunda esta entrevista con canciones de Silvio Rodríguez.

Margarita confiesa: a mí ya se me murió un hijo. Denuncia que la desesperación de ver a los hijos mal, de ver cómo les han cerrado todas las puertas, fue lo que orilló a las mujeres llegar a un consenso desesperado: esto tiene que escalar a nivel federal.

En ese momento interviene en la conversación la maestra Estela Hernández:

“El Concejo Autonomo de Santiago Mexquititlan decidimos estar con las compañeras en la toma del INPI. Las injusticias que han atravesado nuestras hermanas estando fuera de su pueblo, ahora son similares a lo que vivimos en Santiago. La gentrificación y el encarecimiento de la vida, por sus proyectos turísticos. La pobreza extrema ha hecho que nuestras hermanas vendan sus terrenos y tengan que emigrar. Ahora nosotros enfrentamos escasez de agua, inseguridad, implementación de un corredor turístico con el que quieren atravesar nuestro pueblo. Eso provocará un nuevo proceso de migración interna”.

Ella es originaria de Santiago Mexquititlan, hija de Jacinta Francisco Marcial, mujer otomí hñäñho que junto con dos mujeres más recibió una disculpa pública del gobierno mexicano en febrero de 2017 por encarcelarlas injustificadamente en 2006. “Hasta que la dignidad se haga costumbre”, enunció en aquel entonces.

En el discurso de la toma del INPI, la maestra hizo énfasis en que en el instituto los pueblos se ven en las paredes pero ellos no son objetos. Son personas con derechos que no respetan las instancias públicas.

La dignidad, dice la maestra Estela, se debe respetar aunque las personas salgan de sus pueblos. Actualmente se pierde cuando “El despojo, el desplazamiento que en unos años se va a dar en el pueblo de Santiago Mexquititlan es el daño, porque en el momento que terminen la obra turística, el costo de la vida se va a elevar. ¿Quién va a tener posibilidad de adquirir los locales, o de pagar el precio que ponga el ayuntamiento? Los que estén dispuestos a pagar más”.

Y denuncia con un corredor turístico gubernamental quieren hacer un centro comercial en el tianguis tradicional del pueblo.

La gentrificación en el empobrecido Santiago Mexquititlán

“Aquí lo que faltan son hospitales, escuelas, universidades, servicios públicos, seguridad”, la maestra y también doctora Estela Hernández Jimenez habla de su pueblo. En vez de esos servicios, el gobierno municipal empezó durante la pandemia con una obra turística, en el templo. Antes de esa obra, la doctora Hernández Jimenez asegura que con los demás integrantes del Consejo Tradicional denunciaron la construcción de un centro comercial en el tianguis tradicional del centro de Mexquititlán, que en náhuatl significa lugar de donde comen quelites.

“El despojo, el desplazamiento que en unos años se va a dar en el pueblo de Santiago Mexquititlan es el daño de la gentrificación en los pueblos indígenas. Porque en el momento que terminen la obra turística, el costo de la vida se va a elevar. ¿Quién va a tener posibilidad de adquirir los locales, o de pagar el precio que ponga el ayuntamiento? Los que estén dispuestos a pagar más. Los demás van a migrar a las ciudades”, se responde.

Hace dos años el pueblo de Santiago Mexquititlan decidió regresar al sistema de usos y costumbres a través de Consejos autónomos de educación, gobierno, justicia, salud, ante el hartazgo de los atropellos y omisiones. Ella ahora es la Consejera de Educación. Por denunciar las injusticias, la maestra ha sido amenazada varias ocasiones.

“Como pueblo tenemos derecho a una educación indígena. No tenemos condiciones de salud dignas de acuerdo a nuestra medicina tradicional. Les presentamos un proyecto de desarrollo comunitario a las autoridades del estado y nos dicen que no hay presupuesto. Pero si vienen con sus pueblos mágicos y sus proyectos turísticos, ahora lo que estamos pidiendo es que se reconozca nuestra autonomía, libre determinación, autogobierno”.

Estela Hernández Jiménez tiene un doctorado en ciencias de la educación con especialidad en pedagogía. Su tesis, y a lo que se dedica en su pueblo, se llama “el otomí de Santiago Mexquititlán: Guía para aprender y enseñar otomí”. A veces ayuda a sus padres con su puesto de aguas en el tianguis.

Mientras la maestra habla, las niñas y los niños juegan y se ríen en el vestíbulo de la planta baja de las oficinas. Las mujeres limpian la cocina que adaptaron en el estacionamiento del inmueble. Algunas personas se toman la temperatura en la clínica que adaptaron. Diferentes organizaciones y colectivos propusieron programas de educación para la comunidad.

Emplazan diálogo con Claudia Sheinbaum y Adelfo Regino

La comunidad otomí residente en Ciudad de México dio una conferencia de prensa a dos semanas de haber tomado el INPI. Pronunció un discurso a las autoridades, aunque también lo dedicó al Congreso Nacional Indígena y al Ejército Zapatista de Liberación Nacional y sus redes de apoyo.

Mujeres y hombres hñañhö enunciaron con micrófonos a la puerta del INPI la omisión del gobierno ante la exigencia de vivienda digna y oportunidades laborales para las personas que venden artesanías en el centro, además del alto a la gentrificación en el pueblo del cual salieron.

Integrantes de la comunidad que dieron la conferencia con paliacates en el rostro y con cubrebocas citaron a la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum y al titular del INPI, Adelfo Regino, además un representante de la Secretaría, el martes 3 de noviembre a las 10 de la mañana a una mesa de diálogo sobre los problemas del pueblo otomí hñañö en la puerta del INPI.

Si no asisten, comenzarán a sacar los equipos de computo del primer piso de las oficinas, dijeron después de denunciar que los representantes del INPI que se presentaron solo preguntaron por el estado de las cosas adentro del inmueble.

La comunidad también dio a conocer que la representante de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, Nashieli Ramírez, acudió para intermediar en las demandas. Sin embargo la comunidad la rechazó en asamblea como intermediaria. En la conferencia denunciaron que ni siquiera se presentaron cuando el mismo gobierno de Sheinbaum ordenó el desalojo con policías. Exigen que primero haga valer su derecho a la ciudad.

Emplazaron a Sheinbaum, como mujer, a entenderlas.

Cartas en apoyo del INPI

Adelfo Regino dio una respuesta a través de redes sociales a la toma del INPI, con un documento sin firma parecido a un comunicado de prensa y sin una comunicación directa hacia las afectadas. Ahí redacta: “un grupo de personas pertenecientes al pueblo indígena otomí”, sin reconocerlos como Comunidad Otomí residente en la Ciudad de México, como ellas mismas se nombran.

Distintas cuentas de periodistas de Oaxaca han dado a conocer supuestas actas de asambleas que apoyan a Adelfo Regino ante la toma otomí del INPI, la mayoría de comunidades y pueblos de Oaxaca, aunque también de otros estados como Nayarit. Con escritos respaldados con firmas, aseguran estar a favor de las acciones de quien hoy encabeza el instituto de pueblos indígenas. Aunque no hablan de la problemática o la propuesta de diálogo que han solicitado desde el inmueble.

Si bien el titular se ha pronunciado por el diálogo y por estar a favor de los pueblos indígenas, no se ha presentado a las oficinas mientras la Comunidad Otomí Hñahñö Residente en Ciudad de México lo habita. En la conferencia de prensa se dijeron abiertas al diálogo.

Fuente e imagen: https://piedepagina.mx/migracion-indigena-la-toma-otomi-del-inpi-por-una-vida-digna/

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La comunicación que vivimos

Por: Daliri Oropeza

Lo que vivimos en términos de comunicación política va más allá de enumerar cuántos artículos y columnas de opinión están a favor o en contra de un presidente. La polarización que atravesamos es resultado de distintos factores.

La polarización que vivimos en el espacio público tiene diversos factores. Es más compleja que sólo los dichos de un presidente que enumera los artículos de opinión en los periódicos nacionales, a los que catalogó en tres rubros: a su favor, neutrales y en contra de su “proyecto de transformación”. Utilizó como ejemplo a 7 diarios.

Esta es una primera aproximación a un análisis del fenómeno de comunicación que vivimos:

1.- Informar desde el poder

Hay un notorio cambio en lo que publican los medios nacionales a partir de la transición de gobiernos en diciembre del 2018. El sexenio pasado todas las primeras planas parecían dictadas por la misma persona, con la misma foto, del mismo evento irrelevante de Enrique Peña Nieto.

Ahora hay diversidad de temas en las portadas; agendas que exponen un abanico de intereses de grupos de poderes políticos y económicos.

El modo de informar en una conferencia matutina diaria diversifica los temas que involucran al presidente, con diferentes ángulos que abordan los periodistas. Además de la apertura del discurso del gobierno, hay una cierta manera de dar paso a medios independientes digitales y, también a youtubers. Una apertura a la fuente (como se dice en el argot periodístico) de presidencia nunca antes reporteada de esta manera.

Varios grupos de poder apuestan al periódico Reforma como su medio de comunicación. ¿Cuándo este periódico se fijaría o publicaría en su portada a un defensor del territorio, un familiar de víctimas o una feminista gaseada? Para acusar AMLO, lo hacen frecuentemente. ¿Cuándo antes se iba a ver una agenda de portadas nacionales plural? No durante el priismo y el panismo.

El presidente y su equipo de comunicación se quieren colgar la medalla de la “libertad de expresión y la democracia”. Le apostaron a querer orientar la opinión pública desde la mañanera con la sobre exposición del presidente en medios digitales en combinación con las redes sociodigitales (tema del apartado 2). Demeritaron lo que pasaba en los periódicos. Les recortaron la publicidad al mínimo. Se reunieron con los dueños y editores de cada uno. Y se dieron cuenta que no podían hacer caso omiso de esas publicaciones.

Las matrices de análisis y opinión se exponen desde los periódicos impresos. Eso no cambia en los hábitos de consumo de información. Y como tal, los poderes detrás de los grandes cabezales se han vuelto más que evidentes. Se asoman grandes intereses de poderosos políticos o cúpulas empresariales (tema que abordo en el apartado 3).

El gobierno se dio cuenta que tiene dificultades para dictar la agenda sólo desde la conferencia matutina. No puede contener a la prensa escrita. Y sin embargo, el espacio está abierto para que youtubers, periodistas o personajes le hagan preguntas al presidente. (O con distintos funcionarios de la administración en una serie de conferencias vespertinas que dan sobre programas sociales, economía y salud)

2- Sobreexposición

Hoy vivimos en la era de la sobreexposición a la información.

Es más que una era de la información, o de la desinformación o de la posverdad. Vivimos todo el tiempo expuestos a la comunicación por medios digitales. Todo el tiempo. Medios digitales que no son neutros. Repito. No hay neutralidad en las redes sociodigitales y están direccionadas a los algoritmos e intereses económicos de los empresarios creadores y asociados (corporaciones o gobiernos).

(Para comprender esto recomiendo ver el documental ‘El dilema de las redes sociales).

Esta sobreexposición sumergió a las personas. No se dieron cuenta. Esto generó el analfabetismo mediático informacional. Las personas son incapaces de distinguir si lo que ven es verdad, si es mentira, qué postura ética tiene la información que consumen. No pueden tener una visión crítica o una distancia de lo que ven y cómo lo vuelven parte de su vida. Así ves activistas de izquierda compartiendo al periódico de la extrema derecha. Así ves a la derecha hablando de temas de los que nunca antes quiso hablar.

Y sin embargo nunca antes nos habíamos podido comunicarnos así.

Y tampoco habíamos tenido la posibilidad de enterarnos de tantas fuentes sobre un mismo hecho. Las personas consumen por igual contenidos generados por las grandes firmas mediáticas, por periodistas de medios de comunicación masiva y de medios independientes y youtubers. En esa ola del maremoto, pocos reconocen a la persona detrás del anzuelo.

Poco habló el presidente de la sustancia de los artículos de opinión para exponer la numeralia en su favor, en su contra o neutral. Igual las críticas más inteligentes en contra de su gobierno han salido de diarios donde él dice que “lo tratan bien” mientras que las críticas más golpeadoras y vacías vienen de los que repite una y otra vez en su conferencia, el Reforma, por ejemplo.

En su análisis el mandatario omitió la dimensión referencial, o la realidad discursiva creada por el emisor. Dejó de lado la dimensión enunciativa y el posicionamiento de los periódicos. No consideró en su análisis la dimensión estructural de los mensajes de los articulistas. Es un análisis de la comunicación, por decirlo suavemente, pobre.

Esos matices no los detalla el presidente. Estos matices no los distinguen las personas que participan en grupos de güats, féis o jáshtags de tuiter.

3. Derecha Vacía

Parece exagerado dedicar un apartado a la derecha vacía, que no ha logrado articular una oposición al gobierno. Que ha tenido en sus disparates y escándalos de cúpulas, su propio reflejo de debilidad.

Los partidos políticos que podrían ser la oposición no terminan de recomponerse ante la podredumbre que les llevó tener el poder.

La oposición más clara que ha tenido el presidente, hablando de poderes, han sido las cúpulas empresariales, el bloque de 10 gobernadores en contra de sus reglas, y la prensa escrita que refleja justo el abanico de poderes opositores.

Estos poderes cuestionarán y golpearán la figura presidencial por cualquier motivo, con discursos fáciles.

Por eso, desde la conferencia mañanera, el presidente se va directo a la yugular a los bloques de opinión construidos desde la revista Nexos y la revista Letras Libres.

Y si bien, quieren presentar a estas críticas de opositores como resultado exclusivo del recorte en publicidad oficial, en los hechos estas críticas en periódicos expresan, además, la pugna de las cúpulas del poder económico y político.

A esto se suma que el cuadro de escritores que ha impulsado la “Cuarta Transformación” no ha logrado un relato creíble de lo que es este gobierno. Un relato que permee en la opinión pública, y que quede como la Historia con hache mayúscula que el presidente quiere que su gobierno sea recordado.

Fuente e imagen: https://piedepagina.mx/la-comunicacion-que-vivimos/
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No es frenar, es cancelar las concesiones mineras

Por:  Daliri Oropeza

 

Aunque el presidente ha reiterado desde que inició su sexenio que no dará más concesiones mineras, la Dirección General de Minas informa por lo menos 21 con fecha de diciembre de 2018 a febrero de 2020. Actualmente el 30% del territorio está concesionado a empresas privadas. La señal de alerta se encendió en varios pueblos por el incremento de las exploraciones en sus territorios. La minería no suspendió actividades durante la pandemia.

¿Cómo llegué a la conclusión de que es una falacia lo que repite AMLO en su conferencia de “no habrá más concesiones mineras”?

Entré a una de esas reuniones virtuales que ahora son cotidianas. En ella, encontré a representantes de muchos pueblos y organizaciones, académicos e investigadores comunicando y expresando que urge encender una alerta: la minería se acelera. Contaron sus experiencias ante esta imparable industria, que se tornó voraz.

¿En qué momento se tornó voraz?

Durante el sexenio de Salinas había menos de 3 mil concesiones. Con Fox La Secretaría de Economía (SE) otorgó 12 mil 652 concesiones más, equivalentes a casi 8 millones de hectáreas. Con Felipe Calderón, esta misma secretaría dio 11 mil 616 concesiones adicionales. Parecen menos, pero equivalen a 22.1 millones de hectáreas, el doble del territorio. La sumatoria es de por lo menos 31 mil concesiones, equivalentes a 56 millones de hectáreas. El 30% del territorio nacional.

Y, aunque AMLO dice que no han dado ni darán más concesiones mineras, rasqué en el CartoMinMex (Mapa de la Cartografía Minera en México de la Dirección General de Minas de la SE).   Allí hay registradas por lo menos 21 concesiones desde diciembre de 2019 a febrero del 2020 (es la última actualización). Los estados involucrados son Zacatecas, Durango, Chihuahua, Hidalgo, Oaxaca, Sonora, Estado de México, San Luis Postosí, Chihuahua.

El abogado ñuu savi Francisco López Bárcenas expuso en esta reunión virtual un análisis con datos de las investigaciones que realiza.

“En 10 años se extrajo más mineral del país que en los 300 años de la colonia”, asegura. La minería antes de 1992 —detalla— estaba en el lugar 65 de las actividades económicas de México. Ahora está se encuentra en la cuarta posición, solo después de la industria automotriz, la petrolera, las remesas y, después de la minería, el turismo.

López Bárcenas es investigador adscrito al programa de Agua y Sociedad y al programa de Estudios Antropológicos de El Colegio de San Luis. Tiene más de dos décadas de investigación sobre la minería.

En su exposición detalló que el ascenso de la minería como actividad económica fue drástico desde la firma del Tratado de Libre Comercio duarnte el Salinismo, al grado de ser considerada ahora como actividad preferente. Y en la pandemia no paró. Varias habitantes de pueblos con minas lo reportaron. En México, esos 10 años son el equivalente a las últimas dos generaciones que, prácticamente, son afectadas por esta actividad y pierden sus tierras, su tejido social, su salud.

Recalcó que por lo menos 5 mil concesiones están en territorios de los pueblos indígenas. Representan el equivalente a 28 millones de hectáreas o el 17% del territorio. Más de la mitad del territorio concesionado.

Uno de los problemas más graves es que las empresas mineras pueden hacer lo que quieran como su propiedad o concesión, reitera el abogado Lopez Bárcenas. A esto se suma la especulación que realizan. Es -explicó- como apostar en la bolsa de valores, como si fueran de ellos el territorio y los minerales, sin que realicen actividad minera, solo por la titularidad de la concesión. Recordó que las concesiones duran 50 años, pero son prorrogables.

“El negocio minero no necesariamente pasa por la explotación y la extracción de minerales, pasa sobre todo por la especulación. Un minero puede pagar solo 125 pesos semestrales por hectárea, no importa cuanto mineral va a sacar”, recalca Francisco, al detallar los pocos réditos que tiene esta actividad para el país.  A esto suma que hay 833 proyectos en exploración y 81 en operación o producción, 35 en desarrollo y 52 en suspensión.

Pueblos como Los Chimalapas, denuncian los recientes intentos de exploración minera en su territorio. A su vez, los ejidatarios guerrenses denuncian la devastación provocada por las minas a cielo abierto como Carrizalillo.

López Bárcenas recordó que son 207 empresas Canadienses y 48 estadounidenses las que tienen concesiones en el país. Otras empresas son del Reino Unido, Japón y China.

La cuestión no es solo dejar de dar concesiones, sino impedir que las ya otorgadas no se vuelvan una amenaza a la vida del 30% del territorio.

¿Cuántas veces se debe repetir una falacia para que sea verdad?

Fuente e imagen: https://piedepagina.mx/no-es-frenar-es-cancelar-las-concesiones-mineras/

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“La agroindustria nos vende veneno”

Por: Daliri Oropeza}

 

Hay suficiente evidencia científica de que el glifosato envenena a los animales, dice Silvia Ribeiro, una de las especialistas más reconocidas en el tema. En entrevista, explica que el problema de la propuesta presentada por la Secretaría de Agricultura es que no plantea un plan de transición para prohibir el herbicida, como ya ocurre en otros países.

Silvia Ribeiro tiene más de 26 años estudiando los impactos sociales, económicos, ambientales y de salud que provocan los transgénicos y los paquetes tecnológicos de la agroindustria.

Es la directora para América Latina del grupo de ETC (Grupo de Acción sobre Erosión, Tecnología y Concentración) que tiene reconocimiento consultivo ante la ONU, y una de las voces más respetadas en México para hablar del medioambiente. Sus últimas investigaciones profundizan en los impactos de nuevas biotecnologías la nanotecnología.

Hablamos del glifosato, el herbicida que ha sido prohibido en varios países del mundo por producir cáncer y cuyo uso en México ha tensionado las presiones dentro del gabinete de Andrés Manuel Lóperz Obrador.

En entrevista con Pie de Página, Ribeiro asegura que hay suficiente evidencia científica sobre la toxicidad del glifosato y sus repercusiones en la salud, como el cáncer. También desmenuza la relación entre el veneno que producen las empresas fabricantes de agrotóxicos y la letalidad que ha tenido la covid en México.

El negocio de los agroindustriales no está en las semillas, dice, sino en los agrotóxicos. Nos quieren convencer de que no se puede producir sin glifosato, cuando durante miles de años se sembró sin el herbicida y sólo se ha usado el último medio siglo.

“Lo necesitamos -dice- no son más estudios sobre glifosato (como propuso la Secretaría de Agricultura), sino un plan coherente de transición a una agricultura sin químicos”.

Evidencia suficiente

En el mundo hay una cantidad enorme de investigaciones sobre glifosato, dice Ribeiro. La mayor cantidad de investigaciones sobre el tema es la que reunió el grupo de expertos en investigación sobre el cáncer, por pedido de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Son 17 expertos de 11 países, que no están vinculados a la industria. La evaluación, desde 2015, es la que ha promovido la discusión mundial sobre el glifosato.

“Ellos llegan a la conclusión de que el glifosato, que estaba en la categoría 3, hasta ese año, en realidad debió de haber estado en la categoría 2A, que es la de probable cancerígeno”, dice Ribeiro.

“El estudio dice dos cosas: que el glifosato es cancerígeno en animales. No es ‘probable’. Es cancerígeno en animales, porque han realizado experimentos con ellos. Las evidencias las tienen sobre todo en Escandinavia. Hay glifosato en el surgimiento de un tipo particular de cáncer: linfático, de linfoma no Hodgkin. Lo que pasa que en humanos no se puede experimentar para decir: es cáncerígeno. Entonces dicen ‘probable cancerígeno’. Pero estas dos conclusiones, y otras (han encontrado evidencias de que es disruptor endócrino), hacen que la OMS diga: ‘el glifosato es altamente peligroso’”.

¿Qué tan peligroso?

“Sólo para darte una idea: hay cuatro escalones dentro de lo que es peligroso para la OMS. Las radiaciones ionizantes de los rayos X o la radiación nuclear están en el uno. Poner el glifosato en el 2A es realmente muy alto, es como decir: ‘si te expones a ellas directamente te va a dar cáncer’. El mensaje de la OMS es muy fuerte”.

Hasta hoy, hay más de mil cien estudios científicos arbitrados -quiere decir revisados por pares- que muestran diferentes aspectos de toxicidad del glifosato.

Aparte está el caso de los tres juicios ganados contra Monsanto, el inventor del glifosato (lo desarrolló en 1972 y lo registró con patente en 74).

“El primer caso que hay de un juicio en Estados Unidos contra Monsanto es por envenenar a la gente con glifosato. Hay precedentes judiciales de un jardinero de escuela, de 42 años, Dewayne Johnson. Durante dos años trabajó en una escuela. Para controlar las hierbas que crecen en el parque de la escuela usó glifosato. El hombre en este momento tiene cáncer, está en juicio desde hace varios años por eso. Logró demostrar con sus abogados que la razón es el glifosato. Condenaron a Monsanto a pagar 80 millones de dólares a este hombre”.

Hoy hay más de 100 mil juicios contra Monsanto en Estados Unidos en este momento por esta misma razón: el uso de glifosato. “Porque lo demostraron desde el primer juicio del jardinero Dewayne Johnson y luego lo vuelven a demostrar en el segundo y en el tercero, y en los que siguen pendientes. Monsanto sabía que el glifosato es cancerígeno, pero lo ocultó”.

China entra al mercado

La peligrosidad del glifosato está sobre la mesa. Decir que se van a hacer más estudios, como plantea al Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) es una repetición de la misma estrategia de los fabricantes de agrotóxicos. (Agroquímicos, aclara, es “la palabra neutral, agrotóxicos es la palabra más adecuada”).

Esa industria se ha dedicado a tratar de construir un discurso que minimiza la peligrosidad del glifosato. La manipulación viene de la propia industria que fabrica y usa el glifosato. “Es sobre todo la industria de los transgénicos; la misma que los agrotóxicos. Esta es la industria que trata de encontrar argumentos para usarlo. Hay instituciones de gobiernos que han sido, digamos, infiltradas por estos estudios fraudulentos de las empresas”.

Sin embargo, ese discurso no ha logrado revertir ni el estudio de la OMS, ni muchos estudios posteriores que llegan a lo mismo.

La patente de Monsanto duró veinte años. Hoy, la mayor de producción de glifosato en el mundo se hace en China. Incluso Monsanto compra el glifosato de China, porque le sale más barato que fabricarlo.

Ahora hay varios nombres comerciales de glifosato. Esa formulación tiene una serie de otros elementos coadyuvantes que también son tóxicos. Entonces, hay una combinación de toxicidades.

La trampa, dice Ribeiro, es pretender que se hagan nuevos estudios en los que participe la industria.

“Eso es lo que ellos quieren. Pero ¿cómo va a participar el que tiene interés de lucro en el estudio para ver los impactos del producto?”, cuestiona.

El caso de México

Hay dos estudios importantes en México, explica Ribeiro. Uno es en Jalisco, donde se realizó un estudio de la presencia de diferentes agrotóxicos, uno de ellos el glifosato, en orina de niños. Es un estudio que publicado y arbitrado: la prueba dio positivo al 100 por ciento de los niños, en varias comunidades.

El otro es de científicos como Elena Álvarez Buylla (actual directora de Conacyt), Emmanuel González Ortega, Alma Piñeiro, que en ese momento eran de la UNAM. Ellos analizaron la presencia de residuos de glifosato en alimentos en México, y lo que tuvieron fue un porcentaje muy alto de glifosato tanto en tortillas como en todos los elementos que tienen maíz o soya.

El glifosato en México se usa sobre todo en cultivos industriales, pero también se usa en cultivos más pequeños como herbicida y se también en jardinería. No solo en usos agrícolas. Es en este momento el herbicida más usado en el mundo, también en México.

El presidente López Obrador, explica Ribeiro, dijo en campaña que no iba a permitir transgénicos en México. Sin embargo, su gobierno ha permitido la siembra de algodón transgénico. Es un algodón tolerante a varias cosas, no es sólo al glifosato.

“Ahora salen los algodoneros a decir que necesitan el glifosato. Pues eso es mentira. México, centro de origen del algodón, lamentablemente planta algodón transgénico en una superficie grande”.

Glifosato y transgénicos

 ¿Cuál es la relación del glifosato con los transgénicos?

—En los últimos 30 años, hay una fusión total entre las empresas semilleras y las empresas fabricantes de agrotóxicos. De las empresas fabricantes de agrotóxicos, Monsanto, Syngenta, Bayer, Dupont, Dow, Basf, ahora de esas sólo quedan cuatro: Bayer-Monsanto, Syngenta de China, Corteva que es la la fusión de Dupont y Dow; y Basf. Si te vas a los orígenes, tienen más de 100 años fabricando veneno.

Ellas son las fabricantes de veneno en el mundo, dice Ribeiro. “Entre esas cuatro tienen más de tres cuartas partes del mercado mundial de agrotóxicos, y en México más de las tres cuartas partes en agroquímicos”.

Las cuatro (Bayer, Syngenta, Corteva, Basf) están en la directiva de la Asociación Mexicana de Semilleros (AMSAC).

“Es importante entender que cada palabra que sale de la boca del AMSAC es de la industria de los agrotóxicos. Hablan en función de su interés de lucro”, insiste.

“Las empresas de agrotóxicos se compran a todas las semilleras. Entre esas cuatro empresas tienen el 71 por ciento de todo el mercado mundial de semillas. Además, tienen el 100 por ciento del mercado mundial de semillas transgénicas. Más de 90 por ciento de los transgénicos que se venden han sido semillas tolerantes o manipuladas para ser tolerantes a un agroquímico de la propia compañía: el glifosato. En lo que más ganan no es en la venta de semillas sino que es en la venta del veneno, esa es su principal fuente de ganancia”.

Pone un ejemplo: antes, a la soya le echaban glifosato pero le tenían que echar una cantidad pequeña antes de que saliera la plantita. Otro poquito después de que salía la planta, y otro poquito al crecer, porque si le echaban el herbicida de golpe, mataban también la planta.

“Al hacerla resistente, solo echan una gran cantidad de golpe. En lugar de hacerle cuatro aplicaciones, que significa mano de obra, hacen una fuerte. Matan todo lo que está alrededor menos la planta transgénica”.

Sin embargo, en los lugares donde hay cultivos tolerantes a herbicidas, también generaron resistencia las malezas, por lo que cada vez tiene que usarse más glifosato. “Por eso aumentó exponencialmente la cantidad de glifosato que se usa en el mundo”, dice Ribeiro.

En este momento más de la mitad de glifosato que se usa en el mundo se usa en cultivos transgénicos, pero éstos son menos del 5 por ciento de la superficie agrícola plantada en el mundo. Eso significa que va aumentando el uso del glifosato aunque no aumente la superficie cultivada.

“Eso es un coctel tóxico muy fuerte en todos los componentes de agroquímicos que hoy día tienen glifosato, se usen para transgénicos o no, porque se vende todo el paquete”.

—¿En México por qué se usa, si los transgénicos están prohibidos?

— Los transgénicos en México no están prohibidos. Solamente están detenidos porque hay un juicio, con demanda legal que aún no se ha resuelto. Lleva siete años. Plantea que no se debe permitir en México. Lo que sí se resolvió, en el marco de la demanda, es que sí se podían hacer plantaciones experimentales.

Las trampas y la ecuación de la agricultura industrial

Ya tenemos agroindustra, paquetes tecnológicos, uso de herbicidas como glifosato. En noviembre, Semarnat detuvo la importación de glifosato y su eliminación para el año 2024. ¿Cómo se debería de regular? ¿O se debería prohibir por completo?

—La agricultura tiene 10 mil años. Durante 9 mil 950 hemos vivido de agricultura sin agrotóxicos. En los últimos 50 años imponen una agricultura basada en el uso de químicos, con una enorme uniformidad de cultivos que está en manos de poquísimas empresas. Tanto las semillas como del veneno. Eso les permite controlar toda la industria. Y estas son las empresas que nos dicen que sin este tipo de agricultura no podemos sobrevivir. Eso es una mentira. En este momento el 75 por ciento de la tierra agrícola en el planeta se usa para producir forraje. La mayoría con cultivos industriales con agrotóxicos para producir forrajes para animales encerrados en confinamiento. Menos del 10 por ciento llega a alimentar a la gente. Esa es la ecuación de la agricultura industrial.

Actualmente, se producen más de dos veces de la cantidad de cereales que se necesitan en el mundo para alimentar a toda la población. Y aún así, no alcanza. Al contrario, hay hambre en muchos lugares, porque la agricultura industrial tiene un porcentaje de desperdicio enorme.

“Desde el campo hasta la casa desperdicia el 50 por ciento de lo que produce.  Pero hay otro porcentaje enorme de desperdicio que tiene que ver con que se produce un tipo de comida con conservadores químicos”, dice Ribeiro.

“Incluso los agrotóxicos han producido una serie de enfermedades que tienen que ver con cambios metabólicos. Eso hace que México tenga un porcentaje altísimo de letalidad. En este momento de pandemia por covid, es la obesidad la principal enfermedad por que muere la gente. Son cánceres del sistema digestivo. Todo eso está directamente relacionado a la agricultura industrial”.

El cálculo que hizo ETC – una investigación con tres ediciones en 13 años— es que, de todo lo que produce la agricultura industrial, sólo 20 por ciento le llega como alimento a la gente.

“Lo que sí sabemos es que el 70 por ciento de la humanidad depende de lo que producen los pequeños, o sea, la agricultura campesina, la agricultura familiar, sin químicos. La gran industria necesita una agricultura en donde cada vez hay menos gente, está hecha por tractores, con drones. Esos son los grandes monocultivos y claro ahí necesitan echar veneno”, dice Ribeiro.

“La trampa aquí es un tipo de agricultura industrial absolutamente concentrada en manos de pocas corporaciones, que tienen agrotóxicos y semillas. Y nos quieren hacer creer que la transición a una agricultura sin químicos es muy difícil. No es verdad”.

¿Quien produce la comida influye directamente en la salud?

—En ETC hicimos un trabajo que se llama ¿Quién nos alimentará? ¿La agroindustria o la agricultura campesina? Es una comparación entre qué producen las dos redes. Mostramos que por cada peso que la gente paga en comida industrial, química, chatarra, la sociedad paga dos pesos más en salud y medio ambiente, daños de salud. Entonces, no hay, ni siquiera económicamente, una razón para mantener ese tipo de agricultura.

Lo necesitamos, insiste, no son más estudios sobre glifosato, sino “un plan coherente de transición a una agricultura sin químicos”; 17 países en el mundo ya han prohibido el uso de glifosato en forma directa o escalonada.

La trampa de la propuesta de Sader, dice, es que «en lugar de que diga: ´vamos a hacer una transición para la prohibición‘, dicen: ‘vamos a hacer un estudio donde participen otra vez las industrias‘. Por si fuera poco, quieren que lo pague el Conacyt. No quieren que se vaya a una transición escalonada. Lo que quieren es que se vaya a otra investigación. Y al final vamos a decir: no va a haber transición en 2024. Además, que no sabemos qué gobierno va a estar».

Fuente e imagen: https://piedepagina.mx/la-agroindustria-nos-vende-veneno/

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Arrebatados del saber

Por: Daliri Oropeza

 

Las personas amestizadas tienen que reflexionar que, al discriminar, racializar, invisibilizar o humillar, reproducen una imposición que les arrebató también la posibilidad de acceder a la cosmoexistencia, el territorio cognitivo y los saberes y prácticas de los pueblos indígenas, los afromexicanos  y las culturas marginalizadas

Enredado en la lengua de los abuelos
Y así comenzó
a colectar semillas
a colectar palabras
a exprimir experiencia
de los grandes tíos
Y tuvo clara su tarea
para hacer en el mundo
tendría que ser un sembrador
al rescate de la vieja lengua
Fragmento de Sembrador de palabras, TíoBad
por Majloc Demon 

En esta pandemia, escuchamos y vemos en redes sociodigitales protestas antirracistas en ciudades tan distintas como Nueva York y Guadalajara. En ellas, multitudes enardecidas derrumban estatuas de conquistadores y traficantes de esclavos. Ajustan cuentas simbólicamente con quienes los han agraviado. George Floyd, Domingo Choc y Giovanni López, los personajes asesinados que motivan esta ola de indignación, son más que víctimas. Son expresión de los privilegios que solo tienen algunos en la sociedad.

La premisa de este breve ensayo en forma de postal es que a las personas “mestizas”* también nos arrebataron el derecho a las lenguas indígenas, prohibiéndolo primeramente a las personas originarias de los territorios a donde llegaron a invadir (y a os blancos ni se diga). ¿Se imaginan hablar en náhuatl en un mercado en pleno Valle de México? Esta premisa es parte de una tesis.

Resalto el modo de ver las lenguas indígenas como las propone la lingüista Yásnaya Elena Aguilar: son un territorio cognitivo. Desde esta punto de partida se puede entender que hay todo un sistema complejo de conocimientos que se expresan a través del modo de comunicar. Un entramado de saberes, acciones y referentes. Sin embargo, todas las lenguas indígenas en México están en riesgo de desaparición.

Es bien sabido que en la actualidad la principal causa para silenciar una lengua es la discriminación. Así ha sido desde la colonización, la evangelización, el proyecto de nación, el sistema mundo con el capitalismo neoliberal. Todas son imposiciones de un modo de ser en el mundo. Todos somos, en distintos grados dependiendo del privilegio, víctimas de la racialización.

Los territorios cognitivos se ocultaron para subsistir. Las personas negaron saberlos, los prohibieron, los dejaron de transmitir… O se las ingeniaron para transmitirlos de modos que no fueran visibles. Desde rituales hasta formas  de comunicación, curación, comercio, vestimenta y organización. Esos saberes se ausentaron ante la visión hegemónica en turno. Yásnaya lo describe:

“La lucha por la vitalidad de nuestras lenguas está también en la primera línea de la lucha por nuestra existencia como pueblos, por nuestros derechos y por nuestra autonomía (…) Una parte importante del proceso racista de amestizamiento implementado por el Estado mexicano implicó arrebatarnos la lengua y luchar por ella tiene una capacidad subversiva potente. Donde el Estado ha dicho “no hables más tu lengua” nosotros podemos decir lo contrario y que cada palabra en ayuujk, en zapoteco o en zoque sea un rotundo NO a las políticas lingüicidas”.

Las personas desindigenizadas, amestizadas, blancas civilizadas, que han normalizado solo hablar español (o inglés), y aceptado que la publicidad solo muestre un fenotipo de persona, y se han acostumbrado a que no hay otro lugar para habitar más que la ciudad, dan por sentado que solo hay un modo de vivir. Una ceguera así abre más las brechas.

Pero, más allá de culpar a las personas desindigenizadas, amestizadas, blancas civilizadas, o denunciar que se esconden en sus privilegios, quisiera invitarles a meditar en las posibilidades de acceder a conocimientos, idiomas o modos de ver los mundos que se han perdido.

Conocen en parte ese mundo porque han visitado las ruinas de civilizaciones Mayas, Mexicas, Tutunacus, Yaquis. Han visto pirámides colosales. Han disfrutado las danzas, los otros calendarios. Muchos de estos vestigios los tienen en pinturas al óleo colgadas en las paredes de sus apartamentos. Se saben su signo maya o su nahual. Han visto a sus abuelas curarse con plantas.

Tiene que haber un despertar de la escucha de las lenguas indígenas, para que su vitalidad se convierta en punto de quiebre para una comprensión profunda de la existencia que compartimos. Esta escucha tiene que estar ligada con la apreciación de tradiciones, rituales, sanaciones que guardan los pueblos indígenas o afromestizos en México.

Estas inquietudes están relacionadas con la curiosidad de querer saber qué dicen quienes se expresan en esa lengua. Esto puede revertir la normalización de la monolengua-monoescucha en la que vivimos. Después de todo, a las personas mestizas también nos arrebataron el derecho a las lenguas indígenas. El estigma es del portador. Pero el saber está vivo en cada persona que hable una lengua indígena.

Para poder revertir de algún modo su desplazamiento, todas las personas estamos obligadas a aprender la lengua indígena más cercana a nuestra geografía. Hay propuestas no tan descabelladas de artistas como Antonio Gritón que proponen hacer obligatoria la materia de náhuatl en el sistema escolar de la Ciudad de México. Tal vez así comprendamos más de nosotros mismos.

Hay que dejar abierto el tema para el diálogo. Hay que activar la escucha  entre quienes deseamos dejar de ejercer el racismo, la discriminación y el clasismo. Busquemos nuevos referentes.

Fuente: https://piedepagina.mx/arrebatados-del-saber/
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Las lágrimas del Tata

Por: Daliri Oropeza

Los ocho pueblos yaquis viven un incremento de los contagios de covid-19 en su territorio. En plena emergencia, donde mueren en sus casas, llega AMLO a reunirse “con ocho gobernadores”. La Tribu Yaqui es reconocida por su capacidad para combinar su lucha por sus demandas ancestrales con la negociación.

“¿Te acuerdas, Tata, de las tierras, de los hospitales, de las escuelas que nos diste? Las tierras nos las han quitado los ricos, los hospitales se han convertido en cuarteles y las escuelas en cantinas.

Cárdenas lloró”.

En septiembre de 1940, cuando tata Lázaro Cárdenas era presidente, publicó un decreto de restitución de tierras a la Tribu Yaqui que duró menos de 20 años.

En la década de los 60, Cárdenas visitó el territorio a petición de los ocho gobernadores de los ocho pueblos yaquis. Lloró después de escuchar que esas tierras estaban (y siguen) en manos de descendientes de Álvaro Obregón, Plutarco Elías Calles, generales y políticos de Sonora.

Este pasaje, narrado por el periodista e historiador Fernando Benitez en el tercer tomo de Lázaro Cárdenas y la Revolución Mexicana, sintetiza el pulso de los yoremes con los yoris.

No solo es un pleito por las tierras. En el decreto estipuló que el Pueblo Yaqui podría disponer durante cada año agrícola, de la mitad del caudal del Río Yaqui almacenado en la Presa “La Angostura”. Nunca se ha cumplido.  A los pocos años se construyeron dos presas más río abajo.

Tan importante es el decreto de Cárdenas, que el nombre que utilizan es “Tribu Yaqui” pues así les reconoce en el papel, asegura la historiadora Raquel Torua Padilla —aunque el término correcto sea pueblo, nación o etnia. Matiza que es incierto si se les restituyo un tercio o un quinto de su territorio original.

Qué caudaloso río alimentarían las lágrimas del Tata si se enterara de lo que sucede ahora.

El presidente Andrés Manuel López Obrador llega a territorio Yaqui este jueves en un momento de desesperación de sus habitantes. La pandemia provoca estragos. Las personas mueren diario en sus casas, sin atención médica. No hay hospitales. Solo hay tres clínicas rurales intermitentes. Los que tienen dinero contratan ambulancias para ir a los Hospitales en Obregón o Guaymas. A muchos los regresan porque no hay espacio.

López Obrador se refiere frecuentemente a Lázaro Cárdenas en sus conferencias. La semana pasada citó su decreto de restitución de tierras para anunciar su segunda visita durante su mandato. Informó que se reunirá con “los gobernadores de los ocho pueblos yaquis en Vicam”.

Esta vez arriba al territorio yoreme en un clima enrarecido, aseguran habitantes e investigadores. En un momento en el que la pandemia está desatada en los ocho pueblos: Loma de Guamúchil, Loma de Bácum, Tórim, Vicam, Pótam, Ráhum, Huirivis y Belem.

“Desafortunadamente no llegó el virus a la par que en los demás lugares. Cuando lo anunciaron, la gente no creía. Se preparó, se confinó, y cuando nadie se contagió, dijeron ‘es mentira’; creyeron las falsas noticias. Cuando comenzaron los contagios y las muertes tuvieron miedo de ir a los hospitales. El problema empezó con la industria maquiladora. 3 mil jóvenes yaquis salen de la tribu a trabajar en 3 turnos. Es terrible. Primero dejaron de pagarles su salario completo, sin ir a trabajar les daban el 60%. Pero llegó un momento en que las empresas ya no lo soportaron y es cuando obligaron a trabajar a la gente”, asegura Lorena, habitante de Loma de Guamúchil, que prefiere mantener el anonimato porque se siente insegura en este ambiente raro.

El clima enrarecido no solo tiene que ver con la pandemia. Se deriva de varios otros factores. Para Lorena, surge del anuncio de la presidenta municipal del ayuntamiento de Hermosillo de reactivar la operación y obras del Acueducto Independencia. Esta decisión lleva a habitantes de Loma de Guamúchil a bloquear la carretera para protestar contra el acueducto y demandar el pago por el uso de las vías en su territorio. Ante esto, grupos de choque (ligados a intereses empresariales en la región) bloquearon también la carretera. Adicionalmente, resurgen en la Tribu viejas demandas de restitución de tierras.

Todos estos factores se mezclan con la elección a gobernador de Sonora el siguiente año. Esto lo resalta el investigador del INAH-Sonora, José Luis Moctezuma Zamarrón. Para enrarecer más el clima, como ha documentado, durante la pandemia la empresa IENOVA reparte despensas en 7 pueblos Yaquis donde ya construyó el gasoducto. No reparten en Loma de Bacum, donde impidieron ola construcción y por el cual no se puede poner en operación. Moctezuma resalta que es la primera vez que se frena el tránsito del tren en la región, además de la carretera. En suma, los yaquis no han dicho nada públicamente sobre esta visita de AMLO.

AMLO prometió en su conferencia de prensa visitar este pueblo en resistencia, sin embargo, no lo ha hecho ni está en la agenda de esta gira.

Lorena hace un señalamiento sobre la próxima reunión:

“La tribu, en su ejercicio de autonomía, siempre busca hablar con los más altos niveles. Eso siempre se ha hecho. Lo que está ahorita replicándose, es lo que han hecho en otros sexenios priistas y panistas. Argumentan (los politicos) que se reúnen con los 8 gobernadores, pero se reúnen a sangre y fuego con los 8 sin importar si tienen legitimidad, o si son auténticas autoridades tradicionales”.

De acuerdo con la historiadora Raquel Torua Padilla, el pueblo Yaqui ha logrado acuerdos hasta con Virreyes.

“La primera rebelión de la que se tiene registro en el Yaqui, fue en 1740. Fue por el yugo de las autoridades coloniales y jesuitas, también contra el control de sus pueblos y sus recursos naturales. Se tiene evidencia de que en esos tiempos los capitanes de guerra de apellido Usacamea, alias el Muni (de Rahum), y Basoritimea (de Huírivis), marcharon hacia la ciudad de México. Ahí, entregaron al virrey Vizarrón un pliego petitorio. La demanda más importante fue con respecto a la intromisión de los jesuitas en sus formas de gobierno. Se lograron acuerdos con el virrey”.

La antropóloga y etnohistoriadora Raquel Padilla dejó un legado importante sobre la capacidad negociadora de la Tribu Yaqui en su libro Irredentos Parias. Ahí describe “Tanto la milicia como las autoridades civiles yaquis se han caracterizado por ser grandes negociadores y por saber entablar demandas ante los distintos poderes”.

Raquel Padilla narra en este libro las negociaciones entre los yaquis y Francisco I. Madero. “Una comisión de yaquis viajó hasta el centro y sur del país para presentarle a Madero demandas relacionadas con la tierra, la guerra, y la deportación de sus hermanos yaquis a Yucatán. A cambio, se proponía paz y apoyo político. Se firmó el tratado en la ciudad de México, en Tacubaya, el 1 de septiembre de 1911. Sólo quedó en promesa”.

Moctezuma Zamarrón afirma que los Yaquis se han reunido con todos los presidentes o secretarios de Estado. Resalta la reunión con el entonces presidente Ernesto Zedillo pues de ese encuentro surgieron conflictos de tierras que se arrastran hasta la fecha.

“En 97, después de que tuvieron la reunión con Zedillo, les quitan el territorio conocido como La Cuchilla. Dijeron que los Yaquis habían aceptado la venta. Gracias a los manejos que hace (Manlio Fabio) Beltrones, entonces gobernador, crearon un fideicomiso para la compra de la cuchilla por 40 millones. Los Yaquis inmediatamente se organizan y rechazan a los gobernadores que aceptaron. Así entran en una lucha jurídica que no pasa en México, y se va a la CIDH. Aún se está viendo esta cuestión”.

Esta capacidad negociadora, se debe al modo tradicional en que los ocho pueblos yaquis toman decisiones a través de las asambleas comunitarias. Esta basada en un sistema de cargos que es parte de su cosmoexistencia.

Su gobierno tradicional tiene tres órganos para la toma de decisiones: Civil, religioso y militar. Los tres son igual de importantes, y junto con la asamblea, donde participa toda la comunidad, trazan el rumbo de las decisiones de las comunidades. Sin la figura de pueblo mayor (o consejo de ancianos), sin las autoridades religiosas, sin los habitantes, no hay decisiones.

Los gobernadores tradicionales son portavoces, son “presidentes de la asamblea” y facilitadores de las decisiones. Ellos no deciden. “Lo que no les gusta a los yaquis es que el poder se concentre en una persona”, dice Torua Padilla.

Ante la visita del presidente, “la exigencia sería en el tono de no más violencia al derecho a decidir de los pueblos. Mientras ellos (4T) continúen con la estrategia de reunir 8 pueblos a modo y desconocer al resto, eso no va a llevar nada. En la tribu las decisiones se toman por consenso”, reafirma Lorena.

Aunque AMLO quiera hacer ver que su gobierno tiene diálogo con los pueblos indígenas, porque se sienta con los ocho gobernadores yaquis en plena pandemia, no hay consideración de las demandas en defensa del territorio contra el gasoducto, el acueducto, la presa, los trenes, las industrias, tanto en el Yaqui como en el país.

Después de su primera reunión, en octubre del 2019, el gobierno federal elabora un Plan de Justicia para la Tribu Yaqui y da seguimiento a una Comisión para atender sus demandas. No toca los temas que los defensores de la vida ponen sobre la mesa.

Lejos de solucionar los problemas del pueblo Yaqui, lo que hace el presidente con esta reunión es tender una mera cortina que oculta la continuación de los atropellos de los megaproyectos voraces contra los territorios y pueblos indígenas.

Fuente e imagen: https://piedepagina.mx/las-lagrimas-del-tata/

 

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Educación rural no es cortar limón en la pandemia

Por: Darili Oropeza.

Esta historia es una ventana a cómo viven las comunidades rurales la educación en medio de la pandemia por covid-19. Muestra cómo la tecnología crea mayor exclusión en la educación, que la organización de base logra acortar

Fotos: Cortesía Sección XVIII CNTE y José Antonio Sanchez

Todos los días, al regresar de cortar limón, María Elena Martínez Valencia se sienta con su hijo de segundo de primaria a estudiar. Con la pandemia de covid-19 quedó sin trabajo. Tiene a sus cuatro hijos en casa. Buscaron en la televisión las clases de la SEP, pero no dieron con el canal. Viven en la Nopalera, una comunidad de Apatzingán, Michoacán.

Llegan del campo y de inmediato se ponen a estudiar. A veces ni tiempo le da de comer. Como hoy:

«Los puse a hacer la tarea ahorita, después de explicarles cómo hacerlo» comenta María Elena, al tiempo que les pide que la dejen hablar por teléfono.

En las ocasiones en que María Elena pierde su trabajo, le queda la opción de ir al corte de limón. Es jefa de familia, soltera. Sus hijos van con ella al campo, también a cortar.

«Esta nueva rutina escolar nos ha traído un poco más de trabajo, hay que apoyar a los muchachos».

María Elena dedica más tiempo a sus hijos que van en primaria, uno en segundo y el otro en quinto. Asegura que los dos que van en secundaria y bachillerato no requieren tanto apoyo.

«Para mí no es posible la modalidad virtual, no tengo internet y no tengo computadora. La modalidad, pues, son los cuadernillos que proporcionan los maestros a mis hijos».

Gran parte del dinero del corte de limón, termina en saldo para celular.

«Tanto el más grande que va en bachiller y el de secundaria hacen trabajos en su libreta y le toman fotos y le envían a su maestro por mensajería electrónica».

María Elena, acompañada de sus familiares con una despensa.
Foto:  Cortesía Sección XVIII CNTE 

Modalidad que excluye, modalidad que contribuye

La educación virtual agudizó la exclusión de la educación, de acuerdo con el maestro Lev Velázquez:

«Las carencias que ya existían, de agua, espacios deportivos, bibliotecas, laboratorios, computadoras, personal, maestros, a todo lo que implica un buen aprendizaje, ahora se suman las carencias de infraestructura pedagógica virtual».

Lev Velázquez es profesor de la telesecundaria de Apatzingán, Michoacán.  La pandemia llegó, y desde su región ha sido muy difícil mantener cualquier clase virtual, pues si las escuelas no cuentan con computadoras, menos aún tendrán las familias de los estudiantes.

Ante la situación de emergencia por covid 19, los profesores se organizan en colectivos para darle sentido a la educación.

Lo primero es garantizar que los estudiantes puedan acceder a la educación de un modo en el que tengan la posibilidad de comprender lo que viven en su entorno con la pandemia. Lev asegura que el temario de la SEP no contribuye a la comprensión del mundo en estos momentos y no se puede seguir al pie de la letra. “Los contenidos no tienen que ver con su cotidianidad”, afirma.

Los profesores del colectivo de la región de Apatzingán visitan una vez a la semana las comunidades de sus alumnos. Ahí entregan las cartillas que ellos mismos crearon. A la semana siguiente regresan para recogerlas y darles las siguientes. Llevan tres cartillas y ya preparan la siguiente.

«Nosotros estamos haciendo todo lo posible para continuar el proceso educativo», dice el profesor Lev, también doctor en pedagogía crítica. Eligieron los temas que les parecen centrales en este momento de emergencia.

Educar por el principio: ¿Qué es una pandemia?

La primera cartilla que repartieron fue de salud integral, el cuidado de la salud, de la alimentación, lavarse las manos, higiene, explicar a qué se enfrentan, qué es un virus, cómo funciona, por qué no hay una cura.

El siguiente tema de las cartillas fue el desarrollo de la afectividad, reconocer qué pasa en casa, cómo se tensan las relaciones entre los integrantes, papá, mamá, abuelos, tutores y, cómo podemos construir una buena relación. Lev explica el siguiente tema de las cartillas:

«La otra ronda de cartillas trata sobre la familia que canta, juega, baila y crea, proponiendo actividades para que desarrollen pensamiento estratégico, con juegos tradicionales, prehispánicos incluso, como la pitarra, para el desarrollo neuronal desde casa, el desarrollo motor de los jóvenes, para la convivencia familiar. Colocamos temas como el derecho humano al trabajo, el derecho humano al agua, y estamos haciendo la siguiente cartilla que será sobre la casa sustentable».

Más allá de la «educación»

Maestros en Apatzingán se organizaron para llevar despensa a los abuelos de las comunidades y a las familias de sus estudiantes.
Fotos: Cortesía Sección XVIII CNTE

Los colectivos de profesores donde participa Lev son parte de la sección XVIII democrática de la CNTE en Michoacán. El profesor asegura que han hecho un diagnóstico conjunto de las carencias, pero sobre todo de cómo solucionarlas.

«Nos encontramos que el sistema educativo es deficiente, que las escuelas no tienen conectividad, no tienen dispositivos inteligentes. En mi escuela hay dos computadores, ninguna es para los maestros. Son parte de la administración».

En sus reuniones, los maestros concluyen que la emergencia les rebasó. Hay maestros de escuelas multigrado que tienen hasta 300 alumnos. No se imaginan con sus celulares llenos de trabajos y tareas por whatsapp. Piensan que seguir los lineamientos de la SEP ha sido imposible, pues lo virtual solo incrementó la burocratización de la educación.

Según Lev, una parte importante de las comunidades y las escuelas no han entrado en estas dinámicas virtuales “porque no existe la infraestructura tecnológica, no hay conectividad. Con las actividades que deja la Secretaría de Educación, los profesores tienen que estar pegados al teléfono o computadora, recibiendo imágenes. La cantidad que te lleguen diario. Mandar foto de cada cosa”.

«Hay—dice —un control mas rígido del tiempo, más férreo, diferente a lo que lo tienes destinado. Es educación descontextualizada. La SEP está fuera de lo que sucede en los ámbitos rurales».

El profesor asegura que hay temas más urgentes que atender en las comunidades escolares de los pueblos de Michoacán: es el tener algo qué comer. Por ello, entre los profesores, además de organizar un seguimiento pedagógico con las cartillas, armaron brigadas para recolectar víveres y repartirlos.

Repartieron la primera tanda de alimentos entre adultos mayores de distintas comunidades. La segunda fue más enfocada a las familias de los alumnos. La tercera, y que recién entregaron, consistió en donar un día de salario por cada maestro y entregarlo a las familias de sus estudiantes.

«Pusimos varios puntos de recolección de víveres, y los llevamos a la gente más vulnerable, sobre todo de tercera edad».

Profesor Lev Velázquez

María Elena y sus cuatro hijos también recibieron una despensa por parte de la brigada de profesores. Les dieron una despensa básica muy completa y otra despensa con bolsas de leche. Para ella es algo muy bueno que le ayuda a alivianar los gastos y el trabajo de cortadora de limón.

Evaluación y año escolar

El profesor Lev es consciente de que no se puede evaluar de manera normal los contenidos escolares en la emergencia.

«Cometeríamos un error en evaluar, en cumplir con temáticas, sin que nos importe generar propuestas para que las familias puedan llevar otro tipo de aprendizajes que le sirvan para su casa. Para mejoras sus vidas, sus  aprendizajes; producir alimento en sus casas; repensar relaciones internas, el contexto, qué pasa en el mundo. ¿Por qué corrieron a mi papá o mamá, primo o amigo de su trabajo? ¿Qué no hay leyes que nos protejan?»

Es consciente que en Apatzingán, donde él nació, buena parte de las personas son campesinas, la mayoría cortadoras de limón y en en este tiempo de pandemia no se detiene el corte de este fruto. Sabe que muchas de ellas son jóvenes y se se han integrado a la vida productiva con sus papas, y que la mayoría no tienen parcela propia sino trabajan “como peones”.

María Elena por su parte, espera que la SEP sea consciente del trabajo que han hecho las mamás en este confinamiento. La exigencia que tiene es que les aprueben el año escolar, que no sea perdido, ya que ella le ha echado muchas ganas al aprendizaje de sus hijos.

«Es triple trabajo—explica la madre —usted si viera. No he comido y estoy con el mas pequeño día y tarde. Necesito estar más constante con él porque se atrasa en lectura. Los mayores hacen sus tareas solos y me ayudan a las labores de la casa. Necesito ser yo la que en este caso le revise al más pequeño que van bien las cosas. Los mayores no los dejo con sus hermanos, no me siento segura porque no lo hacen con paciencia. Dios quiera que sí, que nos hagan valido en lo que hemos estado trabajando. No se vale que una deja de comer para que sus hijos pasen de grado».

Aunque para cualquiera en la ciudad podría ser bonito ver cientos de árboles de limón en la cuarentena, para María Elena no es lo mejor:

«Pero la necesidad te orilla a verlo bonito, a verlo  como ejercicio, como pasatiempo. La necesidad te orilla a trabajar en pleno sol, se anda una arriesgando a que le pique la planta».

Fuente del artículo: https://piedepagina.mx/la-educacion-rural-no-es-cortar-limon-en-la-pandemia/

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